Corazón
Mal.
Era la única palabra que podía acompañar a cada cosa que dijera.
Había dormido mal.
Había comido mal.
Había conducido mal.
Había llegado mal.
Había desayunado mal.
La comida me había caído mal.
Me había vestido mal.
Dejé a Hyungwon sólo, y mal.
La situación estaba mal.
Y sobre todo, me sentía mal.
Era todo enfrascado en el mismo sentimiento.
Ni siquiera sabía porque había ido al hospital ese día a fingir que todo estaba normal, si llevaba todo el día de malhumor y para variar, Hyungwon no se había aparecido en todo el día.
Estaba molesto sin saber con quién o por qué, y la carga de sentimientos me sobrepasaba, pero paulatinamente la ausencia de Hyungwon fue sustituyendo el malhumor que tenía, por tristeza. Así que mi ánimo comenzó a decaer conforme el día avanzaba, y aunque según el tiempo reglamentario mi turno aún no terminaba, yo mismo consideraba que ya no podía seguir sonriendo como si nada, engañándome a mí mismo.
Me resigné a todo y por fin decidí salir del hospital y dejar toda aquella agobiante aura de sonrisas y esperanzas que ya no soportaba y comencé a dirigirme a un lugar en específico con el único objetivo de ir a buscar a Hyungwon.
Debía admitirlo, quería tenerlo cerca aunque no sabía para qué, ni qué le diría si lo viera.
Crucé el camino de flores al tiempo que ahuyentaba a los complejos pensamientos y llegué al lugar secreto, pero como ya se estaba haciendo costumbre, Hyungwon no se encontraba en ese lugar, así que no me detuve a mirar y simplemente avancé más allá, hacia el enorme patio, notando como a lo lejos estaba Hyungwon de espaldas, meciendose suavemente en el columpio donde compartimos besos una vez.
Al tener tal imagen delante, sentí una fuerte opresión en el pecho y suspiré sintiéndome culpable cuando al acercarme lo vi sorber por la nariz. Hyungwon estaba llorando y yo sabía muy bien que era por mi culpa.
Caminé lentamente hacia él, en silencio, sintiendo que mis pasos eran pesados y que si me apresuraba, aplastaría todavía más aquel frágil corazón. Todo el contexto me ponía tan dolido y melancólico que casi podía escuchar las leves melodías de un piano rompiendo mi cabeza.
Al llegar a su lado no dije nada porque todo me parecía innecesario, entonces me senté en el suelo justo a su lado. Hyungwon ni siquiera se molestó en mirarme, pues ya sabía que era yo, pero aunque no me echó, mi presencia no pareció agradarle del todo.
— ¿Qué haces aquí? —preguntó con voz ronca, al tiempo que volteaba su cabeza hacia el lado contrario a donde estaba yo.
Suspiré al notar el resentimiento en su voz. Sabía muy bien que me lo merecía, en realidad merecía algo peor, pero lo que más me agobiaba era que yo había provocado esos malos sentimientos en él, mismos que nunca vi en su persona antes de mi estupidez.
— En realidad no se... —me sinceré— sólo sé que por algún motivo yo debo estar aquí...
Hyungwon asintió levemente.
Parecía que no tenía la intención de conversar y aún se rehusaba a mirarme.
— Entonces puedes irte... —soltó con frialdad— No es necesario que estés aquí.
— No voy a irme, Hyungwon. —repliqué justo después de que él mencionó lo anterior.
No es que yo creyera que yo era alguien importante y Hyungwon me necesitaba, sino que cuando él me pidió que me fuera me sentí asustado de pensar en un futuro cercano sin su presencia merodeando cerca de mí e iluminando mis días.
No quería eso. No quería estar lejos de él.
— ¿Por qué no? —cuestionó en tono sarcástico y no se limitó en dejar salir su resentimiento a través de más sarcasmo— Tienes una vida que atender fuera de aquí... ¿No estás demasiado ocupado?
Sentí mi corazón estrujarse por las merecidas palabras, pero no me sentí molesto en lo absoluto, porque después de todo, parecía que realmente no concordaban conmigo. Así que después de soltar el montón de aire que había acumulado en mis pulmones sin darme cuenta, me acerqué a él, arrodillándome justo enfrente del columpio.
— ¿Quieres que me vaya? —susurré girando levemente su barbilla para que por primera vez en ese día, me viera a la cara. Debido a mi acción, sus ojos se encontraron con los míos, y aunque fue algo que yo busqué, me sentí agobiado al ver sus ojitos llenos de lágrimas cuando negó levemente— Entonces no me pidas que me vaya, porque tampoco quiero irme de tu lado... —afirmé limpiando sus húmedas mejillas con mis manos— pensé que ya lo habías notado.
Hyungwon suspiró.
