Capítulo 3
Narra Namjoon:
- ¿Cómo está?. – Le pregunté a la anciana que acababa de salir del cuarto de invitados. Esta era la enfermera del pueblo. Una omega algo mayor, que había ayudado a dar a luz a varios cachorros.
- El estará bien Nammie...solo necesita descansar. – Asentí.
- ¿Y el cachorro?...
- El pequeño tuvo algo de fiebre y su cuerpo estaba muy frío, me sorprende que siga con vida. – Algo en mi interior se estremeció al oír aquellas palabras. – Pero ya está mejor, le di un poco de leche para que pudiera dormir, pero necesitarás más. ¿Tienes idea de qué les pasó?. – Negué con la cabeza, mientras la acompañaba a la salida.
- Entró por uno de los laterales, se veía bastante agotado.
- Sus pies tenían muchos cortes...debe haber andado por el bosque todos estos días. – Suspiré. – Trata de que duerma. – Asentí y ella atravesó la puerta de entrada. – Una cosa más...
- ¿Qué ocurre?
- El pequeño estaba algo nervioso...asegúrate de no separarlos mucho o trata de que tenga algo con el aroma del omega. – La miré confundido. – Nammie...el cachorro presentó claros síntomas de asma. Si se separan mucho, podría ponerse demasiado ansioso. – Presioné mis puños y asentí.
Sin más, la mujer salió de mi casa dejándome solo. Suspiré y me acerqué al cuarto. Al entrar pude ver al chico completamente dormido. Sonreí al ver que el cachorro había despertado. Este estaba sobre un pequeño sofá, rodeado de almohadones y estaba jugando con la mantita que le había colocado.
- ¿Ya despertaste bebé?... – Susurré suavemente y lo cargué en mis brazos. El pequeño se quedó mirándome y alzó sus manitas hasta tocar mi rostro. – Eres hermoso conejito... - Besé sus pequeñas manos y me acerqué a la cama. – Tu papi está dormido ¿si? no te preocupes...despertará pronto. – El pequeño, al ver al chico, estiró sus manitos comenzando a lloriquear y removerse. Lo recosté sobre él y sonreí enternecido al ver cómo, con su naricita, buscó su cuello y se aferró en su camisa, hasta caer dormido. Se me hacía bastante extraño que ese chico fuese padre, se veía algo joven. Sabía de manadas que obligaban a sus omegas a reproducirse, para poder concebir, sin tener en cuenta la salud física, mental o emocional del mismo. Sin más, salí de la habitación y me dejé caer en el sofá. - ¿Qué haré?.
Estaba cansado, llegué a este pueblo hace unos meses a causa de que mis padres descubrieron mi gusto hacia los hombres...y simplemente me desterraron de mi manada. Luego de andar vagando por el bosque, me encontré con esa anciana y gracias a ella, pude conseguir un lugar donde vivir, un trabajo, y seguir estudiando. No ganaba exageradamente mucho, pero me bastaba para tener comida y un techo sobre mi cabeza.
Salí afuera, notando que la lluvia había mermado. Llegué al mercado y busqué la leche para el cachorro, además de otras cositas necesarias para él. Una vez en casa, pude escuchar el llanto y entré de nuevo en el cuarto. El pequeño se revolvía sobre el chico y lo tomé en brazos.
- ¿Tienes hambre?...compré mucha leche para ti solito. – Tomé una de las chaquetas del chico y envolví con eso al cachorro para que este tuviera el aroma del otro presente y luego me dirigí a la cocina. Después de calentar la leche y ponerla en un biberón, alimenté al pequeño. Sonreí al notar como sus pequeñas orejitas y colita se agitaron felices. Sabía algo de cómo tratar con cachorros, ya que, al inicio ayudaba mucho a aquella mujer con su trabajo.
Al terminar, arrullé al pequeño hasta que quedó completamente dormido. Acaricié sus manitos que se aferraban con fuerza a aquella chaqueta. Con delicadeza, limpié su carita y me dirigí al cuarto. Lo coloqué sobre el pequeño sillón y me acerqué al chico.
- No te preocupes...estarán bien.
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Narra Jin:
Abrí mis ojos sintiendo mi cuerpo relajado. Estaba sobre algo muy suave. Me removí un poco, notando que era una cama. Me senté y mis ojos se abrieron de golpe. Comencé a mirar hacia todos lados.
- ¿Bebé?. – Pregunté, y mi corazón se aceleró. - ¿Conejito?. – En el momento en que quise levantarme, sentí un aroma a madera y un chico entró por la puerta.
- ¡Oh! ya despertaste, que bueno. – Dijo con voz calmada y suave. – Pero no debes moverte mucho, si tienes hambre...
- ¿Dónde está?. – Pregunté con miedo y él sonrió cálidamente.
- Tranquilo, le gusta jugar, así que, hice algo para entretenerlo.
