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Capitulo 19


18 de Diciembre de 2015


Heaven se mostró realmente sorprendida cuando abrió la puerta aquella mañana y se encontró con la pelinegra parada frente a la misma. Las manos de Aalyiah sostenían una caja rosa de una reconocida panadería de la ciudad y evitaba mirarla a los ojos, como si no soportara la mirada de tristeza o decepción que su amiga podía darle.

De a poco, las otras dos chicas se agruparon detrás de Heaven, ninguna dijo nada, ninguna de ellas quería ser la primera en romper el silencio. Salem maullaba en los pies de su dueña exigiendo algo de atención de alguna de ellas.

Cuando Aalyiah derramó la primera lagrima, Heaven ya la había rodeado con sus brazos y las otras dos la siguieron. Entre sollozos, donas y tazas de té Aalyiah explico todo lo sucedido de la fiesta, de Sabrina molestando, de Quentin tocándola entre otras tantas.

—¡Hay que hacer algo!, hay que demandarlos por acoso—dijo Heaven muy segura mientras sostenía su taza de té. 

Las otras tres la miran fijamente.

—¿De que hablas?—pregunta Hannah comiendo la Dona.

—Hablo de que Quentin se propasa con ella, él, y otros como...Sam, grabaron un video de ella siendo abusada por alguien que no sabemos quien es, creo que es momento de poner una denuncia o algo, ya estoy cansada de que tengan poder.

Aalyiah suspira, escuchar a Heaven decir eso era revivir una escena con sus padres y Harvey. En este caso, Harvey era Heaven, hablando de denuncias, hablando de buscar al tipo que la había contagiado, hablando y hablando. Y ella sin querer escuchar, y sus padres sin querer meterse en quilombo. Por eso lo dejaron estar, demandarlos no volvería la salud de Aalyiah, al menos eso le hacía creer su padre. "Tu te metiste sola en esto, ahora arréglate" fueron sus frías palabras cuando la dejaron sola la primera noche en el internado.

Heaven sigue hablando de como podían denunciar a los chicos, Suki la escuchaba y Hannah come oyendo a su amiga. Aalyiah se masajea la mano.

—No quiero meterme en nada de esto—dice llamando la atención de la chica de cabello azul—No quiero juzgados, o abogados, no quiero ser el chisme del maldito pueblo otra vez. Bastante malo es ser señalada y que me digan "miren ahí va la hija de Lydia Davis, ¿no te acuerdas?, la que tiene SIDA"...

—No tienes Sida. Tienes VIH.

—Si, pero te sorprenderías la cantidad de gente que no distingue la diferencia de la enfermedad a la del virus—responde ella suspirando—el punto es que, no quiero que señalen y murmuren a mis espaldas.

—¿Entonces si no quieres justicia, que quieres?—Pregunta con calma la peliazul.

—Ser feliz, vivir.

—¿Y vivirás feliz sabiendo que los que te lastimaron no recibieron su merecido?

El comedor se puso en un tenso ambiente, ninguna de las chicas volvió a hablar o a sacar el tema de nuevo, se dedicaron a beber sus té en silencio y terminarse la caja de donas. 

Unos pasos lentos se escuchan en el pasillo, antes que aparezca la abuela de Heaven. La señora mayor, se queda en mitad del pasillo, donde había un espejo, las cuatro chicas observan como la señora acaricia su rostro lentamente mientras se contempla, su mano estaba algo temblorosa.

—¿Abuela?—pregunta Heaven, la señora parece recordar donde estaba y mira a su nieta.

—Niña, perdona creo que me perdí, estaba por ir...pero me olvide a donde iba...—mira sus manos y tenia una lista de compras—Comida, cierto iba a ir al mercado. Hare pollo para el almuerzo...

—Soy vegetariana—dice Heaven en un tono tranquilo—¿Lo olvidas? Me tienes comiendo verdura hervida todos los días

La señora suelta una risa, se disculpa diciendo algo de su edad, acaricia la mejilla de la chica de cabello azul antes de retirarse de la casa. Heaven tenia una mueca de preocupación en su rostro cuando vio a su abuela irse. Luego niega y suspira viendo a Aalyiah, sus ojos grises y frios se clavan en los cafés de ella.

—Si no lo denuncias por ti, yo denunciare a Sam, a Evan y a Quentin por todas las futuras victimas.

—¿Puedes darme unos meses al menos?—pregunta ella—¿Para pensarlo?

