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Extra 1.

ITS ME
HI!!! 👏🏻👏🏻

HOLAAAA CHIKIIISSS!!!! AKDKSIAKSBSU
He vuelto con el extra pORFIIIIN, se que me demora un montón, pero acá está, mejor tarde que nunca eh.

Advertencias ‼️
—Mucho texto, literal, es demasiado, y lo lamento tanto si no te gusta, supongo que me emocione al momento de escribir jeje
—Son casi 18,000 palabras en word, así que no te apresures a leerlo.
—Es super lindoooo, lleno de cursilerías y toda la cosa.
—Va a ver contenido "Loummy" por así decirlo, si no te gusta, porfis no pongas comentarios fuera de lugar.
—También informo que tiene contenido no apto para todo público, así que lean bajo su responsabilidad. *guiño guiño*

Y bueno, este bonito extra va dedicado a todas estas hermosas personitas ❤️⬇️

@otrapersonitaquelee - @anx_pradx - @_shitlou - @fearleesmoon_ - @TheseGoldenWalls - @Mia2824LT - @Fuckthebrave - @mireyaonein - @fernandagonzalez0517 - @OnlytheBrave0 - @eraliethe - @Unahadabisexual - @mafermd0 - @ari_casta_ @Meli0514 - @satelirte - @Ast_CarolineR - @Brianastylinson_28 - @EmmlyMaz - @Sofi_thebrave - @sweet_cheekbones - @twoheartslarry - @sweet_bluegreen - @panque_glaseado

No se como etiquetar, espero que se encuentren 🙏🏻

Si hay errores o algo, no dudes en decírmelo ✍️✍️

Eso es todo y disfruten! 💖

🍯🍯🍯


Nueve meses del nacimiento de Olivia Tomlinson - Styles.

LA - Estados Unidos.

El clima en Los Ángeles no puede ser más perfecto para tener un día al aire libre.

No hay demasiado sol, lo cual es casi como un milagro, solo hay lo suficiente para que ilumine a la ciudad con su resplandor y calor, tampoco hay enormes cantidades de viento, y el cielo en su mayoría está despejado, tan solo adornado con pocas nubes.

Así que Louis cree que es un gran día para pasar tiempo afuera con su hija.

Ellos han estado en Estados Unidos alrededor del último mes, la pequeña familia había viajado por una que otra oferta que el ojiverde tuvo para papeles importantes en películas prometedoras.

Harry había aceptado considerarlas luego de que Louis había insistido en hacerlo, debido a que el menor al segundo que había escuchado dichas propuestas se negó.

¿La razón?

Olivia aún no cumplía su primer año.

No fue sorpresa para nadie que luego del nacimiento de la pequeña ojiverde los dos cantantes hayan desaparecido del ojo de la prensa y de todo el mundo de los espectáculos y shows, ambos decidieron tomarse un descanso en sus proyectos que consistían su presencia la mayor parte del tiempo, para poder dedicarse todo el tiempo posible a la crianza de su hermoso retoño.

Al menos hasta su primer añito de vida.

El enfoque de ellos en estos momentos solo era limpiar cientos pañales sucios, preparar miles de biberones calientes, preocuparse por no perder juguetes y cuidar al pequeño ser humano creado por ellos dos.

Pero cuando Louis se enteró para qué era el papel que Harry había rechazado tan vilmente, en verdad pudo haber enloquecido por completo.

Porque no había forma de que Harry rechazara a Marvel.

Definitivamente no.

No si él estaba ahí para impedirlo.

Inmediatamente, Louis le reclamó a su esposo como siquiera pensó en haber hecho tal cosa, y si, aunque Louis entendía a Harry perfectamente, no había ninguna razón para hacer eso sin ni siquiera considéralo o al menos escuchar la propuesta completamente. Porque muy aparte de que tan fan era Louis, esto era una oportunidad jodidamente grande para Harry.

Y efectivamente él se encargó de convencer a su esposo de pensar con su bonito cerebro y al menos considerar la oferta, le dijo lo increíble que sería para el pertenecer a ese gran universo y recalcó lo genial que sería para Olivia ser hija de un héroe, villano o lo que sea que fuera a interpretar y la niña que había estado ahí todo el tiempo tan solo soltó una risita al escuchar su nombre.

Entonces, después de tanta insistencia por parte de Louis y quizás que uno u otro acontecimiento no apto para todo público, Harry acepto hablarlo, aunque muy en el fondo de todas formas él lo iba a hacer, pero siempre es divertido ver a Louis intentándolo y lo es aún más cuando obtiene beneficios de eso.

Así que ellos habían empacado lo necesario y en su jet emprendieron viaje a Los Ángeles.

Porque Harry no podía irse y dejar a su familia en otro continente. Además de que era una buena oportunidad para despejarse un poco rutina y de probar nuevos ambientes con su niña.

Fue el primer viaje en avión de Olivia.

El vuelo estuvo cansado, así que fue un alivio que la niña se haya comportado bien en el trayecto, no lloró tanto ni hizo demasiado berrinche, en los brazos de Louis, sus ojitos verdes miraban de par en par la ventana del avión, daba golpecitos alegres a la ventana y se entretenía con sus videos infantiles favoritos que eran puestos en pantalla y con su colección de peluches de Winnie Pooh.

Harry la arrulló en el momento de dormir con biberón en mano, sin embargo, demoró en quedarse dormida y para su mala suerte, se levantó tan solo tres horas después con un llanto ensordecedor, despertando a los dos padres que para ese entonces ya habían caído en brazos de Morfeo.

Nada había sido fácil hasta ahora.

Hubo -y seguramente habrá- cientos de noches en donde no lograron dormir del todo bien, y como cualesquiera otros padres primerizos tuvieron millón problemas al comienzo, como los cientos de llantos que no paraban, pequeños vómitos y esta nueva preocupación de saber si su niña se encuentra bien en todo momento.

La desesperación de no saber por qué Olivia en ocasiones no paraba de llorar, es decir, en primer lugar, ¿por qué lloraba?, ¿por qué dolía algo en ella?, ¿por qué ella se enfermaba?

Y es que todo esto era todo un mundo nuevo para ellos.

La primera vez que Olivia llegó a su hogar, tan pequeña y frágil en los brazos de Louis, definitivamente marco un antes y después en sus vidas. Ya no eran solo ellos dos y Cliff, ahora también estaba su bebé, tan real y de carne y hueso, aquella personita que ahora en adelante dependía de ellos para vivir.

Fue aterrador al principio, la primera noche que ella estuvo en casa fue casi imposible para ellos dormir, y aunque ella solo lloró una vez en la madrugada, fue suficiente para que los nuevos padres no cerraran los ojos en toda la noche, pudiendo descansar un poco recién cuando Anne fue a su rescate.

Pero conforme pasaron los primeros meses ellos fueron aprendiendo y adaptándose, aprendieron acerca de fórmulas de leche, acerca de los diferentes tipos y tallas de pañales qué existen -y asombrándome por ello- acerca de cambios de ropa y, sobre todo, ellos aprendieron acerca de su bebé.

Los primeros meses Olivia no podía quedarse dormida a no ser que estuviera en el pecho de uno de sus padres, temía a los peluches grandes que adornaban una esquina de su habitación por lo que tuvieron que ser sacados, tampoco no podía estar mucho tiempo sin un chupón de goma en su boca y lloraba cuando la dejaban en la cama por más de medio segundo.

Pero conforme ella iba creciendo, las cosas cambiaban constantemente.

Siempre era cambiar a otra fórmula de leche porque la que estaba tomando solo era hasta cierto número de meses y su hija ya había superado el límite.

Y diablos, sí que gastaban en leche.

También era comprar diferentes tamaños de pañales porque los que tenía ya le quedaban pequeños o comprar distintas marcas en busca de una que no irritara la piel de su bebé, era comprar decenas de biberones de diferentes tipos esperando que al menos uno de ellos sea de su agrado.

Y ni hablar de la ropa.

Porque su bebé parecía que crecía como viento en popa y la ropa que había logrado ponerse, semanas después ya le quedaba pequeña. Pequeñas blusitas yo no encajaban bien en su torso, los pantalones quedaban un poco más arriba de los tobillos y definitivamente ya no entraba en los pequeños enterizos ni sus piecitos quedaban en las diminutas medias de recién nacido que solía ponía en sus primeros meses.

Pero a pesar de todas las preocupaciones y dificultades, en su hogar no había más espacio para todo el amor que ellos tenían para dar.

Así como había malos ratos, también había hermosos momentos.

Miles de ellos, a decir verdad.

Olivia era la cosita más hermosa que hayan imaginado tener, nunca habían pensado que todas las cursilerías que dicen los padres acerca de sus hijos eran del todo real, pero cada día que ven a su pequeño retoño sus corazones se estrujan de amor y sus almas se alivian inmensamente ante tan bonito ángel que tienen y que es una mezcla de ambos.

Aquel ángel que ama cuando Harry besaba su barriga y hacía pequeñas trompitas en su ombligo sacando carcajadas de ella, que solo puede dormirse con una bonita canción de cuna cantando por cualquier de sus padres mientras está en sus brazos, que adora a Clifford y siempre pasa jalando sus orejas.

Ama jugar con sus pequeños juguetes con luces y que hacen sonidos extraños de animales, ríe cuando le dan varias vueltitas en el aire estirando sus manitas a lo largo y ahora con nueve meses, ella ama jugar al aire libre, en una manta con todos sus peluches favoritos a su alrededor y con su papá cuidando de ella.

Justo como ahora.

El sol no está dando fuerte y Louis puso una manta gruesa bajo la sombra que da un árbol en su gran patio trasero, sacó varios cojines y almohadones grandes para ponerlos alrededor y trajo los peluches y juguetes de Olivia, los cuales casi todo son cubitos de diferentes colores, peluches con bocinas dentro y varias figuras de dinosaurios.

Porque la niña es una amante de los dinosaurios, Liam está orgulloso en ese aspecto.

Y su favorito, que es una vaca de peluche parlanchina, con grandes ojos blancos y una sonrisa que es casi espantosa para Louis, pero si a su hija le gusta, él no tiene nada más que resignarse.

Está sentado apoyándose en un gran cojín, vestido con un short flojo y una camisa grande, lo más seguro que fuera de Harry, y con la pequeña Olivia sentada entre sus piernas, apoyándose en él con una blusita color crema de seda suave y con un short a juego, no trae calcetines, lleva un bonito sombrero de pescador a su medida color beige y está entretenida viendo sus videos favoritos en la portátil de su padre, que no son más que animales cantando diferentes canciones.

Harry había salido por la mañana prometiendo llegar lo más pronto posible, se despidió con un pequeño besito en la frente de una Olivia que aún está dormida y con un beso en los labios a su esposo que aún estaba algo somnoliento.

Clifford también está acompañándolos siempre, corriendo de aquí para allá con la lengua afuera y como siempre, sacando una que otra risa de la pequeña.

¡Ma! —chilla la niña con euforia, queriendo llamar su atención y levantando su dedito apuntado hacia su cachorro.

Porque sí.

Olivia le dice mamá a Louis.

Lo cual fue raro al comienzo para él, ya que nunca imagino ser llamado así, pero tal parece que a sus hermanas gemelas le pareció divertido enseñarle a su hija aquello y ahora Olivia ha aprendido a decir "mamá" cuando lo quiere a él, alzando sus bracitos hacia su dirección implorando para que la cargue y llorando si otro que no sea Louis se atreve a cargarla.

Y Louis se derrite de amor cuando eso sucede, no le importa ni le fastidia que su niña lo llame por esa manera, al contrario, está feliz de que ella haya hablado y encontrado una forma de buscarlo, y aunque no deja que nadie más lo llame así -siempre lo dicen para bromear- siempre ríe cuando su esposo lo deleita con varios cumplidos refiriéndose a él como "una buena mamá" o una "mamá sexy" en un tono burlón.

—Sí, mi amor, Cliff también está jugando. —habla de forma dulce y se estira para darle un besito en la mejilla a su bebé, que está en el espacio de entre sus piernas.

¡Cliff, Cliff, Cliff! —repite la niña con una sonrisita mientras con sus dos manitas trata de aplaudir.

—Ven, Clifford. —llama Louis a su cachorro. —Ven cariño, ven a ver tu hermana.

El gran perro negro no pierde tiempo y con sus patas corre hacia su dueño, con su hocico huele la mejilla del mayor para después lamer, Olivia chilla de alegría ante lo cerca que se encuentra el cachorro y con sus manos trata de acariciarlo, aunque eso significa jalar todo el pelaje que pueda alcanzar.

Clifford también se acerca hacia la pequeña y de igual manera huele su rostro para después dar lengüetazos en su carita y uno último en la pequeña manita logrando que esta se ría fuerte.

Y así como llegó, el gran cachorro se va corriendo porque aquel ruido que escuchó arriba de un árbol está más interesante que estar con Louis.

El castaño también sonríe y besa el cabellito rubio de su pequeña y cuando ve que ella trata de meter su mano en su boca dice —Un momento, pequeño sol, déjame limpiarte las manos.

Toma varias toallitas húmedas y limpia las pequeñas manos, pasando delicadamente por cada dedito para luego limpiar la mejilla, la nariz y la frente que está llena de saliva de perro. Ya cuando termina se acerca a ella, reparte varios besitos en su mejilla y acomoda el pequeño sombrerito.

