Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

»Capítulo I : Lo mismo de cada año«

Una mujer tarareaba una canción, mientras que con una mano sostenía una sartén cocinando unos huevos fritos. Hoy estaba más contenta de lo normal y había una razón para ello. Cuando los huevos ya estuvieron bien cocinados, los agarró con una espátula y con cuidado los pusó sobre un plato.

La mujer era de una estatura promedio con una piel clara y suave, sus ojos eran oscuros y algo achinados. Su larga cabellera era oscura y bien cuidada. Manos pequeñas y dedos delgados que parecían ser delicados. Una belleza para muchos de los habitantes de la ciudad.

Llevo el plato en la mesa redonda que estaba cerca de la cocina, la cual había más comida de lo que una persona normal debía desayunar. Parecía que iba a cenar alguien importante o una gran bestia. Probablemente si no fuera por el pequeño tamaño de la mesa redonda haría más para su niña. Cada vez que despertaba parecía no haber comido anoche y comía lo primero que veía que era comestible en la cocina. Aunque ya no es más una niña. Por unos momentos la mujer de cabello oscuro recordaba los momentos que pasaba con ella, cuando era más pequeña. Las veces que iban al parque juntas, cuando le ayudaba con su tarea, las veces que la abrazaba al verla llorar cuando soñaba con esas pesadillas. Llevó su espátula a su pecho y sonrió con nostalgia. Sólo duró unos pocos segundos, luego volví al presente.

Con un leve rubor en las mejillas caminó por el pasillo entre el baño y las habitaciones. Cuando llegó a la puerta que estaba al final, tocó la puerta suavemente. Luego se quedó parada delante de la puerta en espera de una respuesta. Espero unos pocos segundos para después concluir que probablemente aún estaba dormida. Con una sonrisa dio un suspiro y dirigió su mano a la perilla de la puerta. Y mientras la abría dijo:

- Six es hora de levantarse, es el primer día de clases y no quiero que- Se quedó callada al ver a la adolescente estar sentada sobre su cama y mirando a la ventana - Veo que estás despierta querida - Le dijo de una manera dulce -Como te decía no quiero que llegues tarde, levántate y vístete y ven a desayunar. Es el primer de día de clases y el último año en el que cursarán después de todo. Ah y abre la ventana para ventilar un poco tu habitación. Te espero en el comedor cariño.

La mujer alzó la mano en forma de despedida mientras salía de la habitación. La chica aún seguía mirando a través de la ventana con indiferencia. Con su mano apartó su flequillo desmechado que tapaba sus ojos. La luz del día hacía que sus ojos de color marrón oscuro se vieran más claros. Pasaron unos segundos antes de que se decidiera levantarse. Se dirigió a la ventana para sacarle el seguro y levantarla para abrirla. Recibió una brisa suave que hizo que su pelo corto se moviera un poco, y varios sonidos de la ciudad; las bocinas y conducciones de los vehículos, el canto de las aves, el tren recorriendo las vías. El aire era limpio a pesar de ser una ciudad. Desde su departamento podía ver las casas de las demás personas. Roku o como la llamaba a veces su madre adoptiva, Six dio un suspiró y se alejó de la ventana para prepararse. Se dirigió a su armario que estaba enfrente de su cama y con la mirada buscó el uniforme del colegio y al encontrarlo le sacó la percha para después ponerla sobre la cama con cuidado que no se arrugue. Salió de su habitación y fue directo al baño. Al salir su cabello estaba más ordenado y volvió a su cuarto para sacarse la ropa con la que durmió y vestirse con el uniforme: Una falda oscura que le llegaba hasta las rodillas, una camisa blanca con mangas cortas y medias largas y blancas.

Ya estando bien vestida y arreglada, agarró su teléfono que estaba arriba de una mesita de luz y también su mochila para luego ir a desayunar. Al terminar de pasar el pasillo dobló por su izquierda para encontrarse con la mesa redonda del comedor. La mujer ya estaba sentada disfrutando de tomar una taza de café. Six se sentó sin decir nada y empezó a comer lo que le había preparado.

- ¿Dormiste bien Roku? - Preguntó mientras le sonreía.

