
Wolf
Bienvenidos sean a Disneylandia para los degenerados 😈
Jugaremos en el bosque
Mientras el lobo no está aquí
Porque si el lobo aparece
A todos nos comerá
¿Lobo estás ahí?
Había una vez en un pequeño pueblito de Francia un bebé que nació con los cabellos color escarlata su piel tan blanco cómo la nieve de nombre Camus, conforme pasó el tiempo su belleza era inigualable y excepcional.
Las personas lo veían con recelo ya que sus padres no tenían el mismo color de cabello que el jovencito.
Su madre Krest tenía el cabello castaño mientras su padre Zaphiri tan negro como la noche.
Supersticiones y creencias tontas de la gente aseguraban que ese chico de cabellos rojos era una bruja además del peculiar color en sus pupilas que competían con un riachuelo de sangre fresca.
A él no le importaba lo que la gente decía ya que parecían elogios a su persona alimentando su vanidad.
Vivían a las afueras del pueblo con grandes árboles a su alrededor.
Preferían vivir entre la naturaleza que no rodeada de la gente.
Cierto día Camus tenía que llevar fruta, pan y algunas medicinas para su abuelo Mystoria que estaba enfermo.
Sus padres lo despidieron en la entrada de su casa.
No sin antes su madre Krest ponerle su capa que competía con el color de su cabello y aconsejarle que tuviera mucho cuidado ya que la gente decía que en lo profundo del bosque vivía un lobo.
Caperucita roja cómo la gente lo conocían en el pueblo no lo creía y sólo lo utilizaban como excusa para que los niños se fueran a dormir temprano y dejarán de hacer travesuras.
El canasto reposaba en su antebrazo y se puso la gorra para cubrirse del frío matutino, los apenas visibles rayos de sol se colaban entre las inmensas ramas de los pinos.
A paso lento se dirigía hacia la cabaña de su abuelo ya que aún era temprano.
Tarareaba una canción y parecía que el cantar de los pájaros lo acompañaban en el coro.
De pronto todo sonido dejó de escucharse quedando en un sepulcral silencio.
Camus se puso alerta por si era un oso, las ramas crugían entre los arbustos pero era en todas direcciones se bajó la gorra de su capa y así estar atento.
No sabía para dónde mirar ya que era tan rápido.
Un aullido le erizó todos los bellos y el miedo comenzaba a invadirlo.
Se llenó de determinación y lo hizo a un lado ya que él no era así.
Esperó, sus sentidos se pusieron en alerta ante cualquier ruido o movimiento pero todo estaba en total quietud.
Bajó sus guardias y suspiró en alivio, tal vez era un conejo u otro animal.
Nunca se percató que alguién estaba tras suyo olfateándolo.
Su aroma lo cautivó olía a fresas silvestres o una flor con el rocío de la mañana.
Dejó salir un sonoro suspiro que movió las hebras rojizas y el cuerpo de Camus se paralizó por un momento.
Poco a poco se fue volteando lentamente, no mostraría el miedo que de nuevo se manifestaba.
Reunió toda la valentía y finalmente lo vio a la cara.
La gente no mentía, el lobo era real y ahora estaba frente a él.
Pero nunca dijeron que ese lobo no era tal como un animal sino mitad humano.
Su larga cabellera rubia de su cabeza sobresalían unas orejas esponjosas del mismo color, ojos azules, piel morena y con un rostro varonil tal vez un par de años mayor que él.
De sus labios sobresalían unos finos colmillos, su torso desnudo con un abdomen marcado, sus musculosos brazos, en sus manos las largas uñas que estaba seguro utilizaba para desgarrar a su presa, tan sólo usaba unos pantalones negros algo desgastados.
Lo recorrió de pies a cabeza, no lo negaba era atractivo ese lobo.
Sin que lo evitará sus mejillas se pusieron del mismo tono que su cabello ya que el lobo también lo miraba atento su mirada era tan penetrante que un escalofrío lo recorrió.
