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IV. Mariposas


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Un día comienza nuevamente para Ginny y estaba más que preparada para comenzarlo.

Después del episodio que tuvo ayer en la noche, al despertar se sentía un poco más fresca. Al parecer tenía que vaciar todos esos sentimientos negativos que llevaba reteniendo desde que se mudaron a Forks. Fue bueno llorar después de todo.

Ginny ya en el instituto, baja del autobús, el cual espero como veinte minutos, y se dirige a la entrada, pero antes de que pudiera poner un pie dentro Erick llega corriendo a saludarla.

- Hola, Ginny- sonríe eufórico- ¿Que tal empieza el día?

- Hola- devuelve la sonrisa-, va bastante bien, ¿y la tuya?

- Va increíble.

Vaya, al parecer no fue ella la única que estaba teniendo un buen día.

- ¿Que clase te toca a primera hora?- preguntar la rubia mientras mira en su teléfono su horario escolar.

- Me toca calculo- arruga la cara en señal de que la materia le desagrada-. Desde que el profe Henry renunció, las clases de cálculo realmente son un asco.

- Puedo entenderlo, en mi anterior instituto pasó algo similar con la profesora de educación física- comenta-, el nuevo profesor era tan asqueroso con las chicas y más a parte sus clases no eran nada dinámicas, es decir, ¿quien quiere solo correr por todas partes y ya?, existen un montón de ejercicios que podemos hacer.

- Concuerdo contigo, rubia- asiente Erick.

El timbre suena anunciado que las clases han comenzado, por lo que al tener clases distintas, Ginny y Erick toman caminos separados.

Ginny se dirige a clases de Física antes de que sea demasiado tarde para entrar.

Al momento de llegar, Ginny se da cuenta que llegó a tiempo, más sin embargo muchos asientos estaban ocupados.

Decide sentarse en el puesto más cercano al profesor que pudo encontrar.

Ella toma su teléfono y comienza a revisar las redes sociales mientras que espera a que el tutor llegué a impartir las clases. Pasado unos minutos puede sentir que alguien toma asiento a su lado, cuando voltea la mirada, nota que es uno de los hijos del doctor Cullen.

No recordaba su nombre, así que solo se limita a sonreír y sacudir su mano en forma de saludo. El chico la mira y le devuelve la sonrisa.

- Hola, ¿que tal?- le habla.

Ginny se sorprendió por la muestra de confianza, más al ser alguien nuevo ella se mostraba un poco tímida.

Además el chico era extremadamente intimidante.

- Bien, ¿y tú?- contesta.

- Exelente- sonríe.

- Me alegro bastante.

- ¿Eres la nueva no es así?- pregunta.

- Si, así es- asiente-. Soy Ginny, un gusto.

- Emmet, un placer- le pasa su mano.

Ella toma su mano y el le da un fuerte sacudon, lo que hace que ella gima ligeramente por la fuerza bruta que aplicó.

- El placer es mío...

- Oh, lo siento- dice al notar como después del apretón, tocaba su mano-. A veces no mido mi fuerza.

- Ya, no te preocupes- hace un gesto despreocupado.

En ese momento entra el profesor a la clase y la pequeña charla entre los chicos se acaba.

Ginny paso la clase haciendo anotaciones y prestando la mayor atención que podía, después de todo le gustaban las buenas calificaciones en sus materias, pero no era una chica que destacara académicamente.

Una vez terminada, Emmet se despidió de ella y Ginny no hizo más que pensar en lo amable que había sido. Creyó que al ser tan fornido y guapo, sería un patán, pero se sorprendió al saber que no hizo ningún comentario despectivo o alguna broma de mal gusto, al contrario, solo se dedicó a escuchar la clase.

Aunque siendo sinceros, a Ginny le había incomodado un poco si presencia. Después de todo, saldrá con su padre, ¿eso no la hace alguna especie de madrastra?

Dios, que locura.

Tenían la misma edad.

La rubia decidió dejar de perturbarse y no perder el tiempo. Siguió viendo cada una de sus clases con normalidad y hablo con los chicos a la hora del almuerzo.

Bella le había contando que al parecer tuvo un percance con uno de los chicos Cullen, al parecer uno de ellos el día de ayer se había comportado muy mal con ella y hasta escucho que cambiaría de clase.