— Pero... —sollozó— tú dijiste ayer qu-
— Ya se lo que dije ayer Hyungwon... —lo interrumpí acunando su cara casi con desesperación, mirándolo como si quisiera que escuchara mi mirada y no mi voz— No he podido dormir pensando en ti y en lo que dije... —confesé en susurros— cada vez estoy más confundido con todo y necesito que me digas que debo hacer, porque no lo sé.
Hubo un corto silencio donde solo nuestras miradas hacían ruido.
— ¿Por qué crees que yo sé lo que debes hacer? —susurró tiempo después, apartando su mirada de la mía. No estaba preparado para responder a esa pregunta. Claramente no sabía a ciencia cierta lo que asumía, solo daba por hecho que él entendía mejor que yo a las personas y a las situaciones, por lo tanto no le sería difícil pensar en una solución— No sabes lo que dices... —añadió al notar la duda tatuada en mi rostro.
Agobiado, suspiré.
— Perdóname... —solté al no poder retener por más tiempo aquello que había querido decir desde el día anterior— sé que te has sentido muy mal por mi culpa, y realmente no lo mereces.
Sus ojitos me miraron fijamente un par de segundos después de escuchar lo que tenía para decir, y luego aquella misteriosa mirada simplemente se apartó hacia algún punto de aquel enorme lugar, quedándose pensativo por mucho tiempo, el cual no me atreví a interrumpir.
Al verlo distraído quería adivinar lo que pasaba por su mente, saber en qué situaciones profundas se perdía por tanto tiempo y quiza entenderlo, de la forma en la que un ángel como él se lo merecía.
— Como la arena, Wonho... —susurró sacándome de mis pensamientos.
— ¿Eh? —pregunté lleno de confusión.
Entonces su mirada volvió a posarse en mí.
Sus ojos ya no estaban soltando lágrimas, pero seguían rojos y un poco hinchados. Su respiración era calmada en comparación a lo que era cuando llegué, pero aún dentro de aquella extraña aura melancólica, todavía me congelé un poco por su bonita apariencia.
— Así soy, así somos... —agregó sin más.
Guardando silencio un momento, procesé a analizar lo que había dicho, pero no quería sacar conclusiones propias en base a mi juicio. Quería entender a la persona que tenía delante, así que con interés, me acomodé para verlo mejor.
— ¿A qué te refieres? —susurré tomando sus manos entre las mías, encima de su regazo.
Hyungwon suspiró al ver la unión de nuestras manos.
— Insignificantes, pequeños, muchos... —dijo sin prisas— nadie podrá notar nuestra ausencia, excepto las personas a las que hemos impactado con nuestra presencia.
Aunque me sentía un poco confundido, intentaba entender su metáfora de alguna manera, pero al escucharlo hablar de ausencia, mi corazón automáticamente se sintió dolido.
— Hyungwon... —le llamé sosteniendo sus manos como si alguien me lo fuera a arrebatar— ¿A qué viene todo esto?
Hyungwon me miró en silencio, luego se puso de pie y comenzó a caminar en círculos lentamente alrededor del columpio.
— ¿Conoces las perlas? —asentí— Una perla se crea a partir de un grano de arena... —lo seguí con la mirada y aproveché a levantarme del suelo y sentarme en el columpio que Hyungwon había estado momentos antes para verlo mejor— Cuando un pequeño grano de arena se introduce accidentalmente dentro de una ostra, esta la recubre con nácar para evitar que le haga daño, y al tiempo, ese granito termina convertido en una perla. —explicó con una voz tan dulce que casi olvidé fe qué estaba hablando.
Y cuando pensé que iba a explicar algo más, guardó silencio. De nuevo no mr había aclarado lo qur quería decir y ya me había jurado a mí mismo que no sacaría conclusiones propias, por lo que tuve que dejarle saber que necesitaba una explicación más clara.
— Sigo sin entender que tiene que ver una cosa con la otra. —respondí fingiendo ignorancia, pero no me esperaba su reacción en lo absoluto.
Hyungwon se agarró la cabeza con frustración.
— ¡Tú! —me gritó señalándome— Un grano de arena que se metió justo aquí... —entonces señaló su propio corazón con tristeza, dejándome estupefacto con la explicación.
Me quedé inexpresivo no sé por cuánto tiempo y al final todo lo que pude hacer fue verlo directamente y susurrar.
— Hyungwon...
Casi inmediatamente después de mi llamado, él giró la cabeza hacia otro punto y noté su tristeza incluso en su postura levemente encogida, con los brazos cruzados, como si quisiera darse un abrazo a sí mismo por sentirse miserable.
— No digas nada Wonho... —me dijo con voz temblorosa y sin mirarme— No es tu culpa que todo se ocurriera así, es decir... —guardó silencio por varios segundos— todo esto terminó convirtiéndose en algo hermoso... —continuó, bajando la voz, como si dijera las cosas para sí mismo— eres como una perla para mi, pero yo para ti no...
Seguía sin saber que decir.
