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7: "Bares y bombones." (Parte II)

Sana's POV.

— Chayeoungie, no quiero irme...—dijo la taiwanesa rozando su nariz con la de mi mejor amiga. Mientras sus ojos se posaban en los labios de Chayeoung.

« No puedo creer que esta mierda este sucediendo de nuevo... ¡Quiero salir corriendo! » Dije para mí misma en cuanto sentí que estaba sobrando en la película romántica de mi mejor amiga y su... novia.

Tzuyu-yah, pero si estuvimos todo el día juntas—acunó el rostro de la contraria y cruzó sus brazos alrededor del cuello de Chou, obligando así a la morena a bajar al nivel de la rubia; al observar dicha escena "romántica y desgarradora" causada por la despedida de Tzuyu a su novia en la isla de la cocina, no pude evitar soltar una risa leve, ¿esto era así todos los días? Sí. Lo que sucedía ahora mismo era una mezcla de adorable, tonto—muy tonto—y vomitiva muestra de afecto. Chou empezó a juntar sus labios con Son, y... ¡Oh por Jesús, le esta metiendo la lengua hasta la campana, así nunca llegaremos a tiempo! Chayeoung se separa en medio del beso, ella sabe qué tenemos cosas por hacer—. Tzuyu, amor, besas increíble, pero tengo que irme mi vida.— Tzuyu le ofrece un puchero que Son besa casi de inmediato. ¡Asco estas dos!

Tosí para llamar la atención de ese par de bobas enamoradas que vivían en su aterrador mundo de cursilerías:

— Erm, chicas—suelto de repente—. Fue bueno tenerte aquí Tzuyu-yah, pero Chaeng y yo-...

Tzuyu me interrumpe.

— Sí, si, te vas a llevar a mi chica Sana, ya entendí—me mira seria—. Sólo cuídala, ¿sí? Amo mucho a mi Chaeyoungnnie, ojalá pudiese ir contigo, amor—le sonrié a mi mejor amiga. ¡Ya entendimos chicas, están enamoradas!

— Vamos Chewy, no va a pasarme nada—tranquiliza Son.

— Amor, ¿cómo qué no? ¡Tú y Sana trabajan en un bar rodeado de mujeres! Allá cualquier gata rompe-hogares, me puede quitar a mi bella Son—. Chaeyoung ríe por el comentario, aunque sabe que Tzuyu sólo bromea, porque ya había tenido una conversación hace no mucho tiempo acerca de los celos. Chou según palabras de la rubia, los controlaba bien. —¡¿Encima te ríes?!

— Ya entendimos Chou, nadie te va a quitar tu dulce— bromeó con ella—. Pero ya es hora de que te vayas, ¡Chaeyoung tarda mucho en el baño para arreglarse, y hoy debemos llegar temprano!

— En realidad Sana lo que quiere es echarte porque no soporta que seamos melosas—intervino tan oportuna, Son, y yo sólo la miré con desaprobación.

Bufé:— No seas así así Chaeng, es que prefiero no tener demostraciones de ese estilo en mi sala, ¿sabes?—informé, para luego levantarme de la silla del comedor y proceder a buscar las llaves—. Ve Tzuyu-yah, yo cuidaré de tu lindo tigrito.

— ¡Minatozaki, sólo yo puedo llamarla así!—se defendió, la rubia y yo reímos por aquello.— Ush, esta bien, me iré—dió un último beso a Chaeng en sus labios, al parecer ninguna quería despegarse de la otra, y les fue difícil cuando Son se escondió en su cuello, mirándome con suplica de que si podíamos llevarnos a Tzuyu, pero ella sabía que eso era imposible para su novia.

— No Chaeng, no vamos a llevarnos a la tu poste de luz que llamas "caramelito" diariamente—. Le dije antes de que protestara a sus ojos llorosos por tener que separarse de Chou, ¡el amor es tan lindo y ciego, que dan ganas de vomitar! No me importó que Tzuyu estuviese presente cuando solté aquel comentario, después de todo ella me había dicho cosas peores, compartir a Chaeng no era nuestra cosa favorita—. Ya, pasaron los cinco minutos de afecto— reí y Chaeng se quejó, a lo que Chou río conmigo como respuesta.

— Bye Chaeyoungnnie, te amo—fue lo último que dijo la morena antes de cerrar la puerta.

Miré a Chaeng de inmediato, parecía que le hubiese quitado las fresas y cereales, porque en sus ojos felinos se resguardadas unas lágrimas. Negué en cuanto ella captó mi atención en su figura:—No me mires así, no es mi culpa que ambas parezcan cachorros con ansiedad por separación.

— ¡¿Y qué si lo somos?!—respondió y solté una carcajada leve.

— Chaeyoung no se va a acabar el universo porque salgas al mundo real a trabajar. Además sabes que Karla odia que lleguen tarde a trabajar—le recordé.

Ella hizo un puchero, pero ninguno de sus berrinches tenía el mismo efecto que cierta persona... ¡Yo no era Chou!

— Pues pudiste decirle a Karla y Ellie que estoy enferma e ir a trabajar tú—se cruzó de brazos. Era una tontería lo que decía, solté un suspiro largo cuando Chaeyoung empezó a jugar con los bolígrafos sobre la mesa. Le di una mirada de seriedad, casi como una madre haría con su hija que no quiere ordenar su cuarto–cosa que Chaeyoung también me había hecho pasar–. Ella subió su vista hacia a mi exclamó:— ¡Está bien, tienes razón, pero al menos no hubieras elegido un martes para trabajar en un maldito club!

Sentía la inconformidad de Chaeyoung con toda la situación. Pero no podíamos fallarles a nuestras jefas, era trabajo, dinero necesario. No quería ser pesada con el tema del dinero, pero por Dios, juraba que hasta yo misma hubiese considerado la opción de faltar, estábamos hasta el cuello de trabajar día y noche. Pero no existían más opciones que esas.

— Chaeng, sabes bien las razones del por qué—susurré con pena—. Perdón, ¡pero tienes que irte a bañar! ...Y buscar las pelucas— Añadí.

Ella me miró con picardía:— Ah cierto, hoy es el esperado regreso de la famosa Anna, ¿no?—dijo con mofa, y yo la mire de reojo por el comentario.— ¿A quién planeas llevarte a la cama esta noche, 'bombón'?— Molestó ella imitando el tono de voz que utilizaba cuando no era la dulce y dócil Minatozaki Sana, sino mi identidad en el club: Anna.

¿Para qué las pelucas exactamente? Se estarán preguntando. Chaeyoung y yo trabajamos en uno de esos clubes en la calle Chelsea, que curiosamente era famosa por albergar a un montón se gays y lesbianas, perfecto para nosotras. Chaeyoung originalmente había estado buscando trabajo como bantender por allí porque se negaba a ver peleas del sexo masculino en los bares convencionales. Finalmente, dió con la calle Chealsea, enamorándose de lo colorida, viva y divertida que era aquella avenida.