Heaven suspira y asiente. Tiempo era lo que les sobraba, e irónicamente lo que parecía acabarse.


Andrew estaba echado en su cama, con la cara enterrada en la almohada odiándose a si mismo, se paso gran parte de la madrugada y de la mañana mandándole mensajes a Aalyiah, llamándola, intentando que le hable sabiendo que sería ignorado, ir a buscarla era casi al vicio. Ya que la chica no bajaría a verlo, y aunque Lydia tenia un amor maternal con el castaño, no pondría los deseos de su hija sobre otra cosa.

El castaño suspira, Picasso entra a su cuarto moviendo su cola y pasa la lengua por los dedos del chico quien tenia su mano estirada. Se sentía vacío, miserable, se sentía agotado de tantas maneras. Quería una chica y la decepciono. Intenta pensar en lo que le dice su psicóloga, sobre aquellos momentos en los que todos los seres humanos tocan fondo, pero que debía levantarse y asumir sus consecuencias, él la quería y quería que ella lo perdonara.

Vuelve a marcar su número, se coloca el celular en la oreja, y lucha con el impulso de tirar el aparato rectangular contra la pared cuando atiende el buzón de voz. Se coloca boca arriba en la cama mirando el techo, casi quiere vomitar al escuchar las risas de su madre diciéndole a Rafael que se detenga, pensar en ese chico haciendo lo que sea con su madre le daba nauseas. Claro que su madre era libre de tener sexo cuantas veces quisiera, pero un hijo o mejor dicho, una persona, no le interesa escuchar a la otra tener relaciones sexuales.

El sonido de una notificación lo pone en alerta, pesando que es Aalyiah agarra el celular demasiado rápido. Pero no, se trataba de su prima Coco, ella se había encargado de enviarle a Andrew folletos de diferentes universidades de New York, también de su departamento que tenia un cuarto disponible y la zona por donde vive. El castaño suspira, contestando algo vago y yendo al baño, ahí agarra el pequeño frasco con antidepresivos, hacia mucho que no tomaba esas cosas, pero ahí estaba, agarrando una pequeña capsula y se la lleva a la boca, toma un vaso de agua y la traga. Suelta un suspiro mirándose al espejo, estaba desalineado, bastante a decir verdad.

Le sonríe a su reflejo y luego hace una mueca seria antes de salir y vestirse para ir al trabajo. Cuando comienza a escuchar ruidos raros saliendo del cuarto de su madre, decide salir huyendo antes de que se vuelva mas incómodo.

Se subió a su bicicleta y se dirigió a la cafetería, antes tenia un auto viejo, pero el mismo necesitaba demasiados arreglos para que anduviera, solo pudo conducirlo un par de veces antes de que el motor terminara demasiado muerto. Tras llegar a su trabajo, se baja de la bicicleta y le coloca el candado amarrándola en un árbol. 

—Hola, Andrew—escucha una voz femenina. Se da vuelta encontrándose con su ex novia, Nicole. La misma estaba vestida con unos pantalones ajustados y un abrigo de color blanco, la chica le ofrece una sonrisa que él no le devuelve, Andrew evitaba a toda costa encontrarse con ella, sobre todo las reuniones familiares sabiendo que su primo y ella seguían juntos.

Nicole hace una mueca viéndolo.

—Te veías mejor rubio.

—En realidad me veo mejor con mi color natural—dice el chico guardándose las manos en los bolsillos—¿Necesitas algo?

—¿Quieres que vayamos a tomar un trago? yo invito. 

—Tengo trabajo, ahí dentro de echo.

—¿Me concedes al menos cinco minutos? Luego me iré. 

Nicole movía el sorbete en su licuado de durazno, mientras que Andrew la observa atentamente. Seguía siendo una chica linda, sus labios tenían un color rosa por el labial que usaba, y sus ojos celestes seguían siendo fríos como los recordaba.

—¿Qué tal Max?—pregunta Andrew, ella sonríe.

—Oh excelente, ahora vivimos en la capital, él ya esta trabajando, y a mi me queda unos años mas de estudio...

—¿Qué haces?

—Estilismo—contesta ella y Andrew asiente, era algo obvio, siempre fue una chica critica con su propia apariencia y la de los demás. Siempre gustándole verse bien, por eso manejaba la vestimenta de Andrew a su antojo.