Ella asintió con la cabeza mientras masticaba la tostada que había mordido. Luego de eso no hablaron más. La mujer sabía muy bien que a ella no le gustaba hablar y también que obligarla a hacerlo era inútil. Si hablaba era solo para preguntar o responder temas importantes, según Six. Aunque si no hablaba por mucho tiempo, insistía hasta que se enojara. Prefería que esté enojada a que no hable durante días, que sería capaz de hacerlo sino fuera por ella.Eso sí, para comer si tenía muchas ganas. Como la mujer siempre decía: Comer es su pasión. Luego de minutos sin dirigirse ninguna palabra y solo concentrarse en digerir comida, se levantó de su asiento y agarró su mochila que estaba colgada en su silla para pasar por la sala hasta la entrada.

- Por cierto, Six - Dijo la mayor - Hoy estaré trabajando hasta tarde, te dejaré algo para que puedas comer cuando regreses. No será mucho pero por lo menos comerás algo.

- Entendido - Contestó monótona mientras se calzaba sus zapatos oscuros que estaban al lado de la puerta.

Al abrir la puerta se despidió de su madre hablando en japonés como era costumbre hacerlo entre ellas. La mujer le había enseñado las costumbres japonesas desde que era niña. Ella no le obligó a hacerlas, por el contrario Six fue la que quería aprender de la cultura japonesa de su madre. La chica cerró la puerta y se dirigió a las escaleras del edificio. Este no era tan grande como los demás edificios, por lo tanto no le tomó mucho tiempo llegar hasta la planta baja. Usando su propia llave, abrió la entrada y salió del edificio.

Mientras no apartaba su vista del camino, caminaba con tranquilidad hacia la estación de trenes donde tomaría uno para ir rápidamente a la escuela. Aunque podría tomar el transporte público hasta la estación, ella preferiría caminar hasta allí. Mientras caminaba ignoraba casi todo lo que sucedía a su alrededor, como si fuera la única persona en las calles.

En la esquina de una manzana se detuvo por el semáforo. Solo faltaba una más y ya estaría en la estación. Six estaba esperando parada en el cordón de la vereda, cuando una madre con su niño también vinieran a esa misma esquina. El pequeño ya venía llorando agarrado de la mano de su madre. Pero claramente no eran lágrimas de tristeza, eran de puro capricho. La chica ignoraba qué era lo que quería el mocoso, lo único que deseaba era que se callará o que los vehículos se detuvieran así poder largarse lo más rápido posible. Entre el llanto, el niño se dio cuenta de la presencia de la joven y la miró. Pero al verla el niño se asustó...mucho. Tenía una mirada intimidante y molesta, sumado que sentía un aura peligrosa. El más pequeño dejó de llorar por el miedo, lo que sorprendió y alivió a la madre. La joven no evitó sonreír un poco, dar miedo a veces te da ventajas. Los autos finalmente se detuvieron y Six reanudó su caminata.

Ya habiendo entrado a la estación y esperado el tren que la llevaría hasta la otra zona de la ciudad, se subió a uno y tomó asiento. Colocó su mochila arriba de sus piernas y dirigió su mirada a la ventana. Mientras los edificios y postes pasaban enfrente de sus ojos, ella estuvo pensando sobre varias temas. Lo que no hablaba, se lo decía para sí misma en sus viajes. Era una forma para no quedarse dormida en lugares públicos. No es que tenia verguenza...tenia miedo, aunque no quería admitirlo.

Estaba pensando que pasaría si un día podría comer todo las comidas del mundo cuando una charla animada de unas chicas la interrumpió. Apartó su mirada de la ventana y miró donde provenía la conversación. Un grupo de chicas estaba más adelante y al lado de la puerta del vagón. Tenían su mismo uniforme.No reconocía a ninguna de ellas. Y eso era porque no se sabía los nombres de sus compañeros. Eso le hizo pensar... Siempre era lo mismo en esa escuela. Sus compañeros la ignoraban o se apartaban de ella, como si nunca hubiera existido o si fuera un bicho raro.Nunca supo el motivo. Quizás sea por su mirada seria y fría que espantaba o atemorizaba a otros jóvenes, sumando que casi siempre era callada. O quizás sea porqué la juzgaban por ser así, alguien raro y diferente a los demás alumnos. Lo único bueno es que no la acosaban a diferencia de otros jóvenes que veía. Siempre andaba sola por los pasillos de la escuela, mientras que otros susurraban a sus espaldas. De todas maneras, ya no le importaba estar sola. Tanto tiempo que le hagan lo mismo se había acostumbrado a eso. Hace mucho tiempo que dejó de sentir algo por otros...

