Capítulo 2
4 años atrás:
Jin: 16 años
Namjoon: 18 años
Narra Jin:
Me encontraba ayudando a mi madre en la cocina. Ella me dijo que un buen omega, debe saber hacer cualquier tipo de tarea doméstica. Mi abuelo, siempre pensó diferente a mi familia. Él era un omega y su alfa, había muerto. Crió a mi madre completamente solo. Me hizo ver que podría hacer cualquier cosa y luego de muchas discusiones, logró convencer a mis padres para que yo pudiese seguir mis estudios y ahora solo me quedaba un año para acabar. Lamentablemente, murió hace unos meses y desde entonces, han tratado de buscarme un alfa, por el momento, solo les seguía la corriente. Muchas veces lo extraño, pero le prometí recordarlo con una sonrisa...y eso haré siempre.
- Jin esta es la lista de lo que necesitamos. – Asentí y luego de lavar mis manos y tomar aquel pedazo de papel junto al dinero, salí rumbo al mercado del lugar.
- Buenos día querido. – Habló la anciana del otro lado del mostrador y sonreí devolviendo el saludo. Tomé un pequeño canasto y comencé a pasar por entre los estantes, buscando cada cosa de la lista.
Nuestra manada no era muy grande, pero por desgracia...solo éramos 3 omegas de mi edad. Uno de ellos, había encontrado a su alfa entre los que aquí estaban y ahora vivían felices. El otro se fue con otra manada cercana, lo que significaba que debían buscarme un alfa que perteneciese aquí, para "poder concebir a la siguiente generación". Debía ser un alfa de lobo, no podía ser de otra especie, ya que, según dijeron el linaje debía mantenerse puro. No conozco otras especies...no se admiten en esta manada. Y lo peor, es que la mayoría de los alfas...eran algo...¿mayores?...realmente no me gustaba pensar en ello y a mi lobo tampoco, puesto que, ni siquiera había tenido mi primer celo.
Al acabar con las compras, me dispuse a caminar por el lugar. Era tranquilo y de no ser por mi futuro ya planeado...sería el lugar perfecto para vivir. Elevé la vista y noté que había bastantes nubes oscuras y decidí volver a casa. Mientras caminaba, pude sentir un aroma en particular...
- Fresas... - Susurré y me acerqué del lado por donde pasaba el río.
- ¡Jin!. – Gritó una voz ronca y me giré. - ¿Cómo haz estado?. – Sonreí e hice una reverencia.
- Buenos días señor.
- Hoy te ves realmente hermoso. – Suspiré, siempre era lo mismo. A diario recibía cumplidos de todos los alfas, solo con la esperanza de que los eligiera. Algo diferente hoy, fue que la mayoría me observaban demasiado.
- Gracias señor...si me disculpa, debo volver ya. – Dije tratando de irme.
- Espera...quería saber si mañana quisieras cenar en mi casa. – Me detuve y presioné el agarre a las bolsas.
- Estaré ocupado, lo lamento.
- Niño, no deberías pensarlo mucho...te estoy dando una buena oportunidad. Tengo un buen trabajo, puedo mantenerte y darte lo que desees. Solo debes escogerme. – Me tensé en mi lugar.
- Como ya le dije, estaré ocupado. – Hablé serio y me fui de allí sintiéndome bastante incómodo. Una vez llegué a casa, guardé todas las cosas y entré en mi habitación. Me recosté en la mullida cama y fui cerrando los ojos hasta caer dormido. Me sentía demasiado cansado y algo mareado.
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- Jin...Jin...despierta. – Abrí mis ojos y vi a mi madre con una sonrisa en el rostro.
- ¿Qué ocurre?
- Adivina...un alfa vino a reclamarte.
- ¿Q-qué?. – Me senté en la cama e hice una mueca al sentir un dolor en mi vientre. Pude escuchar como comenzaba a llover.
- Lo que escuchaste, uno de los mejores hombres sintió tu aroma y te está esperando abajo. – Mis ojos se abrieron. – No creí que entraras en celo justo hoy. – Dijo parándose y abriendo mi armario. – Levántate, debes prepararte, con tu padre saldremos para que tengan privacidad.
- No haré eso.
- Jin...
- ¡No quiero!. – Elevé la voz, pero ella no cambió aquella sonrisa.
- Tranquilo, dijo que te dejará terminar el año que te queda. Debes ser un buen omega y complacerlo en todo ¿si?.
- ¡No haré nada de eso!. – Me levanté completamente enfurecido y salí de allí, escuchando los gritos de mi madre. Llegué abajo y me tensé al ver al hombre con el que hablé en la mañana viéndome junto a mi padre. Sin darles tiempo a nada, salí de allí rápidamente.
Al estar afuera, empecé a correr notando como la lluvia comenzaba a aumentar. Me detuve cuando el dolor en mi vientre se hizo más fuerte. Todos mis sentidos se detuvieron en el momento en que percibí aquel aroma. Con cuidado, me acerqué a la orilla del río, viendo una vieja canasta sobre unos arbustos. Mis ojos se abrieron al ver al bebé dentro de ésta, cubierto por una pequeña manta de color azul.
- No puede ser... - Susurré tomando el pequeño cuerpo entre mis brazos. – ¿Pero quien...? – Miré hacia todos lados, pero no había nadie allí. – Ho no, no, no...por favor... - El cachorro abultó los labios y comenzó un llanto que me estrujó el corazón. Lo acerqué hasta dejar su cabeza en mi cuello, mientras acariciaba su espaldita. – No llores bebé... - Susurré con voz calmada, notando como el pequeño se iba calmando y empuñaba sus manitas en mi ropa. – Eso es...no temas, no te haré daño. – El río comenzaba a crecer. Envolví con cuidado su cuerpito y me alejé del lugar. Sonreí al notar que el aroma del cachorro, había calmado mi dolor.
Caminé algo apresurado y al estar en casa, suspiré aliviado al ver que no había nadie. Entré en mi cuarto y puse al pequeño con sumo cuidado sobre mi cama, luego de trabar la puerta. Le quité aquella ropita mojada y algo sucia y preparé el agua tibia. Me encargué de bañarlo con sumo cuidado, notando con tristeza algunos moretones en su pequeño cuerpito. Al terminar, lo arropé y me recosté junto a él. El pequeño buscó con su naricita, hasta dar con mi cuello y sonreí. Luego de un rato, abrí los ojos al sentir unos toques en mi puerta.
- Jin...tenemos que hablar. – Era la voz de mi padre. Con cuidado me separé del pequeño y luego de taparlo con uno de mis abrigos, salí de mi cuarto y me dirigí a la sala.
- Padre... - Susurré.
- Lo que hiciste no es propio de un omega. – Dijo secamente. – Por suerte, el alfa que te pidió, no desistió y te esperará mañana en su casa. – Cerré mis puños. – Irás y es una orden. – Me di vuelta, pero su voz me detuvo. – Por cierto...más te vale deshacerte de ese cachorro. – Mis ojos se abrieron. – Algunas personas te vieron llegar con él. No tienes porque cuidarlo.
- Es un bebé...lo abandonaron, si lo dejo no sobrevivirá ni un solo día. – Dije sintiendo mis ojos picar.
- No me interesa. Además...es un conejo, solo una presa más. – Habló mientras se carcajeaba. En ese momento, solté un gruñido y me volteé, el hombre estaba algo sorprendido.
- No vuelvas a hablar así de MI cachorro. – Dije con una voz más grave y regresé a mi habitación.
Miré por mi ventana, notando que ya era de noche. Suspiré y tomé un bolso para comenzar a guardar algo de ropa y un par de mantas.
- Iremos de viaje bebé... - Le susurré dulcemente, mientras acariciaba una de sus pequeñas manitos.
Esperé un rato a que todos durmieran y salí con el cachorro en brazos y el bolso en mi espalda. Entré en la cocina y tomé algunas frutas y agua.
- Lo siento... - Susurré, mientras sacaba el dinero extra, que siempre guardaban en uno de los frascos. – Pero no permitiré que lo lastimen...
Me coloqué una capucha y luego de tapar bien al pequeño, salí de la casa y corrí en dirección al bosque. Sabía de una manada en la que aceptaban a cualquier especie. Solo había un problema...estaba bastante alejada...
- No te preocupes...estaremos bien...estarás bien...
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Narra Namjoon:
Miraba con aburrimiento a aquel hombre de edad avanzada, mientras éste daba su clase del día. Cuando la campana fue tocada, todos salimos de aquel lugar. Suspiré viendo las nubes negras en el cielo. Hacía un par de semanas que la lluvia no había parado.
- Esto es molesto... - Susurré en cuanto sentí las primeras gotas caer. Si bien mi lobo amaba enterrarse en el lodo, mi parte humana odiaba sentirse mojado. Comencé a correr, pero antes de llegar a casa mi cuerpo se detuvo. – ¿Chocolate?. – Fruncí el entrecejo y comencé a buscar con la mirada la fuente de aquel aroma. Algo que me extrañó es sentir otro junto a este, pero no lo distinguía muy bien. Mis ojos se abrieron al ver a un chico salir de entre los arbustos, este llevaba un bolso en su hombro y estaba totalmente mojado y con varias heridas en brazos y piernas. - ¿Qué...?
- P-por favor...m-mi bebé... - Fue lo último que dijo antes de caer al suelo. De inmediato, me acerqué a él, notando el pequeño bulto envuelto en su espalda. Al quitar las mantas quedé sorprendido...
- Un cachorro... - Susurré y tomé al pequeño, que no paraba de temblar, para así envolverlo a mi torso. Coloqué al omega en mi espalda y tomando su bolso, corrí directamente a casa.
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Holis, como estan? 😄😄😄
Un poco de la historia de nuestros personajes. Espero que les esté gustando este fic. 😍😍😍
Sin más que decir, nos vemos en el siguiente capítulo. 😘😘💜💜💜
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