VI. El Héroe
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El día después de la cita con el doctor Ginny comenzó a fantasear muchísimas cosas al respecto.
Mientras pasaba en día en su habitación, no podía evitar pensar en el por casi todo el transcurso del día. La forma en la que tocaba su mejilla y daba palmaditas en su cabeza era tan única. Se sentía maravilloso el como se preocupaba por ella.
Después de pasar un asombroso fin de semana, días en los cuales, por supuesto, estuvo en contacto con el doctor Cullen y hablaron de muchísimas cosas.
Debido a su apretada agenda, el doctor prometió estar para ella la próxima semana y que está vez harían un picnic a las orillas de un río que se encontraba por su casa.
A Ginny le pareció de lo más romántico.
Acepto muy feliz de volverlo a ver y con esa increíble emoción comenzó su semana.
Hoy estaba en el salón de clases de Historia, la cual, para su suerte o desgracia, compartía con su coqueto amigo Mike.
No es que Mike le desagradara tanto, solo no le gustaba su constante coqueteo hacía su persona. Pero al menos se salvaba de no ser Bella, a la cual parece que la tenía en la mira desde el día que llegó y no ha parado de insinuarsele casi cada vez que la mira.
— ¿Y que tal estuvo tu fin de semana?— pregunta su amigo rubio.
— Bastante bien— sonríe—. Estuvo muy divertido.
— Oh, ¿saliste a alguna parte en específico?
— Se podria decir que no, solo me gusta mucho pasar tiempo conmigo misma— explica.
— Ya veo, es lindo que aún existan chicas que les gusta quedarse en casa— Ginny no puede creer lo que Mike le dice, es tan absurdo que la hizo reír—. Digo... me parece bastante atractivo... no para mí, también a muchos otros les parece atractivo, digo, es bastante cool.
— Si, entiendo tu punto, Mike— ríe—. Pero el hecho de que una chica salga y se divierta a su manera no está mal, también es súper atractivo para muchos chicos.
— Si...claro, tienes razon— sonríe apenado.
La clase continúa con normalidad y el resto de la mañana también. No es hasta la última clase que Ginny puede encontrarse con Bella.
— ¡Hey!— se apresura a llegar a su lado.
— Hola, California— saluda Bella con el apodo que Mike le había puesto cuando llegó.
— Dios, sabes que no estuve jamás de acuerdo con ese apodo mediocre, Arizona— se burla causando una sonrisa en Bella.
— Bueno, entonces deja de llamarme Arizona.
— Lo haré si me dejas de llamar California— contraataca.
— Es un trato— le ofrece su mano.
— Trato— le da un fuerte apretón.
Ambas caminan hasta la gran camioneta roja de Bella.
— Dios, como quisiera tener un auto— se queja Ginny—. Tu camioneta es asombrosa.
— Gracias, regalo de bienvenida de Charlie.
— ¿Charlie?— pregunta confusa.
— Si, mi papá— aclara.
— ¿Y lo llamas por su nombre?— se sorprende.
— Si... es complicado.
— Oh... entiendo.
Ahí Ginny supo que no tenía que preguntar más por el tema.
Mientras ella y Bella seguían hablando, está le contó que hoy por fin volvió a ver a Edward Cullen después de que se ausentará repentinamente.
— ¿Y como se comportó contigo?— pregunta interesada— ¿Volvió a ser grosero?
— Bueno, se disculpo en realidad.
— ¿En serio?— se sorprende.
— Si, hasta tuvimos una buena charla después de clases— se alza de hombros.
— Bueno, ahora puede que sean buenos amigos— le da con el codo—. Dicen que las mejores amistades comienzan así.
— No lo sé, aún es bastante cerrado.
Bella parece notar que la están mirando, así que se da la vuelta y nota como el joven Cullen la mira desde su auto. Ginny voltea en la misma dirección y frunce el ceño.
— Mira muy raro— comenta.
Bella la mira y sonríe ligeramente por su comentario.
— Si, lo hace.
— Bueno, espero que está vez si me lleves a mi casa— da la vuelta para subirse por el otro lado del vehículo—, lo prometiste desde hace una semana.
— Está bien, lo haré.
Bella se da la vuelta y justo en ese instante, Ginny puede ver cómo todo pasa demasiado rápido.
