18: "Dinner with Devil."
Sana's POV
Una voz masculina logra que mi cercanía con Jihyo de rompa en un segundo. Tan fácilmente, que me siento desconcertada, y no solo porque ahora noto los ojos de la morena llenos de terror, y un ligero sonrojo de vergüenza.
Sino porque unos golpes incesantes sobre el vidrio del auto me llaman la atención.
—¿Tía Jih? —repetí curiosa hacia la británica, al darme cuenta de esa nueva persona que parecía un vigilante—. ¿Él es tu sobrino?
Jihyo se acomodó la solapa del traje nerviosamente—. Sí, el mismo.
La miré pérdida. No entendía por qué sus ánimos se veían cada vez más flojos. Pero no me dio ni tiempo de seguir cuestionando toda la situación. Pues “Jungkook”, logró abrir la puerta del auto.
—¡Hola, no quiero interrumpir ni nada de eso! Pero —Dijo muy animado. Su mirada recae en mí, y veo como sus ojos se iluminan. Quizá estaba loca, no sabía diferenciar si era la mirada de un adulto o un niño, pero parecía que con el solo hecho de verme podía dar mil saltos de la emoción. —¡¿Es ella, verdad?! —chilló el chico.
Jihyo asintió literalmente, con una sonrisa a medias. Con un sencillo roce en mi espalda, lo tomé como una señal para salir a saludar apropiadamente.
Y mierda. Jihyo debió advertirme sobre la energía de este chico, porque en cuanto el tacón piso ese asfalto para ponerme de pie…
—¡Dios mío es tan bonita, es tan perfecta!—Tomó mi mano y dio un fuerte apretón de manos—¡De verdad eres preciosa! Es que es un gusto conocerte, mi nombre es Jeon Jungkook, aunque mi verdadero apellido es Kim, pero lo he cambiado porque siento que este me queda mejor. ¡¿Te gustan los videojuegos?! ¡A mí me encantan! —empezó a parlotear sin remedio alguno, mire de reojo a Jihyo, pidiendo permiso para interrumpirlo. Pero es que a la maldita –disculpen mi francés–, disfrutaba la cómica situación entre su sobrino y yo.
Escuchar tanta información me mareaba, era como escuchar un viejo radio sin señal en la carretera. ¡O uno de esos informeciales donde mencionan siete veces el nombre del producto!
¿Es que acaso esto estaba en los génes de los Park? Demonios.
—Ya, ya Jungkook, para —¡Hasta que por fin!—. Déjala respirar un poco, Kook.
El joven pareció calmarse por unos instantes, me dio una mirada, bastante apenado —Una disculpa. Es que tenía muchas ganas de conocerte.
Sonreí enternecida. No pude evitar darle un vistazo al joven. Sólo para llevarme la sorpresa de su parecido con Jihyo, era innegable; pero había algo en él que lo hacía destacar. Para empezar, Jungkook, era unos centímetros más alto, ¡hasta yo era más alta que Jihyo!, y su figura era sorprendentemente fornida, contrastando con la delicadeza y elegancia de la británica. Tenía el cabello negro azabache al igual que ella, era largo y ligeramente ondulado, que cubría parte de su rostro bajo un gorro de invierno. Sus ojos, tenían la misma forma que los de Jihyo, brillaban con una intensidad que me desconcertaba.
Que bizarro ver a Jihyo y a Jungkook lado a lado, ¿Es qué acaso fue ella quién engendró ese ser, y en realidad dijo una mentira? No sería nada raro, conociendo sus mañas…
La extraña visión que se me presentaba era cada vez más desconcertante. ¿Cómo era posible que ese chico, una copia exacta de Park Jihyo, pudiera sentir tal afecto por la original? El abrazo era tan íntimo, tan cargado de emoción, que me hizo preguntarme qué clase de vínculo los unía. Era como si estuvieran envueltos una conexión que yo no podía comprender. Y quizá nadie más lo hacia. Y mientras observaba aquella escena, no pude evitar sentir una punzada de curiosidad por el pasado de Jihyo y las verdaderas razones de la emoción de Jungkook por verme allí.
¿Qué pasaba en su familia realmente? ¿Y qué secretos ocultaba para tenerme en sus planes? ¿De verdad la Señora Park era tan maquiavelica como la describía su silencio incómodo cada que la nombraba?
Bueno quizá ya estaba por descubrirlo.
Jihyo se separó de su sobrino, dándole un guiño, y presentándome finalmente con él:—Ella es Minatozaki Sana —. Su mano descanso en mi espalda. Por un momento, había olvidado que ella era mi novia, y que tenía todo el derecho –ante los ojos de ellos–, de tener esos gestos conmigo. Intenté sonreír para la fotografía de pareja perfecta, por así decirlo. Y mi cuerpo solo termino aún más cerca de ella. Jungkook, quién era nuestro espectador, se mostró emocionado.
—Pues un placer, Sana… Erm, ¿Puedo llamarte así? No quiero ser maleducado.
—Claro que puedes —respondí.
—¿Tu abuela ya llegó? —Jungkook cambió su rostro feliz y relajado, a uno de preocupación. ¡Y ya veía el por qué! La voz de Jihyo parecía estar ahogada cada que tenía que salir ese nombre de sus labios. Su expresión se volvió sombría cuando dijo aquello. Pero cuando Jungkook negó, parecía que ese cuerpo había vuelto a la vida, relajándose y podía deducirlo por como soltó un suspiro—. Entonces todo en orden.
—Para ti solamente —bromeó Jungkook—. ¡La cocina está hecha un desastre porque preparé unas galletas! —el pelinegro me miró alegre—. ¿Te gustan las galletas?
—Claro —Ella se ve tan relajada cuando el chico le hable, es como si de alguna forma, Jungkook supiera como elevar esos ánimos cabizbajos que tiene Park Jihyo en esta situación tan tensa. Ella no duda en mirarme pidiendo permiso al relamer sus labios, y sonriendo calidamente, formulando la pregunta:—. ¿Quieres qué pasemos ya?
La forma tan tierna en que sus ojos me miran. Creo que esta mujer se está tomando demasiado serio este asunto de ser mi pareja.
Pero lo que no sabe, es que estamos juntas en esto, y se lo confirmo al juntar nuestras manos, sintiendo como sus dedos encajan con los míos:—Cuando quieras, cariño.