Así fue como más tarde ella conocería a Karla y Ellie, fundadoras de Moonlight Sunrise, la fantasía neón lésbica y el sueño por visitar de toda mujer que gustara de ellas en Nueva York. Tenía un concepto único y con el tiempo a pesar de de que al inicio era un proyecto pequeño, fue dando grandes pasos a algo inmenso; era un bar únicamente para mujeres, bisexuales, lesbianas y hasta heteros que quisieran simplemente un buen ambiente, que fuera todo menos hostil, ellas habían hecho ese lugar con el fin de que las chicas se sintieran seguras en sus noches de fiesta. Ellas eran pareja, se habían casado a escondidas en Canadá, ambas eran de ascendencia latina, así que la comida del lugar era deliciosa, a veces hasta extravagante. Chaeyoung al entrar por primera vez sintió una conexión con ese lugar, conoció a las dueñas y ellas quedaron encantadas con mi mejor amiga, era casi imposible que no la contrataran. ¡Incluso las mismas Karla y Ellie le habían pedido un mural para el club, increíble! Chaeyoung no solo era mesera y banterder, sino también había hecho su primera obra de arte en NYC, en un bar al que recurrían muchas personas, de todo tipo, en palabras de Karla–una gran fanática del arte de Chaeyoung–, fácilmente cualquiera que viera dicho mural querría uno igual para sí mismo.

Lo sabía, Chaeyoung era demasiado talentosa, aunque su arte fuese extraño a veces, era increíble, y podías perderte entre esos garabatos tratando de encontrarles, Son era definitivamente una artista, algún día esperaba que las palabras de nuestra jefa se cumplieran y alguien le ofrecieran hacer su propia colección.

Chaeyoung había hecho el muro de uno de los bares más sonados de NYC, y el día en que ella me invitó para verlo en vivo, ¡casi podía soltar las lágrimas de felicidad!

Ese día conocí a la pareja creadora de Moonlight Sunrise, y cuando ambas me conocieron sentí la vibra infinitamente alegre y me acogieron cómodamente en su bar, abriéndome las puertas a mí también a otra entrada de dinero, y algo diferente a las usual cafetería de Manhattan con el Señor Cheng.

Había pasado un año de eso, desde que Chaeng y yo trabajábamos todos los viernes en Moonlight Sunrise, hogar de la buena música, comida y quizá algo mágico que aún no lograba describir. Sencillamente adoraba trabajar ahí, pero la única que constantemente iba era Chaeyoung, pues yo no siempre estaba disponible para ir los viernes.

Moonlight Sunrise se basaba en mantener la identidad de toda su clientela y personal bajo un seudónimo, así que Chaeyoung y yo no nos quedábamos atrás, ella y yo éramos conocidas en las cabinas y alas de Moonlight Sunrise como: Katarina y Anna.

Es decir, nombres extravagantes, para un lugar igual o más atrevido.

Los uniformes no existían en Moonlight Sunrise, era dependiendo de la temática semanal lo que tú como trabajadora usarías esa noche de laburio. También era necesario aprender a servir y hacer todo tipo de tragos, cócteles y saber inclusive cada nombre de cada botella, aunque nunca pidiesen otra aparte de las más conocidas. Tener una presencia, claro está, también era importante, aunque no importaba tu color de cabello o tus facciones, mucho menos tu cuerpo o tu personalidad; cuando pisaras Moonlight Sunrise debías sacar ese lado más atrevido de ti.

Existían dos alas, dos puntas y extremos dentro del gran club, una era con tonos neón y brillantes, de colores fríos como el púrpura o el azul, tenía algunas media lunas colgantes y una pista de baile con colores, aquella ala era la más concurrida y era conocida como el ala: 'Moonlight'. Al contrario estaba una más desapercibida, el lado en el que yo trabajaba, por su tranquilidad pero también gran ambiente, donde usualmente las barras tenían un número de personas reducido, colores cálidos, rojo intenso y luces tenues que brillaban como velas en medio de la oscuridad, también algunos soles y candados como decoración, esa era mi ala, el lado: 'Sunrise'.

Ambas alas representaban el nombre del club, dos lados complementarios, oscuridad y luz al mismo tiempo, una luna y un sol, atardecer y amanecer. Tú elegías donde te desenvolvías mejor. Cada ala tenia su razón de ser, y era completamente perfecta a su modo, pero en lo personal yo adoraba el lado Sunrise, a veces me sentía representada con ella.

Era dulce, pero peligrosa; cálida en el buen sentido, estaba cargada de sensualidad al igual que ternura. Según Chaeyoung, estaba hecha para mí.

Por eso dude ni un segundo al elegir ese rincón con mi sitio de trabajo.

Chayeoung y yo habíamos tomado un curso muy completo para principiantes al entrar a trabajar, era esencial que supiésemos preparar tragos de todo estilo, en especial los de la casa. Habíamos reído en cada sesión, y con éxito completamos el proceso para ser bartenders.

El primer día de trabajo probamos nuestras habilidades, Chaeyoung y nuestras jefas quedaron impactadas con mi manera peculiar de servir los shots y preparar el menú entero de Moonlight Sunrise, ¡estuve orgullosa por semanas! Son tampoco se quedó atrás, y definitivamente obtuvimos varios halagos tanto de Karla y Ellie, como de los clientes de esa noche.

Ellie se encargó de explicarnos el concepto de su bar, y había quedado perpleja al ser introducida en la fantasía neón, ahí entendí por qué había dos alas distintas. Las mitades de Moonlight Sunrise representaban esos lados ocultos que quizá más de una mujer que haya atravesado esas puertas, encontró en sí misma al experimentar dentro de él.

Y ella también había hecho énfasis en las identidades y vestimenta dentro del club: extravagancia, sensualidad y ¡verte como salido de un cielo lleno de ángeles!

Ahí fue cuando entré en sintonía con mi fase actoral nuevamente, actuar como alguien atrevido y lleno de seguridad al hablar era el fuerte de Anna, mi alter-ego.

Sensual, confiada, coqueta y llena de dulzura, acariciando cada letras pronunciada por sus labios, Anna es esa parte de mí que solo es capaz de desatarse en Moonligh Sunrise. Le encantaba meterse en problemas y ser una aventurera, pícara y traviesa en todo su esplendor.

Y más de una mujer en ese club estaba encantada con ella, porque sí, Anna se había metido en problemas en más de una ocasión. Bueno, Anna y yo también... ¡Lo entenderán después!

A eso se refería Chaeng cuando decía que Anna regresaría esta noche, esta noche no sólo regresaba a mi horario nocturno para nada pacifico, sino que Anna buscaría más problemas en los cuáles meterse.

— Cállate Son—dije en modo de queja— Mejor ve a bañarte.

— Buuuu—desaprobaba Chaeng—. ¡Traigan a Anna, no me gusta esta chica!

Por Dios, que vergüenza.

— ¡Chaeyoung!—grité.

— Cálmate, te va a dar algo—rió la rubia. Aunque a mi no pareciera chistoso—. Ve el lado positivo, esta vez iras con un nuevo estilo de cabello, porque la peluca rosa no sé donde carajos está.

Anna se caracterizaba por el rosa, un rosa suave y cabello liso, más vestido cortos y coquetos, su maquillaje era sexy y sus labios resultaban atractivos e hipnotizantes, dicho por los clientes y Chaeyoung; su personaje era todo ese vacilón y falta de pudor que hacía falta en mi vida diaria. En cambio Sana era la cohibida japonesa residente de Manhattan, que utilizaba suéteres de lana o blusas manga larga, también joggers o a veces la encontrabas todo el día vestida con su usual uniforme de la cafetería y una mancha de café en delantal, dulce y sonriente.

Ambas coincidían, aunque no lo pareciera. Eran la misma persona, pero se llamaban distinto. En pocas palabras, era yo misma intentando salir al mundo real, y vivir una fantasía actuando como una mujer intrépida y sinvergüenza.

— Eso no importa, realmente—me excusé.—Pero entonces... ¿Qué otras opciones tenemos?—pregunté vacilante.

Chaeyoung me miró pensativa.

— Tengo la gris, que claro que es para mí—aclaró emocionada—, una verde, y una castaña oscuro, ¿cuál quieres?

Hice una mueca cuando mencionó el verde, pero mis ojos se iluminaron cuando llegó al color castaño.

Castaño. ¿Ese no era un buen color? Oscuro, quizá hasta negro. Quería un nuevo look para ir al bar, aunque fuese a trabajar solamente, era divertido siempre pensar en la forma de vestir con la que iría esa noche, ¡tenía meses que no sentía esa duda!

Mi cabello ya era de un color castaño, claro para ser exactos. Era como la miel, alguna veces resultaba difícil a varias personas distinguirlo entre el tinte naranja y el actual. Al decolorar mi cabello había hecho que este se hiciera más claro, y en palabras de mi mejor amiga, era preciosa y me daba ese aspecto dulce y juvenil pero a la vez maduro que realmente encajaba conmigo.

— Castaño—respondí indudablemente.

— Bien, ¿y ya sabes que te vas a poner? Los martes la temática es libre. ¡Quiero ver ya con que nos va a sorprender Anna!

Rodé mis ojos.—No Chaeng, Anna no va a parecer en bragas púrpuras en medio del club, deja atrás esa fantasía, o te corto el agua caliente—advertí.

— Bueno, bueno... ¿Al menos me darás una pista?—Le di una de mis típicas miradas de "no preguntes", y ella se quejó:— ¡Ay Sana, me tienes nerviosa!

Reí suavemente.

— Lo sabrás cuando lleguemos al club—me encongí de hombros y pase por su lado en dirección a la cocina— ¿Qué te gustaría cenar antes de ir?

— No, tranquila. Yo creo que mejor nos va comiendo allá, te sorprendería saber que los martes desde que no trabajas seguido, nos dan comida gratis.—Informó, y era verdad, habían pasado un tiempo desde que trabajaba la semana completa, pero eso había cambiado, iba a regresar a horario completo.— ¡¿Y si hoy porque tú vienes no nos dan nada?! ¡Mejor quédate!

Solté una carcajada sonora:— Chaeng, vete a arreglar, perdemos el tiempo.

— ¿Estás emocionada por volver, Sana-unnie?—preguntó en chillido. Son hace un par de minutos estaba más que molesta por tener que ir a trabajar, ¡ahora me decía que no podía con la emoción, wow!— Ha pasado un tiempo desde que trabajas diario, una vez a la semana no es muy bonito, muchas clientes preguntan por ti.— Hice una mueca cuando dijo lo último.

Oh, estaba muy segura de eso. Y por eso había dejado de recurrir tanto al trabajo, cosa que Karla y Ellie respetaron.

— Bueno... No me queda otra opción Chaengie, tú sabes por qué iré—dije con sencillez.

— Oh, ¿lo dices por qué convencí a Chou de que nos diera un mes más para prepararnos y buscar otro apartamento?— Dicho y hecho, Chaeyoung había comentado eso tan a la ligera, me afectaba un poco, pero no lo deje ver. Y asentí sin mucha preocupación.

Pero al contrario de lo que yo pensé, Chaeyoung si se dió cuenta de mi inseguridad con el tema de Liang.

— Sana... Sabes que puedes decirme lo que sea, ¿no? Somos mejores amigas, hemos prácticamente visto todos los lunares de la otra incluso ese que tienes debajo del-...—¡A la mierda, Chaeyoung trae cosas a la mesa que defitnivamente no vienen al caso! Me ruboricé, pero no por el hecho de que este mencionando algo que no me gustaba recordar, sino también que mi intento fallido por ocultar mis verdaderas angustias era evidente para la rubia.

« ¡Claro que lo es Sana, te ha visto de muchas formas, es tu mejor amiga! »

Y me sentí terrible por el pensamiento, ocultar a Chaeyoung que realmente me costaba sentirme tranquila con el deseo de Liang de echarnos del apartamento, no era muy fácil después de todo.

— ¡Ni te atrevas a terminar esa frase, Son!—dije en un gritito, Chaeyoung rió por mis mejillas y mi vergüenza—. ¡¿Y te da risa?!

— Mucha—insiste—. Te ves adorable cuando tienes las mejillas así, ¡te ves tan pequeña!— Empieza a bromear y dice en tono juguetón.

— Que no te escuche Tzuyu— reí al ver la reacción penosa de Chaeyoung. Y si, si Chou Tzuyu la hubiese escuchado, habría una racha de rupturas amorosas con un número altísimo.

¿Habría un Récord Guinnes para personas que más han vuelto y roto con su ex en la historia? ¡Sí eso era así se lo regalaría a Chaeng con todo y moño!

— ¡Yah, cállate Minatozaki!— Se defendió.— Sabes fue difícil convencerla de llevarme a ver su hermano.

Oh.

— ¿Sí?—pregunté en voz baja.

— Fue difícil, pero no imposible. Tzu no quiso hablar mucho de Liang y el tema del embarazo, porque sentía que defraudaba al pobre, aunque él mismo le haya dicho que con detalles era mejor— explicó—. Estoy segura de que Tzuyu tenía más cosas por decirme ese día, pero no lo hizo Sana, me enteré fue por ti— Y eso si que lo sabía, porque Chaeyoung en medio del llanto ese día, me había dicho que Tzuyu sólo le dijo que Liang nos quería fuera. Cosa que la puso de en un estado anímico horroroso, no tuvo mucho tacto, la taiwanesa no tiene fuerte en ello.— Pero creo que después de se dio cuenta que era un error, y cuando fue sincera, logré hablar con Liang; así Tzuyu no estuviera de acuerdo.

Sonreí con amargura, recordaba la situación.

Había pasado una semana desde que Chou Liang me había dado la dura noticia, el golpe fue fuertisimo en nuestras vidas cotidianas, nos costó a Chaeyoung y a mí separarnos de la otra entre tantas lágrimas y lamentos. Habíamos discutido también, porque pensábamos que era nuestra culpa, pero claro que no lo era, luego de una charla, dormimos abrazadas pensando que al día siguiente las ojeras y ojos hinchados serían el maquillaje más realista que hemos usado, porque denotaba la tristeza de perder un hogar y tener que empezar de cero, y no por voluntad o decisión propia.

Chaeyoung paso dos días en los que se sentía tan triste y desanimada, que me fue inevitable no cuidarla. Al fin y al cabo eso siempre era así, yo cuidaba más de ella que cualquier persona en el mundo, pues era como mi hermana menor, y aquella noche había agradecido que al llegar a casa no me esperaba una soledad que me dejaría con un sólido hueco en el corazón por no tener a alguien a quien abrazar, si no los tristes ojos de Chaeng y sus brazos rodeandome para darnos apoyo sin necesidad de palabras.

