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I

Había pequeñas cosas que hacían feliz a Yifan.

Y bueno, todas esas se limitaban a algo.

Mejor dicho, a alguien.

Y es que desde aquella mañana al llegar su aburrida oficina en el Corporativo Wu&Kim nunca se había imaginado que sería el inicio de una nueva faceta de su vida.

Y si bien Yifan había tenido un par de romances, nada serios, jamás se había sentido tan atraído por aquel joven.

Oh Sehun.

De cabellos negros, piel blanca y labios rojizos, había erizado todas las puntas de su cuerpo.

Porque de solo mirar sus largas piernas al caminar hacia la oficina de Relaciones Internacionales, de sólo ver la forma en que esa prominente curva de su trasero se formaba al inclinarse para recoger unos papeles caídos.

De solo ver, había pecado en miles de formas posibles y la garganta se le había secado tanto que tuvo que acomodarse la corbata con esas manos venosas y grandes que poseía.

Excitación era poco.

Podía sentir su líquido seminal humedeciendo el interior de su bóxer con el constante deseo de probar la firmeza de esos benditos glúteos que se contoneaban tan provocadores por los pasillos del lugar.

Y bendito el abrigo que estaba portando, porque aparte de quitarle el frío le había cubierto su dura erección.

Que buenas ganas de sentarse frente a su escritorio y darse una buena sesión de masturbadas pensando en aquellas piernas largas y esas clavículas perfectas del joven Sehun.

Oh, pero que dicha era ser uno de las cabezas directivas porque aquello permitía hacer preguntas sobre todo el personal y darse la oportunidad de conocerlos personalmente...

No se hagan ideas, Yifan solía hacerlo para saber si algún miembro del equipo pasaba por alguna situación en la que necesitaba ayuda. Y gracias a esas acciones, un par de sus empleados actuales eran recién graduados de buenas universidades después de haber sido becados por la compañía.

Yifan era un hombre bondadoso.

De treinta y tres años de edad, poseía un doctorado en Gestión de Empresas, hablaba varios idiomas y era un magnate de buen corazón.


Alto como esas torres en las que se erguía su compañía, representaba la esencia varonil de una vid exitosa, a costa de trabajo arduo, pero llena de provecho.

Bueno, casi llena.

Porque construir un imperio traía consigo un sinfín de prohibiciones.

El amor era una de ellas.

Pero el momento en que la esbelta silueta de Sehun ingresó a su oficina, no era precisamente lo que consideraría amor a primera vista.

Era deseo, un deseo puro que creció segundo a segundo cuando aquel joven de mejillas rojizas le contaba de su vida y que había podido terminar su carrera gracias a una de esas famosas becas que la empresa daba.


— Se lo agradezco mucho Señor Wu.

— No es algo que deba agradecer, joven Oh.

Pero quizá si cobraría algo de ese favor, no económicamente, el dinero era lo de menos.

Y aunque la primera junta entre ambos no avanzó a más que datos generales, Yifan se encargaría de mostrar su interés con pequeñas cosas.

Tal vez como dejar una rosa en el escritorio del joven todos los días, esperar a que su día terminara para esperarlo en a entrada del edificio recargado en su lujoso auto negro.

Fueron cosas simples como llevarlo a cenar contra su voluntad mientras caían las últimas nevadas de invierno.

Tan simples como robarle un beso en medio de la oficina vacía ese día de su ascenso.

Cosas que pudiesen no valer mucho para otros, mientras que para Yifan valían en demasía porque no había nada como ver la expresión tímida de aquel joven al caminar entre las mesas del comedor tratado de resistir su intensa mirada.

Y no importaba que su socio le riñera por las atenciones especiales que tenía con el joven, no cuando lo importante era la mirada ensoñadora que aquel chico le daba al verlo pasar en sus costosos trajes para tener una junta con inversionistas.

Lo importante era la forma en que sus labios se movían sobre los suyos mientras sus piernas firmes se amoldaban lado a lado de su regazo.

Era la exquisita sensación de escuchar pequeños gemidos cuando sus labios se aventuraban a morder la suave piel de su cuello y sus manos se encargaban de amasar esos redondos glúteos que se restregaban deseosos contra su pene erecto.

— Sehun...

—Dígame ...Señor...

— Acepta, te lo ruego, acepta.

Pero la respuesta no llegó sino hasta después de un mes de hacerla.

Y no sabía porqué demonios sus ideas perversas se apoderaban en todo momento de él.

Pero no había podido evitarlo, no cuando sentía fuego en su cuerpo con las tímidas caricias que el joven le daba.


Inexperto.

Así como Oh Sehun era, Yifan lo quería para sí solo.

Aunque no de una forma convencional.


— Si yo acepto...

— Te daré el mundo entero, si me dices que sí, haré que todo lo que desees sea tuyo.

Y si Sehun fuese ambicioso hubiera aceptado desde el primer instante en que le enseño el contrato, esa serie de reglas y beneficios que tendría si lo aceptara.

Pero Sehun no era ambicioso de las cosas materiales, el anhelaba tener esa mirada potente sobre su cuerpo siempre.

Sentir más allá de caricias superficiales por parte se esas manos grandes y firmes que apenas osaban estrujarlos.

Sehun lo quería a él, y solo para él.



— Acepto.

Y tener miedo era normal.

Tendría que dejar un poco de lado todo su trabajo, su familia y algunos amigos que de seguro no estarían de acuerdo.

¿Pero qué importaban esos amigos si ellos no comprenderían esa necesidad de sentirlo a él?

Y si bien Yifan hubiera hecho lo que deseara con él, lo había respetado.

Lo había tratado como un príncipe.

Se sentía en las nubes con tanta caballerosidad y la atención que recibía.


Joder que sí.

No sabía porque se había negado tanto, si él plenamente deseaba ser parte completa de la visa Yifan.


Y así fue como Oh Sehun se volvió el príncipe de aquel imponente rey.


— Bienvenido a casa, mi hermoso.

—Es preciosa... Es...


— ¿Te gusta, bebé?

— Sí, ¡me encanta mucho Papi!

Y besando su hombro, apretando la completa existencia de Sehun entre sus brazos, Yifan hundía su nariz en el cuello ajeno para deleitarse en su suave aroma.

— Y a mí me encantas tú...

Por fin Sehun era suyo, completa y totalmente suyo.

—Mi pequeño príncipe...
















•••

Alguien me dio la idea 😅

No sé cómo suene, pero es un Three shot que suena en inicio muy general pero tendrá dos capítulos llenos de algo especial ♥

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Feliz sábado a todos mis lindos lectores ♥










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