El sonido de los aplausos de Jungkook se hicieron sentir:—¡Dios, ustedes son divinas juntas!
¡En efecto… juntas hacíamos un trabajo increíble!
Y así, tomadas de la mano tal cual una parejita de secundaria que no es capaz de despegarse un segundo. Nos adentramos en la casa. Con un ambiente naturalista, estaba lleno de plantas, todos los espacios tenían tonalidades en blanco o similares. Y podía ver algunos cuadros colgando la pared.
—Papá le gusta decorar con muchas plantas. Él piensa que la naturaleza le dará color a su monótona vida… ¡No veo fallas en su lógica, para ser honestos!
Veía cada rincón de la casa con fascinación, nunca había estado en un lugar tan grande. ¡Los apartamentos de Manhattan suele ser como una caja de cigarros! Casi que no vivías con el vecino, las ratas y el vendedor de Hot Dogs de la esquina. En cambio, a esta familia les sobraba espacio. Pensar en todas las posibilidades que tendría con una casa así, no me quejaba de aquel apartamento por el que estaba empeñada en comprar; pero si me cuestionaba cuantos sueldos costaba tener una de estas casas.
—Y por aquí esta el living, aquí suelo jugar con mi papá —señaló la consola sobre la gigante pantalla plana de… sinceramente no sabría decir cuantas pulgadas, lo único que sabía es que era moderna y ocupaba gran parte de la pared donde estaba—. Aunque él ahorita esta un poco ocupado preparando la comida —él hace un comentario por lo bajito—, ya sabes que a mi abuela no le gusta la comida que no sea coreana… ¡En fin! ¿Quieren jugar conmigo?
Era como ver un adolescente de doce, lo cuál contrastaba mucho con su físico de adulto joven. Si yo a mi edad me hubiera visto así…
Veo la figura de un hombre altísimo, ¿Es que a Jihyo no le favorecieron esos genes, eh? Lleva una vestimenta un poco más relajada, una camiseta blanca, moreno, con el cabello negro, supuse que era el padre de Jungkook. Tenía un semblante tranquilo, como un típico hippie, llevaba un anillo de bodas en una de sus manos, y una cadena alrededor de su cuello. Lo más cómico, es que se veía como una ama de casa, cuando vi el mantel de corazones rosa que llevaba puesto. El hombre se acercó a nosotras y saludó de un beso en la mejilla a Jihyo:—¿Jihyo-yah, cuando llegaste?
—Jungkook nos recibió en la entrada hace un par de minutos —responde al separarse del más alto. Veo como el hombre se queda mirando de pies a cabeza, analizando hasta el más pequeño detalle, me siento observada—. Y supongo que tú debes ser…
—Sana —respondí cordialmente, el apuesto hombre me regaló una sonrisa, tomo mi mano y me dio un pequeño beso. ¡¿Es costumbre de ellos o cómo?!
—Mi nombre es Kim Namjoon para servirle, mi casa es tu casa —su tono de voz era grueso, vaya la madre de este chico tenía muchísima suerte supongo, no lo sabía, no me gustan los hombres en realidad; pero debía admitir que él era guapo y hasta carismático. Y muy galante, le salió mucho más natural a él ese beso que a Jihyo en realidad— ¿Quieren un trago, agua, en qué soy bueno?
—Para mí un whisky —se apresuró Park, me sorprendí como salieron disparadas esas palabras de su boca, como si fuera necesario un ardiente trago de Whisky.
Namjoon negó—. ¿Tan temprano? No deberías… —pero Namjoon no pude decir nada, pues Jungkook ya se encontraba buscando una botella de vidrio con el fulano Whisky, y un pequeño vaso, Jihyo agarró ambos de inmediato —. ¿Por qué siempre la apoyas en ello?
—¡Es mi tía, no puedes negarle un trago! —Namjoon sólo suspiro.
—Mejo acompáñame a la cocina a limpiar antes de que llegue tu abuela, le va a dar algo si ve ese desastre —regañó Namjoon, luego con sus manos detrás y con mucho respeto, pidió permiso para retirarse—. Espero no les moleste que las dejé solas un rato mientras llega Susan. Un placer conocerte Sana, estaré con ustedes luego. Eres muy linda —Tomó mi mano dándole un apretón para llevar casi de un jalón a Jungkook hacia la cocina.
Ambos nos dejaron a solas.
Un silencio nos envolvió. Y el sonido del líquido vertiendose llamó mi atención:
—¿No crees que es muy temprano para beber?
—No —dijo con seriedad. Y era la primera vez en todas nuestras conversaciones que se mostraba así conmigo. Me sorprendió el tono tan seco en que lo dijo, no quise dudar más de sus acciones, pero, verla dar un trago con ojos cerrados solo me alarmó más.
Evadió mi mirada, mis ojos se clavaron en esa botella, se veía como un Whisky demasiado fuerte; sabía que no fue un simple trago ya que trabajaba con cócteles y tragos, fue mucho más de lo que debió servirse, y pronto en un reflejo mis manos detuvieron ese segundo trago que Jihyo, por impulso estaba por servirse.
—No. Creo que de verdad estás pasando tu límite, Jihyo.
Ella saltó en su silla viéndome fijamente, sus ojos denotaban nerviosismo, sus manos temblaban y sabía que estaba demasiado ansiosa.
—Hey, no sé que es lo que estás pensando, pero de verdad vamos a estar bien. Tu sobrino y tu cuñado parecen entenderte, ¿No?
Ella solo asintió, en silencio.
—Entonces no debes buscar soluciones en un trago.
La vi tragar grueso, y bajo la mirada:
—Lo siento, es que ella me provoca náuseas. Siempre que viene bebo demasiado antes de sentarnos todos en la mesa. Es más fácil sobrellevarlo así.
—Pues todas esas veces no tenías a alguien que te defendiera, ¿O no? —intento tranquilizarla. No sabía que era eso tan atroz que pasaba por su cabeza para obligarla a refugiarse en el alcohol. Y no pintaba nada bueno verla de esa manera.
—¿Quieres que respiramos un poco antes de que ella llegue? ¿Por qué no comemos las galletas de Jungkook antes, quieres? —sugerí contando con que algo la hiciera sentir mejor.
