Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Epílogo.

HOLAAAAA CHIQUIIISSS 🥺❤️

BIENVENIDOS AL EPÍLOGOOOOOO!!!! YEYYY!! 🥳

Ommmg lloro.

Advertencias.
-En medio del capituló puedes sufrir o morir por un ataque de diabetes, no me hago responsable.
-El capituló es muy muy largoooo, lo siento muchoooo, a veces me emociono escribiendo y sale esto.

Así que nada, voten y comenten para hacerme feliz 👏🏻👏🏻👏🏻

Disfrútenlooooo!!

🍼🍼🍼


Fue una tarde a mediados de diciembre que inicio todo.

La gran mansión mantenía su ambiente cálido y un silencio cómodo en sus adentros, aquel aroma en particular a chocolate y a galletas recién horneadas debido a la porción reciente que salía, tan solo se escuchaba el sonido de alguna tonta película que el castaño había puesto en la sala de estar.

Ya no caía nieve, sin embargo, el gran jardín estaba lleno de ella, la calefacción era lo único que los mantenían caliente, a pesar de eso, Louis se encontraba acurrucado en el mueble que daba al frente de la pantalla del televisor, envuelto entre esponjosas mantas y cojines suavecitos que lo mantenían cómodo la mayoría del tiempo.

Porque Louis nunca puede estar completamente cómodo cuando tiene una enorme barriga que parece a punto de explotar.

No lo malinterpreten, el ama todo el proceso de su embarazo, y el tan solo saber que su niña está cada vez más cerca de nacer lo pone feliz, pero eso no le quita el dolor en su espalda cuando camina, sus piecitos hinchado y sus cachetes más rellenos de lo normal.

Entonces sí, está más que ansioso por que llegue la próxima semana, en específico el día donde está programada su cesaría y el día en el que por fin conocerá a su preciosa niña.

Y uno que cierto alivio de no tener que sufrir más, a pesar de que sabe cómo serán los próximos meses a ello.

Ayudó a su mamá cuando las gemelas nacieron, aún no tenía ni 18 años, pero lo recuerda muy claro, recuerda todas las noches donde las dos niñas chillaban a gritos en las madrugadas, no dejándolo dormir ni mucho menos a su madre, que se mantenía despierta cuidado a sus dos retoños recién nacidos

Pero nunca se había imaginado cuando llegaría su turno, y ahora, ni a una semana de la llegada de bebé, su mente y su corazón es un lío de emociones nerviosas que cambian constantemente.

Estos dos últimos meses han sido más difíciles de lo que pensaba, su pancita crecía cada vez más por más impresionante que sea, su niña les regalaba cada vez patadas realmente fuertes directamente a sus costillas y se había vuelto más hostigoso, quejoso, meloso, mimado y extremadamente sensible.

No tenía ni idea como Harry lo estaba aguantando.

Harry por su lado había sido un completo amor, como siempre, lo mantenía en sus brazos cada vez como podía, lo protegía del frío las pocas veces que salían, lo arrullaba siempre cuando se quejaba de algún dolor en la madrugada y lo mimaba cada vez que veía la cara frustrada de su esposo.

Repartía miles de besitos en su rostro y en su barriguita, la costumbre de hablar con su vientre ahora ya era un hecho, cuando despertaban cada mañana envuelto en las sábanas de su cama, Harry lo besaba sin importarle el tema de sus alientos mañaneros y susurraba un suave "buenos días" con el característico tono de su voz ronca y grave de recién despierto, para luego bajar hacia su vientre y dedicarlo otro "buenos días" y dejar besitos en la zona más abultada.

También lo satisfacía en todos los ámbitos que fuera posible, le traía cualquier antojo que quería sin rechistar ni ver la hora en su reloj, siempre mantenía sus brazos abiertos cuando un Louis cansado y agotado se le acercaba dispuesto a recibir todo su cariño en un fuerte abrazo.

En términos de sexo, ya no tenían sexo.

Aunque el castaño siguiera con ese deseo de tenerlo, Harry siempre había sido muy delicado y nervioso cuando se hablaba de su embarazo, entonces el ojiverde se había negado a tener sexo con él por miedo de ocasionar algún daño o alguna complicación, a pesar de que era imposible.

Pero para Louis, en su estado le era muy fácil ponerse caliente y deseoso, por ende también le era muy fácil llegar a su clímax luego de un poco de estimulación, entonces su esposo aunque no le metería su polla, siempre sabía cómo atenderle, estimulaba y besaba sus zonas erógenas mientras una clase de charla sucia era recitada, también lo masturbaba y lo estimulaba con sus dedos demandantemente una y otra vez, teniendo como resultado siempre al castaño jadeando y gimiendo el nombre de su amado, haciendo puñitos sus manos estrujando la camisa que llevará el rizado y su carita completamente roja escondida en el cuello del menor. De ahí, Harry se satisfará así mismo, viniéndose sobre parte de su trasero, parte de su pecho o su vientre.

Era bueno, nadie se quejaba.

Por otro lado, el cuarto de su bebé ya estaba listo y completamente equipado con todo lo que necesitarían, habían contratado a un diseñador de interiores y en un par de semanas las paredes estaban pintadas de un beige pálido acompañado con un tono de rosa en algunos puntos, había una bonita cuna de madera, una cómoda en un costado con una llamativa lámpara de un gatito encima, un cambiador al otro lado con los cajones llenos de toallitas, talcos, pañales, cremas y demás, también un closet lleno de pequeña ropa de todo tipo de diseño y de diseñadores, cajones llenos de lindos cintillos, moñitos, piyamas y otro lleno de pequeñas mediecitas y diferentes tipos de gorritos.

Había un estante lleno de posibles libros que su niña iría leyendo cuando creciera, portarretratos esperados a ser llenados con fotos de su bebé, en las paredes unas esponjosas lámparas de nubes y decenas de peluches colgados.

Era muy hermoso y hogareño.

Harry lloró cuando lo vio.

También habían puesto una cuna en su habitación, porque no dejarían a su niña recién nacida dormir sola en una habitación que quedaba a diez metros de distancia, al menos no los primeros meses, y también un bonito corralito en la sala de estar.

Entonces se podría decir que ya estaban listo para la llegada de su retoño.

Una pañalera con un patito en frente se encontraba llena de ropita y pañales, lista a un lado de la puerta por cualquier emergencia que se les atraviese junto a las llaves de uno de sus carros, porque, aunque la fecha del nacimiento de su hija estaba programada hasta dentro de una semana, existía un pequeño porcentaje de posibilidad de que la labor de parto se adelantara a consecuencia de un gran susto o emociones fuertes.

Por eso, Louis los últimos días se la ha pasado descansando en su cama o en su sofá, -Harry no lo había dejado llegar a su cuarto de cine por lo que había que subir dos tramos de escaleras- viendo una película, serie o jugando tontos videojuegos, rodeados de mantas y almohadas.

Entre ratos se entretenía con las luces brillantes y parpadeante de navidad que estaba colgadas en las esquinas y su mirada se perdía en el hermoso y gran pino decorado con lindas guirnaldas de navidad, lázaros dorados y una brillante estrella en la punta. Sin olvidar el sin fin de regalos que había abajo de este.

En este momento la cabeza castaña estaba apoyada a un cojín, su cuerpo acostado hacia atrás y sus pies alzados en la mesa que tenía adelante, soltaba uno que otro suspiro mientras miraba atentamente a la pantalla de su plasma, con su enorme cachorro negro echado a un lado suyo que tenía su cabecita peluda pegada a su estómago hinchado.

—Ya salieron las galletas, amor. —Harry llegó hacia ellos con un tazón lleno de galletas humeantes y calientitas de vainilla en forma de muñequitos de jengibre, Louis alzó su mirada al instante en el que habló y se sentó de forma rápida para extender sus manitas en busca del tazón de sus galletas.

Sin esperar mucho tomó una entre su mano y mordisqueo la cabeza de uno de los muñequitos, gimió con satisfacción. —Gracias. —habló con dificultad y con algunas migajas alrededor de su boca.

Y aunque Harry no era fan de la gente que habla con la boca llena, lo dejo pasar por ser su Louis.

Por ser su Louis muy embrazado.

