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6: "Un Chou en problemas."

— No.

— ¡Pero Sana!—repitió el pelinegro a modo de berrinche mientras me negaba a sus invitaciones como todos los días que iba a trabajar.

¡Sáquenme de acá!

El día de trabajo transcurrió con total normalidad, las propinas para sorpresa de la rubia y mía, fueron escasas, pero logramos llegar a la cifra que necesitábamos, a duras penas. Eso tenía mis nervios y ansiedad al tope, y me causó alguna que otra orden mal hecha que Chaeyoung se encargó de arreglar para que la furia del Señor Cheng no volviera a a ser acto de presencia.

A horas del mediodía, ya se acercaba el final de mi turno, y Chaeyoung ya estaba más que lista para irse, se despidió de mí y no sin antes desearme suerte con Chou. Ella no me acompañaba porque, para sorpresa de nadie, tenía que buscar a Tzuyu en su trabajo.

Luego de varias horas de trabajo arduo—si servir tres veces el mismo café cargado y aburrido de un empresario era eso—; esquivar también los intentos obviamente fallidos y penosos de Jackson por invitarme a salir. Estoy acá, dándole razones de por qué en mi hora de salida, no podía simplemente "escaparme a Los Ángeles" con él.

¡Dios mío, la seguridad de este chico es impresionante!

El pelirrojo se mantenía a mi lado contándome como había rechazado a un monton de chicas por jurarme amor eterno, y según él, eso era excusa suficiente para yo irme con él. Claro que sí, ¡qué el estado de Nueva York me arreste por corrupción de menores suena estupendo!

Jackson no parecía entenderlo, y esos ojos grises llenos de... ¿Admiración? No se pespegaban de mí en ningún momento; incluso cuando quitaba el delantal, sentía que sus ojos pasando por mi figura, ¡qué jodida vergüenza siento por él!

Lamentablemente, y al contrario de que Chaeng me diría, esta vez no deje pasar ese comportamiento inadecuado:

— ¡Diablos niño, pareces un jodido león! ¿No se te cansan los ojos de verme como si nada?—escupí con sarcasmo, estaba realmente incomoda con la situación de que un adolescente estuviera enamorado de mí, aunque sabía que yo era su capricho solamente. Veo con molestia evidente al pelirrojo, él sólo me ve de arriba abajo y suelta un suspiro, y yo sólo ruedo mis ojos—. Jackson... ¿Podrías dejar de haces eso? Por favor, ya me tienes bastante incómoda.

— Oh claro princesa. No habrá problema—dice esbozando una sonrisa. ¿Así de fácil era echarle a perder su enamoramiento?

Aparentemente me equivoco luego de preguntar:— ¿En serio?

— Obvio, si me aceptas la salida primero, por supuesto.

— ¡Ay Jackson!—exclamó con frustración. Ese niño no me dejaría salir, y estaba perdiendo el tiempo con él, cuando necesitaba ir a hablar con Chou.— A ver, Jackson... Necesito que, por favor, me dejes ir y quizá... Te invito un café acá mismo, ¿quieres?

Esa era la única manera de que me dejara en paz. Pero subestimo mucho al joven, porque este suelta una risa encantadora que me aterra, ¿qué estará planeando esa cabecita suya?

— Ow Sana. Olvídate de eso, te invitaré a salir a un lugar mejor, sólo tienes que decir que sí...—tararea, y mi paciencia cada vez era menos. Para colmo, Son logró salir antes que yo, así que no tenía alguien que me sacara de esa situación bochornosa con Jackson—, entonces...

— Ni lo pienses mocoso. ¿Te volviste loco? ¡Quieres que me arresten por salir con un menor!—Reclame hacía él. Muchas veces había dejado en claro que no me gustaba, que no era necesario esto, y que la alarma de la policía resonaba en mis tímpanos cada vez que Jackson insinuaba salir conmigo y que casi aclama frente a todos que yo salía con un muchacho joven.—Púdrete. No haré eso.

— Me gustan las criminales, ¿sabes? Tu excusa para no salir conmigo me recuerda a esa canción de Britney, ¿cómo iba?

¡Carajo, es que hasta está ignorando el hecho de que llevo no un par, sino unos buenos seis años!

Reí sin ganas—. Por dios, ¿esa comedia tuya se la sacaste a tu abuelo, no?—pongo mis ojos en blanco. Él ríe inctrolablemente. Mi sufrimiento le parece divertido, ¿eh?— Sabes, no quiero ni saber la respuesta a esto. Ya yo me voy.

— ¿No quieres que te lleve, preciosa?—ahí estaban sus hormonas hablando por él, con esos estúpidos motes de adolescente que me colocaba en cada oración dirigida a mi persona. ¿Ahora ven por qué no me termina de agradar?

— Vamos Sana, no seas terca... Chaeyoung te dejo acá tirada, ¿cómo te irás a casa?

— Caminando, hoy es un buen día para hacer ejercicio—me encogí de hombros.— Además yo no voy a mi casa, Jackson—sentencio cortante, para que él por una vez en su vida entienda que no quiero irme a casa acompañada ni de sus pecas, ni de nadie más.

No estaba interesada en nadie desde hace años...

— Puedo llevarte en mi auto dónde quieras, ¿lo sabes, no?—ofrece nuevamente. Y automáticamente niego. Maldita sea, es tan insoportable.

La idea de ir en auto en vez de caminar o batallar con el gentilicio que probablemente habría en la estación del metro no me parecían tan mal; pero aquello era inaceptable para mis principios, a sabiendas qué. Jackson no tenía realmente diecisiete, para mí era una total basura salir con alguien menor, ¡aparte de que es un chico que se deja guiar por otra cabeza y no precisamente la que posee esos rizos rojos! ¿Y si fuese legal? Menos, yo no era muy fanática del sexo masculino, los toleraba, pero no para una relación. Me tenía que negar por más que mis pies no quisiesen caminar tan lejos a encontrarme con Chou.