<O>

Six se encontraba frente al establecimiento. Estaba mirando algo. La pintura de los muros de afuera se veía de diferente color. No encontraba el motivo de su interés por la pintura. Lo pensó dos veces y llegó la conclusión que el verde oscuro no le quedaba muy bien. Dejó de pensar en esa clase de tonterías y fue directo a la entrada de la escuela.

La escuela que va Six es de las más antiguas de la ciudad. Tiene dos pisos y es bastante enorme. Por arriba de la entrada se encontraba un reloj que al día de hoy seguía funcionando correctamente. Anteriormente antes fue un orfanato abandonado durante mucho tiempo, hasta que los ciudadanos decidieron reconstruirla y usarla como escuela, la primera luego de varios años debido a...pequeños problemas con el "Exterior". En la actualidad la escuela conservaba algunas artecticteturas y reglas al estilo de japón, ya que la fundadora era oriental. Cada aula entrarían como 20 alumnos máximo. Había un comedor donde los alumnos podrían buscar su alimento o comer lo que trajeron preparado. El patio estaba en el centro del colegio donde los alumnos estarían descansando, jugando o comiendo, era algo grande. Y habían clubes, piscinas y gimnasios, además de tener eventos anuales. Eso sí, había un equilibrio casi perfecto entre "tareas" y "tiempo libre".

La joven buscó con la mirada su casillero que siempre estaba la mitad del camino, justo antes que terminara la fila. Mientras tanto evitaba los grupos de estudiantes que se formaban delante de estos, seguramente la mayoría eran compañeros que no se veían luego de un año. Ignoraba totalmente las conversaciones que tenían. Luego de caminar un poco más, encontró su casillero y mientras lo iba abriendo, se iba quitando sus zapatos. Sacó los zapatos escolares o uwabaki como le había enseñado su madre. Con tranquilidad dejó sus calzados y la lonchera dentro para después cerrarlo.

Sintió un ligero golpe en su pie, que la sorprendió un poco. Bajó la mirada y vio como una pequeña bolita de marrón oscura estaba al lado de su zapato. Curiosa levantó la pequeña esfera para inspeccionarla. No necesitó acercarla a su nariz para reconocer ese olor. Era chocolate. Sin dudarlo iba a meterlo dentro de su boca. Pero se detuvo al escuchar el tartamudeo de un estudiante que estaba enfrente suyo estando un poco alejado de ella. El chico llevaba el típico uniforme del colegio; una camisa blanca con mangas largas, un chaleco formal oscuro y unos pantalones largos. El joven era algo obeso. Sus mejillas coloradas eran redondas al igual que su cara y orejas, su peinado era partido a la mitad y su piel era clara. Era bajito, casi como ella. Este muchacho tenía su boca manchada de chocolate. Six no tardó en darse cuenta que esa golosina le pertenecía a él y por la forma de cómo la miraba y temblaba su cuerpo, imaginó que tenía miedo de reclamarlo. Six dio un suspiró lo que sobresaltó un poco al joven. De mala gana extendió el brazo con el chocolate en sus mano y dijo:

- Toma es tuyo.

El niño se quedó en silencio al mismo que retrocedía un poco. Tragó saliva para responder.

- No, quédatelo tú - Respondió tartamudeando.

La contraria encogió un poco los hombros y se comió el chocolate. El chico claramente se le notaba apenado por no decirle "si, es mío" pero a ella no le dio importancia , también tenía ganas de comer el chocolate. Agarró su mochila y se disponía a irse al salón. Sin embargo otra persona también se le acercó. Se me veía molesta y un poco enojado. Sentía que la conocía de una parte. El color de su cabello era de un rojo anaranjado con dos trenzas medias largas, unas pocas pecas en ambas mejillas y ojos oscuros almendrados. Delgada y su estatura era mayor que la de Six. Exactamente, la chica azabache era algo pequeña que los demás.

