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Experimentado

Estabamos un día más en la labor, repartiendo flores con una sonrisa... O al menos intentándolo. Seguía sintiendo que aquello no era algo hecho para mí, pero a medida que iba compartiendo momentos con varias personas, sentía que me soltaba un poco más y de alguna manera me las arreglaba para sacar un par de sonrisas.

Todo era muy organizado. Cada animador iba a un lado de la sala dividiéndose el trabajo para poder hablar con todas las personas que habían, porque la sala de emergencia era una de las más grandes y más difíciles de tratar. Era precisamente el lugar donde se daban muertes repentinas y cosas por ese estilo.

Cuando terminé de repartir algunos obsequios que tenía, busqué a Hyungwon con la mirada, entre las muchas personas que habían ido ahí. Sentía que solo de aquella manera podía recargar mis buenas vibras para seguir con aquella tarea. Pero para mi mala suerte, lo encontré en una de las bancas hablando con una joven muy linda.

En aquel momento no quise admitirlo pero un relámpago de celos iluminó mi corazón sin que pudiera hacer nada para evitarlo y también a mi malhumor, aunque afortunadamente me contuve y no me acerqué a interrumpirlos. Simplemente me quedé observando como la joven tenía su mano en una de las piernas de Hyungwon y hablaban de cerca, muy cerca. En serio, muy cerca.

Entendía que quizá había demasiado ruido allí pero tampoco creía que era tanto como para romper su barrera de espacio personal que ni siquiera yo me atrevía a romper con tan poca vergüenza. Jugué con mis dedos intentando disimular mi mirada pero no pasó demasiado tiempo cuando vi otra acción que me hizo sentir aún más inestable de lo que ya me sentía. La joven se acercó al oído de Hyungwon y enredó su mano en el suave cabello castaño de la persona que aunque yo no quisiera admitirlo, estaba aprendiendo a amar.

Entonces la molestia explotó en mi pecho.

A esas alturas no me importaba mucho la charla que estuvieran teniendo, solo quería apartarlos de una buena vez, así que comencé a caminar en dirección a ellos con un único objetivo en mente, pero justo antes de que llegara, Hyungwon le apartó las manos y se levantó despidiéndose con una sonrisa, dejándome sorprendido y a medio camino de mi plan.

Nuestras miradas se encontraron y debía admitir que al ver el rostro de Hyungwon, todo rastro de malhumor se esfumó de mí. Aquella barrera no estaba siendo rota, ya nadie estaba tocandolo, no tenía más celos y estaba sonriéndome. Solo a mí.

¿Por qué se veía tan lindo sonriendo?

Suspiré profundamente recuperando mi paz mientras lo veía acercarse a mí con una mirada burlona, como si conociera las intenciones que había estado teniendo unos momentos atrás. Pero no me importaba, todo lo que yo quería era estar con él, tener aquel tan ansiado momento al final del día donde podía escucharlo hablar de cualquier cosa sin interrupciones. Entonces miré el reloj que siempre portaba conmigo y por suerte nuestro turno ya había terminado y se acercaba la hora de ir a casa. Al menos para el resto del grupo.

Para mí, apenas había llegado mi parte favorita del día; el tiempo a solas con ese atractivo joven pálido y delgado que portaba el intrigante tatuaje de una tortuga en su muñeca.

Sin mediar palabra, cada uno hizo lo que sabía que tenía que hacer. Recibir las charlas de los líderes del grupo de animadores y cosas por ese estilo hasta que se llegó el tiempo de despedirse y cada uno buscó la salida con prisas. A excepción de nosotros que caminábamos juntos en silencio hacia el que llamabamos nuestro lugar secreto.

Ingresamos a través de las flores y nos sentamos en el cómodo sillón acolchado que había ahí. Siempre me cuestionaba acerca de qué hacía un mueble como ese en un lugar así, pero jamás se lo pregunté a Hyungwon.

