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"INGREDIENTS"
Por la noche, Harper fue prácticamente arrastrada por Kitty al dormitorio de los chicos. Mientras avanzaban por el pasillo, Harper murmuró en voz baja:
-¿Por qué siento que esto es una pésima idea?
Pero Kitty, con la emoción reflejada en su rostro, respondió rápidamente:
-Confía en mí, esto es importante.
Al entrar, encontraron a Q sentado. Kitty, sin demora, mostró una foto frente a todos y dijo emocionada:
-¡Miren esto!
Detalles de un registro de adopción. Los chicos miraron curiosos, mientras Harper levantaba una ceja.
-¿Y qué estamos viendo exactamente?
Kitty señaló emocionada los datos en el archivo.
-¡Es un registro de adopción! Este bebé fue adoptado por una pareja australiana, igual que el profesor Finnerty.
Q, interesado, se inclinó hacia la pantalla.
-Eso es cierto. Muchos niños coreanos fueron adoptados por familias australianas. Pero... no estamos completamente seguros de que sea quien crees. Necesitamos más pruebas.
Harper cruzó los brazos, tratando de mantener la calma en la conversación.
-Y si no lo es, Kitty, tal vez estás viendo lo que quieres ver.
Kitty la ignoró y continuó emocionada.
-Pero, ¿y si lo es? ¿Y si está aquí en KISS buscando respuestas? Podríamos encontrarnos. Imagínense: hermano y hermana unidos después de tanto tiempo.
Q, más reflexivo, intervino con seriedad:
-Si es así, tendrás que decidir cómo contarle lo de tu mamá... ya sabes, que falleció.
Kitty bajó la mirada un momento, pero luego levantó la barbilla con determinación.
-Sí, lo sé. Pero estoy segura de que mi mamá guardó ese brazalete porque quería encontrarlo algún día. Quizá sabía que esto iba a pasar.
Antes de que la conversación pudiera continuar, la puerta se abrió de golpe. Min Ho y Dae entraron rápidamente, interrumpiéndolos.
-Tienen que ver esto -dijo Min Ho, mientras Dae se cruzaba de brazos, claramente molesto.
Min Ho mostró su teléfono, y un video comenzó a reproducirse. Mostraba imágenes de Harper y Kitty dormidas en su habitación. Al parecer, su compañera de cuarto había grabado el video y lo subió a internet. Harper sintió una oleada de enojo mezclada con vergüenza.
-¡¿Qué diablos es esto?! -exclamó Harper con los ojos abiertos como platos.
Kitty estaba igual de sorprendida, y Min Ho respondió con su característico tono sarcástico:
-Contenido absurdo que, al parecer, la gente encuentra interesante.
-Aunque, siendo honesto, no entiendo por qué.
Q aclaró, incómodo:
-Aún así, encontraste la página.
Dae, más preocupado, tomó la palabra con firmeza:
-Tienen que salir de ese dormitorio. No es seguro para ustedes quedarse ahí.
Kitty frunció el ceño, mirando a Harper.
-Pero, ¿adónde vamos?
Min Ho, en tono burlón, levantó una ceja.
-Bueno, siempre pueden ir a un hotel.
Kitty lo fulminó con la mirada.
-¿Crees que tenemos dinero para un hotel todo el semestre?
Min Ho, con su característica actitud, se giró hacia Dae con una sonrisa burlona.
-Bueno, Dae puede conseguirles un descuento en el Hotel Han.
Dae inmediatamente lo golpeó en el brazo.
-Cállate, Min Ho.
Q intervino con una idea más práctica:
-Podrían quedarse aquí.
Min Ho, al no querer perder una oportunidad, agregó con una sonrisa burlona:
-¿Qué? ¿Kitty se queda con Dae?
Kitty y Dae, a coro, respondieron al instante:
-¡No!
Q trató de calmar los ánimos, sugiriendo otra idea:
-Podemos reorganizar nuestras habitaciones. Kitty y Harper pueden quedarse conmigo en una, y tu y Dae comparten la otra.
El silencio se hizo en el cuarto, con todos intercambiando miradas reflexivas. Finalmente, Harper suspiró pesadamente mientras miraba a Kitty, quien sonrió nerviosa, claramente esperando que Harper aceptara lo inevitable.
Harper estaba en el supermercado, recorriendo los pasillos mientras consultaba la lista que Kitty le había dado. Al parecer, Kitty había decidido organizar un Chuseok para estudiantes y profesores sin familia en Corea, especialmente para tener la excusa de hablar con el profesor Finnerty. Sin embargo, más personas se habían enterado y, ahora, la pequeña reunión se había convertido en un gran evento.
Frustrada por no encontrar los ingredientes exactos, Harper empujó el carrito con un suspiro. Mientras revisaba un frasco en la sección de especias exóticas, no se dio cuenta de que alguien la observaba desde el otro lado del pasillo. Min Ho, con una sonrisa divertida, se apoyaba en una estantería mientras la veía confundirse. Finalmente, decidió dar la vuelta y tomar un atajo para interceptarla.
Harper, distraída con una caja de fideos, casi se topa de frente con él. Min Ho se cruzó de brazos y, antes de que ella pudiera reaccionar, soltó con sarcasmo:
-¿No puedes dejar de seguirme ni siquiera aquí?
Ella lo miró, sorprendida, y luego arqueó una ceja.
-¿Perdón?
Él sonrió con suficiencia.
-Admitelo, Harper. Estoy en todas partes, pero no porque quiera. Tú siempre apareces.
Harper bufó, empujando su carrito a un lado.
-Por favor, Min Ho. El único motivo por el que estoy aquí es porque Kitty me envió. Créeme, prefiero estar en cualquier otro lugar.
Min Ho levantó una ceja, fingiendo desinterés, pero su sonrisa burlona seguía ahí. De repente, tomó algo del carrito de Harper, examinándolo como si fuera lo más interesante del mundo.
-¿Sabes qué hacer con esto?
Ella lo miró con una mezcla de irritación y desafío.
-Quizá no sea una experta cocinera, pero aprenderé a usarlo. Siempre estoy dispuesta a probar cosas nuevas.
Él suspiró teatralmente, colocando la bolsa de nuevo en el carrito.
-No puedo dejar que insultes la cocina de mi país.
Antes de que Harper pudiera decir algo más, Min Ho empujó su carrito hacia adelante como si fuera suyo.
-¡Oye! ¿Qué estás haciendo?
Él giró la cabeza hacia ella con su sonrisa característica.
-Voy a ayudarte. No puedes encargarte de esto sola, es obvio.
Harper cruzó los brazos, caminando detrás de él, mientras lo veía comenzar a elegir productos. Aunque su tono era firme, su mirada revelaba una ligera curiosidad.
-¿Y por qué te importa? No pedí tu ayuda.
Min Ho sonrió sin mirarla.
-Porque, Harper, si vas a participar en algo relacionado con la comida, no quiero que sea un completo desastre. Es simple: te estás beneficiando de mi buen corazón.
Ella rodó los ojos mientras lo seguía. Aunque no lo admitiría en voz alta, agradeció un poco su intervención. Poco después, continuaron discutiendo sobre los ingredientes y, eventualmente, comenzaron a planear cómo enfrentarían juntos el extraño evento que Kitty había organizado.
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