Su corazón palpitó desenfrenado y no sabía la razón.
- Hola caperucita roja. No te dijeron tus padres sobre ir sólo al bosque es peligroso?. Sonrió ladino el lobo.
- Si y también me dijeron sobre hablar con extraños. Adiós señor lobo. En tono altanero pasó a un lado del rubio y sus záfiros brillaron de emoción por su nueva presa.
- Pero ya lo hiciste, hablaste conmigo sin conocerme pero sabes, no hay problema me presento mi nombre es Milo. Juguetonamente se paseaba alrededor del pelirojo que lo ignoraba olímpicamente mientras no detenía su andar.
- Porqué no hablas, acaso el lobo te comió la lengüa?. Burlón decía pero Camus seguía sin hablar.
Y así siguieron por los próximos 20 minutos bueno sólo el rubio que no paraba de molestar al chico de capa roja.
- Ya me dirás tu nombre o quieres que siga hablando sin parar?. Camus ya estaba harto de oir al lobo hablar sin parar, acaso nunca se cansaba?.
- Si te lo digo dejarás de molestarme?. Se detuvo y vio al lobo que alzaba su mano a modo de juramento.
- Camus ese es mi nombre. Ahora cumple tu palabra y no hables lo que resta del camino. Retomó su caminata ya que aún faltaba otros 20 minutos para llegar.
- Bien. Fue todo lo que dijo.
Siguieron caminando en silencio pero ni bien pasaron 5 minutos el lobo volvió a hablar.
- Y a dónde vamos?. Camus bufó ya irritado.
- YO iré a casa de mi abuelo, sobre ti no sé hacía dónde te diriges. Recalcó la primer palabra ya que él no invitó al rubio moreno.
- Iré contigo. Tu abuelo es Mystoria?. Camus se detuvo en seco, el lobo de dónde conocía a su abuelito o esque acaso se lo comió?.
Si bien el vivía en la profundidad del bosque al igual que el rubio, no, se negaba a creerlo que estuviera en el estómago de esa bestia.
- Si es él. Cómo es que lo conoces?. Le dirigió una mirada fría al de ojos záfiros.
- Es muy dulce conmigo, me cuida y me da de comer, sabes que hace unas comidas deliciosas tiene un sazón maravilloso, es el único que no me teme bueno igual tú, escuché decirme que su nieto vendría a verlo pero no creí que fuera tan hermoso. Y de nuevo sus mejillas las sintió arder, era la segunda vez que le pasaba.
- Continuemos aún falta. Fue todo lo que dijo y avanzó por el camino.
No dijeron más en el camino hasta que se llegó a la cabaña del abuelo de Camus.
- Bueno has llegado con bien, nos vemos caperucita roja. Se dio la vuelta y agitó su mano despidiéndose.
- Adiós Milo. Dijo en un bajo susurro Camus hasta ver desaparecer entre unos arbustos al lobo.
Entró a la cabaña y llegó hasta la habitación de su abuelo dándole la medicina para que se sintiera mejor.
El lobo esperó escondido hasta que vio salir a Camus y acompañarlo a su casa.
A partir de ese día una inusual amistad surgió entre el lobo y caperucita roja.
Camus no se quedó con la duda preguntándole a su abuelo si conocía a Milo.
- Claro que lo conozco si yo prácticamente lo crié desde que era un niño de 5 años. Conocí a su padre Écarlate murió a manos de cazadores protegiendo al pequeño Milo. Una lágrima rodó por su mejilla. - Ese día perdí al amor de mi vida, la principal razón por la que decidí vivir en las entrañas del bosque fue por él, lo conocí de una forma inesperada, éramos tan diferentes yo un humano y él un lobo que tenía un hijo adorable, por ese amor cuidé de nuestro hijo porque aunque no lleve mi sangre lo quiero cómo tal. Camus no sabía que decir, se quedó mudo al escuchar esa confesión.