A pesar de tener esa pregunta vigente en mi cabeza, en ese momento simplemente me recosté en el respaldar del sillón sintiendo el terrible agotamiento de una labor como esa. No pasó mucho tiempo para que Hyungwon se sentara a mi lado, dejando que yo viera lo exhausto que estaba y de alguna manera me sentía afortunado de que a pesar de que él conviviera con mucha gente en su día a día, sólo yo podía ver su lado humano y real con tanta claridad. El simple hecho de verlo me hacía querer protegerlo, envolverlo en mis brazos y quedarme así por un buen rato. Pero él interrumpió mis pensamientos en el momento que decidió acostarse a lo largo del sillón, usando mis piernas como almohada.

Al sentirlo, me sorprendí por su acción pero no dije nada para no hacerlo sentir incómodo pensando en que aquello era atrevido de su parte, al contrario, me dispuse disfrutar de aquel momento y a acariciar su suave cabello castaño como si quisiera borrar cualquier rastro de la tipa que se había atrevido a acariciarlo en mi lugar. No es que yo tuviera derecho, pero ella tampoco. Las cosas eran tan simples como eso.

En medio de mi absurda discusión mental, decidí bajar la mirada y observar directamente a su rostro en el cual miré aparecer una cálida sonrisa de ojos cerrados que tuvo efecto directo en mí al saber que yo estaba provocandola con los suaves toques que daba sobre su cabello.

— Al parecer la gente te quiere mucho, Hyungwon... —susurré sin querer decirle directamente que en realidad hablaba en singular.

Él soltó una risita.

— ¿De qué hablas? —preguntó con la voz un poco ronca de cansancio.

Guardé silencio mientras intentaba formular una respuesta congruente para él.

— Es decir... —me lo pensé un poco más— siempre están abrazandote, dándote regalos y sonrisas... —expliqué— veo que eres muy amado. En general... —dije sin poder ocultar mi tono de voz celoso ante el recuerdo de la chica.

Hyungwon sonrió.

— Todo esto me suena a escena de celos... —comentó abriendo los ojos y mirándome, provocando que mi rostro se tiñera al instante— No tendrás celos por la joven de la sala de emergencias, ¿verdad? —preguntó en tono gracioso y luego sonrió— lo siento, perdona mis chistes malos.

Admito que me sentí un poco avergonzado porque su pregunta había dado justo en el clavo con lo que verdaderamente pasaba, pero en ese momento no iba a admitirlo aunque él lo supiera.

— Claro que no... —respondí con fingida obviedad— lo digo en general...

Hyungwon suspiró y asintió quedándose un buen rato en silencio. Me había sentido celoso, eso era seguro y ni siquiera sabía por qué pero se lo quería comunicar, en cambio, al recibir su silencio comprendí que quizá no quería hablar del tema por cansancio o porque simplemente aquello no parecía ser de mi incumbencia.

Lo miré una vez más hasta finalmente dejé que mi cabeza se recostara sobre el el respaldar del sillón y me quedé viendo para arriba hasta que decidí cerrar mis ojos.

— No siempre ha sido así, Wonho... —susurró después de un rato, sorprendiéndome.

— ¿A qué te refieres? —pregunté sin moverme.

De nuevo hubo un par de segundos de silencio que no dudé en soportar a cambio de una respuesta.

— ¿Alguna vez has escuchado que la paz viene después de la tormenta? —preguntó con su voz ronca.

Asentí aunque no me estuviera viendo.

— Claro, eso es lo que todos dicen para consolar a quien está muy jodido... —dije sinceramente— aunque sea mentira.

— En mi caso parece ser cierto... —me confesó haciéndome fruncir el ceño— todo el amor y la paz que ves, me ha costado años de tormentas en mi vida... Así que...

Despues de ese comentario me obligué a dejar la comodidad en la que estaba para voltear hacia su rostro y leer sus facciones en busca de conocer la verdad. Aquello tenía que ser un chiste malo, quizá una broma... ¿Quién podría hacerle daño a él? O más bien, ¿quién querría? Si con sólo mirarlo ahí, deseaba acariciar su cabello hasta hacerlo dormir, cuidarlo y... Muchas cosas más.