Sus ojos se veían apagados, incluso tristes. Se hundió en mi hombro y suspiró—. Siento ser un peso. No sé por qué te metes en este lío. Me siento culpable por arrastrarte conmigo aquí —confesó en un murmullo.
—Tú no pusiste ninguna pistola en mi cabeza. Yo estoy aquí porque quiero ayudarte de verdad, y tenemos un trato, ¿No? —no recibí respuesta—. Tú no me lastimas, al contrario —mi voz se endureció un poco, tenía que ser franca, la madre de Jihyo ni siquiera había dado señales de vida y ella ya estaba fatalizando todo sin razón—. Sé que esto te aterra, pero no puedes dejar que ella te controle toda la vida o tus pensamientos.
Mis dedos acariciaron su mejilla, intentando transmitirle algo de calma—. Sé que esto te pone nerviosa, pero juntas podemos con todo. Tú me escogiste por algo… Y créeme, hacemos un equipo increíble. ¿O acaso vas a dejar que nuestra historia de amor termine antes de empezar? —solté sarcásticamente.
—No —rodó los ojos—, Estoy segura que Jungkook esta encantado contigo. Se va a morir si se da cuenta que nos fuimos. Tiene mucho por preguntar.
—Pues dale al pueblo lo que pide, preciosa —negó divertida—. Las personas somos del tamaño de los problemas que se nos presentan. Eso quiere decir, que aunque tú tu estatura no te ayuda… ¡Eres grande, bueno!
—Sabía que ibas a mencionar lo de la estatura.
—Jungkook y Namjoon son un par de rascacielos, y tú pareces una tiendita de segunda mano.
—¡Hey! ¿Ni siquiera un McDonald's o algo así?
—Nope —sonreí dándome cuenta que había logrado mejorar su humor.
—¿Interrumpimos algo? —dijo Namjoon, su sonrisa era evidente. Jihyo y yo nos miramos, nuestras mejillas ardiendo. ¡Bueno, algo estábamos logrando pues cada vez que nos interrumpían, nos veíamos como un par de enamoradas! Jihyo se acomodó, aunque no se separó de mí del todo, consciente de ello, una sonrisa aún más grande se dibujó en su rostro.
—¿Entonces quieren galletas o no? —ofreció Jungkook, su sonrisa era aún más amplia que la de Namjoon. Se acercó a nosotras con una bandeja llena de ellas—. ¿Alguna es alérgica al maní o…?
Jihyo tosió fingiendo inocencia. —¡Claro que queremos galletas! ¿Quién podría resistirse a las galletas de Jungkook? —jugó con su sobrino.
—Yo tomaré una —acompañe a Jihyo—, se ven muy bien, ¿Las hiciste tú?
—Ujum —dijo orgulloso—, soy un haz en la cocina.
—Más bien un desastroso —agregó su padre. Y los tres reímos.
—Y tú, Namjoon, ¿quieres una? Te aseguro que estas son las mejores galletas del mundo —preguntó Jihyo.
Namjoon sonrió de lado. —Lo tendré en cuenta. Pero no tengo hambre ahora, iré a terminar la comida. Pero creo que ustedes tres tienen una conversación muy importante que terminar.
Habían pasado un par de minutos junto a Jihyo conociendo a su sobrino y al padre de este, ambos son anfitriones tan alegres y pacíficos. No me imaginaba que fuesen familia de Jihyo. Puedo notar entre los tres un fuerte lazo familiar, y sobre todo complicidad.
Sentí cierta envidia y nostalgia, nunca me había topado con una familia así, me habría encantado que mis padres en el pasado tuvieran la decencia que los Kim tienen.
De allí, nos la pasamos conversando y riendo, sobre todo con Jungkook. Enterándome poco a poco, que la relación entre Jihyo y él era mucho más fuerte que cualquier vínculo de su vida. Sus palabras, cargadas de una admiración hacia a Jihyo que me sorprendía, solo dejaban ver un retrato de una amistad profunda y sincera. Cada que Jungkook me preguntaba algo, su mirada se deslizaba entre Jihyo y yo, como buscando una confirmación en nuestros rostros de que éramos realmente una pareja amorosa.
Parecía que le importaba muchísimo quién era la pareja de su tía. Como si no quisiera verla sufrir por amor, ni por nada en realidad en el mundo.
Cualquier diría que para Jungkook, Jihyo era un modelo a seguir.
Durante todo ese tiempo, la mano de Jihyo jamás soltó la mía. Jugaba con mis dedos, entrelazándolos con los suyos en un gesto casi inconsciente. Luego de nuestra conversación, parecía haber disipado sus nervios.
Sinceramente aún no entendía cuál era el temor de Jihyo de venir aquí. O la urgencia con la que me necesitaba a su lado como acompañante. ¡Lucían como personas muy agradables!
Namjoon era un padre relajado, que trataba a sus invitados con mucho cariño... Y Jungkook, o ese muchacho adora a Jihyo, y según lo que me ha susurrado Jihyo, yo también le fasciné.
Ojalá fueran los únicos dos que tuviera que impresionar hoy. Pero no... Faltaba aquella mujer que con su sola mención, Jihyo lograba desamarse y volver su mente un desastre.
Susan Park... ¿Quién era ella?
Y ojalá aquella paz hubiera sido infinita. Ojalá no haber preguntado nada.
Pero la realidad, como siempre, se encargó de recordarnos su presencia.
El timbre sonó tres veces, cortando abruptamente nuestra burbuja de tranquilidad.
Y ahora sintiendo un verdadero terror en mi pecho.
No tenía realmente una idea de que esa cena cambiaran muchas cosas de mi vida a partir de ahora.
Un nudo en mi garganta se hizo presente.
Mierda.—Debe ser ella —murmura el señor Kim.
Veo al flacucho levantarse, con cautela, a Jihyo con la mirada clavada en el piso. Y Jungkook con su mirada pérdida.
¿En serio les causa tanto daño esa mujer para que este ambiente tan bonito, apague sus sonrisas?
Jihyo nuevamente se sirvió un trago, tomandolo del whisky de golpe, con los ojos bien cerrados y apretando en un puñal aquel vaso de vidrio.
La veo sin intenciones de preguntar qué clase de cosas perturban su mente. Pues ya lo habíamos hablado.