Chaeyoung no lo sabía, pero ese abrazo cargaba todas la mezcolanza de ira, tristeza e impotencia, que ni yo misma era capaz de sacar a la luz.

La única lágrima que deje escapar ese día, solo la limpié en medio de la oscuridad y mi único testigo fue la almohada y la respiración calmada de Chaeyoung a mi lado.

Días después, Chaeyoung había recobrado los ánimos, y luego llegó a casa un día con algo que me había revuelto el estómago de muchas maneras.

Flashback

1 semana antes...

Las imágenes pasaban rápidamente, mientras leía con algo de dificultad lo que decía. Me costaba leer sin mis lentes, pero no los encontraba porque no lo usaba tan seguido.

— Mierda, dónde los habré dejado.— Dije para mí misma, en la soledad la sala. Mientras en una de las tantas ventanas abiertas se mostraban las distintas reseñas de aquel alquiler con el que había dado esa tarde.

@hoperxt90 dice: "Este apartamento es muy bueno!! Pero creo que el problema de las tuberías no es agradable para nada... Comer con olor repugnante no es mi cosa favorita." Reseña de tres estrellas.

— Mierda, que horror— dije en voz alta—. Acá hay una respuesta.

@kendrk__1 dice: "Totalmente de acuerdo bro! De hecho también es recomendable que compren auriculares, los vecinos del piso de arriba son bastante cariñosos por las noches, LMFAO." Reseña de tres estrellas y media.

Oh para nada pensaba ir a ese, ¡descartado totalmente desde lo de Brooklyn! ¿Olores putrefactos vecinos playboy? No era opción para Chaeng y yo.

Cerré la página con fastidio en mi voz. Solté un suspiro, y pase la mano por mi cabello, estaba frustrada. Necesitaba salir un momento de la pantalla y ordenar mis ideas. Tenía prácticamente toda la tarde buscando un buen alquiler para mi mejor amiga y yo.

Mientras buscaba mis gafas, pensé en las posibilidades de encontrar un departamento que fuera bueno, bonito y barato. ¡No me pidan mucho, estaba desesperada!

Chaeyoung había salido temprano a buscar algún supermercado y comprar comida, con los ahorros que aún teníamos, buscaríamos provisiones.

Lo hubiera hecho por mi cuenta, pero Chaeng tenía desde el día en que Liang nos dio el ultimátum en la cama, que saliese me parecía buena opción.

De repente en la soledad de la casa, miré a mis alrededores.

¿De verdad todo esto ya no va a ser lo primero que vea al despertar?

No quería sonar exagerada, pero desligarse de un lugar en el que habías estado durante tanto tiempo era espantoso, no lograba convencerme de que encontraríamos un lugar antes de la semana próxima y tampoco que ya no viviríamos ahí.

A los ojos de Chaeyoung, yo no estaba triste, tampoco estaba desilusionada. Y mucho menos con ganas de llorar, no había derramado lágrimas, al menos no en su presencia.

En cambio, había decidido ponerme en marcha y buscar soluciones. Después habría lugar para las lágrimas y las penas. Ahora era importante para mí tener un techo y conservar nuestros empleos.

Hasta estaba pensando seriamente en recuperar el horario completo en el bar.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por la llegada repentina de Chaeyoung.

La puerta se abrió de repente:

— ¡Sana, Sana, Sana!— Vino hacía a mí con una clara emoción. ¿Por qué lucía como si se hubiese sacado la lotería? Llega a lanzarse en el sofá emocionada y se sienta a mi lado— ¡Te tengo una noticia, por Dios!

— ¿Eh?—fue lo único que llegué a decir. Chaeyoung alzó sus cejas, y su sonrisa era amplia, tan amplia que me aterrorizaba lo que pudiese estar pasando por su cabeza.

— ¡Hable con Liang!— ¿Qué?

— ¡¿Qué?! ¿Hablar con Liang? ¿Chaengie qué hiciste?

Chaeyoung sonrío nuevamente. Pero sus ojos demostraban que celebraba su pequeña victoria.— No te entiendo absolutamente nada, Son Chaeyoung, ¿qué sucedió? ¿robaste un banco?

— Convencí a Liang de que nos de un mes más para buscar otro lugar o encontrar otro trabajo y pagarle como se debe—sonrío y sus ojos me miraron con alegría. ¿Qué ha dicho? ¡Eso no es posible!

La miré seria.

— ¿Chaeng, qué hiciste exactamente?—dudé. Necesitaba explicaciones.

Ella tomó aire antes de hablar:

— ¿Recuerdas que Liang te dijo que la chica tenía cinco semanas?— Claro que lo recordaba. Esa conversación con Liang se reproducía en todos mis momentos de angustia desde que había ocurrido. Asentí.— Bueno, hablé con Tzu sobre eso, le dije que no tenía sentido que nos sacara tan pronto, no hay manera de que su padre se de cuenta por ahora, no tiene ni idea de quién es la chica—explicó—. Creo que es más que obvio, aún estamos a tiempo de conseguir otra entrada de dinero, Sana-unnie, ¡se puede lograr!

El grito emocionado de la rubia me hizo tragar grueso, un nudo en mi garganta se hizo presente. Quería llorar, no sabía si era la tristeza o la esperanza de que al menos, lo que sea que haya dicho Son a Chou hubiera servido para estar un poco más tranquila, y no corriendo contrarreloj.

Entonces una sonrisa amarga se hizo presente en mi rostro.

Chaeyoung lo notó. Y ella me abrazo cuando mis mejillas se humedecieron, casi inconsciente de lo que pasaba, porque Chaeyoung me apretaba contra su pecho.

— S-Sana... Aún tenemos tiempo—acarició mi cabeza.— ¿Sana estás bien?

Pero no respondí, estaba cerrando mis ojos contra su pecho.

Instantáneamente sentí un deja-vú, que esta situación era similar a otra que había vivido antes. Seguí pegada al abrazo de Son.

— Oh Chaengie... ¿Qué hice para merecerte?— La rubia quedó sorprendida por mis palabras, cuando la miré a los ojos ahora sonreía genuinamente. Con cariño, quería tanto a Chaeyoung, guardaba esperanza en que las cosas saldrían bien–aunque sea un poco–; y ella lo había logrado.— ¿Q-Qué te dijo él?

— Dijo que esta bien Sana-unnie, nos dio un mes. Tenemos un mes para ahorrar más, y si quieres conseguimos un nuevo trabajo, o alquiler, lo que tú quieras— Su tono de voz era bajito, porque muy pocas veces salía a relucir esa parte vulnerable de mí.— ¿Sana, por qué lloras?

La preocupación se apoderó de su expresión, en el preciso instante en que dejé ver mis enrojecidos ojos. Joder.

No quise responder. Chaeyoung había hecho mucho por mí, limpiar mis lágrimas no era necesario ahora.

En su lugar solo la abracé fuerte.

— Nada, Chaeng.— susurré mientras seguía escondida, y más lágrimas brotaban de mis ojos.

Y hubiese querido decirle algo más que "nada".

Pero no podía arruinar el momento así, jamás.

— Gracias Sana— me dice en medio del abrazo.

— ¿Por qué Chaengie?— musité.

— Porque si no fuera por ti— me hizo levantar el mentón, mirándola fijamente, sonreímos mutuamente—, si no fuera por ti probablemente me hubiese rendido con eso.