La camioneta de Tyler derrapa sobre el asfalto mojado mientras el chico intentaba retomar el control del auto. Todos los presentes gritan alarmados y Bella se da la vuelta solo para ver cómo el camión iba justamente en su dirrección.
Ginny grita advirtiendo a Bella, pero antes de que pudiera bajar del auto, escucha un golpe seco y siente como es ligeramente sacudida dentro del auto.
Mira alarmada hacía los lado y se baja rápidamente de la camioneta para comprobar el estado de Bella.
Para su sorpresa, Edward había llegado a su rescate lo bastante rápido como para detener lo que pudo haber sido un fatidico suceso.
— ¡Oh, por dios!— Ginny se arrodilla al lado de su amiga castaña y comienza a hacerle preguntas preocupada—. ¿Te sientes bien?, ¿Quieres que llame una ambulancia?
Pero la castaña parecía estar en una especie de trance mientras miraba atónita como Edward se marchaba de la escena.
Rápidamente Bella fue llevada al hospital de Forks para ser atendida en urgencias y, como era de esperarse, Ginny la acompaño para asegurarse que todo estuviera bien con ella.
— ¿Segura que estás bien?— le pregunta la rubia una vez más.
— Si, tranquila— asegura calmada.
— Es solo que... dios, apenas ví venir el golpe— suspira—. Creo que vomitare de los nervios.
— Oye, cálmate— coloca una mano en su hombro—. Solo intenta respirar ¿si?
Ambas chicas estaban en una sala de enfermería. Bella sentada sobre una camilla y Ginny de pie junto a ella.
En ese momento entra por la puerta un oficial de policía llamado a su amiga. Ginny nota después de que termina de cruzar palabras con él, que aquel era su padre.
Vaya, nunca creyó que sería hija de un policía.
Pero en el instante en que Carlisle entra por aquella puerta de entrada, la chica no evita poner toda su atención sobre él.
— Me dijeron que la hija del jefe estaba aquí — fueron las únicas palabras que escucho antes de perderse por completo mirándolo.
Demonios, lo había extrañado tanto en apenas dos días.
— ¿Y tú, Ginny?
La chica vuelve a retomar conciencia en si y mira a Bella sin entender.
— ¿Estás bien?— le pregunta—. Estabas dentro del coche cuando paso el accidente.
Carlisle rápidamente la mira.
— Yo... si, estoy más que bien— comenta segura— solo fue una pequeña sacudida, no hay problema.
— A veces puede pasar que por el shock no sintieras algún golpe— habla el doctor— ¿Me permites?
Ginny asiente y el doctor comienza a inspeccionar su cuerpo con la esperanza de no encontrar ninguna herida. Para su suerte, la chica no parecía tener ningún signo de haber sufrido lesiones.
— Muy bien, ahora mira aquí y sigue la luz— enciende una linternita y Ginny hace lo que le pide—. Perfecto, creo que ambas estarán muy bien.
Tyler grita desde su camilla pidiéndole perdón a Bella y el oficial, muy enojado, desliza la cortina para separarlo y cortar con sus lamentos.
La castaña comenta que Edward fue quien la salvó y Ginny concuerda.
— Por suerte llegó lo suficientemente rápido, para salvar a Bella.
— Si— se limita a decir Carlisle, pero amabas chicas pudieron notar cierta incomodidad en él.
Bella y su padre se dirigen a recepción mientras la rubia se queda con la excusa de que dejó su bolsa en la camilla de al lado.
— ¿Segura que estás bien?— pregunta el doctor.
— Si, tranquilo— sonríe—. Aunque tengo algo de nervios, me asustó muchísimo ver a Bella en esa situación — suspira.
— Entiendo— asiente—. Si quieres me puedes esperar para llevarte a casa, saldré dentro de unos minutos para almorzar— propone.
— Oh, bueno, si no es molestia— se apena.
— Para nada lo es— sonríe—. Me gustaría que llegarás bien a tu casa, no quiero que tomes transporte público en esas condiciones.
— ¿En cuáles?— bromea—, ya te dije que estoy muy bien.
— Estás nerviosa, eso te puede jugar en contra— insiste—. si quieres quédate aqui, toma— le pasa unos billetes que sacó recientemente de sus bolsillos—, compra lo que quieras en la cafetería mientras yo termino aquí, ¿si?.
— Pero...— Carlisle no deja que termine de hablar y toma su mano para poner los billetes.
— No te preocupes, está bien, pequeña—sonrie—. No me molesta.
Ginny lo mira con ternura.
Al parecer el doctor sabía casi perfectamente lo que ella estaba pensando.
— Está bien, lo tomaré.
— Te veo más al rato.
La joven lo mira salir por la puerta se muerde el labio inferior con nerviosismo. Una sonrisa divertida se escapa de sus labios y toma sus cosas para dirigirse a la cafetería del hospital.
De camino se encuentra a Bella y a su padre y los saluda antes de ir a recepción y preguntar dónde estaba el establecimiento. Una vez respondida su duda, se dirige hasta allí y compra una deliciosa torta helada de chocolate, el cual le venía perfecto para calmar los nervios, y una leche en cartón tamaño pequeña.
Come su torta con calma, tomándose el tiempo de bajar el estrés al que se sometió luego del choque.
Aún estaba procesando todo en su mente.
Jamás había vivido una experiencia como está, era la primera vez que presenciaba algo así y tuvo muchísimo miedo.
El hecho de pensar que a su amiga le pudo pasar algo, o hasta ella misma pudo salir muy lastimada, si Edward no hubiera estado ahí para ayudar.
Dios, se sentía fatal.
Tomo una bocada más de torta y le dió un trago a su leche, necesitaba dejar de pensar tanto en eso.
Estaba segura de que ni siquiera la propia Bella estaba tan mal como ella.
Luego de un rato sentada en las mesitas, el doctor apareció frente a ella.
— ¿Ya comenzó tu hora de descanso?— pregunta Ginny al verlo.
— Si, ya podemos irnos. Lamento si demore mucho tiempo.
— No, está perfecto— niega—. Toma— le extiende la bandeja—, te guarde un poco de torta.
— Gracias, pero no puedo comerlo, ya sabes, mi dieta— sonríe apenado.
— Ay, vamos... al menos un poco— insiste.
Carlisle de alguna manera sabe que no parará de insistir, así que acepta el pedazo de torta prometiendole que lo comerá luego ya que primero necesita comer su almuerzo.
— Bien, vamos. Te dejare en tu casa, seguro tu mamá está preocupada.
— Ella no llega hasta las 7— comenta—, no está en casa ahora mismo.
— ¿Te quedas sola todo ese tiempo?
— Si, hasta que ella llega, a veces, el trabajo le toma un poco más de tiempo y tengo que quedarme hasta las 8 o 9— explica—, pero no me molesta, me gusta más así.
— ¿Por qué?— se atreve a preguntar.
— Me gusta la privacidad, me siento más tranquila estando sola en casa— se encoge de hombros.
Carlisle y la chica caminan hasta el estacionamiento donde está el auto del mayor y ambos suben, por supuesto, no sin antes él abrir la puerta del coche para ella.
Ambos de quedan hablando por el camino hasta que llegan a la casa de la rubia.
— Y llegamos, pequeña— aparca su auto.
— Muchas gracias por traerme— le agradece con una sonrisa.
— No hay de que— niega—, quiero llegues siempre segura a casa mientras pueda.
Ginny lo mira con ternura y muerde su labio inferior con nerviosismo. No estaba segura de lo iba a hacer a continuación, pero realmente tenía muchísimas ganas de hacerlo.
Se acerca peligrosamente a su rostro y le planta un suave beso sobre su mejilla, la cual puede sentir algo fría al tacto de sus labios.
— Entonces debo agradecerte por lo mucho que te preocupas por mi— susurra aún estando cerca de él, para luego tomar distancia.
El rubio mayor mira a Ginny un poco sorprendido. Sonríe con ternura y toma la mano de la contraria para dejarle un adorable beso en el torso de la misma, pudiendo sentir como temblaba ante su tacto.
— No deberías agradecer— arropa su mano con las suyas—, pero si es de esta manera, quisiera que lo hicieras más seguido.
— Lo haré— suspira.
La chica se despide una vez más del hombre, pero antes de que el salga del auto para abrir la puerta, ella lo detiene.
— No, es mejor que te quede aquí— lo jala suavemente—. Te podrían ver y decirle algo a mi mamá.
— Entiendo...
Ginny abre la puerta del coche y mientras se baja Carlisle dice:
— Ginny, si te sientes alguna vez sola... no dudes en llamarme.
La joven se queda estática.
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