Aquel que claramente distinguí como alfa, me ayudó a levantar y me llevó hasta la sala. Me sorprendí al ver absolutamente todo el suelo cubierto con cojines y mantas. Sonreí en grande al ver al pequeño.
- Conejito... - Dije relajándome y vi como su colita y orejitas se agitaron. En el momento en que me vio levantó sus manitos y me acerqué a él, para luego tomarlo entre mis brazos. – Que bueno que estás bien bebé...
Luego de unos minutos, los dos mayores estábamos sentados en el sofá, mientras el pequeño jugaba con un par de pelotas de tela.
- Entonces, estuvieron recorriendo el bosque durante dos semanas. – Asentí.
- Así es, pero no te preocupes...en cuanto consiga un trabajo buscaré donde vivir...
- Oye tranquilo... - Dijo con voz suave. - No te estoy pidiendo que se vayan.
- P-pero...
- Es verdad que no tengo el suficiente dinero para mantenernos a los tres, pero puedo conseguir un trabajo mejor...además, eres muy joven no entiendo como el padre del cachorro no se hizo cargo de él. – Suspiré.
- El bebé no es mío. – El abrió sus ojos sorprendido. – Lo encontré el día en que me fui de mi manada. Lo habían abandonado en una caja cerca del río...yo...realmente no pude dejarlo allí...no me importó que fuese de otra especie... – Dije recordando con rabia las palabras de mi padre. - Solo...
- Está bien...te entiendo. – Me dedicó una sonrisa. – Fuiste muy valiente al tomar esa decisión siendo tan joven. Pero ahora te pido que te quedes aquí. Tendrás un techo y comida. Además, es mejor que el cachorro no experimente emociones fuertes.
- ¿D-de qué hablas?. – Lo miré confundido.
- Cuando llegaron, llamé a una enfermera de aquí, ella me ayudó bastante con ustedes y en particular con él. – Ambos dirigimos la mirada al bebé que tenía una de las pelotitas de color azul en su boquita. – Me dijo que... - Suspiró. – El cachorro sufre de asma... - Mi respiración se cortó por unos segundos y mis ojos se inundaron de lágrimas.
- Mi bebé...n-no...
- Tranquilo, sé que hacer en caso de un ataque, pero necesito que tu estés con él. Tu aroma lo calma. – Suspiré dejando caer un par de lágrimas. – Todo estará bien. - Tomó mi mano y me sonrió. – Deja que me ocupe de ustedes. – Sentí como mis mejillas se calentaron y asentí bajando la mirada. – Por cierto...¿cómo se llama?
- Aún no he pensado en eso... - Me acerqué al pequeño y lo tomé en brazos. - ¿Qué nombre te gustaría bebé?. – Dije con voz dulce y el pequeño sonrió mostrando sus pequeñas encías. Al mirar sus ojitos...recordé a mi abuelo y sonreí. – Jungkook... - Susurré.
- ¿Q-qué?
- Jungkook...era el nombre de mi abuelo. ¿Te gusta bebé?. – El pequeño comenzó a reír y lo abracé. – Mi pequeño Kookie...
Al pasar las semanas, logramos adaptarnos los tres juntos. Conseguí un trabajo y pude seguir estudiando. Claro que, debía llevar a mi cachorro conmigo todo el tiempo, pero no me molestaba. Muchas veces nos turnamos con Nam, para poder cuidarlo, al parecer su aroma ponía feliz al pequeño conejito. Todo iba perfectamente, hasta que un día...
- ¡Ya voy!. – Grité al sentir los golpes en la puerta. Terminé de cambiar a Kookie y lo tomé en brazos. Al abrir, mi cuerpo se tensó y el cachorro comenzó a gimotear. – Papá...
- Hasta que por fin te encuentro... - Detrás de él, estaba aquel hombre con una sonrisa desagradable. – Y veo que conservaste esa cosa.
- Jungkook es MI cachorro. – Dije tensó mientras trataba de calmar al bebé.
- ¿Cómo puedes decir eso?...es solo una presa, y bastante fácil...podría matarlo de un solo bocado. – Solté un gruñido bastante fuerte, haciendo que los dos hombres retrocedieran y Kookie comenzó a llorar.
- Bebé no...tranquilo...Nammie llegará y jugará contigo ¿si?...no pasará nada malo. – Mi voz se hizo suave, mientras acariciaba su espaldita. – Lárguense de aquí...
- Lo lamento pequeño, pero este señor pagó por ti.
- Eso quiere decir que no me iré sin lo que es mío. – Aquel hombre, me tomó con fuerza del brazo y me zarandeó, logrando que agitara al cachorro y sus gritos aumentaron.
- ¡Déjeme!.
- Tu irás conm... - Sus palabras fueron interrumpidas y mi brazo liberado.
