capítulo 001.
Algo que luchó tanto para sobrevivir, merece vivir.
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Jimin se encuentra en la cocina, tomando una taza de té junto a un ibuprofeno cuando ve a su alfa entra en la habitación, el omega parece querer fundirse con el mesón cuando este se le acerca vestido en su camisa azul cristal, corbata y pantalón negro.
—Jimin, dijiste que ayunarías.
El omega se mira la punta de los pies. Él nunca dijo nada de eso, fue un ayuno impuesto por el mismo alfa, sin embargo, el omega no se atreve a pronunciar ningún sonido en desacuerdo.
—N-no. Es solo té de manzanilla, alfa.
—Bien —desata el lazo en su bata de dormir y mira el cuerpo desnudo de Jimin, pasa una mano en su cintura y aprieta la piel—, no quiero volver a recordarte que los alfas prefieren a sus omegas delgados, así que deja de tragar como cerdo. El único bulto que se te permite es para llevar a mis cachorros.
El hombre más joven aprieta la taza en su mano, evitando estremecerse. Es tan escalofriante como su esposo siempre habla de él como si fuera una puta incubadora. O lo trata como un maldito tonto, hablándole bruscamente y diciéndole que hacer.
—Te estoy hablando. ¿Entiendes lo que digo, omega?
El rubio muerde el interior de su mejilla y solo asiente hacia su alfa, Marcus acaricia su mejilla para seguidamente dirigirse a la salida. Jimin relame sus labios, acomodando su bata y sigue a su esposo con pasos suaves a causa del dolor en su espalda baja, el alfa recoge el saco de su traje y maletín antes de hacer una señal para que el omega se acerque y este obedece.
—Posiblemente, no venga hoy a casa. No te quedes despierto a esperarme y menos desperdicies comida con una cena que se dañará, ¿bien?
Jimin asiente y se encoge cuando el alfa levanta la mano, contiene el aliento cuando Marcus acaricia su cabello, como si fuese un perrito obedeciendo a su amo, y el alfa sonríe cuando ve que el omega parece aterrado por su simple presencia.
—Deje el dinero para la comida arriba de la cama y ya sabes lo que ocurre si intentas escapar, de nuevo.
—Comprendo, alfa —susurra mientras su dedo rasca la parte inversa de su muñeca—. Trabaja bien. —se despide con una reverencia.
Jimin observa el auto de Marcus alejarse y suspira, cerrando la puerta principal. Vuelve al cuarto, donde se arrodilla frente a la cama y tantea hasta conseguir la caja de zapato llena de medicina, saca una píldora del día siguiente y se la traga a seca.
Él no se puede permitir traer a un cachorro a este infierno. Escondiendo todo en su lugar, se levanta hacia el baño, se deshace de su bata y observa su cuerpo. Sintiéndose enfermo por las marcas, moretones y mordiscos que pintan su cuerpo, aparta la vista y entra en la ducha donde solloza bajo en agua helada.
Jimin siempre estuvo sobreprotegido, sus padres lo educaron para ser un buen omega, comportarse educadamente para cuando le tocará entrar en sociedad. Siempre le decían que debía buscar un compañero fuerte, de su misma clase social y que nunca se conformará con menos.
Por supuesto que el omega recuerda cuando conoció a Marcus, el alfa extranjero trajo consigo una emoción que nunca había sentido, prometía estatus, dinero y libertad. Un joven heredero de padres coreano-estadounidenses que destacaba por ser más alto que la mayoría de los alfas, más rico y más poderoso. El alfa perfecto en palabras de su madre.
Cabe decir que Jimin era joven e inexperto, pero sabía que tenía que elegir entre alguien de sus gustos o sus padres le podrían a cualquiera de sus pretendientes. Iban a la misma universidad, pero a diferentes facultades, mientras Jimin estudiaba en relación con las letras, el alfa era negocios y ciencia sociales porque futuramente iba a heredar la empresa de su padre o entrar en la política como su madre. En ese entonces, a Jimin le pareció atractivo, elegante y aunque no era de su tipo, le hizo caso a las odiosas palabras de su madre.
Por supuesto que cuando el alfa lo invitaba a una cita, Jimin sonreía antes de rechazarlo y decirle que no salía con sus amigos. Que se le hiciera atractivo, no quería decir que le gustase y aunque, eso no evito que Jimin le coqueteara, se besaran algunas veces; sin embargo, el omega no lo dejo llegar más lejos. Hasta que fue demasiado tarde y Jimin ya no pudo elegir porque no tenía opciones.