Nicole parecía no darse cuenta que la cicatriz que le dejo al castaño aun dolía como la mierda, verla ella es recordar que estuvo por suicidarse por no creerse suficiente, verla era escuchar a su madre diciéndole "dejaste ir a la mejor chica que pudiste haber tenido".

—¿Qué haces aquí?—pregunta él apoyándose en el respaldo de la silla. Nicole mira a todos lados, luego se acerca a Andrew como si contara un secreto.

—No quiero que tengas resentimiento hacia mi, ¿entiendes? Quiero que tu, Max y yo estemos bien. Sería algo bueno, nadie quiere una familia separada.

—¿Por qué me dices esto?

Nicole sonríe, levanta su mano izquierda, donde un brillante anillo de color dorado con una preciosa piedra blanca resaltaba. Andrew la mira confundido.

—¡Vamos a casarnos!—dice ella sonriente—Tenemos fecha para el año que viene, y me encantaría mucho que fueras. 

—¿No te parece muy pronto?

—Al principio eso creí—dice suspirando—Pero lo amo, y él me ama, me dio este precioso anillo Andrew, ¿Cómo decirle que no? Aparte estamos muy bien juntos. Y a mi me haría muy feliz verte.

Andrew se echa hacia atrás perplejo, ¿la chica de la que estuvo enamorado en el pasado estaría feliz viéndolo en su boda? Tras el silencio de Andrew, ella hace una mueca, retira la billetera de su bolso y deja unos cuantos billetes en la mesa.

—No tienes porque contestarme ahora, pero me encantaría enserio que vinieras, como mi amigo. 

¿Amigos? él la quiso profundamente, ¿y ella lo llamaba amigo? 

Nicole se levanta del asiento dejándole un beso en la mejilla. Se sentía levemente aturdido mientras intentaba entender que había pasado, solo se levantó cuando uno de sus compañeros de trabajo lo llamo muchas veces por su nombre. Pero no podía concentrarse, en su mente se reproducía muchas veces el momento de la conversación. Tuvo muchos incidentes en el trabajo que le dieron una que otra regañada de sus superiores.

Se retiro temprano del trabajo aquel día, reportando una falsa enfermedad, Lily se ofreció a acompañarlo, pero la rechazó de manera amable. Mientras sacaba las cadenas de su bicicleta, escucho una risa bastante conocida. Difícil no reconocer una risa como la suya.

Aalyiah venia riendo con sus amigas, ella no lo vio, pero él si. Haciendo una mueca, se subió a su bicicleta y se dirigió a casa.


22 de Diciembre de 2015

—¡Emiko, quédate quieta!—le regaña Suki a su hermana pequeña, pero ella decide ignorarla mientras seguía corriendo delante de las chicas. Emiko había insistido demasiado en acompañarlas al centro comercial cuando escucho que las chicas irían, no dejaba de señalar cada tienda y de preguntar a Suki si le compraba algo.

Sin duda tenía demasiada energía. Al principio, Suki se negó que su hermana menor les acompañara, pero la niña fue toda una manipuladora cuando la amenazó diciéndole que contaría las cosas que la muchacha escribió en su diario.  Entre ellos el gran crush que tenía con chicos que su padre seguramente no aprobaría. 

—Esa niña me sacara canas—murmura Suki mientras se detiene frente a una vidriera. Las otras amigas se rieron, todas ellas estaban haciendo compras navideñas, a excepción de Hannah quien solo había ido para acompañarlas debido a que ya se había adelantado con las compras, debido a que en su familia los únicos niños pequeños eran sus hermanos mellizos, fue demasiado facil comprar ese año ya que el resto hacían un tipo de Santa secreto.

—Solo está jugando—habla Heaven sonriendo—¿Por qué no nos hablas a nosotras de tu chico soñado?

—No se de que estas hablando—dice Suki con las mejillas bastantes rojas mientras miraban el resto de las tiendas, y cada tanto echaban una mirada a Emiko quien se había distraído mirando el enorme árbol de navidad que habían colocado en medio del centro comercial.

—¿Ah no? ¿Y te suena un chico que anda por Escandinavia y quizas se llama Matt?

—¿Te gusta mi hermano?—pregunto Hannah demasiado sorprendida.

—Solo le comente a Heaven en una ocasión que me parecía lindo, no fue para tanto.

