15: "Girlfriend?"
Sana's POV.
Ahora soy la novia falsa de Park Jihyo.
Ahora soy su novia. Si, la jodida conquista de una multimillonaria, que hace poco me sostenía de la cintura con tanta delicadeza. Si, ahora soy parte de su mentira, ¿Pero a quién quiero engañar? Sus ojos llenos de suplica y sus ruegos fueron la cosa más estúpida y linda que he podido presenciar.
Mis brazos se separan lentamente de Park Jihyo. Oh bendita sea esta mujer tan sexy y dedicada a inspirarme pensamientos impuros con tan poco tiempo de conocerla... ¿Tal vez por eso he cedido tan fácil a su perdón? No lo sé, ya mi orgullo desapareció en el momento en que hemos hecho un tratado de paz, sumado a actuar como si estuviera enamorada de esa idiota.
No sé ni como digerir esa información. Pero trato de no entrar en pánico. Al parecer mi rostro adopta una expresión extraña con la cuál Jihyo arruga su frente, extrañada, me pregunta:
—¿Todo bien? —seguimos bailando un poco al compás de otra canción, la cuál no logro reconocer, ni siquiera le doy importación.
Pues tengo una mujer atractiva con sus ojos fijamente viéndome. Curiosa y atenta.
Ella de por sí... es muy linda, pero hoy desató toda su belleza para cautivarme mucho más.
¿Cómo que amigas? ¿Es esto en serio?
—Uhm...—hago un mohín—, Es que todavía no logro entender como pretendes engañar a tu madre con que soy tu novia... Hay muchas cosas que no entiendo acerca de esto —expresé mi incertidumbre.
Jihyo parpadea, confundida. ¿Así va a ser siempre, va a ser linda cada vez que se dirija a mí? Maldición—. Aún puedes decir que no...—aclara su voz.
—No, no, no me estoy arrepintiendo, solo... Quisiera saber más acerca de esto que haremos —explico, obviamente no haré esto a ciegas.
Se le ve aliviada cuando digo eso:—Eso es obvio, Sana. ¿Qué clase de loca crees que soy? —Le doy una mirada burlona—. No respondas eso.
—Bridemos por eso —tomó la copa al lado de la mesa del bar—. ¿O piensas irte a dormir temprano?
—Pensaba llevarte a tu casa. Una dama no puede ir a casa sola...—Su forma de referirse a mí siempre suele ser muy adorable.
—¿Crees que no me se cuidar a mí misma?
—Solo digo que me gustaría acompañarte a tu departamento—. Arroja sin pensar. Por unos segundos escucho mejor su oración. Diablos, ¿De dónde ha sacado tanta valentía para decir eso? Una sonrisa idiota se escapa de mis labios.
Esto provoca nervios en Park, claro que lo sé.
—¡Señorita Sana, no me refiero a eso! —jadea nerviosa.
—Ahora me dices Señorita para evadir el hecho de que te me insinuaste —me acerco y tomo una de sus mejillas, apretandola—. Eres muy tierna, Jihyo-yah.
Se que su cara está ardiendo, pues coloca su mano sobre la mía al tenerla en su mejilla. La toma y la retira, pero no la suelta. Ella toma aire antes de siquiera decir algo más, como si lo que fuese a mencionar a continuación debía hacerlo con absoluta precaución:—Me gustaría acompañarte a casa por tu seguridad—quedé en silencio—... Y no es una pregunta.
Su firmeza en la última frase me sorprende. Aprieta su agarre—. ¿Te estas imponiendo, Park Jihyo?
—Pues sí. ¿Algún problema? —Entiendo por qué es su propia jefa.
—¿Me vas a llevar en tu auto solo por gusto? —preguntó lentamente.
Jihyo me da una sonrisa torcida.
—Sí —responde aun con su sonrisa ladina.
—Debería dártelo ahora, ¿No crees? —completé con un tono jocoso, bajé mi vista hacia nuestras manos aún juntas.
Ella también imita mi acción, y sonríe. Sus ojos brillantes me dan la razón, y me agarra del brazo para juntarme a su lado:—¿Quisieras dejar todo esto e irte conmigo?
—Ush, eres una cursi —bromeé. Pero no me niego a su propuesta—. Llévame a casa —murmure jugando con sus finos dedos, tiene unas uñas muy bonitas. ¿Por qué me pongo analizar esto?
Sonrió encantadora, como ya es usual en ella. La fuerza con la que me toma del brazo se volvió aún más firme, y a su lado la acompañe a mi casa.
Antes de subir al auto de Park Jihyo, me percató de nuestras diferencias. Yo a estas horas tendría que batallar con conseguirme un taxi –que no luzca sospechoso–, y ella tiene el lujo de tener una carrosa por auto; si Jihyo y yo fuésemos de siglos pasados, sin duda la mujer sería de la realeza por supuesto tendría un jodido corcel y sirvientes a su disposición. Y yo sería la torpe chica del pueblo que tiene por padres unos vendedores de manzanas. Muy rara la comparación, pero definitivamente estoy atinando al comparar nuestras realidad, y sé que no debería.
Pero no me la pone sencilla...
Mis ojos ven con impresión un auto del cuál seguro desconozco el modelo, y me doy cuenta de en donde me estoy metiendo... Ella es adinerada hasta los huesos, goza de privilegios tanto en belleza natural como en su cuenta de banco.
¿Cómo es que necesita desesperadamente una mujer para llevar a una cena? ¿Acaso las chicas están ciegas? ¡Ojalá se quiten la venda de los ojos!
—Wow...—dejó salir, y Jihyo esboza una pequeña sonrisa al ver mis ojos bien abiertos—. La humildad no es cosa tuya, ¿Verdad?
Jihyo carcajea levemente—¿A qué te refieres?
—Esto es exagerado.
—¿Esto? ¿Hablas de mi lindo Bugatti Le Voiture Noire? No es nada especial ni relevante —su pronunciación del modelo del auto es precisa, así como completamente insoportable... y hasta pienso que sexy. Es una mezcla de todo lo que no tolero en una misma frase.
«¡La audacia de esta mujer!»
—Tú solo siéntate y disfruta del viaje, y ni te preocupes por indicarme nada, el GPS se encargara de guiarnos —me guiña.
—Andas muy segura de ti misma —señalé.
—¿Por qué no? —me dice aún buscando las llaves de su auto. Veo como saca de su bolso discretamente el control, enciende la alarma y me abre la puerta—. Después de ti...
Demasiados modales.
Cumplo su petición, y me siento en el asiento al lado del copiloto, cuando estoy dentro un olor familiar me golpea en la nariz... ¡Por supuesto que tiene el maldito carro oliendo a su perfume más caro!
No puedo evitar soltar un suspiro, como si fuese una colegiala... Su jodido aroma me tiene abrumada, y no precisamente como su perfume habitual.
Ella se sienta en puesto del conductoo, como consecuencia toma el volante firme, he notado últimamente que a sus dedos le gustan tomar las cosas posesivamente... ¿Eso será un problema más adelante? Mi cabeza se llena de pensamientos que no debería de estar teniendo de... mi nueva amiga.
Pero como novia falsa quizá si me deba preocupar de esos detalles.
—¿Dónde vives? —pregunta mientras acomoda el retrovisor—. ¿Tienes calor? —Qué oportuna, hago una mueca—, ¿Enciendo el aire o...?
—Vivo en Manhattan, ¿No recuerdas? —evito su avalancha de preguntas, trago grueso al ver como se arregla el cabello antes de encender el auto—. Aunque... quizá podrías prenderlo... Erm—digo algo incómoda por ser exigente—, tu perfume me marea.
—Pido disculpas, me gusta que mi auto huela bien —no presto atención a su comentario, mis ojos buscan desesperados algún botón para bajar el vidrio de mi asiento y tomar oxígeno. Estoy sintiendo las náuseas llegar...—¿Sana, estas bien?
Toso un poco—Sí, si. Tú solo podrías, ¿Bajar la ventana?
Jihyo se da cuenta y se sonroja cuando nota mi falta de aire:—¡P-Perdoname, en serio, la próxima vez que te subas no pondré tanto, lo prometo! —Ay ella es tan considerada y generosa... ¡¿La próxima vez?!
Okay, creo que voy a vomitar por un ataque nervioso.
—¡Ya vámonos, Park! —reclamé. A quién engaño, esta idiota y su perfume más que seducirme me dejan en el suelo. El efecto Park es complicado de sobrevivir.
Jihyo hace caso sin rechistar, y retrocede de su lugar en el estacionamiento, coloca música y deja el vidrio abajo antes de que termine desmayandome por la falta de aire limpio.
En el camino no compartimos palabras entre nosotras, más que tímidos comentarios, pues la mujer aún siente pena por la escena pasada, solo se concentra en las indicaciones del mapa dadas por el asistente de voz, rumbo a Manhattan, me doy cuenta un par de cosas... Jihyo es atractiva manejando, Jihyo es millonaria y podría alimentar a un país entero y por último –y también tiene que ver con Jihyo–, no sé cómo aceptar el papel de sentir amor por una mujer que apesta su auto a un perfume suficientemente fuerte para causarme una dolorosa jaqueca.
Tremenda novia me vine a conseguir.
—¿Es aquí? —me habla cuando su auto frena en la calle donde está el conjunto de edificios donde Chaeyoung y yo vivimos—. Es bonito —comenta al observar disimuladamente.
—Gracias...—un silencio incómodo reina entre nosotras. Oh claro que lo hay, ¿Cómo pretendemos que esto va a ser normal con el tratado que compartimos?—. Entonces... Buenas noches —me sonríe.
Cuando intento levantarme para abrir por fin la puerta del acompañante, ella toma mi brazo—. Últimamente me tomas más del brazo, ¿Esa es una costumbre de inglesa?
Ella niega divertida, se muerde el labio y me comunica:—No... es que yo.
—Jihyo, ¿Ya me extrañas? Ni siquiera he bajado —odio que mi método para defenderme en situaciones que me ponen "ultra-nerviosa" sea hacer bromas. Dios—. ¿Qué pasa?
—¿Puedo bajar contigo y llevarte hasta la puerta de tu casa? —musita aún sin soltar mi brazo. Por no señalar que, en ningún momento de la noche ha parado de hacerlo; ahora siento como su aliento golpea contra mi rostro. ¿Está... respirando pesado?
—¡¿Eh?! Pero si esto no es ninguna cita...—Me excuso, al parecer se decepciona un poco con ello.
—No lo es, pero no dejaré que subas sin mí, y menos en medio de la calle —sentencia.
Ahora si que estoy confundida.
—Jihyo-yah, ¿Tienes algún problema con que este sola por allí? Manhattan no será mejor que el centro de Nueva York pero te aseguro que aquí es seguro... —se escucha de fondo el ruido de una ambulancia, muy muy a lo lejos—... A medias, pero lo es —insistí.
Ella no se ve satisfecha, y en sus ojos no veo ni un ápice de querer rendirse—. Subiré contigo.
—Jihyo, pero...
Y podríamos haber discutido, si tan solo la intromisión de una voz bastante conocida por mí, no llegase a la puerta entreabierta del carro a querer gritarme:
—¡¿Minatozaki Sana, qué haces con una mujer a estas horas?! ¡Se supone que llegabas tarde! —Pegue un brinco de la impresión. Es Chaeyoung. Cierro mis ojos en lo esa frase llega a mis oídos. No puede ser cierto... No... no.
«A la mierda mi dignidad por siempre»
Jihyo abre bien sus ojos y su agarre es reemplazado por nada, pues una molesta Son Chaeyoung, para mi –la más desafortunada de todas–, está recibiendo un castigo del cielo mismo.
Pues esa rubia no tiene ningún incovenintente a la hora de reprender a los demás en público. Y hoy yo soy la protagonistas de dichos reclamos.
Chaeyoung toca la ventanilla del auto, ignorando que esta entreabierta la salida de mi asiento, hay que decir, y Jihyo abre por completo la puerta y veo una expresión de enfado muy notoria en ella. Tiene ambas manos en la caderas, el cabello rubio algo desordenado y está en... ¡¿Bata de baño?!
Joder es que mi amiga no es normal
—¡Chaeyoung! ¿Q-Qué haces aquí? —mis palabras se tropiezan al salir de mi boca.
—Eso te pregunto yo a ti... ¿No se supone que llegabas más tarde? ¡Me hiciste largarme para poder trabajar horas extras! —Claro que a mi mejor amiga no le hace ruido la compañía de Jihyo en nuestra discusión.
¿Para qué? Es Son Chaeyoung, cuando está enojada parece un tigre rayado a punto de atacar.
Jihyo solo ignora todo, intenta no meterse entre nosotras. Pues le ha de parecer grave.
—Bueno... yo... yo—. He sido acorralada por ella, y estoy con Jihyo. ¿Ustedes entienden la vergüenza que siento ahora? Ella mueve su cabeza en desaprobación por mis acciones.
—Y tú... —ahora se dirige a Jihyo con una clara molestia en su tono—. ¿No te da vergüenza dejar que baje sola del auto? ¡Estamos en medio de Manhattan!
Jihyo se queda paralizada por las acusaciones de la rubia. ¡Es que no puedo tener peor suerte! Una guerra de miradas inicia entre ellas, en la que Chaeyoung lleva una ventaja descomunal. Y siento que mi presión se baja en lo que Jihyo quiere opinar:
—Yo quería acompañar a Sana, Señorita...
—Señorita Son para ti, mujer —escupe la rubia.
¿Cómo me mudo de planeta? Cuando pague el plan de datos de mi móvil, esas serán mis búsquedas recientes.
—¿Usted es la hermana mayor de Sana? —dudó Jihyo—. Pido perdón por no pedir permiso de salir con ella... La próxima vez lo haré.
¡¿Qué?! Apuesto a que mi mandíbula sufrirá una lesión, pues he abierto mi boca tan grande que mi rostro duele de la vergüenza. Por Dios que primeras impresiones han tenido entre ellas...
—No, soy su mejor amiga. Y sí, no tienes permiso alguno para andar con ella a horas nocturnas —es dura y estricta. ¿Por qué de repente juega el papel de una madre?
—P-Pero Chae-...—Quiero defenderme. Pero Chaeyoung me mira asesina, y sé que será una laga noche si busco contradecirle.
—Tú no hables, andas muy atrevida últimamente —Mi indignación es mucha—. Bajen ya mismo las dos.
Jihyo y yo nos miramos mutuamente.
¿Qué está pasando? ¿Por qué de repente todo se pone tan raro y extravagante? Y mucho más importante...¡¿Qué carajos estuvo fumando Chaeyoung?!
Jihyo baja con cautela del auto. Y nunca pensé que vería esto, pero es mi mejor, con sus brazos cruzados, en bata de baño blanca, mirando de pies a cabeza a una Jihyo con manos temblorosas detrás de su espalda... ¿Me debería preocupar por esto? Aunque se ve divertido, pues Chaeyoung le dice solo a ella: «Acércate un poco más» Jihyo ni puede desobedecer, y la cereza del pastel es ver a la rubia juzgando todo de Jihyo, con la cabeza arriba, pues la diferencia de altura –puede ser mínima–, pero cualquiera se podría dar cuenta. Es chistoso, y sé que no debería sentir ganas de reírme de esto, pues Jihyo luce aturdida, pero es adorable... Terrorífico, pero muy lindo a la vez.
—Señorita Son, pido mis más profundas disculpas por no pedir la mano de Sana a usted —La seriedad en Jihyo corrompe la de Chaeyoung –esa maldita se está burlando de ella–. Oh ya veo—... No volverá a repetirse, lo juro —da una reverencia de noventa grados, y me tapo la boca. Esto es tan embarazoso de ver... Chae debe dejar las bromas, la suya ha llegado demasiado lejos. Ella me mira con ojos abiertos y su reacción es cómica.
Chaeyoung queda sin palabras por decir:—Erm —tose falsamente—. Si, sí... ¡Pero que sea en serio, bueno!
Jihyo asiente, y todo culmina en un silencio matador... Gracias Chae, supongo.
Jihyo se da la vuelta para mirarme, suspira y sonríe un poco avergonzada—. Tal vez la próxima si pueda subir contigo.
—Sí —La próxima. Oh Dios. Comienza a cortar distancia, supongo que con intenciones de despedirse.
Pero aquí sigue mi mejor amiga... Con la percepción de la realidad alterada, jodiendo como un mosquito en verano.
—Están muy cerca ustedes dos pequeñas tontuelas —¿De dónde saco esa frase? ¡Eso no es para nada Chaeyoung! Ella interrumpe nuestra despedida—. Tienen cinco minutos o saco la escoba de mi abuela —Jihyo traga grueso.
Me río un poco, y solo abracé a la mujer, ella se queda rígida por mi muestra de afecto un par de segundos pero corresponde. Esto no dura nada, pues ya tengo que irme:—¿Mañana?
—Te mandaré los detalles con mi secretaria —es lo único que dice para irse.
Al fin un respiro de esta situación estrambotica...
Chaeyoung escucha aquello, y enarca una ceja, no pregunta aún, pero sé que tiene muchas preguntas. Y ambas vemos como mi novia falsa –en ignorancia de Chaeyoung–, enciende su auto para abandonar el concreto de la calle.
Al quedarnos solas, sé que lo viene...—Tienes mucho por explicarme, Sana-yah.
Aclaro mi garganta antes de responder:—Y tú no te quedas atrás.
Esperaba que al entrar a mi apartamento no hubiese más sorpresas, pero mis noches en Manhattan suelen ser de todo menos comunes, y más con Son Chaeyoung como compañera.
La discusión sigue en lo que dejamos el ascensor, para caminar por el pasillo de nuestro piso y llegar a casa:
—¡Sana, es que ni tiene sentido! ¿Para qué me hiciste irme si querías pasar la noche con esa chica? ¡Es más, ni siquiera disimularon, desde que entró al bar supe que se encontrarían, me mentiste! —Dichosos mis oídos que tienen que aguantar los constantes reclamos de Son Chaeyoung, es demasiado conflicto en una noche, demasiadas emociones...—¡¿Sana-Unnie?!
—Está bien Chaeyoungie, escúchame —la detengo—, Yo no sabía que ella vendría—y no es una mentira, en verdad no esperaba a la mujer allí—. Fue sin aviso, ¿Bien? —suspiré—. ¡Además recuerda que soy mayor, estos días me has faltado el respeto bastante oye!
Chaeyoung se sonroja:—Lo siento, Unnie.
—¡Já! Ese "Unnie" no es sincero —digo con ironía.
Pero Chaeyoung no responde, tampoco veo que saque sus llaves al verme batallando por encontrar las mías:—Chae... ¿Y tu copia de la llave? —ella se ve desorientada.
«Qué habrás hecho Son Chaeyoung»
La conozco demasiado bien, no sabe esconder sus pensamientos de mí; sé leer en ella con tanta facilidad que cuando consigo las llaves sus ojos se abren y empieza a balbucear:—¡S-Sana, no entres, por favor!
—¡¿Estás loca?! ¡Claro que quiero entrar, Chaeyoung-ah!
Mis manos van sin pensarlo a introducir las llaves, con cuidado —pero con mucha prisa—, abro la bendita puerta. Espero que no haya hecho tanto desastre en mi ausencia.
Al abrirla mi primer instinto es gritar:—¡Ajá!
Todo vacío.
—¿Eh? ¿Pero entonces por qué estabas nerviosa?
El semblante de Chaeyoung luce aliviado y solo me dice:—Pensé que había dejado la estufa abierta.
Entro con mis ojos revisando cada rincón—. No te creo Son Chaeyoung, algo hiciste —Su calma por un momento se pone en duda. Pero la rubia sigue serena ante mis dudas.
—Nah, todo bien.
El sonido de un peso cayendo al suelo me dice todo lo contrario.
Y ese "¡Maldita sea!" podría reconocerlo en todas partes.
Chaeyoung me toma del hombro:—¡Sana no!
—¡Sana sí! —grité.
Peleo con el agarre de Chaeyoung, sus cosquillas y sus intentos de mantenerme en la sala de estar. Son inútiles pues corro de inmediato a ver nuestra habitación, solo para encontrarme con algo que ya me da dolor de cabeza.
Tzuyu, su novia, está en el suelo, sin pantalones... y espero que no esté inconsciente por el golpe.
Chaeyoung ya ni disimula, va en ayuda de su novia:—¡¿Amor estas viva?!
—"Amir istis vivi" ¡¿Qué hace Chou aquí?! —la pareja levanta sus cabezas cuando mi tono de voz sube
—¡Estábamos jugando!
—¿A quitarse la ropa?
—¡Sana! —chilla Chaeyoung.
Mi enojo sale disparado, estoy bastante alterada:—Por eso ni te quejaste cuando te mande a irte temprano. Fingiste la gripe para estar con... ¡Tzuyu mi Dios, ponte un jodido pantalón!
—No consigo el mío, Sana-yah —ríe nerviosa—. ¿Me prestas el tuyo?
—Te haría irte a casa en calzones, pero ya es muy tarde y puede ser peligroso... ash —razono, los ojos de Chaeyoung se iluminan por lo dicho—. Ni creas que dormirán juntas, ya debieron divertirse bastante. Ella dormirá en el sofá.
—Igual no nos impide estar juntas —Ruedo mis ojos.
—Muerdete la lengua antes de hablar, pequeña demonio. Ush, Chae, ¡mis sábanas!
Ninguna parece sentir remordimiento... mucho menos Chaeyoung.
—Levántate Tzuyu, y tú—señalé a Chaeyoung, ella se pone nerviosa—. Búscale un pantalón a esa mujer, ¡qué asco verla así!
—Se ve muy bien.
—¡Son Chaeyoung! —Esto ya era costumbre.
Como dije. Ninguna noche en Manhattan suele ser corriente, ni común, ni normal.
Al día siguiente pensar en qué mi vida está dando giros extraños sin yo esperarlo, está empezando a ser más evidente. Comenzando por el hecho de que la primera imagen que veo al pararme de la cama e ir a desayunar es a Chaeyoung y Tzuyu compartiendo un beso como si de una película pornografica se tratase.
Carraspeo buscando molestarlas. Después de todo Tzuyu ya dejó de ser invitada, para convertirse en mi martirio de la mañana:—Buenos días—. tomó una bolsa de café y empiezo a preparar el mío, siguen en los suyo, ignorando el mundo que les rodea. Digo para mí misma—... Par de idiotas con desorden hormonal latente... Agh.
El chasquido de un beso las obliga a separarse, Chaeyoung y Tzuyu se sobresaltan en lo que me ven en la cocina:
—¡Sana-yah! —ella me abraza.
—Deberías lavarte las manos... o bañarte. Apestas a amor bonito, que asco —Molesté a la rubia, fastidiada.
—Buenos días Sana —saludó Tzuyu. Tiene las mejillas rosadas, sus labios hinchados y su cabello castaño demuestra rebeldía.
—Buenos días, Chou —digo sin mucho ánimos.
Doy un bostezo, hoy es una mañana como cualquier otra. Hasta que Chaeyoung decide que así no será... Pues se salta hasta el sofá, esta atenta a cada movimiento, y eso causa hastío en mí:—¿Pasa algo?
—Eso quiero saber...—murmura Chae—, ¿Qué hacías anoche?
—Trabajo —me limito a contestar.
—Te creería si no supiese que estabas con la idiota millonaria, Park Jihyo, ¿Qué hacías con ella a esas horas, ah? —Sé que Chaeyoung está sospechando de mis actitudes de anoche. Pues apenas anuncie que Tzuyu podía quedarse me escape a nuestro cuarto y obvie su curiosidad. Pudiendo descansar pacífica y relajada. Ella no va a perder la oportunidad de preguntar cosas, como ahora mismo:—Dime, ¿Qué hacían juntas?
Suspiré, cansada de esta conversación:—No quiero que juegues al detective hoy, Chaeyoung. Te quiero, pero con Jihyo no...
—¿La llamas por su nombre? ¡Hace apenas doce horas le decías el diccionario entero de insultos neoyorquinos! ¿Qué cambió? —Y yo tengo la misma duda que ella.
¿Qué ha cambiado?
Se acaba el tiempo para atender mi nueva crisis existencial cuando... Mi celular suena. Ahí mi mente se aclara; Jihyo está llamando. Y obviamente Chaeyoung no desperdicia aquello, se da cuenta antes que yo de la importancia de esa llamada entrante.
Ni me deja pensar, cuando en un parpadeo, ya tiene mi celular en mano.
—¿Hola? —Maldita seas Son Chaeyoung.
—Chae, mi teléfono —empiezo a pelear con ella, pero su brazo me impide tomar el aparato—¡C-Chae!
No logro escuchar más allá de lo que Chae dice, como la odio por ser tan boba, ella dice algo que me preocupa:—¿Quién habla? —la rubia queda en silencio y suelta un jadeo—Ah... Si esta aquí a mi lado —respondió—. Ya se la pasaré Señorita... ¿Cómo era?
No digas Jihyo, no digas Jihyo.
—Vale, Señorita Im —corrige Chaeyoung.
¡Eso es muchísimo más grave!
Me devuelve el celular, la miró con el ceño fruncido. No quiero ni conocer la razón de esta llamada, aunque ya me lo debería esperar:— ¿Hola?
—Señorita Minatozaki, hasta que al fin doy con usted —me dice la conocida voz de la tenebrosa Im Nayeon. La secretaria de Jihyo, su mano derecha, en quién confía su vida aparentemente—. Me han pedido comunicarme con usted —sentencia.
Chaeyoung ve con ojos bien abiertos, fijamente, sostener el teléfono ya se me complica debido al temblor a la par que mis dedos juegan con mi cabello, estoy entre nerviosa e incómoda con la llamada imprevista de Im Nayeon.
—Oh bueno, ¿Hay algo que necesite de mí?
—Necesitaba comprobar que este era su número telefónico —explica Im—. Como debes imaginar, Park Jihyo —Claro que ese nombre tenía que salir a relucir— y tú, van a fingir que tienen algo, ¿Me equivoco?
—Está en lo correcto, Señorita Im —Afirmé. Chaeyoung quiere pegar su oreja al puto móvil, estoy segura que se retuerce por conocer los detalles más jugosos de esa charla entre Im y yo.
Oigo un suspiro pesado en la línea, espero paciente a lo que ella va a decir:—Okay. Escuchame atentamente: Le enviaré un formulario para que rellene con sus datos, debe hacerlo al pie de la letra. También le pediré que apenas lo tenga listo lo envié, tiene a más tardar a las diez en punto de hoy. ¡Y nada de errores! —Me quedó perpleja, pero sigo escuchando—Te enviaré a este número el número telefónico de Jihyo, así podrán comunicarse; y por último un documento con la información suficiente de ella para que tengas pesadillas y urticaria a tus veinte años—Quiero hablar al respecto, hasta que la pantalla de la llamada de oscurece. Im Nayeon colgó luego de la bomba de información que siquiera pude anotar o procesar.
Es mucho por hacer...
Chaeyoung se percata:—Ahora sí, ¿Qué mierda está sucediendo? ¡Debes dejar el misterio ahora o haces tus maletas!
Ojalá sean maletas a las Bahamas.
Tomo una respiración. Esto es tan difícil de explicar...—Chaeyoungie —digo en un tono chillón, dulce y estrafalario. Tengo que endulzarla de alguna manera para que no estalle todo. Tzuyu se interesa en nuestra conversación y se acerca a tomar un lugar al lado de su novia—. Oh vamos, son como uña y mugre ustedes dos.
—Ni lo dudes —toma un sorbo del café... ¡El café que yo preparé! Ni me molestaré en decirle—. Bastante simplón.
—Como toda tú, Chou —conteste con humor de perros.
—¡Basta, quiero saber qué pasó! —reclama Chaeyoung.
—Okay, Chaeyoungie... ¿Qué pasaría si te digo que...—Busco las palabras adecuadas para explicar toda mi situación actual, pero decido tomar el mi mismo camino que Im Nayeon y soltar todo de golpe:
>> ¿Qué pasaría si te digo que la misma mujer del club con la que casi me involucro sexualmente, terminó en nuestro departamento; luego nos vimos en su gigantesca y enorme empresa valuada en millones de dólares, guapa, rica y adinerada. Ahora me necesita para actuar como su novia falsa y yo acepté a pesar de que me quejé mil veces contigo de que jamás, en un millón de años luz, haría tal cosa como esa—Chaeyoung y Tzuyu se quedan quietas en sus sitios intentando entender todo mi discurso, la rapidez con la que conté mi semana —que aún ni termina—, fue muy difícil de resumir.
Mi vida esta patas arriba. Como diría mi abuela.
—Eh—Dice Tzuyu—. ¿Le echaste algo raro al café o-...?
Ellas no me creen ni una pizca. ¿En verdad soné tan ridícula?
—Sana... ¿Qué? —es único que logra decir Chaeyoung—. ¿Qué?
—¡Chaeyoung-ah, eso no puede ser tu única reacción! —Siento algo de frustración ante ello.
Esperaba algo diferente...
Un golpe llega a mi cabeza, Chaeyoung es quién lo propicia, suelto un quejido—. ¡Chaeyoung, qué tienes!
—¡¿Cómo que esa maravilla de mujer va a ser tu novia?! —Tzuyu escupe algo de su café.
—Me entendiste mal...—reí—. Seré su novia falsa o algo similar.
—¡Pero al fin y al cabo andarás con ella, Sana! —en eso tiene razón.
—¿Y eso qué tiene de especial? —se entromete Chou, noto a la morena algo incómoda con el entusiasmo de Chaeyoung.
—Bebé, ¿Qué no recuerdas? ¡Es la dueña de la disquera donde dejamos a Sana! Es demasiado atractiva y...—Tzuyu le tapa la boca a su novia antes de que pueda terminar, causando una risa incontrolable en mí.
—No pero en serio, ¿Qué tienes de especial que se haya fijado en ti? —cuestiona Tzuyu.
—Nada. Sólo es un favor, un tonto favor...
—Me parece que ser la novia falsa de una ricachona no es cualquier favor, Sana-Unnie—me comenta la más alta.
—Eso lo sé, pero no creo que sea un gran problema para mí —bufé.
Chaeyoung se libera de la mano traviesas de su pareja, para por fin parlotear del tema:—¡Es una locura que estés con ella, ayer me dijiste que la detestabas!
Chaeyoung exageraba las cosas. ¿Verdad?
El sonido de notificaciones me alertan, deben ser los mensajes de Im Nayeon, desbloqueo la pantalla al pulsar, y me lleva directamente a la app de mensajería. Mis ojos se agrandan al leer lo que he recibido:
«Documento especial acerca de Park Jihyo.pdf (423 páginas).»
—Qué clase de persona tiene una vida tan interesante como para tener un archivo de más de trescientas páginas sobre sí misma... Wow —dice a mi lado Chaeyoung, husmeando mis mensajes—. No sé en qué te metiste pero definitivamente quiero reírme de ti por toda la eternidad.
—¿Y lo que le sigue?
—¡Sí!
Pongo mis ojos en blanco, hago un mohín. Mierda, ¿Tanto protocolo para ser su cita falsa? ¿Cómo mierda haré para dedicarme a aprender esto?
«Formulario.pdf (3 páginas)»
Al menos esto no me llevará tanto tiempo.
Suelto un gruñido fastidiada. Como dice Chaeyoung, si qué es una locura.
Pero solo será un día.
—Ya te veo con ganas de arrepentirme —tantea la rubia.
—No—niego—... Cómo sea, me iré al trabajo —cambio el tema al darme cuenta la hora que es, y me levanto directo al lavabo del baño.
Ya quiero que esto termine pronto. Muchas sensaciones raras para un solo día.
Un empleo cualquier en una cafetería no es una mala opción para comenzar de cero si te mudas a Nueva York, es poco probable que te quedes sin trabajo en un día como este. La gente ordena cafés como si dejar el vicio no fuese viable, y los bolsillos del Señor Cheng están ansiosos por recibir billetes de esas gordas carteras de empresarios.
Es un día tan normal, todo concurre como una semana ordinaria. Muchos pedidos, mi delantal manchado, el olor puro de aquel elixir que suelen venir a comprar sin parar. Mi jefe siendo un cascarrabias y Jackson siendo el joven con hormonas alborotadas detrás de mí qué es... Ah sí, y su club de fans de chicas enamoradas de él, lanzándose uno que otro comentario cínico sobre mí –los cuáles ni escucho debo ser sincera–. Y hoy el turno de Chaeyoung ha sido reemplazado por Miyeon, otra de las tantas víctimas de venir a Nueva York con propósito para terminar con deudas que paga el sueldo mínimo que nos ofrece el Señor Cheng.
Definitivamente no hay nada extraordinario el día de hoy.
Antes de llegar a mi turno, he mandado el formulario proveniente de Im Nayeon, con dudas, no entendía para qué tanto protocolo de parte de esas dos. Cosas de empresarias, me dije. Eran un montón de casillas de información que te pedirían en una clínica médica o en una corte suprema. ¿Im Nayeon será abogada? Tenía curiosidad. Que tipo de estudios tendrían esas dos para tener todo tan formal y correcto. Que miedo.
Fecha de nacimiento, nombre completo, nacionalidad. Residencia, lugares frecuentes... Hasta mi tipo de sangre. ¿Debería empezar a correr por eso último?
Todo eso ponía mi imaginación a volar. No podía estar tranquila si sabía que esa gente poseía tanta información de mí ahora. Lo peor, todo por una maldita cita arreglada de la cuál ya no puedo alzar bandera blanca.
Supongo que la razón por la que he aceptado es porque Jihyo es muy buena para envolverte en sus redes, es cautivadora, encantadora, dulce...
—¿Sana? —llama Miyeon. Debería agradecerle pues estoy pensando estupideces de... Si ya sabemos de quién—. ¿Cómo fue tu fin de semana? —preguntó animadamente.
—Normal —respondí a medias. Miyeon no se molesta en seguir indagando, pero si qué quiere continuar nuestra charla.
Siento como se acerca un poco más—. Sana noto que estos últimos días has estado un tanto... estresada.
No me siento muy interesada por hablar sobre mis problemas, si eso es lo que Miyeon busca, así que la corto de una vez:
—Bueno, tú lo entiendes, el horario, las deudas, el Señor Cheng...
Miyeon esboza una sonrisa risueña.
—Sí pero, no me gusta verte así, creo que eres bastante linda como para vivir tanto estrés.
Y que lo digas, Miyeon.
Sigo en lo mío, limpiando algunas manchas derramas por nosotras. Miyeon me persigue a donde voy, se siente casi como tener a Jackson encima. No suelo conversar mucho con la chica, pero sé que no es muy diferente de Jackson, o eso es lo que dicen las otras empleadas. Hasta el mismo Señor Cheng.
No quiero confirmar esos rumores ni chismes del ambiente laboral, así que solo me limito a oír lo que vaya a decir, y responder lo justo y necesario.
—Gracias Miyeon, muy amable —agradezco en automático.
La chica se ve un tanto nerviosa, juega con una de las mangas del uniforme. No sé qué está pasando por su cabeza, pero definitivamente con Jackson y el multimillonario no tengo cabeza para uno más, tres ya son multitud.
«No te declares, no te declares»
—Y bueno estaba pensando qué-...
—¡Oh mierda, quién coño es ella, es demasiado atractiva! —habla Skai, otra de las meseras con su mirada clavada en la puerta del local.
Miyeon se traga sus palabras, y yo las mías cuando mi cabeza gira a la puerta.
Mi corazón, en un instante, parece querer salir disparado de mi pecho.
La veo. Y cuando lo hago la mañana da un giro, el ambiente ahora es distinto si ella está aquí. Está conduciendo un
Mustang Rojo convertible. Vaya presumida qué es.
Baja del vehículo con una apariencia impecable. ¿Su traje? Ni una arruga en la camisa. Cabello oscuro amarrado sin ni un mechón sobresaliente. Sus piernas llevan esos pantalones del mismo color gris que el chaleco de vestir que carga. Todo en ella es elegante, pulcro y atractivo. Perfecto también la define.
La veo como sale del auto mientras tiene el móvil en su oreja, tengo la sensación que la llamada es por mí.
No me equivoqué. Mi teléfono vibra en uno de mis bolsillos.
Mis ojos no dejar de verla, esperando que sea un sueño de esos en los que crees que alucinas por lo real que se siente. Intento procesar todo lo que sucede a mi alrededor, ella no quita sus ojos de los míos, las puertas de la tienda son de vidrio, así que puede ver sin obstáculos que estoy de pie en medio de la gente, embobada por su presencia.
—Hey —escuchó su voz tras la línea. Ella aún me mira fijamente desde afuera del pequeño edificio—. ¿Me veo bien?
—Te ves ridícula —Luce perfecta—. ¿Quién te dio mi número? —hablo confundida.
—Tú —contesta de inmediato.
—¿Y mi lugar de trabajo también te lo di yo? —digo sin comprender del todo.
—Parece que tienes mala memoria —ríe y puede su dentadura perfecta a través del vidrio—. Hoy luces muy bonita, ¿Te lo había dicho?
Mi expresión calmada se transforma en una de vergüenza. Esa Jihyo. Viene con su estúpido trajecito, su coqueteo, sus modales, su porte de mujer bien portada. Y yo aquí con manchas de café hasta en lugares que no quiero ni mencionar. Mis compañeras de trabajo están impactadas tanto con la mujer como con el simple hecho de que ambas estemos en una llamada a pocos metros de distancia.
Doy un suspiro:—¿Qué haces aquí?
—Oh Sana-ssi, ¿No te había dicho? Tienes cosas que arreglar conmigo antes de la cena —informó Jihyo—. Además no pensabas desentonar conmigo en un asunto tan importante, ¿o sí? —Arrugo la nariz cuando escucho como dice mi nombre. ¿Qué mierd...?
Hago una mueca que ella ve en su lugar:
—¿Sana-ssi? ¿Qué cosas hablas tú? —la impaciencia por saber es mucha. Más por su confianza de llamarme así.
Nunca nadie me había dicho así.
—Pasaré y te daré los detalles en el auto ¿Bien? —cuelga. Y cumple con lo dicho.
¿Está mujer le faltara algún tornillo? ¡¿Cómo se atreve a llegar a mi espacio de trabajo sin razón aparente?!
No me puedo alterar, porque así como considero que es exagerada e insólita. Al mismo tiempo es adorable, irreal y... sexy.
Jesús, ¿Estaré ovulando yo esta semana? O es que soy débil a Park Jihyo.
Ella camina con absoluta seguridad, hasta la puerta del café. Inalcanzable para todos e incluso para mí.
Al parecer todos se dan cuenta pues es innegable que su sola presencia deja a todos boquiabiertos. El Señor Cheng abre la puerta, al viejo se le están saliendo los ojos.
«Créame que a mí también» Pienso.
Mis dedos juegan con el dobladillo de mi mantel. Y comienzo a ponerme nerviosa. Cuando la mujer de lindos lunares y belleza extranjera está en la caja registradora, robandole el aliento a más de un comensal. Soy el centro de atención de todos cuando ella se dirige a mí, toma una de mis manos sin aviso, y planta sus labios en la derecha, con una destreza sin perder la cortesía ante todos. Mi jefe, mis compañeras, cada jodido cliente y el mismisimo Jackson queda desconcertado. Oh Dios...
Mi mente queda en blanco, vacía, no hay nada. Extermina todo rastro de pensamiento lógico en el momento en que siento ese beso inocente en mis nudillos.
Es más, un poco de su labial deja la forma de sus labios de corazón sobre mi mano. Se que debe estar orgullosa de su accidente cuando lo nota.
Ella me mira, sonriente como si fuese su acción lo más normal de la vida. La quiero asesinar.
—¿Qué me recomiendas del menú, Sana-ssi? —habla ella, sin quitarme la mirada de encima, ella y veinte más. Todos los que lograron escuchar, están expectantes a mi respuesta.
Fuerzo una sonrisa a medias:—Yo pienso qué... un café con chocolate estará bien —Asiente Jihyo al escucharme.
—Pues quiero eso y una chica linda para llevar —¡Mierda es demasiado para mí!
Y puede qué me haya estado equivocando todo este tiempo acerca de Jihyo.
He cometido el error de creer, que una mujer tan distinguida, llamativa y guapa como ella, podría pasar desapercibido en mi vida. Esto es irreal, es ilusorio. ¿Cómo he llegado a obtener su atención? ¿Cómo siquiera pensaba que ella podría no convertir mi sosa vida cotidiana en una aventura estrafalaria y divertida? Porque eso hacía ella en estos momentos.
Subestime completamente la entrada de Park Jihyo, la británica de ojos bonitos, expresivos que ahora mismo me observa atenta solo a mí.
Ella es extraordinaria. Ella no tiene límites si de soprenderme se trata. Y ya no puedo ocultar que me encanta lo novedoso que puede ser su influencia en mi vida. Así sea momentáneo, quisiera disfrutar el momento con la idiota de Park Jihyo, mi nueva novia falsa.
¡HOLA!
Aquí tan pronto, eso es raro, no se pellizquen la cara todavía, necesito que lean esto. No están soñando.
Primero que nada, bienvenidos al 2024 en mi perfil. Está es la primera actualización oficial del año (The Donor no cuenta), espero que estén teniendo un bonito inicio de semana. Este cap era para el finde, pero El Viernes iré de viaje, así que adelante, además de que estaba ansiosa porque lo lean.
No pude evitar sentir que con el capítulo anterior estaba dejándolos con un vacío (creo que así se siente cualquier lector de Little Lie), así que este año decidí ponerme generosa, y darles un nuevo capítulo, ame escribirlo entre la cena de año nuevo y hoy, estoy orgullosa de él y emocionada por su reacción cuando lo terminen.
Otra cosa, Little Lie ganó "Mejor Sahyo" en los Teudoong, este capitulo también es una forma de agradecerles ese asombroso fin de año que tuve el placer de vivir con tan linda noticia. Les quiero, y sin ustedes Little Lie no existiría, el lector también forma parte de la historia, sépanlo. Fue un reconocimiento muy bonito, casi lloraba JAKDJLA.
Con honestidad y mucho amor, les regalo este capítulo ♡ :)
YA POR FIN LES ESTOY DANDO LA COMEDIA ROMÁNTICA QUE SIEMPRE QUISE. Amé escribir este cap, sobre todo desde la perspectiva de Sana porque, por Dios es demasiado cómico ver su opinión de Jihyo. Espero que les guste y al menos mi pésimo sentido del humor les guste.
¿Cómo fue su cena de Año Nuevo? Espero que muy bien, en la mía pasaron cositas, pero bueno. Chisme para los reales oye.
Quisiera saber en este apartado cuáles son sus opiniones de este capítulo y del pasado (ya que si me quedo curiosidad acerca de eso), adoro leer sus puntos de vistas, háganlo sin miedo, el feedback siempre es bueno para una excelente relación lector/autor.
Opiniones aquí:
Por cierto, nuevamente quiero agradecerles por el apoyo en T.A, siempre quise participar en ellos y ahora que lo he hecho, no podría pedir unos mejores lectores que ustedes, se merecen que actualice diario, aunque me es imposible, ojalá así fuera.
Les amo, próximamente también habrá otro capítulo, estoy tratando de avanzar lo más que pueda con LL, no teman que todavía hay Jihyo y Sana para rato ^^
—Milanesa
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