— No Jackson, no voy a irme en tu auto. Y ya me voy, es la hora de-...

Jackson se coloca en la salida del mostrador, y me acorrala antes de que yo siquiera pueda pensarlo, él dice:— ¡Vamos Sana! Si al menos no podemos salir porque... Uhm, ya sabes, tú aún no aceptas tus sentimientos por mí...—Que pesado es este niño... Pero ignoro eso y escucho lo que propone—, al menos déjame llevarte hoy a dónde sea que vayas, y te prometo que si paso un rato contigo, mañana no me verás "jodiendo" como una maldita mosca.—Sus ojos grises me miran con dulzura y suplica, ¿este chico de verdad no se rinde? Pero lo dice con tanta honestidad que por primera vez decido aceptar algo de su parte, además Chaeyoung lo había dicho, necesitaba el aventón. Así que lo medité unos segundos.

Pero no me dejo llevar por la ingenuidad del chico, y tampoco por su rogar:

—No.

— ¡Sana por favor, te lo juro qu-...

— ¡Jackson no está bien visto que un adulta salga con un adolescente! Sal con una chica de tu edad, y por favor dame espacio— lo aparto de mí, y me dirijo a la entrada mientras tomo mis cosas, Jackson me sigue.

— ¿Dónde queda a dónde tienes que ir?—insiste— ¡Eh, Sana, no ignores!—vuelve a decir detrás mío, me apresuro pero Jackson logra seguirme hasta la calle de afuera.—Sana, ¿dónde queda ese lugar?

— ¿Si te lo digo, me dejarás en paz?—él se atreve a responder pero no entiendo mi tono cargado de sarcasmo—, ni siquiera respondas. Sé que no es así.

— Sana...—Me muestra un puchero, ¿qué mierda hacía? No puedo con este chico, y suelto una burla. Esto era un chiste mal contado.— Sólo dime... Incluso te puedo acompañar en metro, ¿puedo, puedo, puedo?—ruega como infante, y lo miro con una ceja levantada.—¡Sana!

—Ash, esta bien niño. Queda en Midtown—Jackson abre su boca en grande cuando mencioné la dirección del hermano de Tzuyu.—¿Qué?

— ¡Sana, te tengo que llevar!—exclama, y toma mi brazo mientras busca en los bolsillos de su chaqueta las llaves de su auto—, ven, linda, nos vamos.

Me suelto de su agarre cuando nos detenemos en la puerta de su auto:—¿Qué abeja te picó? ¡Te he dicho que no iré contigo, y menos en tu maldito auto!

— ¡Sana no irás a Midtown tú sola de ninguna manera!

No entendía si actitud, al parecer Midtown era peligroso o algo así, porque estaba dispuesto a meterme en su maldito Corolla para llevarme aunque yo protestara.

— Jackson, no me vas a llevar. Déjame ir, ¿se buen chico, sí?—me atrevo a usar mi dulce voz, a veces la fantasía de ser actriz me ayudaba para salir de aprietos cómo este.—Por favor... Suelta mi mano, y después podemos hablar de lo que tú quieras.

Él abre la puerta ignorando mis quejas, y me mira con ese rostro ilusionado.— Que esperas, entra.

— Jackson, yo no puedo...—pensé en el por qué de su actitud de que fuera sola a Midtown, ¿qué tenía esa zona en especial que no quería que fuese solitaria por esas calles?—, un momento, ¿por qué cuando dije Midtown te pusiste así?

El chico se pone colorado en cuánto pregunté; y lo veo con expresión curiosa.

— ¿Es una zona peligrosa?—pregunté con un poco temor.

— ¡¿Qué?! Estás de joda ¿verdad?—lo miro seriedad en cuanto suelta ese insulto—, lo siento. No princesa, Midtown es de hecho de las zonas más caras de Nueva York, ¿no sabías?—me informa.

Ahora la que parecía pasmada en sorpresa era yo, mi boca se abrió como la de él hace unos segundos. ¿Zona más cara? No estaba tan lejos de ser verdad que Chou y su hermano vivían una buena vida, debido a que su padre es el jefe de un banco. Pero al parecer ni Chaeng, ni yo, sabíamos qué carajos era Midtown. Había visto en el mapa qué quedaba entre Central Park y Fifth Avenue; al parecer era más obvio de lo qué pensé, y Jackson se dió cuenta al ver la confusión impregnada en mi rostro, soltando inporutnamente uno de sus comentarios:— Te ves linda cuando estas confundida.

— Oh por dios, cállate—le adiverto—. ¿Entonces... Midtown es...?

— De las zonas más prestigiosas de por aquí.—Suelta mientras sopla algunos rizos desordenados que caen en su frente.

— ¿Y por qué quieres ir conmigo? ¡No te entiendo!

— Oh Sana... Midtown está lleno de millonarios atractivos, no voy a arriesgarme a que vayas y te topes con uno, no-oh. Iré contigo—eleva su pecho con orgullo, ¡eso me parecía tan ridículo! Yo sólo iba a Midtown a entregar un dinero y quizá tomarme un café Chou. Nada de hombres millonarios, iugh.— La mayoría de los hombres atrevidos que ponen sus números en la propina son de por ahí, ¡¿y sí uno te reconoce?!

Rodé mis ojos, esa acción era usual en mí cuando Jackson orbitaba alrededor:— Fácil. Los ignoro como hago todos los días. No es razón para que me acompañes, ahora vete a tu casa, Jack.

— Sana...

— ¡No!

— Igual ya estamos acá. Además tardarás una eternidad para llegar así. Acepta ir conmigo, nena, te conviene—guiña un ojo Insufrible era lo único que podía definir a este chico coqueto.—Sana...

No me quedo otra opción, me parecía racional el hecho de que: uno, ese lugar era lejos, dos; necesitaba sacarme a Jackson de encima.