— ¿De qué hablas? —pregunté con una mezcla de enojo y tristeza— ¿Alguien te ha tratado mal? —aparté mi mano de su cabello y la hice un puño de tan solo pensar que alguien lo había dañado— ¿Puedes decirme quien fue? Yo podría da...

— No pares, por favor... —me interrumpió buscando mi mano con la suya, sin molestarse en abrir los ojos. Entonces cuando encontró mi mano sobre el sofá, la llevó hacia su cabello disolviendo por fin mi confusión— no pares de acariciarme. —retomé la labor en silencio mientras lo escuchaba suspirar, no sabía si era buena idea lo de seguir exigiendo una respuesta de un tema personal así que me quedé callado— Si, me trataron mal... mucha gente, por mucho tiempo...

La afirmación me dolió.

— ¿Quién podría dañar a alguien tan maravilloso? —solté sin pensar y sin avergonzarme gracias a la molestia que sentía, sin embargo él sonrió por el cumplido.

— Ciertas personas que siempre me dijeron que yo jamás valdría algo... —susurró.

— Tú vales la pena... —gruñí— las personas como ellos son los causantes de que el mundo esté como está... —continué enredando mis dedos en sus cabellos y suspiré— ¿Por qué te molestaban?

Leí sus facciones y aunque pude ver un leve indicio de dolor en él, se relajó poco después.

— Por mis preferencias sexuales... —soltó directamente— A mí me... Me gustan los chicos. Espero que no te moleste.

Lo comprendí entonces. Comprendí la tristeza de su rostro ante aquella pregunta pero agradecí de todo corazón la sinceridad pese a su miedo al rechazo.

— ¿Molestarme? ¿Quién podría enojarse por algo como eso? ¡Eso es tan estúpido! —exclamé casi exhausto— No haces daño a nadie con amar...

Él asintió levemente.

— Lo sé, es solo que ellos creían que yo no valía nada y por mucho tiempo me lo creí. —confesó— supongo que hay cosas que nos marcan para siempre... Aunque a veces, el tiempo no significa nada.

En aquel momento no pude soportar el hecho de saber que él había tenido que pasar por algo así, entonces lo tomé por los hombros y lo hice sentarse sobre el acolchado sofá.

En aquel momento pude ver su confusión y sabía que quizá por su mente pasaba la idea de que yo también iba recharzarlo o algo así, pero la realidad era que necesitaba ver sus ojos para poder decir lo que quería decir.

— Hyungwon mírame... —acuné su rostro entre mis manos— tú te mereces todo lo bueno que le pueda pasar a alguien en la vida. —afirmé mirando directamente a sus bellos ojos brillantes— es más, tú te mereces el cielo y todas las flores de la tierra... eso y más...

Hyungwon sonrió sonrojandose un poco y agachando su cabeza para intentar evitar que yo lo notará. Sin embargo lo vi claramente y mi corazón casi se derritió de saber que yo había sido el causante de aquella reacción.

Quiza era egoísta pero quería ver esas reacciones, solo yo.

— Claro que no Wonho... —susurró sin mirarme— no podría tener todas las flores del mundo... eso sería muy egoísta ¿Sabes? —volvió a mirarme a los ojos—  ¿Qué pasaría con las abejitas y los colibrís?

Su tierno rostro me sobrepasó en gran manera. No había forma de que existiera alguien como él en la tierra. No era posible.

¿Por qué lucía tan inocente y tan frágil?

¿Qué era lo que sentía en mi pecho cuando lo tenía tan cerca?

Nos quedamos en silencio por largos segundos pero nuestras miradas estaban unidas sin poder despegarse por algún motivo que desconocíamos. Sin embargo, con el pasar de los segundos nuestra distancia fue acortandose poco a poco y nuestros labios fueron acercándose peligrosamente al contrario.

Era una sensación embriagante de esas que no sabes como controlar y simplemente dejas que fluya.

Nuestras narices se rozaron mandando un escalofrío a través de nuestras columnas vertebrales dejando en evidencia lo mucho que ambos deseabamos ese momento. Era lindo, casi perfecto. Pero desafortunadamente mi celular timbró en mi bolsillo rompiendo violentamente el mágico momento que estabamos viviendo.

