
Pequeña
Desperté confuso. Abrí los ojos con pesadez intentando ordenar mis pensamientos pero no hizo falta porque ver a Hyungwon viéndome con una sonrisa me había dado la respuesta que necesitaba.
No estaba soñando. De verdad había dormido al lado de aquel intrigante desconocido que me volaba la cabeza cada vez que lo veía.
— ¿Por qué no me habías despertado? —pregunté mientras me sentaba en la camilla, visiblemente avergonzado de mi comportamiento confiado, notando que él ya tenía incluso otra ropa puesta.
Él se encogió de hombros sin borrar la leve sonrisa de su rostro.
— Porque te ves muy tierno durmiendo... —se excusó como si eso fuera algo válido.
Me sonrojé a causa del comentario de Hyungwon, pero por mucho que él quisiera ver aquella excusa como válida, seguía sin serlo, así que me levanté buscando mi ropa para evitar su mirada.
— Seguro debe ser muy tarde. —susurré por lo bajo al recordar que yo estaba en ese hospital por Nunu y que era lo que menos había hecho.
Hyungwon vio el reloj de la habitación con tranquilidad.
— No tanto, merecías descansar. —comentó seguramente para darme un poco de tranquilidad también.
Quizá tenía razón, pero seguía sin ser válido. Aún así agradecí su preocupación y le sonreí mientras me cambiaba de ropa enfrente suyo, pues a Hyungwon no parecía importarle.
Me preparé lo más rápido que pude y salí de aquella extraña habitación, seguido por Hyungwon quien se mantuvo en silencio durante todo el recorrido a la sala de Nunu. Sentía que era muy poco amable de mi parte, pero en mi cabeza solo rezaba porque nada raro hubiera pasado en mi ausencia.
Cuando llegamos a la sala indicada abrí la puerta para ingresar, pero me detuve al ver que Hyungwon también detenía sus pasos. Sabía que él no iba a ingresar conmigo, pero verlo ahí de pie y saber que después de que cerrara la puerta él iba a irse, me hizo sentir mal por algún motivo.
— Yo... —me quedé en silencio inventando alguna excusa para detenerlo, pero al no tener ninguna, fui más práctico— ¿puedes esperarme? —pregunté temeroso.
Él pareció sorprenderse con mi pregunta, sin embargo asintió con la sonrisa hermosa que yo ya conocía. Entonces y solo entonces me sentí bien y lo suficientemente preparado para ingresar a la habitación de Nunu.
Afortunadamente fui recibido por una alegre sonrisa de mi mejor amigo quien parecía estar más que bien dentro de lo que podía.
— Vaya... —suspiró— seguramente fue un café enorme el que fuiste a beberte. —bromeó.
Ambos soltamos una carcajada por la tontería que acababa de decir, entonces me acerqué pasándome las manos por la cara. Sabía que le debía más que una explicación aunque no me la estuviera pidiendo.
— Lamento no haber llegado ayer —me disculpe—, pasaron cosas inesperadas... —concluí.
Él asintió con una sonrisa mientras tomaba su desayuno. Yo aproveché a buscar un par de prendas en mi maleta, necesitaba una ducha y un poco de aseo.
Cuando obtuve lo necesario, ingresé a la ducha pensando que la conversación había llegado a su fin, pero estaba equivocado, pues el alegre Nunu quería seguir bromeando.
— ¿Qué clase de cosas eh? —preguntó en tono acusador— Pícaron...
Me reí desde la ducha al escucharlo. Realmente me ponía feliz saber que se sentía mejor.
— No me creerías si te lo dijera... —respondí sinceramente mientras me enjabonaba.
Él guardó silencio un rato, quizá mientras acababa de comer.
— Cuéntame... —pidió rompiendo el silencio.
Me tomé mi tiempo para acabar con mi rutina de aseo y cuando salí para vestirme continúe con mi relato.
— Pues... —hice una pausa para suspirar intentando acomodar todos los acontecimientos en mi cabeza— salí al patio con la personita que fui a ver... —al escuchar mi comentario él arqueó las cejas— Y nos quedamos dormidos allí, hasta que el guardia de seguridad nos habló y ya era muy tarde así que no quise venir a incomodarte... —me sinceré— Me quedé en una camilla por ahí y justo ahora iremos por allí a servir de animadores. —me encogí de hombros al terminar de hablar pero él me mira sin creerse nada.