Una voz inunda la sala:
—¡Chicos, vengan a ayudar con las bolsas, por favor!
Sucedió todo más rápido de lo que pensé.
Susan entraba con paso firme, sus zapatos resonaban contra el piso de madera y su presencia llenaba la habitación con un aura de autoridad. Era una mujer estilizada, con un traje gris, una pañoleta negra, y un cabello con algunos mechones blancos; con una figura esbelta y elegante. Su rostro estaba libre de arrugas, pero sus ojos mostraban una astucia y un brillo malicioso mientras observaba a los presentes.
Sus labios se estiraron en una sonrisa mientras dirigía su atención hacía mí. ¡Me gané la lotería! Pienso irónicamente cuando ella habla, aún observándome de pies a cabeza:
—Así que esta es la misteriosa joven que cayó en las garras de mi hija.
Ella se dirige a mí, levantó mi mirada, y Jihyo me toma de la cintura acercándome a ella. Al parecer yo no era la única que tenía un papel y unas líneas que seguir, pues su rostro gris es reemplazado por una sonrisa en sus labios, una mirada desafiante, ella saluda:
—Buenas noches a tí también, madre —se dirige a ella con una sútil arrogancia, y empiezo a verme en una batalla campal entre madre e hija. ¿Qué es esta lucha de egos? Namjoon se queda a espaldas, cargando con las bolsas—. Claro que ella es. ¿Pensabas que era mentira? —pregunta con cinismo, y noto como sus dedos se adhieren a mi cintura, acercándome aún más.
Oh, ya veo por qué no quería meterme en este lío.
Susan mantiene su sonrisa astuta mientras observaba el intercambio entre Jihyo y Sana. Sus ojos se paseaban entre los dos mientras sujeta un vaso de vino en una mano.
—Oh, no es que pensara que fuera una mentira —dijo Susan, su voz llena de sarcasmo con un inconfundible acento británico, ella parecía tener más presente su verdadera nacionalidad que Jihyo, que a pesar de hablar de pronunciar su inglés con algunas expresiones inglesas, seguía sin ser tan acentuado como el de Susan Park—. Solo estaba... intrigada.
La mujer de un aspecto clásico, dió un paso hacia delante, todavía observandonos con una mezcla de curiosidad y desconfianza. Su mirar pasó de mi cintura. ¡Sí, justo donde está la bendita mano de Jihyo! Casi como si tomara nota de su agarre.
Mis labios se tiensan. El aire de la sala comenzaba asfixiarme. Esa mujer, imponente y aterradora, no dejaba de mirarme. Era como ser un criminal inculpado, y ella el juez que tenía todo el poder sobre nosotras.
Intento ser amable y saludar: —Mi nombre es Minatozaki Sana —ofrecí mi mano con cortesía.
Pero el ambiente claramente no mejoró porque yo intercedera.
Susan tomó mi mano con un apretón firme pero cortés, y me miró de arriba abajo con renovado interés. Su sonrisa seguía en su lugar, pero sus ojos tenían un brillo frío.
—Sana —repitió ella, degustando mi nombre.— Qué nombre tan bonito. Y tan... extranjero, diría yo.
Jihyo ha saltado como un león a responder por mí: —Te he dicho que ella es extranjera —dice orgullosa ante su madre. —Es japonesa.
Susan arqueó una ceja y se volvió hacia Jihyo con una mirada de incredulidad mezclada con molestia—Sí, lo he oído, cariño —se notaba ofendida— Pero ¿no crees que hubiera sido más educado para tu... novia... mencionar ella misma de dónde viene?
Susan se tomó la molestia de analizar mi vestimenta. Jihyo fue bastante acertada con llevarnos de compras, porque no esperaba que mi forma de vestir también fuese un detalle relevante para ella, lo que si terminó siendo así:—. ¿Prada?
—Sí —confirmó Jihyo, la mujer volvió a indignarse con esa respuesta.
—Vamos cariño, ¿Es qué ella no sabe hablar o eres muy insegura sobre su relación?
Que incomodidad tan grande estaba sintiendo.
El comentario pareció llamar la atención de Susan, quien siguió analizando la situación con un leve carraspeo.
—Oh, el amor —razonó ella con una pequeña risa. —Eso lo explico todo, supongo.
Susan seguía sin apartar su mirada intensa de mí. Su sonrisa llena de falsedad, aún estaba presente, pero había algo en sus ojos que indicaba sospecha.
—Sí... el amor —Confirmó Jihyo, bebiendo otro trago de su whisky. ¿Por qué bebe tanto esa mujer? Ella está de verdad nerviosa, y era como si su memoria hubiera borrado toda nuestra charla —¿Será que pasamos al comedor y nos ponemos al día?
—Me parece oportuno, querida. Como te dije, quiero saberlo todo— La tensión no hizo más que aumentar con el énfasis en ese todo, Susan decidió ignorarlo, en su lugar cambió el tema:—¿Ya estas bebiendo tan temprano, Jihyo? Al menos ten la descencia de servirme un buen vino.
Al parecer todos estaban acostumbrados a la obsesión de Jihyo por desaparecer sus emociones con ese ardor que suele causar el Whisky.
La morena asintió, al menos soltó aquel vaso que ya parecía uno mismo con su mano.
—¡Namjoon, llévanos las cosas a la cocina! —alzó su voz como un jefe militar lo haría. Jihyo no soltó en ningún momento mi cintura, y Jungkook nos guiaba hacia el área del comedor, estábamos inquietas, y pude escuchar detrás de mí a la mujer mayor decirle a su sobrino:—Oh, esto va a ser interesante —refiriéndose a nosotras.
Cuando llegamos al dichoso comedor, en una bonita escala de grises y blanco, Jihyo me cedió una silla, y me dijo al oído:—No respondas nada hasta que yo no regrese, bueno.
Pero Susan logró vernos. ¿Dónde están los cortes comerciales de la tragi-comedia de mi vida cuando más los necesito?
No los hay. Los directores no están a mi favor.
—¿Y qué fue eso? ¿Dónde esta mi vino, Jihyo?— Susan cuestionó con disgusto, sus ojos clavados en el intercambio en susurro entre Jihyo y yo. Ella tomaba asiento sentada en el otro extremo de la mesa, con una sonrisa en sus labios mientras nos observaba.