Dejo el vaso de leche caliente en la encimera a un costado y se sentó un lado de su esposo, en el lugar donde no estaba echada su gran mascota. Clifford ya se había sentado, moviendo su naricita olisqueado el aroma a galletas calientes, poniendo una pata en el vientre de su amo exigiendo que le dé un trozo de lo que sea que Louis estaba comiendo.

Louis lo vio con sus cejas alzadas y procedió a romper un trozo de su galleta y dársela, el animal gustoso la acepto y la pasó casi sin morderla, se quedó sentado esperando por más.

Su amo le acarició una de sus orejitas, dejó el tazón de sus galletas en las piernas de su esposo e hizo un ademán de levantarse, Louis ama a su cachorro, Clifford, pero sabe cómo es, entonces sabe que no va a poder comer sus galletas de forma tranquila si tiene a su mascota viéndolo con aquellos irresistibles ojitos, pidiendo más y más. Iría hacia aquel estante en la cocina y traería consigo los snacks de Clifford para dárselos y no tener que compartir sus muñecos de jengibre.

Pero ni siquiera alcanzó a tomar impulso para ponerse de pie cuando una mano lo sostiene por su brazo, deteniéndolo. —¿A dónde vas?

—Voy a buscar las galletas de Clifford, si no va a estar viéndome todo el tiempo. —respondió tranquilamente viéndolo, no dándole importancia a la mirada de preocupación de su esposo.

—No, tú quédate aquí, yo iré por ellas. —con suavidad lo atrajo hacia atrás, logrando que esté recostado de nuevo. —Quédate aquí.

—Sabes que puedo caminar ¿no?

—No, no puedes caminar. —demandó. —Puedes caerte o tropezarte y no voy a arriesgarme. —Louis frunció el ceño, algo harto.

Así había sido Harry los últimos días, se encargan de hacer absolutamente todo; le traía su comida, lo acompañaba al baño, le alcanza el control de su consola, lo ayudaba a caminar y muchas cosas más, y aunque Louis se haya aprovechado unas cuantas veces de eso, también quería realizar sus cosas por él solo, estar toda la tarde en su cama en el sofá lo tenía cansado, su trasero dolía muchas veces por las horas que llevaba sentado.

Y sí, necesitaba ayuda para realizar muchas cosas, aún estaba seguro de que podía ir hacia la cocina tranquilamente.

—Harry, no voy a caerme ni nada de eso, solo...

—Por favor, Louis, solo quédate aquí, sé que te cansas mucho y estoy intentando hacerlo perfecto para ti ¿Si? —una mano su postró sobre vientre acariciándolo por encima, rogando con su mirada para que se quedara en el sofá.

Estaba perdido cuando vio esos ojitos verdes suplicantes.

—Bien. —habló resignado. —Sol, estoy bien, estamos bien, nada va a pasarnos.

—Lo sé, amor, yo te estoy cuidando. —sonrió dulcemente, se acercó y plantó un besito en su frente para ponerse de pie y dirigirse a la cocina.

El ojiazul soltó un bufido y giró hacia donde Clifford, que no se había movido de donde estaba, y ahora tenía su cabeza un poco inclinada hacia un lado viéndolo fijamente.

—No me culpes. —habló con su mascota. —Es convincente. —El animal tan solo se acercó y le regaló pequeñas lengüetadas en su mejilla.

Minutos después, Harry llego con la bolsa de galletas haciéndola sonar llamando la atención del perro, alterándolo un poco y que enseguida se bajó del mueble para ir hacia el rizado y pararse en sus dos patas, casi exigiéndole que lo alimente.

Louis sonríe y siente su corazón cálido ante la imagen de su esposo acariciando a su mascota, jugando con él, mientras intentaba que el animal acatara la orden de sentarse. Sin esperar más, alcanzo su tazón de galletas y se volvió a acostarse en el lío de mantas que era su enorme sofá y espero pacientemente a su esposo para poder acurrucarse junto a él.

🍼🍼🍼

Después de dos películas y cuatro episodios de Stranger Things, Louis está harto y cansado de estar acostado.

Irónico ¿no?

Ya son más de las 11 de la noche y sigue en el mismo tonto sofá. Harry también ha estado con él todo el tiempo, trayendo siempre los bocadillos y la comida que Louis pedía, acomodándose a un costado de su esposo, abrazarlo y regalando unos cuantos besitos.

Louis ama a Harry, pero no sabe cuánto tiempo más soportará estar acostado.

Mira al rizado que se encuentra totalmente concentrado viendo la pantalla de su televisor, Louis resopla, se separa lentamente del agarre que su esposo tiene en su hombro y finalmente toma impulso para ponerse de pie, pero tal y como imaginaba, no alcanzo a terminar su acción cuando una mano lo detiene por décima vez.

—¿A dónde vas?

El castaño da una mirada rápida a su alrededor en busca de una rápida excusa y nota el tazón que antes estaba lleno de palomitas totalmente vacío.

—Voy a hacer más palomitas. —estira su brazo para coger el tazón. —Vuelvo enseguida.

—No, yo voy, tú quédate aquí.

Aquí vamos de nuevo.

—No te preocupes, Harry, yo puedo. —trata de decirlo amable y ruega para que su esposo acepte y no tener que explotar.

—No, tú quédate, iré a hacer más.

Bueno, eso fue todo.

—¡No! —habla en un tono alto que de cierta forma sorprende a Harry. —Harry, necesito pararme ahora o si no, no volveré a sentir mi trasero ¿entendiste?

—Lou...

—No, Harry, estoy hablando en serio. —dice de manera seria. —Estoy embarazo, no estoy enfermo ni nada por el estilo. Voy a la cocina, haré las palomitas y volveré en 10 minutos.

El rizado asiente frenéticamente. —Bien, bien, entonces te acompaño.

Pone los ojos en blanco. —No, iré solo, no me va a pasar nada. —sin más que decir, se pone de pie con un poco de dificultad y con cuidado de no tropezarse en las mantas.

Y es un alivio para el cuándo finalmente se levanta.

Restriega sus ojos y estira sus brazos hacia arriba mientras bosteza, se pone en puntillas estirando también sus piernas, toma en tazón en sus manos, su teléfono y se dirige a la cocina a pasos lentos.

—Bien, bien. —Harry se dice así mismo tratando de tranquilizarse. —Cualquier cosa, gritas ¿Si? —le dice al mayor.

Louis ríe un poco ante la actitud preocupada. —No gritaré porque no me va a pasar nada.

Cuando finalmente llega hacia su cocina, se dirige hacia sus cajones en busca de las bolsas instantáneas de palomitas para el microondas, y agradece internamente cuando las encuentra y ve que no están en el estante de arriba.

Va directamente hacia el moderno microondas, pone la bolsa adentro y marca una cuenta regresiva de dos minutos, hasta eso va hacia su refrigerador en busca de la salsa de queso para comer con sus palomitas.

También saca la leche y se sirve un vaso de ella, antojo de último momento, no lo culpen.

Entonces se queda esperando que sus palomitas de maíz estén listas, arrima su cuerpo frente al mesón y toma su teléfono para revisar los mensajes que tiene en sus redes sociales.

Y si, quizás Louis haya estado tan concentrado o sumergido en los varios mensajes que tenía que por un momento perdió la noción del tiempo y definitivamente no espero el gran pitido que se escuchó del microondas que estaba ni a 30 centímetros de él.

Su cuerpo saltó en un gran susto, haciendo que soltara su teléfono que golpeó contra el mármol del mesón su cocina ocasionando un ruido sordo.

—¡Mierda! —le fue inevitable no pegar un grito ante aquel pitido, llevó su mano hacia su pecho y respiró profundo.

—¿Louis? —se escuchó que gritaron desde la sala. —¿Pasó algo? ¿Te pasó algo? ¿Quieres que vaya? Oh mierda, claro que voy a ir, espérame, no te muevas de donde estas...

—¡No! —se apresuró en un grito. —Harry, no vengas.

—Pero...

—Harry, juro que si vienes me divorciaré de ti. —se aseguró de haberlo gritado en tono alto y serio, tan solo escuchó una queja desde fuera.

Respiro profundo y fue a sacar la bolsa de palomitas que ya estaba hinchada, la abrió y con cuidado de no quemarse la vació en el tazón.

Y fue en el momento donde se estiró para tomar un vaso de la encimera que lo sintió.