Maldije internamente al escucharlo y me sentí culpable cuando escuché que Hyungwon soltó un suspiro triste mientras se alejaba, para finalmente sentarse correctamente en el sillón y quedarse viendo al suelo.

Saqué el celular de mi bolsillo con mucha molestia que aumentó cuando vi el nombre que figuraba en la pantalla.

— Mierda... —solté entredientes mientras volvía a guardar el celular en mi bolsillo esta vez dejándolo en silencio, con la leve esperanza de que las cosas volvieran a retomarse desde el punto donde se había quedado.

Hyungwon miró mi bolsillo y luego miró mi rostro con confusión.

— ¿No vas a contestar? —cuestionó seriamente a lo que yo simplemente negué con molestia.

— No quiero amargar mi noche, ha sido muy linda como para joderla ahora... —solté con sinceridad sin medir la molestia que sentía.

Él frunció el ceño al escuchar mi tono de voz.

— ¿Por qué lo dices? —preguntó con voz suave.

No quería decirle. Era un momento de mi pasado, un momento malo que no quería ni recordar pero después de pensarlo un poco mejor supe que no podía simplemente quedarme callado o excusarme justo después de que él había sido sincero conmigo acerca de su pasado, hablando de un tema que era mucho más duro de mencionar que el que yo tenía para decir, así que suspiré.

— Porque es mi novia... bueno, ex novia. —corregí— ella quiere seguir conmigo y yo no quiero, pensé que ya le había quedado claro.

Fui breve y directo esperando que el tema quedara en el olvido, pero no obtuve mucha reacción de parte del delgado. El simplemente seguía viendo al suelo, pensativo.

— Quizá tenga algo importante que decirte... —susurró después de un rato.

— Oh no, la conozco y sé que quiere ponerse a llorar como loca solo para que me conmueva y termine volviendo... —afirmé— no es la primera vez que pasa.

En aquel momento Hyungwon me miró, inexpresivo.

— Si vuelves es porque la amas... —respondió con firmeza.

Lo miré confuso. Ni siquiera lo suponía, con la firmeza que lo dijo él parecía saberlo, aunque en realidad no fuera así.

— No, bueno... —lo pensé— Si, no, es decir... —suspiré frustrado y un poco molesto con él por haberme hecho dudar— la aprecio, pero amar es demasiado.

Tan pronto como yo acabé de hablar, Hyungwon se puso de pie y caminó, saliendo de nuestro lugar secreto sin decir nada más.

Maldije internamente y lo seguí de cerca, pero no dije nada. No sentía que realmente haya dicho algo y si era sincero tampoco entendía la reacción de Hyungwon, al menos no hasta que lo escuché hablar de nuevo.

Debes amarla a ella... —soltó con firmeza al tiempo que se detenía frente al hospital y se giraba para verme.

Yo lo miré sin saber que decir exactamente.

¿Qué significaba eso?

¿Hyungwon no estaba sintiendo lo mismo por mí? ¿Acaso ese deseo de cuidarlo, acariciarlo y besarlo solo era cosa mía?

Quería reprochar esa idea. Quería decirle algo pero él parecía conocerme incluso mejor de lo que yo me conocía a mí mismo y antes de que yo dijera algo, tomó mi mano y me sonrió, como si supiera que su sonrisa desvanecía todo sentimiento que me hacía sentir alterado.

— Ve a casa... —susurró pasando su mano por mi cabello en forma de una leve caricia— tu amigo debe estar preocupado, ya se hizo tarde...

No quería irme.
No quería dejar la charla ahí.
No quería que apartara su mano de mi.
Sin embargo, de nuevo me dejó con la palabra en la boca al darme un cálido abrazo que acabó un par de segundos después y caminar hacia dentro del hospital aún sin darme la oportunidad siquiera a despedirme.

Mientras se iba me quedé ahí, parado en el estacionamiento viendo hacia la puerta por donde él había entrado sin siquiera saber cómo debería sentirme.

¿Por qué Hyungwon no quería
ser amado por mí pero si
por el resto de las personas?

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