Esperé a que procesara la información mientras me vestía.
— ¿Te sacaste ese cuento de una caja de cereales? —preguntó con diversión y yo volví a reírme, pero finalmente negué.
— Sólo te digo la verdad... —afirmé— dormí con una persona en una camilla, sin hacer... eso.
Nunu se rió de mi aclaración.
— Y ahora vas a servir de animador cuando eres la persona más pesimista de la tierra... —susurró con ironía.
Yo me encogí de hombros. Sabía que era algo difícil de creer, sobretodo cuando él me conocía tan bien, pero no mentía.
— ¿Nadie te ha dicho que las personas cambian gracias a otras? —pregunté levantando una ceja mientras él rodaba los ojos.
— Eso es sorprendente viniendo de ti... —confesó.
Yo suspiré dándole la razón. Era más que sorprendente, pero estaba sucediendo y no me molestaba. Entonces recordé que Hyungwon estaba fuera esperando por mi y no pude evitar sonreír, así que caminé hacia la puerta con toda la seguridad del mundo.
— Es todo gracias a Hyungwonnie... —confesé sin darme cuenta que había usado una forma cariñosa de nombrarlo.
En ese momento abrí la puerta y miré a Hyungwon sentado en una banca cercana mirando al suelo con una tierna sonrisa. No sé lo que estaba viendo o lo que estaba pasando por su mente, pero aquella sonrisa me transmitió una tranquilidad increíble.
Nunu se quedó estupefacto al ver la escena y darse cuenta que lo que yo decía era cierto.
Hyungwon levantó su vista del suelo y nos miró a ambos, entonces se levantó de su asiento y se acercó a la puerta con cautela.
— Hola... —saludó con amabilidad haciendo un ademán.
Nunu devolvió el saludo desde la camilla, aún un poco sorprendido.
— Hola, un gusto. —respondió para finalmente dirigir su mirada a mi.
Hyungwon le sonrió y luego imitó su acción dirigiendo su mirada hacia mi.
— ¿Nos vamos? —me preguntó en un tono demasiado tierno al que no pude negarme.
Asentí con una sonrisa y suspiré.
...
Hyungwon me llevó hacia sitios del hospital que desconocía que existían. No había dicho una palabra desde que salimos de la habitación pero parecía estar muy animado. En ese momento ibamos llegando a otra sala cuando de repente una mano interrumpió el agarre de nuestras manos que se habían unido con la excusa de mantenernos juntos y no perderme, pero nos separaron.
Ambos volteamos a ver y nos encontramos con la fija mirada de una mujer que por su vestimenta e identificación parecía ser una persona importante del hospital.
— Hyungwon... —lo llamó casi con enfado— ¿Qué haces aquí?
Él le sonrió y yo fruncí el ceño.
Hyungwon era lo suficientemente mayor como para decidir por él mismo, además tenía una identificación que le daba el permiso para ingresar a todas las áreas del hospital que quisiera.
— Andaba nada más por aquí... —respondió con tranquilidad, todo lo contrario a ella que nos miraba raro.
— Deberías estar descansando... —masculló.
En ese momento sentí la mano de Hyungwon aferrarse a mi espalda con fuerza, como si tuviera miedo. Entonces mi mirada se fijó en aquella mujer que pese a no entender de qué hablaban, parecía estar entrometiendose en algo que no debía.
— Estoy bien... —afirmó— lo de ayer ya pasó, por ahora estoy dando una vuelta con él... —me señaló y asentí respaldando su comentario— sólo eso...
En ese momento recordé lo que había pasado. Hyungwon se había caído a causa del sueño y se había golpeado muy fuerte la nariz. Eso es lo que había dicho.
No me preocupé porque sabía que la noche anterior él había dormido muy bien. Yo estaba ahí para comprobarlo y por eso supe que lo del día anterior no se iba a repetir.
La mujer suspiró y asintió para finalmente alejarse sin decir nada más.
Miré en silencio el recorrido de la mujer y luego clavé mis ojos en él. Tenía muchas dudas.