Eso hizo gritar a mi corazón, un grito ahogado que sólo yo sentía.

— Siempre, Chaeng— dije con dulzura—. Siempre.

Chaeyoung había logrado convencer a Liang, y eso había sido una noticia feliz, o eso se suponía. Pero yo en mi cerebro aún no podía procesarlo. Ahora habíamos tomado la decisión de seguir trabajando, ya tendríamos tiempo para pensar en el futuro, o bueno, tiempo no.

Pero un mes debería ser suficiente para decidir si luchar por algo o dejarlo de una vez por todas ¿no?

— No, no es sólo por eso— Hice una mueca con mis labios.— Y no hay nada que hablar, Chaengie— sonreí como forma de calmar las aguas, lo menos que necesitábamos era una charla motivacional, yo estaba bien ahora mismo, ¡además perdíamos el tiempo!—, todo bien. ¡Mejor ve a bañarte o Karla nos va a gritar como la vez pasada!

— Esa vez fue hace dos semanas Sana—soltó un bufido.— Tu noción del tiempo es una mierda.

— La amas— Aseguré.— Ve a bañarte, hasta acá me huele la boca sucia de Chou.

Chaeyoung frunció el entrecejo.

— ¡Oye, déjanos en paz! Sólo tienes celos porque estoy teniendo mejor sexo, por supuesto, eso de debe ser. La última vez dijiste que no te sacabas de la cabeza la imagen de-...

De ninguna manera.

— ¡Son Chaeyoung, cállate un siglo! No me lo sacaba de la cabeza porque fue asqueroso.— Afirmé.

— Fue increíble— dijo risueña. Parecía que le salían estrellas en los ojos al pensar en su sucio sexo con Chou. A la mierda.

— Ve a bañarte y ya.

— Yo digo que tienes celos porque no tienes con quién echar pasión.

— No.

— ¡Sí!

No era así, o al menos no lo había contemplado.

— Que no Chae, ve a bañarte antes de que saque la escoba— le advertí y ahí ella pareció echar tuercas, ¡por fin me hace caso esta rubia terca!

— ¡C-Cierto, ya quiero ver a Anna bailando sobre las mesas!— Dijo emocionada antes de desaparecer por el pasillo.

— ¡P-Pero Chaeng!

— Sana, no sabes dónde está el-...—La figura de Chaeyoung vestida con un vestido corto negro, guantes transparentes y aquellas botas altas, iguales a las mías. Su cabello rubio fue remplazado por la peluca gris patinado, y sus rebeldes ahora eran ese alisado, acompañado de un gorro negro que parecía un peluchín, ¡a veces entendía el afán de Tzuyu por llamarla adorable cada cinco segundos.

— ¿Te refieres a el fijador?— Ella me miró incrédula. Aún estaba incrédula, solté una risilla por su reacción. Ya estaba empezando a calentar para esta noche...— Está sobre el clóset del baño, ese que no alcanzas— mofé.

Anna estaba aquí.

— ¡¿Fijador, eso es lo único que vas a decirme?! ¡Santa mierda, Minatozaki, de verdad está vez lanzaste la casa por la ventana! — Dijo todo completamente alterada y efusiva, la felicidad mezclada con sus chillidos me parecías divertidas.

Sonreí. Todo eso lo sabía.

— Sabes..., ya no estoy tan arrepentida de mi decisión— me encogí de hombros. — ¿Y tú Katarina? Luces preciosa, Chaeng. De verdad debería ser ilegal parecer sacado de los Muppets con ese sombrero tuyo— reí pero Chaeyoung desprobó mi chiste.

— Igualmente mi sombrero le da el toque, ¡p-pero ese no es el punto, mujer te ves sacada de una fantasía, joder!— Exclamó nuevamente—. Vas a quemar el club en lo que entres— aseguró con seguridad.

— ¿Tú crees?— dudé. Pero conocía las respuestas de Chaeyoung. — ¿Y eso por qué?

— Estás que ardes. Cualquier que te vea se le bajan las bragas al tiro— solté una carcajada por su comentario. No creía que fuese a pasar, y si eso pasara... ¿Tampoco debía ser un problema, o sí?— Me parece que Karla va a tener que salir trapear toda los suelos de toda la baba que van a derramar por ti, mierda.

Ella siguió con su larga lista de comentarios. Y no era de menos, Chaeyoung siempre solía ser así de directa, juraba que podía decirme qué me vería hermosa o sexy con un maldito saco de papas encima.

— Basta, vas a sacar mis encantos de Anna antes de tiempo— Bromeé en respuesta.

— Deberías..., joder te ves increíble, Sana. Ahora parezco un payaso al lado de ti— Suspiró. Yo negué cuando dijo aquello.— Obviamente es broma, hija perdida de los Muppets o no, soy una lindura— Batió su cabello, y reí por la acción.

— Presumida— dije— ¿Crees que así estoy bien, no es muy..., exagerado?

Chaeyoung negó rápidamente. Cosa que no me dio seguridad del todo, volteé mi vista nuevamente al espejo de la habitación:

Un corset rosa, con algunos detalles en la costura, aquella prenda resaltaba mis pechos y los hacía ser dignos de admirar; la falda negra y corta, por arriba de los muslos, podía sentir el ligero frío del club sin siquiera haber estado ahí, pero por si las dudas llevaba una chaqueta para que al salir no muriera en un resfriado. También tenía puestas unas botas altas, negras al igual que la falda, los cuales tenían un tacón medio alto. Maquillaje era natural, dulce y seductor, casi como todo mi vestuario y por supuesto los dos inconfundibles lunares debajo de el ojo. Mi cabello miel el cual solía estar liso la mayoría del tiempo se encontraba oculto bajo el volumen de una melena oscura, con ondas más que pronunciadas y que daban aspecto de mujer rebelde. Perfecto, Anna había parecido en menos de dos horas, mis labios tenían un tono suave pero que igual incitaba a cualquiera a besarlos, así yo no esperara besar a nadie esa noche... ¡Entonces Chaeng no se equivocaba, estaba demasiado hermosa!

Un último vistazo a la imagen de mi misma en el espejo, fue suficiente para mirar a Chaeyoung y darle la completa razón a esa rubia–ahora peligris–.

— Quizá tengas razón— dije al aire.

— Y quizá deberías aprovechar para llevarte a alguien a-...

La detuve, eso no estaba en los planes. ¡Para nada!

— No Chaeng, esta vez habrá autocontrol.— Aseguro. ¿Aunque hasta que punto eso era cierto? Yo no era ninguna jovencita que no se cuidaba de los extraños, ni ninguna arriesgada. El sexo con extraños nunca había sido mi actividad favorita, pero si hubieron–y bastantes– veces en las que el papel de seductora se había salido de mis manos, terminando en situaciones comprometedoras.

Si, esos eran los problemas favoritos en los cuáles liarse, para Anna.

Pero yo misma desaprobaba mis propias acciones fingiendo ser una mujer imponente y sensual en ese club. Era divertido, sí. Pero no cuando eran personas con otras intenciones.

Y por eso, esa noche sólo quería trabajar.

— Claro, seguro ves una 'malota sexy' y se te pasa al rato— rodó sus ojos y la miré mal.— Sólo procura que sea alguien con auto, pagar un taxi a media noche esta jodido, ¿no?