La sensación de una clase de líquido bajando por en medio de sus piernas hasta llegar al suelo, ocasionando un charco transparente justo abajo de él.

Bajo su mirada con miedo, pero no fue hasta que lo vio que soltó un gemido de sorpresa.

No podía ser.

Su fuente.

Había roto fuente.

Había roto su maldita fuente.

Mierda.

Su pantalón negro estaba claramente mojado y aunque no se notaba mucho, Louis lo sentía, llevo su mano a su boca tapándola en modo de asombro y por un momento se quedó en blanco.

El nacimiento de su bebé estaba programado dentro de una semana, su familia vendría, los boletos de avión estaban comprados, la clínica estaría lista para ese día y esto definitivamente adelantaba todo.

Respiro profundo. —¿En serio? —dijo en voz alta. —Justo ahora, cariño. —puso una mano en su vientre para acariciarlo levemente. —Tú definitivamente quiere que tu padre me asesine ¿no es así?

Estaba consciente de que, si tenía algún susto, emociones fuertes o mucho moviendo su parto se adelantaría, pero, mierda, nunca pensó que un estúpido microondas ocasionara esto.

—Bien, bebé, hay que mantener la calma ¿Si? —comenzó a hacer sus respiraciones lentas y profundas para poder tranquilizarse un poco, unos segundos después funcionaron. —Bien, estaremos bien, pequeña. Ahora vamos a decirle a tu papá.

Con cuidado de no resbalarse, salió lentamente del pequeño charco en sus pies, y procurando caminar bien llegó hacia la entrada de su sala, viendo a su esposo aun en el sofá sentado con sus manos entrelazadas y moviendo sus dedos, claramente nervioso.

Ni se imagina lo que vendrá.

—Hazz. —llamó el ojiazul de manera dulce.

Rápidamente Harry alzó su mirada, viéndolo algo aliviado con una sonrisa, la cual fue desapareciendo cuando distinguió la carita de culpabilidad en su esposo.

—Amor ¿Qué pasó?

El mayor le dio una sonrisa que más bien fue una pequeña mueca y rascó su nuca. —Voy a decirte algo y quiero que lo tomes con muchísima calma ¿sí?

—Louis, dime qué pasó. —su tono ahora autoritario y exigente.

—Primero tienes que prometerme que no enloquecerás.

—No me pidas que 'no enloquezca' si no quieres que enloquezcas porque voy a enloquecer. —Louis lo vio algo confundió con el juego de palabras. —Dime que pasó.

—Yo... yo. —soltó una risita nerviosa. —Son cosas que pasan, tú sabes, la fuente se rompió, lo normal.

Harry se quedó pensando sus palabras, totalmente confundió cuando no supo entender sus palabras, sin embargo, hizo el esfuerzo.

—Bien. —habló con cautela, Louis frunció el ceño, le había pedido que no enloqueciera, pero está definitivamente no era la reacción que esperaba, se sintió algo estafado.

—¿Bien?

—Sí, o sea, quise decir que... bien, no debes preocuparte. —la confusión en Louis creció más. —Podemos comprar otra fuente, no hay problema.

En su defensa, Harry no tenía ni puta idea de que fuente habla Louis, tan solo quería a su esposo en sus brazos.

El ojiazul quiso carcajearse ante eso, definitivamente Harry estaba más que perdido, así que lo hizo rápido. —Harry, me refiero a que acabo de romper fuentes, yo. —recalcó. —Mi fuente se rompió ahora ¿entiendes?

El mejor frunció su ceño aún más y no fue hasta que Louis señaló sus pantalones mojados que en realidad lo capto.

Los ojos verdes pasaron a estar abiertos de par en par en un segundo, su boca se abrió de asombro y se quedó sin habla por unos segundos.

—Tú..., tú te refieres a... a qué. —trató de calmarse un poco y limpió su frente. —Te refieres a que la bebé, tú y la bebé, el bebé y tú ¿ahora?

Sus manos sudaban, su corazón de un segundo a otro comenzó a bombear más rápido, un nudo en su estómago y una sensación de miedo y terror recorrió su espalda.

—Ahora, Harry.

Harry pudo haberse desmayado, en serio.

—¡¡Oh mierda, oh mierda, mierda, mierda!! —dijo en voz alta repetitivamente, comenzó a caminar de aquí para allá con sus manos en su cabeza tratando de pensar en lo que debería hacer ahora, hasta que finalmente asimilo la noticia.

—MIERDA, LOUIS ¿AHORA? ¿NUESTRA BEBÉ VIENE AHORA? ¿AHORA AHORA? —Imposible no gritar con sus emociones en lo más alto.

Eso sí lo esperaba.

—Ahora ahora, no, pero algo así. —Aclaró, no habían pasado ni cinco minutos desde que había roto aguas, aún tenían bastante y suficiente tiempo para acudir a la clínica.

—¡Dios! Yo... —y como si algo se hubiera despertado en él, se acercó a su pequeño esposo a pasos veloces. —¡Mi amor! —acunó su cara entre sus manos. —¡¿Cómo estás?! ¡¿Te duele algo?! —toqueteó su vientre con cuidado. —Por supuesto que te duele algo, Dios, que idiota que soy, mierda. Está bien. —tomó las manos pequeñas entre las suyas. —Respira profundo, cariño, 1, 2, 3, de nuevo, 1, 2, 3.

Louis ahora podría orinarse de la risa, él estaba bien, no había ni un dolor ni nada por el estilo, al menos por ahora, Harry sostenía sus manos con fuerza tratando de 'calmarlo' cuando en realidad el que necesitaba calmarse era él.

—¡Estoy bien! —habló mientras trata de no reírse. —No me duele nada, sol.

—Está bien, cariño, yo sé que duele, solo respira. —Se acercó a él y envolvió en sus brazos abrazándolo, atrajo la cabeza de Louis hacia su pecho y acarició el cabello castaño. —Sé fuerte, amor, no dejes de respirar, inhala. —tomó aire profundamente. —y exhala, de nuevo. Inhala...

—¡Harry! —habló fuerte y se separó del agarre. —¿me escuchaste? No me duele nada. —reprimió una sonrisita. —Estoy bien, mírame.

—Dios, Louis. —Suspiro un poco más aliviado. —¡¿Y ahora qué hacemos?! La bebé está a punto de venir. ¡Oh Dios! No sé cómo traer un bebé al mundo. Y ahora estás a punto de dar a luz, mierda. —con sus manos en su cabezo comenzó a caminar de nuevo soltando palabras incomprensibles.

—Okey, basta. —lo agarró fuerte del brazo haciendo que su esposo parara y dio leves palmaditas en el rostro.

—No sé qué hace, Louis, no planeamos esto y...

—¡Harry, escúchame!

—Y la bebé ¡Oh Dios, mi bebé, nuestra bebé, Louis! ¡Qué vamos a hacer...!

Louis no tuvo más opción que dar una fuerte palmada en la mejilla de su esposo para que se tranquilizara.

—¡Auch!

—Primero vas a calmarte ¿sí? —Harry asistió frenéticamente. —Vas a llamar al doctor y de ahí vamos a ir a la clínica.

—Bien, bien, sí. —estuvo descuerdo, se giró rápido y comenzó a buscar desprolijamente por entre las mantas su celular, las sacudió y su celular salió volando. —Mierda. —Corrió en busca del aparato y lo tomó entre sus manos temblorosas y comenzó a buscar el contacto. —Doctor, doctor, doctor. —susurró mientras seguían buscando el número.

Se llevó el celular a su oído cuando por fin marcó. Solo tuvo que esperar unos tres pitidos antes de que el hombre contestara.

—¡¡LA FUENTE ROMPIÓ A LOUIS!! —dijo en un grito asustado en el momento que la llamada fue contestada.

—¿Perdón? —se escuchó una voz a través de la pantalla.

Louis puso sus ojos en blanco y se acercó a su esposo, arrebatándole el celular cuando estuvo cerca.

—Hola... si, se me acaba de romper la fuente, como hace 10 minutos. —Comenzó a charlar a través del celular viendo cómo Harry se sentaba en el sofá, mordiendo sus uñas, quizás arruinando el bonito color amarillo pálido de esmalte. —No, no me duele... nada, listo... vamos ahora a la clínica, ¿por la entrada de atrás?... oh sí, entiendo, bien, gracias... vamos enseguida.