- No puedes hacer eso con él - Le dijo con un tono molesto.

- ¿Hacer qué? - Preguntó confundida aunque no se le notó por su voz.

- No hagas como no si hiciste nada malo - Pensaba que le estaba tomando el pelo - ¿Por que no te consigues tus propias golosinas?

La chica peli naranja estaba malinterpretando la situación. Ella era amiga del joven, desde tiempo sabía que algunas personas le molestaban y le robaban su comida. Pensaba que Six era de esas personas que lo acosaban.

- Él me lo dio - Contestó y señalando al mencionado.

- Eso es porque le intimidas, deja de aprovecharte del miedo de los demás.

- No es mi problema que me tenga miedo. Me tengo ir - Luego de responder pasó por su costado sin problemas.

La pecosa quería detenerla, aún no había terminado de hablar. Pero su amigo la detuvo agarrándole del brazo. Dirigió su mirada hacia él.Dijo que la dejara en paz y que no era conveniente para ella hablarle. Por el tono que tenía parecía que sabía lo que le decía. Aunque no era del todo cierto lo que le dijo, solo eran rumores que había escuchado. Luego de terminar de oír lo que tenía que decirle, miró a la chica por una última vez. Esta caminaba al parecer con tranquilidad mientras que los demás estudiantes al ver la escena murmuraban. "Que manera para empezar la escuela" pensó Six mientras se quitaba una pequeña mancha de chocolate de su boca, mostrando levemente un colmillo.

Luego de caminar por los pasillos y subir al primer piso por las escaleras, llegó a su salón. El sol iluminaba toda la habitación a través de las ventanas. Los estudiantes se encontraban hablando en su mayoría sentados en sus asientos, parados cerca de sus pupitres o recostados sobre las paredes. Sus ánimos estaban elevados, cada uno extrañó algo diferente de la escuela. Algunos estudiantes iban llegando. Sin dar muchas vueltas Six fue a su asiento que estaba en la fila izquierda que se encontraban cerca de las ventanas. Colocó su mochila debajo del escritorio y sacó sus pertenencias dejándolas arriba. Después de hacer esto mantuvo la mirada en su pupitre mientras que sus manos estaban encima de esta. Empezó a dar golpecitos con su dedo índice mientras esperaba que la clase comience.

Unos pocos minutos pasaron y la campana del colegio sonó. Todos en el colegio fueron directamente a sus asientos, los mismos que el del año pasado. Los compañeros de ma chiva revisaron si tenían todo en orden y se sentaron lo más derechos posibles. Six sabía que profesora vendría por la actitud de todos; tensos y algo asustados. Toda el aula se encontraba en casi completo silencio. La puerta del lugar se abrió. Una mujer delgada, baja y adulta entró a la clase. Su pelo canoso era rizado y corto. Su mirada arrugada transmitía frialdad. Su ropa era anticuada; vestía de una falda gris larga, una camisa blanca y abotonada, y el calzado que la escuela permitia. Caminó lentamente y observaba a cada estudiante presente. Six dejó de mirar su escritorio y miró a la profesora, no quería llamar la atención de nuevo y menos con esta profesora. Finalmente se detuvo en enfrente de todos.

- Buenos días alumnos - Empezó a hablar con una pequeña sonrisa pero sin desaparecer su fría mirada - Como ya sabrán la mayoría soy su profesora de matemáticas y gramática. Y sabrán que soy exigente con todo lo que tenga que ver con la escuela. No quiero que nadie hable a menos que sea para preguntarme algo siempre y cuando levanten la mano, también deseo que lleguen temprano a clases y preferiría que no faltaran a mis clases.Ya están bastantes grandes como para decirles lo mismo una y otra vez - Luego llevó sus brazos a su espalda- ¿Les quedo claro muchachos?

- Sí profesora - Contestaron todos al mismo tiempo.