Su abuelo amó a un lobo, en todo el camino se la pasó pensando al lado de él iba Milo que cómo siempre no paraba de hablar.
- Camus me escuchas? Camieeee, oye Cam. Sabia que le disgustaba que lo llamaran así pero no funcionaba, agitó su mano frente al rostro del pelirojo que finalmente salió de sus pensamientos.
- No Milo, las manzanas doradas no existen. El rubio lo miró interrogante.
- De que hablas Camus? Eso no era lo que te contaba. Alzó su ceja y sonrió divertido. - En que piensas? Te noto muy distraído.
- En nada Milo. Se detuvo y miró al cielo que tenía unas nubes grises, tal vez lloverá pensó el de ojos carmesí.
El rubio creyendo que Camus de nuevo no le prestaba atención dijo algo que tenía muy guardado y deseaba gritarlo.
- Me gustas Cam y creó que me estoy enamorando de ti. Finalmente lo dijo y sabía que él no lo escuchó pensó que tal vez era lo mejor o eso creía.
El pelirojo abrió grande sus ojos al oir la confesión de Milo.
- ¿Que?. Fue todo lo que pudo salir de sus labios y voltearlo a ver.
Las primeras gotas de lluvia cayeron, en segundos ya era intensa empapandolos al instante.
El rubio cargó a Camus cuál princesa y corrió casi a la velocidad de la luz para dirigirse a su pequeña morada, una cueva que no estaba muy lejos de ahí.
Llegaron rápido y bajó con cuidado al pelirojo mientras él buscaba una toalla para secarlo y no se enferme, el lugar era cálido con una pequeña cama, la curiosidad le ganó al joven inspeccionando cada rincón.
En cuánto lo encontró y volver al encuentro de Camus lo vio curiosear las pocas pertenencias que tenía.
- Ven que voy a secarte, no deseo que te enfermes a causa de la lluvia. Obediente se acercó y dejó que Milo le quitará su capa roja.
Con parsimonia secó su rostro sus pestañas tenían pequeñas gotas, su largo cabello de fuego lucía un poco desordenado y húmedo al igual que su ropa.
La cercanía de Milo lo tenía un poco nervioso, el rubio al ser más alto lo obligaba a inclinarse para estar a su estatura.
Contuvo el aliento, el suave respirar de Milo chocaba con sus labios entreabiertos.
Detuvo la labor del lobo y acortó la casi inexistente distancia entre ellos en un tímido beso.
Movieron sus labios de forma pausada y lenta cerrando sus ojos para disfrutar de ese mágico momento.
Miles de emociones explotaron de sus pechos.
Se separaron con sus mejillas ruborizadas, sonrisas tontas pero con un brillo especial en sus ojos.
Caperucita roja se enamoró del lobo feroz que tanto la gente del pueblo temía.
Pero ellos sólo veían el exterior más no el interior que era lo más importante y que el rubio no era malo sino todo lo contrario.
Mystoria se encargó de inculcarle bondad y nobleza a pesar de su naturaleza.
Volvieron a unir sus labios pero ésta vez más demandante, sus lengüas jugueteando entre sí.
En que momento su ropa húmeda desapareció?
Ese atractivo lobo era demasiado hábil que no se percató.
Como llegaron a la cama y Milo ya se encontraba encima de él?
Las caricias que le daba por todo su cuerpo con sus afiladas uñas le hacían estremecer por completo.
Se mordió su labio inferior para que de su boca no escapase un sonido que le parecía vergonzoso.
La piel que antes se encontraba fría a causa de la lluvia ahora ardía en las llamas de la pasión.
Los colmillos estimulaban su pezón izquierdo mientras el otro era torturado por los dedos del rubio.
El lobo con su ávida lengüa se encargó de lubricar la entrada del pelirojo.
Explorando entre los anillos de carne, el sabor de ese doncel le gustaba mucho, podría saborearlo a todas horas y jamás se aburriría de ello.
