XII. Nocturno
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El tono de llamada de Britney Spears sonaba tan alto por toda la habtación que Ginny no tuvo más remedio que despertarse. Con la baba cayendo de la comisura de su labio y sus ojos soñolientos, respondió la llamada.
— ¿Si?...— habla adormilada.
— ¿Ginny?— la voz del Doctor Cullen se escucha del otro lado.
La joven se despierta de inmediato, reconociendo la voz del mayor. Espabila sentándose de golpe en la cama.
— Carlisle, hola— dice ahora un poco más entendible.
— Hola, pequeña, ¿Que tal estás?, te deje un par de mensajes hace unas horas, me preocupó que no me respondieras.
— ¿Ah?— Ginny mira la hora en su teléfono y se sorprende a sobremanera— Dios, son pasadas las 8.
— Si, ¿Estabas ocupada haciendo algo?
— Me quedé dormida— admite apenada.
— Oh— Ginny no lo ve, pero Carlisle sonríe desde el otro lado—. ¿Un día agotador supongo?
— No tienes idea, el profesor de educación física me durmió. Lo odio tanto— se queja.
— Ya veo, caiste como tronco— bromea—. Bien, si quieres puedo dejarte dormir más, ya es algo tarde.
— No te preocupes, ya estoy despierta así que seguramente no dormiré hasta tarde— bosteza.
— Está bien.
Ginny muerde su labio con delicadeza cuando una idea loca y descabellada pasa por su mente, una que si llega a ser descubierta, traería muchos problemas.
— ¿Quieres salir?
— ¿Ahora?— pregunta incrédulo.
— Si, ahora— sonríe.
— No lo creo, es muy tarde, estoy seguro que tú madre no te dejará salir— niega.
— Vamos, puedo escapar por la ventana— hace un puchero—. Por favor, por favor.
— No quiero meterte en problemas, pequeñas— se mantiene.
— Te prometo que mamá no sabrá nada— ruega—. Solo di que sí, ya te extraño.
Carlisle suspira desde la otra linea y Ginny sabe que ya lo tiene en la bolsa.
— No creo que entiendas el poder de convencimiento que tienes en mí— susurra—. Está bien, pasaré a buscarte.
— Bien, iré a vestirme, avísame cuando estés abajo— ríe levantándose de su cama y cuelga la llamada para salir corriendo a buscar algo en su armario.
No era la primera vez que Ginny hacia algo como esto, digamos que fue una adolescente algo rebelde en California y sus compañeros de escuela no paraban de hacer fiestas los fines de semana por las noches. Fiestas a los que ella no tenía permitido ir, por lo que tuvo que encontrar métodos para salir y que sus padres no se dieran cuenta jamas.
Pero eso se había acabado después de lo que pasó, Ginny sabía que no quería volver a pisar una fiesta adolescente nunca en su vida. Era demasiado inocente como para saber que algo pasaría.
Rebuscó entre las prendas buscando algo que pudiera usar para una cita de nocturna, tomando en cuenta que el Forks el frío es demasiado intenso de noche y que si no se abrigaba bien podría resultar resfriada. Camino de puntitas hasta su baño para comenzar a maquillarse y arreglar su cabello.
Está vez optó por dejarlo suelto, solo lo acomodo un poco, le puso algo de fijador y salió de allí. Vistió unas botas afelpadas blancas y pantalones de doble capa que se disimulaban como medias. Se puso su falda de jeans tableada y una camiseta rosada, junto con un afelpado abrigo gigante.
Carlisle le había enviado un mensaje de que ya estaba frente a su casa como hace una media hora, pero Ginny disimulo que no lo había visto porque realmente no estaba lista y necesitaba unos minutos más. Le aviso tan pronto como pudo que ya bajaba y miro por la ventana asegurándose que no había muros en la costa, pero grande fue su sorpresa al ver cómo Carlisle la esperaba desde abajo.
Ginny sonríe apenada y duda mucho sobre sí bajar con el mirándola o decirle que se de la vuelta. No quiso hablar fuerte, así que solo comenzó a bajar por la ventana lo mejor que podía, sosteniéndose de los tubos que estaban al rededor y para finalizar dando un pequeño saltito en el que se tambaleó un poco al caer al suelo.
Carlisle, mirando todo con una sonrisa, camina hasta ella.
— ¿Estas bien?
— Si, lo estoy, gracias— asiente feliz.
— Lo hiciste bastante bien— alaga—, tienes buenos reflejos.
— Oh, gracias— se apena—. Es que de chiquita tome clases de ballet, ya sabes.
— ¿Si?, increíble, seguro eras muy buena.
— No tanto como hubiera querido— se encoge de hombros—, al principio tenía mucho peso, peso que estaba por encima de los reglamentarios, así que me sacaron de la clase por no cumplir los estándares.
— Que tontos, no sabía que estaban perdiendo una joya muy bonita— alaga.
Ginny ríe y niega suavemente.
— Ven, vamos, no quiero que mamá nos escuche hablar.
Ginny toma la mano de Carlisle y caminan juntos hasta el auto del mayor, no perdiendo la costumbre de siempre abrir la puerta del auto para ella.
— Creí que me esperarías aquí.
— ¿Te molesto?, es que no quería que te hicieras daño al bajar— confiesa.
— No, tranquilo, no me molesto en lo absoluto— niega rápidamente—. Me pareció lindo que te preocuparas...
— Está bien, me preocupo bastante por tí, pequeña.
— Gracias...
— No es algo por lo que agradecer— toma su mano despacio y planta un delicado beso en su torso.
Ahora que lo pensaba, Ginny no lo había saludado bien.
Tomándose se valor aparto su mano y dijo:
— Yo no quiero el besito ahí.
El mayor ríe para a continuación tomar a Ginny suavemente de la nuca y acercarla para darle un beso, aunque la joven, insistente, abrió su boca comenzando así uno más apasionado.
— Eso es mucho mejor— dice cuando se separa para tomar aire.
— ¿Lo es, pequeña?— susurra sobre sus labios.
La rubia asiente en respuesta si dejar de mirar sus labios brillosos por la saliva.
— ¿Quieres que siempre te reciba con un beso?— murmura utilizado una voz mas ronca.
Dios mío, Ginny no podía con tanto.
— Sí, me gustaría— su voz se agudiza.
— Bien, entonces así será a partir de ahora— deja un casto y último beso en sus labios y se acomoda sobre el asiento del piloto—. ¿A dónde quieres ir?
Ginny aún se sentía algo mareada por lo que acababa de pasar. La forma tan sexy en la que el mayor le hablo la dejo ensoñada. Literalmente el corazón se le iba a salir del pecho en cualquier momento.
— Yo— titubea—, creo que... no lo se.
— ¿No sabes?— sonríe.
— Es que, pues... a dónde quieras.
— ¿Quieres caminar un rato por el bosque?, podemos hacer otro picnic— propone.
— Si, esa idea me gusta— asiente.
— Está bien, vamos a un supermercado a comprar las cosas primero, pequeña.
— Por mi no hay ningún problema.
Con eso, Carlisle aceleró despacio y comenzó a conducir a través de las calles buscando una tienda 24 hrs.
En el camino, Ginny no paro de observar al Doctor Cullen, no hablo mucho, realmente no tenía ganas de hacerlo, solo quería mirarlo por horas. El problema es que los recuerdos de la noche anterior volvían a ella y se excitó hasta mojarse.
No era su culpa, enserio, solo mírenlo, es imposible no pensar en algo diferente cuando te habla de esa forma y te besa con tanta pasión que siente que vas a explotar. Era tan bueno, tan atractivo, tan carismático y muy inteligente, quien no podría prenderse fuego por un hombre así.
Ginny mordió su labio discretamente, estaba comenzando a tener ideas locas sobre ellos dos en el auto y necesitaba parar.
— Mira, ahí hay una tienda abierta— señala Carlisle.
— Que suerte.
El mayor estaciona el auto.
— ¿Vienes conmigo, pequeña?— se asegura de preguntar antes de bajar.
— Si, me gustaría ir— asiente, quizás sería bueno para dejar de lado la calentura del momento.
— Espérame ahí.
El mayor da la vuelta y abre la puerta para Ginny. La cual comenzaba a acostumbrarse muchísimo a esto de lo constante que era.
Carlisle le ofrece que tome su brazo para llevarla a dentro, lo cual Ginny hace sin pensarlo más de dos veces. Quizás no lo decía, pero amaba que Carlisle no tuviera problemas con mostrar que realmente la quería frente a otras personas, era Ginny la que usualmente le pedía que fueran un poco más discretos mientras estuvieran cerca de su casa, para evitar rumores con su mamá.
Pero si pudiera, jura que lo comería a besos frente a todos, muy feliz de hacerlo.
Carlisle saluda al chico que atiende al lugar verbalmente, y la chica rubia solo se limita a mover la mano con una sonrisa. El dependiente de la tienda quedó anonadado viendo a dos personas tan guapas andar juntas.
— Bien, ¿Que se te antoja comer?— le pregunta el mayor.
— Yo quiero una pizza congelada de pepperoni.
— Pero no tendremos horno para calentarla, cariño— le recuerda.
— Es cierto— hace un puchero—. ¿Que tal unos perritos calientes?, podemos hacer una fogata para cocinar las salchichitas.
— Me parece bien— concuerda.
Ginny muy feliz deja las salchichas sobre la canasta y continúan buscando los ingredientes para preparar los perritos calientes. Tal como la mostaza, las salsas y a la chica le gustaba con algunas verduras.
— ¿Quieres malvaviscos con chocolate?— Carlisle sacude la bolsa para que la chica la vea.
— ¡Si!, eso sería fantástico— acepta emocionada.
— Bien, van al carrito.
El Doctor, aunque Ginny no lo considerará necesario, compro unas sabanas acolchadas para acomodar en su auto.
— Bien, eso sería todo— dice el mayor.
Caminan hasta el cajero para que esté cobre las cosas, siendo el rubio quien pago por supuesto. Ginny solo se quedó ahí a su lado esperando porque terminarán de ponerlo en bolsas para salir de nuevo al auto.
Una vez listo, la chica toma una bolsa y y Carlisle toma dos más, asegurándose que la chica lleve la menos pesada entre todas, ya que no pudo convencerla de llevar todas él.
Una vez ya acomodadas todas las bolsas, ambos suben al coche listos para ir a su cita nocturna.
— ¿A dónde iremos?— le pregunta la menor.
— Iremos a un bosque cerca de mi casa, ahí estaremos seguros.
— ¿Vives muy lejos?— Curiosea.
— No, solo es algo más privado.
— Entiendo...— asiente.
Durante el trayecto, la chica le había hecho plática preguntado como le iba a en el hospital estos días, el mayor le cuenta sobre algunos casos, pero como Forks era bastante tranquilo, la mayoría de casos que venían era por gripe o resfriado, muy pocas veces se presentaban casos como herida de bala por caza, o también emergencias de cocina, fuera de eso, era muy tranquilo todo. La chica escucha atentamente todo lo que le dice, más que nada para evitar pensar de forma inapropiada de nuevo.
Cuando llegaron al lugar, comienzan a sacar las cosas del auto y Carlisle hace una fogata para ambos.
— Hace mucho no hacía una de esas— le dice a la chica.
— ¿Enserio?, yo nunca hice una— ríe.
— Si, hace tiempo no tenía la necesidad de hacerla— comenta—, pero no es algo que me moleste.
— Claro, eres rico— sonríe—, literalmente no tienes la necesidad de hacer una.
— Entonces... ¿Sales conmigo por dinero?— se hace el ofendido.
— Yo jamás dije eso, lo sacaste de contexto... no... lo bateaste de contexto, literalmente se fue lejísimos de la cancha.
— Pero no me respondiste la pregunta.
— Yo creo que es bastante obvio que no estoy contigo por dinero.
— No lo sé— se encoge de hombros— muchas mujeres son buenas ocultandolo— bromea.
— Oye...— hace puchero—, yo jamás haría algo así.
— Si, lo sé Ginny— sonríe—, solo jugaba, pequeña.
— Lo sé..., pero aún así no vayas a pensar que solo me gustas por dinero— lo señala y se cruza de brazos.
— No lo hago— se acerca a ella y la toma del mentón con delicadeza.
— No deberías jamás— niega nerviosa por la cercanía.
— Nunca...
Corta la distancia plantando un beso en sus labios.
— No recordé decirte lo hermosa que te vez hoy, pequeña— dice apenas de separan sus labios.
— ¿Si?, ¿Me veo bonita?— agudiza su voz mientras lo mira a los ojos.
— Te ves bellísima, pequeña— acaricia su cabello dejandolo detras de sus orejas.
Ginny no sabe como puede aguantar las ganas de besarlo hasta que se quede sin oxígeno.
ando bien inspirada con los capitulos, disfruten hasta que me dé un bajón emocional y me vuelva a aislar de todo. mientras aquí les dejo otro nuevo capítulo, bien soft, para que disfruten.
porque el otro que viene va a ser cochino, agarrense que carlisle va a sacar su lado dom.
ya saben, voten y comenten que tal les pareció amo leer sus comentarios >.<
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