— Tiene sentido— razoné— Pero no habrá sexo, te aseguro que-...

— ¡Sana el fijador, casi lo olvido!— Interrumpió Son, y negué con ironía.

— Ya te había dicho dónde está.— Le recordé de inmediato.

— ¡Claro que no!

Y luego se dió cuenta que no tenía la razón.

Más tarde habíamos llamado a la persona encargada de transportarnos al club. ¿Qué? ¿Ustedes creen que Chaeyoung y yo pediríamos un taxi en estas condiciones? ¡Sería vergonzoso o hasta peligroso!

La tarde desaparecía lentamente en el cielo de Manhattan, estaba anocheciendo y el tono rojizo cambiaba lentamente la oscuridad de, otra noche en Manhattan. Con camino a la calle Chelsea, pude observar los grandes edificios, algunos eran rascacielos, otros edificios donde vivían tantas personas distintas. A veces no podía creerme que las luces de NYC fuesen tan lindas de noche, o que yo vivieran en esa ciudad, pero así era.

Al llegar, el brillo del neón impacta mi vista y sé así, que hemos llegado a nuestro destino.

El nombre de Moonlight Sunrise se lee en grande.

— ¿Lista?—pregunta Chaeng a mi lado.

— Nunca estuve más lista— dije con una ola de confianza.

Por supuesto que no lo estaba.

Al entrar por la entrada especial para el personal, los brazos de Karla rodearon tanto a Chaeyoung como a mí. Con alegría y hospitalidad.

— ¡Chicas, oh por Dios, están increíbles!—Dijo la de cabellos naranjas. Sus ojos grises me miraron de arriba abajo analizandome con detenimiento, se detuvo en mi cabello y sonrío—: Uy, castaña, buena elección, Anna— Guiño un ojo.

Chaeyoung río entre dientes.

— Gracias Kar, ¿cómo ha estado todo? Wow, este lugar ha estado tan distinto.

Ellie se acercó por detrás de Karla, la morena puso su brazo encima del de la mujer con lentes, me miró con orgullo. Fue la misma mirada que me dió Chaeyoung en casa:— Vaya, que tenemos aquí, Minatozaki Sana, o debería decir nuestra preciosa Anna—. Karla esbozó una sonrisa por el comentario de su esposa.— En verdad pensé que nunca podrías verte más deslumbrante, pero nos equivocamos. Kar y yo apostabamos por cuál de las dos se vería más atractiva esta noche.

Wow.

Chaeyoung enarcó una ceja, su típica curiosidad se hizo presente:

— ¿Y quién ganó?—preguntó la rubia.

Karla soltó un suspiro, apretando sus sienes.

Ellie soltó una carcajada cuando su esposa demostró su clara derrota. Oh, ya veo.

— Págame mis 60$ Kar— La de ojos grises la mira incrédula, casi indignada por su pérdida millonaria–en mi opinión–. Ellie solo seguía riendo, estaba disfrutando bastante aquello.— Vamos, Kar, no seas así...—Picó una de las mejillas de su esposa, que increíblemente eran suaves, en palabras de la propia Ellie, eran su cosa preferida por tocar, aparte de gatos y quizá los glúteos de su mujer, pero eso era un secreto a voces.

Karla suspiró de nuevo, sacó de su un par de billetes y se los otorgó a una feliz Ellie, quién soltó un chillido.

Seguíamos sin entender quién apostó a quién. Hice una mueca de confusión. Ellie pareció entender y me dirigió la palabra:

— Aposté a ti, Anna.— Se econgió de hombros.

— Igual Chaeyoung se ve sexy, ¿verdad rubia?— Le dijo a Chaeyoung con complicidad, y ambas chocaron puntas a manera de estar de acuerdo. Ellie puso sus ojos en blanco, y torció sus labios.

— Entonces cásate con ella, Torres— dijo con ánimos de irse, y dejar a su esposa con las palabras en la lengua—. Y está noche duermes con Pancho.

Pancho era el gato de Karla y Ellie.

Chaeyoung y yo reímos por las ocurrencias de esas dos.

— ¡E-Ellie-...! —Llamó a la morena en desespero. Quiso seguirla pero le pareció de mala educación, acomodó sus gafas y se dirigió a nosotras:— Disculpen chicas, se ven hermosas, harán un increíble trabajo hoy, ¡p-pero tengo que ir a buscarla! — Dijo todo tan rápido y se escapó de nosotras.

A mi mejor amiga y a mi nos parecía gracioso el que nuestras Jefas fueran de todo menos intimidantes, sino todo lo contrario. Karla era intimidante, pero era suave cuando se trataba de nosotras, el personal y en especial la morena que tenía por esposa. Ellie de por sí era un sol que nunca se apagaba, una bailarina excepcional, y por supuesto el alma de la fiesta, Karla y ella habían acordado tener un bar y casarse después de los treinta si sus vidas amorosas no funcionaban, habían sido mejores amigas toda su vida. En consecuencia, terminaron encontrándose años más tarde, luego de una pequeña discusión, pequeña discusión que terminaría en un matrimonio de por lo menos sólidos siete años, y el bar lesbico que vivía en la boca de cada lesbiana de NYC.

Chaeyoung río a mi lado antes de decir:— ¿Crees que alguna vez Ellie dejara de hacer berrinches?

— No hables mucho, así eres tú con Chou.— Le respondí.

Detrás de nosotras se escucho una voz... Horrible, chirriante, y sobre todo mi peor pesadilla, la razón por la que había evitado tanto ese maldito club las últimas semanas.

Olsen. Megan Olsen. Mejor conocida como Lia en ese club.

— ¡Minatozaki Sana y Son Chaeyoung!— soltó en una alegría que reconocí como falsa. Tan falsa como la peluca fantasía que cargaba encima, no me gustaba opinar de lo que vestían los demás, porque particularmente no era mi estilo. ¡Pero esa chica era tan desesperante!

Megan Olsen era una chica que pensaba que todo y todos debían orbitar alrededor de ella, juraba que estaba más buena que todos los demás que trabajan aquí. Ella si que se metía en problema, pero por sus malas actitudes, creía que todo era una competencia, y por alguna razón había creado una conmigo cuando entré a trabajar aquí. Sentí los dientes de Chaeyoung rechinar en enfado cuando Olsen se acercó a nosotras con intenciones de saludarnos, estábamos seguras de que se trataba de otro de sus juegos. Olsen era tan exasparante y podía estresarte fácilmente si eras alérgico a la paciencia.

— Hola—dijimos Chaeng y yo al unísono.

— ¿Por qué tan calladas?—preguntó Olsen tratando de tentarnos a iniciar una discusión.

No estaba para sus guerras sin sentido, ni tampoco para pensar mucho sus indirectas. Solamente me limité a ser cortés, no quería mi ambiente de trabajo fuese hostil porque Megan no entendía que no eramos amigas y mucho menos tenía ganas de serlo.

Y menos con una persona como ella.

— No es de tu incumbencia, Olsen— se apresuró Chaeyoung a decir. Sonaba tan hastiada de la presencia de la contraria, que simplemente no se contuvo. Por mi parte yo si que lo hice, pero no por gusto. Sino que no entendía por qué tan temprano estábamos en esta situación incomoda.

Megan rió, una risa arrogante. Una que Chaeyoung nos miramos para confirmar si habíamos hecho algún tipo de chiste...

— Anna, castaño. ¿Llegando y ya quieres buscarte un nuevo amorío?— Malditas preguntado incómodas.

Mi mandíbula se tensó.

— Sabes Megan, nunca había conocido a alguien tan impertinente como tú. ¡Nadie te preguntó per-...!—Detuve a Chaeyoung tapando su bocas antes de que ella terminara esa oración.

No nos convenía estar metidas en problemas en aquel trabajo.

Carraspeé:— Lo que Chaeng quiso decir, Megan— la miré directo a esos ojos azules, frívolos y que me decían que ella no estaba aquí tampoco para ser amistosa.— No quiero tu mala actitud cerca de nosotras, abstente de acercarte esta noche, ¿te pinta?

— Se me hace que debes esforzarte el doble Sana, con esa peluca no engañas a nadie. Sigues siendo la pobre chica que vive en Manhattan por suerte, ¿no?— Odiaba que escupiera lo último con tanta satisfacción. Los ojos de Chaeyoung se encendieron en llamas por la rabia, conocía a mi mejor amiga y no iba a tardarse mucho en crear un conflicto.

Eso es lo que Olsen quería, y no iba a darle el gusto.

Bufé:— ¿Esforzarme yo? Jamás en tu vida lo has hecho tú, ¿y crees que debo hacerlo yo? Por favor Olsen, no ne hagas reír— Le dije y ella pareció arder en su propio fuego.— Esforzarte es lo que necesitas, nena. Ahora si nos disculpas, tenemos cosas mejores que hacer. Y ve mejor pensando en cambiar de color, el verde definitivamente no va contigo— Tomé a Chaeyoung del brazo quien se había quedado con todas las ganas de decirle sus pensamientos a la oji-azul.

Cuando entramos a uno de los camerinos a dejar nuestras cosas Chaeyoung me miró furiosa:— ¡¿Por qué no me dejaste darle su merecido, Sana?! ¡Te estaba diciendo mierdas horribles, y las dos sabemos que lo único más horrible acá es su espantosa peluca y personalidad!

Lo sabía. Olsen se estaba metiendo con temas personales de Chaeyoung y míos, acá cada quien tenia su historia. Y si bien no eran de la importancia de nadie, porque todas habían sido comprensivas con ello; eso Olsen no lo entendía. Era una arpía que se escabullía por lo más bajo para atacar a las personas con sus comentarios de mierda. Chaeyoung no soportaba la idea de que yo tuviese una rivalidad imaginaria que no me gustaba seguir con esa neoyorquina, ella buscaba protegerme.

No me gustaban los problemas. En cambio a Anna sí, pero no ese estilo de problemas.

— Debiste dejar que te ayudase, Sana-unnie. Ella es una completa imbécil.

Acaricié su hombro mientras subía su mirada:

— Lo es Chaengie, créeme que lo es. Pero no es para ponernos a pelear con ella. Además yo solo quiero divertirme bien contigo hoy, ¿te parece? Dejemos que se quemé en sus celos.

Chaeyoung alzó sus cejas, me miró uno segundos y soltó un largo suspiro.

— Supongo que es así. P-Pero me vuelvo a enterar que la nena de papi te ha vuelto a decir esas cosas y juro que la dejo calva.— Dijo con confianza.— Le doy una semana, estoy segura que ni en doce horas es capaz de quedarse quieta. ¡Se va a ver mejor calva, te lo prometo!

Reí por su comentario. Chaeyoung si que sabía subirme el ánimo en situaciones de estrés.

— Eso no importa ahora. Mejor solo vayamos a trabajar— La invité a tomar mi mano. Ya estaba anocheciendo y en esos momentos...

No parecía saber que esa noche Moonlight Sunrise, sería más que interesante de lo que esperaba.

A pesar de ser día martes, Moonlight Sunrise estaba más que lleno. Siempre era así, nunca verías ese lugar vacío, por más que fuese inicio de semana. Muchas chicas venían a divertirse aún en esas circunstancias.

Sin embargo, y por más que las mujeres no paraban de llenar el club, estaba aburrida.

Pues esa noche el ala Sunrise, como era usual, no llegaban muchas personas. Lo que hizo mi trabajo escaso y por supuesto hubiese preferido trabajar en el lado de Chaeyoung, el Moonlight.

Estaba tan aburrida que estaba pensando en pasarme al ala Moonlight sin pensarlo mucho, así fuese por unos minutos.

Ahí fue cuando Chaeyoung llegó a mi rescate.

— ¡Sana-unnie!— Llamó la rubia entrando con su celular en mano, y venía con prisa. Ella se sentó en mi barra, tomando uno de los taburetes como suyos.

Sonreí por su presencia.

— ¡¿Qué te trae por aquí, Katarina de mi corazón?!— Me había automáticamente por la presencia de Chaeyoung. Con su gorro extrañamente lindo y sus ojos gatunos mirándome bien abiertos.

— Cállate, no es momento— buscó algo en su teléfono.

— Auch, me dueles mi vida.— Intenté bromear con ella. Pero ella seguía concentrada buscando alguna cosa en su móvil que no lograba comprender.

— Maldita sea, dónde está...—susurró deslizando en su pantalla— ¡Ajá, aquí está! ¡Ve esto!—Acercó su pantalla hacia mí.

Casi de inmediato mi boca se abrió en sorpresa.

Santa. Mierda.

¿Qué era esa preciosidad?

El móvil de Chaeyoung contenía una imagen–de una calidad cuestionable, eso sí–; ¡al diablo con eso! La foto guardaba en ella la más bella imagen que he visto en demasiado tiempo. Por unos segundos sentí mi garganta secarse, y detallé mejor aquello.

Chaqueta de cuero brillante, un cabello largo y oscuro, una falda y botas como las mías, pero las suyas lucían muchísimo mejor. Me era imposible que no me pareciera linda a simple vista, pero todo eso cambio cuando vi más de cerca, la imagen contaba con poca luz. Pero se lograba detallar la expresión de la chica, ojos entrecerrados, labios totalmente apetitosos y... ¿Eso era un piercing? No lograba distinguirlo del todo. Pero...

¡Maldita sea, necesito encontrar a esa chica!

— Sana te vas a hacer pipí aquí mismo— Dijo de repente. ¿Acaso tenía cara de bobalicona? Chaeyoung me leyó la mente al confirmarlo:— Te ves como una tonta, cierra la boca, se te va a meter una mosca.

¡Cállate Chaeyoung!

— Sabía que te iba a causar ese algo— sonrío con picardía. — ¡Soy una genia!

— ¿Qué?

¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuando? ¿Dónde estoy?

— Que soy una genia, te he conseguido la mujer, pero no cualquiera. Es la mujer— hizo especial énfasis en ello.— Fruncí el entrecejo. — ¡Sana, vela, es perfecta para ti!

Y solté una risa gigante en su cara por ello.

— ¡Oh Chae, te equivocas!— Sonreí con ironía.— No voy a ir con esa mujer.

— ¿Por qué no? Si te la comías con la mirada— preguntó sin rodeos.— Yo creo que sí la foto fuese de mejor calidad empiezas a lamer la pantalla, agh.

Increíble.

— ¿Pero de dónde es esa chica?

Chaeyoung sonrío como si supiese que estaba interesada en saber más. No lo estaba, pero quería saber las razones por las cuales ella me decía todo esto. Seguramente ese su absurdo plan suyo de... Tener sexo.

— ¿Soy mesera, recuerdas?— Dijo como si fuese lo más obvio del mundo—. Son tres, dos castañas y esta azabache. Las otras dos se la pasan pegadas y ella se ve tan solitaria. ¡Deberías ir con ella, necesita algo de calor!

No sabía que tipo de calor se refería realmente, porque de Chaeyoung podría tratarse de cualquier cosa.

— No haré eso— sentenció antes de poner atención en otra cosa, y no en los planes de Son Chaeyoung.

— ¡Sana yo sé que tú no! Pero..., ¿sabes quién sí?

— ¿Quién?— Al parecer era tonta. Porque la respuesta era obvia.

Anna.

Ella si que se llevaría a esa mujer rebelde a la cama.

— Sigo sin entender— Chaeyoung soltó un gruñido.

— Ven, vamos al lado Moonlight y te enseño.

Ella tomó mi mano sin previo aviso, obligándome a rodear la barra y seguirla sin poder protestar.

Cuando llegamos al ala Moonlight, reconozco el ambiente, mujeres de todo tipo bailando juntas en rincones o simplemente en su soledad. La melodía del DJ en estos momentos era un aire latino fuestesisimo, obra de Karla seguramente. Veo a montones de mujeres bebiendo, haciendo ruedas de shots, y algunas hasta besándose. Una pareja se besaba al ritmo de la canción "Hips Don't Lie" y se besaba con tanta intensidad que sentía que en cualquier momento podrían follar en plena disco. Las caderas de la castaña más baja se movían con ímpetu, y la contraria la se aferraba a ella con agarre firme. Mis ojos viajaron por toda la pista tratando de buscar a la mujer que quizá Chaeyoung se habría inventado como mala broma.

— Estás mirando en la dirección incorrecta— Dice a mi lado, guía mi vista hacia una mesa que está a tan solo unos pasos, la veo, en persona es incluso más hermosa.

Su chaqueta de cuero quedaba perfectamente con su cuerpo, un top blanco con algunas roturas, que dejaban ver parte de su piel expuestas a la intemperie. Su cabello caía en sus hombros, ella bebía un shot de ¿vodka? Despreocudamente, sus labios rodeaban aquel cristal de una manera peligrosa. ¿Esa era la chica? ¿De verdad existía tan mujer tan atractiva? Su expresión a pesar de ser despreocupada, se veía sería. Su perfil era como observar una escultura griega cobrar vida. Y si no fuese por mi mala visión, podría jurar que tenía un lunar debajo de el ojo. Era indudablemente atractiva, su belleza era magnética. Y me preguntaba cómo sería alabarla de cerca, ¿sus labios serian carnosos y suaves? ¿encajarían con los míos? ¿seria ruda y autoritaria, o tierna y cuidadosa? Juraría haberme hecho ideas y ponerme caliente de la nada.

No había duda, la quería conmigo esa noche. Iba a tenerla fuera como fuera. Sólo por curiosidad... Sentía grandes ganas de besar su cuello. Quitar esa chaqueta, acariciar su abdomen y poco a poco besarla para llegar a...

Chaeyoung río, lo que me sacó de mi trance:— ¿Estaría bien que...?

— No sé cómo, pero la traerás conmigo o tú lavaras la ropa una semana.

Habían pasado un par de horas después de haberle hecho saber a Chaeyoung que quería conocer a la chica bonita de la chaqueta.

Pero habían pasado varios minutos, hasta llegar a dos horas. En las que parecieron que el momento donde por fin saciara mis ganas de conocerla y saber más, no iban a llegar jamás.

Estuve un par de minutos, acomodando algunos vasos y botellas, al igual que sirviendo un trago propio para mí.

Parecía que en mi soledad no había nada más que el sonido de la música, la voz de Timberlake llenaba ese espacio vacío donde sólo éramos las luces rojas, una botella y yo.

De repente una voz captó mi atención.

Y no era cualquier voz, era la voz, acento británico, imperceptible para muchos, muy marcado para mí.

« Sexy » Fue lo que pensé al oírla.

—... ¿Es aquí?— Al parecer decía para sí misma. Y aguante una sonrisa cuando distinguí el cuero de chaqueta.

— Yo creo que sí—dije en medio de la sonrisa que se dibujaba en mi rostro, y no podía quitarme al verla. Chaeyoung lo había logrado.

Ella junto sus cejas en cuánto me vió. Al parecer me detallaba, sin ningún tipo de vergüenza, pues sus ojos viajaron por el corset y mi se fijaron junto en mi sonrisa. ¿...Ella sería así todo el tiempo? Salió de trance y me dirigió la palabra una vez más, esta vez preguntaba:

— Eh disculpa— vi su rostro completamente, bajo la luz de la barra, ella se veía aún más guapa en persona—¿... Tú sabes quién es Anna?

« Adorable » Fue lo que me hizo pensar al ver su reacción.

¿No estaría mal echarle un ojo a ella también, cuando ya hizo lo mismo conmigo?

Ojos grandes, labios carnosos, el superior más grueso, y obviamente tentador. Mi sanidad mental se va a la mierda en cuánto la chica habla con ese acento británico que se esfuerza en ocultar. Su piel morena y algunos lunares, dos para ser específicos, el que más resaltaba era el de su nariz, no pude evitar pensar en el cielo al verlos; observé detenidamente sus facciones y dedujé que también debía ser coreana. Era de una estatura más baja que la propia, pero definitivamente eso no importaba, baje de su rostro a su abdomen marcado y descubierto. Bendito sean los tops, dije para mí misma cuando noté lo trabajado que se veía. Su chaqueta era gigante, pero no lo suficiente para ocultar tan majestuosidad. Sus ojos grandes se encontraban confundidos, en duda, esos orbes chocolate en lo que podría sentir tanta dulzura y adicción si me miraran, brillaban un poco, no sabía si eran por la luz o algo más. Su figura era perfecta de pies a cabeza, se veía como alguien ruda, pero la torpeza con la que ha preguntado por mi misma me ha parecido adorable... ¿Está es la chica que Chaeyoung me esta diciendo que me lleve a la cama? ¿Por qué parece sacada de mi imaginación y se ve tan hermosa bajo el reflector amarillo? ¿Por qué siento tantas ganas de resolver todas sus dudas de maneras creativas?

Ligero cosquilleo cuando veo sus labios nuevamente.

« Doblemente sexy » Pensé de inmediato.

Ella se veía como alguien memorable. No entendía que veía en sus ojos, en su melena azabache, ni tampoco en ese magnífico acento británico que me encantaría escuchar en mi oído y calentando mi piel. ¿Ella sería mejor que todas mis veces anteriores, una más, o más memorable que cualquier otra?

Y definitivamente, lo fue, ella sí que sería memorable.

Me mande 9000 palabras para explicar algunas cosas antes del famoso encuentro, help me.

Espero que les gusten los caps largos, por cierto el siguiente también lo es, pero es un poco menos que este. Ya se viene lo bueno, fuaaa.

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