— Hagamos un trato—empecé, y lo miro directamente, él casi tira baba cuando hago eso—; tú me llevas, te quedas en el auto mientras resuelvo mis asuntos. Y tú me dejas tranquila, ¿sí? ¡No hagas ninguna tontería, eso sí!

Jackson sonrío ampliamente, sus ojos se abrieron emocionados e Intentó abrazarme pero lo esquive casi de inmediato.— ¡Este es el tipo de cosas que dije que...–

Jackson no me dejó terminar, y me abrió la puerta del copiloto como un mini caballero, no pude evitar reírme de sus acciones. En verdad no se rendía; casi me siento mal por aprovecharme de eso. Definitivamente era la primera y última vez que haría esto, había accedido a regañadientes por su incesante búsqueda por llevarme a cenar. ¡Es que no captaba que tenía diecisiete y yo veinticuatro! ¡Para colmo era lesbiana y amante de...

Él me detiene de mis pensamientos.

« A la mierda, ya estoy en su auto » Dije mientras el "Príncipe de la mala coquetería" daba saltitos.

— ¿Tienes algún gusto musical en específico?—dice mientras enciende el motor del auto, y me quedo perpleja ante repentina pregunta. Aún no lograba comprender como había acabado en ese maldito asiento.

— Ninguno. Sólo, llévame a esta dirección—busque en mi teléfono la ubicación en el contacto de Chaeng; mostrándole al pelirrojo y esté hizo un gesto de shock:— Por favor no me digas que vive Barack Obama en esa calle—torcí mis labios en una mueca de molestia.

— ¡¿Qué?! ¡No, para nada! De hecho sé dónde queda. Ahí vive la hija de una senador...—Baja su cabeza en vergüenza, y este se sonroja—, la chica y yo salimos una vez. P-Pero te juro que no pasó nada Sana y-yo-...

Reí a carcajadas debido a su explicación, ¿él pensaba que de verdad me hacía falta saberlo? ¡Ojalá se consiguiera con esa chica para no tener que seguirlo soportando!

— No me debes explicaciones Jackson. Deberías... Ya sabes, salir con ella—sugerí.

Él negó mientras sus mejillas tomaban un tono rojizo. Obviamente había dado en clavo, soy su capricho y esa chica hija de un senador es su crush indefinido:

— No... Yo seguiré esperando que tú me des oportunidad, ¿sabes? No hace falta, esperaría años por ti—ignoré sus palabras por qué realmente no sabía cómo responderle.

— Ya... Pon la radio mejor—evite su mirada, mientras él empezaba a conducir con dirección a Midtown. Mientras buscaba una emisora que fuera conveniente "para mí".

Dió con una emisora aparentemente famosa, y la voz del presentador del programa inundó el auto, Jackson sonrío cuando dio con ella:— ¡Genial, amo esta emisora!

"¡Gracias Jake, eso fue un gran discurso de por qué no es legitimo creerle a las señoras del tarot sobre regresar con tu ex. ¡Y ahora, en 11.5 FM. Disfruten del nuevo éxito de superestrella, la reina de letras poderosas y excelente pianista, Kim Star! Con su canción más famosa "Scandal". Soy Darrel Ferell. ¡Disfruten del inicio del verano!"

"¡Amo a esta chica, Darrell!" dijo la voz del tal Wilson como respuesta.

La voz del presentador de la emisora fue reemplazada casi de inmediato con el sonido de la intro de 'Scandal', canción que su nombre me sonaba de algún lado; más cuando la voz de 'Kim Star' como había dicho el presentador aumentaba más mis sospechas de sí la conocía o no; Jackson empezó a tararear la melodía pegadiza de la canción, con un tono completamente veraniego. Y la curiosidad me invadió, haciéndome preguntarle al chico la duda que rondaba en mi cabeza:— ¿La conoces?

— ¡Por supuesto, todos la conocen!—respondió con emoción. Enarqué un ceja en cuánto empezó a cantar la letra en un coreano que ni el mismo se entendía. Ya que la canción era una mezcla de coreano y frases en inglés:— ¿Tú no la conoces?

— Me suena de algún lado, pero aún no logro recordar...—me encogí de hombros mientras intentaba dar con ese lugar de mi memoria dónde seguramente encontraría el nombre de la chica.

Escuché atentamente la letra. Pues a diferencia del joven pelirrojo a mi derecha, yo si lograba comprenderla. Chaeyoung era coreana, pero se había mudado a sus trece años, fue la primera y única amiga en Japón que hice cuando ella llegó; al inicio no sabíamos como comunicarnos, pero ambas aprendimos el idioma de la otra y actualmente entablabamos conversaciones en los tres idiomas: japonés, coreano e inglés. Aunque nuestro preferido era el coreano, pues según Chaeng me desenvolvía mejor en ese idioma.

Atentamente analizaba la letra de la canción. ¿Esa chica era la reina del desamor? ¡Sonaba tan juvenil y vivo! La voz en el coro era tan atractiva y radiante.

A medida que la melodía, la voz y la letra iban avanzando, entendía ahora por qué Jackson sin siquiera saber el idioma de la canción, cantaba extasiado. Era como un viaje; y el instrumental era digno de una tarde de verano, la voz de tal Kim Star era el elemento ideal para algo así. No pude evitar cantar junto a Jackson y subir el volumen, ambos cantábamos. Y cuando acabó la canción; empezaron a sonas algunas más, pero ninguna superaba la que había escuchado por primera vez en el auto de Jackson.

Me preguntaba de dónde habría salido un talento como ese, ¿debería agregarla más tarde a mi lista? ¡Fue increíble!