—A Suki le gustan los hermanos de sus amigas—dice Aalyiah. Había conocido al hermano mayor de Hannah aquella misma mañana cuando fue a su casa, era un hombre demasiado alto y musculoso, llevaba el cabello rubio algo largo y tenía mucha barba, por lo poco que la pelinegra habló con él, supo que el hombre trabajaba viajando por el mundo para sacarle fotografías de la naturaleza que la vendía a las revistas que lo contrataban. 

—¿No podemos concentrarnos en lo que vinimos? Creo que vi una linda pañoleta violeta para mamá—dice Suki caminando, Hannah rie siguiéndola preguntándole demasiadas cosas.

Heaven ríe divertida caminando junto con Aalyiah.

—Suki tiene grandes enamoramientos—dice la chica de cabello azul.

—¿Tuvo novio?

—Hum, anduvo con un chico hace unos años, no duraron mucho, pero el chico era un imbécil.

—¿Y tu Heaven? ¿Cómo está tu corazoncito?

La chica de cabello azul observa a su amiga fijamente, antes de sonreír y llevarse su mano al collar de piedra lunar que cuelga de su cuello.

—Mi corazón esta bien, los únicos que lo ocupan son Alex Pettyfer y Johnny Deep. Debo añadir que Halsey también, sería mi tipo de mujer.

—Que gustos variados tienes.

—¿Por qué no hablamos de Andrew mejor? ¿Han hablado?

La chica niega, hace días que evitaba la cafetería, evitaba todo contacto con Andrew. Aun seguía sin responder sus mensajes o llamadas, Harvey había llamado a su hermana el día anterior preguntando si algo pasaba, ella afirmo que todo estaba bien. Solo porque no quería preocuparlo, pero Harvey no era idiota y era obvio que algo sucedía.

Harvey le conto que Nicole fue a verlo el sábado y le dio la noticia que iba a casarse con su primo Max. Aalyiah pensó en como de mal le habrá caído esa noticia al chico, pero su orgullo era mas grande, y aun así, no fue a verlo. Sin embargo, paso por la cafetería, y se lo veía muy cómodo abrazando a Lily.

Las dos chicas se acercaron a la rubia y a la asiática, la rubia seguía hablando y hablando sobre el crush de Suki en Matt. Aalyiah hablo de Harvey, y la chica se sonrojo tanto que sus mejillas podrían llegar a dolerle.

—¿Dónde esta Emiko?—pregunta Suki, las otras tres chicas comparten una mirada, hace rato no escuchaban el palabrerío de la menor. Las cuatro empezaron a llamarla por el centro comercial intentando encontrarla, aunque ella los llamo primero.

—¡Suki, Suki! Mira esto—dice sonriente y se cuelga en la cinta de la escalera mecánica, y luego se baja, su hermana suspira dando pasos hacia ella.

—Si muy divertido, deja de hacerlo.

Pero Emiko no le hizo caso mientras se colgaba de vuelta, pero esta vez no pudo bajarse, la cinta la estaba elevando del suelo. Las chicas gritaron su nombre y se apuraron a ir a la escalera mecánica mientras todos miraban estupefactos la escena de la pequeña niña de diez años colgándose de la cinta de la escalera mecánica.

—¡Agárrate fuerte!—dice su hermana subiendo la escalera junto con Hannah, mientras que Aalyiah y Heaven se quedaban abajo. Los brazos de la pequeña niña perdieron fuerza y cae. Un grito desgarrador sale de la voz de Suki, la niña grita mientras cae y las dos chicas al igual que todo el mundo se quedó inmóvil, asustados, sin saber reaccionar.

Por suerte para todos, un chico consigue agarrarla antes que su pequeño cuerpo tocara el suelo, Emiko se mantuvo con los ojos cerrados demasiado temerosa para abrirlos. Heaven y Aalyiah se acercan corriendo mientras que Hannah y Suki bajaban corriendo por la otra escalera, el chico deja a la niña de a poco en el suelo.

—No tienes que hacer eso Emiko, ¿estás loca? algo peor pudo pasarte

La niña solloza algo asustada abrazándose a Aalyiah, la pelinegra le acaricia el cabello ofreciéndole consuelo mientras sentía a Suki acercándose. A su lado, la peliazul pareció quedarse sin respiración mientras observaba al muchacho frente a ellas. 

—Esperemos que no haya próxima vez—dice el chico antes de mezclarse entre todas las personas curiosas que se aproximaban a ver lo que había sucedido, Heaven intenta pasar entre todas ellas para seguir al chico. 

Suki llegó corriendo y abraza a su hermana con fuerza mientras la regañaba por lo que había echo, entre lagrimas, Emiko prometió no volver a hacerlo. 