— ¿Por qué te dijo eso? —cuestioné quizá siendo demasiado directo o entrometido.
Hyungwon comenzó a caminar nuevamente con tranquilidad y tiró de mi brazo para que lo acompañara.
— Es porque ella me cuida muchísimo y me vio mal ayer, así que quiere que descanse... —se encogió de hombros mientras miraba los letreros de los pasillos— sólo eso...
Asentí intentando decidir si creerme aquella vaga explicación o no, pero el delgado no me dio tiempo a una respuesta cuando ya estaba ingresando junto conmigo a una nueva sala dejando ver un panorama muy diferente al que había visto antes.
Una sala repleta de jóvenes.
— Mira Wonho... —comentó con una sonrisa señalando a todos los chicos— juventud.
Caminamos por el lugar tranquilamente y no tardamos en ser rodeados de gente. Podía observar como varias personas se acercaban a saludar a Hyungwon con emoción, como si él fuera su mejor amigo. Incluso le trataban con confianza y le mostrában su mejoría.
Antes de que me diera cuenta, Hyungwon ya no estaba a mi lado. Andaba por ahí siendo llevado de un lado a otro por los energéticos muchachos o sus familias mientras yo me quedaba en el mismo sitio recibiendo un par de amables saludos. Y así, después de un largo rato él volvió a mi lado para finalmente sacarme de sala después de muchas despedidas.
— ¿Viste eso? —me preguntó con mucha emoción una vez que nos encontrábamos caminando por el pasillo nuevamente.
Me quedé un poco confundido ante la pregunta tan genérica. Había visto muchas cosas dentro y no sabía exactamente a cuál se refería.
— ¿El que? —lo miré intentando captar lo que quería que supiera— ¿El cariño?
Él se quedó pensativo un par de segundos y luego negó.
— No Wonho —me sonrió—, su emoción...
Asentí al captar su punto. Era verdad, para ser una sala de hospital, había mucha energía por todos lados.
— Parecen demasiado animados incluso estando enfermos... —me sinceré.
Él no se lo tomó a mal aunque pudo ser fácilmente malinterpretado, sino que asintió mientras avanzaba por el lugar.
— ¿Sabes por qué pasa eso? —preguntó en un susurro.
Despues de escuchar su pregunta me quedé en silencio un par de segundos. Nunca se me había dado bien eso de adivinar lo que las demás personas sienten o piensan.
— ¿Porque están mejorando? —respondí indeciso y Hyungwon negó con la cabeza.
— Porque son jóvenes Wonho... —hizo una señal con la mano— ellos tienen una visión muy diferente al resto ¿Sabes? —volvió a mirarme y pude ver en sus bonitos ojos marrones aquellas chispas de emoción que no había visto— Hay muchos sueños y metas en esa sala que esperan ser cumplidas.
Me quedé pensativo al escucharlo y al verlo de esa manera. Parecía tener sentido y a juzgar por el amor que recibió en la sala estaba seguro de que llevaba mucho tiempo viendo ese tipo de cosas.
— Eso les anima... —susurré al unir piezas en mi cabeza.
— Exacto... —tocó mi hombro con su dedo— Estan ansiosos por salir de allí para cumplir sus metas, ver a sus amigos y volver a sus vidas normales, no hay fronteras para ellos —sonrió—, son muy fuertes.
Antes de que me diera cuenta, Hyungwon ya me había guiado a otra sala a la cual no tardamos en ingresar. Cuando lo hicimos observé a gente adulta allí, muchos saludaban a Hyungwon amablemente y él les devolvía el cariño con mucho respeto. Aún así había gente que se negaba a devolverle el saludo o la sonrisa, entonces me molesté porque sabía que Hyungwon era amable sin malas intenciones, no merecía ser despreciado de ninguna manera.
Me fue imposible mantener la sonrisa que mantuve en la sala de jóvenes y apenas saludé a unas tres personas de esa sala. Me quedé en el mismo sitio, muy cerca de la puerta hasta que Hyungwon se despidió amablemente de todos y salió de la sala llevándome consigo. Entonces no tardé en cuestionarlo.