La llamada se cortó y Louis bajó su mirada viendo al ojiverde morderse sus dedos mientras lo veía con ojos asustadizos.

—Me dijo que era normal que se me adelantara, que no hay que preocuparse, pero si hay que ir a la clínica ahora y entrar por detrás para que nos vean. —el ojiazul acarició dulcemente el cabello rizado, jugando con las hebras ya un poco largas. —Sol, tienes que tranquilizarte ¿Si? —el contrario asintió levemente. —Hemos esperado por eso casi nueve meses, vamos a estar bien, Hazz.

El rizado se levantó del sofá y abrazó a su esposo con cuidado ocultando su rostro en el cuello del mayor, embriagándose del aroma a vainilla y talco para bebé que su esposo traía.

—S-solo, tengo miedo. —habló aún desde el cuello del mayor. —Lo siento, es solo...

—Está bien, te entiendo, también estoy aterrado. —dio palmaditas en la espalda tratando de calmarse. —Pero todo va a ir bien.

Rompieron el abrazo y no dudaron en unir sus labios en un rápido beso reconfortante. —Bien, quédate aquí, iré por todas las cosas.

Salieron exactamente a las 11:46 de la noche de su mansión, afortunadamente no había nadie en los alrededores de su vecindario ni muchos menos fotógrafos ni cámaras, de igual manera ambos iban con lentes solares y gorras solo por precaución, su seguridad iba en dos carros, uno adelante de ellos y otro atrás, guiando el camino ya acordado y evitando toda clase de tráfico o aglomeración que posiblemente habría en el camino.

La familia dejó su hogar con la idea de que la próxima vez que entrarían sería con su pequeño retoño en brazos.

No podían estar más nerviosos.

🍼🍼🍼

Harry se levanta de un solo salto, apuesta que fue debido a que soñó que se caía de una escalera, su cuello y espalda duele debido a la mala postura y al pequeño espacio en el que está acostado, pequeños rayos de luz estorban su visión haciendo que entrecierre los ojos tomándose el tiempo necesario para acostumbrarse a ellos, lentamente toma asiento en el pequeño mueble en el que está, hace tronar su espalda y mueve su cuello para liberar un poco de tensión acumulada en la zona.

—Buenos días, bello durmiente. —Harry se asusta por un momento por la repentina voz en la habitación, pero su corazón se tranquiliza cuando diferencia a la persona en que está en aquella camilla, fue una noche realmente agitada. —Hasta que resucitas. —habla burlón.

Louis se ve bien, algo cansado y agotado, pero está bien, sus ojitos azules se ven cansados y algo ojerosos, pero con un precioso brillo en ellos, la cabellera castaña está alborotada, despeinada y tiene una que otra intravenosa conectada a su mano.

—Buenos días. —dice algo desorientado aun, busca su celular en todo el sofá, resoplando cuando lo ve tirado a un costado en el piso, trata de prenderlo y deduce que está descargado cuando la pantalla no prende. —¿Qué hora es?

—Van a ser la 1 de la tarde.

—¡¿Qué?! —Exclama con sorpresa poniendo sus ojos de par en par. —Es tardísimo ¿Por qué no me levantaste?

—Ayer no pudiste dormir nada, no tuve el corazón para levantarte cuando te vi. —Confiesa. —Y no hables tan fuerte, puedes levantarla.

Con eso Harry se detiene de un solo movimiento, no se había fijado más allá del rostro de su pequeño esposo cuando lo vio, por ende, no notó el pequeño bultito existente entre los brazos de Louis, tan solo envuelto en una manta blanca de algodón. Se da cuenta y recuerda también a la manilla color rosa que tiene en su muñeca derecha, que tiene escrito un desprolijo "Tomlinson-Styles"

¿Acaso se puede ser más despistado?

Su corazón se acelera un poco cuando ve la pequeña sonrisita traviesa que le lanza el ojiazul, mientras que con una mano acomoda el pequeño a gorrito rosa que alcanza a ver.

—¿Es-está dormida?

Es una pregunta tonta, lo sabe y se da cuenta muy tarde, pero Louis hace más grande su sonrisa y asiente feliz. —Ven a verla.

Pasa saliva, está completamente nervioso cuando se pone de pie, restriega sus manos en su pantalón en un intento de limpiar el pequeño sudor aglomerado en ellas, a pasos nerviosos avanza hacia la camilla en donde su esposo y ahora su hija están.

Vaya mierda.

Cuando Harry ya está lo suficientemente cerca, Louis sostiene mejor al bulto en sus brazos y despeja toda señal de la manta que tapa a su bebé, dejando expuesta la pequeña cabecita y el rostro para que el ojiverde pueda verla sin ningún problema.

Y bueno, para Harry es inevitable no ponerse a llorar.

Otra vez.

Su pecho se pone cálido una vez más, aprieta sus labios en una línea queriendo retener una gran sonrisa y fallando cuando suelta un pequeño sonido de felicidad mientras sus ojos se cristalizan poco a poco ante la perfecta que imagen que tiene frente suyo.

—No puedes ponerte a llorar cada vez que la ves.

Claro que puede.

Y lo hará.

No importaba que la madrugada de ese día haya visto a su pequeña bebé por primera vez, es inevitable para Harry no emocionarse cada vez que lo hace de nuevo.

La madrugada que vivió hace algunas horas, fue uno de los días más hermosos de toda su vida, aunque haya estado lleno de sueño y cansancio, recuerda exactamente el momento en el que su retoño vio la luz de este mundo por primera vez.

Recuerda el sentimiento de protección y seguridad que se prendió instantáneamente en todo su ser cuando escuchó el llanto ensordecedor que pegó su niña cuando dio su primer respiro de vida.

Recuerda ver a su niña por primera vez, recuerda la impotencia que sintió cuando no puedo aguantar ver como abrían en dos la barriga de su esposo para poder sacarla.

No lo malinterpreten, solo que nunca fue bueno para ver todo lo relacionado con el interior del cuerpo humano, y cuando vio como con un bisturí, literalmente, comenzaron a cortar la piel de Louis, tuvo que mantener su visión fuera de la zona para no desmayarse y tan solo se concentró en tomar la pequeña mano de su esposo con fuerza y recitar palabras alentadoras mientras esperaba que los médicos hicieron su trabajo.

Pero cuando el llanto inundó la habitación no puedo no girarse a ver al dueño de este, y aunque la recién nacida estaba toda morada, arrugada y toda convierta de líquido amniótico, sangre y sabrá dios de qué más, fue la imagen más bonita que puedo haber visto jamás.

Recuerda sus manos temblorosas al momento de cortar el cordón umbilical y recuerda perfectamente cuando pusieron a su bebé ya limpia y con un cambio de ropa puesto en el pecho de un Louis completamente emocionado y lloroso.

En su mente vive el recuerdo de la primera vez que acaricio la piel rosadita de las pequeñas mejillas y a su niña recién nacida aferrándose al pecho de Louis mientras poco a poco su llanto iba calmándose, el sentimiento de felicidad cuando la pequeña bebé envolvió con su manita su dedo índice y se aferró a él con fuerza.

Dios, estaba muy feliz.

Y ahora, después de dejar descansar a su cerebro por unas horas y ver nuevamente a su hija a través de la claridad de los rayos del sol fue algo totalmente hermoso.

No era un sueño, era completamente real.

—No estoy llorando. —se defendió, discretamente restregó sus ojos quitando todo rastro de humedad. Se agachó aún más para ver el rostro de la bebé y pasó un dedo por la rechoncha mejilla logrando que arrugara la frente. —Es tan bonita. —susurró.

Y no habla porque sea su padre, su bebé en realidad es muy hermosa, su piel es rosada y blanquinosa, sus ojitos están cerrados, pero aun así se puede observar grandes y negras pestañas largas, tiene una pequeña nariz respingada igual a un pequeño botón y del gorrito rosa se escapan pequeños mechones dorados de suave cabello que espera con todo su corazón que sea rizado.

—Lo es, verdad. —confirmó el ojiazul, maravillándose con la forma que su esposo miraba a su hija, sus ojitos verdes brillantes y cristalinos. —Creo que hicimos un buen trabajo.

Harry alzó su mirada buscando la de Louis. —Tú hiciste todo el trabajo, amor. Y lo hiciste muy bien.