Se asegura de poner un nuevo video en la portátil, luego de que Olivia golpeara el teclado porque se había puesto uno que no le gusta, acerca unos cuantos cubitos de colores y la ojiverde se entretiene con eso, nuevamente se apoya en su padre y coloca sus manitas en los muslos del mismo jugueteando con el borde del short.

Y es inevitable para Louis no sacar una foto.

Porque desde que su niña nació, su galería está infestada de cientos y cientos de fotos y videos de su bebé.

Hay fotos de ella cuando está jugando, cuando está durmiendo en su cuna o simplemente cuando hace cualquier mínima cosa, hay muchas fotos de su familia con la pequeña Styles, fotos de ella sonriendo, en su primera consulta con su pediatra, de su primera salida en coche, muchos videos de ella balbuceando, durmiendo y soltando pequeños suspiros en el proceso.

También hay muchas selfies.

Y es tan ridículo que antes apenas se tomaba una y ahora hay cientos de ellas, obviamente con su niña y con su esposo.

Oh, y hablando de ello, no hay que olvidar las cientos de fotos en donde el principal atractivo son su esposo e hija.

Fotos en donde su bebé está plácidamente dormida en el pecho del rizado, videos de Olivia riendo con las muecas que su padre hace, jugando con ella, y sus más preciadas fotos en donde Harry mira con adoración en sus ojos verdes brillantes a su hija, gran sonrisa adornando su rostro y hoyuelos haciéndose notar.

Y Louis siente que su corazón explota cuando las ve, ese reconfortante calorcito que crecer en lo más profundo de su pecho y hace que todo su ser se vuelva cálido y hogareño, es la mejor sensación que puede sentir, es más, una de esas la tiene como fondo de pantalla porque es algo que no puede resistirse a ver a cada momento.

Porque ver a Harry, al jodido hombre de su vida, ver cómo ha ido aprendiendo desde el primer momento que ella nació a ser un buen papá, a tratar a ser el mejor de todos e ir mejorando día tras día. Ver cómo se desvive por ellos y siempre está en busca de su bienestar y como él tan solo su presencia hace que el sentimiento de seguridad y protección se encienda en su ser y que se sienta tan vivo y real, asegurándole que ya nada malo pueda pasar y que ellos tres estarán bien.

Qué viejos fantasmas del pasado no volverán a renacer y ahora todas sus cicatrices seguirán sanando sin miedo de ser reabiertas, porque ahora todo estaba bien con su pequeña bebé que trae alegría a su hogar.

A su pequeño hogar.

Toma la manita de su hija entre la suya sonriendo enternecido por la clara diferencia de tamaños, las pequeñas uñas están cortadas y los deditos son tan pequeños y gorditos que Louis puede morir de ternura.

Y no se le ocurre cosa más graciosa que jugar con ellos.

Deja la mano de su hija sobre su muslo y dobla los dos deditos de en medio y el pulgar hace adentro, dejando a la vista solo el índice y el meñique.

Ahora su hija es toda una amante del rock.

Ríe cuando los ve y toma una foto de ellos, vuelve al inicio y ahora solo esconde los dos dedos ultimos con el pulgar, dejando a la vista un signo de paz.

—Ahora, cariño, eres como tu padre. —habla el castaño, sin embargo, su hija sigue entretenida viendo la portátil, toma una foto a esta nueva forma y hace un recordatorio mental para mandársela a Harry.

Y como si lo que va a hacer fuera algo extremadamente prohibido, mira a todos lados si es que no hay nadie –como todas las veces- y lo hace.

Nuevamente, vuelve al inicio, pero esta vez dobla todos los deditos hacia adentro, excepto el dedo medio, dejando una clara señal a algo.

Y vaya.

El ojiazul aguanta una carcajada tapándose la boca con una de sus manos. —Y ahora eres como yo.

Y puede ser que el pequeño sonidito de la carcajada que dio haya llamado la atención de Olivia, que la niña voltea y se fija en su padre, que está sonriendo y mirando fijamente a su manito, la ojiverde bajo a ver su mano y ríe de igual manera mientras balbucea.

—Eres mi fan número uno, verdad. —Louis ve las intenciones de su hija de querer ponerse de pie, así que la ayuda y la levanta por debajo de sus brazos hasta ponerle frente suyo, la acerca y reparte besitos en toda la mejilla, mientras que ella ríe y suelta grititos alegres.

Segundos después Louis nota como ella intenta alzar su bracito, sonríe enternecido por cualquier acción que vaya a hacer, pero frunce su ceño cuando nota cómo intenta bajar sus deditos, haciendo un gran esfuerzo para dejar tan solo uno alzado, queriendo repetir la misma acción de su padre.

¡Y mierda!

El ojiazul abre sus ojos a la par mientras toma la manita para deshacer lo que ella quería hacer. —¡Dios, Olivia, no puedes hacer eso! —la niña solo ríe y agita su manito al frente de él. —¿Acaso quieres que tu padre me asesine?

La niña vuelve a alzar su bracito y antes de que siquiera ella intente hacerlo de nuevo, Louis habla rapidamente. —Muy bien, cariño, juguemos con tu amigo dinosaurio, mira. —se estira un poco para alcanzar al pequeño peluche de dinosaurio y lo mueve frente de ella, fingiendo una voz más gruesa. —Soy un dinosaurio y voy a comerte.

Restriega el peluche en el pequeño cuerpo ocasionado cosquillas a la bebé que suelta pequeñas risitas, sin embargo, ella arrebata el muñeco de la mano de su padre para poder lanzarlo a un costado.

—Eso no fue amable, bebé.

Olivia comienza a inquietarse y la suelta para que ella comience a gatear hacia sus demás juguetes que están esparcidos, y Louis está aliviado de que no intente ponerse de pie.

Ella ya aprendió a gatear y es un peligro si es que no estás al pendiente porque ella puede ser tan escurridiza como quiere, y ahora a los meses que tiene poco a poco ha querido ponerse de pie, reniega cuando sus piecitos no aguantan y se vuelve a sentar ni bien está de pie, pero con práctica ella ha ido bien, a tal punto que ya ha dado sus primeros pasitos.

Fueron tres.

Pero ¡Hey! Eso fue todo un éxito para ellos.

Los minutos pasan y Louis se relaja en su hogar, se recuesta mientras como su hija se entretiene con sus juguetes, en un momento ve a Olivia comenzar a gatear más allá y tiene la intención de salirse de aquel fuerte de almohadas que está en los bordes, así que el castaño no duda en ponerse de pie y cargarla antes de que ella toque el césped artificial.

La niña chilla cuando es alzada, estira sus manos rogando por aquella vaca horrenda de peluche y Louis solo rueda los ojos antes de agacharse y dárselo, piensa que es una suerte que ella no tenga pesadillas por eso.

La pasea por todo su gran jardín mientras le conversa acerca de detalles aleatorios que se le ocurra, trata de ponerla en la pequeña resbaladera qué hay en la zona de juegos qué Harry mando a construir y que le había parecido una buena idea aun cuando ella no puede ni caminar por ella sola, Olivia chilla cuando Louis trata de separarla de él y se agarra fuerte de su camisa con sus puños cerrados, decidida a no soltar a su papá.

Ella también ignora cuándo Louis le enseña y la anima a que se meta a la pequeña piscina llena de bolitas de plásticos de diferentes colores, rechaza a Clifford cuando el castaño se agacha junto a su mascota para que ella lo acaricie y hace un pequeño berrinche al momento de separarse de Louis cuando él hace ademán de dejarla en el suelo para que gatee un poco.

—Está bien, amor, mamá no te va a soltar. —la acomoda mejor en sus brazos y la niña apoya su cabecita en el hombro de su padre.

Pasan por a lado de la piscina, Louis le señala el gran flotador de patito y al parecer a Olivia no le importa porque lo único que hace es lanzar la vaca que venía agarrando en sus manos, inevitablemente y para la gran suerte de Louis, cae dentro de la piscina y se hunde más rápido de lo que esperaba.

Louis suspira mientras lo ve hundirse y Olivia tan solo le hace con la mano.

—En serio, te despides de él. —Olivia solo le ve mientras mete un dedo en su boca. —Este ya es el tercer peluche que te vamos comprando y que lo arrogas por el agua.

¡Agua!

—Mi amor, ellos no son aprueba de agua, se dañan.

Y es como un mal intento de regaño que Louis hace, porque ella sonríe y con sus manitos toquetea el rostro de su padre, y para el ojiazul es imposible no sonreír también.

—Bien, bien, de todas formas, tu papá es el que siempre te consiente en todo. —la niña se emociona cuando escucha como Louis nombra a su padre y alza la cabecita mirando a su alrededor.

¿Papá?

—Papá ya viene, cariño. —dice en tono dulce y continúa caminando. —¿Qué te parece si te doy un poco leche?

Pa.

—Papá está trabajando, sol, para poder comprarte todos los horrendos peluches que quieras y que puedas seguir arrojándolos, eh pequeño monstruito. —Besa dulcemente la mejilla. —Vamos a tomar un poco de leche, ¿sí?

Pa.

Louis rueda los ojos y resopla mientras comienza a caminar. —Sabes, Olivia, yo también espero que llames por mí cuando no este, ya que siempre estás que llamas a tu padre cuando él no está. —la mira. —Sabes que yo te traje a la vida, ¿verdad?

La ojiverde se lo queda viendo con sus ojos de par en par antes de hablar. —¿Papá?

—Sí, él pudo haber ayudado un poco, pero ya sabes, yo soy el que hizo el trabajo pesado.

Su hija tan solo vuelve a apoyar su cabecita en el hombro de su padre y suelta un pequeño bostezo.

Y Louis ya sabe qué significa eso.

Faltando un poco para el medio día, su pequeña bebé decide que la hora de su siesta ha llegado, Louis ya lo percibió cuando vio como Olivia se negaba a separarse de él.

Ella se vuelve más perezosa de lo normal, que tan solo quiere estar en los brazos de uno de sus padres, no se le antoja ni gatear ni jugar, aunque le enseñes todos sus juguetes favoritos, excepto su vaca parlanchina, que ahora está bajo dos metros de agua.

Olivia es de esos bebés que se levantan muy temprano, casi siempre a eso de las siete de mañana -si es que no es más temprano-, hace pequeños ruiditos que se escuchan a través del intercomunicador avisando a sus padres que ya está despierta y hoy no fue la excepción, apenas minutos después de que Harry se fuera, Olivia se dio a notar obligando a Louis a levantarse e ir por ella.

Louis odia levantarse temprano.

Pero cuando cruza la puerta de la bonita habitación y ve a su hija acostada en su cuna estirando sus bracitos en un intento de alcanzar sus tobillos, hace que miles de mariposas vuelen en su estómago y que su corazón se vuelva tan, pero tan cálido que no duda en ir hacia ella y tomarla en sus brazos para besar la cabellera rubia antes de decir un... —Buenos días, cariño, tú humano favorito ya está aquí, amor.

Louis prepara un biberón lo más rápido que puede, con Olivia en su cadera agarrada, tal y como un pequeño monito. Ya con el biberón lleno se dirige a su sala de estar -la cual se ha convertido más bien en un espacio de juego, a pesar de tener una habitación exclusivamente para eso- y se recuesta en lío de edredones, mantas y decenas de cojines qué hay en el lujoso piso.

Louis a veces piensa que es alguna clase de nido, en donde él se la pasa junto con su pequeña cachorra, como algunas especies de animales suelen hacerlo.

El aire acondicionado no está alto, así que no se preocupa que su pequeña pase frío, coloca a su niña en el medio y él se recuesta de inmediato a su lado.

—Ven aquí, mi amor. —La atrae hacia él y Olivia inmediatamente se acurruca en el pecho de su padre, se acuesta utilizando como almohada el brazo del mayor y con pequeños quejidos exige su biberón, en cuál Louis no tarda en dárselo. —Eso es, preciosa.

La niña acepta con entusiasmo y se dedica a toma el biberón colocando ambas manitos en él, sin embargo, no es como que ella pudiera sostenerlo por sí misma, así que Louis sostiene el biberón mientras se deleita de la bonita imagen frente suyo.

Y Louis puede jurar que es una de las vistas más hermosas que haya podido ver.

Con su bebé en sus brazos es la satisfacción más bonita tiene, observa como los ojitos verdes ya denotan sueño, acompañados de largas pestañas que lo adornan a su alrededor, luego se enamora por milésima vez de la pequeña nariz parecida a un lindo botón y acaricia el cabello rubio y rizado como si fuera la obra más delicada del mundo.

Le es inevitable no sonreír y deposita un besito a un costado de su cabecita. Comienza a tararear una suave melodía, afina su voz para comenzar a entonar de forma bajita una canción de cuna, minutos después los ojos verdes poco a poco se cierran, Olivia deja de mover sus piecitos y el biberón se va vaciando cada vez más.

Cuando nota que ya no hay leche, con cuidado lo retira, lo coloca detrás de él y Olivia ni se inmuta ante la falta del biberón, en su lugar se acurruca aún más al costado de Louis, el cual comienza a acariciar dulcemente la espalda mientras continúa tarareando.