Jimin no lo encontraba atractivo ahora, había visto y sentido lo que ese hombre podía llegar a hacerle por el más pequeño error que cometiera. El omega le temía al verdadero Marcus, no al falso alfa que lo colmaba de halagos y actuaba de manera tierna frente a su familia.
El rubio solía pensar que era su karma por burlarse del alfa, de jugar con él en vez de cortar todo de raíz. Eso te pasa por jugar con un alfa, maldita zorra. Era lo que le gruñía Marcus las primeras noches que lo violaba. Quizás, si sus padres le fuesen permitido a hacer amigos y socializar con otros de su edad, no se habría aferrado al primer alfa que le saludara con la libertad en la cara.
Jimin sale de la ducha cuando los dedos de sus manos se han arrugado, se viste con la ropa que dejó en la cama y se maquilla para ocultar las ojeras, mejillas rojas, el morado que rodea su cuello y la maldita marca que lo condena a estar encerrado, antes de tomar su chaqueta y salir. Pese a que el invierno ya cesó aún quedan réplicas de frío y el cuerpo del omega está lo suficientemente débil como para recibir un resfriado que lo deje inconsciente y a merced del diablo.
Observando a su alrededor, Jimin camina al borde de la carretera y toma su bolso con más fuerza. No es que tenga miedo del lugar, en realidad su pequeña casa es la única al final de la colina, pero el silencio le inquieta. Viene de Busan dónde es caóticamente ruidoso, el aire apesta a smog y cada dos de cinco personas tropezaban su hombro con el suyo por la prisa. Y no es como si odiara eso, en realidad lo amaba y lo extrañaba terriblemente.
En cambio, el aire aquí es limpio, silencioso y con la única persona que Jimin habla es con la cajera en el supermercado, y cabe decir que la omega solo le indicaba el total a pagar y un amable; gracias por su compra.
Su estancia aquí era temporal, o eso le dijo Marcus cuando llegaron hace siete meses, que solo se iba a encargar un tiempo en la sucursal de su padre, porque eso lo iba a preparar para ser director ejecutivo y luego regresarían a la gran Seúl. De ese tiempo para acá, Jimin estuvo encerrado cuatro meses e intento escapar la primera vez que Marcus le dio la tarea de encargarse del mercado, porque en sus palabras: un alfa no estaba para hacer tareas que le correspondía a un omega, y fue decepcionante lo rápido que el alfa dio con él.
El omega se detiene cuando ve un camión de mudanza y un automóvil azul en la casa de la esquina que parecía estar en renovación la semana pasada. Cuando pasa por enfrente, la curiosidad le gana a Jimin y luego de una mirada de reojo, los ojos del omega se abren ante las bonitas flores que adornan el jardín de entrada y sus pies se detienen.
Él ama las flores, unos de sus sueños ha sido tener uno propio, pero su madre es alérgica al polen, así que nunca ha podido y desde que llegó a su nuevo hogar, tampoco se le permitió tener uno.
Jimin se sobresalta cuando el claxon de un auto suena y hace una reverencia al notar que está estorbando en el camino del auto.
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Los dedos de Yoongi golpean el volante al ritmo de la música mientras maneja hacia su nuevo hogar, mira a través de la ventana y puede decir que el pueblo ha crecido. Hay más casas y edificios de los que recordaba, pero sigue manteniendo esa imagen de ruralidad que el alfa recuerda de su infancia con sus extensos campos y huertos de los locales.
Lo primero que ve el alfa al llegar es el camión de mudanza estacionado frente a la casa, el auto de Namjoon en la entrada y frunce el ceño ante el hombre parado frente a la puerta mirando el interior.
—Siempre hay un metiche en todos lados. —toca la bocina dos veces haciendo que el hombre se sobresalte y después de una corta reverencia sale corriendo en la dirección en la que vino él.
Cuando estaciona el auto, la puerta de la casa se abre revelando a Namjoon quitándose los guantes de tela mientras le sonríe, Yoongi baja del auto y observa la casa en donde creció. Hace meses cuando estuvo de regreso para inspeccionar su estado, el hogar se encontraba deteriorado por los años en desuso, pero ahora se veía muchísimo mejor. Luego de unas ciertas reparaciones modernas; se veía bonita, sin embargo, al mismo tiempo parecía que nada había cambiado.
El lugar era grande para una sola persona, recuerda que sus padres querían una familia grande, pero su padre omega había tenido complicaciones con su embarazo y su madre alfa no quería arriesgar la vida del amor de su vida y solo lo habían tenido a él. Yoongi también soñaba con tener una familia grande, pero dado las circunstancias dudaba que eso se fuera a lograr.
