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Little Prime Space

Notas del autor:

Sé que por la temática que se maneja en esta historia, muchas personas no quieren comentar o votar, pero me gustaría saber sus opiniones en los comentarios ya que a mi me gusta leer sus opiniones y también ideas, incluso teorías de que va a pasar en los capitulos, con esto dicho.

Vota, Comenta, Comparte.

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La cercania entre ambos mineros, atrajo las miradas confundidas y de hastio de otros compañeros suyos. Pero D-16 aprendió a ignorarlos... Orion era quién les tomaba mucha atención.

Quizás por qué temía que ahora que D-16 sabía su secreto, ahora cualquiera podía saberlo.

Pero la razón de las miradas y los murmullos, no estaba ni de cerca a los temores de Orion; pues era algo más... Banal.

Durante una salida con Elita-1 y B-127, la pregunta finalmente, nació:

—Orion... Megatron...

Vaciló Elita, viendo a sus dos amigos frente a ella.

Orion y D-16 quienes estaban tomados de las manos, poniendo atención al juego de mesa. Al escuchar a Elita, alzaron la cabeza viendo a sus amigos sin suponer que vendría a continuación.

—...¿Son Sparkmate?

Elita siempre era tan directa.

El de opticos azules y los naranjas, empezaron a echar humo avergonzados, Orion tapándose la cara con una mano y D-16 desviando la mirada.

Bee y Elita se miraron mutuamente, deduciendo la respuesta. El pequeño de amarillo sonrió con alegría y vió a sus amigos dando brincos de alegría.

—¡Felicidades muchachos!

Los dos voltearon de inmediato confundidos.

—Ya lo sabíamos

Comentó la femme otra vez, cruzándose de brazos, esbozando una sonrisa.

—Solo queríamos confirmarlo

Agregó Bee.

—¿En serio?

Orion en serio no se lo esperaba.

—¡Si! Ustedes dos son tan obvios

Contestaban entre risas Elita y Bumblebee.

D-16 y Orion se miraron entre si y soltaron una risita también, sintiéndose aún más seguros en su entorno. Ahora con Bee y Elita de su parte, no tenían por qué esconder sus muestras de afecto cómo lo hacían en el exterior.

Aprovechando el momento, Orion se acurrucó en el hombro de D-16 quién se dejó, abrazándolo y acariciando el brazo de Orion.

Aunque, si bien, técnicamente eran una pareja... No era una forma convencional de Sparkmate.

En su hogar en Iacon, había Sido específicamente modificado para un pequeño Sparkling. O algo así.

Ya en casa, Orion podía estirarse y dejar de ser Mech responsable, ese Mech al que todos señalaban con su dedo de ser un vago, inutil e infantil.

No estaban tan equivocados en una parte, pero no era precisamente por qué Orion fuera vago o inútil. Sino que había crecido demasiado rápido para un mundo que no estaba preparado para la alegría y entusiasmo de un mech cómo él o Bee.

—Debes ir a dormir. Pronto.

Ordenó D-16 cerrando la puerta detrás de si.

—¿Qué? ¡Pero si el cielo apenas está despierto! Quiero jugar...

Rogó Orion haciendo un berrinche. D-16 negó y miró al suelo para concentrarse en sus ideas.

—El cielo, quizás, pero tú has estado despierto desde la madrugada, mañana tenemos que trabajar así qué...

Levantó la cabeza, viendo los ojos de Orion, tristes, cansados... Había sido un día pesado para él. Todo lo que quería era jugar un momento.

Todos los días era lo mismo para Pax, ser humillado, rebajado, ignorado... Llegar a casa con D-16 era todo lo que quería para pasar un rato en el que él pudiera reír y jugar.

Megatronus sentía un dolor en sus engranes al ver a su mejor amigo así, él era todo lo que tenía el mundo. Solo se tenían el uno al otro en esa situación...

Y él había aceptado a Orion. Aceptaba su secreto y trataba de compartirlo con él para que no se sintiera solo. Pero él estaba cansado; no físicamente, estaba cansado de ver a su amigo mal todo el tiempo.

Orion solo quería mejorar su planeta y parecía que este mismo lo rechazaba por ser diferente... Así cómo Megatronus sentía que el mundo lo miraba.

Suspiró, ladeó la cabeza en negación, pero después asintió poco a poco.

—Está bien...

El de azul se entusiasmó, esperando la orden.

—Puedes ir por tus juguetes

El de ópticos azules no necesitaba que se lo mencionaran dos veces y salió corriendo a su habitación.

D-16 se sentó un momento en su sofá pensando.

¿Cuál era el plan a partir de ahora?

Dejar que las cosas siguieran igual, ya no era una opción. Tarde o temprano alguien se daría cuenta que había algo más que una relación fraternal entre ellos.

Tarde o temprano... Descubrirían el secreto de Orion.

Y él no podría hacerlo nada para protegerlo de un planeta entero.

Mientras el pequeño llegaba con su oso de peluche y bloques para construir, D-16 se sobaba el entrecejo.

Buscando una respuesta a su pregunta.

¿Cómo podría proteger a Orion de un planeta entero?

...

—Orion...

—¿Si, Dadda?

—Necesitamos hablar, pequeño...

El pequeño ahora estaba confundido, pero asintió un poco y se acercó al regazo de su cuidador, acomodando su cabeza para escucharlo. Cómo hacía cuando el contrario le contaba cuentos antes de dormir.

D-16 estaba muy nervioso.

Era una idea loca, era ahora o nunca, tenía que hacerlo. Tomó aire mientras acariciaba la cabeza de Orión con ternura, y balbuceando un poco encontró las palabras para comenzar.

—Si entiendes qué Dadda es solo uno, ¿Verdad?

Orion asintió.

—Y que solo Dadda y tú sabemos que tú eres un bebé en el cuerpo equivocado.

Orion volvió a asentir.

—Bueno... Entonces... Entiendes que si alguien llega a saber de esto, es... Probable que no te acepten, ¿Verdad?

Ya triste, Orion asintió.

D-16 tomó su mentón e hizo que lo viera.

—¿Qué pasaría si tú te quedas aquí, siempre?

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