No está consciente de cuándo tiempo pasa después de eso, él también cierra los ojos, pero no le es posible dormirse, siempre está pendiente de su alrededor y de su hija cuando está hace algún ruidito, así que cuando siente a Clifford correr hasta desaparecer por el pasillo de la puerta de entrada y escucha como aquella se abre tan solo se necesita un ladrido para saber quién ha entrado.

—¡Hey, Cliff! —La voz de Harry hace presencia en el hogar, Louis sabe que se ha quedado en la puerta de entrada saludando a su peluda mascota cuando sigue escuchando ladridos alegres provenientes de esta. —¿Me extrañaste? ¿Cómo te has portado hoy? ¿Ayudaste a cuidar a tu hermana, mh? —se escucha un ladrido. —¡Sí! Ese es mi buen chico.

El castaño sonríe mientras niega con la cabeza, da pequeños toques en la espalda de su hija procurando que no se levante por el ruido existente, y simplemente espera que Harry siga con el camino, escucha como la puerta se cierra y ve a Clifford correr de regreso y tan solo espera que a Harry no se le ocurra gritar su...

—¡Loueh!

... nombre.

Louis rueda sus ojos y resopla, porque se ha cansado de decirle a Harry que no lo haga imaginando que Olivia se encuentre dormida, justo como ahora.

—Lou, Ollie ¿dónde...? —El ojiverde sigue recto por el pasillo de la entrada y se calla de inmediato cuando llega a la sala de estar y ve como su pequeña familia está acurrucada en cojines y mantas suavecitas.

—Shhhh. —Louis le hace la señal colocando su dedo en medio de su boca y señala al pequeño humano que tiene a su costado. —Tu hija está durmiendo.

El ojiverde sonríe mientras se acerca poco a poco. —¿Oops?

Y si Louis no estuviera más enamorado, definitivamente no hubiera respondido lo siguiente sabiendo el significado del mismo. —Hola.

—Lo hiciste de nuevo.

Louis rueda los ojos y se tapa la cara con su ante brazo. —Cállate, Harry, solo lo digo porque a ti te gusta.

—Ajá, sí. —El menor sigue avanzado, procurando no hacer ningún ruido, se deshace de sus pertenecías dejándolas en un mueble cercano, se recuesta al otro lado de su esposo y lo abraza por atrás, presiona su pecho contra la espalda del más pequeño, abraza la cintura y se estira para dejar un besito en la mejilla. —Hola, mi amor. —susurra bajito.

—Hola. —Responde de igual manera, gira su cabeza hacia Harry y con su mano libre atrae el rostro hacia él. Harry, ya sabiendo que es lo que busca Louis, se acerca y deposita un beso en los labios contrarios.

Un beso dulce y lento, moviendo sus labios en una sincronización que parece perfecta, el menor acaricia la cintura a su disponibilidad y en un descuido mete su mano bajo la camisa para dar suaves toques en aquella pancita que tanto adora, Louis acaricia el cabello rizado y presiona más tratando de profundizar el beso y es una lástima para él que Harry se separa haciendo sonar un chasquido de saliva.

—Alto ahí, dulce, nuestra bebé está al otro lado tuyo.

El ojiazul hace un puchero con sus labios y lo mira inocentemente. —Pero no estaba haciendo nada.

—Siempre es mejor prevenir contigo, amor. —dice en tono burlón y se acerca una vez más para dejar un besito en la frente.

Harry gatea hasta donde su hija se encuentra dormida, la admira con una sonrisa y despacio se acerca para besar la cabellera rubia. —Papá llegó, bebé. —susurra bajito y se acomoda para recostarse a un lado, sin molestar el dulce sueño de la pequeña.

—Te extrañamos. —Confiesa. —Ella más que todo.

—Obviamente, soy su favorito.

Y Louis en serio quiere objetar contra eso, pero no hay razones, porque si, aunque nunca lo ha admitido en voz alta, ve y nota la adoración que tiene Olivia con su padre, y aunque no es mucha la diferencia, el castaño está segurísimo que su hija es TeamHarry.

¡Por el amor de Dios, hasta se parecen!

Lo cual Louis no cree justo, es decir, literalmente la tuvo dentro de él casi todo un año, tuvo que cargar con ella, la trajo al mundo, lo mínimo que esperaba es que se pareciera a él, al menos que heredara sus ojos azules.

Pero está bien, aunque se siente traicionado con sus genes en ese ámbito, está perfecto, porque ella es una copia de su esposo, de su hermoso esposo, ojos esmeraldas y rostro perfecto.

Lo único que puede hacer en su defensa es sacar su dedo de en medio y mostrárselo a su esposo.

—¿Comiste? —pregunta Louis después de varios minutos, notando como Harry sigue acostado a lado de Olivia observándola.

—Sí, luego de la reunión almorzamos en el restaurante del último piso.

—Bien, si quieres comer hay macarrones con queso en la cocina.

Harry lo ve burlón con las cejas alzadas.

—Tenía antojo de macarrón con queso, ¿sí? —Admite. —Aparte no es fácil hacer una comida decente cuando tengo diez kilos de bebé rogando mi atención.

Harry ríe bajito y lo observa con adoración en sus ojos. —Así que antojos, ¿eh?

Louis resopla. —Olvídalo, no hay otro bebé aquí. —Coloca su mano en su estómago.

—Pero no dije nada. —Se defiende mirándolo con un rostro inocente.

—Pero lo pensaste.

—Pero no lo dije.

Louis rueda los ojos queriéndose sentir fastidiado, pero una sonrisa traicionera lo delata. —Tonto.

—Está bien, cariño, siempre podemos intentar.

—Sí, en unos dos años.

Eso es algo que ya ha hablado con Harry, acerca de tener más bebés en el futuro.

Y definitivamente está de acuerdo, ambos quieren más niños, Louis está dispuesto a dejar embarazarse de más bebés y Harry, obviamente, está dispuesto a poner más bebés dentro de Louis.

Es un pacto mutuo.

Pero lo han hablado, y por el momento eso no está en sus planes.

Primero por el hecho de que quieren dedicarse a cuidar a su pequeño retoño, dedicar el mayor tiempo posible a su hermosa bebé e ir aprendiendo con ella, también está el hecho de que ambos tiene muchos proyectos en mente, en especial Louis.

Como lanzar su segundo álbum, seguir creciendo con su compañía de música, seguir buscando maneras para apoyar a pequeños cantantes, anunciar otra gira -sin ningún bebé en su vientre, gracias. -entre muchas cosas más.

Así que ambos decidieron que volverían a intentarlo en unos dos o tres años.

Por qué el sueño de tener una familia numerosa que Harry le había confesado hace años sigue impregnado en su mente y su corazón se enternece cada vez que imagina su casa llena de niños idénticos a él o a su esposo.

Aunque ya perdió eso con su primer hijo

De todos modos, él no piensa parar hasta conseguir uno que se parezca a él, así que... ni modo.

Se fija que Harry no ha parado de verlo, con una sonrisa en su rostro haciendo notar el par de hoyuelos a sus costados, tiene aquella mirada que reconoce como traviesa, dulce y burlona, y se fija en las segundas intenciones que tiene cuando se arrastra despacio de vuelta hacia él.

Louis no más lo sigue con la mirada hasta cuando Harry llega a su costado.

Verde se hipnotiza con los iris azules.

El rostro del mayor tan dócil y dulce, con sus pómulos perfectamente marcados y las pequeñitas pecas alrededor de la pequeña nariz, el cabello castaño brilla y se ve suave, el bonito flequillo da el toque perfecto a la combinación.

Harry se acerca quedando solo a centímetros del rostro del castaño, mete un mechón de cabello detrás de la oreja acariciando la mejilla en el camino. —Has cuidado nuestro hogar y de nuestra bebé tan bien, cariño. —comienza susurrando.

Y Louis ya sabe que será su perdición.

—Nadie podría cuidar de nuestra bebé mejor que tú, amor. —Halaga en un tono de voz dulce y algo, solo algo profundo. —Te has convertido en la mejor mamá para nuestra hija, Lou. —Acerca su rostro aún más para rozar su nariz con la contraria en un besito esquimal. —La mejor mamá de todas, bebé.

Y ahí está, el tono poco burlón y cariñoso con el que lo dice le hace imposible a Louis no estremecer y hace sonar su garganta en un pequeño ruido de satisfacción, sus mejillas se ponen calientes y rojas a más no poder, pero joder, sí que le encanta. —Gracias. —susurra bajito y se estira para unir los labios en un pequeño pico.

—Siempre tan bueno. —Sonríe satisfecho con sus hoyuelos apenas notándose. —Ya vengo, bebé, cuida de nuestro cachorro.

Escucha los zapatos de Harry rechinar levemente contra el suelo cuando el menor se pone de pie mientras se aleja.

Y él tiene dos razones para reprocharse.

Número uno: Definitivamente, tiene que decirle a Harry que deje de ver los tantos documentales de animales en National Geographic, de ahí el sobrenombre a su hija.

Número dos: Desde que Olivia ha tomado la costumbre de llamarlo mamá, Harry no ha parado de elogiarlo con ese pronombre, ocasionando que todo se sienta tan doméstico y hogareño, como un perfecto juego a la casita sin nada de preocupaciones o contratiempos, le susurra cosas dulces por las noches cuando avisa que ya dejo a su retoño completamente dormido en su cuna y se encarga de llenarlo de besos por toda su piel.

Sabe que Harry no la hace con segundas intenciones -o al menos eso cree- cuando se pone todo romántico y consentidor, le dice todas las cosas que él quiera de una manera tan especial y dulce, que hace que su corazón se acelere y se ensanche de orgullo.

Pero, joder, él es tan flojo y perceptible ante la voz de su esposo, ante todo el amor que suelta en susurros bajos y palabras dulces, ante toques suaves y meticulosos en sus puntos correctos que regala a cada momento y no sabe por qué rayos su cuerpo se estremece cada vez que Harry lo hace, su piel se calienta ante el toque contrario, siempre tan dócil y tan solo exigiendo más de él.

Es tan patético.

Se reprocha así mismo ante sus mismas reacciones y mira hacia arriba mientras se lamenta... —¡Dios, por qué me has hecho tan débil!

Olivia se remueve un poco a su costado y suelta un pequeño suspiro.

—Tu papá es un idiota encantador, cariño. —dice en voz baja. —Huye de las personas como él o acabaras tan perdido como yo, no digas que no te avise.

Harry no se demora en bajar de nuevo, ahora vestido de una forma diferente a lo que vino, shorts deportivos y una sudadera del mismo color, pies descalzos y con una vincha sosteniendo un mechón de la parte delantera de su cabello rizado.

Trae más cojines y mantas en sus manos, las coloca con cuidado al otro costado de su hija, se sienta a un lado de ella y acaricia el fino cabello dorado con su mano.

—¿Has dormido algo? —pregunta una vez ya se encontraba cómodo, da un besito en la cabecita rubia y ve a su esposo, el cual tiene los ojos cerrados.

—No pude dormir más, ella se levantó minutos después de que te fueras.

—Descansa un rato, Lou.

—No hace falta. —niega con su cabeza. —Así estoy bien.

—No, Louis, ayer te acostaste tarde. —el castaño está a punto de rechistar, pero Harry continúa. —Te escuche cuando le hablabas al televisor para que te cambie de episodio.

Louis resopla derrotado, eso le pasa por no querer levantarse a tomar el control de la mesita de al frente. —Harry no...

—Lou, sé que no he estado mucho en casa los últimos días, pero créeme que lo único que quiero es estar aquí y que hago lo posible para llegar antes de tiempo. —Se estira para tomar la mano pequeña y la entrelaza. —Y ahora ya estoy aquí, solo quiero que descanses.

—Pero Oliv...

—Yo voy a cuidarla. —interrumpe. —Cuidaré de ella y cuidaré de ti,

Y le es inevitable para Louis no suspirar como un adolescente tontamente enamorado. —Siempre lo haces.

—Siempre lo hago, bebé. —Toma la manta que había traído y con algo de esfuerzo la alza sobre los dos cuerpos contrarios, Louis también ayuda a cubrirse con ella y cubre a su hija dejando su cabecita libre.

El castaño asiente con una sonrisita dulce, abraza a su hija colocando su mano en su pancita y se acurruca a un lado de ella.

Y con cientos de mariposas en su estómago, con aquel sentimiento extremadamente cálido en su pecho y con la imagen perfecta de su pequeña bebé y con esposo a su lado, cierra sus ojos sintiéndose completamente seguro y amado.

Sintiéndose feliz.

🍯🍯🍯

Pasan dos horas cuando el ojiazul finalmente se despierta, lamentablemente no es uno bueno, abre sus ojos en un brinco, tomando una gran bocanada de aire para poder respirar, coloca una mano en su pecho en una forma de tranquilizar su errática respiración.

Parpadea varias veces visualizando su entorno de manera correcta y clara, con su mano tantea el lugar a su lado en donde debería estar su bebé dormida, pero su corazón se acelera cuando lo siente vacío y completamente frío.

Se sienta abruptamente sin importar el pequeño desequilibrio que siente por hacerlo, ve a su alrededor en busca de su pequeña, no encontrando ningún indicio de ella, y apenas segundos antes de que comenzara a desesperarse escucha a lo lejos la bonita risita risueña de ella y el palabrerío que recita su esposo.