El viaje a casa de Chou no fue tan incómodo. Me encargué de dejarle en claro en cada ocasión a Jackson que no estaba para nada interesada en él; hasta que llegó un punto donde logró entenderlo, y sólo nos limitamos a ver la hilera de edificios rumbo a Midtown. Pedí a Chaeyoung el número de Chou; para anunciarle mi llegada en cuanto estacionarámos el auto. Cuando faltaban unos minutos para llegar, llamé al hermano de Tzuyu:

—¿Chou Liang?—dije a través de la línea. Asegurándome de que era él— Soy Sana.

— ¿Sana? ¿Ya estás en camino?—respondió, y reconocí su voz al instante.

— La misma, de hecho estoy llegando, Liang. ¡¿Ey por qué cambiaste de número?! ¡No sabes que ahora Chaengie y tu hermanita volvieron y andan compartiendo saliva por ahí! Es muy difícil conseguir que me responda.—Bromeo con él, y obtengo su risa ronca como respuesta.— ¿Bajas o yo subo?

Escucho un suspiro en la llamada, que no me atrevo a poner en altavoz porque posiblemente Jackson no dejaría de insistir luego con que querría subir conmigo si era el caso, porque estaría con alguien del sexo masculino aparte de él. ¡Alguien que le explique que estamos en el siglo XXI y existen las lesbianas!

— Deberías subir Sana. Hay mucho de qué hablar—dijo con un tono que reconocí como cansado, ¿Liang tendría alguna enfermedad? ¿Por qué se escuchaba tan bajo de ánimos?

Chou Liang era el hermano mayor de Tzuyu, un chico de menos edad que yo. Alto como su hermana, moreno y de cabello oscuro. Con los mismo hoyuelos que Tzuyu, la réplica exacta, parecían hechos en el mismo molde. O eso solía decir Chaeng cada vez que observaba a su ahora cuñado. A pesar de un año menor que yo, era maduro; a sus veintitrés años, gracias a la influencias de su padre, y su inteligencia, había aplicado para la universidad de Stanford, él había concebido aquel departamento que ahora Chaeyoung y yo ocupabamos para sí mismo, pero decidió que no se quedaría en Nueva York. Convirtiéndolo en una fuente de ingresos como opción para pagar la universidad a la que iría en un par de meses. Por ello mi mejor amiga y yo insistimos tanto en comprarle aquel departamento, él se iría y era mejor que le pagaramos una gran parte del lugar para que así él pudiera irse a California. Suponía que la razón por la que subiría esta tarde a su departamento—que estaba segura de que su padre había comprado para él;—era para afinar los detalles de la compra del apartamento donde ya residía con Chaengie. Con eso en mente, un buen presentimiento se apoderó de mí. ¡Quizá era eso, no había duda!

Aunque algo me dijo que no debía engañarme tan mal.

— ¡Claro Ling, no hay problema! —exclamé contenta— Uh, ya estamos llegando—. Dije mientras ante mis ojos observaba el conjunto de edificios que indicaba el GPS de Jackson. Una gran reja de seguridad de un color que ni siquiera sabía el nombre, con letras en él. Y un pequeño portal dónde seguramente estaba algún guardia de seguridad. Jackson me miró buscando en mí a quién debíamos nombrar en la entrada para obtener paso:— ¿Liang? Emh... Estamos en la entrada, ¿qué deberíamos...?

— El portero se llama Hugo. Di mi nombre completo y mi piso que es el '20', él te dejará pasar. ¿Llegaste en auto o a pie?—preguntó con burla, él suponía que habría llegado a pie como siempre andábamos. Respondí con una risa sarcástica.

— Jódete Chou, me ha traído un compañero de trabajo. ¿Dónde le digo que estacione?

— ¿Compañero de trabajo? ¡No me digas que es ese niño lindo de las pecas que siempre te manda flores! ¡Eres una asalta cunas, Sana!—su carcajada es tan fuerte  clara que hasta Jackson voltea hacía mí. Yo solo me limito a resoplar—. En mi lugar estará bien, Minatozaki. Ojo, hay policías ahí.

— Muy gracioso, Chou Liang. Mejor ponte unos pantalones, estoy segura de qué andas en fachas.

— ¿Qué te lo dice?—cuestiona divertido. Él sabe la respuesta.

— Es tengo una corazonada. Apuesto a qué ni siquiera has almorzado—. Digo con total seguridad.— ¿Hugo, dijiste?

— Toda la razón. Si, Hugo. Tiene un bigote curiosito.

— ¡Cállate Chou!—colgué la llamada. Y mire a Jackson, quién disminuía la velocidad, parando justo en la reja. Y para mi mala suerte el bigote de fulano Señor Hugo era exactamente "curioso" como aclamaba el pelinegro, cosa que hizo a Jackson aguantar la risa en lo que bajamos la ventanilla del auto. Tragué grueso tratando de no meter la pata.

— Buenas tarde Señorita, ¿en qué puedo servirles?—anunció Hugo, su bigote si que era curioso.

« Concéntrate Sana »

— Umh... ¡Sí! Hugo, ¿no?—él asintió—, venimos de parte de Chou Liang—. Él busco de inmediato su nombre entre la lista que tenía en sus manos. Mientras Jackson a mi lado tapaba su boca que obviamente guardaba la burla hacia ese pobre sujeto. Voy a matar a ese mocoso.— Piso '20', oh y él va estacionar cerca del auto de Chou.—Añadí con amabilidad.

— Eh sí. Acá está. Diríjanse por allá y denme sus identificaciones.— Mierda, mierda, mierda, ¡Jackson tiene diecisiete, justo lo que no quería que pasara va a pasar!— ¿Señorita?

Suelto una risa nerviosa, Hugo me mira extrañado:— Eh sí. Él es mi hermanito, y resulta que sólo él sabe conducir, ¿está bien si... Sólo le doy la mía? ¡Él muy tontis ha olvidado la suya! ¿Verdad hermanito?—Jackson me mira con ojos abiertos, y se atreve a protestar pero le doy una mirada en suplica; él parece captar mi indirecta.