Tras consolar a la niña, hacer unas pequeñas compras, todas fueron a comer a una cafetería del centro comercial. Emiko parecía haberse olvidado de lo sucedido mientras devoraba un sándwich de queso fundido junto a un vaso de chocolatada frente a ella, las demás solo estaban bebiendo un café. 

Heaven se aproxima a ellas al cabo de desaparecer por un buen rato, saca una silla de una de las vacías mesas y toma asiento junto a sus amigas quienes la observaban.

—¡Se desvaneció!—dice Heaven, las chicas se miran entre ellas.

—¿Qué?

—Bueno, iba siguiendo a este chico...

—Así se conquista, amiga—dice Hannah, Heaven sigue hablando.

—Era uno de los gemelos de Halloween, quería decirle lo de su chaqueta...o la de su hermano, no definitivamente es la suya porque no tenia el pircing en su oreja...

—Los estudiaste bien—comenta Suki.

—No me dejan terminar—dice la chica de cabello azul—Mientras lo seguía, intente llamarle la atención, pero justo pasamos por el cine del centro comercial, y demasiadas personas salieron de ver una película, me taparon la visión, y cuando puse atravesarlos...ya no estaba. ¡Como si se hubiera desvanecido!. Ahora, ¿no es raro que siempre aparezcan en los momentos justo?, cuando Evan casi me mata ellos aparecieron, en el cementerio cuando Aalyiah termino perdida, y ahora uno de ellos apareció aquí. Es raro.

—Estas muy enganchada con el misterio de estos chicos—habla Aalyiah, Heaven bufa, come un muffin algo molesta porque sus amigas la estaban tomando como loca. La pelinegra acaricia el brazo de su amiga.

Horas mas tarde, cuando el sol se oculta en Nags Head, Aalyiah estaba volviendo revisando tener todas las bolsas de compras, incluso había comprado algo para sus hermanos y sus sobrinos. Esperaba que todos estuvieran felices con lo que la chica consiguió.

Una figura masculina sentada en la entrada casi la alarma, estaba por sacar su celular para hablarle a su madre, pero al acercarse, comprobó que era Andrew. El chico tenia un abrigo azul y un gorro tejido del mismo color, pantalones oscuros. Levanta la mirada cuando Aalyiah se acerca, tenía la nariz roja por el frio, y unas pequeñas ojeras.

—¿Lydia no te abrió?—pregunta ella, Andrew suspira.

—Se fue hace media hora a arreglarse las uñas y el cabello, o algo asi, me dijo que puedo esperarte adentro pero no lo creí conveniente—dice viéndola, ella asiente y se acerca a la puerta queriendo entrar echando a Andrew a un lado—¿No vamos a hablar?

—No tenemos nada de que hablar—dice viéndolo—Tu tomaste tu decisión cuando yo fui a tu casa, necesitaba a mi amigo Andrew, y tu prácticamente me dijiste "largo". Estoy cansada de que cuando alguien me necesita, yo doy todo mi apoyo, pero si yo necesito a alguien, es como que todos se desvanecen.

—Solo...me deje llevar ¿bien? Lo siento.

—¿Estuviste con ella esa noche cuando me fui?—pregunta y Andrew ríe un poco.

—¿Qué importancia tiene?—pregunta él.

—La tiene, créeme que la tiene—dice ella viéndolo con los ojos llenándose de lagrimas—Porque, mierda Andrew, porque me sentí tan sola cuando me sacaste de tu casa, porque cuando estoy contigo, todo parece estar en su lugar, y eso me gusta, me gusta sentir aquella paz contigo, me gusta cuando me abrazas y nos quedamos juntos...Pero la preferiste a ella.

—No la preferí.

—No, preferiste el sexo

Y Aalyiah pensaba que lamentablemente era algo que tenia miedo de hacer, tenia miedo de tener relaciones que algo saliera mal y que Andrew saliera perjudicado. La chica se limpia las lagrimas con la mangas de su abrigo y suspira.

—Vete a casa, antes que te enfermes...debo envolver bien estos regalos.

—Aaly...—susurra el chico, ella niega en señal de que no diga mas nada y le cierra la puerta. Suspira pesadamente y se saca el abrigo dejando todo en la mesa de la cocina. Se limpia el rostro con sus manos y va a hacerse un té ignorando que su medicación la espera en la mesa desde aquella mañana. 









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