—Hyung, que bueno que llegas. Estaba terminando de armar la cama.
—No tenías que hacerlo, yo me encargaría de ello.
—Eso no iba a pasar, ¿por qué crees que me encargue de la mudanza personalmente? No debes cargar peso por un par de semanas más, hasta que el doctor lo autorice.
—Estoy bien. No pretendo joderme la pierna por tercera vez. —Yoongi cierra la puerta del auto y abre la de atrás, donde ve una pequeña jaula beige de transporte para animales y la saca con cuidado de no asustar al pequeño cachorro que adopto.
—Oh, ¿y eso?
—Es un caniche que adopte, se llama Holly.
—¿El que quería adoptar hace tiempo?
—No, ese era blanco. Pero es del mismo refugio.
—Genial, tendrás compañía para no volverte loco.
Yoongi niega mientras toma su bastón y comienza a caminar hacia la casa con la jaula en su otra mano.
—Por cierto, me dijiste que no había vecinos para este lado.
—Subiendo la colina hay una casa, y deduzco que es la última porque es una calle ciega, pero no creo que sea habitable porque cuando fuimos a preguntar algo no salió nadie y está bastante dañada por fuera —explica abriendo la puerta para el mayor—. Así que el único vecino está a quinientos metros hacia la carrera principal.
—Había un tipo en la entrada y es espeluznante si caminó tanto por obtener información sobre quien se mudaba.
—Bueno, la gente tiene curiosidad, quien se muda a una casa abandonada por años —se encoge de hombros—. La mayoría de las personas se conocen desde hace años y el lugar ha cambiado, pero tu casa sigue estando alejada de todos.
—Y es perfecto así. —El alfa mayor sonríe mientras se sienta en el sofá de la sala.
Pese a que muchas cosas de su infancia se fueron, porque estaban obsoletas, el pelinegro trató de que no se perdiera el toque que su madre mantenía cuando estaba viva.
Yoongi coloca la jaula en el medio de la sala y la abre, dejando que el pequeño cachorro se tome el tiempo en olisquear para familiarizarse con los olores de la casa. Es su primera mascota en años, ya que en su apartamento en la ciudad no se permitía el acceso a animales.
El alfa espera no arruinarlo, como lo ha hecho con todo en los últimos meses.
—La conexión a internet está lista. Limpiamos la piscina como dijiste, pero no sabía si quería que la llenara, así que no lo hice. Mantuve el jardín como me pediste, simplemente lo pode y sobre algunas flores para darle un poco de color ante tanto verde.
—Gracias, Namjoon.
—Solo hago mi trabajo y eres mi amigo. Y terminaré de hacerlo para dejar que te acomodes.
—¿No es porque hoy tienes una cena con la familia de Seokjin?
—Sí, eso también y no puedo llegar tarde o terminaré durmiendo en la sala. Otra vez.
Cuando su amigo sale de la habitación, el pelinegro se permite relajarse por completo estirando sus piernas. El alfa mira el pequeño portaretrato que reposa sobre la mesa de café y muestra una foto de sus padres junto a él de adolescente sonriendo a la cámara, Yoongi recuerda ese día, fue su graduación de secundaria y se sentía tan feliz.
Apoyando la cabeza en el espaldar, mira el techo de madera y se pregunta qué va a ser de él, a partir de ahora. Yoongi cree que esta es la mejor decisión que tomó, estar lejos del bullicio y ajetreo de la ciudad, de miradas llenas de lástima cuando lo ven caminar por las calles y lo mejor, es que puede relajarse al escribir su libro ante el conmovedor silencio que lo rodea. Y por supuesto, volver a recuperarse por completo; física y emocionalmente. O eso se dice, para no desanimarse.
Yoongi sabe con seguridad que primero debe encontrar la paz consigo mismo.
Y sentirse feliz. Que era algo que no sentía hace mucho tiempo.
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No me había olvidado de la historia, solo le estaba dando una mejor estructura y ¿si notan que cambio totalmente? para los que leen por primera vez, pues no me queda nada más que darle la bienvenida y que disfruten.
Está historia no es mi prioridad, así que, puede tomar un tiempo para la siguiente actualización :(
Nuevamente mencionaré las advertencias, por si saltaste el resumen:
✨ Actitudes tóxicas.
✨ Mención de maltrato físico, verbal y sexual.
✨ Se toca el tema de depresión.
✨ Denigración hacia los omegas y mentalidad conservadora.
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