- ¿Quién te crees para venir a molestar a MI omega y Mi cachorro?. – Namjoon estaba parado frente a mí, cubriéndonos con su cuerpo.
- Él es MI hijo y vine a llevármelo. – Namjoon gruñó y bajé la cabeza. Toda la discusión quedó en segundo plano, en cuanto observé al bebé.
- N-Nam...K-Kookie. – Él se giró mirándome extrañado. - ¡No puede respirar!. – Abrió sus ojos y rápidamente, lo tomó en sus brazos.
- Ven aquí... - Lo recostó boca abajo, sobre sus brazos y le quitó la parte superior de su ropita. – Siéntate en el sofá y acércalo lo más que puedas a tu cuello. – Hice lo que dijo y el pequeño se pegó a mí, tratando de respirar. – Mantente tranquilo, iré por el inhalador.
- Vamos bebé...te pondrás bien... - Mis lágrimas comenzaron a caer. Los dos mayores miraban la escena estáticos. – Eso es kookie...muy bien... - Dije notando como su respiración se hacía tranquila y relajada. Nam llegó y al ver que el pequeño estaba mejor, dejó el objeto a un lado. Sonreí tranquilo al ver al bebé mirándonos, mientras jugaba con uno de mis dedos. Limpié el resto de lágrimas de sus pequeñas mejillas y me levanté, dejando con cuidado, al cachorro sobre las mantas. Namjoon me miró extrañado en cuanto me dirigí hacia la puerta y observé a los dos hombres. – Vete de mi casa... - Dije en un tono seco. – Si vuelves a provocar algo así...mi omega no dudará en matarte.
- Jin...
- Dejaron de ser mis padres en cuanto me vendieron a este tipo...no pertenezco a esa manada...nunca lo hice... - Siseé las últimas palabras y ambos mayores se fueron del lugar. Cerré la puerta y jadeé, dejando caer mi cuerpo al suelo. Sentí unos brazos pasar por mi cintura, dándome calidez.
- Ya pasó...todo estará bien. – Me giré y lo abracé.
- Gracias... - El besó mi mejilla y luego nuestras miradas se conectaron. Se acercó de a poco, hasta posar sus labios en los míos. Un pequeño gimoteo nos hizo separar y aparté la mirada sonrojado.
- Parece que alguien está celoso. – Dijo con voz dulce y sonreí. Me acerqué y tomé al pequeño en mis brazos.
- Todo estará bien. – Namjoon me abrazó por detrás, mientras apoyaba su rostro en mi hombro. - Nadie va a lastimarte bebé...papi te cuidará.
- Y papá los cuidará a ambos. – Dejó un beso en mi cuello y sonreí.
El tiempo pasó, los ataques de Jungkook no eran muy frecuentes y cuando ocurrían, con solo tener mi aroma podía calmarse. Con Nam, decidimos esperar a que yo cumpliera 18 años, para que el me marcara. Para ese entonces, había logrado culminar mis estudios y ambos teníamos buenos trabajos. Kookie era un bebé feliz, y lo fue más en cuanto conocimos a una familia de lobos, que llegó en una de las embarcaciones. Jackson era un alfa que tenía dos niños. Este había conocido a Mark y al igual que Nam, no le importó que éste tuviera ya un cachorrito. A menudo íbamos a visitarlos y Kookie se encariñó de los pequeños.
No había vuelto a ver a mis padres, ni a ninguno de esa manada, pero lo preferí así. Ahora solo quería hacer feliz a mi familia y que todos pudiéramos vivir en paz.
Actualidad:
- Te amo... - Me susurró Nam una vez llegó a la cocina y me abrazó por la espalda. Apagué la hornalla y me giré para verlo a los ojos.
- Yo más... - Él sonrió mostrando sus hoyuelos y me besó suavemente, mientras acariciaba mi cintura. – Hoy debes buscarlo tú. – Sonreí y dejé un último beso en sus labios.
- Lo sé...Jackson me dijo que llegaron a tiempo a la escuela. – Asentí. - Lo llevaré a comprar algún juguete y tal vez un helado.
- Lo vas a malcriar. – Dije divertido, mientras comenzaba a servir el desayuno.
- No es un problema para mí...amo malcriarlos a ambos. – No pude evitar soltar una carcajada.
Esto es lo que siempre quise, una familia amorosa ycálida. Una en la que no importaba que mi día haya sido un desastre...siempreestarían esperándome con una sonrisa.
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Holis, ¿cómo están?. Se supone que lo iba a subir ayer, pero literalmente, cuando me di cuenta, ya eran más de la una de la mañana, y yo ya me estaba quedando dormida. 😅😅😅
Lo siento por el mini retraso. En fin, espero que les esté gustando. Los quiero mucho y les mando muchos besos. Nos vemos en el siguiente capítulo. 😘😘😘💜💜💜
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