Jungkook nos miró con una sonrisa traviesa, pareciera divertirle el intercambio mientras él se disponía a acomodar los platos a la mesa.
—Nada... Ya voy por tu vino —Jihyo se perdió en la cocina.
Dejándome a solas con ese león hambriento de información sobre mí relación con su hija.
Ella se sentó en la silla con una elegancia, impecable diría yo.
Susan Park, era muy diferente a su hija, poseía una mirada intensa que no se apartaba para nada, como si estuviera tratando de leer cada uno de mis pensamientos o alimentarse de mi energía. ¡Ya estaba empezando a sentir paranoía! Ahora que estaba solo con ella, su sonrisa maliciosa se ampliaba gradualmente mientras esperaba a que yo rompiera el hielo.
—Y así que... Eres Sana, japonesa, novia de mi hija.— Susan dijo, su voz llena de arrogancia, a la espera de más información.
¡Está mujer no me va a dar descanso! La falta que me hacía el vaso de agua que dejé sobre la mesa abandonado para tragarme los nervios. Intenté no perder la serenidad. Y solo me limité a responder con cordialidad:— Sí señora. La misma.
Susan mantuvo su sonrisa astuta mientras escuchaba mi respuesta corta y concisa. Después de un silencio, se cruzó de brazos impaciente, y luego prosiguió a preguntar:
—¿Puedo preguntar cuánto tiempo has estado saliendo con mi hija?
—Tres meses — dijo ella, degustando la cifra, como si tratara de hacer los cálculos en su cabeza. —Supongo que deben ser una pareja muy unida entonces.
Susan volvió a su sonrisa, observándome de arriba abajo nuevamente.
Mi corazón comenzó a latir, ansioso. Cuanta audacia de decir eso. Si ella en realidad supiera las condiciones en las que Jihyo y yo llevamos esta relación me echaría a patadas de su casa. Tuve que ser inteligente, rápida y precisa para calmarla, sonreí:—Señora Park, me gustaría esperar a su hija y su vino para que se deleite con toda nuestra pasional historia de amor —la sonrisa no caía en ningún momento. Pero si me temblaba el labio, y una angustia se plantaba en mi pecho.
Es una mujer muy imponente.
Susan mantuvo su sonrisa astuta, observándome con atención mientras escuchaba mi respuesta tentativo. Parecía divertirse, su perfecta sonrisa se ensanchó ligeramente, y se inclinó ligeramente hacia delante.
—Pasionista, hum —repitió ella, analizando mis palabras. Luego se incorporó nuevamente, y apoyó los codos en la mesa.
—Estoy segura de que será una gran historia —dijo ella con sarcasmo en su voz—. Pero sabes lo que dicen, la paciencia es una virtud, cariño.
—Y yo gozo de ella —respondí con un guiño.
Susan soltó una risa sarcástica ante mi respuesta. Sus ojos aún estaban llenos de sospecha, pero hubo un atisbo de diversión en ellos.
—Oh, eres bastante osada, ¿no es así, Sana? —Dijo ella, con un ligero tono de ironía en su voz. —Me gusta.
Se recostó en su asiento nuevamente, todavía sin quitar su vista de mí.
Tragué grueso. ¡¿Cuanto puede tardarse Jihyo con ese maldito vino?! ¡Me esta comiendo viva! Ni podía alterarme, aún faltaba la cena... más horas aquí. Mi Dios.
Solo seguí respondiendo:—Fue... eso precisamente lo que le gustó a su hija —y no era mentira. Fue la única verdad que le dediqué a esa poderosa mujer.
—Oh, pero cariño, me tienes tan intrigada —insistió— Quizás podrías adelantarme un poco más, ¿eh? Así, con confianza entre chicas.
Reí nerviosamente:— Insisto, todos los detalles puede tenerlos solo con su hija aquí.
A Susan pareció divertirle mi nerviosismo mientras intentaba evitar darle detalles sobre mí relación con Jihyo. Su sonrisa astuta se mantuvo en su sitio mientras se recostaba en su asiento, observando mi semblante con curiosidad.
Jungkook se apareció en la mesa, interrumpiendo la conversación. ¡Es un salvavidas de primera ese chico! Se sentó y saludo a su abuela con un beso, aparentemente la fría mujer, solo se dejaba querer por su sobrino.
Susan recibió el beso de Jungkook con una sonrisa más auténtica de lo que había visto antes. Su expresión se volvió más suave y cálida, y ella le acarició la cabeza con cariño.
—Hey, querido —preguntó, aún con un tono de amorosa autoridad. —¿Te sientes mejor? ¿Ya te has puesto al día con la universidad y el trabajo?
Jungkook fuera de sentirse invadido, se acerca a ella en su silla, y asiente con tranquilidad.
Me daba la impresión de que él era el único que no sufría los constantes asedios de la Señora Park.
Miré por el rabillo del ojo, con disimulo. Viendo como conversaban entre ellos.
Vi la mujer que me metió en esta situación llegar, y a su lado Namjoon.
¡Amén, amén, amén al señor, por todos los cielos, amén!
La comida, el vino, y muchos cubiertos de los cuáles no conocía ni la mitad para que se usaban, llegaron al comedor. Olía increíble, era comida coreana. Cuando todo estaba servido, y cada quién en su asiento. Susan no tardó en abrir la conversación. Claramente era ese tema tan esperado.
Nuestra relación.
Susan jugó con la copa entre sus dedos, mientras observaba a todos en la mesa. Su mirada cayó en la protagonistas principales de esa noche, Jihyo y su novia de tres meses, me lanza una pregunta sin rodeos.
—Y entonces, querida, ¿cómo fue exactamente que conociste a mi hija? — Dijo ella, sonaba tan interesada, y a la vez maliciosa sobre esto —Debes contarme todos los detalles de cómo se dio ese primer encuentro. ¡Quiero cada segundo de su maravilloso romance!
Jihyo y yo compartimos una mirada. Aterradas, sabíamos que esa pregunta no era sólo de su madre, era general. Desde Jungkook, hasta ella querían saberlo. Los tres pares de ojos nos miraron atentos.
El momento se volvió aún más incómodo cuando tanto yo como Jihyo hablamos al mismo tiempo:
—Fue cuando…
—Nos conocimos en…
Nuestras palabras se confundían, en un intento de contar la historia.
Sin embargo, pronto me di cuenta de que debía terminar el relato y tomar las riendas de la conversación.
Tomé un momento para ordenar mis pensamientos y luego comencé a hablar, con una sonrisa lo más natural posible.
—Nos conocimos en una... fiesta —comenzar a decir, eligiendo cuidadosamente mis palabras.
—¿Qué tipo de fiesta?
—Fue una fiesta de disfraces a la que me llevaron Nayeon y Jeongyeon para relajarme un poco con el trabajo —intervino Jihyo—. La vi desde lejos y me pareció hermosa, así que me acerque y… ¿Bailamos, cierto mi amor?
Mi amor. Claramente me tomó desprevenida ese apodo, pero debials continuar con la historia:—Sí. Pero Jihyo era muy tímida, y no sabía cómo moverse.
Una risa resonó en el comedor:— ¡Claro, mi hija tiene dos pies izquierdos! Es típico de ella el equivocarse.
Jihyo no dijo nada a su comentario. En su lugar, se trago sus palabras.
Tenía que hacer algo por ella.
—En realidad conmigo se soltó bastante. Pero fue algo de una noche.
—¿Y cómo terminaron por juntarse?
En mi mente, tenía que buscar la forma más romántica para explicarlo. ¿De qué manera? Omitia que había caído en su empresa rogando trabajo, o me iba directamente a… ¡Bingo, la cafetería!
—Pues si me permiten seguir… —sonreí como toda una soñadora. ¡Tenía que ser convincente! —Al final de la noche cuando Jihyo bailó conmigo, no la volví a ver… Y fuimos tan tontas que ninguna pidió el número de la otra.
—Eso es tan Jihyo —siguió molestando Susan.
—Déjeme terminar, Señora Park —insistí, la mujer me regaló toda su atención, al igual que los Kim—. Yo quedé flechada por ella, se veía tan linda y sexy con su chaqueta y esos piercings.
—¿Piercings? ¿Cómo en tu adolescencia?
—Era una fiesta de disfraces —forzó una sonrisa hacia su madre.
—Qué ridículo.
—En ese club suelen hacer muchas fiestas temáticas, por eso muchos recurren allí.
—¿Y mi hija no te busco luego de eso? Debo decir que ella tiene nivel cero en el romanticismo, ¡no sabe nada de relaciones! —quiso bromear Susan, aunque no podía considerar eso como una broma. La actitud tan pesimista hacia su hija me están comenzando a fastidiar. ¿Por qué era tan cínica acerca de las habilidades de Jihyo?
Eso me hizo querer limpiar su nombre. ¡Por eso inventé la historia más asquerosamemte romántica y melosa, así Shakespeare se arrepentirá en su tumba por no haberla escrito!
—De hecho, Señora Park —Dije juntando mi cuerpo con el de Jihyo, y guiñándole un ojo—. Ella no paró de buscarme luego de eso, yo estaba tan triste porque no sabía realmente cuando la volvería a ver, ¡pero se apareció en la cafetería donde trabajo, con unas flores tan grandes que parecía un ramo de novia! —veía como las caras de Susan, Namjoon y Jungkook, tenían diferentes reacciones conmovidos por mi historia—¡y me pidió una cita, en frente de todos los clientes, ¡incluso del jefe! ¡No y ni hablar de cuando me besó la mano! Fue lo más lindo que una persona ha hecho por mí
—¡Dios que lindo! —expresó de forma auténtica Jungkook. Atraído por el final de esa bella historia.
—Y lo más gracioso es que yo estaba tan nervioso que derramé café por todo mi uniforme. ¡Fue un desastre total! Pero ella solo se rió y me dijo que era la mujer más encantadora que había conocido. Qué mi nombre era como de realeza. Sentí que estaba en la cima del mundo solo con mirarla.
Jihyo no decía nada, solo se mantuvo como otra de las espectadores de mi historia.
—¡Oh, por Dios! —exclamó Susan, tapándose la boca con la mano—. ¿De verdad hizo eso?
Una sonrisa de victoria se formó en mis labios:—Hizo más que eso. En nuestra primera cita me llevó a un parque muy bonito, caminamos juntas, y luego… Comenzó a llover. Allí mientras llovía. Se volvió tímida, y entró en pánico, y luego me pidió de rodillas que sea su novia, ya que desde la primera vez que me vió quedó fascinada conmigo —debería cobrarle a Jihyo por esta historia de película que me estoy creando… ¡Es en serio!
Jihyo se puso roja hasta las orejas, Jungkook se impresionó al escuchar aquello. Y Susan sólo era todo oídos para nosotras.
—¿Y te pidió seguir juntas después de eso?
—Pues claro, su hija es una digna pretendiente, es muy cortés pero a la vez ¡muy coqueta! Me pusé tan nervioso que no sabía cómo decirle que sí, y mil veces sí. ¡Casi me pongo a bailar un vals allí mismo me pude haber casado si quería!
—Se siente… raro escuchar eso. No me parece algo propio de mi muchacha.
Hice una mueca con mis labios. ¡Público difícil! ——Pues créalo, su hija es una mujer increíble. Y yo soy la mujer más afortunada del mundo. Es toda una romántica. ¿Cierto, bombón?
—Sí Sana-ssi —dijo sin poder mirarle a los ojos, estaba tímida y retraída.
—Ella es así cuando hablo de eso. No quiere que nadie descubra que es una chica necesitada conmigo verdad.
—¡Oh Dios, nada de eso en la mesa!
—¿Y se besaron? —pregunta ilusionado el más joven.
—Sí —Respondió Jihyo más rápido de lo que yo pude pensar. Sonreí, al menos me ayudó con algo.
¡Me abandonó con todo el trabajo! ¡Es una tarada!
—Pues parece que son una pareja, mmm adorable.
—Claro que lo son, concedió Namjoon.
Pensé que había logrado calmar las aguas con toda es historia, estaba tan equivocada. Fue todo lo contrario cuando, muy sutilmente, la Señora Park me atacó.
—¿Y de qué trabajan tus padres? ¿Son empresarios o accionistas mayoritarios? —De repente, mis palabras se atascan en mi boca, y no hago más que apretar mis labios, incómoda era muy poco.
—Madre, no veo por qué debes hacer relaciones públicas en la mesa.
Susan suspiró con hastío—. No protestes, Jihyo. ¿No ves que en este mundo, el dinero habla más que las palabras? —su tono de voz era como una daga, clavándose en mi corazón—. Supongo que ese traje exclusivo que traes es de parte de tus padres, también me tomo la molestia de preguntar si tienes un puesto en esa empresa que seguro ellos tienen.
Empecé a sentir un nudo en la garganta. Tontas suposiciones. ¿Por qué se atrevía a definir mi valor solo por mi situación económica? No sabía el por qué antes, pero estaba empezando a comprender por qué Jihyo no soportaba a su madre para nada.
La británica no tardó en meterse en el medio—. No son cosas para hablar en la mesa, mamá.
—Yo pienso que sí. Después de todo si está contigo es porque te suma, no te resta. Y eso incluye el dinero, obviamente.
Mis manos sudaron, sentí mi corazón latiendo con fuerza, y mis pulmones les faltaban aire.
Pero no iba a permitir que me humillaran de esa forma. Menos una Señora tan imprudente y venenosa como ella.
—¿Entonces tus padres qué son, querida?
—Mis padres están muertos, Señora Park. —Mi voz salió con una calma que no sentía por dentro. El silencio se instalo entre la familia Park y yo, Susan me miró aturdida—. Y ni siquiera cuando estaban vivos tenían dinero, tuve una tutora legal quién me dejó una herencia sólida para empezar mis estudios y vivir aquí en Nueva York, lastimosamente no he podido continuarlos, y trabajo en una cafetería para llegar a fin de mes —mi voz salió temblorosa, pero tuve el valor de sacar lo último que quedaba en mi mente, porque no podía dejar que alguien que nada le había costado en su vida, me dejara un mal sabor de boca—. Así que, con todo respeto, la próxima vez que quiera juzgar a alguien por su situación económica o su vida, le recomiendo que se informe un poco mejor sobre esa persona, porque yo no soy alguien que este aquí por interés, sino por aprecio. Le recuerdo que usted misma me cedió la invitación.
—No tenías que haber hecho esto —reprende Jihyo.
Un incómodo silencio se apoderó de la mesa. Tensión era lo que había. Sentí pesadez en mi cuerpo al haberme enfrentado a la boca del loba directamente.
Susan se quedó viéndome unos segundos. Luego, levantó la cabeza y me miró directamente a los ojos.
—Señorita Sana, me siento terriblemente apenada por lo que dije. No tenía derecho a juzgarte de esa manera. —Su voz era sincera, franca, era directa—. Debo decir, me sorprendió mucho tu respuesta, pero al mismo tiempo, me recordó mucho a mí misma a tu edad.
No tuve ganas de responder.
—Mamá… —empezó Jihyo.
—Siempre fui muy directa y no tenía pelos en la lengua. Espero que sepas que eso es una cualidad que aprecio mucho en las personas, y nuevamente me disculpo por mi forma de ser, yo soy así, si quieres le preguntas a cualquiera en esta mesa.
Era un excusa bastante barata para una mujer de alta sociedad.
—Lo aprecio, Señora Park. —respondí, sintiendo cómo la tensión se disipaba lentamente. —Creo que todos nos equivocamos a veces. Lo importante es reconocer nuestros errores y aprender de ellos. No quisiera que esto arruiné la cena.
Y Dios, usted es una mujer muy imprudente, hipócrita, falsa, llena de bótox y…
—Tienes toda la razón. Y te admiro por tu valentía al defenderte. Ya veo que Jihyo tiene muy buen gusto, lo cuál pensé que no era así. Siempre supe que alguien vendría a salvarla de su adicción al trabajo… pero nunca imaginé que sería alguien tan fuerte y con tanta personalidad como tú.
Sonreí levemente. Me sentía aliviada de haber aclarado las cosas y de haber mostrado mi verdadero yo. Y aunque la situación había sido incómoda, y de verdad estaba enojada, al final, había logrado que Susan me viera con otros ojos.
Pero no dejaba de darme vueltas, el cómo esa mujer había sido tan cruel conmigo.
Al parecer, en su mundo, el amor se mide en cifras y las personas se valoran por su cuenta bancaria. ¡Lo que es una lástima! Ya que seguro nunca ha tenido la oportunidad de vivir en un mundo donde las emociones y los sentimientos también importan.
—¿Alguna quiere postre? —rió nerviosamente Jungkook. ¡Cómo lo adoro, siempre preocupado por los demás!
Las siguientes dos horas las habríamos pasado compartiendo postres, y escuchando a Susan Park hablar de sus años de oro.
Nadie en la mesa se atrevía a interrumpirle cuando ella hablaba de sí misma, de su marido, de su nueva familia, de sus estudios, de su éxito.
En una de esas Jihyo y yo nos habíamos escapado por algo de agua a la cocina, al menos ya no había tanta presión por fingir allí:
—¿Ella es así todo el tiempo? —pregunté sentándome sobre la isla de la cocina. Ella sacó del refrigerador una gran jarra de agua con hielo para servirnos.
—Sí, absolutamente. Creo que es alguna conducta relacionada con la psicología o algo así. O simplemente es una narcisista más, no lo sé —parpadeó varias veces—. Todo lo que escucho de ella es, yo yo y ¡yo! Y lo peor es que cree que el mundo gira en torno a ella.
—Ya veo.
La vi suspirar. Se acercó un poco más y me miró a los ojos, sus dedos rozando levemente los míos.
—Estuviste increíble con ella. No sé cómo hiciste para manejarla pero ni siquiera Namjoon puede lograr eso.
—¿Nunca le han puesto límites?
—¿Tenemos cara de que podemos? —preguntó divertida, pero sus ojos reflejaban una cierta tristeza—. Un par de veces, pero como te dije, es tan “yoista” que hace un melodrama, deberían llamarla a uno de esos dramas coreanos que están de moda últimamente para actuar villana.
—Sin duda —reí, tomando el vaso de agua que me ofrecía—. Fue demasiado difícil escucharla ser tan crítica con… eso.
Ella se quedó pensativa. Vi con se pensó dos veces antes de hablar:
—¿Tus padres de verdad fallecieron?
Me quedé perpleja. Pero solo negué—. N-no, es una larga historia. Casi nunca hablo de ellos…
Ella tomó asiento a mi lado, y esta vez, nuestros muslos se rozaron. Su mano buscó la mía y entrelazó nuestros dedos.
—¿Ya te dije que te admiro mucho y que cuando quieras, puedes hablarme de eso, no?
—Sí.
—Se te ve tan bien ese vestido. —Su voz era suave, casi un susurro.
—Ya basta, ya no estamos en el comedor.
—Lo sé —admitió con una sonrisa ladina, acercándose un poco más. —Pero me gusta verte así, tan hermosa y valiente.
—¿Está coqueteando conmigo Señorita Park?
—No… En tus sueños seguramente sí, pero no ahora mismo.
—Hueles a alcohol —mencioné sintiendo el ligero aroma del whisky en su aliento. Suponía que por eso andaba tan atrevida conmigo—. Has bebido mucho ya. Aunque, debo admitir que me trae recuerdos esto.
—Es que estaba estresada. ¿Y qué tipo de recuerdos?
—Pensé que lo sabrías.
La vi morderse el labio, interesada. No era la primera vez que nos encontrábamos envueltas por el alcohol, aunque ella era la única que no estaba del todo sobria y estaba bajo esos efectos, era divertido verla tan cerca de mí.
—Yo… Creo que debemos volver con ellos o van a preguntar.
—Pienso lo mismo.
Ella de verdad está borracha.
Al final de la noche, Susan por fin se le cabsó la lengua, lo que significa que ya podríamos irnos a casa. ¡Sí, por fin! No había cocinado el almuerzo del día siguiente, eso quiere decir que tengo que levantarme temprano. Maldita Jihyo.
—Bueno señoritas, espero que se sintieran cómodas en casa, pueden volver cuando quieran.
—Gracias —agradecí a Namjoon. Era un buen sujeto, y apesar de que durante la noche no fue de pocas palabras, era una persona agradable.
—¡Sí, vuelvan cuando quieran!
—¿Y a mí no me piensas despedir, Kookie? —Mencionó Susan, abriendo sus brazos para recibir a su sobrino, dándole besos con mucho cariño.
Ni parece que me humilló por no tener ni un centavo.
Jihyo se despedió de los Kim, con mucho cariño, pero al llegar a Susan, se volvió rigida.
—¿Cuándo vuelves a Londres?
—Ay Jihyo, qué grosera eres, no deberías echarme tan rápido de tu amado país.
—No es eso… Es solo curiosidad.
—Le daré los detalles a los chicos más tarde, ¿Sí?
—Saludos a Charles.
Demasiado necias para comunicarse entre ellas.
Susan se acercó a mí, antes de que cruzara la puerta: —Sé que ella es muy necia, pero sé que puedes ayudarla mucho, querida. Estoy muy agradecida contigo. Espero verte pronto.
Cuando bajamos las escaleras, aún con todos mirándonos, Jihyo se tropezó con uno de los peldaños, cayendo directamente en mis brazos. Por un instante, el mundo se detuvo. Quedamos suspendidas en el aire, nuestros ojos se encontraron y en ellos vi algo más que sorpresa. Una chispa de deseo, de algo inconfesable, brilló en sus profundidades.
Ese jodido aliento caliente con una mezcla de licor y menta chocó contra mí boca.
La ayudé a acomodars:—¿Te sientes bien?
Jihyo se quedó inmóvil, aún teniendola cerca de mi cuerpo, con mis brazos rodeandola, y sin desconectar sus mirada de la mía. La azabache susurró:— No lo sé —gruñó aturdida —¿Puedo hacer esto? —Y en un movimiento inesperado. Nuestras respiraciones se entrelazaron, creando una burbuja invisible que nos separaba de su familia y nosotras. Y entonces, sin pensarlo dos veces, sus labios se posaron sobre los míos, sellando un beso entre nosotras.
Experimentar sus labios, pero de forma distinta y sin esperarlo, fue tan nuevo para mí.
Pronto mi mano se aferró al cuello de su traje, y ella no tardó en abrazarme para apegame a ella. Entonces, mi mano se enredó en su cabello, y perdí todo el control.
El beso fue lento, profundo y lleno de una intensidad que me sorprendió a mí misma. Ella comenzó a acariciar con su lengua, tanteando terreno. Era como si estuviéramos descubriendo un nuevo mundo juntas, un mundo donde solo existíamos nosotras dos. El sabor de su labial me invadió los sentidos, y sentí cómo mi corazón latía con fuerza contra mi pecho, no sabía si era adrenalina de que nos estuvieran viendo, ¡o qué ella se atrevió a besarme!
Un silbido rompió aquel beso: —¡Insisto, creo que Interrumpimos algo! —bromeó Namjoon desde el umbral de la puerta, los tres Park viéndonos a lo lejos, y extrañamente, la mirada de Susan ya no era de sospecha, crítica o un juicio mortal, sino de orgullo.
Jihyo se tocó los labios, aún sin ser capaz de creerlo, y abrió el auto para meternos allí.
Quiero creer, que dimos un show digno de un Óscar.
¿Ustedes qué creen?
N/A: ¡Holi! ¿Cómo están? Lo prometido es deuda, dije que vendría con este esperando capítulo y aquí está. No sé si sea lo que realmente se imaginaban, pero fue uno de los capítulos que más me costó planear, organizar, escribir, y construir. Este se podría considerar el inicio de un nuevo arco para Little Lie. Ya que a partir de aquí, TODO cambiará.
¿Qué opinan del personaje de Susan? ¿Les desagrado? ¿Tiene encanto? ¿Cuáles son sus predicciones después de ese beso tan ansiado por todos (hasta yo?
Los leo. Opiniones, dudas, gritos de perra loca, aquí:
Mañana inicio la Universidad, y cómo este es un nuevo capítulo en mi vida que espero vivir al máximo, traje un nuevo capítulo para cerrar la primera fase de LL, se vienen cositas <3
Les amo.
Quiero agradecerles por su paciencia siempre, trabajo duro por y para ustedes, al igual que para mí. Amo Litol Lai.
Btw, aquí dejo un fanart de mi bestie bearryroll quién también se atrevió a leer esta historia y esta enganchada como todos ustedes, viva!!!!
La diferencia de altura 😭😭😭✨️✨️✨️
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