11: "La idiota del ascensor. "
— ¿Anna?
Escuché ese típico y tan marcado acento británico que por más que ella se esfuerce en ocultar yo puedo reconocerlo fácilmente.
Mierda.
Si hace unas semanas me hubiesen dicho que estaría en una situación particularmente incomoda y... extraña, con una completa desconocida del bar– con la que quería más allá de un par de besos –en un ascensor, vestida como usualmente lo haría. Definitivamente habría quemado la peluca de Anna después de eso. ¡¿Cómo es que estoy metida en este lío tan de la nada?!
Una mejor pregunta... ¡¿Por qué justamente me tengo que reencontrar con la mujer que, ni que mueva cielo y tierra, se larga de mi cabeza?!
Veo a la mujer de hebras oscuras, con su cabello perfectamente arreglado. Su traje no tiene ni una sola arruga, ni motas de polvo, su maquillaje... ni hablar, le queda bien, tiene ese aire de Meryl Streep en "El Diablo viste a la Moda" ¡Qué personalmente le queda coqueto y encima tan bien! Joder, está mujer no es la que conocí anoche, no estaba ni un poco cerca de parecerse a Jisoo– con su chaqueta y falda de cuero, más sus mechones desordenadas –; no puedo pensar teniendo la imagen de tan intimidante pero atractiva mujer frente a mis ojos, muchísimo menos decir algo. Parece que Jisoo posee la misma o más confusa expresión, que yo al darme cuenta que... esto no es un sueño. ¡Chaeyoung debería conectar el despertador en las mañanas!
Jisoo esta frente a mí. Y para empeorar las cosas, Jisoo me está viendo fijamente mientras me analiza, como un león acecha una gacela entre grandes pastizales. Ahí me di cuenta que debería dejar de ver Animal Planet con Chaeyoung, porque los nervios me tienen pensando cosas incoherentes. ¿Pero por qué estaba nerviosa? De todas las personas que había imaginado encontrarme después de acostarme con ellas, no entendía porque precisamente tenía que ser esta mujer. No estaba lista para ver a Jisoo de nuevo, menos después de lo ayer, ni lo de hace dos noches, en pocas palabras... ¡Yo no estaba lista para verla a ella vestida como una hipotecaria del banco que viene a sacarme en cara las deudas de mis antepasados!
Jisoo carraspea después de un minuto de largo e incómodo silencio, en lo que yo seguía quejándome con el escritor de esta tragicomedia que llamaba "mi vida". Escucho su tono de voz pausada llamar mi atención:— Anna... No esperaba verte tan pronto— dijo.
« Oh créeme preciosa, ¡yo menos! »
Me vi obligada a responder, es decir... ¡No puedo ignorarla tratando de calmar el caos mental que vive mi cabeza justo ahora!
— Hola Jisoo— Saludé con timidez, aferrándome a los papeles que traía en mi mano, mientras intentaba no sudar de los nervios. Jisoo se acercó más a mí, y se recostó en el ascensor– que ya estaba abierto desde hace unos segundos—; ella se colocó a mi lado. Tomó un sorbo de su café y me observó, fruncí el ceño con su mirada fija en mí—. ¿Qué?
No puede ser Sana, ves a la tipa con la que casi te acuestas y no tienes nada mejor que decirle que un «¿Qué?» ¡¿Esto es en serio?!
En mi defensa estaba aterrada. Ella tampoco es de mucha ayuda, no deja de observarme con asombro.
Jisoo sube la comisura de sus labios, sonrié torcido y dice mientras tiene sus brazos cruzados, oh mi Dios, que mujer tan...— Sinceramente no esperaba verte aquí tan pronto, Miss Anna. Pero he de admitir que es una maravillosa sorpresa.
Maravillosa, casi tanto cómo el hecho de que me está mirando con sus orbes oscuros y yo estoy que salgo disparada como el Correcaminos. Ella solo me ve como si este encuentro fuese lo más común, y lo es... En realidad no entiendo por qué me esta poniendo nerviosa la situación. ¿Qué no cualquiera se pondría como gelatina si ve a la mujer con la que casi se acuesta a su lado?
— Lo mismo digo —respondí inmediatamente sumida en vergüenza. ¡Me quiero ir de aquí pero ya!
Ella sonríe más amplio. « ¿Habré dicho algo gracioso? Porque sonríe tan lind... ¡Sana deja de pensar en eso! » Me digo a mí misma tratando de no hiperventilar.
Agradecía que al menos ese maldito edificio tuviese un ascensor con buena ventilación, porque si no estaría justo en el suelo ahora.
— Y también pienso que no estaba preparada para verte por estos lares —mencionó con su mirada viendo en otra dirección, pero luego ella volteó a darme la cara— Pero tampoco me quejo. Y menos sí es por aquí... en verdad. ¿Algo en especial que me haya dado el gusto de verte otra vez? —Pregunta de la nada. Oh por Dios esta jodida mujer, hasta para preguntar cosas sencillas tiene que ser guapa. ¡Me quiero abofetear!
¿Qué me trae por aquí otra vez? Bendita conveniencia... ¿Será sensato decirle a la chica que noquearon y me besé a lo desgraciado que estoy acá por audiciones? Por supuesto que no. Sin embargo no podía seguir ignorando que estaba justamente parada a pocos centímetros de mí. No puedo evitar la confrontación, no soy Anna ahora mismo, y me aterra no tener mi máscara y protección de todos los días.
Sólo soy Minatozaki Sana, una "soñadora" en descenso, que trabaja y hace malabares para no acabar durmiendo debajo de un puente con su mejor amiga.
Me atreví a responder, tratando de no sonar como una total boba:— La vida sorprende a veces... ¿no?— le regalé una sonrisa torcida. Que estoy segura que me salió terrible, pues ella suelta una risa leve.
« ¿Madre Tierra, Universo? Si me están escuchando ahora... Alguno que me trague y escupa en otro continente »
Ambas estábamos de lado a lado, ella recostada en el ascensor como si nada. La seguridad con la que estaba erguida justamente ahora. Genial, y yo que quiero golpear mi cabeza contra el mini-espejo del ascensor.
— Eso es cierto —se econgió de hombros—. Aunque aún no me cuentas que hacías—añadió con inusual curiosidad— Supongo que mi respuesta está en esos papeles— Preguntó refiriendose a esa carpeta a la que me aferraba como si mi vida dependiese de ello.
Oh mierda, me está preguntando muchas cosas. ¡Estoy mareada! ¿Por qué este maldito ascensor aún no sube? ¿Por qué de repente soy objeto de su impertinente curiosidad?
— Trabajo— Simple. No iba a decirle que estaba por audicionar en este lugar. ¡Qué vergüenza hablar de eso con ella!
Jisoo siguió mirando a la nada. Su mirada cobró una energía divertida en cuánto dije eso:— Hasta donde sé, acá no hay nadie buscando puestos nuevos, y mucho menos vacantes disponibles.
¡Que grande es Jisoo! Eso fue bastante arrogante de su parte.
— Uhm... es otro tipo de trabajo— me apresuré.
Detalle disimuladamente su rostro, era Jisoo, no cabía duda, las mismas facciones pero más fuertes y definidas que ayer. No había ingenuidad en ese rostro, o al menos no en ese momento; había un rastro de imponencia y arrogancia en esos ojos café. Podía ver que su ropa era ridículamente cara y la tela era suave pero muy sofisticada, sus labios... Oh mierda, sus jodidos labios que yo... ¡Joder Sana estamos en el ascensor que al parece no sube si no que esta estancado como yo en sus malditos belfos carmesí!
Jisoo mostró una sonrisa suave cuando notó lo perdida que me encontraba:— ¿Se te perdió algo, Miss Anna? Mis ojos son lindos, ¿no? — bromeó ella. Maldita arrogante, me recuerda mucho a mi actitud anoche, ésta mujer con corbata no era comparable con Jisoo, tierna y torpe tratando de verse ruda—. Estoy segura que hace dos noches esto hubiera sido al revés.
¡Lo que me faltaba, saco el tema de nuestra noche juntas!
Solté un suspiro.
¿Saben ese momento cuándo quieres salir huyendo de la vergüenza...? Pues así me sentía justo ahora. ¿Cómo es que esto está pasando? ¿Qué tipo de karma estaría pagando de parte de mis antepasados que ahora mismo necesitaba que el maldito ascensor dejara de ser tan lento y en realidad va lo más lento posible?
Una pregunta más directa... ¿Será ella parte de ese karma? ¡Porque si no es así, entonces no entiendo como terminé en esta situación!
— Erm— Aclaré mi voz.— No creo que sea el momento de hablar de esto aquí, Jisoo —dije sin reproches. Y no era mentira... ¡No era el momento adecuado para hablar sobre esa noche y menos en el claustrofobico ascensor!
Jisoo niega divertida:— Vamos Anna, sabes que me debes una explicación...— Enarcó una ceja al decir aquello. Por supuesto que le debo una. Puedo sentir como mis piernas están a punto de perder la sensibilidad e irse al carajo por lo imprevisto de su pregunta.
¿Pero qué pasaba si lo que estaba a punto de decir no era de su agrado? ¡Es que es ridículo y...
— Anna —Llamó una vez más mi atención. Estaba dispersa entre mis pensamientos y el tener los nervios a flor de piel cada vez que ella me dirigía la palabra, no era muy buena combinación—. ¿No me dirás? Tengo ganas de saberlo.
— No es buena idea.
Esos ojos no dejaron de mirarme– desde que piso ese ascensor había sido así –Dió otro largo sorbo a su café y me dijo:— Si lo que te preocupa es que estemos vestidas como civiles no es la gran cosa —tranquilizo ella despacio y con un tono bastante... ¿dulce? ¡¿Eh?!— Sólo quisiera enterarme que pasó esa noche en verdad.
¡No lo haré! Aunque debía, la mujer me lo pedía encarecidamente como si fuese importante aquello. Y lo era, pero yo sentía vergüenza de haberme llevado a una extraña a la cama porque esta última estuvo inconsciente.
— Miss Anna... Sé que no tenemos confianza pero en verdad quiero aclarar mi mente— Y fue justamente esa sonrisa la que terminó por convencerme. ¡Carajo Jisoo, deja de ser tan atractiva!
— Mmh... Bueno yo‐...— Y un sonido estruendoso se escuchó seguido de un movimiento fuerte que nos sacudió por completo.
Cuando menos me di cuenta aquella caja de metal que subía sin parar en ningún lado empezó a moverse haciendo que la mujer a mi lado y yo nos sobresaltaramos.
Al cabo de unos segundos, Jisoo suelta una maldición.
— ¿Te encuentras bien?— Preguntó de inmediato y sentí una mano en mi hombro. Me quité de golpe por el contacto y cada una estuvo en un rincón del elevador que aparentemente se había descompuesto.
« ¡Por un demonio, lo que faltaba! » Maldije internamente.
Como si esto no fuese lo suficientemente irrealista y tonto, Jisoo vuelve a posar su mirada, mientras acomoda un poco la tela de su camisa:
— Este día ha estado lleno de interrupciones— dice al aire.— Mierda el ascensor se jodió. ¿Dónde está mi teléfono?— Empezó a buscar en sus bolsillos, yo trato de disimular mi mirada hacia a ella, con evidente pánico que ella nota.
— ¿E-Estamos atrapadas?—Pregunté con vacilación, el temor en mis palabras alerta a la mujer, quien me mira con ojos serios.
¡Rayos que pregunta más idiota, por supuesto que esto está pasando!
— Uhm, creo que esta chatarra se descompuso otra vez. Era de esperarse, tantos pisos y definitivamente iba a joderse en cualquier momento— Soltó una risilla adorable, justo como la de esa noche, pude sentir que me derretía pero traté de ignorarlo... ¡Porque lo del ascesor me tiene alterada hasta la mierda!— Es primera vez que esto sucede...
Supuse que estaba tratando de animar el ambiente pero yo estaba absorta en mis pensamientos y temiendo que esto fuera cierto... Estoy atrapada con Jisoo. ¡Esto es como una jodida pesadilla o mal sueño!
— Bien... Entonces, ¿tu nombre? —murmura ella a mi lado.
Han pasado quince minutos desde que el maldito elevador de Park's Big Records decidió irse a la reverenda mier... ¡Se descompusó! Y al igual que esta maldita caja metálica, yo también estoy jodida.
Estoy jodida porque aunque no lo quise, ni siquiera imaginé que podría pasar... Estoy encerrada con Jisoo. Si, la misma mujer a la que mire como una presa hace dos noches y la que quizá lleva estancada en mi cabeza más de lo que quiero admitir en voz alta. Mi mente estaba perdida en un mar de dudas: ¿Qué haré? ¿Cuánto tiempo será esto? ¿Debería llamar a Chaeyoung y decirle que su plan improvisado salió falta? ¿Cuando esta cosa logre funcionar siquiera lograré audicionar?
Tantas preguntas sin respuestas. Me acordé que alguien más quería una respuesta justo ahora y yo continuaba con mi espanto por pasar tanto tiempo acá.
Arrugué mi nariz cuando volteé a mirar a Jisoo, estábamos sentadas en esquinas distintas de aquel elevador. Nuestros zapatos en el suelo apenas y se rozaban, pero eso no importaba mucho. Detalle bien sus zapatos, eran... exageradamente elegantes y se ajustaban bien. Unos tacones de una marca que estaba segura que Karla habrá usado siendo abogada alguna vez.
« ¿De dónde eres en realidad Jisoo? » Se dispararon las dudas cuando vi la diferencia notoria entre nosotras.
Ella usaba trajes, usaba maquillaje fuerte, parecía una leona, una líder; era naturalmente atractiva y... Dios. En cambio yo usaba un suéter de lana rosa, mi cabello recogido en unas pequeñas trenzas y suelto abajo. Más unos zapatos que gloria al cielo seguían intactos.
— ¿Acaso eso es importante? —dije con algo de recelo en mi voz. Ella se dio cuenta de esto y me miró divertida—. ¿Qué es tan gracioso para ti?
— ¿Tú que crees?
— Deberías ser más directa— dijo en tono burlesco.
— ¿Cómo tú esa noche? —mis mejillas se encendieron en fuego de la vergüenza.
— No tienes por qué avergonzarte, sé que está situación es un poco...— empieza a decir ella.
— ¿Peculiar? ¿Rara como la mierda? ¿Fuera de serie? —respondí y ella soltó una carcajada que me hizo aliviarme un poco. Bien, al menos no estamos tan tensas ahora.
— No lo habría dicho de una mejor forma —sonrío. Ella dejo la chaqueta negra a un lado y me miró mientras se ponía cómoda—. ¿Crees que ahora podamos saber nuestros nombres?—Preguntó con expectativa.
¿Nombres? ¡Claro que no, me estoy arriesgando!
— No— ni con toda esa perseverancia por sacarme información lo iba a lograr.
Jamás en todo mi tiempo trabajando en Moonlight Sunrise se me había cruzado por la mente que debía notificarle a mis aventuras mi verdadera identidad, al fin y al cabo eran personas pasajeras. No sabía nada de ellos, Jisoo fue un caso distinto, una excepción a mi regla de involucrarme más de lo debido con un cliente de ese lugar. Es decir, yo solo tomaba lo que quería de ellos pues ellos no querían otra cosa que una sesión de sexo y ya, ¿eso estaba mal? A mi punto de vista, las chicas con las que había estado nunca se sintió íntimo ni tan pasional como aquella noche con Jisoo. Ni siquiera alcanzamos a llegar a mucho, y el solo pensar en que, sí, disfrute con ella, hacia que el calor de mis mejillas fuese más intenso.
Jisoo estaba siendo un maldito dolor de cabeza, y lo peor es que lo sabía, pero no estaba dispuesta a atacar de raíz el problema.
Jisoo... ¿de verdad se llamara así? O solo quiero pensar que ocultandonos bajo una identidad que no nos pertenece puedo evitar el hecho de que anterior nuestro tiempo juntas... ¿No eran cosas de una noche y ya? ¿Estaba lista para saber su verdadero nombre?
¿Estará ella lista para saber quién soy yo? Caí en la duda, pero también... la tentación de revelar aquello.
— Sabes... Supongo que sí no puedo saber que lleva esa misteriosa carpeta— subió la comisura de sus labios— Merezco saber al menos un poco más de ti, ¿no?
Oh.
Todo mi martirio mental fue opacado por esa petición tan... ¡Es Jisoo, no necesito explicar por qué cedí fácilmente!
Jodanse, lo haré incluso si esta fuera de mis principios:— Sana, Minatozaki Sana, de hecho— respondí finalmente con una sonrisa que ella acompañó. Se veía satisfecha por al fin conocer mi identidad.
— Minatozaki —repitió con tono encantador—, es muchísimo más bonito que Anna. En verdad— Me sonrojo nuevamente por el tono adulador de sus palabras.
Quedamos en silencio un par de segundos, hasta que ella preguntó:
— ¿Y de dónde es ese apellido? No parece muy común en Japón, y créeme, he estado varias veces allá. Muchos simplemente tienen apellido muy similares, pero el tuyo-...
— Ni siquiera yo lo sé —la detuve, con una risa leve—, supongo que mis padres jamás me lo quisieron contar. Típico de ellos —solté con sarcasmo.
— Minatozaki —dijo una última vez, pero esta vez acarició cada sílaba con su delicioso timbre de voz y sentí que el ascensor se quedaba sin oxígeno. Había dos opciones, o de verdad se nos está acabando o ella es tan atractiva que mi respiración se vuelve una mierda en cuánto dice mi nombre con tanta satisfacción— Disculpa, es que me suena increíble. Casi de realeza japonesa. ¿Estás segura que no lo eres?— Bromeó.
« Esta idiota es tan encantadora que me dan ganas de vomitar » Dijo mi consciencia mientras intentaba no reírme en su cara.
Lo cual fue inútil, pues ya había soltado la carcajada que venía aguantando hace un par de segundos.
— Yo también quisiera saber el chiste— fingió indignación en medio de una boba sonrisa.
— N-No bueno... Es que me pareces todavía muy idiota, ¿me entiendes?
— Sigo siendo idiota, ¿eh?— Negó divertida—. ¿Algo que pueda hacer para que cambies esa perspectiva de mí, Minatozaki Sana?— Cada vez que decía mi nombre, en especial mi apellido, sonaba muchísimo mejor que la anterior. ¿Te imaginas ese acento británico diciendo tu nombre de la forma más cautivadora posible? ¡Joder es increíble que no me sacó ese detalle de la cabeza!
— No creo que exista algo que cambie tu nivel de idiotez— comenté con sarcasmo.
— ¡Oh me dueles, Minatozaki!— Exclamó exagerando sus gestos, con falso dolor mientras se agarraba el pecho. Reí por su tonta broma, al menos me había encontrado con alguien de buen sentido del humor.— Encontraré pronto la cura para mí idiotez, lo juro...
— Suerte con eso— Con solo esa pequeña conversación me percate de que ya no estaba tan tensa como antes. ¿Será que era la intención de Jisoo desde el inicio? También me di cuenta de que me había llamado por mi nombre completo en dos ocasiones, cosa que se me hizo graciosa, ¿quién te llama por tu nombre completo cada vez que te dirige la palabra?— ¿Es necesario llamarme por mi nombre entero cada vez que me hablas?— Bufé en medio de la pregunta.
Ella alzó su cejas y asintió con entusiasmo:— Definitivamente lo es, es justo y necesario— Sus ojos se posaron en los míos y tenía una expresión suave en su rostro.— Tienes un nombre precioso, Minatozaki Sana— Y su confesión se me hizo tan realista y tierna que empezó a faltar el aire en mis pulmones pero por otra cosa.
Pasaron un par de minutos más, empezaba a temer porque ese ascensor de verdad estuviera tan jodido que ni yo ni Jisoo pudiéramos salir nunca, pero aparentemente no era problemático estar encerradas juntas. Pues estando con ella nuevamente, sentí la misma conexión de hace dos noches... ¿Cómo me atreví a pensar que no hubo nada? Aunque no debería adelantarme a los hechos, pues estamos hablando sobre nuestro snack favorito. Sin embargo siempre he pensando que las conversaciones banales con desconocidos son mucho más significativas a largo plazo.
— Y esas tienen un sabor increíble, tienes que probarlas— Mencionó ella con un brillo alegre en su sonrisa.
Al parecer hablar de galletas la volvió de mujer amenazante con botas Jimmy Cho a una nena de cinco años que pensaba que ir a la Fábrica de Willy Wonka era una buena idea aún sabiendo el final de la película.
— Oh vamos, yo hago mejores galletas, te lo puedo asegurar.
— ¿Te gusta hornear?— Asentí rápidamente— Vaya, eres una cajita de sorpresas, ¿acaso hay algo que Súper Sana, no pueda hacer? ¿Vuelas también?— Repito, es tan idiota que me da nauseas.
— Pues nunca puedo comprar galletas realmente, y ya sabes, me gusta aprender cosas nuevas en mi tiempo libre. Mis favoritas son las de avena —Jisoo hizo una mueca, ¿no le gustaba la avena? Ya no figuro en esta conversación— Si me vas a decir que odias la avena juro que buscaré la forma de escaparme así sea por la rejilla de la ventilación, Jisoo.
Ella liberó una carcajada sonora por mi advertencia, tal parece que fue tan gracioso para la linda azabache que necesito unos momentos para recuperar el aire.
— No hay duda de qué eres alguien divertido... Me di cuenta esa noche— Volvió a sacar el tema a colación. A diferencia del inicio, ya no tenía tanto miedo de hablaro, después de todo... Eso era inevitable.
Era inevitable, casi tan inevitable como perderme un par de segundos en las definidas facciones de su rostro.
— Acabo de darme cuenta de algo— Declaró de la nada.
— ¿Y ahora?
— Tú me revelaste tu hermoso nombre— Reí porque sabía a lo que se refería—. Pero yo no he dicho el mío, en verdad pido una disculpa, se me pasó el tiempo aquí contigo.
Ese tiempo, en realidad fueron quince minutos, que parecieron horas. De repente recordé las audiciones.
¡Mierda las audiciones!
Los nervios volvieron a apoderarse de mí, pero Jisoo siguió hablando sin notar aquello:— Creo que debes saberlo, Sana... Yo soy...
— Jisoo— le interrumpí.
— ¿Mhm?
— ¿Crees que podamos dejarlo para después?— Suspiré, ella parecía un poco desconcertada por mi confesión, pero lo disimulo muy bien– o eso creyó –. Continué hablando, pues me había dado cuenta que seguíamos encerradas. ¡¿Cómo carajos se me olvida que estoy atrapada con ella y estoy que llego tarde?!— No me malentiendas, ¿sí? En verdad quisiera conocer más de ti— Aseguré con intención de calmarla. Ella me dedicó una suave sonrisa.
— No tienes por qué disculparte por eso, ¿sí?
— Jisoo, te diré la verdad, vine aquí por audiciones. — Ella jadeó por la sorpresa, quizá no se lo esperaba, quizá si, no lo sabía con exactitud.— ¿Recuerdas esa noche en el bar?
— Cómo olvidarlo...— Rodé los ojos al escuchar el tono soñador con el cual lo mencionó.
— Pues mencioné que quería ser a-actriz, ¿te acuerdas?— titubeé un poco. No sabía si era lo correcto sincerarme con la azabache, pues al fin y al cabo no habíamos estado en el mismo sitio más de dos veces– siendo esta la segunda –no sabía mucho de ella, aparte de que era una idiota encantadora que vestía trajes por el día y chaquetas de cuero más maquillaje intimidante por las noches.
De todas formas... Al diablo con eso, ¿no? Puedo ser honesta con una desconocida de hermosos ojos café cuando yo lo desee, por más que mi cerebro me regañe por compartir un poco de mí.
Jisoo mostró una sonrisa sincera, antes de hablar:— ¡Por supuesto!— Me sorprendí por su emoción—. Eso si que no se me olvida. Me parece perfecto que estés cumpliendo tu sueño, ¿sabes? Cuando escuché tus metaforas de cine supe que eso era lo tuyo— reí por eso, recordaba haber hecho pequeñas referencias cuando empezamos a beber más de la cuenta; en cada ocasión ella soltó una risilla aún sin entender— ¿Puedo ser honesta?— Asentí suavemente—... Eres muy distinta a como te conocí en el bar, Sana, quizá Anna sea un personaje y te salió perfecto, eso quiere decir que eres buena actriz, ¿no?
— ¿Por qué lo dices?— Pregunté con una ceja elevada sin entender a lo que quería llegar.
— Porque esa mujer atrevida bajo el reflector no está aquí ahora mismo. Y créelo, no necesito que lo esté— confesó la mujer frente a mí.
— G-Gracias, Jisoo— respondí nerviosa, con una extraña felicidad. Nunca me habían dicho algo como eso, ni relacionado a mi más grande sueño.
Y si, estaba Chaeyoung y su novia quienes confiaban plenamente en mi talento, también– antes de perder la confianza –, estaba yo misma alentándome a seguir mi camino.
Que una desconocida que sólo me ha visto dos veces en su vida, quisiera ser tan directa acerca de algo que me apasionaba... era totalmente distinto.
Tragué grueso, sus palabras chocaron con mi cerebro provocando una especie de cortocircuito inmediatamente, pues su honestidad causaba pequeños chispas de alegría y comodidad.
— Estoy segura que te irá increíble, Sana— guiñó un ojo perfectamente.
— Gracias por tus buenos deseos— me limité a agradecer una vez más, ignorando el gesto anterior de su parte.
De repente el clima claustrofobico del ascensor había regresado. También la extraña tensión y sensación entre ambas se plantó por segunda vez en el aire.
Jisoo se levantó de su lugar, y limpio su traje con ambas manos, antes de volver a aquella postura recta del inicio:— Muy bien, creo que ya es hora de llamar al Sr. Black.— Torcí mis labios y ella respondió con una risa— Es el técnico del ascensor, Sana.
¿Técnico del ascensor? ¿Cómo ella conocía su nombre o tan siquiera sabía que tenía un técnico específico para esta área? Tal vez Jisoo trabajaba ahí, me di cuenta era una completa tarada. Yo había dicho mi nombre, por el contrario, ella no dijo nunca el suyo, pues empezamos a hablar de galletas y bombones.
Irónico lo de los bombones, pues yo la había nombrado a ella de esa manera.
— ¿Trabajas aquí?— Dudé, pero ella parecía bastante ocupada divagando en su móvil. Llevo el celular a su oreja y empezó a llamar al supuesto técnico del ascensor.
— Precisamente de eso quería hablarte, verás...— No pudo terminar la frase porque la persona al otro lado de la línea contestó su llamada entrante—, dame un momento.— Sentí mucha curiosidad y más cuando escuché disimuladamente alguna de las cosas que decía por teléfono:— Sí Sr. Black, supongo que la próxima semana debería hacerle un buen mantenimiento— prosiguió hablando de cosas inentendibles sobre elevadores, yo baje mis ojos a las agujas de mi reloj, faltaba media hora para las audiciones.— ¿En un par de minutos? Sería ideal, prometo pagarte lo suficiente— me miró disimuladamente Jisoo—, gracias, hombre, eres de lo mejor.
Al finalizar la llamada Jisoo captó mi atención una vez más, y estuvo disponible para responder a todas mis dudas. Tenía demasiadas, ¿aumento? Entonces de plano era cierto, esto era la confirmación, ella trabaja aquí... ¿Es buena idea preguntar de una vez por todas o irme una vez el ascensor funcione?
— ¿Entonces...?
— En unos cinco minutos volverá a funcionar, fue informado por mi secretaria de qué varias personas querían utilizarlo y básicamente está tan jodido que que se quejaron en la recepción— Rodó los ojos. Luego me dedicó una sonrisa dulce:— ¿Te sientes bien? Te veo un poco tensa de nuevo...— Dijo con extrema cautela y tono amable.— Cuando vea a mi secretaria podría conseguirte una botella de agua, la mejor agua si eso quieres yo...
— Estoy bien Jisoo— Intenté calmarla.—Erm. Agradezco que seas así... ya sabes...
— Sólo me gusta ayudar a las chicas bonitas que se quedan encerradas en el ascensor y bailan Ariana Grande como una diosa del olimpo— ¿Eso acaso era coqueteo?
— Matengo mi postura de que eres una idiota— Contraataqué, ella río como respuesta— ¿Entonces soy bonita?
— Lo eres, Minatozaki Sana. Y no es porque se nos esté acabando el oxígeno en esta maldita cosa— mordí mi labio intentando disimular mi sonrisa—. En serio lo eres, no estoy alucinando.
— Esa noche si lo hacías— le recordé, con un tono burlón.
Suspiró en alto:— Esa noche, ¿sabes? Yo quizá no recuerdo casi nada, me gustaría hacerlo. Y sin duda... quiero volverlo a repetir.
— ¿Lo dices en serio?
Unas luces del ascensor titilaron varias veces, la azabache miró hacia arriba. Volvió a sacar su celular cuando esté vibró en sus bolsillos. Leyó el mensaje que probablemente llegó a su móvil y me dirigió la palabra:
— Tenemos cinco minutos más... Dice que quizá quite la electricidad un momento— informó la chica con traje.
Yo asentí y decidí que ya era suficiente. Ese momento de tensión extraño entre nosotras no debió ocurrir, más sin embargo, fue lo que me dejó con una sensación extraña.
— Sabes, a estas alturas Nayeon ya habría llamado para joderme la paciencia de que estoy llegando tarde— Rompió el silencio contando sobre una tal Nayeon, quién obviamente no conocía y por alguna razón me pareció familiar ese nombre... o tal vez Jisoo no se equivoca y ta hace falta oxígeno.
— ¿Nayeon?
— Mi secretaria. Ya había mencionado que tengo una— Mofó.
— ¿Tienes una?
— ¿Tú no?— Bromeó.
— Discúlpame señorita Perfecta, no tengo una— Le seguí el juego.— ¿Entonces la tímida Jisoo tiene una secretaria? ¿Y qué tal es, sexy o demasiado recta para ti?
— Tiene novia— se apresuró a decir— Y honestamente me da asco cada vez que entro a la oficina y esta en hablando con su "terroncito de azúcar"— Emitió un sonido infantil que causó una risa incotrolable en ambas.
— Oh, pareces celosa.
— Por favor, ni siquiera lo pienses. De verdad no me hace falta algo de eso en mi vida— pero no sé por qué no me parecieron sinceras sus palabras—. El amor no es lo mío.
— Eso siempre dicen— me encogí de hombros.
— ¿Acaso estas buscando algo más conmigo, «bombón»?— Imitó la voz que utilicé esa noche con ella. Vaya, si así iba la cosa... Dos podían jugar ese juego.
— Tarada— Negué divertida— Tienes que admitir que eso te gustó.
Ella se acercó un poco más a mí, estaba de más decir que su poca distancia no iba a ser un problema si el ambiente estaba en este punto.
— Uh, ahí está Anna de nuevo, ¡hola Anna!— Siguió su tonto juego que me sacaba una sonrisa estúpida en el rostro— No respondiste mi pregunta anterior, así que me lo tomaré como que si quieres algo más— subió el pecho en orgullo.
— Ni en tus más salvajes sueños, Jisoo— respondí con seguridad.
Ella me miró incrédula.
— ¿Aún crees que mi nombre es Jisoo?— Preguntó con un tono de diversión.— ¿No quieres saber cuál es mi nombre real?— bajo el tono a la par que acortaba un poco más la distancia.
Traté de no ceder ante su encanto de ejecutiva, debía admitir que aquella corbata se veía como un estorbo en su cuello... ¿Acaso el supuesto técnico habrá quitado la ventilación, o por qué hace un calor excesivo?
Reí con gracia—. Si no me dirás que eres Spiderman, entonces no quiero saberlo...—dije a modo de juego y Jisoo enarcó una ceja.
— ¿Entonces tengo que ser Peter Parker y salvar la ciudad para conseguir el número de la linda Minatozaki Sana?— Sonrió con encanto. Y pude sentir como ese brillo coqueto y seductor estaban buscando embrujarme. Oh mierda, tengo que salir de aquí ya mismo.
Cómo dije antes: dos pueden jugar este juego.
Me acerqué un poco más a ella.
— Creo que debes ser mucho más que un héroe para llegar a soñar con que puedes tenerme...— guiñe un ojo— ¿A qué juegas, Jisoo? ¿o es qué quieres recordar?
Ella acortó un poco más la distancia. Vi como su pecho subía y bajaba un poco, esos ojos con un café intenso y profundo me analizaron con extrema atención.
— Precisamente eso quiero...—su aliento chocó con el mío. Y antes de que pudiera pasar algo más, ella inhalo profundo—. Pero antes debes saber algo...
— ¿Qué es exactamente?— Y pensar que hace unos minutos me encontraba escéptica con toda esta situación.
No obstante, no lograba crear pensamientos lógicos en mi cabeza teniendo el aliento mentolado y el perfume inconfudible de Jisoo golpeando en mi nariz. Aspire su dulce aroma femenino que me cegaba totalmente.
Al parecer hoy era el día de las cosas inesperadas pues su nariz casi rozó la mía y sentí el aire caliente cubrirnos, también una capa de oscuridad, pues el ascensor se había quedado sin electricidad, tal como ella dijo... ¡¿Por qué siempre pasan estas cosas?!
— Mi nombre no es Jisoo... es Jihyo— jadeé cuando sentí su aliento caliente causar que mi piel se erizara. A la par que sus finos dedos buscaron mi cintura como esa noche mientras repetía la frase, estaba confundida por la confesión de la realidad: ella no es Jisoo.— Mi nombre es, Park Jihyo— Susurró en medio de la oscuridad.
Jihyo. ¿Acaso no le bastaba con ser atractiva? Ahora su nombre también lo era. Jihyo me parecía el nombre más hermoso que habían escuchado mis oídos y más en la forma en la que fue susurrado con dulzura y peligro mezclados.
— Jihyo— Repetí con mejillas calientes, apuesto a que ella está igual o peor. ¿Qué estaba pasando?
Tenía sus manos en mis caderas, ella son suma delicadeza seguía acariciando y acercándose a mí... ¿Cómo habíamos pasado de la incomodidad de volver a vernos hasta una gran tensión?
Eso no importaba cuando la mujer– ahora llamada Jihyo –, respiraba con dificultad con su cara a solo centímetros de la mía.
— ¿No vas a besarme?— murmuró despacio.
— No entiendo que estás esperando—. Dije en forma de confirmación, claro que quería aquello. Claro que quería volver a sentir sus belfos atrapando los míos, claro que quería poseerla en ese mismo ascensor.
Al diablo las malditas audiciones, tenía un trabajo en la cafetería. Al diablo mi pudor, mis principios, mi vergüenza o mis ganas de salir huyendo, eso estaba en segundo plano cuando la tenía solo para mí; en una oscuridad y en medio de nosotras lo único que nos impedía besarnos era la duda.
Que importaba que sucediera mañana, que importaba si esta era la última vez. ¿Cuál es el punto de tenerla en frente, y tan decidida conmigo y no aprovecharlo? ¿Por qué no sólo inclino mi cabeza y...
Cuando tomo mi mano para dirigirla a descansar en sus hombros, mis dedos acariciaron suavemente su cuello.
¿Esto iba a pasar? Fue lo que pensé, no podía ver su rostro debido a la falta de luz. Simplemente tenía que imaginarme que ella también quería.
Y cuando ella se inclinó, lo siguiente que sucedió podría catalogarlo como obra de ese maldito ascensor.
Cuando sentí los suaves labios de Jihyo rozar los míos sin más, todo paso tan rápido.
El sonido de las puertas del ascensor abriéndose, la electricidad volviendo golpe y el zumbido de la ventilación en mis oídos al igual que mis latidos cuando en medio de nuestro momento todo fue interrumpido por:
— ¿Señora Park?
Justo cuando creía que nada podía ir peor con el hecho de que el ascensor dejase de funcionar en medio de un día importante para mí, agregarle que de todas las personas que habitaban la maldita ciudad justo tuvo que ser Jisoo, y ahora la bomba de información que no pude anticipar.
Cuando una voz masculina llama nuestra atención, Jihyo y yo giramos nuestros rostros, un hombre con barba y un informe azul, en su placa se leía «Conserje Black». Suponiendo que se trataba del mismo hombre con el que Jihyo hablaba por teléfono hace nada.
El hombre de unos cuarenta años, nos miraba con confusión, pues Jihyo y yo seguíamos muy cerca todavía. Ahí fue cuando por inercia la empujé ligeramente y recuperamos la compostura, fingiendo que no había sucedido nada frente aquel sujeto.
Fingiendo que no estuvimos a punto de besarnos gracias a la maldita tensión.
— ¿Sr. Black?— Dice Jihyo cuando ve que el hombre abre bien sus ojos, se notaba cierto temor en ellos.
— E-Eh discúlpeme Señora Park, ¡Dios mío, le pido una disculpa! No sabía que estaba, b-bueno yo... ¡Debo irme de aquí, eso es... ya me voy!— empezó a tartamudear nervioso el hombre, pues creía que había interrumpido algo.
Jihyo negó con cierta diversión, sonrío y con la voz más serena posible captó la atención del hombre mayor:— Sr. Black, oiga, todo está bien. ¿Fue muy complicado arreglar el elevador? No interrumpe nada, no tiene que irse— El uniformado aparentemente se tranquiliza con las palabras de Jihyo a mi lado, quién vuelve a tener ese mismo aspecto impecable que cuando entró al ascensor, poderoso e imponente, es casi como si...
— ¿Y se siente bien, Jefa?— Todo bien en sus palabras, hasta que una particularmente resuena más que todas.
Jefa.
Jihyo tosió un poco y me miró de reojo respondiendole al hombre:— Todo va excelente, Sr. Black. Nuevamente agradezco tu trabajo.
El Sr. Black muestra su dentadura a modo de sonrisa, quizá por la amabilidad de Jihyo.
— ¡Oh, no tiene nada que agradecerme, en serio!— Exclama mientras rascaba su nuca— Usted es muy generosa por tenerme aquí. ¡Todo sea por la hija de-...
— ¡Sr. Black!— Llamó la atención del nombre nerviosa.— Me había comentado que su hija estaba en un resfriado... ¿Ya se encuentra mejor?— Interrumpe Jihyo y fruncí el ceño cuando vi su intención de cambiar el tema y dejar al aire lo que estaba diciendo el Conserje. ¿De quién era hija que sintió ese pánico, o sólo serán cosas mías?
— Señorita Park ella esta bien, no necesita preguntar esas cosas— rió el hombre—, no sea tan modesta frente a la jovencita, que por cierto... ¿De dónde ha salido? ¿Es su novia?— Jihyo tosió violentamente y casi se ahoga. Yo sentí un retortijón en mi estómago.
¿Novia? ¿Jefa? ¡¿De dónde carajos salieron estas palabras en esta situación?!
Jihyo parece querer salir corriendo, pero sólo le responde al Sr. Black con serenidad, como siempre:— Sr. Black, olvidé comentarle que Momo derramó la bebida sobre la ventilación de la sala de ediciones, sería buena idea revisarla hoy mismo, ya sabe— La miré con ojos abiertos cuando mencionó a la otra japonesa, ella ignoró eso y acomodó su corbata—, para que los trabajadores no sufran.
¡Muy bien, ya no estaba entendiendo nada! ¿Cómo es que sabía todos esos detalles de este lugar? ¿Cómo es que conoce a Momo? ¿Por qué este hombre parece darle tanta importancia a las palabras de Jihyo?
La única forma de que ella supiese quien era Momo– quién mencionó explicitamente trabajar aquí –; la única forma de que supiera tanto sobre esa empresa, que el Conserje le tomará la palabra es que ella fuera las mismisima...
— Cómo usted diga, Jefa.— Tragué grueso, pues tenía frente a mis narices la verdad de quién era Jihyo... ¿Hay algo peor que esto?
¡¿Ella es la dueña de la disquera?!
Park Jihyo es una maldita jefa multimillonaria, dueña de la disquera y por si fuera poco... La razón por la que una vez mojé mis bragas.
¡Jodidamente vergonzoso!
Y es que a ver, yo no creía que las apariencias lo eran todo, pero a decir verdad, Jihyo se veía como toda una empresaria justo ahora, con poder y el mundo entre sus manos. ¿Cómo no iba a soltar esa maldición de la nada por el impacto de esa información? ¡Jihyo era una millonaria, era una CEO, y para agrandar mis ganas de salir huyendo de aquí, era la maldita CEO de esa empresa!
Cuando el Sr. Black se despidió de Jihyo, sentí las nauseas del ascensor atacarme:
— Hasta pronto Sr. Black— mientras ella decía esa eso, entre en razon pues sí, me había dado cuenta de las cosas... Es la dueña del lugar y yo estaba a punto de besarla aquí y ahora.
« ¡Sana tienes que salir ahora mismo! »
Cuando quise dar la vuelta en dirección a la salida– bajando las escaleras –, aprovechando la distracción de Jihyo, me maldecía por cada paso, hasta que la coreana me siguió. Detrás de mí ella gritaba:— ¡Sana, espera!
Aceleré el paso bajando las escaleras. Ignorando sus llamados y maldiciendo en cada escalón el día del bar, el baile, hoy y mañana... ¿Por qué con ella? ¿Por qué con la jefa de un lugar al que pensaba podía aspirar cumplir mis sueños? Empeoraba las cosas el haberla besado.
— ¡Sana! ¡Minatozaki Sana, espera ahí!— Bajo las escaleras al igual que yo. Cuando vi en uno de los pisos un pasillo angosto con una puerta a su costado, fui directamente a ella.
¿Qué si planeaba esconderme ahí hasta que Jihyo dejara de buscar hablar conmigo? ¡No tenía mejor opción!
Para ser honesta mi plan fue una completa mierda, Jihyo era la dueña, conocía este lugar mejor que la palma de su mano. Ella de todas formas llegó al mismo pasillo y me sentí acorralada:
— Sana— respiraba agitadamente recuperando el aire por nuestra mini persecución.— Sana, por favor, déjame explicart-...
— ¿Explicarme qué, Señora Park? Por favor, con todo respeto, no quiero saberlo— respondí con vergüenza en mi voz.
Me daba un tic nervioso tener que llamarla « Señora », pero ahora con la verdad, lo que podía ser ella en realidad, le debía respeto.
— ¿Sana, de verdad acabas de llamarme Señora?— Rió esperando que fuese una broma, pero no lo era, para nada.— Sana...
— Sólo díme...— Suspiré con pesadez—, ¿de verdad eres la j-jefa de este lugar?— Tenía miedo de su respuesta. Pues eso significaba despedirme de las audiciones.
— Lo soy— confirmó con un hilo de voz—. Eso intentaba decirte, soy la jefa de Park's Big Records.
— Dios mío Jihyo, yo...
— ¿Sorprendida?— Solté una risa amarga cuando ella dudó de mi reacción.
— Era un poco obvio también. ¿Jihyo entiendes que no puedo quedarme aquí después de saber eso?
— ¡Sana!
— Es en serio Jihyo, ¡estaba a punto de audicionar en tu empresa! ¿Cómo crees que se siente?
Y no contenta con eso, besarla también.
— ¿Bien?— Di un resoplido de frustración y rodee su cuerpo antes de darle la espalda.
Ella volvió a tomar mi brazo.
— Sana, hablemos, ¿sí?— Pidió con unos ojos de cachorrito a los que no podía negarme, e inevitablemente, había vuelto a caer.
— Jihyo yo no...— Traté de negarme pero fue imposible.
— A ver Sana, ¿podrías explicarme por qué te alarma tanto que sea la jefa de una empresa? ¿O es qué nunca has visto una?
— N-No... ¡Bueno, sí... he visto varias! Pero ninguna eras tú, y mucho menos de esta. ¡Es que joder!
La suerte no está de mi lado nunca.
— ¿Y qué tiene de diferente esta?
— Que la manejas tú, lleva tu apellido y para colmo es tuya— Era ella otra vez.
— No te estoy entiendo, Sana. ¿Qué tengo que ver yo ahí?
— No puedo audicionar aquí, me iré. Fue un gusto verte aunque sea una última vez— Antes de que pudiera siguiera retirarme...
Jihyo no soltó mi brazo, en su lugar empujó contra la pared delicadamente.
Sentí como mis piernas flaqueaban de sólo tenerla cerca.
— ¿Jihyo, q-qué haces?— Ahí estaban los nervios nuevamente mientras la escena del ascensor– de alguna manera –volvía a repetirse.
— Ya no seré Jihyo, seré Jisoo. ¿A ella si puedes decirle la verdad, no es así?— Preguntó jugando con uno de los mechones de mi cabello colocandolo detrás de mí oreja—. ¿Verdad?
Su pregunta sólo hacia todo más complicado.
— Jisoo...— Jadeé por falta de aire.
Ella me miró fijamente, en sus ojos había algo extraño que no hubo las otras veces.
— Sana, ¿de verdad no vas a audicionar sólo por qué yo trabajo aquí, o hay algo más?
Me quedé muda. Eran cosas que ni yo podía responder.
El teléfono en sus bolsillos sonó, ella no hizo caso. En su lugar lo ignoró.
Sonó una, dos, y hasta la cuarta fue cuando ella respondió.
Jihyo soltó un gruñido cuando tuvo separarse, el mismo patrón se repite, nosotras a punto de besarnos y algo nos interrumpe de la forma más estúpida posible.
Agradecí que su teléfono me salvará de meter la pata, y no responder. Cuando mi cuerpo estaba libre de estar entre la pared y el suyo, y podía al fin respirar sin dificultad.
— ¿Im?— Dijo con voz ronca.
¡Maldita seas Park Jihyo!
Pero no se engañen, ese día descubrí que la fachada de jefa intimidante se iba al caño cuando escuché los gritos de "Im" incluso estando a una sana distancia de la azabache.
— ¡N-Nayeon, cálmate! ¿Sí? Estaré ahí enseguida— Otro grito como respuesta, sonaba como si un demonio de Tasmania había llamado a la pobre mujer para joder su audición—. Si Nayeonnie.
Admito que reí un poco por esa situación.
— Creo que tenemos que dejar esta conversación para después— gruñó sobando sus sienes.
— Te equivocas, yo no volveré a conversar contigo.
— Oh no Minatozaki, tú entraras a esa audición— dijo con autoridad que recriminé con una mala mirada— E-Es que no quiero que pierdas esa oportunidad— Era increíble como podía cambiar de un papel autoritario a parecer un jodido cachorro de Beagle.
— ¡Ni lo pienses! Voy a mandar a la mierda mi carrera que ni siquiera ha empezado...
— Sana.
— ¿Qué?
Ella negó con dulzura. Puso una de sus manos en mi hombro.
— Óyeme, tienes que ir. De corazón que pido que lo hagas, ignora lo que sea que esté pesando esa cabecita tuya.
— ¿Quieres que ignore que estuvimos al menos cuatro veces a punto de besarnos?— Pregunté sarcásticamente.
— Auch, me duele tu ácidez.
— Jihy-...— Me detuve pues no pensaba llamarla informalmente de ahora en adelante—. Señora Park— me corregí y ella hizo una mueca.— No haré eso, ni lo que usted me diga. Gracias por la oferta, pero prefiero irme con mi dignidad.
— Sana, no deberías tirar oportunidades por la borda.
— No voy a arriesgarme a que la gente se entere de que tú y yo estuvimos en algo— Y era cierto. No esperaba ganarme el papel, porque no había posibilidad alguna, ¿pero y si lo hacía? Podrían destrozarme, si sólo se enteraran que Jihyo y yo...
Ella negó rápidamente:— ¿De que hablas? Eso no va a pasar, cuido mi vida privada más de lo que piense.
—¿Vida privada? ¿Qué eres acaso? ¿Adele?
— Me gusta su música, y la conocí en algún momento.
¡Oh mierda conoció a Adele!
— Por supuesto que lo hiciste— rodé los ojos.
— También creo que debo mencionar que tengo. al menos dos coches y vivo en un penthouse— añadió tranquilamente.
Claro que los tiene. ¡Millonaria al fin!
No juzgues a los libros tan rápido por su portada Sana, joder, hace nada parecías una niñita hormonal cuando se te acercó.
— Esto no puede estar pasando— Gruñí.
— ¿Harás la audición?— Insiste una vez más.
— Quién me asegura que no dirás que sí porque yo estaré ahí.
— Oh no Sana, aquí no hacemos las cosas de esa manera— Me interrumpió—. Si pasas la audición será por tu talento, no por mí.
— ¿Segura?
— Te doy mi palabra— Levantó su mano y puso una mano en su pecho como promesa.
— Te creeré esta vez.
Silencio.
Es decir. Las cosas hoy estaban fuera de control. ¿Qué no había pasado en las últimas cinco horas? Hasta podía apostar que esto era una pesadilla o un mal sueño.
— No quiero ser aguafiestas, pero mi secretaria ciertamente no está del mejor humor hoy— Puso sus ojos en blanco—. Y el que yo llegue tarde tampoco ayuda mucho...— Relamió sus labios y noté cierta vacilación en ella, no sabía con qué idiotez iba a sorprenderme está vez, aunque quería escucharla:— ¿Deseas que te acompañe hasta las audiciones?
— ¿Tú y yo... juntas?— Dudé, ¿hablaba en serio?
— No veo a nadie más por este pasillo a quién pueda llevar. O quizás el fantasma del anterior Conserje quiera ir conmigo, ¡hey señor Richard, es contigo!
Como dije una vez, y dos y hasta tres veces, ella era una verdadera idiota sin remedio.
Era una idiota muy bonita también.
— Te habías tardado —puse mis ojos en blanco.
— ¿Eso es sí?
Asentí sin muchos ánimos.
Ella se quedó mirándome unos segundos más.
— ¿Y...?
— Habla.
— ¿Crees que después de la audición pueda tener tu número, ahora sí? —Sonrió con picardía.
— ¡Oh joder, para nada! Vámonos de aquí— Grité con prisa para negarme y ella sólo rió ante eso.
— Lo que tú digas, Minatozaki Sana. ¿Vamos?
Y le seguí hasta la oficina repitiendo que era una tonta, una idiota, la idiota del ascensor.
Ahí tienen, ufff, capítulo de pura tensión entre esas dos. Pero ojito, falta más por ver. Disculpen si llegan a ver errores, poco a poco estoy corrigiendo la historia.
La próxima vez espero hacer un maratón, por ahora disfruten de este capitulo TT.
Oigan, yo también quiero mi idiota del ascensor.
Gracias por leer ♡.
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