— Sí, soy olvidadizo, Don Hugo—lo miro de reojo cuando habla en español al hombre frente a nosotros:—Podría decirse que soy "Don olvidadizo".—bromea y Hugo ríe. ¿Qué tan bizarro es esto? Jackson hablando español.

— Bueno, esto está bien para mí. Deme su identificación Señorita.—Extiendo mi identificación y Hugo me entrega luego un pase de entrada. Cuando damos gracias al hombres, y Jackson se estaciona en el lugar de Chou. No puedo evitar atacarlo con mi mirada.

— ¿"Don Olvidadizo"?—dije con dificultad, pues el español no era mi fuerte— ¡¿Desde cuándo hablas español?!

— ¿Se te ocurría algo mejor? Lo sabrías si llegaras temprano, hay una señora que siempre pide las cosas en ese idioma. ¡Además me parece un buen sujeto! Aunque su bigote luzca como el tentáculo de un calamar—añade y no puedo evitar frotar mis sienes para encontrar un poco de paciencia.

— Ahí está la respuesta de por qué no salgo contigo, mocoso. Quédate aquí, no tardaré, ¿ok?—Informo dejando el auto y yendo directo a la entrada del edificio.

— ¡Aquí siempre, mi vida!—gritó por la ventana.

— ¡Sigue soñando Jackson!—respondí de igual manera.

Dejando atrás el vehículo de Jackson. Entro en el edificio, que bien podría tener unos veinte pisos en adelante, era gigante por dónde lo viera. Aunque mi trabajo no era inspeccionar el área, sino subir de una vez por todas a encontrarme con Chou. Entré por la puerta giratoria, y una vez en el interior, camine un tramo largo del pasillo hacia el elevador.

El lobby del lugar poseía un espejo gigante, algunos salones para fiestas se podían ver afuera, y estaba lleno de plantas increíblemente estilizadas. Había una gran lámpara victoriana colgando como candelabro. Me dirigí a los botones del ascensor, tocando el piso de Liang. Rezando que el ascensor no fuese de esos con poco espacio. Para mí fortuna, no me equivoqué, mis plegarias fueron escuchadas; al momento de ver el elevador abrir sus puerta frente a mí. Me subí, y espere escuchando una boba música de ascensor acompañándome, ¿veinte pisos de esta tortura? Pobre del que viviese acá.

Ya en el piso veinte; y cuando el elevador se abrió una vez más, la imagen de un desaliñado Chou Liang era lo único que mis ojos podían ver. Mi mueca de sorpresa no tardó en presentarse, pero Chou habló rápidamente:

— No preguntes. Entra mejor—soltó antes de que pudiese interrogar acerca de su aspecto. Liang jamás se veía de esa manera; no era un chico de formalidades, por eso agradaba a Chaeng y a mí, pero las veces que lo veíamos, era un divo total y gustaba de usar camisas que acentuaba su cuerpo tonificado y pantalones ajustados, alguna que otra vez chaquetas. Podría incluso atreverme a comparar su estilo con el de Jackson, porque el joven y Liang vestían similar la mayoría del tiempo. El cabello de Chou jamás estaba desordenado; y esta vez, era la primera vez que lo veía de esa manera, con una barba que antes no contaba, quizá de una semana atrás. Lo sigo por el pasillo hasta la puerta de su humilde morada. Cuando me doy cuenta de la decoración excesivamente elegante de aquel departamento, digno de alguien como Liang o cualquier de su familia. A simple vista parecía aquel lugar estaba completamente ordenado.

Pero eso cambio cuando pase de la sala y mire en dirección a la cocina.

Una docena de botellas, sino es que más, estaban vacías o a medio terminar en toda la isla de la cocina. Eran de licores conocidos y seguramente algunos eran del fondo del estante del centro comercial. ¡Chou no era de beber, lo sabía! ¿De dónde había salido tanto alcohol?

El pelinegro me mira perdido. Veo sus ojos apagados, su habitual brillo burlón cada vez que solemos reunirnos en el alquiler resulta estar muerto. Él sólo me mira, analizando mi reacción al ver el montón de botellas en su cocina; él seguramente reconocía lo miserable que se veía su semblante en esos momentos.

— Liang...—trato de romper el hielo, él aprieta sus labios. Pasa una mano por su cabello que está más largo que la última vez que lo vi.

Chou me mira cómo si supiese que lo que vamos a hablar hoy, no va a ser nada feliz; y aquel presentimiento positivo que albergaba en mi pecho en el auto, se esfuma en cuanto el pelinegro empieza a recoger las botellas de la isla, para acercarse nuevamente a mí con un vaso de jugo natural.

Algo no estaba bien con Chou.

¿Liang?—pregunté dudosa de si hacía lo corrector metiéndome en sus asuntos. Pues teníamos confianza para bromear en teléfono sobre mi mejor amiga y su hermana, pero eso al final era la única conexión y relación que teníamos; dinero y el noviazgo de dos personas importantes en nuestra vida—, ¿te sientes bien?

Chou me mira una única vez, con una sonrisa llena de amargura, la comisura de sus labios nunca llega a subir realmente, él sólo junta sus cejas. Y baja la cabeza, derrotado. Tan cansada, él no se ve como siempre, algo malo ha pasado. Me acerco y titubeo para calmar al pelinegro en lo que sea que esta pasando por su cabeza:— ¿L-Liang? ¿Qué sucedió? Ey...

Su cuerpo tiembla, y se abalanza al suelo, de rodillas, al parecer mi pregunta jode todo, y temo por él cuando lo veo pasar nerviosamente sus dedos por sus mechones oscuros. Veo en él vergüenza.

Lo que sea que esté amargando a Chou, de alguna manera sentía que a mí también me incumbe. Por ello dejo el vaso sobre la isla, al igual que mi bolso. Enseguida me coloco a su nivel, e intento razonar con él, la conversación que hubiéramos tenido hace tiempo parece pasar a segundo plano cuando la figura del contrario tiembla con más intensidad que antes.