— ¿Por qué son así? —señalé en dirección a la sala— Tú estabas saludando amablemente y simplemente te ignoraban, no debiste hablarles. —gruñí.
Hyungwon tomó asiento en una sala de espera vacía que estaba cerca de la última sala que habíamos visitado y tomó mi cara entre sus manos, sorprendiendome lo repentino de su acción.
— Debes entender muchas cosas aún... —susurró y después soltó un largo suspiro mientras podía apreciar en su rostro el cansancio.
— ¿Cómo que? —cuestioné intentando no prestar atención a sus cálidas manos en mis mejillas.
Él guardó silencio un par de segundos mientras miraba al suelo sin soltarme.
— ¿Qué miras de diferente entre ésta sala y la anterior? —su mirada se posó en mí.
Nuestras miradas se conectaron y un escalofrío me recorrió el cuerpo entero.
— Que aquí son más amargados... —bromeé para relajar un poco el ambiente, entonces Hyungwon se rió.
Sonreí al verlo. Me alegraba un poco saber que le había devuelto un poco de la alegría que había visto en él un par de horas atrás.
— Lo que pasa es que los adultos siempre estan pensando en sus asuntos, negocios, dinero... —soltó mi rostro y entrelazó sus manos en su regazo— cosas materiales, ya sabes... —hizo una mueca de disgusto— algunos cuando están aquí dejan de preocuparse por eso y aprenden que todo eso no sirve de nada cuando estás en este lugar. —asentí entendiendo su punto— Y otros piensan que lo que les ocurre es culpa nuestra, les molesta nuestra alegría porque piensan en que no hay nada bueno en este lugar, pero ellos lo olvidan Wonho...
Pude ver en sus ojos un rasgo de preocupación y no pude evitar sentirme alarmado ante el comentario.
— ¿El que? —susurré inexpresivo.
— Que no somos inmortales... —respondió mirando al suelo— que todos vamos a morir y que vamos a dejar un legado en esta tierra, ya sea bueno o malo... —hizo una breve pausa— nos afanamos la vida entera en hacer cosas materiales que al final van a quedar aquí.
Cada vez me sorprendía más la forma en la que Hyungwon miraba el mundo, era como que si siempre él tenía razón y yo no.
— Tienes razón. —confesé ganandome una mirada que no pude descifrar.
— ¿Sabes porque te he traído aquí? —cuestionó, entonces negué— Para que tú no seas como ellos Wonho... —entrelazó una de sus manos con una de las mías— por favor aprende a vivir y disfruta la vida, yo quiero que esto... —señaló mi pecho justamente en el área de su corazón— Quiero que se mantenga joven, que tu esencia de juventud se mantenga en ti y que busques siempre cumplir tus sueños —susurró casi en forma de suplica—, ya deja de ver que todo es complicado y empieza a ver como ven los jóvenes de la otra sala... —señaló vagamente a la dirección de aquella sala— ellos no ven la enfermedad como un obstáculo, la ven como una motivación para salir de este lugar.
Estaba sorprendido. Debía admitirlo. Creo que nunca había tenido la oportunidad de sentarme con alguien a recibir un consejo de tanta magnitud y en ese momento me encontraba frente a alguien menor que mi, que acababa de conocer en un hospital y estaba dándome las mejores lecciones de vida que me podrían dar.
— Pareces muy sabio... —admití sin poder disimular mi asombro.
Él suspiró.
— Te sorprendería lo que uno aprende en este lugar... —sonrió con tristeza— aquí es el unico lugar donde todos nos vemos iguales, como debería ser... —asentí sintiendo un poco de tristeza al escuchar esas palabras, entonces él continuó— Nunca es tarde para aprender sobre la vida Wonho. —acarició mi rostro con mucha suavidad y luego sonrió— ahora vamos, debemos volver a donde tu amigo.
Hyungwon se levantó de su asiento y yo imité su acción siguiéndolo. No quería volver donde Nunu, pero comprendía que quizá hablar de esas cosas era difícil para Hyungwon, se notaba en su rostro que cada vez que me explicaba algo importante, parecía estar afectado. Así que no dije nada y me fui con él, pensando en todo lo que había pasado.
¿Por qué se esmeraba tanto en ayudarme?
¿Había una razón detrás de todo eso?
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