Cómo sabía que el pequeño pelirojo lo era? Mystoria se lo comentó un día ya que Milo quería saber más sobre Camus, al principio no entendía que era un doncel hasta que pidió más detalles sobre ello llevándose la sorpresa que un hombre podía embarazarse igual que una mujer el don le fue heredado por Krest pero no todos eran especiales cómo ellos prácticamente eran únicos en el mundo.
Deseba tener muchos hijos con su bello Cam la sola idea le emocionaba mucho.
Siguió con su labor y el pelirojo se retorcía en la cama apretando las sábanas, el primer jadeo salió sin permiso al sentir la invasión.
Ya no podía más su miembro hinchado pedía entrar de una vez y calmar su ímpetu.
Colocó la punta y lentamente se fue adentrando, no quería lastimar al pelirojo por lo que fue despacio.
Su miembro desaparecía de su vista, era tan estrecho Camus que podría terminar con un par de estocadas.
El largo recorrido llegó a su fin y esperó paciente a que se acostumbrara a su tamaño.
- Mue-muevete Milo. Al fin la señal que esperaba.
Un lento vaivén de caderas dio inicio, las blancas piernas rodearon la cintura del lobo y tuviera más profundidad el contacto.
Piel con piel, fusionados convirtiéndose en uno solo.
La fricción era tan deliciosa haciéndolos delirar.
Milo gruñía por las cálidas paredes anales apretando su miembro, Camus gemía el nombre del lobo una y otra vez sin parar.
Una mano paró en la ancha espalda morena dejando rasguños que incentivaron al rubio a moverse más rápido tocando la próstata del pelirojo.
Repartía besos por el cuello dejando marcas de pertenencia.
Siguió por la clavícula clavando sus colmillos.
Camus se aferró más fuerte, sentía que su alma escapaba de su cuerpo, una corriente eléctrica lo envolvió por completo, estremeciendose.
Su propio miembro rozaba con el abdomen de Milo hinchado ya escurría un poco de semen pero cuándo fue estimulado su próstata nuevamente fue el detonante de un abrazador orgasmo.
Las paredes anales lo apretaron haciéndolo eyacular abundante en el interior de su Camus.
Se dejó caer sin poner todo su peso en el pelirojo abrazandolo posesivamente.
Era suyo, sólo de él.
En la cueva tan sólo se escuchaba las respiraciones agitadas de los dos.
Afuera la lluvia caía sin cesar, pero adentro la tormenta no afectaba a la feliz pareja.
Para las personas esa relación no estaba bien vista pero a ellos no les importaba en absoluto, no vivían de la opinión ajena, se amaban y eso bastaba.
Mystoria fue el primero en saber sobre ese naciente amor, sus padres lo aceptaron ya que si su hijo era feliz con Milo no tenían porque oponerse.
Con el pasar de los años la cabaña que una vez fue de su abuelo le fue heredado a Camus ya que finalmente el hombre falleció, pero feliz porque se reencontraría con su amado Écarlate en el más allá.
Ahora ellos vivían ahí con sus pequeños Isaak y Hyoga.
Camus con su tercer embarazo era mimado por sus adorados lobos ya que estaban seguros sería una niña.
Sus corazones latían en sincronía.
Caperucita roja y el lobo fueron dichosos de conocerse, su amor fue de un final feliz.
FIN
Hola espero sea de su agrado éste One-Shot con la temática de películas de Disney adaptado al MiloxCamus.
Escogí el de Caperucita Roja porque hasta ahora nadie lo ha hecho (eso creó) ya leí el de la bella y la bestia en dos distintas versiones como la de YareCalderon y SailorFighter que están super buenas 😍.
Y por cierto.
Feliz cumpleaños al bicho más sexy de Saint Seiya Milo de Escorpio (Kardia también lo es, pero que no se entere Milo sino 😥😅)
Dejen sus comentarios para saber que les pareció 😄 y votar por si les gustó éste especial 😉
Nos seguimos leyendo 😘
Atte. Skarlet Antares 🦂❄💙☠
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