Al parecer no todos los Cullen eran iguales.

Ella por su parte le contó de su experiencia con Emmet, y le dijo que al contrario de Edward, el había sido muy amable.

Al ya finalizar el día de clases, Ginny toma el autobús hasta su casa y justamente cuando pasa la puerta de su habitación para recostarse en su cama, recibe un mensaje de buenos días del doctor Cullen.

La rubia sonríe emocionada y responde devuelta. Desde que se durmió en la noche estuvo esperando el mensaje del Doctor, y le hacía feliz saber que no se olvidó de ella el día de hoy.

Mientras estaba en su habitación le contó sobre su día en la escuela y como la mañana estuvo bastante tranquila, su segundo día había sido bastante bueno.

Pero el Doctor Cullen le aviso que estaría un poco ocupado, así que le respondería después.

Ginny se despidió encantada y fue a cambiarse de ropa por una más cómoda y quitarse el maquillaje. Después tomo asiento en el sillón pequeño de su habitación y comenzó a ver una serie mientras devoraba un helado de vainilla con oreo.

- ¡Hija, ya llegué!- la voz de su madre se escuchó desde la sala y cuando Ginny miro por la ventana, ya había oscurecido.

Reviso por milésima vez su teléfono, pero el doctor aún no respondía su último mensaje. Hizo un puchero, estaba ansiosa por hablar con el doctor.

La rubia bajo las escaleras para encontrarse a su madre y saludarla.

- ¿Cómo te fue hoy?- pregunta la mayor.

- Bastante bien, fue un día tranquilo, no me quejo.

- Muy bien, eso es bastante positivo, estás adaptándote.

- Hmm... bueno, podríamos decir que sí - titubea.

-¿Paso algo - la mira.

- No, no, nada malo mama- niega con las manos-, tranquila, es solo que aún es complicado, ya sabes.

Christine acaricia el cabello de su hija mientras la mira y suspira con pesar.

- Lo se, para mí tampoco ha sido fácil, cariño- entristece la mirada-. Solo es cuestión de adaptarnos.

- Si, lo sé.

- Oye, ¿Que tal si me ayudas a hacer la cena?- intenta animar el ambiente.

- Me parece bien, mamá- asiente Ginny intentando sonreír.

- Exelente, manos a la obra- aplaude- hoy haremos lasaña.

Ginny celebra y junto a Christine comienzan a cocinar juntas.

Al terminar de comer, la mayor se fue a dormir a su habitación y Ginny ya había retomado la conversación con Carlisle después de que el le pidiera perdón por tardar tanto y le explicará lo que había sucedido en el hospital.

La chica paso el resto de su noche hablando con el y viendo películas hasta que el sueño le ganó y se quedó dormida, claro, no sin antes despedirse.

El resto de la semana fue un poco repetitiva. Dónde Ginny volvía a casa después de la escuela y hablaba con el doctor Cullen por las tardes-noches.

No era algo que le molestará tampoco, le gustaba más así.

El sábado había llegó rápidamente y sería el día en que el doctor Carlisle había planeado para tener su cita.

Ginny estaba sumamente emocionada por salir con el hombre. Toda la semana en que estuvieron hablando se portó tan lindo y especial con ella que el hecho de verlo en persona de nuevo le hacía sentir mariposas en el estómago.

Sabía que quería lucir linda para él, así que tomo una larga rutina de skincare para hacer que si rostro y cuerpo lucieran hermosos. Su propósito era que el doctor sintiera que Ginny realmente era bonita y que valía completamente la pena estar con ella.

Intentaría ser linda y amable, elegante y educada, solo para él.

Ginny y él se encontrarían en la parada de autobuses que queda a unas calles de su casa y así evitar que la madre de la misma descubriera que saldria con un hombre mayor.

No es que no quiera que ella sepa de él, pero después del incidente de California, si su madre se enteraba que salía con un hombre mayor, además con hijos, la arrastraría devuelta a la casa y jamás dejaría que volviera a salir.

Pero no la culpa, entiende el porque de su comportamiento.

Carlisle estuvo de acuerdo, así que ahí sería el punto de encuentro para ambos.

La rubia salió del baño con su cabello hecho ondas. Había decidido hacer dos pequeñas trencitas y colocarles un adorable lacito rosado a cada una. Tomo un bellísimo vestido del mismo color que hacía resaltar su figura y era ligeramente escotado, pero no atrevido. Se colocó unas medias transparentes de color blanco y sus tacones del mismo color.

Miro su reflejo en el espejo y se sintió realmente feliz con la elección de su outfit, esperaba que el doctor también así lo sintiera.

Ya con el maquillaje puesto, bajo a la sala donde estaba su madre mirandola en el sillón.

- ¿Ya te vas?

- Si, los chicos deben estar esperándome- dice

Le había mentido a su madre diciéndole que su grupo de amigos en la escuela la había invitado a una salida al cine. Pero notaba lo tensa que se sentía su mamá al saber que ella saldría.

Tenía miedo.

- Ginny, cariño- se levanta del sillón-. Ten mucho cuidado, ¿Si?

- Si mamá, lo tendré- se mira en su espejito de mano, retocando su labial.

- Mirame, Ginny, hablo muy enserio- la toma del mentón y hace que la mire.

- Auch... mamá - se queja.

- Esta es una oportunidad, Ginny- habla con el rostro endurecido-. Por favor, ten cuidado con lo que hagas.

La rubia traga saliva y asiente. Siente en su garganta como un nudo comienza a formarse.

- Lo prometo...

- Bien- la suelta-. Sal y divierte mucho.

Christine le da una pequeña sonrisa y se sienta en el sillón para continuar viendo la tele.

La menor sale rápidamente de su casa después de despedirse y comienza a caminar hasta la parada de autobuses. Se siente bastante perturbada por el hecho de que su madre no confía en ella lo suficiente y eso se sintió como si clavaran una pequeña espinita en su corazón.

Por suerte el doctor Cullen estaba a tiempo para hacerla olvidar de aquello.

Llega justo frente a la chica en su hermoso auto de lujo color negro y una vez que lo deja estacionado. Se baja para saludarla como corresponde.

- Hola, pequeña- sonríe en cuanto la mira.

- Hola, Carlisle- le devuelve la sonrisa con sus mejillas tornándose rosa naturalmente de timidez.

Ella puede ver cómo va vestido y eso la dejo completamente encantada.

El hombre llevaba unos pantalones formales color gris junto a una camisa de color azul que le quedaba de maravilla. Sus músculos resaltaban sobre la tela delgada y en su cercanía pudo oler como desprendía un suave aroma varonil.

Ginny se había mojado tanto cuando lo miro.

- Debo decir que te ves realmente linda esta noche- adula-. Pero realmente siempre te ves linda, Ginny.

La rubia estaba tan roja que su rostro explotaría ahora mismo.

Ríe nerviosa y baja la mirada.

- Muchas gracias, eres muy lindo, tu realmente te ves muy guapo...- susurra.

- Gracias, pequeña. Es lindo que pienses eso- habla antes de dirigirse hasta la puerta del copiloto y abrirla para que Ginny pueda subirse al auto-. Por favor, ¿me permites llevarte a comer esta noche?

La chica se sorprende ante tan acto de caballerosidad, algo que jamás le había preguntado.

- Por supuesto, Carlisle- asiente-. No tenías que preguntar, ya te había dicho que si.

- Siempre hay que preguntar, pequeña, quiero que realmente lo quieras y estés completamente cómoda- expresa.

- Oh...- suspira-, pues yo realmente quiero salir contigo hoy, así que no te preocupes mucho por eso.

- Bien, no me preocuparé demasiado, entonces- guiña un ojo y le hace una señal con la mano para que suba al auto.

Ginny agradece y con su ayuda se sienta dentro del auto. Sintiéndose terriblemente nerviosa en los cortos segundos que espero a que Carlisle subiera al asiento del piloto.

Esta sería una noche increíble sin lugar a duda.

holis, que tal, ¿que les está pareciendo la historia hasta los momentos?, me gustaría que comentaran al respecto, que tal les parece todo y si les está gustando el personaje de Ginny ^^

recuerden dejar la estrellita para así poder actualizar un nuevo capítulo, me motiva bastante que le hagan ^^

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