Su corazón se alivia de inmediato.

Presiona la mano en su pecho, obligándose respirar profundo mientras cierra sus ojos pensando en lo que acaba de ocurrir.

No es la primera vez en donde tiene aquellos repentinos actos en los cuales su mente le pasa una mala jugada, amenazando a su estabilidad mental y haciéndole creer que en algún momento fantasmas de su pasado vendrán por él y de un solo momento le arrebatarán de sus brazos a su bebé.

Pasó hace años cuando paso por los dos sustos de embarazo, no pudiendo conciliar el sueño en el autobús de gira, sintiéndose angustiado por saber qué pasaría si en verdad hubiera tenido un bebé dentro suyo, preguntándose seriamente que es lo que le harían hacer si resulta ser cierto y hasta idealizando el peor de los casos.

Y aunque aquello tan solo fueron sustos en ese entonces, él lo vivió en carne propia y se prometió así mismo que en tal caso fuera verdad, en tal caso de que estuviera engendrando un bebé, no iba a dejar que se lo quitaran, se aferraría a él y pelearía sin importar las jodidas consecuencias.

Ahora, después de años de aquellos incidentes, ahora que ha logrado formar una familia con completa libertad y que ha logrado tener a su hermosa bebé, es patético que aun existan momentos en donde tenga miedo, lo sabe, pero le es inevitable no pensar en la inexistente posibilidad de que todo esto sea mentira.

Sucedió los meses después cuando su relación salió a la luz. Levantarse con la angustia incrustada en su pecho de no encontrar a Harry a lado suyo en su cama o entrar a cualquier red social y ver varías fotos de su esposo junto a personas que no era él.

También sucedió semanas antes de cuando lanzo su primer álbum, sentir la ansiedad de no ser suficiente por él solo, el pensar que quizás todo lo que decía la gente era verdad, quizás él no podría triunfar por separado, quizás él no valía la pena.

Y ahora está sucediendo con su bebé.

Restriega su cara con ambas manos y se tranquiliza, él y Harry han ido trabajando en eso, realiza algunas respiraciones que ha aprendido en terapia y cuenta hasta diez varias veces. Estos episodios ahora suceden con más tranquilidad y menos veces seguidas, recuerda que la última vez qué pasó por algo similar fue hace dos meses aproximadamente y es tan triste que haya pasado de nuevo.

Pero está bien, está trabajando ello y aún hay mucho por hacer, él no se va a rendir.

Lentamente, se pone de pie cuando cree adecuado hacerlo, se restriega los ojos a la misma vez que sigue el pequeño bullicio que escucha a las afueras y Louis puede desmayarse en ese mismo instante porque encuentra la imagen más bonita que sus ojos puedan ver, una que le hace saber que todo está bien, que lo hace recordar en que realidad esta y que todo es verdad.

Ahí está Harry, sentado en aquel fuerte mantas en su jardín rodeado de juguetes, pequeños muñecos y peluches, con una Olivia sentada al frente de él, ahora llevando un bonito cintillo en su cabecita con un pequeño girasol adornando en el medio, su ropa es diferente a lo que recuerda, tiene un vestido de colores pálidos con pequeños volantes en los lados de las mangas, calcetines en los cuales se puede apreciar bonitos pollitos tejidos a los costados y en sus manitos tiene agarrados dos figuritas de dinosaurios.

Louis sonríe y hace acto de presencia, Harry es el primer en verlo, alza su mirada para encontrarse con un ojiazul completamente despeinado y algo somnoliento, claramente recién despierto. —Mira, Ollie. —Llama la atención de la niña. —Mira, quien se despertó, bebé.

Harry señala hacia donde está Louis, Olivia sigue con su mirada hasta que da con el castaño que la mira sonriente y con ternura.

La niña sonríe de inmediato, suelta las figuritas que tenía en sus manos y hace lo posible por ponerse de pie e ir hacia su progenitor, Harry la ayuda sosteniéndola por sus manitos y estabilizándola cuando ya está de pie, Harry comparte una mirada con Louis antes de soltarla, el cual se ha ido acercando hasta estar a una distancia prudente para sostenerla en el caso de que caiga en su intento por caminar.

—Ven con mami, preciosa. —El mayor se pone en cuclillas y abre sus brazos. —Ven, bebé, tú puedes.

Harry la suelta y Olivia de inmediato comienza a dar pequeños pasitos tambaleándose en cada pisada, y para sorpresa de los dos padres, ella alcanza a dar uno, dos, tres, cuatro y cinco pasos antes perder el equilibrio, pero Louis es más rápido y al ver aquello la toma por debajo de los hombros y la carga en sus brazos.

—¡¡Distes cinco pasos, liv!! —le festeja Louis viendo a su niña toquetear su rostro, sonríe nostálgico mientras da un besito en una de las mejillas. —En que momento creciste, cariño. —susurra bajito a un costado mientras la bebé suelta varios balbuceos y pequeños soniditos llamándolo. —Mi preciosa bebé.

Louis la abraza contra su pecho y cierra sus ojos cuando besa en la frente, conteniendo una que otra lágrima, sintiéndola completamente real y perfecta entre sus brazos. Y piensa qué pasa mucho tiempo en su pequeña burbuja con su hija que no ve como Harry se acerca a ellos, colocando una mano en su espalda y la otra acariciando su mejilla.

—Lou. —llama en voz baja. —¿Lou, está todo bien?

Louis lo ve y le dedica una sonrisita floja. —Ahora lo está.

El rizado lo queda viendo fijamente, seguramente buscando algún indicio de mentira o de dolor en sus ojos. —Dulce. —pronuncia de una forma tan bonita que a Louis le da ganas de llorar por ser tan débil ante ese hombre. —Acaso volvió a pasar eso de...

–Sí. —interrumpe de inmediato y asiente, suspira derrotado. —Lo siento, yo solo... es patético, lo sé, pero...

—No, no, no es patético, Louis. —Toma en sus brazos a Olivia y la sostiene junto a su cadera para poder consolar al castaño junto a él. —Ven, amor. —y con su otra mano atrae a su esposo a él, Louis solo hace esto de abrazarse al amor de su vida y hundir su cabecita en el pecho firme y cerrar los ojos de manera fuerte, tratando de reprimir unas cuantas lágrimas que amenazan con salir.

—Lo lamentó, no sé por qué...

—No, mi amor, no te lamentes por cosas que no son tú culpa. —da pequeños toquecitos en la espalda contraria. —Mírame, cariño. —Antes eso, Louis separa su cabeza del pecho en donde se aferraba y lo ve con sus ojitos cristalinos y húmedos. —Míranos, Lou, todo lo que tenemos ahora es real, está bien. —el ojiazul asiente. —Mira a nuestra bebé.

Louis se fija en ella, tiene una manita en su boca mientras mueve sus piecitos aferrada a su papá, él sonríe melancólico y seca una lágrima suya.

—Ella está aquí, estuvo dentro de ti nueve meses, amor, y ahora está aquí. —Habla Harry mirando fijamente a su esposo. —Está aquí con nosotros y nadie se atreverá a quitárnosla, no lo vamos a permitir, ¿comprendes, amor?

Louis asiente nuevamente.

—Ya nada va a volver a ser como antes, Lou. Confía en mí, amor. —besa la coronilla de su esposo en un intento de consolar a la dulce criatura.

Y eso es todo lo que Louis necesita para estar tranquilo, para sentir el sentimiento de protección, bañar su cuerpo y alma en un cálido manto dulce, lleno de palabras suaves y destellos claros, de cariño infinito, el agarre que siente en su cintura y los suaves labios en su frente en todo lo que necesita para dejar toda inseguridad atrás y estar en su hogar.

En su familia.

Un par de pequeños ojitos verdes ve aquel momento dulce entre sus padres, y puede que ya haya pasado mucho tiempo porque su ceño se frunce al darse cuenta de que no ha tenido la atención de sus padres en los últimos cinco minutos, así que suelta pequeños balbuceos y golpea el rostro del rizado con el fin de llamar su atención.

Louis ante eso trata reprimir una sonrisita, pero no le es posible cuando ríe en voz alta.

—Definitivamente es mi hija. —Se separa y toma nuevamente en sus brazos a la pequeña, da un beso en su mejilla y avanza hasta aquel fuerte de almohadas. —Siempre queriendo la atención de papá.

La deja en el suelo una vez estando en las cobijas y ella gatea entusiasmada hasta sus juguetes, toma entre sus manos uno de los sonajeros que tienen forma de patitos y se regresa hasta donde Louis se ha sentado y estira su bracito para que él lo agarre.

—Gracias, amor. —Agradece y sonríe cuando ve como ella se regresa hacia sus juguetes, Harry llega más atrás y se recuesta a un costado de él, su mirada algo gacha a la vez que juguetea con un cubito verde, habla segundos después. —Así que... tengo el papel.

Louis no comprende a lo que se refiere su esposo a primera instancia, frunce su ceño y responde. —¿Qué?

—El papel. —Dice de manera sencilla y rueda sus ojos de manera divertida cuando aún ve la carita de confusión de su esposo. —Ya acepté el papel en Marvel.

Y los ojitos azules brillan con sorpresa cuando su cerebro asimila la noticia y ahoga un jadeo de sorpresa. —Harry, no me jodas con eso. —advierte.

—Hoy cerré el contrato.

El mayor apenas escucha eso, suelta un grito en alto y literalmente se abalanza hacia el ojiverde, por suerte Harry es lo suficientemente ágil y lo agarra por la cintura para sostenerlo y evitar que ambos se caigan hacia atrás.

Louis abraza a su esposo tan fuerte como le es posible mientras suelta exclamaciones de felicidad a un costado de él, el rizado ríe cariñoso antes la bonita reacción y espera a que el más pequeño termine de darle amor, acaricia su espalda y abraza de igual manera. Sin embargo, siempre mantiene su mirada al frente pendiente de su pequeña hija que por suerte sigue entretenida con sus juguetes.

—¡Oh por Dios! Sol, eso es jodidamente grandioso. —chilla de alegría una vez se separan, Louis se sienta debidamente en el regazo del menor y lo toma por las mejillas besándolo de manera rápida y desordenada. —No puedo creerlo, estás en el jodido Marvel. —logra decir entre besos y Harry tan solo puede sonreír entre ellos y tratar de corresponder ante Louis. —Hay que celebrar esto, maldición.

—¿Sí?

—Por supuesto que sí, tonto. —peñizca un costado con fuerza. —Haré todo lo que tú quieras, puedo preparar lo que tú quieres, todo, sol, todo, tan solo dime y lo tendrás. —expresó con una radiante sonrisa.

—¿Hablas en serio? —responde colocando ambas manos en las caderas del ojiazul apretándolas un poco y dando una sonrisa media arrogante y burlona.

Pero al parecer Louis no nota aquella pizca juguetona en su rostro, porque responde con toda la emoción inundada en lo su cuerpo.

—Te estoy diciendo que sí, aunque probablemente me salga del asco, pero lo haré. —se acerca y da otro besito. —O podemos ordenar comida, o pedir todos esos platillos raros que te gustan, tú dime ¿Qué quieres?

Louis habla con tanto entusiasmo brillando en sus ojos y la gran sonrisita que adorna su rostro, hace que Harry muerda ligeramente su labio inferior ante tan sorprendente imagen que tiene al frente, el mayor deja caricias suaves encima de sus hombros rozando ligeramente la piel de su cuello, y hay que recalcar que el peso que siente en la zona de su entrepierna hace que algo en sus pantalones se remueva un poco.

Sus manos cambian de lugar y se meten debajo de la camisa floja que trae Louis, acariciando la piel desnuda de la espalda lentamente, acerca su rostro a un costado de su esposo y susurra. —Entonces quiero comerte a ti.

Louis como que se atragante con su propia saliva ante tal petición, sus manos se aprietan en los hombros contrarios y Harry sonríe para ir directamente a su cuello para dejar besitos húmedos.

Sí, lo admite, él tontamente había esperado el nombre de cualquier platillo ridículo o de un restaurante costoso, de esos con nombres difíciles de pronunciar. Definitivamente, no había esperado aquello cuando solamente había ofrecido una cena de celebración.

Qué iluso.

Pero bueno, quien es el cómo para negarse a tal semejante cosa. Louis había prometido cualquier cosa a su esposo y estaba dispuesto a sacrificarse si eso era lo que su esposo quería.

No va a negarlo, ha pasado un poco de tiempo desde que ambos han estado juntos en intimidad, con tan solo decir que su última noche de diversión sucedió aún en Londres.

El cambio de horario les afectó a ambos y había sido uno de las causas de que su poco descanso, agregando que Harry tuvo que irse a varias reuniones para hablar acerca de su papel, y el factor más importante, fue el tener a su bebé en pleno crecimiento acaparando la atención de ambos padres dejándolos agotados la mayoría de los días.

Y aunque hay veces donde Harry lo abre ligeramente con sus dedos cuando están en la cama por la noche o cuando Louis se arrodilla ante él en un momento libre del día, no es lo mismo que tener una polla dentro suyo.

Louis mira a su bebé y se verifica que esté bien, para alejarse levemente de su esposo. —Sí, también podemos tener sexo de celebración. —no espera ni una palabra para tomarlo por la mejilla y estampar sus labios con los otros, quiere a Harry.

No lo culpen, sí.

Harry lo abraza por la cintura y alza sus caderas en un movimiento involuntario, su esposo acaricia su cuero cabelludo tirando de pequeñas hebras y profundiza el beso acercándolo más a él.

Y es cuando ambos se separan tan solo para tomar aire que Harry desvía su mirada hacia su hija para tenerla en cuenta, que la ve comenzando a gatear tan solo a unas pulgadas de pasar el borde del fuerte de mantas.

—Lou, la bebé. —le avisa a su pareja antes de que alcanzara a volver a besarlo, Louis voltea hacia ella y suspira derrotado.

—Nuestro pequeño monstruito tan inoportuno, espera aquí.

Louis se levanta de donde estaba y corre hacia ella para ponerse al frente. —Para dónde pensabas ir, señorita, ¿eh? —la toma en sus brazos y se encamina nuevamente hacia Harry, una vez cerca estira a la niña hacia él. —Vamos, Ollie, felicita a papá.

.

Harry sonríe ante aquella palabrita. —Ven aquí, cariño. —estira sus brazos para atraparla, besa su mejilla y la eleva en sus brazos haciendo un pequeño avioncito logrando que ella ría. El ojiazul también sonríe y se sienta a un costado deleitándose de la escena que su esposo e hija protagonizan.

—Papá está trabajando muy duro por ti, Ollie. —señaló el ojiverde. —Por ti y por tu mami, todo es para ustedes. —declara su esposo y Louis es capaz de morir por sobrecargo de amor que siente en su corazón.

—¿Cliff?

El rizado ríe ante aquello. —Para Cliff también, bebé.

Olivia sonríe ante el besito que su padre le da y una vez que el la deja de nuevo en la superficie, gatea hasta su juguete más cercano, lo agarra y se regresa para hacia sus padres para mostrárselo.

—Ahora que me acuerdo, esta señorita. —señala a su hija. —aventó su horrenda vaca en la piscina, de nuevo.

Harry lo regresa a ver con sus ojos de par en par, cejas alzada. —Dime, por favor, dime que pudiste sacarla. —suplica.

—Por supuesto que no, aún sigue bajo el agua. —Resopla. —Te lo digo para qué... ya sabes, vayas encargando otra.

—¿Disculpa? —dice indignado. —No voy a comprar ni una sola vaca más, ya van tres, ella tiene que aprender a cuidar sus juguetes.

Su esposo rueda los ojos. —Está bien, dime donde la compraste y yo la encargo.

—Louis, no es por el dinero, es para que ella vaya aprendiendo a cuidar sus cosas.

El ojiazul lo ve con una ceja enarcada y suelta una carcajada segundos después. Harry en verdad no ve lo gracioso.

—¡Oh, por dios! ¿te estás escuchando? suenas como un verdadero papá.

Las mejillas de Harry se colorean un poco ante el comentario. —Por supuesto que soy un verdadero papá, es solo que no quiero malcriarla. —Sí, Harry está muy consciente que podría comprar hasta mil de esos peluches y su cuenta bancaria no sentiría el más mínimo daño. La cosa es que a pesar de todo el estilo de vida y privilegios que tienen, quiere que su pequeña niña crezca de la mejor manera posible, que desde pequeña vaya aprendiendo a valorar y cuidar sus cosas, y saber las consecuencias que traen sus actos.

Pero Louis, bueno, él es otra cosa.

—Sí, eres uno aburrido y aguafiestas.

—¡Eso es mentira! —se defiende rápidamente y voltea a ver a su hija. —Papá no es aburrido, ¿verdad, cariño?

—No. —chilla Olivia.

—¿Si ves? Olivia dice que no.

Si. —vuelve a chillar la niña.

Harry la voltea a ver fijamente con sus ojos entrecerrados y un puchero en sus labios. —Es una bebé, no sabe lo que dice.

Su esposo tan solo ríe ante la acción del rizado y se estira para darle un corto beso. —Bueno, no vayas a decir que no te lo dije. —susurra estando cerca de él y desposta más besitos en todo el rostro.

—Ugh, no trates de convencerme con tus besos, conozco tus sucias habilidades. —exclama queriendo sonar enojado, fracasando en el intento; sin embargo, no mueve ni un dedo para detenerlo.

Olivia se comienza a remover de los brazos de su padre para poder soltarse e ir a jugar ante la falta de atención que recibe, y eso alerta al ojiverde que se escandaliza cuando nota aquello. —No, no, no, cariño, quédate conmigo, quédate con papá. —no obstante, la niña parece no importarle sus súplicas que comienza a balbucear para soltarse.

Y con esperanza de que su niña se quede junto a él, toma su celular —que afortunadamente no está muy lejos— y busca uno de los tantos videos que a Olivia le gusta, tan solo el sonido de la canción llama la atención de la bebé, la pone en su regazo y sostiene el celular para que ella pueda ver.

Louis se acerca a ellos y acuesta su cabeza en el hombro del menor, observando a su niña que ahora se ha acomodado en su espacio y su mirada atenta a lo que ve en pantalla, Harry llama su atención y entrelaza su mano con la de él, el alza para darle un beso en su dorso y susurra. —Te amo, precioso.

—Y yo a ti, sol.

🍯🍯🍯

El reloj marca las 09:40 de la noche, cuando finalmente Olivia cae en su profundo sueño. Luego de que la hubieran bañado y alimentado, la niña se negó a irse a dormir temprano, removiéndose en los brazos de su mamá cuando comenzaba a arrullarla.

Tan solo estuve entretenida en la sala de estar divirtiéndose con sus juguetes ya con su pijama puesta y un chupón de plástico en su boca, tampoco sirvió el biberón de leche caliente como estrategia para que conciliara el sueño, solamente tuvieron que esperar hasta que ella de los primeros signos de sueño para arrullar y rezar para que durmiera.

Louis estuvo haciéndole compañía todo ese tiempo, mientras que Harry, primero, se encargaba de arreglar la mesa, lavar los platos y biberones sucios y guardar un poco de mantas y juguetes regados por todo el piso antes de acercarse a su familia.

Una vez que ella soltó su primer bostezo, fue la señal que ambos aprovecharon para volver a arrullarla y lograr que cerrara sus ojitos, el primer intento lo tuvo Louis, quien la cargó y comenzó a mecerla lentamente, pero al momento de querer cantarle una canción de cuna Olivia balbuceó llamando a su padre estirando sus manitas hacia el rizado.

—Okey, creo que alguien quiere a su preferido.

—Está bien, Lou, dámela. —Con una sonrisita la agarró en sus brazos dando un besito cuando ella se aferró a él. —Por cierto, Jared llamo, dice que revises los correo que te envío en la mañana.

—Bien, mira si puedes hacer que se duerma, por favor. —pidió de manera gentil a la vez que se alejaba, no sin antes besar la cabellera rubia.

—Muy bien, bebé, ya es tarde para que alguien tan bonita como tú siga despierta. —acomodo a la bebé en sus brazos para que esté acostada, comenzando a mecerla suavemente y tarareando mientras caminaba alrededor de la sala de estar. —¿No estás cansada de tanto jugar, mh?

Papá. —balbuceó la ojiverde, con una mano restregando su ojo.

—Papá está aquí, amor, siempre estará aquí. —se agachó un poco y dejó un besito en la pequeña frente, acaricio un poco de cabello rubio y pasó su dedo por la bonita nariz.—Duerme, mi preciosa niña.

—¿Mami?

—Mamá ya viene, mami fue a ver unas cosas de trabajo y ya viene, ¿si? —le aclaró Harry, obviamente sabía que su bebé no entendía nada de lo que había dicho, pero al parecer fue suficiente como para que ella quedara satisfecha. —Estas con papá ahora, yo cuidaré de tus sueños.

Harry la estuvo meciendo un poco menos de media hora, caminando alrededor de la casa a la vez que tarareaba una canción de cuna y cuando notó la suave respiración y los ojitos cerrados supo que ella por fin se había dormido; sin embargo, no dejó de mecerla hasta por diez minutos más por temor de que despertase.

Con su niña en brazos camino hasta donde Louis estaba sentado en uno de los bancos altos de madera de la isla de su cocina, frente a su laptop abierta y con un su par de gafas puestas.

—Lou. —susurro bajito logrando llamar la atención del contrario quien alzo su mirada. —Ya logré que se durmiera.

Los orbes azules lo miraron y el dueño de aquellos sonrió soltando un suspirito cansado. —Oh, cariño, muchas gracias.

—No agradezcas. —se acercó aún más hacia él, estirando con sus brazos levemente a la bebé. —Ven, dale el beso de buenas noches.

El ojiazul asintió poniéndose de pie, dando solamente un paso para acercarse a ellos, acarició la mejilla rosada y se puso de puntillas para dejar un besito en medio de la frente del infante. —Buenas noches, cariño, recuerda que mamá te ama mucho.

—Eres tan lindo. —dice un poco embobado hacia su esposo. —Bien, bebé. Voy a dejarla en su cuna y bajo.

El mayor asintió y Harry fue a hacer lo suyo, subió las escaleras a pasos lentos, ya en el cuarto de la pequeña poco a poco y con mucho cuidado la fue colocando dentro de su cuna, tarareando bajito, una vez que Olivia ya estaba completamente acostada, su padre la arropo con una manta suavecita de algodón, colocó algunos peluches alrededor de la madera y acarició el cabellito rubio antes de irse asegurándose de poner el intercomunicador de bebé a un costado de la cuna.

Pasó brevemente por su habitación antes de bajar y volver con Louis, el cual seguía en la misma posición de antes, su ceño estaba levemente fruncido mientras hacía unos cuantos clics alrededor de la pantalla con el labio inferior entre sus dientes.

Aprovechando que Louis aún no lo había notado, se quedó observándolo a una distancia prudente.

Pensó que no había posibilidad de que existiera alguien que se vea tan bonito como Louis Tomlinson lo era; el cabello castaño no estaba tan peinado y algunas hebras se encontraban alborotadas a su alrededor, los varios tatuaje en sus brazos resplandecían antes el reflejo de la tenue luz, dos apetecibles clavículas se podían ver gracias a la camisa de gran tamaño que traía llegando a ver inicios del tatuaje en su pecho.

Y Harry en ese precioso momento tan solo quería arrancar cualquier prenda de ropa sobre el castaño, besar el bonito cuello y dejar marcas rojizas alrededor de las clavículas.

Necesitaba amar a Louis tan mal.

Así que siguió avanzado con una mano detrás de su espalda hasta llegar donde el mayor, Louis lo ve con las cejas alzadas cuando este no apartó su mirada de él, tiene una sonrisita traviesa en su rostro con un poco de color en las mejillas, deja lo que estaba haciendo para tratar de averiguar que es lo que su esposo se trae entre manos. —Hazz.

El menor no presta atención, sigue caminando hasta que rodea el cuerpo pequeño quedándose atrás de él, se acerca a él tanto como puede, su pecho quedando pegado con la espalda del castaño, olfatea el cabello lacio bajando hasta que su nariz roza la zona detrás de la oreja creando un poco de cosquillas a Louis.

—¿Estás bien? —hace la pregunta Louis un poco confundió, pero divertido al mismo tiempo.

—Nuestra hija ya se durmió. —informa con un deje de coquetería, deja besitos húmedos en la nuca y con su mano libre aprieta fuerte un lado de la cintura.

—¿Y...?

—Yo traje algo. —y es tan rápido como sucede que Harry estira su mano que ha venido escondiendo, dejando en frente lo que traía entre manos.

Y el cerebro de Louis hace clic instante que lo ve, puede que ahora haya comprendido todo

Porque lo que Harry deja a la vista no es más que una botella de lubricante y tres sobrecitos plateados en forma de cuadrados.

Alza las cejas con un gesto divertido ante los objetos que tiene a la vista, su cuerpo se estremece un poco cuando siente como dos brazos lo rodean por atrás abrazando su cintura apretándola ligeramente mientras que los besitos en su cuello no paran, al contrario, se han vuelto más húmedo.

Ríe bajito antes la actitud de su esposo, se saca las gafas y las deja encima de su laptop ya cerrada para ponerse de pie y dar media vuelta, Harry se separa a regañadientes cuando Louis lo obliga, pero cuando queda en frente de él, no duda ni un segundo en tomarlo por el cuello para estamparle un beso.

Es lento y algo suave, sus labios se mueven de manera sincronizada disfrutando del vaivén que crean sus bocas, hace puños la camisa de dormir del ojiverde y lo jala hacia el cómo si fuera posible acercarlo aún más.

Se separan en un chasquido de saliva quedando tan solo a centímetros de distancia con un hilo de saliva conectándolos, Harry acaricia la piel desnuda de la espalda por debajo de la ropa con toques suaves de arriba hacia abajo, deja un pico rápido y se dirige hacia el cuello bronceado para seguir en lo suyo.

—Veo que esta es tu manera no verbal de decirme que quieres llevarme a la cama. —susurra con una sonrisa de satisfacción, estando tan cerca que Harry apenas puedo escucharlo,

—¿Puedo? —pide. —Por favor.

—Mhm. —Se pone a tararear frunciendo su boca como si estuviera pensándolo, eso saca de quicio a Harry que tan solo suelta un quejido. —Por favor, qué.

—¿En serio me vas a hacer esto? —discute en un quejido ante la actitud engreída que toma su esposo, la verdad no sabe por qué le sorprende, Louis siempre ha sido de mandón.

—Por favor, qué.

—Dios, Louis, amor y dueño de mi vida. —Refuta un poco algo desesperado. —Por favor, déjame follarte.

Y ahí está, es todo lo que Louis necesita para dedicarle una sonrisa llena de arrogancia y emoción. —Oh cariño, nada me gustaría más en este momento. —se acerca y deja otro beso. —ya puedo sentir tu emoción apuntando mi estómago. —se burla un poco y baja una mano para apretar levemente por encima la polla semi erecta de su esposo, sacando un gemido de él.

—Y muy pronto la sentirás dentro de ti, no te preocupes, ¿habitación?

Louis hace esto de fingir que lo está pensando seriamente, torciendo su boca hacia un lado con una mirada traviesa en su rostro. —No, lo quiero aquí.

—¿Aquí?

—Sí, fóllame aquí. —Harry lo queda viendo fijamente, quizás esperando que cambie de opinión o que diga algún otro lugar, pero el silencio es más claro que las palabras.

Louis reconoce esa mirada, aquel deje de excitación que lee en los ojos verdes y mandíbula apretada con respiraciones fuertes, la mirada que siente por todo su rostro quema y hace que su cuerpo se estremezca, como si Harry lo estuviera viendo con un fuego ardiente en sus ojos, con aquel instinto animal de usarlo y dejarlo destrozado de la mejor manera posible.

Louis reconoce esa mirada porque es la que su esposo tiene cuando lo quiere, cuando lo desea de la forma más privativamente y salvaje que existe.

Cuando Harry quiere hacerlo de él.

Solo de él.

—Quieres que te incline aquí para que pueda follarte como a ti te gusta, ¿verdad? Eso es lo que quieres, mi polla en lo más dentro de ti sin importar dónde.

—Joder. —jadea. —No pensé que eso te calentaría tan rápido, pero claro que sí, lo quiero.

Harry lo besa de una manera casi descontrolada, después de eso, se agacha levemente para tomarlo por los muslos, cargarlo y dejarlo encima del mesón de mármol, Louis abre sus piernas automáticamente para rodearlo por la cintura.

—Quítate esto. —dice entre dientes para tomar los bordes de la camisa y sacársela por encima, yendo directamente a besar el pecho ya desnudo del más pequeño.

Y Louis simplemente se deja hacer, cierra sus ojitos y deja salir pequeños jadeos silenciosos cuando el placer aumenta más y más. Sus manos se enredan en el cabello rizado tirando de varias hebras, sus piernas se cruzan por detrás, empujando el cuerpo aún más hacia él, moviendo sus caderas para rozar el área de su pelvis con la erección ya dura de su esposo.

—Hazz. —le es imposible no gemir cuando siente uno de sus pezones, ser mordido y levemente estirado. No para, al contrario, lo chupa más fuerte que hace que su espalda se arquee y sus manos se aprieten en el cabello rizado.

Harry hace los mismos con el otro mientras simula pequeñas embestidas sobre la ropa, momento después se separa y deja un beso rápido en los labios del otro para empujarlo hacia atrás acostando el cuerpo más pequeño. —Quédate ahí.

El ojiazul asiente a duras penas con su respiración ya algo errática, su cabello ya está desordenado y su boquita permanece semiabierta dejando escapar quejidos pequeños.

Tiene que alzar su cadera levemente cuando Harry se lo pide para poder quitarse el pantalón y la ropa interior, dejando ambos pies plantados en el borde del mesón, quedando totalmente desnudo y expuesto ante un ojiverde que se lo queda viendo con tanta devoción como le es posible, ambas pupilas ya están dilatadas dejando tan solo un contorno de esmeraldas en ellas, su entrepierna duele de lo duro que se ha puesto así que se acaricia así mismo jadeando en el proceso.

—Dios, Lou. —vocaliza en un hilo de voz, separa las piernas a su disposición. —Ojalá pudieras verte desde aquí, tan perfecto, solo mío. —pasa ambas manos por la cintura acariciando la pequeña pancita en el proceso, acerca su rostro para repartir besitos húmedos en el vientre bajando cada vez más hasta topar con la erección del mayor y no duda en envolver sus labios alrededor de la hendidura de la misma y presionar su lengua en la punta.

—Harry. —lloriquea Louis arqueando su espalda ante la acción, sus manos van hacia los rizos castaños tirándolos con fuerza.

El ojiverde se separa haciendo un ruido casi obsceno y se alza para poder observar al su amor.

Y piensa que es una de las mejores cosas que sus ojos tiene el privilegio de ver, porque Louis es la mejor cosa que le haya pasado en toda su vida, su precioso esposo es tan perfecto que su pecho duele por todo lo siente por él, y el tener el privilegio de verlo arruinado y desesperado tan solo por su toque, hace que Harry quiere entregarle el mundo entero en ese momento.

Su ego crece cuando lo ve todo bonito, dispuesto y entregado hacia él, las mejillas sonrojadas hasta más no poder y con los ojitos azules que brillan con lujuria hacia él.

—Haz algo, Harry. —solloza ante la falta de atención que tiene, hace el ademán de levantarse, pero es empujado nuevamente hacia atrás, —Te juro que si no me tocas ahora voy a patear tu...

Harry deja escapar una risita burlona. —Pero mira en qué cosita tan desesperada te vuelves, amor, había extrañado tanto eso.

—Ugh, te odio tanto. —gruñe con fastidio

—No si hago esto.

Otra cosa que más ama Harry es lo tan bonito y dócil que se convierte su esposo cuando está entre sus mejillas, comiéndolo. Su voz se convierte en un hilo de sollozos y gemidos que pueden ser tan ruidosos como para que se escuche en todo el piso, y es una de las cosas favoritas del ojiverde que parece que el mayor se desconecta de todo su alrededor que no logra ni formular una palabra correctamente cuando está ocupado tratando de no venirse tan rápido con la atención que recibe su agujero.

Arquea su espalda una vez más logrando apreciarse una preciosa curva, presionando su cabeza hacia atrás con sus dos manos estiradas a los costados tratando de encontrar algo por aferrarse, sus piernas tiemblan ligeramente mientras es sujetado por sus muslos hacia adelante por manos grandes y fuertes que dejarán marcas rojizas y violáceas en ellos.

También lo abre cuidadosamente con sus dedos, llegando a introducir dos de ellos a un lado de su lengua penetrando constantemente, se levanta brevemente para tomar la botellita de lubricante y coloca una buena cantidad en sus dedos para inmediatamente volver hundirlos agregando uno más en este caso, viendo cómo el cuerpo acostado se retuerce ante su toque profundo.

—Necesito... necesito más... yo, por favor. —gime, el más pequeño lleno de placer, estira su mano para tocarse a sí mismo, pero le es imposible cuando su esposo le da una palmada fuerte a su dorso quitándola del lugar.

—No te toques. —demanda un tono serio a la vez que empuja sus dedos una y otra vez. —Eres un pequeño tan codicioso, ¿verdad? Siempre queriendo más de lo que te estoy dando. —encorva los dedos un poco, llegando por fin a aquel punto de placer que hace enloquecer a Louis. —No te basta solo con mis dedos, lo único que quieres es tener una gran polla que te mantenga lleno, ¿no es así?

—Hijo de puta. —murmura entre dientes.

—¡Oh, pero escucha a esa sucia boquita que tienes! —con su otra mano no duda en dar una fuerte palmada a un lado de la nalga. —Así no vas a llegar a ningún lado, mi vida. Intenta de nuevo.

—Por favor.

—Error. —El ojiverde ríe socarronamente ante aquel pobre intento. —Vamos, cariño, sé qué puedes hacer mejor que eso.

Louis chilla frustrado ante eso, solloza bajito para hablar. —Te lo pido, Hazz, por favor. Necesito más, yo quiero... —traga saliva con algo de esfuerzo. —Te quiero a ti, te necesito a ti, solo a ti, por favor, por favor, fóllame, por favor. —dice apenas en un hilo de voz, agitando sus pestañas y dejándose mostrar sumiso para tener su liberación

Y puede que el tono melodioso, suave y desgarrador con el que habló haya dado justo en el blanco, porque lo que Harry hace a continuación no es más que acelerar sus movimientos a un ritmo casi bestial y masturbar su necesitada erección. —Te ves tan bonito así, bebé, rogando para que puedas venirte.

—Por favor.

El ruido que provoca el lubricante con los movimientos rápidos de Harry es contante y totalmente obsceno, pero se escucha tan malditamente bien que el rizado no quiere que paren nunca, acelera sus movimientos desesperando al cabello lacio.

—Vente, cariño, haz un desastre y córrete para mí. —y solo basta eso para que Louis gima alto y se corra en la mano de su esposo, se cubre su cara con su antebrazo mientras su orgasmo arrasa con todo su cuerpo como un torbellino fuerte y estruendoso. —Eso es, Lou.

Mientras el ojiazul trata de calmar todo su cuerpo, Harry no demora en bajar sus pantalones y finalmente dejar su hombría fuera, y es como el alivio más grande del mundo cuando con su mano llena de restos de lubricante se acaricia a sí mismo jadeando ligero y echando su cabeza hacia atrás, no puede esperar más.

—Date la vuelta. —demandó ayudando el más pequeño en levantarse. —Vamos, cariño, date la vuelta para poder follar ese lindo culo que tienes. —Se estira un poco para alcanzar el bote de lubricante y uno de los condones cuando una mano más pequeña lo detiene.

—No.

—¿Qué?

—No te lo pongas, no quiero que te lo pongas. —dice con su tono de voz tan bajo que parece que está suplicando por ello... tal vez lo está un poco.

—Pe-pero tú...

—Quiero que te vengas dentro. —murmura bajito, viendo fijamente a su esposo, pestañeando ligeramente, mostrando el deseo en los orbes azules. —Por favor.

Joder.

Y no hay cosa que más quiera Harry en la vida.

Pero el problema no es ese, el problema es la mínima probabilidad de que Louis quede en cinta después de eso.

—No puedes decirme ese tipo de cosas cuando trato de ser razonable, Louis. —farfulla entre diente con sus ojos cerrados, controlando todo aquel sentimiento de excitación y lujuria. —Estás consciente de las consecuencias de eso, ¿verdad?

—Vamos, Hazz, ya comencé mi control de natalidad, recuerdas. —dice en tono seguro y algo emocionado. —Estoy cuidándome desde el mes pasado, no te preocupes.

Y Harry parece que está en una batalla interna con su cerebro, Louis lo nota y rueda los ojos ante eso, así que decide que quizás una ayuda no le vendría mal. Baja su mano y la envuelve en la polla dura de su esposo, apretando ligeramente, sacando un jadeo del mismo y una respuesta también.

—A la mierda, hay que hacerlo. —Toma el condón y sin más lo arroga a un lado, se acerca y besa salvajemente al ojiazul que sonríe ante aquella respuesta.

Bueno, siempre hubo esa pequeñísima probabilidad a lo largo de su relación, pero para su suerte, el anticonceptivo de Louis siempre ha funcionado a la perfección el 99% de las veces.

¿El 1% restante? Bueno, Olivia es prueba de ello.

Pero él decide confiar de ahora en adelante.

Con algo de dificultad, Louis logra estar inclinado en el mostrador segundos después, sus antebrazos son lo único que lo sostiene de no chocar con el mármol de su mesón, empuja sus caderas hacia atrás incitando al ojiverde a follarlo de una vez.

El menor pone una buena cantidad de lubricante en su polla para asegurarse de no lastimar a su esposo, se coloca en la estrecha entrada tanteándola un poco, quizás burlándose un poco de hombre desesperado que tiene en frente, se frota en toda la línea empujando lentamente hacia adelante disfrutando del roce íntimo que realiza, y es necesario una maldición por parte de Louis y una patada en su espinilla para que él comience, en serio, con lo suyo.

Tiene que intentarlo dos veces antes que la punta se logre enganchar en el borde, presiona ambas manos en cada mejilla separándolas un poco para poder introducirse lentamente, procurando no causar daño a su chico.

El castaño deja salir un jadeo cuando siente ser llenado cada vez más, apoya su frente en el mesón con sus ojitos cerrados y da respiraciones profundas, le es inevitable soltar un fuerte gemido cuando su trasero finalmente choca con la pelvis de su esposo, siente que no se puede ni mover con todo lo que tiene dentro suyo, el agarre en su cadera es fuerte que está seguro que quedarán marcas rojizas.

—Mierda, Lou. —suelta un gemido ronco, su vista maravillada ante la imagen de su polla siendo apretada por el pequeño agujero, se siente increíble estar dentro, el castaño lo recibe, como todas las veces, húmedo, estrecho y caliente. —Siempre se siente como la jodida gloria estar en ti.

—Harry. —Sorbe su nariz y con algo de esfuerzo voltea hacia atrás logrando ver a su esposo todo embobado viendo su trasero con algunos mechones cayendo por su frente, al parecer el menor se da cuenta de eso así que gira su cabeza de regreso colocando su mano en la parte posterior de su cuello manteniéndolo ahí.

Hay un pequeño dolor, siempre lo hay, a pesar de que Harry se haya tomado su tiempo en abrirlo con sus dedos, nada se compara con lo que en verdad es la polla de su marido. Pero está bien, ama la sensación de sentirse tan lleno en cada rinconcito dentro suyo, ama el dulce dolor en su parte baja cada vez qué pasa y sentir la flacidez en sus piernas cuando intenta pararse luego.

Tiene que pasar unos segundos para que él se comience a impacientarse, Harry no se ha movido dándole un momento para que Louis se acostumbre, dando besos en su piel desnuda y acariciando con ambos pulgares los hoyuelos existentes en su espalda baja, así que comienza a empujar sus caderas levemente hacia atrás.

Harry capta la señal casi de inmediato, con una mano se sujeta de la cadera y con la otra hace presión en la espalda del más bajo, al inicio comienza a moverse lento, retirándose despacio para entrar de nuevo, da embestidas lentas y suaves inclinándose para besar el hombro y decir palabras dulces por el momento, abraza la cintura y lo jala un poco hacia atrás para mayor espacio, Louis ante eso logra agarrase del borde y se sostiene en alto con sus brazos temblorosos mientras dulces gemidos comienzan a salir sin su permiso.

—Más, dame más, por favor. —Ante la petición del castaño, Harry comienza a acelerar sus movimientos, comenzando a mover sus caderas hacia adelante y atrás cada vez más rápido, logrando que el cuerpo de adelante rebote cada vez que embiste con fuerza, el tan anhelado sonido de choque de pieles se comienza a escuchar casi al instante y se combinan con las palabras que Harry recita a un costado.

El ojiverde pasa una mano por sobre el vientre de su esposo en busca de tan increíble sensación manteniendo su cadera hacia adelante y casi no tiene que hacer presión en la parte baja, cuando levemente da una embestida algo profunda y es algo que definitivamente lo puede hacer llegar al mismo paraíso cuando siente el contorno de la punta de su propia polla a través de la piel.

Se obliga a concentrarse en el aroma del cabello lacio que tiene a su alcance enterrando su nariz entre los mechones cafés, tiene que cerrar los ojos y parar para no venirse solo con el pensamiento de sí mismo, estando clavado tan profundo de del ojiazul.

Louis no se da cuenta de lo que pasa, tan solo lloriquea a la falta de movimiento, gira su rostro para ver a su esposo y reclamar por qué ha parado, o incluso rogar para que siga, pero Harry es más rápido y habla.

—Dame tu mano.

Pide con su voz ronca y profunda, no espera la respuesta del otro, tan solo agarra la mano pequeña entre la suya, llevándola directamente hasta el vientre del mismo.

—Aquí, Lou, siente aquí. —susurra con su voz un a cuarta más baja y hace presión nuevamente en la zona, se retira tan solo para poder entrar con una fuerza que crea espasmos en el cuerpo adelante suyo.

Oh.

Louis lo siente al instante.

Claro que lo siente, es imposible no sentirlo. Por su puesto que siente como la polla de su esposo, es capaz de perforar sus adentro para poder notarse a través de su puto estómago.

En su maldita barriga.

— ¿Si sientes como me hago notar en ti? —comienza a embestir a un ritmo fuerte, más rápido que antes, las piernas del ojiazul se vuelven más temblorosas que probablemente se hubiera caído a no ser porque Harry lo sostiene tan fuerte por la cintura y por su estómago. —¿Sientes lo profundo que puedo llegar dentro de ti?

El castaño tan solo puede llegar a asentir con su cabeza incontables veces mientras hace lo imposible para no derrumbarse completamente, su boca se mantiene abierta soltando jadeos y sollozos cada vez que su punto dulce es maltratado.

Harry ante la inexistente respuesta verbal lo toma fuertemente por la mandíbula atrayéndolo hacia él. —Te hice una maldita pregunta. —su voz sale fuerte y ronca, en un tono dominante que saca más gemidos del cuerpo pequeño.

Y es que en la forma que habla, una cuarta más baja de lo normal, hace que Louis quiera tenerlo dentro toda su vida. —S-sí, sí, joder, sí. —Su voz sale toda magullada y entrecortada, a duras penas puede contestar coherentemente. —Amo poder sentirte en mí, Hazz.

El rizado suelta su mandíbula en un movimiento brusco satisfecho con la respuesta. —Me encantas, Lou, me encantas mucho. —habla con voz profunda y cargada de excitación, contento de poder tener como suyo a la persona frente de él, de poder destrozar y corromperlo de la manera más satisfactoria que puede. —Me encanta follarte, bebé, lo haría toda mi vida, lo juro.

Louis no responde a eso, demasiado ido en su placer como para hacerlo, siente el aliento caliente a un lado suyo y besos en la zona de atrás de su oreja. —Si, ahí, justo ahí, no pares. —Harry se refugia en la zona mientras continúa embistiendo de manera rápida, profunda y sin control.

Sus brazos ya no aguantan por si solos, y al parecer Harry se da cuenta de eso, ya que, baja el ritmo y siente la presión en su espalda llevándolo hacia adelante obligándolo a recostarse en el mármol. —Así, amor, ponte así.

Asiente con su cabeza mientras busca sostenerse sobre sus codos, empuja sus caderas más hacia atrás, arqueando su espalda en el proceso y manteniendo su cabeza gacha.

—Eres tan bonito, bebé, siempre tan obediente. —alaga acariciando la espalda desnuda con sus manos, toca los dos hoyuelos que se forman en su parte baja con delicadeza, subiendo poco a poco hasta llegar al cabello castaño, jalándolo hacia atrás con firmeza. —Voy a complacerte, cariño. —Con su mano libre sujeta la cadera y da embestidas fuertes y profundas, ocasionando que el cuerpo adelante de él rebote en cada movimiento

Louis grita el nombre de su amado cuando siente el tan conocido cosquilleo en su vientre avisándole que su clímax está por llegar, se viene manchando parte de su abdomen y salpicando el mesón, el orgasmo lo mantiene con todas sus emociones al máximo y hay ese breve momento en donde su cuerpo siente aquel cosquilleo relajante que comienza desde sus entrañas hasta su mente sintiéndose flojo y liviano.

Harry se viene un después de un par de embestidas más dejando soltar chorros de semen dentro del cálido lugar, sostiene al cuerpo pequeño con fuerza mientras gime en tono ronco y fuerte, cierra los ojos y junta su frente con la espalda de su esposo esperando que su clímax pase.

—Hazz. —llama el ojiazul con su voz un poco dulce y perezosa, mueve un poco sus caderas hacia atrás, sonriendo de manera suave cuando saca un gemido al ojiverde que aún sigue pegado a su espalda. —Sol.

—Aquí estoy. —deposita un beso en la zona en donde estaba para después enderezarse y salir con calma de su esposo.

Y como sucede siempre, espera a ver que su corrida se deslice fuera del pequeño agujero para con sus dedos regresar la mayor cantidad de líquido blanquecino, acaricia el borde y lo esparce por toda la zona, con su pulgar toma un poco para poder untarlo por encima de la piel de una de las nalgas, justo en donde la bonita H está tatuada.

—Harry, te necesito, sol. —se queja en un gemido un poco molesto. —Tiempo de abrazos.

—Ven aquí, bebé. —voltea a Louis para tomarlo por los muslos y dejarlo una vez más encima del mesón y no esperan para poder unir sus labios en un beso, Louis se aferra a él rodeando sus brazos alrededor del cuello al igual que sus piernas, su esposo también lo abraza envolviéndolo su cintura y apretando levemente.

Es dulce y lento a comparación con los anteriores, sus bocas se mueven en una sincronización casi perfecta mientras ambos dejan caricias suaves en el cuerpo del otro, Louis masajea el cuero cabelludo rascando un poco en el proceso sabiendo que aquel es uno de los puntos débiles de Harry y que se arrullará tal y como un niño, sonríe en medio del beso cuando su esposo deja escapar un sonidito de satisfacción.

Se separan cuando ya es necesario el oxígeno para respirar, tan solo se quedan a unos cuantos centímetros de distancia, el ojiverde se encarga de limpiar los pocos rastros de lágrimas que aún se aprecian en las mejillas y besa ambas cuando termina.

Coloca ambas manos en los muslos regordetes del mayor, apretando ligeramente, sintiendo como estos siguen temblando un poco, sonríe engreído. —Ya puedes decirles a tus piernas que dejen de temblar, pastelito.

—Cállate, jodido imbecil. —refuta con sus mejillas rojas y pellizca con fuerza el hombro cercano, sacando un quejido lastimero del contrario.

El verde se hipnotiza con el azul, apreciando las bonitas pestañas que se alzan con plenitud, las bonitas mejillas sonrojadas y aquella nariz tan linda como la de un pequeño conejito, el corto flequillo se pega a la frente aperlada así que con una mano lo peina cuidadosamente hacia un lado y es cuando Louis le guiña un ojo juguetonamente que no puede ocultar la sonrisita que se le escapa de su boca dejando a la vista el bonito par de hoyuelos.

Louis sonríe, también, tan encantador como siempre, y Harry se lamenta porque no tiene más opción que comérselo a besos de lo tan bonito que se ve. Deja besitos sonoros en la punta de la nariz, yendo hacía hacia las mejillas, besando sus pómulos rojizos, su frente, sus ojos, su mandíbula y toda extensión existente del rostro y del cuello, creando de alguna manera cosquillas en el mayor.

—¡Para, para, para! —Exclama entre pequeñas risas el Louis usando sus manos en un intento vago de separar a su esposo. —Harry.

Su esposo también se ríe aún escondido en la curvatura de su cuello, deja un último beso en la zona para alejarse y mirar al ojiazul, suelta y suspiro y dice:

—Yo realmente estoy perdido por ti. —los orbes esmeraldas brillan cuando habla, viendo atentamente a la dulce criatura en frente suyo.

Louis sonríe con un poco de altanería y con sus mejillas rojizas decide continuar. —¿Y supiste eso ahora o....?

—Lo supe desde la primera vez que te vi. —declaró con una sonrisa relamiéndose los labios antes de seguir. —Te veías bonito que mi cerebro creyó que te estaba imaginando, y yo eran tan solo un chiquillo estúpido que no sabía cómo acercarme a ti, y no se me pudo haber ocurrido otra cosa que orinarte en los baños.

La carcajada que suelta Louis después de eso es capaz de escucharse por todo el piso. —Dios, esa va a ser una buena historia que contarle a Olivia.

Harry también ríe y asiente un poco avergonzado, sin embargo, abre su corazón una vez más a la personita que el destino ha proclamado como su compañero de vida, admirándolo con ojos que solo derrochan felicidad y emoción. —Te amo. —pasa un mechón por detrás de la oreja. —Yo ya sabía que serías el amor de mi vida con tan solo haberte visto, ya sabia que serías mío por toda mi vida. Fuiste, eres y serás el amor de mi vida, Lou, nunca lo olvides.

El ojiazul sonríe abiertamente con su rostro avergonzado ante tan confesión de amor, y aunque, sí, puede que esté acostumbrado a aquello, siempre su corazón se acelera cuando su esposo le recita palabras dulces y amorosas, las mariposas en su estómago salen y dan paso a todo un zoológico entero haciendo estragos en su interior. —Oh sol, no sabes cómo yo también te amo, por el resto de mi vida serás la única persona que quiero que despierte a mi lado. —Se acerca tan solo para darle un pico rápido y suspira. —Esta es mi parte favorita del sexo, ¿sabes?

—¿Sí?

—Sí. —afirma. —siempre te pones extra cariñoso y extra cursi, dices tonterías de amor totalmente ridículas que me encantan. Dices que me quieres, que me amas, que me adoras, que me...

—Pero yo te adoro, lou. —interrumpe con su ceño alzado. —Te escribí una canción sobre eso, pensé que lo sabías.

El mayor ríe bajito y atrae a su esposo más hacia él. —Oh créeme que soy consciente de eso, como podría olvidar que me convertiste en un pez.

—En un pez muy demasiado lindo. —enfatiza y deposita varios besitos en la boca. —¿Tienes frío, amor? —le pregunta después de haber acariciado los brazos de su esposo y sentirlos helados, la afirmación por parte de Louis es todo lo que necesito para sacarse su propia camisa y ponérsela con cuidado al mayor. —Listo, ¿te parece si tomamos un baño caliente?

—Sí, estoy lleno de ti por todos lados, por si no lo recuerdas.

El rizado se ríe ante el comentario de su esposo. —lo recuerdo, bebé. —Se estira un poco para alcanzar el intercomunicador de bebé y se lo da al ojiazul, con sus manos sostiene ambos muslos por la parte de abajo para alzarlo y ponerlos alrededor de su cintura. —Vamos, bebé, sostente bien.

Louis se aferra al cuerpo fornido como un koala, rodea su cuello y apoya su mejilla en uno de los hombros mientras su esposo lo carga y los guía escalera arriba.

No utilizan la bañera esta vez, ambos están lo suficientemente agotados como para quedarse dormidos en el momento donde se recuesten en ella, así que ellos se duchan en el gran cubículo de vidrios transparentes, con la ducha soltando chorros de agua tibia Harry se asegura de limpiar a un Louis ya somnoliento que está apoyado en él.