- Bien, ahora pasaré lista y quiero silencio mientras lo haga y solo dirán "presente" cuando diga sus nombres - Les explicó mientras iba a recoger los papeles arriba de su escritorio.

Estuvo varios minutos nombrando a varios estudiantes, cuando pronunció el nombre de Six (Roku) la mencionada dejó de prestar atención a la mayor desde ese punto. No le interesaba saber el nombre de los demás, siempre hizo eso. No conocía ni se acordaba el nombre de sus compañeros. Ella pensaba que no era importante saberlo. Después de un lapso de tiempo corto volvió a prestarle atención.

- Bueno eso serían todos. Sin embargo hay un estudiante nuevo que hoy no vendrá por problemas personales, según sus propias palabras.

Al decir estos el aula estalló en murmullos, los cuales duraron muy poco ya que la profesora exclamó "silencio". ¿Alumno nuevo? ¿Quién sería ese que justo vendría ese momento, a un año de terminar la secundaria? Todos se preguntaban lo mismo en sus cabezas. Tales como "¿Será lindo? ¿Le gustará los deportes ¿Sería un gran genio de la clase?" preguntas como esas. Mientras tanto Six no le dio importancia y siguió prestando atención a clases. Todas los alumnos estaban curiosos y expectantes de quién sería ese alumno nuevo, mientras que por otra parte nuestra chica se preguntaba si era más sabroso el pollo o el cerdo.

<O>

Roku se encontraba en el tren. La luz del atardecer le daba en la cara. Ella trataba de ocultar sus ojos con su cabello.

Las clases fueron bastante largas. Luego de las clases de matemáticas de la "sádica profesora" tuvieron otras materias con distintos profesores, los alumnos estuvieron más tranquilos y relajados. Hoy Six no pasó por el comedero y comió lo que le preparó su madre en el patio. Por suerte la chica pecosa no fue molestarla durante la comida. Y el resto del día fue tarea y más tarea.

En el vagón donde estaba ella había unas pocas personas pero estaba todo muy tranquilo. Apoyó su cabeza contra la ventana, mirando el los mismos edificios pasar frente a ella mientras el sol se ocultaba en el horizonte dejando que el cielo se tornara poco a poco del color de la noche. Estaba agotada pero no sabía muy bien porque. Más físicamente pero por dentro... sentía un pequeño sentimiento de soledad y tristeza. El rechazo que recibía constantemente por parte de todas las personas de esta ciudad, la hacía sentir como un sapo en otro estanque. Parecía que no merecía estar en ese lugar. A salvo de los peligros de afuera. Rápidamente algo reprimió ese sentimiento. Ella no lo hacia a proposito pero no le daba importancia de la razón que pasará eso. ¿Estaba evitando algo o algo se lo impedía? Quizás ambas. El cansancio que sentía era enorme. El sueño le invadió. Intentaba pensar en otra cosa que la mantuviera despierta, pero su mente estaba en blanco. Estaba cansada de todo. Sus párpados se volvieron pesados... y cerró sus ojos.

Pero no quería dormir. Cuando los abrió ,de pronto un sentimiento extraño la invadió. Miró a su alrededor y todo el vagón se encontraba vació. Tenía dificultades al respirar. Su corazón se aceleraba. Ese sentimiento era desgarrador, sentía como le estaba consumiendo por dentro. Dirigió su mano a su pecho y se inclinó para adelante. Ahora se escuchaba susurros de voces conocidas y otras que no podía reconocer. Llevo ambas manos a sus oídos. Luego una luz la iluminó a través de la ventana. Al ver la ventana vio algo que en sus pesadillas casi siempre veía. Era un ojo el cual emitía una gran luz. La estaba mirando directamente a ella. Sintió como todo el vagón empezó a achicarse y unas seis siluetas humanas aparecieron. Cada de diferente tamaño.

El sonido de los frenos del tren la despertó. Se había dormido durante el viaje Solamente era una pequeña pesadilla. Echó una mirada a sus manos y estas estaban temblando ligeramente. Escuchó las puertas del vagón abrirse y a las personas que salían del vagón. Six respiró profundamente y agarró su mochila para bajar del tren. "Lo mismo de siempre" fue lo único que pensó la chica.