— ¿Liang? ¿Liang? ¿Qué pasa? ¿Pasó algo con tu padre?

Pero él no responde.

En su lugar parece estar más perdido que antes.

Me hinco en mis rodillas, y trato de hacer que me mire directamente a los ojos. Empiezo a sentir nervios por toda esta situación, pensando si será necesario llamar a Tzuyu o Chaeyoung. ¿Qué pasaba con Liang? ¿Por qué lucía tan arrepentido? Casi podía sentir la carga y tristeza del pelinegro.

— Chou, somos amigos, sabes que puedes contar conmigo para lo que sea...—susurro y él por primera vez parece escucharme.

Su voz tenue, casi imperceptible, que sólo logró atender por el hecho de que aquel lugar estaba en completo silencio, dice lentamente:— Oh Sana... Estoy tan jodido... Todo está a punto de irse a la mierda...

¿Qué era todo esto?

— Liang...

Él deja escapar una lágrima. Su lágrima se desliza dolorosamente en sus mejillas rojas y llenas de pena. Levanta su rostro hacía mí. Sonríe una última vez antes de soltar en medio de un grito ahogado, algo que jamás pensé que podría cambiarme la vida hasta mí:

— ¡Estoy embarazado, Sana!

Y algo como eso nunca pudo repercutir de peor manera en mi vida.

— ¡¿Qué tú qué?!—grito alterada cuando Chou anuncia a toda voz su "embarazo".

¿Chou? ¿Embarazo? ¡Necesito explicaciones ya!

— E-Estoy... Yo... Ya sabes... Hice la cosa.

— Liang, tienes veintitrés años, no vas a morirte por confesarme que tuviste sexo sin protección.— Dije con total desaprobación al escuchar como llamaba lo que había hecho seguramente para terminar en esa situación, "la cosa".— ¿Quién fue? ¿Cuando fue? ¡¿Es que acaso los condones sólo puedes conseguirlos en Júpiter?!

Liang me da una mala mirada. Aunque inmediatamente suelta un resoplido, se arrepiente.

— Mejor levántate, Chou—ofrezco mi mano, pero él sólo mira al suelo, procesando quién sabe qué.

Y con eso decidí que la conversación tendría que ser en el suelo:

— Liang... Sé que... Uhm... No hay mucha confianza, hombre. Pero acá estoy—sonreí con calidez. Tratando de que él se sintiera aunque sea un poco en confianza para hablar de ello.

¿Tzuyu sabría de esto? ¿Será por eso que Tzuyu fue con Chaeng y yo vine acá está vez? Todo esto era tan agobiante.

Y eso que pagar la renta y negociar un apartamento ya lo eran.

Liang parece adivinar lo que pasa por mi cabeza, porque suelta de la nada:

— Tzuyu ya lo sabe—empieza, suelta un largo suspiro. Y no puedo evitar prestar atención a sus palabras. Por alguna razón que aún desconozco siento que Liang necesita que yo lo escuche, cada palabra que salga de su boca parece muy importante para mí en ese instante—, obviamente se lo dije a ella, y solamente ella lo sabe. Bueno, tú también ahora, pero... Sana. Estoy embarazado, bueno, ya sabes... Yo no, la chica con la que me acosté.

— ¿Tu chica?—enarqué una ceja.

— Erika. Se llama Erika. Yo me acosté con ella en una fiesta de orientación de la universidad. Era mi primera vez... Yo no sabía que...

— No digas más, entiendo—lo detuve.

En su ojos podía ver que parecía duro para el admitir a otra persona que no fuese Tzuyu, su propia familia, que había embarazado a una chica en su primera vez.

— Sana, acabo de joder todo mi futuro.

— Ey...

— No me des discursos. Es la realidad. ¿Un bebé? ¡¿Faltando cinco malditos meses para irme a California?! Es prácticamente imposible que vaya, no puedo ir a la universidad. ¡No es justo Sana! Pero me lo he buscado. Soy un adulto, mujer. Dios mío, ¿cómo le daré la cara a mi padre siquiera? ¡Me obligará a casarme con ella!

— ¿Y tú quieres a esa chica?—pregunté con preocupación. Si había algo peor en esta vida, era tener que casarse con alguien por obligación.— ¿Liang?

— Supongo. Es que no lo sé, Sana. Erika es linda, ¿entiendes? Pero ella y yo no... No me veo en un futuro con ella. No me veía teniendo una familia tan joven, ¡joder para coger con una chica si fui bueno!—Su frustración podía sentirla hasta yo. Y eso me hace sentir mal, de repente no puedo evitarlo y lo rodeo en un abrazo. A pesar de la poca confianza que había entre nosotros, no sabía si esto estaba bien; tendría que, Liang no rechaza el contacto, al contrario. Lo prolonga, y eso lo agradecía mentalmente.

Duramos unos minutos así. Algunas lágrimas mojaban la camisa de mi uniforme, pero eso no importaba. Si podía ser solidaria y brindarle mi apoyo a Chou, lo iba a hacer, él lo había hecho por Chaeng y yo todo este tiempo. El dinero de la renta, y esto eran lo mínimo que debía darle a ese joven.

— Podemos hablar un poco más de eso si eso quieres. Lo del dinero puedes esperar Chou, yo...–

Él me detiene.

Sus ojos se abren cuando mencionó el dinero. Su mirada no me da buena espina, formando un nudo insoportable en mi garganta.

— Sana... De eso quería hablarte.

— ¿Sí?

— Sí, pero me parece que mejor nos levantamos del suelo. Esta es una conversación que merece tenerse sentado al menos—rasca su nuca, mientras se levanta del piso y me extiende la mano.

— Por supuesto.

Nos sentamos en la isla de la cocina. Donde las botellas del principio habían desaparecido, dándonos más libertad de apoyarnos en la mesa.