Si antes la confusión de mi cabeza era enorme, ahora era peor. Sin embargo, ya no estaba dispuesto a causarle más dolor a esa persona.
— Para mí eres muy importante. —dije directamente, pero él me señaló casi con ira.
— No te atrevas a decirlo... —pidió casi en súplica, con una mirada llena de dolor— porque sé que no es verdad... —al finalizar su respuesta, noté cómo dejó caer un par de silenciosas lágrimas, justo antes de que volviera a apartar su rostro— no sé qué me pasa... ¿Cómo es que a estas alturas yo...?
La pregunta no fue completada, pero no iba dirigida hacia mí precisamente, por lo que no supe qué hacer aparte de ponerme de pie y acunarle la cara entre mis manos.
— ¿Qué puedo hacer para que sepas que es verdad? —dije con firmeza— Dime, Hyungwon... porque quiero demostrartelo.
De nuevo su mirada me apreció en silencio, pero contrariamente a las veces anteriores, esta vez fui capaz de ver con claridad como aquella molestia se desmoronaba y todo lo que quedaba era una persona abatida.
— Déjame amarte... —susurró con una voz muy rota, al mismo tiempo que agachaba la cabeza.
Mi corazón se entristeció gravemente al ver la escena frente a mis ojos.
— Hyungwon... —le llamé en un intento por volver a ver su mirada, pero fue inútil— sabes que tendré que volver a mi vida normal y que probablemente muchas cosas pasen después... —expliqué de la única forma que sabía, siendo realista— Es decir...
Pensé que de nuevo obtendría alguna reacción explosiva y enojada, pero al parecer esta persona ya no tenía fuerzas para eso, por lo que solo pudo apoyar su frente en mi hombro antes de responder.
— Sólo deja que te ame... —volvió a susurrar— aunque tú no lo hagas...
A medida que la situación iba esclareciéndose, también lo hacían mis pensamientos, y me di cuenta que no era eso lo que quería para nosotros. Sin embargo, quería entender por qué alguien tan hermoso como Hyungwon podría ser capaz de pedir algo así, como si fuera poca cosa.
— ¿Por qué, Hyungwon? —cuestioné dejando que se apoyara en mí— ¿Por qué haría algo tan cruel?
Esperé pacientemente una respuesta, pero de nuevo, Hyungwon parecía no tener más fuerzas y simplemente me abrazó antes de romper en llanto, y sin decir una palabra en un largo rato.
— Sólo hazlo... —pidió en medio del llanto, con voz débil.
Sentir sus frágiles brazos aferrándose a mí de aquella manera, me sacudió por dentro, por lo que sólo pude corresponder su abrazo con otro más fuerte, para hacerle sentir que no le dejaría caer si se quedaba sin fuerzas.
Mis brazos lo acariciaron una y otra vez, mientras sentía el aroma de su cabello.
— ¿Qué quieres que haga? —cuestioné dejando un beso en su cabello.
Hyungwon se quedó en silencio un momento y luego se removió en mis brazos como si se estuviera preparando para responder de una manera clara.
— Bésame como si me amaras, mírame como si me amaras, acaríciame como si me amaras... —susurró— incluso abrázame como si me amaras... —en ese momento se separó un poco para verme a la cara con una mirada llena de seguridad y calidez— hazme sentir eso de lo que todos hablan y será suficiente.
Lo observé fijamente mientras lo escuchaba decir cosas haciéndolas sonar como si no fuesen y al pasar mi mirada por todo su hermoso rostro inocente, sentí un golpe fuerte en su corazón.
¿Y si ya lo amaba sin saberlo?
Antes de poder responder a mi propia pregunta hice lo que llevaba un tiempo anhelando hacer, me acerqué a su rostro con mucha menos delicadeza que en las anteriores ocasiones y atrapé su boca en un frenético beso que lo sorprendió. Mis manos viajaron a la delgada cintura de Hyungwon y lo pegué totalmente a mi cuerpo, sin siquiera dejar margen al viento.
En su inexperiencia, Hyungwon no sabía muy bien lo que debía hacer, así que dirigí sus manos para que rodearan mi cuello y sonreí entre el beso al sentir como su respiración estaba agitándose, así que decidí que debía detenerme cortando el beso, pero manteniendo nuestras frentes unidas.
Nos quedamos en silencio un largo rato, únicamente escuchando nuestras respiraciones agitadas, y luego Hyungwon abrió los ojos y me miró.
— Wonho... —susurró desconcertado, no sé si por mi enorme sonrisa o por mi reciente acción, pero no dijo nada más.
— No me pidas que haga las cosas como si te amara... —le pedí. Entonces él se quedó congelado un par de segundos para luego bajar la cabeza y asentir con una expresión un poco triste— Mejor deja que yo también te ame.
La mirada que me regaló fue indescriptible, pero gracias a eso supe que no me arrepentía en lo absoluto de mis palabras.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro