Capítulo 6
Narra Jungkook:
A la mañana siguiente, fue todo normal. Desayune con papi, mientras papá preparaba mi mochila. Hoy decidí llevar mi conejo a la escuela. En cuanto llegamos, Jimin me abrazó con una enorme sonrisa en su rostro.
- Kookie estoy muy feliz... - Susurró cerca de mi oído y lo miré confundido. – Yoongi aceptó leer un cuento conmigo anoche. – Mis ojitos se abrieron. Ese Hyung, solía ser bastante gruñón. - ¿Porqué te fuiste ayer?...creímos que te había pasado algo.
- Lo siento... - Dije bajando la mirada.
Estuvimos hablando un par de minutos, hasta que la hora para entrar a clases llegó. Mi naricita se movió rápidamente al captar un aroma a nuez, y mi colita comenzó a agitarse.
- Jiminnie... - Susurré y mi amigo me observó. - ¿Podrías hacerme un favor?. – El de mejillitas abultadas asintió y sonreí. – Tengo que irme, pero nadie puede enterarse de que no entraré. – El cachorro de lobo abrió sus ojitos.
- P-pero...eso es peligroso. – Hizo un pequeño pucherito. – Papi dice que no debemos salir solitos. Siempre le pido a Hyung o a Yoonnie que me acompañe.
- Pero no estaré solo. – Hablé tratando de calmarlo.
- ¿Y con quién irás?
- Es un amigo nuevo, pero no puedo decirte quien es. – Sus cejas se juntaron en confusión. – Hice una promesa Jiminnie. – Levanté el pequeño dedo de mi mano y el otro asintió.
- Las promesas deben cumplirse... - Suspiró. – Está bien Kookie...no le diré a nadie. – Sonreí y abracé a mi amigo, quién devolvió el gesto. – Pero te haré una señal para que vuelvas. – Asentí feliz.
Luego de despedirme, me acerqué a la entrada y después de verificar que nadie estuviese viendo, salí del lugar. Me acerqué a los arbustos y sonreí al ver aquellas orejitas.
Sin más, seguí al peludo animal. A diferencia de la vez anterior, caminábamos tranquilamente, lo cual agradecí en mi interior.
Al llegar, el zorrito ingresó en el interior de aquel tronco hueco. Me senté en la orilla del lago y coloqué al conejo de peluche a mi lado. Me quité la pequeña mochila y al levantar la mirada, Tae estaba observándome con una sonrisa peculiar.
- Hola. – Habló y sonreí.
- Hola.
- ¿Jugamos?. – Asentí feliz y el otro se sentó frente a mí. - ¿Cómo se llama?. – Apuntó con su dedito al peluche felpudo.
- Le puse Cooky, papá me lo compró ayer. – Lo vi sonreír y volver al tronco.
- También tengo un peluche. – Habló alegre y logré ver como varias cosas eran removidas. El pelirrojo salió y se acercó extendiendo sus manos, mostrándome lo que parecía un pequeño oso bastante viejo y desgastado, tanto que hasta le faltaba un ojo. – El es Vante, y fue mi compañero de viaje todos estos años, es muy valiente. – Sonreí.
Tae puso a Vante a un lado de mi conejo y comenzamos a jugar con algunas piedritas que había en el suelo. Luego de un rato, nuestras barriguitas empezaron a gruñir.
- Mi pancita está enojada... - Dije pinchando por sobre mi ropa. - ¿Quieres comer?. – Pregunté y abrí mi mochila, para luego sacar una bolsita con fruta en su interior, más un jugo en cajita, sabor fresa. El asintió, así que, coloqué la fruta en el centro y comenzamos a comer. – Por cierto...¿no te da hambre de noche?. – Tae se quedó mirándome durante un par de segundos. – D-digo...papi siempre me dice que no debo ir a dormir sin cenar. – El pelirrojo se levantó y mis ojos se abrieron al verlo trepar uno de los árboles, para luego bajar con una bolsa colgando de su brazo.
- No te preocupes por eso, me encargué de abastecerme bien. – Al mirar en el interior, me sorprendí por la gran cantidad de frutas y algunos dulces.
- ¿De dónde sacaste todo esto? – Hablé, sintiendo mi colita agitarse.
- P-pues...lo pedí prestado... - Su mirada se desvió.
- ¿La gente presta comida?. – Pregunté confundido, había visto a papi ir al mercado y dar papelitos a cambio de bolsas de frutas, verduras y carne.
- A-algo así... - Dijo y sonrió levemente, asentí y no volvimos a tocar ese tema.
Pasamos toda la mañana jugando y hablando de diferentes temas. Mis orejitas se agitaron en cuanto logré escuchar el aullido del cachorrito de mejillas rellenas.
- Ya debo irme Tae. – Hablé en un suspiro y acomodé mis cosas.
- De acuerdo...¿vendrás mañana?. – Asentí y tomé a mi conejo. Levanté a Vante y se lo extendí. – Llévalo, te cuidará hoy y mañana me lo devuelves.
- Entonces ten a cooky. – Le di a mi conejo. – Te acompañará esta noche y evitará que tengas pesadillas. – Lo tomó con cuidado y me observó con una sonrisa.
- Hasta mañana Jungkook. – Me acerqué y dejé un pequeño besito en su mejilla.
- Hasta mañana Tae. – Sentí mis mejillas calentitas y caminé rápidamente de regreso, mientras abrazaba el pequeño osito a mi pecho.
Al llegar, me mezclé entre medio de todos los niños, hasta que vi a papi acercarse a la entrada. En cuanto me observó, corrí feliz, los pocos metros que nos separaban, y lo abracé.
- Hola bebé...¿cómo te fué?. – Me levantó y comenzó a caminar conmigo en sus brazos.
- Me divertí mucho. – Hablé sonriente y él me observó confundido...o más bien, al objeto en mis manitos.
- ¿Qué es eso kookie?.
- Me lo prestaron. – Dije casi cubriéndolo con mis bracitos. – Debo cuidarlo papi. – El mayor dejó una caricia en mi mejilla y asintió.
- Está bien cielo.
En cuanto llegamos a casa, corrí a mi habitación, escuchando a papi "regañarme" por eso. Me cambié de ropa y luego de un rato bajé las escaleras, dando pequeños saltitos, con Vante en mi manito.
Me acerqué a la entrada de la cocina, pero al escuchar a papá, me quedé completamente quieto en mi lugar.
- Es extraño...nadie sabe de ninguna familia o pueblerino que haya llegado en las últimas semanas. – Papá tenía la mirada fija en el suelo.
- Varias tiendas están tomando algunas medidas de seguridad...no es posible que se les desaparezca mercancía de la nada. – Mi boquita se abrió con sorpresa.
- Aun así, hoy se habló con todas las familias...habrá guardias custodiando a los cachorros durante todo el día. – Tragué en seco.
- Kookie apareció con otro peluche. – Papi se veía preocupado, no me gustaba que él estuviese mal. – Dijo que se lo prestaron, pero...
- Tranquilo, seguro fue alguno de los niños de su salón. – El otro asintió en un suspiro. – No hay que sacar conclusiones apresuradas.
- No quiero que nadie lastime a mi bebé, Nam...
- Nadie lo hará amor...no dejaré que nadie les haga daño. – Papá abrazó a mi papi, pero al verlo llorar, mis ojitos se aguaron y un pequeño sollozo se escapó de mis labios. - ¿Bebé?
- Mi pequeño ¿qué ocurre?. – Papi se arrodilló frente a mí y lo abracé comenzando a llorar. – Cariño...shhh...papi está aquí, no pasa nada amor. – Su voz salía tranquila, mientras acariciaba mis orejitas.
- L-lo siento... - Hablé entre hipidos y papá se puso a mi lado y dejó un beso en mi mejilla.
- Jungkookie ¿qué ocurre? ¿por qué te disculpas?. – Escondí mi rostro en el cuello de papi y no dije nada más. Oí un par de suspiros y luego, mi cuerpo fue cargado hasta la sala.
Papi me sostuvo en su regazo y papá me dio un vaso de leche con tapita. Una vez que la terminé, me quedé dormido abrazando a Vante. Mi cuerpo se relajó al sentir el aroma de Tae, impregnado en aquel peluche.
Narra Jin:
- Nam...
- Tranquilo...si tú te alteras, él se pondrá mal.
- ¿Cómo quieres que no lo haga, si veo a mi bebé llorando?. – Hablé en un susurro, tratando de no hacer demasiado ruido.
- Escucha...trataré de averiguar que ocurre, pero por el momento, hay que vigilar a Kookie. – Asentí abrazando a mi cachorro.
- No te preocupes bebé...papi no dejará que nadie te lastime... - Susurré, mientras secaba las últimas lágrimas que mojaban sus mejillitas.
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Holis, ¿cómo están?. Espero que bien y que todos estén en sus casitas cuidándose y cuidando a los suyos. Está de más decir que NO salgan, porfi sigan todos los protocolos de seguridad de su país (aquí me cuesta hacer entrar en razón a mi papá, pero lo hacemos, aunque se enoje 😅😅😅.)
Les mando muchos cariñitos a todos. Los quiero mucho y nos vemos en el siguiente capítulo. 💜💜💜
P.D: Estoy enganchadísima con un bl tailandes....nombre: Why r u. Si alguien lo ve, quiero que me diga que le parece (yo lo amo, y en el cap de hoy no paré de gritar 😍😍😍😍)
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