— ¿Y bien?

— Escucha. Sé que normalmente nos reunimos en el apartamento, por lo usual, ir a revisar el estado de la cocina, las tuberías y esas cosas...

Obvio que lo sabía. siempre iba a recoger el dinero y darle una vuelta a su apartamento. Era un dueño preocupado por sus inquilinos y atento a los detalles. Por eso mismo eramos muy cuidadosas con ellos.

— ¡Sí, por eso mismo se me hizo raro! Por cierto, tenía que comentarte que Chaeng y yo hemos llamado un fontanero que si vale la pena. Costó más de lo que creímos, pero ha hecho un trabajo impecable, tanto que Son ahora pasa horas y horas dando su quinto tour mundial al champú y la esponja—. Reí recordando eso. Chou en otro momento se hubiese burlado de la novia de su hermana; pero esta vez fue distinto, sus ánimos seguían por el piso.— ¿H-He dicho algo mal? Perdón, sé que no es momento...

— No, no. Tranquila Sana... Yo. Es sólo que esta vez no he ido porque, ya sabes. Esto de ser padre me esta matando, he comprado la sección de licores entera para calmar la ansiedad, por eso este cuchitril—señala con pena—, evidentemente salió mal. Ahora solo pienso... Mi padre, no puedo pedirle ayuda Sana. Él se enterará tarde o temprano, y va a colgar mi cabeza en cuanto lo sepa. Quizá me quite este departamento; tendré que vivir en la residencia de la universidad...

— Entiendo... Eso es bastante duro Liang. Sabes si hay algo que Chaeng y yo podamos hacer por ti, lo que sea. Tú has hecho mucho por nosotras. Eres prácticamente un amigo más de nosotras—le regale una sonrisa dulce— Vamos genio, saldrás de esta aunque lo no sepas.

— Ella tiene cinco semanas...

— ¿Cinco? ¡¿Eso no es más tiempo del que...–

— Sí. Ella tardó en decírmelo. El día después de la fiesta ella sólo desapareció del mapa, de mí vista. No supe mucho después de ella, ni un mensaje. Pensé que sencillamente no había disfrutado la experiencia, pero... Luego ella llamó, nos encontramos en un café y, me enseñó el primer scan...

Quede boquiabierta. Chou estaba esperando un hijo o hija. Estaba por ser papá; él siempre solía contar entre risas como esperaba tener treinta años y casarse para tener un cachorro. Estaba clarisimo que en sus planes no estaba tener un hijo en esta nueva etapa y capítulo de su vida. Por alguna razón así el mundo lo había querido.

— Dios... Liang debió ser...

— Lloré muchísimo Sana. Yo no suelo llorar, papá lo detesta dice que eso es algo de "hombrecitos". ¿Pero pensé bien? ¿Está mal llorar por el scan de tu primer hijo? Es decir, esto es algo que de verdad no esperaba que sucediera, pero...

— ¿Pero?

— Sana, necesito que después de lo que voy a decir no me odies, ¿esta bien? Tzuyu se lo dirá a Chaeng hoy. Pero a mi me toca decírtelo a ti en este momento. En verdad lo siento, pero...

La voz del pelinegro podía romperse en cualquier segundo. Medito un poco sus palabras, él tendrá un hijo. No puede ni de chiste decirle a su padre, y aunque por ahora puede ocultarsélo. El padre de los Chou para nada sería participe del embarazo de su hijo varón. Así que posiblemente Chou necesitase más dinero del que ganaba en el banco de su padre; es más, quizá tendría que renunciar por ser la vergüenza de su progenitor, cosa que me parecía anticuada en ese señor del que ni siquiera me interesaba el nombre.

Indagando más en las palabras del moreno, me doy cuenta de lo inevitable, algo que Chou esta seguro de que va a dejarme un mal sabor de boca. Casi de inmediato mi corazón late al darme cuenta, al prestar atención a las señales. Si Chaeng y Tzuyu estaban teniendo ahora mismo la misma charla que yo con Liang, eso significaba que...

Esto no puede estar pasando.

El corazón amenazaba con salirse del pecho, cada latido irremediablemente más pesado que el anterior. La sangre que corría por mis venas parece congelarse cuando Chou pronuncia la siguiente frase con tanta lástima por ambos, porque su problema, su situación desafortunada, no sólo afectaba su mundo.

Sino también el mío.

— Sana... Con respecto a lo de quedarte el departamento.

— Sí...—mis manos empezaban a sudar. Sabía que iba a decir. Era tan obvio. ¿Cómo no iba a saber qué algo malo iba a suceder con todo lo que había pasado desde nuestra llamada?

Es decir, Chou había cambiado hasta de número telefónico. Obligándome a perder el contacto con él por unas semanas hasta que por fin habíamos concordado en su casa.

— Tengo un amigo. Patrick. Lo conocí en la universidad, él está a punto de graduarse y estaba casado. Pero su esposa y él se divorciaron—toma una gran bocanada de aire, casi me obliga a hacerlo a mí también. No estaba lista para escuchar el resto de la conversación—. Él sabe que Erika y yo, bueno... Estamos esperando ese bebé, Sana. Sabe que te alquilo el apartamento, y preguntó el verdadero precio de la renta.

Cálmate Sana. Cálmate, por favor.

No llores...

— Él tiene mucho dinero e influencia. Al parecer está pensando en mudarse a Nueva York dentro de una semanas. Dos semanas para ser exactos, Sana, yo lo siento mucho pero... ¿Cuánto ibas a darme hoy por la renta?

Hasta decir la cifra del dinero en mí bolso era terriblemente penoso para mí. Sabía por dónde iba la conversación. Sabía que en lo que dijera: "Lo de siempre". Él haría que Patrick, su amigo, tomara nuestro lugar en el departamento. Esa sola idea revolvió mi estómago vacío, pues ni siquiera había desayunado como era debido por llegar temprano.

Suspiré y él supo que la respuesta no le iba a gustar ni un poco. No era lo que él necesitaba ahora, y yo aunque quisiese decirle, es el dinero que necesitas. Realmente no era ni la mitad, porque había sido un mal día para las propinas, si tan solo hubiera podido llegar al bar donde trabajaba con Chaeng, si tan solo Liang hubiese llamado una semana más tarde. Yo hubiera dado hasta el último centavo para devolverle su apoyo.

Pero no era así... Y quise abofetearme por eso.

— Sana. Lamento mucho esto, pero no puedo seguirles rentando ese lugar... Patrick tiene el dinero que necesito, y yo tengo que... Llevar a Erika a consultas, al médico, comprar ropa, comida, ¡tengo que mentirle a mi padre y renunciar al banco y conseguir un trabajo nuevo! Tengo tantas cosas en la cabeza, y me siento tan miserable por echarlas a la calle... Pero si no son capaces de darme hoy el dinero completo. La próxima semana deben...

« No lo digas, por lo que más quieras. No digas eso Chou Liang » Fueron las palabras que jamás pude decir.

— Deben irse. Necesito el dinero, pero sé que ustedes también. Sólo me llevaré la mitad de lo que tienes y... Supongo que buscaré un camión que las ayude a mudarse, o hasta yo mismo lo haré por ustedes... En verdad perdóname Sana.—Musita, con tanto dolor. El mismo dolor que yo ahora guardo en mi corazón. Estaba por perder lo que tanto había estado construyendo, quizá lo único. ¿Cómo no pude prevenir algo así? ¿Cómo es que nunca pensé en pagar completo? ¿Acaso era tan difícil para mí conseguir un trabajo que me diera los recursos para poder mudarme a un departamento a mi nombre?—¿Sana? Por favor dime algo...

Pero no dije nada. Estaba estática.

Saque el dinero de mi bolso, cabizbaja. Ofrecí la mitad, quizá un poco más. La conversación no llegó a nada más, porque sólo quería salir huyendo a llorar en los brazos de Chaeyoung. Pero tenía que ir a casa a alistarme, esa noche trabajaría por la noche en el bar.

En la entrada Chou intento buscar una respuesta que confirmara que yo no estaba totalmente destrozada; cosa que no fue tan difícil de fingir, solo le sonreí y le dije sencillo: "Felicidades por tu bebé, Ling."

Él bajo conmigo en el ascensor. Me hizo saber que no había presiones, pero qué en verdad se lamentaba mucho. Cada uno de sus lamentos hacían eco en mi mente, y me arrancaba pedazo a pedazo el alma.

¿Por qué dolía tanto el hecho de tener que irnos de la nada? ¿Por qué en menos de una semana?

No podía protestar. Chou tenía un responsabilidad ahora. Él iba a tomar decisiones muy difíciles de ahora en adelante. Por supuesto que necesitaba que yo no me quejara, teníamos que irnos sí o sí.

En la entrada del edificio. Ni siquiera me importó abrazarlo con los ojos de Jackson atravesandonos con celos. Porque el caso era que el abrazo con Liang, era sólo para transmitirle que a pesar de que me estaba doliendo tener que buscar soluciones rápidas con todo este problema, estaba agradecida enormememente con él, por su apoyo, su comprensión, ¿estaba mal sentir un poco de alegría de que me abriera los ojos ese día con respecto a mi vida? Yo daba por sentado que ese apartamento sería nuestro, porque habíamos trabajado duro por él. Pero quizá, sólo quizá. Esto tenía que suceder, me fui con la cabeza en alto, y no gacha como en la residencia de Chou.

En medio del abrazo, sólo pude decirle:

— Gracias Chou.

— ¿Sana? ¿De verdad no vamos a hablar? ¿No quieres decir nada más?—Cuestiona con obvia preocupación.

— Creo que... Luego podremos sentarnos con Chaeng y hablarlo mejor, qué pasará, no lo sé, pero... Tú tienes que organizar esa cabeza tuya, ¿no?—dije con una risa muerta.

Al subirme al auto de Jackson, no pude evitar soltar algunas lágrimas retenidas desde que estuve en el piso de Chou.

Jackson no dijo nada.

Él sólo me llevó a casa. Ni siquiera hablé en todo el viaje.

La misma canción que sonó hace unas horas se repitió. Pero ya no me animaba a cantarla.

¿Por qué de repente el día se sentía tan gris?

Cuando abrí la puerta del departamento que posiblemente ya no debía fantasear siquiera con que fuera nuestro. Chaeyoung estaba detrás de la puerta, su nariz roja y sus ojos cansados. Demostrando que al igual que yo, había llorado antes o quizá por mucho tiempo. ¿Acaso los Chou armaron un plan para tumbarnos el buen humor?

Nunca había visto a Chaeyoung tan apagada; ni siquiera cuando terminó por primera vez con Tzuyu se veía de esa manera. Yo sabía el por qué. Me acerco vacilante a ella, la rubia solo me abraza, el abrazo no contiene palabras de aliento, ni motivaciones falsas, ni ilusión. Es sólo eso, un abrazo necesario para no caer rendida ante la cruda y densa realidad.

Este lugar ya no era nuestro. Ya no pertenecíamos acá.

¿Alguna vez lo hicimos?

Por unos momentos quise olvidar a donde pertenecía, de donde venía y hasta donde quería llegar, porque entre el abrazo de mi mejor amiga, encuentro un silencio matador que me dice: Debiste rendirte hace tiempo, Sana.

¿Pero eso de verdad debía acabar así?

No se asusten, Sanita siempre encuentra una solución, ese es uno de sus rasgos más fuertes, wuuu.

Los siguientes capítulos tardarán un poco, son una actualización doble, estoy muy emocionada porque los lean <3.

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