—Gracias. —agradeció en un susurro calmado, se acercó lentamente para recibir un beso que Harry gustosamente dio, uno lento y suave, pero con todo la felicidad y la satisfacción del mundo. —Te amo.

—Te amo mucho más, precioso. —dejó un pequeño pico. —A ti también te amo, bonita. —se acercó para besar suavemente la pequeña cabeza.

El ojiazul con cuidado de no despertar a su hija en brazos y con cuidado de no sacarse ninguno de los tubos en su mano, se hizo a un lado dejando espacio suficiente para que Harry pudiera entrar y acomodarse a lado de él.

—Nadie sabe.

—¿Qué?

—Nadie sabe que ya nació.

—¿No has hablado con la familia?

—Me abrieron como unos veinte centímetros, ni siquiera sé dónde está mi celular. —alza un poco el bulto para sostenerlo mejor y baja el gorrito que se ha estado subiendo. —Me siento un poco mal.

Eso en definitiva pone en alerta al rizado. —¿Comó que te sientes mal? ¿Te duele algo? ¿Quieres que llame a un médico? Ya vengo.

Y antes de que alcance a levantarse de la camilla Louis lo para. —No, no, Harry. Me refiero a que ellas hubieran querido estar aquí. —quizás siga algo sensible, pero extraña a su familia.

—Oh, amor, no te preocupes por eso, no fue algo que nosotros planeamos. —hace el intento de consolar a su esposo, lo rodea con un brazo y lo acerca a él para depositar un beso en su coronilla.

—¿Podemos hacer videollamada?

Y como Harry no se puede negar a nada de lo que Louis quiere, ellos lo hacen.

El ojiverde va en busca del celular de mayor para hacer la llamada, que para su fortuna lo encuentra refundido en el bolso que trajeron, junto a un cargador que no dudó en utilizarlo para su propio celular.

En primer lugar, marcan a Anne, ellos aprendieron de su error anterior y no están dispuestos a sufrir otro regaño por parte de la mamá de Harry, así que cuando Anne responde, lo hace de manera feliz, preguntando por sus dos hijos -siempre considera a Louis como uno de los suyos- para que después de unos minutos Harry apuntara con la cámara al rostro de su bebé para que su madre pudiera verla.

—Saluda a tu nieta, mamá. —fueron las palabras que Harry utilizó cuando presentó a su hija con su madre a través del FaceTime, la nueva abuela se quedó asombrada con sus ojos bien abiertos y con su mano tapando su boca, Harry en verdad pensó que la señal se había caído cuando la imagen no se movió, para luego escuchar el sonido de un llanto alegre a través de la pantalla.

Anne lloró de alegría en ese instante, pidiendo una vez más que le mostraran a la recién nacida, pidiendo explicaciones de que rayos había pasado.

Ambos padres rieron enternecidos y comenzaron a explicar lo que había sucedido, casi media hora después decidió que era momento de unir a las hermanas de Louis y a Gemma a la llamada, afortunadamente teniendo respuesta de todas ellas.

—Sorpresa. —había dicho Louis cuando su hija que aún estaba en sus brazos fue enfocada por la cámara una vez más.

Sus hermanas se quedaron en shock por un momento, hasta se le cayó el teléfono a Phoebe por la impresión, minutos después, de igual forma, pequeños sonidos de felicidad y asombro se escucharon, al igual que exigentes órdenes pidiendo que se les explicara qué había sucedido.

Gemma por su lado no creyó lo que estaba sucediendo e insistió que dejara la broma y que le dijera que de quien era el bebé que Louis sostenía.

Tuvieron que mostrar a Louis en la camilla, con sus intravenosas puestas y a la barriguita que ahora estaba mucho menos hinchada para que la Styles mayor creyera que la pequeña bebé era su nueva sobrina.

Eventualmente en medio de la llamada, Olivia se removió en los brazos de su padre, soltando uno que otro quejido advirtiendo un fuerte llanto si es que no era alimentada.

La llamada tuvo que ser cortada casi de inmediato después de eso, todas aseguraron que para un máximo de mañana iban a llegar a Londres para visitar a la nueva integrante de la familia.

Tuvieron que llamar a una enfermera para que les ayudara con todo de alimentar a su bebé, ya que para ambos todo esto era demasiado nuevo y demasiado aterrador, Louis no producía leche entonces fue necesario conseguir una clase de fórmula especial para recién nacidos.

La enfermera llegó con un biberón transparente lleno de leche tibia para Olivia, que para este entonces estaba un poco más inquieta y totalmente despierta, sus ojitos eran grandes, grises –hasta el momento- y había un indicio de lágrimas en ellos.

—¿Quieres darle de comer tú? —preguntó Louis cuando vio la mirada brillante y como las manos inquietas de su esposo anhelaban por su hija. —Vamos, necesito dormir un poco. —alentó de manera dulce.

Harry asintió totalmente nervioso y se sintió ridículo cuando ni siquiera supo en qué posición poner sus brazos o como tomar a la pequeña niña, haciendo reír un poco a Louis.

—Tranquilo, solo estira tus brazos así. —intervino la joven enferma, poniendo sus propios brazos en la posición correcta para que el rizado le copiara. —Y solo acércate para que Louis pueda dejar al bebé en tus brazos.

Con pasos nerviosos se acercó y agachó un poco sus brazos para que quedara a la altura de donde el ojiazul estaba, Louis con cuidado de no lastimar la cabecita de su hija, estiró sus brazos para ponerla lentamente en los de su esposo, provocando que la niña se sintiera incómoda, moviera sus pequeñas extremidades y que ahora un pequeño llanto llenara la habitación.

—Sh, sh, sh, está bien, pequeña, estas con papá. —De inmediato el menor trato de acomodarla, la sostuvo solo con un brazo para tomar el biberón con su mano libre y acercarlo a la pequeña boca, la bebé no dudo ni un segundo para comenzar a beber el contenido del biberón, tranquilizando el llanto y dejando sus bracitos tranquilos. —Es muy chiquita. —dijo completamente feliz, con los ojos cristalizados se deleitó de la bonita imagen que tenía frente de él, vio como poco a poco la bebé cerraba sus ojos mientras aún seguía succionando el biberón extrayendo toda leche que aún quedaba.

Como es de esperarse Louis se queda dormido cuando la menor termina de comer, muy cansado como para seguir despierto, la enferma dio indicaciones de cómo se deberían sacarle los gases a la niña después de cada comida, buscó una manta y la puso en el hombro del ojiverde para guiarlo en todo el proceso, y felicito al padre cuando esté comenzó a dar suaves palmaditas en la espalda ocasionando que la bebé soltara uno que otro pequeño eructo.

Antes de irse aviso que para cualquier inquietud no más llamaran a recepción y que más tarde vendría por la bebé para llevarla a realizar las revisiones diarias, a pesar de que estaba en perfecta salud, necesitaban dar por seguros en exámenes físicos para poder dar el alta.

Y Harry, bueno, Harry se acomodó en el sofá con su niña completamente dormida en sus brazos, luego de un poco de lucha que tuvo para hacerla dormir de nuevo, no sabe la cantidad exacta de tiempo que estuvo admirándola, tal y como si quisiera memorizar todo el bonito rostro de su hija, acarició su pequeña nariz con las yemas de sus dedos, dio un dulce besito en la frente y pudo morir de ternura cuando ella soltó un pequeño suspiro.

No le importa que luego de un momento sus brazos comenzaran a doler por el peso de su bebé, la acurrucó en su pecho mientras lentamente la mecía y recitaba dulces palabras de adoración, tampoco le importó mantener su dedo alzado para que ella pudiera apretarlo.

Alzó su mirada para ver cómo su cansado esposo estaba totalmente dormido de lado en la camilla, sus párpados cerrados, cabello castaño alborotado y una suave y lenta respiración, igual a la que su hija tenía ahora.

Era algo increíble como aquella cosita había salido de Louis, como su bebé era una mezcla mitad suya y mitad del amor de su vida, como tan solo ayer estaba ansioso por poder verla y tocarla y ahora la tenía consigo, completamente real y hermosa.

Se cuestionó el que tuvo que haber hecho para ser un hombre verdaderamente afortunado, para tener al mismísimo Louis Tomlinson cómo su esposo, familia y ahora como padre de su pequeña hija.

No sabía que había hecho, pero lo agradecía profundamente.

🍼🍼🍼

6 meses después.

El interior de la casa está bañando por un agradable silencio, a altas horas de la madrugada no es sorpresa que la familia esté cruzando por su quinto sueño, completamente cansados por el agitado día que tuvieron ayer, pero por fin pueden descansar.

O al menos eso creen.

La calma desaparece de un momento a otro cuando un llanto se filtra a través del pequeño intercomunicador que está puesto firmemente en la mesita de noche a un lado de la gran cama, es ensordecedor y más cuando está casi a un costado de la cabeza del mayor.

No es la primera vez, para ser sinceros ambos deberían estar ya acostumbrados a levantarse en la madrugada debido a que a su niña le parece buena idea tratar de conseguir un poco de leche, sin embargo, sigue siendo cansado y agotador a pesar de todo.

Louis lo escucha primero, gime cansado y trata de darse la vuelta para seguir durmiendo, está hecho un desastre en ese momento, se abraza más al cuerpo contrario escondiendo su rostro en la espalda más grande, pasa una pierna por encima y lo abraza tal y como un gran peluche, se podrá decir que esta es una de sus posiciones favoritas y más agradable, siendo él la cuchara grande a pesar de su pequeño cuerpo, adora abrazar a Harry, embriagarse con el olor de su colonia y volverse loco por la forma varonil que tiene su formada espalda, dar cientos besito en la zona de la nuca y aferrarse a él como un koala.

El llanto no para, por el contrario, se vuelve más fuerte, sabe que tiene que levantarse, pero ya lo hizo ayer y no cree justo que Harry siga dormido cuando es su turno de atender al llamado de su hija.

A Louis le encanta arrullar a Olivia, la forma en la que la niña se queda dormida en sus brazos y trata de decir uno que otro balbuceo entre sueño, pero vamos, el trabajo lo tiene agotado y hay que recordar que la llevo más de 8 meses dentro de él, lo menos que debería obtener es una agradable noche de sueño mientras que Harry se encarga de ella.

Entonces no tiene más opción que levantar a Harry.

Es triste, pero que se va a hacer.

Comienza a moverlo con un brazo, muy cansado para siquiera hablarle y odia cuando ni siquiera se mueve, lo cual es raro porque entre los dos el que tiene el sueño pesado es él, así que ni siquiera lo piensa cuando pellizca fuerte en el antebrazo cercano no soltándolo hasta que siente como Harry reacciona con un pequeño jadeo de dolor. Inmediatamente cierra sus ojos y regula su respiración para que piense que sigue dormido.

El primer instinto del rizado es sobar la parte donde sintió aquel fuerte dolor, suelta un bostezo y restriega sus ojos para buscar el pequeño reloj digital que tiene a un lado, resopla cuando ve que son las 4:16 am y el grito de su niña retumba en sus oídos cuando está considerablemente despierto, voltea hacia atrás para ver a su esposo dormido, sus brazos apretando su torso.

No quiere levantarse y salir del cómodo agarre en los brazos de Louis, pero tiene que hacerlo.

Con cuidado de no despertar al mayor mueve el brazo alrededor de su cintura para poder levantarse, atrae su almohada y la pone en su lugar para que automáticamente Louis la abracé en reemplazo de él, por último, estira la manta y arropa el pequeño cuerpo en la cama y se va, no sin antes dejar un rápido beso en la cabellera castaña.

Inmediatamente sale de su habitación a pasos apurados mientras estira su cuerpo, empuja la puerta blanca que estaba entreabierta y que tiene una prolija y estética "O" en el frente.

Enciende el interruptor, decidiendo solamente prender las lámparas en forma de esponjosas nubes blanca que están en las paredes y se dirige a la bonita cuna color crema que está a un costado de la habitación encontrándose a su pequeña niña totalmente despierta, ojitos llorosos y moviendo sus extremidades en un intento de desesperación.

Olivia está más grande de cuando nació, obviamente, pero para ambos padres es algo nostálgico que su bebe ya tenga seis meses, está más pesada y ha crecido unos cuantos centímetros más, dice monosílabas y balbucea pobres intentos de palabras, es una niña muy risueña que sonríe en cada momento enseñando los pequeños dientecitos de leche que recién comienzan a salir, poco a poco está aprendiendo a sentarse por sí sola, su cabello ha crecido solo un poco, y los ojitos, para fortuna de Harry, ha adquirido permanente un bonito y brillante color verde.

Louis se sintió un poco traicionado en ese entonces.

—¿Qué pasó, cariño? —dice en un susurro dulce, voz ronca y grave, mientras estira sus brazos para tomar a la bebé en sus brazos. —¿Qué te tiene despierta, mmh? —la acurruca en su pecho y comienza a caminar alrededor de la habitación, meciéndola en un intento de que deje de llorar. —Papá ya está aquí, pequeña, tranquila.

Da caricias en la espalda esperando que el llanto se calme, no sucede, así que sigue meciéndola y recitando palabras dulces hasta que se da cuenta de que su mano está levemente húmeda y no hay que ser un genio para saber que el pañal de la bebé es el culpable.

—Está bien, Olivia, vamos a cambiarte ¿sí? —deja a la niña en la cuna con dificultad y de forma rápida se dirige al baño dentro de la habitación para lavarse sus manos, de igual forma después va hacia el cambiador y saca todo lo que puede necesitar para un cambio de pañal.

Toma a Olivia de vuelta y la mece en un intento vago de que deje de llorar, porque a Harry se le parte el corazón cuando ve los bonitos ojitos verdes llenos de lagrimas y las gorditas mejillas húmedas y rojas.

La acuesta en la parte acolchonada del cambiador y agradece mentalmente que no tenga puesto un enterizo como pijama, saca el pequeño pantaloncito con dificultad y definitivamente el pañal está mojado.

Toma un pequeño sonajero que encuentra a un costado, lo hace sonar llamando la atención de la bebé, estira sus manitas para alcanzarlo. —Ten, amor. —Harry le da el pequeño juguete azul y ella no hace más que meterlo a su boca y tratar de mascarlo con sus apenas dos dientecitos.

El rizado trata de hacer su trabajo lo más rápido posible, retira el pañal y limpia la zona prolijamente, pone un poco de crema para que no se le irrite la piel y finalmente coloca un nuevo y limpio pañal.

Sonríe con la imagen de su hija distraída con el sonajero, pasa sus pulgares por los ojitos secando la humedad acumulada ahí, le mueve las piernitas en un intento de llamar la atención y da besitos en las plantas de los piecitos creando pequeñas cosquillas en ella.

La toma en sus brazos nuevamente, no le coloca un nuevo pantalón porque no tiene una cerca y no se va a arriesgar a dejar a su hija sola en el cambiador, no después de la última vez.

La carga en uno de sus brazos y con el otro, toma el pantalón mojado para dejarlo en el canasto de la ropa sucia, forma un puchero cuando ve el logo de Gucci en una esquina de este.

La vuelve a mecer mientras camina por toda la habitación, es algo inútil cuando nota que su hija se encuentra totalmente despierta, sus ojitos recorren toda la habitación, distrayéndose con los colores y las luces de las pomposas lámparas. De en vez en cuando balbucea intentos de palabras mientras mueve sus manitas.

—Cariño, papá quiere dormir, agradecería mucho si te durmieras, por favor. —es un poco ridículo porque sabe que su hija no lo entiendo, pero aun así hace el intento. —¿No quieres dormirte?

La niña lo ve con sus grandes ojos, su boquita entreabierta y estira una manita para agarrar un mechón de cabello rizado. —.

—Así es, pequeño sol, quiere dormir. —Toma la mano pequeña y la besa, acomoda a la bebé y la recuesta en sus brazos, no tiene más opción que resignarse y esperar la hora que ella se digne a dormir, así que va hacia aquel bonito y espacioso sofá mecedor que está en una esquina y se sienta con su bebé en brazos, la acurruca en su pecho y comienza a mecerla. —Creo que es un buen momento para tener una charla ¿tú qué dices? —baja su mirada para encontrarse con la de su hija, que lo mira atentamente mientras mete uno que otro dedo en su boca.

<<Estoy grabando mi próximo álbum, ya falta casi la mitad y creo que está quedando perfecto. —limpia un poco de baba en la comisura de la boca de la pequeña. —Lo estoy haciendo por ti y por tu papá, quiero que ambos estén muy orgullosos de mí, en especial tú. —acaricia levemente una de las mejillas. —Quiero que estés orgullosa de mí, de ambos. Quiero que bailes nuestras canciones, te gusten y que las cantes. —besa la pequeña nariz, la niña ríe.

<<Mi preciosa bebé, eres tan bonita como papá Louis. —a decir verdad, todos decían que Olivia era una copia de Harry, lo cual era cierto, hasta el mismísimo Louis tenía la misma opinión, empezando con los hermosos ojos esmeraldas que había heredado de él, cabello rubio y rizado, que, aunque aún no estaba muy largo pequeñas hebras ya comenzaban a ondularse.

Pero para Harry, la pequeña era idéntica a Louis, tal vez sea porque ama a Louis y eso provoca que lo vea en casi todas partes, pero cuando ve la pequeña nariz de botón que tiene su hija, los bonitos pómulos y pequeñas pequitas alrededor de la nariz, le es inevitable no pensar en su esposo.

Lo cual es completamente hermoso.

Olivia abre sus ojos y mira alrededor de la habitación cuando el nombre del ojiazul es pronunciado. —Sí, cariño, papá Lou es muy bonito ¿Verdad? Aunque tú lo eres mucho más. —el rizado ríe bajito. —Te cuento un secreto, corazón. —Suspira. —No sé qué hacer para dejar de escribirle canciones.

Confiesa en un tono bajo como si fuera el secreto más mortal y peligroso del mundo. —Tengo muchísimas escritas y guardadas, solo espero que no piense que soy demasiado cursi, aunque siempre dice que odia lo cursi, pero yo sé que en el fondo lo ama, o al menos me ama a mí. —Olivia suelta un bostezo y mueve sus manitas. —Tu papá es lo mejor que me haya podido pasar ¿Sabes? No sé qué hice para que cayera conmigo, soy un poco torpe cuando me lo propongo. —sonríe nostálgico al recordar las ridículas formas de seducción que tenía a los dieciséis.

<<Pero estoy muy feliz de que haya funcionado, lo que sea que haya hecho, él me hace muy feliz y me ha hecho el hombre más afortunado del mundo. —mira a su hija. —Y tú, bonito sol, eres el regalo más bonito que me pudo haber dado. —se acerca para besar la frente pequeña y acaricia la suave piel de las mejillas.

Vuelve acunar a la pequeña mientras comienza a tararear una suave melodía de forma lenta y dulce, no es una canción en sí, tan solo es un ritmo muy parecido a una canción de cuna que utiliza en estos momentos demasiados íntimos y especiales para Harry, cada pequeño momento que tiene con Olivia hace que su corazón se derrita lentamente y que su pecho se infle de ternura y orgullo, todo el amor que siente por aquella pequeña cosita es inexplicable y la sensación en su estómago cuando está con ella hace que sea plenamente feliz.

Siento como el sueño poco a poco regresa, su niña aún no está dormida así que se acomoda y se recuesta en el sofá buscando una posición segura para quedarse a dormir si es necesario, acuesta a la niña en su pecho acariciando lentamente la espalda en espera de que el suelo llegue a ella.

—Así que, teniendo una conversación a mis espaldas ¿eh?

La voz llama la atención de las dos personas en la habitación, Harry voltea hacia la puerta para encontrarse con su esposo apoyado en uno de los marcos; brazos cruzados, sonrisa perezosa y cabello alborotado. Olivia también ve donde su papá está de pie y comienza a balbucear.

—Hola. —saluda en tono de voz bajo. —¿Qué haces despierto? ¿Paso algo? ¿Estás bien?

—No puedo dormir cuando alguien no deja de hablar a las 5 de la mañana. —Alza su mano mostrando y agitando el intercomunicador de bebé.

Harry hace una mueca indignada. —¡Hey! Es de mala educación escuchar conversaciones ajenas. —Agarra mejor a Olivia que para este momento se ha desesperado un poco y estira sus brazos hacia el ojiazul. —Eres un tramposo.

—Bueno, yo no pedí escucharlos. —se acerca hacia Harry y besa el cabello rizado. —¿Por qué Olivia no tiene pantalones?

El ojiverde trata de consolar a la pequeña que ansía por Louis, el cual fue hacia los cajones llenos de ropa para buscar la parte de abajo de un pijama y un par de calcetines. —La cambié de pañal y no quise dejarla sola para buscar uno.

—Eso no es muy caballeroso de su parte, Sr. Styles. —se acerca hacia su hija, y la carga cuando ve que esta pide por su atención. —¿Qué pasa, pequeña? ¿Papá te tiene aburrida con todas sus charlas románticas? —dice en broma y aunque no puede mirar con certeza, apuesta que las mejillas de Harry para ese entonces estarán pintadas de un bonito rojo pálido.

Acuesta a su hija en el cambiador y de forma rápida pone el pequeño pantaloncito y coloca el par de calcetines pequeños que para su gusto tiene bonitos pompones en la punta. —Después quiero que me cantes todas esas canciones que tiene para mí. —La carga entre sus brazos y ella parece un monito aferrándose al cuello de su papá, reposando su mejilla en uno de sus hombros.

Harry restriega su rostro un poco avergonzado y murmura un bajo "Cállate" se levanta del sofá y no duda en ir donde el ojo azul y abrazarlo por detrás, rodea su cintura en un abrazo y hunde su rostro en el lado del cuello que no está invadido por la cabeza de su hija, deja un besito en la zona y restriega su nariz en el lugar calientito.

—No quiere dormirse.

—Me he dado cuenta, sol. —se apoya en el pecho del ojiverde. —Tal vez quiera un poco de leche.

—¿No es un poco tarde?

—Bueno, dile eso a ella y a su estómago.

—Entonces traeré un biberón pequeño. —Louis asiente y Harry da un beso en la mejilla antes de irse.

Abraza a su niña y comienza a caminar con ella en sus brazos, da besitos en la cabecita rubia y comienza a cantar suaves melodías mientras espera que su esposo llegue con la leche.

Pasan 10 minutos cuando Harry entra a la habitación con un pequeño biberón en su mano, lo agita y se los entrega a Louis, mueve a su niña a una posición de cuna, la cabecita reposando en el ángulo de su codo, acerca el biberón a la boca y Olivia no duda en tomarlo comenzando a beber su contenido.

—¿Eso era, amor? ¿Tenías un poco de hambre? Bueno, un poco mucho. —el rizado se vuelve a sentar en el sofá procurando hacer suficiente espacio entre su regazo.

—Ven aquí, pastelito. –Louis pone los ojos en blancos cuando escucha el ridículo apodo, sin embargo, se siente muy perezosos para hacer alguna clase de reclamo, se acerca y con cuidado se sienta en el regazo del menor, acomoda a la bebé en sus brazos y no tiene que esperar mucho para sentir un par de brazos fuertes rodeándole la cintura y varios besitos en el lugar de su nuca.

Harry apoya su mentón en el hombro de su esposo y se deleita con la bonita imagen de su hija, sigue tomando el biberón y los ojitos verdes ya están cerrados. Solo esperan unos minutos para que el contenido del biberón esté completamente vacío y su hija aparentemente dormida, Louis lo retira y se lo da a Harry para que lo coloque en la mesita de al lado.

El ambiente es cómodo y la posición en la que está la pequeña familia también, el ojiazul se acurruca en el pecho del rizado, apoya su cabecita en él, toma a su niña y la acurruca en su propio pecho, pone su mano protectora en la espalda y da suaves acaricias.

Esperan el suficiente tiempo para asegurarse que Olivia está en un profundo sueño, Harry aún sigue abrazando a Louis por su cintura y da un besito en el cuello. —Ya se durmió. —susurra bajo cerca del oído de su esposo.

Louis asiente y con mucho cuidado se pone de pie, el rizado nunca suelta su agarre en su cintura solo por si acaso. Olivia hace un ademán de incomodidad, pero su papá enseguida la arrulla, lentamente la separa de su pecho y con extremada calma y paciencia la acuesta en su cuna, no sin antes dejarle un besito en la coronilla.

La niña enseguida se encoge en un ovillo, el mayor acomoda unos cuantos peluches alrededor de ella y la arropa con una manta de estampados de ositos, y es imposible que su corazón no se le derrita cuando ve a Olivia plácidamente dormida, acaricia la mejilla tiernamente y sonríe. Harry llega por detrás y también sonríe, deciden dejar las lámparas prendidas en el nivel más bajo de luz y verifican que su hija esté bien antes de irse a su propia habitación

Ya en su cuarto, Louis prácticamente se lanza a su cama, el aire acondicionado nunca se apagó por ende la habitación está completamente fría, la sensación perfecta para el mayor.

Coloca el intercomunicador de su bebé en la mesita de noche a un lado y se funde hasta el cuello en el suave y calientito edredón, Harry va a pasos lentos a su lado de la cama, toma un poco de agua del termo en su mesa y se acuesta de igual forma.

—Abrázame. —demanda Louis en un tono suave y pequeño. Harry acata la orden rápidamente y abraza por detrás, coloca su cabeza en el espacio del cuello, su lugar favorito por si no se han dado cuenta, y rodea la bonita cintura con sus brazos acercándolo lo más posible a él.

Harry adora a Louis, adora todo de él y definitivamente adora estos momentos, adora tener a su esposo en sus brazos, sentir la tranquilizante respiración y ver él sube y baja de su pecho, encuentra el dobladillo de la camisa para dormir e inocentemente mete su mano debajo de esta acariciando la tersa piel a su disposición.

Una parte muy profunda de él se siente un poco triste cuando ya no siente el estómago hinchado y grande, pero ha regresado la pequeña pancita que tanto adora y ahora hay una nueva cicatriz abajo del vientre que ha comenzado a adorar.

El postparto fue casi bueno para Louis, su abdomen volvió a la normalidad después de tres meses aproximadamente luego del nacimiento de Olivia, la cicatriz en su vientre no es tan visible y afortunadamente no acogió un color oscuro, sin embargo, Louis no se liberó del acomplejamiento que tuvo con su cuerpo, luego de su embarazo sus caderas se quedaron un poco anchas, su abdomen no ha vuelto a ser completamente liso como antes y tiene pequeñas estrías a los costados que tanto odia.

Fue un poco malo al principio, después de mirarse en el espejo y observar todas aquellas imperfecciones no dejo que nadie vea o toque su estómago durante todo un mes entero, obviamente no se arrepentía de tener a Olivia, pero puede que su cerebro le haya jugado una mala pasada con todos aquellos pensamientos que tuvo acerca de su cuerpo.

Fue un mes el mismo tiempo que demoró Harry en detectar el problema, luego de varias ocasiones en el que Louis se iba al baño o salía de la habitación para cambiarse de ropa, cuando Harry le ofrecía la oportunidad para tomar un relajante baño de burbujas juntos luego de un día totalmente cansado y él solamente lo rechazaba con alguna vaga y tonta excusa, y la más obvia que hizo que su corazón se entristeciera fue cuando Louis quitaba sutilmente sus manos de su estómago cuando lo abrazaba o cuando solamente anhelaba acariciarlo, separándose de su toque de forma inmediata y huyendo luego de excusarse.

Aquel problema terminó una noche en la que Olivia estaba bajo el cuidado de Anne, cuando Harry tomó fuerzas suficientes de hablarle sobre ello y preguntar lo que estaba pasando, teniendo como resultado en primer lugar a un Louis totalmente enojado y a la defensiva acerca del tema, para que mucha charla y minutos después, el castaño se desahogará en los brazos de su esposo entre lágrimas y lamentos, contándole con vergüenza todos los complejos que tuvo cuando se vio al espejo y disculpándose por ser un mal esposo, por el mal trato que tuvo hacía él y hasta por ser un mal padre debido a sentirse mal por todas las cosas que el embarazo trajo consigo.

Harry consoló a su esposo aquella noche, con su corazón partido por todas las lágrimas que los bonitos ojos azules dejaban caer, prometió amor eterno en cuerpo y alma, negó todas aquellas barbaridades que Louis dijo acerca de ser el peor padre y el peor esposo y con sus mejillas húmedas recitó todas cientos de cosas hermosas que Louis tenía para ofrecer, que en realidad era todo de él.

Así que si, Harry ha venido estado elogiando a Louis en todo momento, no es que no lo hiciera antes, pero ahora recuerda cada día lo perfecto que es, lo bonito y lo hermoso que se encuentra luego del embarazo de su niña, besa su estómago, lo llena de caricias y soba un poco de crema o aceite de coco cada vez que le es posible.

Baja un poco más su mano encontrando el dobladillo del pantalón para dormir de Louis, sin ninguna intención mete su mano bajo este y comienza a acariciar los bonitos muslos bronceados, toques suaves de arriba hacia abajo, su mano se mueve un poco más para atrás y de forma un poco atrevida palpa el trasero que tiene a su disposición, en un momento de valor mete su mano, ahora bajo la ropa interior del mayor y da un fuerte apretón a uno de sus mejillas traseras.

Un pequeño gemido se escapa del ojiazul.

—Harry. —se queja. —Que te he dicho sobre manosearme.

El ojiverde sonríe burlón, el toque no desaparece. —Que no lo haga si es que no vamos a llegar a la segunda fase.

—Exacto, así que para de tocarme qué no tengo humor ahora.

—No lo estoy haciendo con esa intención.

—Bien, puedes tocarme todo lo que quieras, pero suelta mi trasero.

—¿Qué suelte tu trasero dices? —Habla un poco sarcástico, da otro apretón más fuerte y ríe cuando escucha el lamento de la persona entre sus brazos.

Louis suspira, niega con su cabeza y no hace más que reírse también. —Eres un idiota.

—Es mi venganza por el pellizco que me diste antes.

—No tengo ni idea de lo que estás hablando.

—Por supuesto que no, amor. —besa el cuello y da un último apretón para sacar su mano de la zona y abrazarlo. —Descansa, Lou.

—Buenas noches, Hazz. —alza su mano para acariciar el cabello rizado, gira su cabeza y lo atrae en un suave jalón para darle un suave beso. —Adoro tu cabello largo. —habla aún cerca de los labios del menor.

—¿Si?

—Definitivamente. —Une sus labios en otro beso, esta vez un más lento y profundo. Se separan en un suspiro y se acurrucan entre sí. —Mañana te toca hacer el desayuno.

Harry sonríe hundido en la cabellera castaña. —Siempre lo hago yo.

—Quiero pancakes.

—Te prepararé lo que quieras. —el ojiverde sonríe satisfecho. — Ahora durmamos que nunca se sabe a qué hora Olivia se levantara de nuevo.

—Bien. —Asiente somnoliento. —Te amo, sol.

—Y yo a ti, precioso.

Louis es el primero en dormirse, Harry lo siente y lo atrae más hacia su cuerpo fundiéndose con él, el aroma dulce del champú a vainilla lo embriaga y lo arrulla poco a poco, el olor a colonia de bebé que se queda impregnada en sus prendas cada vez que toma en sus brazos a su bebé lo pone completamente cálido en su pecho y en su corazón.

No podría pedir más en este momento, a pesar del largo y duro camino que tuvo pasar para finalmente llegar aquí, no dudaría en volverlo a cruzar si le aseguraban que cada noche tendrá a su Louis entre sus brazos, al real Louis consigo y a su pequeña bebé en la habitación de al lado.

Porque definitivamente lo vale.

Así que sí, Harry es muy afortunado.

🍼🍼🍼

ESO FUE TODOOOOOOOOOOOOO 🎉🎉

Ayy lo ameeee. 😩😩😩

Espero con todo mi corazoncito que les haya gustado tanto como me gustó escribirlo 🥰

Fueron 11.000 palabras en word, un poco largo, lo de y lamento mucho si te disgusto un poco.

Les gustó la fotito que deja arriba?? 🌸

Déjeme saber su parte favorita y si le gusto 👏🏻👏🏻👏🏻

*Cuando Harry enloqueció me acorde de Pablo de Los Backyardigans, cuando se pone nervioso y comienza a dar vueltas
JAJAJAJAJAJAJJA  🥺🥺

*También iba a poner algo muy cursi sobre la familia pero en acorde de Toretto JAJSJAJAJAJSJAJAJJAJSJQA PERDOOON

Cualquier error ortográfico no duden en decírmelo plisss.

Así que nada, espero que les haya gustado.

Lxs amoo demasido chiqissss 🥰





....

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro