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2: "Cuidado con el Huracán Park..."

No puede ser...

Los brazos de Susan Park, la visita inesperada que tanto había postergado años y años, apretan mi cuerpo inmóvil con el suyo, ¡qué locura! Y pensar que hace años no recibía un abrazo de esta mujer. Siento el aroma de su cabello atacarme y también veo algunas de sus canas. Su cabello como siempre cayendo en una cascada, su porte elegante de mujer poderosa.

Voy a matar a Jungkook y Namjoon...

No consigo corresponder el abrazo porque siento el cuerpo de mi madre separarse un momento para tomarme por los hombros y verme, la cara de la Señora Park con ojos idénticos a los míos y su perfecto maquillaje:

— ¡Oh Jihyo, cuánto te he extrañado hija!— Su característico acento británico acaricia mi oído como una lija. No puedo con la acidez que eso produce en mí. ¿Extrañarme? Ella jamás lllamaba, ella sabía de mí gracias a Nam y Kook. Vuelve a abrazarme y escucho a Namjoon toser. La incomodidad del abrazo se siente en el aire, pero parece que sólo yo y mi cuñado la podemos sentir.— ¡Hija quita esa cara, las arrugas son de lo peor!

Ya empezamos...

— Hola a tí también mamá.— Digo finalmente, y tomó distancia de ella. Veo como ésta analiza y... ¡En cualquier momento saldrá su vómito verbal sobre mi ropa!— Ni se te ocurra... Mejor dime, ¿cómo va todo en Londres?

« Ella no parece entender... Paciencia Jihyo, mucha paciencia. »

— ¡Jihyo, hija mía! ¡¿Por qué te has vestido tan bien hoy?! No ves a Nam y Kookie, es un sábado hija. O es que acaso vienes del trabajo, wow deberías ir pensando más en tu familia hija yo...— Todo lo que dice me parece tan lejano, mantengo mi mirada fija en su ropa, ¿cómo se atrevía a hablar de la mía cuando estábamos vestidas exactamente iguales? ¡Bien, es que no les he dicho correctamente, La Señora Park gusta de llevarme la contraria! Su voz empieza a ser un verdadero fastidio y cuando por fin parece que va a cerrar su bocota con sus comentarios inapropiados...— Oh, y encima trajiste los ingredientes tarde, ¡tuve que pedirle al pobre Nam que vaya a buscarlos por él mismo!

¡Nada complace a esta señora!

— Como digas, madre... ¿Desde cuándo estás aquí?—Cuestiono con una sonrisa forzada, intentando ser lo más amable posible para que Namjoon no nos eche a escobazos de su casa. Lo mejor era ignorar sus comentarios, ni cinco minutos llevábamos y ya ésta rompía su récord de romperle la paciencia a su hija. Después de cinco años, ni eso llegaba a ser sorprendente, ni novedoso.

— No me cambies el tema, Señorita. ¡Sabes que tengo la razón! ¿Dónde andabas metida, no hablamos desde Navidad, por qué vistes así? —Uy está mujer no sabe lo que es convivir en paz. ¡Ayuda Jungkook!

Miro aterrada a Namjoon y Jungkook que se han acercado a nosotras, y les tiro una mirada de 'esto lo hablamos después' y ellos captan enseguida que los estoy asesinando por mentir sobre la llegada de mi madre. Jungkook se convierte en mi héroe sin capa y parece que a través de mis ojos, atiene mis plegarias y decide interrumpir los constantes reclamos de mi madre:

— ¡Abuela, no crees que deberíamos preparar el almuerzo de hoy, quiero aprovechar contigo al máximo!— Gracias al cielo Jungkook es un ángel y el único nieto de mi madre. Nadie podía negarse a las peticiones del pelinegro por nada del mundo, ni siquiera la desafiante Señora Park.

— ¡Oh Kookie, claro que sí! En camino... Deben estar hambrientos, mil disculpas.— La mujer canosa remueve los cabellos de Jeon, y desaparece por la cocina. Cuando al fin parece que mi madre vuelve a ignorarme, quedo en presencia de dos personas que me deben muchas explicaciones...

— Ustedes dos...

— ¡Perdónanos Tía Jih, juro que fue idea de papá no decirte, es que así no vendrías! —Me explica el pelinegro, y sólo veo a Namjoon perdido y cabizbajo... Oh, él sabe lo que hacía.

— Nam, yo confié en tí.—Miro decepcionada a mi cuñado. Él levanta su mirada, y veo la pena en su rostro. — Es tu suegra Kim Namjoon. Parece que no supieses cómo es y cómo esto podía afectar más el maldito almuerzo.— Estaba enfadada. Indignación era lo que se formaba en mi rostro.

— Lo sé Jihyo, pero, ya sabes... Tú y ella...

— Ella y yo no nos llevamos bien, pero sólo empeoraron las cosas haciéndome creer que no estaba aquí, ¡ahora piensa que he llegado tarde, Nam!—Regaño a mi cuñado y su hijo. Jungkook se acerca e intenta convencerme de que les de mi perdón con un abrazo.

— Ni siquiera tus encantos de niño bonito ahora pueden ponerme de buen humor...

— Tía Jih, por favor... Trata de llevarte bien con ella, sólo por hoy, ¿podrían?

— ¡Yo quisiera Kook, pero ella es...–

— Jihyo, ha pasado mucho tiempo desde que hablaste con ella. Y cinco años desde que siquiera la abrazas, ¿no crees? Deberías estar contenta. Ya es hora de qué dejen de lado sus diferencias.—Añade Nam apoyado en la isla de la cocina, con sus brazos cruzados, veo en ellos prestación genuina por lo que no depara el día, de mí depende que las cosas funcionen.

¿Pero en verdad podría aguantar tanto tiempo a mi madre y sus comentarios?

— Por favor Tía Jih.—Suplica mi sobrino. Y no puedo decirles que no, después de todo ya era bastante madura, y podía quedarme tranquila con la idea de sencillamente disfrutar un día familiar, aunque el ambiente corriera peligro de hacerse pesado cada que mi madre me dirigía la palabra.— ¡El estofado va a estar bueno, y luego jugaremos Mario Kart!

Una sonrisa aparece en mis labios, inconscientemente, Jungkook sabe como animar el ambiente, me recuerda tanto a sus padres. A mi hermano por sobre todo.

— ¿Y bien? —Pregunta Namjoon. Le regalo una sonrisa y el moreno entiende a lo que me refiero. Si, ya había accedido.

— No es como si tuviese más opciones...—Empiezo, y Nam niega divertido.— Vamos, estoy lista para el 'Huracán Park'.— Ellos ríen al conocido apodo que entre nosotros le teníamos.

Quisiera poder decir que no había sido derrotada por el famoso 'Huracán Park' Alias: Mi madre.

— Oh Nam, has hecho un trabajo grandioso, la última vez que vine no estaba tan organizado, ¡eres tan buen diseñador! Tendré que decirle a mi caramelito que tú serás quién haga el interior de nuestra nueva casa en el sur.— Escucho la charla que tienen Namjoon y mi madre. Ella halaga el trabajo de su yerno, y por supuesto Jungkook no se quiso atrás, ella adora llenar de flores a sus muchachos, ¡y a mí que me lleve la corriente!

Como dije, no podía esperar mucho de mi madre...

Ella era así.

Habla con el moreno sobre "su caramelito", es decir, su esposo. Mi padre había muerto cuando tenía tan solo catorce años, una muerte triste dentro de la familia; una que a más de uno, y sobre todo a ella le costó superar. Pero la vida le dió una nueva oportunidad y se casó con el señor Charles, uno de sus inversores en Londres, era británica, pero se mudó a Corea luego de casarse con mi padre, así que Londres era su destino fijo cada vez que podía permitirselo; era su primer hogar antes de empezar su vida en Corea. Trabajando en el extranjero desde que yo tenía uso de razón, no era usual verla con nosotros. De hecho apenas fue necesario irnos de Asia, ella fue rumbo a su amada Londres. Seokjin y yo habíamos vivido allí una parte de nuestra infancia, ella había querido que permanecierámos ahí por siempre, pero no fue así. ¿Su nuevo esposo? Lo había presentado en el matrimonio de Jin, un hombre de la misma edad que ella, inglés, rechoncho y con un mostacho negro, aspecto elegante y bien cuidado, perfecto para ella, supongo. Él tenía una hija de la cuál sólo sabíamos su nombre,poco me importaba. Esa era la vida de ella.

Lo había visto un par de veces en mi vida, en el matrimonio de mi hermano, en unas cuántas cenas Navideñas, y para mi sorpresa, hasta en mi graduación. Las contadas veces que los lograba ver, ellos se veían felices.

Fuera de que mi madre fuese una pesada de primera, me alegraba que ella encontrara el amor nuevamente. Así tendría a alguien con quien distraerse, ¿no?

Pues ni siquiera con ello se cansaba de atacarme a más no poder...

Jungkook y yo nos encontramos en la sala de estar, viendo un programa de supervivencia, al cuál le hago caso omiso, ¿cómo iba a poder? La escandalosa voz de mi madre se escucha hasta la sala, y me cuesta concentrarme en lo que estamos visualizando mi sobrino y yo en estos momentos.

— Tía Jih, ¿sigues enojada?— ¿Seguía enojada? Con Jungkook no, con su padre tampoco, ¿saben con quién si...? No hace falta ni mencionarlo.— ¿Tía?

— ¿Qué? ¡No, no, para nada Kook! Estoy bien. Solo estaba pensando en...— Hubiese terminado la frase pero mi madre llega con otra ronda de cafés para los tres, y una taza de malteada de chocolate para Jungkook, él odiaba el café.

— ¿Pensando en qué, hija? ¡No me digas, en trabajo!— ¡Dios mío, es como un martillo golpeando constantemente en horas de la noche! Tan molesta e inoportuna.— ¿Y bien?

Ella toma asiento a mi lado, justo cuando pensaba que mi madre estaría todo el santo día al pendiente y poniéndose al día con Namjoon—mi otro salvavidas—¡Ella decide por fin prestarme un mínimo de atención, y ni siquiera de la manera correcta! Wow, Señora Park, siempre tan atenta...

— Nada, mamá. No tiene que ver con trabajo.

— ¡Querida ni siquiera has preguntado apropiadamente si estoy bien y vas a hablar de trabajo! Tienes bastantes ojeras Jihyo, ¿estás completamente segura de que no andabas durmiendo en tu trabajo? Esa empresita tuya te tiene el horario de sueño malísimo y...— Era como un jodido loro, hablaba y hablaba, nunca llegaba a callarse, una vez que hablaba maravillas de mi sobrino y su yerno, yo era ese saco de boxeo con el que podrían golpear sus comentarios fuera de lugar, pero si algo me habían enseñado los años, es que debía ignorarla... ¡Aunque era imposible mientras me decía que mi empresa era una distracción!— ¡Oh, casi se me olvida, ha sido mucho tiempo! ...¿Qué tal tu amiga rescata perros, todo bien con ella?—Pregunta sobre Jeongyeon, o si supiese que mi amiga piensa que ella es una anticuada total y prácticamente la ha mandado a volar mil veces.

— Uhm... Todo bien con ella, esta semana piensa volver y quedarse un par de meses con su novia, ya sabes... Mi secretaria.— Digo con voz apagada, para ella es imperceptible que me está poniendo de un humor pésimo, Namjoon y Jungkook se miran mientras intentan dejarnos a nuestra suerte, ¡claro que sí, huyan cobardes! Ven la televisión mientras mi madre me come viva con lo siguiente que dice:

— ¡Fantástico, me alegra que deje de oler a perro todo el día! Nayeon seguramente debe estar cansada de eso, ¿no crees?— ¡Mi dios, qué comentario tan pesado! ¿Cómo abandono el lugar sin quedar como una mala hija, tía y cuñada?

— Mamá... Nayeon le gusta ese "olor a perro".—Hago comillas con mis dedos, y mi boca se tuerce en una mueca de incomodidad por el tono de esta conversación.—Además, ¿tú qué haces preguntando sobre Jeongyeon, ella no te caía mal?

— ¡Para nada hijita, podrá tener pulgas por todas partes, pero es tu mejor amiga y esta próxima a casarse!— Suelta con una felicidad inexplicable. Wow, por primera vez ella no está hablando mierdas de Jeongyeon, ¿debería grabarla y mandárselo a mi amiga? ¡Ni loca!

Un momento, ¿casarse?

— De dónde sacas que Nayeon y Jeongyeon se van a casar, ¿mamá? —Pregunto con obvia molestia. No es que no fuera una posibilidad, no estaba lejos de pasar. Pero no entendía a qué se refería mi madre.—Mamá...

— Es obvio que se van a casar Jihyo, tienen años juntas, ¿los mismos que tu empresa, verdad? Ya va siendo hora de que se vistan de blanco, ¡si necesitan ayuda con los preparativos, con gusto les recomiendo a alguien!

Uy sí, que chiste, ¿ella cree de verdad que Jeongyeon dejara que se entrometa en su boda? ¿Cuál boda? ¡ esa mujer escucha de Nayeon la palabra matrimonio y ya está en el piso desmayada!

— Supongo, pero... Ellas no han mencionado nada sobre casarse.—Aseguré y mi madre levanta una ceja, dudando de lo que le digo, como siempre.

Que tristeza. Ya deberían pensarlo, tienen mucho por delante, le mandaras saludos a Nayeon, ¿no es así? —Obviamente no.— Sabes, Jeongyeon te lleva solo dos años, ¡pero ya tiene a su media naranja, qué increíble! ¿Para cuando...

Mierda, mierda, mierda, ahí va con esa pregunta otra vez...

Namjoon y Jeongkook voltean disimuladamente—en lo que respecta a un hombre— Hacía nosotras, esperando la pregunta que iba a hacerme estallar y mi menos favorita...

— ¿Para cuándo tú también, Jihyo? Ya estoy vieja, me gustaría tener otro nieto antes de...

— ¡Mamá! —Ataco a su pregunta. Jungkook abre sus ojos por la forma en la que he gritado. Dios mío, Namjoon nos va a sacar de aquí.

Esa era una de las millones de preguntas incómodas que ella solía repetir hasta al cansancio, el reclamo de que yo estuviese tan solitaria hacia que mis conversaciones con mi madre fueran agotadoras, ¿por qué le daba tanta importancia a que tuviese un hijo?

— ¡Oh vamos Jihyo! A tu edad mi Jin ya estaba cuidando a Jungkook. ¿No recuerdas? — La mención de mi madre sobre mi hermano, la comparación constante de las diferentes vidas y caminos que ambos decidimos llevar no mejoran mi actitud. Esa fue la gota rebasó el vaso, y sin duda fruncí el entrecejo cuando ella ni siquiera pareció importarle que Jungkook escuchase el nombre de su padre, Namjoon se voltea con su boca abierta en sorpresa y sus ojos prendidos en miedo, al igual que su hijo, ellos presienten que algo malo va a pasar por la mención de Seokjin, el padre de Jungkook y mi difunto hermano.— ¡Dios, es que ni siquiera te da vergüenza que Jungkook tenga casi veintitrés años y tú sigas soltera por ahí!

Y eso me parece suficiente para abandonar la sala y abandonar el incómoda ambiente que mi madre se ha encargado de construir...

Con permiso, voy al baño.—Me levanto sin más, dejando a mi madre con las palabras en la boca, a mí cuñado y sobrino preocupados, y mis lágrimas empiezan a amenazar.

Subo las escaleras hacía el cuarto de baño para refugiarme y dejar salir toda mi frustración por el tema que mi madre había puesto en la mesa. ¿Con qué eso quería hablar conmigo? ¡Qué era una inútil que no tenía pareja y estaba destinada a morir sola!

No, era peor... Ella había dicho el nombre de Seokjin.

Abrí la puerta y la cerré con pestillo, así sentiría que estaba segura en algún lado. Me había esforzado toda la mañana en no ceder a sus comentarios que generaba un gran disgusto en mí, pero fue imposible...

Ella era experta en hacerme añicos con sus palabras.

Siempre que mi madre mencionaba a Jin o el tema del matrimonio, era todo tan espantoso, ella siempre sacaba a mi pobre hermano a colación para sacarme en cara de que el siempre fue lo que ella quiso, que la hizo abuela primero, que le regalo la experiencia de verlo casarse en una preciosa boda de blanco y azul que hasta el día de hoy todos recordamos con cariño; y que yo nunca seguí sus pasos ni el molde de mi hermano. Extrañaba y amaba a Seokjin, con mi alma, era el hermano perfecto, el hijo ideal, el padre ejemplar de mi sobrino.

¿Pero a quién engañaba? A veces ese nombre dolía como la mierda cuando mi madre por llamada, en los últimos ocho años se mantenía comparandome con él; eso no era nada nuevo en mi vida, desde tiempos inmemorables ella hacía aquello, que si Seokjin lo hizo antes yo también debería, que si Seokjin no aprobó todas sus materias tú también deberías, Seokjin se casó, tú deberías hacer lo mismo.

Seokjin, Seokjin, Seokjin. El fruto bendito del éxito y el orgullo de mi madre. Ese nombre lo había escuchado en tantas "charlas", si eso se le podían llamar charlas, con ella.

Por si fuera poco, su muerte la había hecho buscar en mí lo que él le había dejado en vida aún más que nunca. No tenía maneras de cumplir las expectativas de mi madre porque jamás quise seguir las acciones de Seokjin. ¿Cuál era el punto de hacerlo?

Seokjin había hecho lo que mi madre veía como "la vida ideal", estudió, trabajo y tuvo su propio bufete de abogados en Nueva York, al igual que yo, había cosechado algo propio en esa ciudaa—lo único en lo que eramos parecidos—Había seguido los pasos de tener una familia tradicional, y a pesar de haber salido del clóset como "gay", eso no había hecho que mi madre fuera tan dura con él, pues la revelación de mi hermano mayor más tarde se vería opacada, porque él le daría la dicha de conocer a su increíble y apuesto novio; para luego dar la noticia de su boda y más tarde al mudarnos a Nueva York por dichos papeles de su matrimonio civil con Namjoon, la adopción de Jungkook, ¡qué logró ser la réplica exacta de Jin y Nam!

Yo había presenciado cada paso de mi hermano, pero jamás seguí su ejemplo, y eso era la ruina para mi madre. Yo era su hija, la menor, la que debía seguir también ese camino, el casarme y tener novia o novio, no fue algo que quisiese nunca. Y eso jamás entró en la cabeza de la Señora Park.

Cada hermano tenía su vida, y ahí en el espejo del baño, vi a la mujer radiante de esta mañana, con una empresa exitosa, su nombre tatuado en miles de cabezas, con su propia casa, buena estabilidad, guapa e inteligente, con amigos y una familia pequeña pero grandiosa; ¿tenía algo malo no querer aspirar a más? Yo sentía que no necesitaba nada más allá. Me sentía tan agradecida conmigo misma por nunca dejarme vencer. Estaba tan feliz con mi vida, entre papeles y reuniones, nunca dispuesta a salir de mi oficina o de mi casa, a menos que fuese a salir con mis amigas o mi sobrino.

Nunca había tenido ni de asomo ganas de dejar atrás mis sueños por amor, mi madre aceptó la sexualidad de Jin y la mía, aunque le hubiese costado al inicio. Para ella solo importaba que tuviesemos familia, eso era lo esencial en su larga lista de expectativas en sus hijos. Aunque esa lista nunca aplico a Seokjin en su totalidad, siempre fue para mí. ¿A ella siquiera le importaba que fuese la CEO más aclamada de un importante disquera en la maldita ciudad más famosa del mundo? ¡Ella pasaba por alto ese logro y un millón más!

Yo nunca había podido encontrar una mujer que me complementara y eso no parecía molestarme ni quitarme el sueño.

Pero eso a ella la ponía como caldero hirviendo, ella quería que fuese con Jin...

Yo podría hacer mil cosas, y para mi madre nunca sería suficiente, porque yo no era Seokjin, jamás podría reemplazarlo, y por un momento me di cuenta, viendo mis ojeras en el cristal del baño junto a mis ojos enrojecidos, vi a una Jihyo de diecinueve dispuesta a seguir su camino, no el que mi madre impusiera, el que yo quería. Nunca estuvo de acuerdo en que mi dirección fuese la música, así que hice mi propia empresa, por primera vez su opinión no me iba a frenar, y menos ese día en que le dije de frente lo que en verdad necesitaba hacer en este mundo.

Una Jihyo de diecinueve que había retado a su madre diciéndole que ella fundaría su propia empresa, con el dinero de sus bolsillos. La herencia de nuestro padre no me detendría de alcanzar mi objetivo, y mucho menos la fortuna de Susan Park; porque yo quería ser independiente, libre de sus garras y las tristes comparaciones que hacía entre sus dos hijos desde temprana edad. Hasta los malditos estudios salieron de mi sudor y lágrimas, cómo debía ser. Trabajé tan duro por mi misma, y creo que los únicos que sabían y reconocían esto eran Jungkook, Namjoon y Seokjin.

Yo también lo extrañaba mucho.

Y mi madre también, pero eso no era excusa para que me tratase así.

¿Entonces por qué no era capaz de decirle de frente que dejara de meterse en mi vida de una vez por todas?

— T-Tranquila Jihyo... Tú...—Intentó calmarme, y escucho al otro lado de la madera el "toc" de la puerta. Seguramente era Jungkook, esperaba que fuese él.— ¿Quién es?

— Soy yo Tía Jih... El estofado está listo.— Oh mierda, el maldito estofado, ¿en serio va a ofrecerme comida después de sencillamente haber hecho una escena?—Quizá no tengas hambre pero... Creo que es mejor que bajes.

— Aguarda unos segundos, ¿sí? Voy a retocarme el maquillaje.—Y no era mentira, estaba hecho un desastre. Pero no dejaría que mi madre me viese así.— ¿Puedes distraerla tú?

— Cómo digas, Tía Jih.

Jungkook se retira, puesto que escucho sus pasos alejándose de la puerta. Me miró una última vez tratando de resolver el desastre que soy en esos precisos momentos. Mi maquillaje se corrió en cuanto las primeras lágrimas amenazaron con salir.

¿Cómo es que ella nunca luce arrepentida por esto? ¿Si ella me viera así... Le importaría?

La respuesta estaba guardado en un baúl bajo llave, en un lo más profundo de mi ser.

Nunca quise volver a sentir el dolor de mi fría y soberbia madre.

Y no lo iba a hacer.

— Tú puedes Jihyo. Sólo aguanta un par de horas más...—Me repito a mi misma, con la voz absolutamente rota. Ojalá mi madre pudiera notar lo dura que es con sus palabras a veces. El recuerdo constante de que Seokjin nos ha dejado, también parece golpearme fríamente. ¿A dónde se fueron los hermanos Park y donde está la madre afectuosa que los amaba por igual? Esa mujer había desaparecido el día en que Jin empezó a ser el hijo perfecto, se casó, hizo su vida hecha y derecha, y decidió tener un hijo, el cuál era la viva imagen de él y era casi tan perfecto como él...—Oh Seokjin, ayúdala a entenderme, ¿sí?

Extrañaba a mi hermano, Jungkook también, eso era innegable, y por supuesto su esposo lo hacía. Con toda la razón, él era la luz de la familia, y el día en que él se había ido de este mundo, nos dimos cuenta de la falta que iba a hacer, porque el mismo día del funeral...

El mismo día del funeral, algo dentro de mi madre y yo se había hecho trizas. Y eso hacía que ella fuese de esa manera conmigo.

Nunca volvimos a ser las mismas después de la partida inminente de Kim Seokjin.


Bajo las escaleras luego de terminar de arreglar mi rostro. Ya no me veía como si hubiese llorado mil horas—aunque casi era lo que más deseaba—Tendría que aguantar unas horas más a mi madre. El domingo ella se marcharía y yo volvería a vivir en mi burbuja perfecta, junto a mi sobrino y Namjoon, y en Nueva York, toda mi vida estaba en su punto. No dejaría que ella arruinara eso por un tema familiar.

Mi madre me ve y no logro entender la expresión en su rostro, nunca sabía o podía anticipar los humores y las palabras de mi madre. La Señora Park era difícil de predecir, eso era un problema que yo no podía tomarme a la ligera.

Sin embargo, ella sólo me mira y vuelve su vista a los platos que se mantiene acomodando, veo como Namjoon la ayuda, y me decido por hacer lo mismo; un silencio abrasador entre todos, hasta Jungkook que casi nunca solía estar callado, estaba tan apagado como mis ánimos.

Namjoon me ve, y sus ojos preocupados me alertan de que algo sucedió mientras no estaba presente:— He hablado con ella, dice que... Después deberían hablar, ¿tú estas bien? Perdóname Jihyo, esto también es mi culpa.—Dice por lo bajo, y asiento, obviamente no lo estoy y eso puede notarlo hasta el que no me conociese del todo. No iba a decirle a Namjoon que la mención de su esposo había hecho estragos en mi nula paciencia con la monarca Park.— Yo también le he dicho que no era la forma...

— Tranquilo Nam. Después... Después lo hablamos mejor. No te mortifiques.— Tranquilizo al hombre lleno de incertidumbre en su rostro. Mis palabras no parecen llenar el hambre de saber qué ha pasado conmigo, pero tampoco buscaba seguir arruinando el almuerzo. Así que solo seguía en mi trabajo con las cerámica y colocando el mantel.

Nos sentamos a comer, y podrían pensar que íbamos a estar tensos e incómodos, pero la comida de mi madre, ha hecho que Jungkook hable y mejore el ambiente.

— ¡Oh abuela, a qué no sabías, estoy trabajando con mi tía, es de lo mejor!—Menciona animado mi sobrino. Y no puedo evitar sonreír un poco cuando lo dice con tantas felicidad. Jungkook era tan optimista.

— ¿Qué? Me alegro mucho, Kookie. ¿Pero Namjoon te ha dejado o fue Jihyo quién te lo pidió?— Cuestiona ella, con un tono curioso. Juraba que podría molestarse por ello, temía que me dijera que estaba explotando laboralmente a mi único sobrino, ¡ella era capaz de decir eso!

— ¡De hecho fui yo el de la idea! Me gusta el marketing. Y Tía Jih es increíble con ello. Es lo que estoy estudiando ahora, ¿verdad, papá?—Pregunta a Namjoon y su padre asiente. Mi madre se suma a la conversación de los estudios de Jungkook, no parece molesta con la decisión que él haya tomado en realidad, la cuál indirectamente fue influenciada por mí. Veo cómo le ofrece sus felicitaciones al pelinegro, mientras este le habla de que más tarde podría mostrarle sus portafolios con los trabajos que yo misma había dado el "sí".

Estaba contenta de ver a Jungkook así.

Pero esa felicidad, vuelve a derrumbarse cuando mi madre habla nuevamente...

— ¿Entonces trabajas con Jihyo? Querida, imagino que estás siendo dura con él, si trabaja contigo obtiene todo fácil. Eso no es para nada bueno.—¡¿Eh?! Estaba insinuando que yo no era nada profesional en mi trabajo.— Jungkook, yo creo que debiste aplicar de pasante a otra empresa, tu tía se deja llevar mucho por sus emociones y...–

— Mamá...—Empiezo. No quiero volver a hacer esto. Estaba cansada de sus palabras dolorosas. Ella no lucía ni un poco arrepentida, ni siquiera por la escena pasada en la sala.— Yo no soy así con él. Es mi trabajo, mi empresa. Él es mi empleado en ella.—Escupo con frialdad. Defendiendo a mi sobrino y mi integridad. ¿Cómo se atreve a decirme esto?

— Cómo tú digas Jihyo.— Ella definitivamente le encanta protestar. Saborea su propia comida con tanta elegancia y su tono de voz suena tan... Tan tajante que siento como me hago pequeña cuando ella me mira así. Mi madre frunce el ceño, y prueba un bocado más del plato. Se ve que el huracán Park, atacara nuevamente, pues pone su mejor cara de arrogancia... Lo veo venir.

Ella no logró quedarse callada.

— No te creo nada Jihyo. No eres tan profesional hija, eres muy emocional y...

¿Cómo hago para que acepte de una vez por todas que no tiene la razón?

Jungkook se da cuenta e interviene antes para evitar el futuro desastre que se avecinaba:

— ¡Abuela, mi tía no es para nada así! Ayer me regañó. ¡Es que ayer metí la pata hasta el fondo!—Comenta nervioso, pero con ganas de que su abuela deje morir su nuevas quejas. Oh pobre Jungkook, está haciendo mucho hoy por mí...— Es que me he distraído un poco porque recientemente terminé con un chico.

La mujer niega divertida, una sonrisa de ironía se pinta en sus labios cuando Jeon dice esto. ¿Pero y ahora qué sucede?

— Tal y como Jihyo.—Suelta sin dudarlo. Y vuelve a probar su comida.— Lo que te estoy diciendo, Jihyo es muy sentimental. Recuerdo esa vez en qué terminó con la tal Carmen y reprobó uno de sus exámenes por esto. Bastante patético si me lo preguntas. —Lo dice en modo de burla. Y mis ojos se encienden en fuego, furiosos, claro que recordaba eso, y recordaba como me había llamado "tonta" por haberla regado con mi última relación.— Por algo esa chica fue su última relación, ¿no crees, hija?

Oh, y se atrevía a preguntarme directamente. Que gozo.

— No lo recuerdo.— Respondí seca. Me concentro en la comida, masticando con obvia molestia. Namjoon carraspea, como queriendo decirnos "no es el momento". ¡Obvio que no lo es, pero alguien dígale que se está pasando de la raya!

— Uy cariño. Yo sí y bastante. Recuerdo que la dejaste plantada por ir por ahí con tus amigas... Yo también hubiera echado llamas si me hacen algo así. Por dios Jihyo, y así esperas tener novia tú...

— Yo no recuerdo eso...

Quise levantarme, y correr lejos de mi madre en ese momento, ¿otra vez esto? ¿no le bastaba con recordarme que yo no era suficiente?

El nivel de dificultad de hoy en día para poder pasar un buen rato al lado de mi madre, aumentaba, era casi imposible. La comida de pronto no me parecía más apetitosa, y mis manos sudaban en nervios. Mi cabeza volvía a tener migrañas, por cada tonta sílaba que pronunciaba mi madre sobre mis inexistentes capacidades para tener relaciones.

¡Dios mío, quería callarle de una vez por todas y no sabía cómo!

Casi deseé tener novia en esos momentos para restregarle en su cara que se equivocaba.

Pero yo no tenía nada de eso.

¿Pero eso ella no lo sabia, verdad?

Estaba a punto de cometer una completa estupidez por la impotencia...

¿Ya terminaste?—Digo con mi mandíbula completamente tensa, sintiendo como mis dientes se apretaban por la frustración.— Se supone que debemos comer...

— Y se supone que tú deberías buscar a alguien, querida. Estás sola, ¿quién te cuida cuando enfermas? ¿Con quién compartes esa casota que tienes?

Jungkook nuevamente interviene:— De hecho lo hago yo, abuela.

— Eso es triste, ¡obligas a mi nieto a dejar de disfrutar su juventud porque tú no has encontrado a alguien! ¿No te da pena, Park Jihyo?

Quise bajar la mirada, pero Jungkook me observaba, y yo siempre decía que jamás por nada del mundo, dejaría que el mundo me hiciera bajar mi vista al piso.

— Creo que necesitas salir más. ¡Es obvio que te hace falta alguien, querida! Es más, deberías volver a contactar a la tal Carmen y disculparte con ella quizá podrían concretar algo hoy en día y...–

Agh no, ya estaba harta de esto.

— No.—Digo por impulso. Cierro mis ojos al darme cuenta que la estoy retando, ¡estoy retando a mi madre, ayuda por favor! Me siento como una chiquilla, soy una respondona. Siempre había sido así en mi adolescencia, creo que por eso no eramos tan amigables entre nosotras...

— ¿Qué has dicho, Señorita? —Ahí está, enfadada, e indignada porque me atreví a llevarle la contraria. Como podía no hacerlo...

No tenía idea de lo que estaba a punto de hacer, pero a veces situaciones apresuradas, requieren medidas riesgosas.

Namjoon parece hastiado de la situación desfavorecedora en la que nos encontramos. Y prefiere hablar antes de que pase alguna tragedia:

— Lo que Jihyo quiere decir, Susan es que...–

— No contactaré a nadie, madre.—Namjoon abre sus ojos al igual que Jungkook, ambos temen lo que pueda salir de mi boca.

Mi cara demuestra molestia, cansancio y finalmente suelto algo de lo que posiblemente me iba a arrepentir más tarde:

— ¿Y eso por qué, Jihyo? A ver, ilúminanos.—Sigue insistiendo mi madre.

— Porque yo tengo novia, mamá.—Sentencio y sigo comiendo en silencio, dejando a una mujer con canas estupefacta y con confusión evidente. Un Namjoon igual o peor, y Jungkook tosiendo violentamente por la bomba que acabo de soltar. Lo que acababa de decir, era sólo el comienzo de un giro de 180° en mi vida.

Definitivamente no sabía lo que hacía para ese entonces...

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