<O>

Estaba en su propio escritorio. Terminando de adelantar unos cuantos deberes. Six era inteligente. Muy inteligente. Si ella quisiera podría ser la mejor estudiante en tener mejores calificaciones. Pero se conformaba con aprobar las materias y nada más, un siete u ocho le era suficiente. Ya se había sacado el uniforme y cenado con anterioridad. Aunque quería comer más pero no tenía las suficientes ganas como para prepararse otra cosa, no por hambre sino por gusto. La ventana se encontraba cerrada, no quería que entraran mosquitos en la noche. El cielo estaba despejado y la luna brillaba e iluminaba la ciudad. Pero aun así, no se podía ver las estrellas. Seguramente era por la contaminación lumínica. De vez en cuando extrañaba aquellos puntos brillantes en las alturas. Al terminar de escribir un párrafo entero para los deberes de clase de historia, cerró el libro y su libreta. Dio un largo bostezo y estiró un poco las extremidades para arriba. No podría esperar más a la mujer, ella volvería tarde al hogar, ya tenía sueño y necesitaba descansar para mañana. Se levantó de su sitio decidida en ir a dormir. Al llegar de su cama corrió su sabanas. Pero todavía no se podía acostar. Faltaba algo. Algo muy importante para ella. Se agachó y debajo de lugar para dormir sacó una pequeña caja. Antes de abrirla , acarició con suavidad la tapa de esta. La abrió y dentro de esta se encontraba un pequeño objeto cilíndrico de metal y con una palanca arriba de este. La joven dejó la caja en su lugar mientras que se llevó su preciado tesoro a la cama. Dio un suspiró de cansancio. Dirigió su mano a la palanca y empezó a girarla. Un sonido metálico y pequeño se hacía sonar mientras lo hacía. Cuando creyó ya le era suficiente lo dejo arriba de la mesa de luz a su izquierda. El objeto empezó a sonar una melodía tranquila y lenta. Era una caja musical. La chica se sintió más a gusto con esto e inmediatamente se acostó en la cama, en dirección al objeto musical. La melodía de esta empezó a sonar un poco más rápido y luego lento una vez más. Six miró su tesoro con nostalgia y serenidad. Esas melodías tranquilizaba el corazón de la joven. La hacía sentir que estaba a salvo. Que nada podía hacerle daño. La música le adormecía y poco a poco sus ojos se iban cerrando. No iba tener pesadillas. No sino la caja aún estaba con ella. El objeto dejó de sonar cuando ella finalmente se durmió.

<O>

Y una vez más veía el mismo grupo de chicas que el de ayer. Se preguntó si es que todo los días las vería. No le molestaba en absoluto. Pero tendría que acostumbrarse a dejar de mirarlas, sería raro para ellas y para ella misma. El tren se detuvo en la siguiente estación. Varias personas se subieron al vagón. Nadie se sentó al lado de la joven. Esta vez sí le importó, no quería que nadie arruinará su mañana ya sean niños llorones o gente que venía de entrenar. Dio un suspiró y agachó su cabeza. Había un chicle en forma de corazón pegado en el suelo. No sabía si estaba asqueada por el color que había ganado por la suciedad o por la forma que tenía. Probablemte ambas sean.

Su cuerpo se erizo al sentir una presencia cerca de ella. Sintió como alguien se sentó al lado suyo. A continuación se escucharon murmullos por parte de todos. Levantó su vista hacia el grupo de chicas. Ellas estaban mirando hacia donde estaba y al igual que todo, estaban murmurando. A partir de sus miradas estaban curiosas y un poco asombrados. Algo llamó la atención de ellas y de todos los pasajeros. ¿Pero qué cosa era? ¿Era ella? ¿U otra persona? Acaso era...

- Hola - se escuchó una voz masculina justo a su lado. Por su tono de voz supuso que estaba emocionado y feliz - Veo que vamos a la misma escuela. Que emocionante ¿Verdad?

Six lentamente volteó su mirada hacia el desconocido.

Continuará...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro