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VII. Algo Que Contar

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Las palabras del doctor Carlisle hacían eco en la cabeza de Ginny.

¿Realmente ha llegado a sentirse sola dentro de esa casa?

La verdad es que Ginny tenía una clara y obvia respuesta para eso.

Desde que tiene memoria siempre ha sentido que está sola, no porque sea una niña berrinchuda, era más bien emocional lo que ella sentía.

Sus padres estaban ocupados, las personas la evitaban, muchas cosas pasaron en la vida Ginny como para que podamos afirmar que tienes problemas de soledad, ¿pero realmente eran esos problemas lo suficientemente importantes?

Es decir, no se supone que la gente aprende a vivir sola desde que nace hasta que envejece. ¿Por qué entonces Ginny estaría sintiéndose mal con su soledad?, dicen que la compañía de uno mismo era la mejor de todas.

Pero ella la odiaba

Más, sin embargo, agradece en parte que él se preocupará de esa forma por ella.

Le consolaba saber que tenía a alguien con quién contar y que ese alguien fuera aquel hombre mayor con el cual había comenzado a salir repentinamente.

Después de dejarla en su casa, el doctor se despidió prometiendo avisarle pronto cuando sería el día en que tuvieran su segunda cita.

Ginny feliz por volver a pasar un tiempo de calidad con él, entro a su casa.

Después de eso no paro de pensar en lo que él le había dicho.

Su día transcurrió con la total normalidad de siempre. Su madre llego bastante cansada del trabajo, pero siempre procuró darle unas horas de atención a su hija para evitar que se sintiera dejada de lado.

Ambas comieron juntas y después de eso la pequeña Ginny fue a su habitación para descansar durante toda la noche como un bebé.

A la mañana siguiente las clases comenzaban de nuevo, pero a diferencia de los otros días, esta vez harían una excursión de biología hacía un invernadero famoso en Forks.

— Estoy muy emocionada— comenta Angela.

— Yo igual, me gustan mucho las excursiones escolares— dice Ginny.

El profesor indicaba que subieran a los autobuses mientras chequeaba los permisos de los alumnos para así ver quienes podían ir a la excursión.

Ginny le había dado el suyo a su madre la semana pasada, así que estaba cien por ciento autorizada a ir.

Cuando vio a Bella a lo lejos, iba a saludarla, pero se dió cuenta que hablaba con Mike, así que mejor decidió subir al autobús.

Tomo asiento en los puestos ubicados al medio y decidió sentarse en el que estaba al lado de la ventanilla. Sus amigos por el contrario se sentaron justo detrás.

Pero como la buena suerte decidió abandonarla, Navier fue quien ocupo el asiento de al lado.

— Ginny— saluda—. ¿Que tal bonita?, ¿cómo has estado?

— Uhm... bastante bien.

— ¡Eso es increíble!, me alegro mucho— sonríe—. Oye, sobre lo del aquel día... lamento mucho si te hicieron sentir incómoda los chicos.

Ginny realmente quiere decirle lo mal que se comportaron él y sus amigos con ella ese día, y el bochorno que la hicieron pasar, pero mejor no tocaba el tema más a fondo.

— No, tranquilo, no te disculpes— niega no queriendo ser grosera.

Cuando situaciones como está acontecían, Ginny siempre intentaba no ser grosera al respecto. Odiaba el hecho de que los chicos se comportarán de esa forma tan inmadura y queriendo llamar la atención de forma tan absurda y desesperada.

Recordaba que cuando era pequeña, jamás era así.

Ginny nació siendo una niña de talla grande, la ropa que le quedaba a su madre, perfectamente le podía quedar a ella con apenas 9 años de edad. Sus cachetitos redondos y rojizos cubrían gran parte de su rostro y sus brazos estaban hinchados y regordetes.

Eso hizo que Ginny sufriera de acoso en la primaria.

Los niños eran muy malos con ella, recuerda como la gran mayoría la hacía de lado o dejaba de hablarle por como se veía, era una locura como jamás ningún niño quiso ser su amigo por su apariencia.

Pero todo cambio cuando llegó la pubertad.

Benditasea la pubertad.

Ginny dió un cambio tremendo a los 11 años de edad, cuando menstruo por primera vez. Su cuerpo se tonifico y pedio grasa como por arte de magia.

Sus caderas se volvieron voluminosas, sus pechos, dios, eran enormes, su cinturita se redujo a una de avispa y sus piernas se alargaron junto con sus brazos.

Había dando el estirón.

Cuando los chicos la vieron por primera vez, babeaban.Todos querían ser sus amigos, todos amaban a Ginny. Era como si se hubieran olvidado de aquella pequeña cerdita rosa que molestaban hasta hacerla llorar.

Fue elegida por primera vez en su vida como la chica más guapa del salón, ¡tuvo su primera cita!.

Era todo tan irreal.

Pero no era perfecto, para nada lo era.

Con el tiempo, Ginny se dió cuenta que aquellos chicos que aparentaban ser sus amigos, solo querían meterse entre sus piernas. Eran todos un montón de hipócritas jugando a ver quién sería el afortunado que se la cogería.

Se dió mucho asco a sí misma por ser quien los provocara de esa manera.

Odio el hecho de no ser lo suficientemente buena como para poder tener amigos.

¿Acaso no merecía ser querida de una forma sincera?

No importa de todos modos. Solo tenía que acostumbrarse e ignorarlos, mientras menos importancia le tomara, era mucho mejor.

Pero esa era la razón por la que no soportaba, ni siquiera ver, a tipos como Navier.

— Oye, Ginny— susurra el chico en medio del viaje, acercándose levemente al odio de la rubia.

Ginny opta por no prestarle atención y hacer como que no lo escucho.

— ¡Hey...¡— se acerca más—. ¡Bonita!

Incómoda, voltea a mirarlo.

— Quería saber si te gustaría salir conmigo a comer esta tarde— propone—, podemos ir a tomar algo y después te llevaría a tu casa.

La chica se concentra en su teléfono celular, pero aún así le responde.

— Lo siento, Navier, pero ya tengo planes para esta tarde con mi mamá. Saldremos de compras— rechaza.

— ¿Y el sábado?

— El sábado también saldré.

— ¿Estás evitandome?— pregunta imprudente.

— Estoy en una semana algo ocupada— mentira, todo lo que dijo era una mentira.

— Bien, como quieras— se acomoda en su asiento algo disgustado.

Por suerte para la joven, Navier no molesto en todo lo que quedó del viaje y tan pronto como llegaron, este se apresuró en salir con sus amigos.

Ginny baja del autobús y rápidamente es interceptada por Ángela y Jessica.

El paseo resulta ser bastante tranquilo, muy educativo además. Nunca se imagino estando en un invernadero tan lindo como este, realmente disfrutaba el ambiente que adentro se generaba.

— Mira que plantitas tan lindas— la rubia pone una voz aguda mientras se acerca a tocar los pétalos—. Es muy bonita, ¿me la podré llevar a casa?

— No, señorita, Jane— aparece su profesor de biología por la espalda—. Pero si gusta en el puesto de al lado venden las semillas para plantarla en su casa— le aconseja antes de marcharse y seguir con su recorrido.

— Dios, que inoportuno.

Disfruto el resto del paseo por el lugar y le encantó ver tantas especies de plantas. No esperaba que le emocionará tanto la herbologia, ahora tenía una nueva pasión que descubrir.

A la salida, Ginny se quedó tonteando un rato con sus amigos, los cuales no habían parado de jugar con unos gusanos que habían sobre la composta.

— ¡Oye, Bella!— le acercan en gusano a la cara mientras lo sostienen con una rama— ¡Mira!

Bella se aleja del gusano y camina directo al autobús sin inmutarse mientras los chicos se ríen.

— Eso es asqueroso— reprende Ginny.

— Tu también— le acercan el gusano.

— ¡Haz para allá!— se queja alejándose unos pasos.

Llegado el tiempo, todos suben a los autobuses escolares y con la llegada a la escuela, dan por finalizado el paseo escolar.

Ginny esta vez si logro ir en la camioneta de Bella, así que se alegro bastante de no tener que tomar el bus hasta su casa.

—Me sorprende que tu papá no te quitará la camioneta después del incidente de ayer— voltea mirando los asientos.

—Charlie no es de ese tipo de padre...

— ¿A no?, ¿y de qué tipo es?—curiosea.

— Me da mi espacio.

— Entiendo, te da tu espacio...— Bella asiente—. Eso es cool.

— Si, lo es— hace una pausa—. ¿Y tú cómo te llevas con tu padre?

— Bueno, realmente no muy bien que digamos— hace una mueca—, es complicado.

— Entiendo— decide no preguntar más sobre el tema.

— Oye— se acomoda sobre el asiento—. ¿Que tienes con el chico Cullen?, han estado muy juntos últimamente— Ginny levanta ambas cejas con diversión y Bella voltea la mirada algo sonrojada.

— No es... no es nada— niega.

— Vamos, el chico más popular de la escuela, el cual jamás había interactuando con alguna otra chica que no fuera de su familia, repentinamente comienza a tomar un extraño interés en tí y hasta te salva la vida— la mira incrédula—. Me parece que nada de queda corto.

— Vaya, si que me observas.

— Que puedo decir— se encoge de hombros—, soy chismosa.

— Es solo que no es algo que pueda explicar, es extraño como actúa, a veces— explica.

— Lo se, sobre todo esa forma en la que te mira... te penetra con la mirada, es súper intenso— ríe—. No entiendo cómo es hijo de alguien como el doctor Cullen.

— ¿Alguien como el doctor Cullen?— la mira curiosa.

— Si, es decir, el doctor Cullen demostró ser más educado el día que te atendió en el hospital— intenta ser discreta para no revelar nada de más.

— Si, lo fue.

— Exacto, en cambio Edward es más... ¿rarito?

— Sea lo que sea, no estoy interesada— hace un gesto de desinterés—. Así que mejor ya no hablemos más de él.

— Si, claro— rueda los ojos divertida—, como tú digas, si son tal para cual— ríe.

— ¿Que quieres decir con eso?— la mira sonriendo.

— Que ambos son igual de "misteriosos"— hace comillas con los dedos—. No suelen ser tan expresivos, ¿sabes?

— Si, sé cómo soy— afirma—, pero eso no quiere decir que sea igual a él.

— Oh, lo eres— insiste.

— Entonces tu eres tal para cual con Mike— contraataca, a lo cual Ginny la mira ofendida—, digo, los dos son rubios.

— Oye, eso no tiene nada ver.

Ambas chicas ríen durante todo el camino a la casa de la rubia.

Ginny se dió cuenta que Bella a pesar de ser algo callada e introvertida, podía ser una compañía agradable cuando llegabas a entenderla. Sabía que era difícil ser abierta al mundo, ella habia pasado por lo mismo, pero estaba segura que solo era cuestión de hacer sentir a Bella un poco más normal para que diera rienda suelta a su personalidad.

O quizás no.

Quien sabe, de todas manera a Ginny no le molestaba ser su amiga.

Cuando Bella la dejo en su casa, la joven le agradeció y se despidió, prometiendo verla mañana en la escuela.

Una vez dentro de su casa, noto que el doctor Cullen había dejado un mensaje de buenas tardes para ella.

La chica, muy emocionada, le responde devolviendo la pregunta y así es como comienza la charla diaria de ambos.

Solo que está vez, el doctor le había preguntado si el día de mañana podía pasar por ella a la escuela para ir a almorzar juntos.

Es algo a lo que Ginny jamás se negaría.





















la verdad tenía planeado subir el capítulo mucho antes, pero tuve problemas técnicos y pues mandé a la verga la línea de tiempo mientras escribía, por lo que tuve que volver a rehacer el capítulo, está vez, siguiendo correctamente la línea de tiempo.

este cap es más de relleno, pero igualmente espero que lo disfruten, quise dejar más en claro que Ginny, además del doctor también tiene una vida, y que pues también está comenzando a desarrollar una buena amistad con Bella.

si más que agregar, espero que el cap les guste y no olviden comentar y dar like para seguir actualizando <3

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