Lava su cabello con champú de coco y vainilla, masajeando con delicadeza el cuero cabelludo, eso hasta que le dice que pare si no quiere que se quede dormido ahí mismo, también enjabona el cuerpo completo dejando besitos cariñosos en los hombros y espalda, después de enjuagarlo manda a Louis primero a la habitación prometiendo que terminara su baño lo más rápido luego del puchero que su esposo le da, y como prometido, sale cinco minutos después con una toalla amarrada a su cintura y sus cabellos húmedos rozando sus hombros,

Ve a Louis entrando a la habitación casi en seguida, ya vestido con una camisa floja de dormir, un calentador negro y medias de algodón blancas recubriendo sus pies, camina descalzo hacia él -un poco incómodo por el dulce dolor en su espalda baja- regalándole una pequeña sonrisa, ya cerca toquetea la promesa de amor que tiene tatuada en su abdomen en forma de mariposa y se pone en puntillas para depositar un besito en sus labios.

—Fui a ver a nuestra niña, está bien, sigue dormida y no hay pañal sucio ni nada por el estilo.

—Eso es bueno, bebé. —Responde al mismo tiempo que comienza a vestirse, eligiendo para esa noche tan solo un pijama sencillo.

—Sip, así que ¿vas a bajar o te quedas aquí arriba?

—¿Por qué vas a bajar? —pregunta con su ceño fruncido. —Quería acurrucarme contigo.

—Aún tengo que responder los correos de Jared. —se acerca hacia el menor y golpe despacio su brazo. —Tú, gran tonto, me interrumpiste cuando estaba a mitad de algo importante.

—¿Y qué es más importante que quedarte aquí conmigo? —dice en un puchero.

—¿Te acuerdas que te conté sobre la idea de hacer un festival? —asiente. —Bueno, creo que, si vamos a hacerlo mismo, no lo sé, estoy viendo eso con Jared y con el equipo, me envío información acerca de los lugares y todo eso.

—Estás hablando en serio. Por dios, ¡eso es genial! —expresa contento, acercándose al más pequeño, el cual tiene una pequeña sonrisa en su rostro. —Va a ser el mejor festival del mundo, amor, vas a hacerlo muy bien.

—Gracias, Hazz.

—No agradezcas, bebé, estoy muy feliz por ti, te mereces todo el jodido mundo, Louis, todo. —lo abraza por la cintura, atrayéndolo hacia él y besándolo después. —Vamos, te acompañaré, aún tengo que recoger los juguetes de Olivia.

Ambos bajan y se dedican a lo suyo, Louis toma su laptop y se siente en el sofá porque su trasero duele como para sentarse en el taburete de su cocina, conversa con Harry cuando ve algún punto interesante de la información que tiene, mientras se dedica primero a recoger todos los juguetes esparcidos por el piso y ordenar la sala de estar.

Apila las mantas y cojines en un lado de la habitación, lo más probable es que mañana de nuevo se utilicen, y limpia el desorden de la isla de la cocina después de los sucesos que pasaron ahí, con todo listo se une a Louis en el sofá acostándose a un lado.

Ya cuando dan más de media noche, ambos están lo suficientemente cansado como para seguir despiertos un minuto más, verifican una vez más a su hija y seguros de que todo está bien, se acomodan en su cama, listos para dormir.

Harry abraza Louis por detrás ya dormido, acariciando el estómago blando y suave, sintiendo la suave respiración y él sube y baja de la pancita que tanto adora, roza su nariz con la mejilla cercana arrullándose con el delicioso aroma que su esposo desprende, huele a lavanda, a coco y a su bebé.

No sabe cómo, pero el aroma de la colonia de Olivia se queda pegado en todo Louis como si fuera un aroma propio de él.

Huele bien, joder, huele extremadamente bien.

Porque huele a hogar.

Él sabe que podría reconocer ese aroma para toda su vida, porque algo dentro suyo se mueve cada vez que entra a casa y se embriaga del delicioso aroma a champú de bebé y lavanda, y así mismo cuando el ligero aroma a pancakes quemados impacta en él y se acerca solo para ver a una Olivia sentada en su sillita de comer y a un Louis desechando costras negras en su tacho de basura, viéndolo con su ceño fruncido y frustrado porque se había olvidado de la existencia de ellos en el maldito sartén por ocuparse de su bebé, también cuando escucha los cientos balbuceos felices de Olivia por los programas que ella ve o cuando lo recibe un cómodo silencio y solo avanza un poco para ver a su familia acostada entre líos y líos de mantas.

Y es que ese es su hogar ahora, un hogar lleno de juguetes y peluches esparcidos en cada rincón de la casa, lleno de biberones y cientos de pañales a poner, con protectores para los enchufes en todos los tomacorrientes posibles, con noches de desvelos y con fines de semana de levantarse temprano porque a Olivia le parece un buen día para madrugar

Con armarios llenos de ropa pequeña y zapatitos realmente adorables, cajones llenos de moñitos y lacitos esperando a ser utilizados, eran anaqueles llenos de tarros de leche, diferentes tipos de cochecitos y asientos de bebés para sus diferentes carros.

También era nada de dar conciertos y sin noches de fiestas, sin premieres ni eventos ultrasecretos y glamorosos, sin viajes alrededor del mundo cada mes, sin alcohol ni cigarrillos, y la mayoría de las veces era sin sexo ni diversión.

Su hogar había cambiado, sí, pero no podía estar más contento.

Porque le encantaba esto, le encantaba fingir a perseguir a Olivia gateando detrás de ella, ama aprenderse y cantar las canciones infantiles solo por verla sonreír, ama verla dormí cuando se queda en su pecho siendo tan pequeñita y frágil confiando ciegamente en él y le gusta salir a pasearla por la ciudad en el bonito cochecito gris, con una mano empujándolo y con la otra sosteniendo al amor de su vida.

Siempre quiso esto, siempre quiso una familia.

Y ahora por fin la tiene, justo y como lo soñó desde que se enamoró del ojiazul.

Desde que conoció a Louis.

Con una sonrisita se embriaga de todo aquel sentimiento dulce y sutil, acaricia el vientre del mayor imaginando volver a verlo hinchado y redondo en un futuro, besa el cabello castaño y junto a su vida entera cae en profundo sueño.

🍯🍯🍯

Oliva se despierta con el reloj casi marcando las cuatro de la mañana, el llanto se filtra en el intercomunicador levantando enseguida al rizado que a pasos casi automáticos se dirige a la habitación de su niña.

La ve en su cuna llorando con sus manitas recogidas y piecitos alzados, la toma en sus brazos y verifica cuál es el posible causante de las lágrimas de la pequeña rubia, no hay pañal mojado y ni nada por el estilo, la acuesta en sus brazos y la arrulla en un intento para que pare de llorar, no sucede.

La pequeña sigue llorando a pesar de las palabras dulces y de los movimientos suaves que su padre hace, el ceño se le frunce al menor porque ha pasado un poco más de cinco minutos y ella no parece calmarse. No es hasta que ella comienza a soltar balbuceos que Harry entiende.

Mami, mami, quiero. —logra decir bajito entre sollozos pequeños.

Quiere a Louis.

—Oh cariño, querías a mami, pudiste decírmelo desde un comienzo, preciosa. —con su hija en brazos se encamina a su propia habitación, Olivia ya ha parado un poco su llanto y solo suelta pequeños quejidos, pequeñas lágrimas aún se pueden ver en sus ojitos.

Ya en su habitación acuesta a Olivia a un lado de Louis, pensando que quizás eso es suficiente para que estuviera satisfecha, al contrario, ella gatea y como puede escala para poder ponerse en el pecho de su otro padre.

Es inevitable para Louis no despertar, siente un peso extra prácticamente encima de él y lo primero que ve cuando abre los ojos es a una Olivia toda lagrimosa buscando su atención y a un Harry por detrás con una mirada de disculpas.

—Ella te quería a ti. —Le dice el ojiverde como si pudiera leer su mente. —quédate con ella un momento, voy a traer un poco de leche.

Asiente, aun somnoliento y acomoda mejor a su hija a su costado, la cubre con el edredón y regala suaves acaricias en la espalda para calmarla un poco, eventualmente deja de llorar y se queda tranquila, con sus ojitos vagando por toda la habitación y moviendo sus manitos.

Harry llega con el biberón lleno de leche momento después, se acomoda a un costado y sostiene el biberón cerca para que ella pudiera tomarlo, la leche se acaba y para su sorpresa Olivia sigue despierta.

Faltan quince minutos para que den las 5 de la mañana y su bebé sigue despierta.

Louis para este entonces ya se ha puesto de pie y sostiene a Olivia en sus brazos meciéndolo contra su pecho, le acaricia los mechones rizados mientras da palmaditas en la espalda, Harry por si lado a ido en busca de los peluches favoritos de su pequeña en un intento para hacerla dormir, llega con un pequeño dinosaurio de peluche, un Winnie Pooh y un gatito.

Olivia estira sus bracitos cuando su padre se los enseña cariñosamente, sin embargo, cuando los ve mejor, los deja caer con su ceño fruncido, girando su rostro.

Ambos adultos se ven entre sí asombrados ante eso, Louis la toma y la gira suavemente para poder verle la carita.

—¿Qué pasó, cariño? —dice de forma lenta. —Pensé que esos te gustaban para dormir.

No, no. —dice algo malhumorada y estira sus manos para toquetear el rostro del castaño. —muuu, muuu, sí.

Sí, eso definitivamente los confunde más, Louis dice algo más, pero Harry está tratando de decidoras que rayos significa ese muuu, muuu, segundos después su rostro se pone pálido cuando su cerebro hace clic.

—¡La vaca, Louis! —exclama en voz baja. —Ella quiere su vaca de peluche.

—Ay joder.

No tiene más opción que ir por ella, el rizado a esa hora sale a sacar el muñeco del fondo de la piscina ayudándose con la red que tienen, la enjuaga con agua limpia y la pone en a la secadora con el menor tiempo posible.

Olivia sonríe cuando su padre se la enseña ya seca y limpia, la toma en sus manitas y la abraza contra su pecho, se acuesta tranquila con su peluche en mano dejando atrás cualquier lloriqueo y berrinche, sacando un suspiro de alivio de Harry y dejando a Louis con la boca abierta, literalmente.

—No puedo creer que hayas hecho todo esto, para conseguir tu horrenda vaca, Olivia. —se acuesta junto a ella atrayéndola hacia él, la pequeña se acurruca y cierra sus ojitos cuando Louis comienza a acariciar su espalda. —Ya tienes a tu vaquita, bebé, ahora deja a mamá y a papá dormir, por favor.

El cielo ya comienza a aclarecerse cuando ella se duerme, Louis le sigue tan solo minutos después y Harry se asegura de tapar a los dos cuerpos en su cama con el edredón, cierra las cortinas procurando que no entre ningún indicio de luz y se acuesta finalmente a un lado de Olivia.

Y antes de caer en dulces sueños junto a su familia, él está ordenando tres nuevos peluches de vaquitas y pagando 89,99 dólares para un envío rápido.

🍯🍯🍯

Yyyyy eso fue todo, YAY!! 🎉🎉🎉

Espero de todo corazón que les haya gustado y amado esto, la verdad no estoy muy segura si es mi mejor trabajo, per idk, espero que si 🫶🏻

Y BUENO, HAN PASADO MUCHAS COSAS.

Como que Louis llego número 1 en UK, OMGGGGG!!!

Louis se hizo mierda el brazo 😭😭 lloro todos los días.

Y FAITH IN THE FUTURE AMEEEE, dime si ya lo escuchaste y qué tal te pareció, definitivamente 20/10, pedazo de obra maestra!!

Y también Harry's house, AMOOOO.

Pusiera mi top 5 pero no puedo elegir 😭😭

Oigan y el stunt se acabó la CTM!! JAJAJAJAJAJA perdón pero tenia que decirlo porque pasó justo hoy, YA ERA HORA GENTEEE!!

Y bueno, podría decir millón cosas más pero nunca acabaría, es que me encanta compartir estas cositas aquí jeje, so sorry 🤧

Así que nada, dime tu opinión acerca de este cap y qué tal te pareció porfis 🥺

Me genera un poco de conflicto el tema del nombre de la bebé, porque ya se todo el asunto del stunt y eso, pero a mi en verdad me gusta y desde siempre elegido ese nombre y no creo que lo cambie, así que si no te gusta, está bien, pero evita poner cometarios feitos sobre eso, porfas 🙏🏻

Si no te gusto algo házmelo saber de bonita forma, y si vas a escribir cosas feas, abstente porfas

Probablemente haya muchos errores y todo eso, trataré de corregir

No te olvides de votar y comentar ⭐️☄️

Tengo otra fic en mi perfil, que literal, es un OS de smut 🫣🫣 por si quieres ir a leerlo

También quería agradecerles por los más de 100k, wtffff quede tiesa cuando lo vi, muchísimas gracias 🥹❤️❤️

No pienso dejar morir esta fic, probablemente si más gente la lee escriba mas extras y cositas así, así que si quieres una dedicación comenta aquí libremente 💃🏻

Bueeeno, ya paro ahora si.

Cuídate y mantente a salvo, disfruta mucho si vas a un concierto de H, yo no pude ir pero estoy tan feliz por todxs los que van, tomen las debidas precauciones, todxs son muy importante y queremos que estén bien.

Les mando un beso y un abrazo de oso, MUAK!! 💋

Lxs amo!!



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