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La felicidad no cabía en su diminuto cuerpo. A pesar de estar despierto antes de lo normal, estaba complacido por seguir usando su pijama favorita. Un enterizo de dinosaurio.

Sacudiendo sus piecitos miraba atento a su padre que lloraba. El hombre junto a él soltaba pequeñas gotas de agua levantando la mirada al cielo. Desvió sus grandes ojos hacia al frente y sonrió. Movió el chupón en su boca estirando los brazos para que su madre, la hermosa pelinegra, lo cargara.

—¡Deja de molestarme! —exclamó dándose la vuelta. —No tengo tiempo para estas tonterías.

El pequeño abrió la boca para decir algo pero su chupón cayó al suelo, justo por la zapatilla roja de la mujer.

—¡Ash! ¡Mira lo que hiciste! —golpeó el hombro de su esposo ya que no se atrevía a hacerlo con el bebé. —Ese tonto niño lleno de saliva mi zapatilla.

—¡Mami! —el pequeño pelinegro abría y cerraba sus manitas clamando atención.

Y entonces Jung Suk miró a su esposa.

—¿Por qué haces esto?

Seojoon resopló cogiendo su bolso y las dos maletas. —¡Estoy harta de ustedes dos!

El hombre tragó saliva.

—Habla conmigo, por favor.

Hyungwon se apoyó en la piernas de su padre para levantarse sobre sus rodillas y empezar a escalar al mayor. Cuando por fin estuvo de pie, se sujetó del hombro de su padre y con su manita libre llamaba a su mami para que lo cargara. Seojoon lo miró inexpresiva y sin embargo, él le sonrió. Formó un piquito y señaló el suelo.

—Mío —dijo agitando su manita en dirección al chupón.

—Que tengas una buena vida, Jung Suk —exclamó la pelinegra sonriendo de lado. Apretó sus dedos en las maletas y dio vuelta no sin antes patear lejos el chupete del niño.

—¡Mami!

Su padre lo había tomado en brazos y juntos salieron detrás de Seojoon cuando pretendía salir de la casa. Sostuvieron una discusión hasta llegar al parque para dejar las cosas claras, al menos así era para Seojoon. Encantada de su novio de la universidad se entregó a él durante la fiesta de graduación en una de las habitaciones de la gran casa de un amigo en común. No se detuvieron a pensar ni un solo instante cegados por la pasión y adrenalina del momento. Dos meses después los síntomas se hicieron presentes y estando en un desayuno con sus amigas cayó desmayada a los pies de su mejor amiga. La sorpresa de estar embarazada la llevo a discutir con Jung Suk y a alejarse de él por casi tres meses; Meses en los que él estuvo rogando por saber de ella y de su próximo bebé. Como hija de padres conservadores, los obligaron a reunirse y contraer matrimonio en una ceremonia exprés, pues no toleraban la idea de tener un nieto ilegitimo.

Cuatro meses después y a días del año lunar, un lindo bebé llegó a sus vidas. Con su piel blanca, rosácea al nacer, ojos grandes, una tierna nariz redondita, mejillas abultadas y labios rechonchos. Chae Hyungwon, primogénito e hijo único de Chae Jung Suk y Lim Seojoon. Una hermosura de bebé, tan tierno como educado. Apenas tres años y habían sido pocas las veces en que lloró por mero gusto, cuando lo hacía era porque existía una verdadera razón. Por naturaleza era curioso y repetía cada palabra que escuchaba, ya fuera de sus padres o en las caricaturas que su padre le ponía mientras limpiaba la casa.

—Papi —tocó el hombro de su padre ladeando su cabecita. —¿Y mami?

Jung Suk desvió la mirada hacia la mujer que subía apresurada al taxi.

—Ya volverá, amor.

Hyungwon no era especialmente cercano a su madre. Desde que nació, su madre lo miraba con repulsión y de no ser por su singular belleza hace mucho que lo hubiera dejado en un orfanato. Era increíble pero Seojoon odiaba a su propio hijo.

¡YA CALLATE NIÑO ESTUPIDO!

El bebé de cuatro meses lloraba desgarradoramente en su cuna pues moría de hambre. Su padre había ido por su leche y pañales aprovechando que él dormía pero no contó con que se despertaría media hora después. Seojoon se negaba a darle pecho.

Va a arruinar mi cuerpo —dijo cuando la enfermera le entregó al bebé para que lo alimentara.

Las miradas molestas sobraron en el hospital así que la misma tarde de haber dado a luz se fue a su casa. Aun con todo los rechazos, Wonnie la quería y cada vez que podía corría a ella, o eso intentaba, para llenar sus mejillas de besos. Jung Suk siempre le decía que su mami se sentía mal y por eso no correspondía a los besitos. Por supuesto el niño era demasiado pequeño para entenderlo, él solo esperaba a que su mami se sintiera mejor y pudiera abrazarlo.

—¿A londe fue mami? —preguntó jalando de la camisa a su padre.

Jung Suk negó echándose a llorar.

—No sé, mi amor. No sé —balbuceó en medio del llanto.

Asustado de ver a su padre llorando tal cual lo hacía él cuando le dolía el estomago por exceso de leche, comenzó a gimotear. Pronto su labio inferior empezó a temblar y sus ojitos a llenarse de lágrimas. Los sollozos iniciaron seguido de agudos gritos que incluían papi y mami. Esta vez su pancita no dolía pero le era imposible dejar de llorar. Su papi estaba llorando y no veía por ningún lado a su mami, además su chupete seguía en el suelo muy lejos de él.

—T-tengo que ir por e-ella —dijo levantándose de la banca.

El llanto de Wonnie incrementó, resbaló cuando su padre se puso de pie y ahora estaba sentado nuevamente en la banca con un ligero dolor en las sentaderas.

Jae Sang lo reconoció y aceleró sus pasos llevando consigo a su pequeño acompañante.

—Hey ¿Qué paso? —miró hacia el bebé que lloraba extendiendo sus bracitos y volvió su mirada a su viejo amigo. —Jung Suk ¿Qué sucedió?

El mencionado negó limpiando sus lágrimas.

—Tengo que ir por ella —exclamó cargando a Wonnie. Acomodó al bebé en su cadera y estaba por irse tras su esposa pero Wonnie se retorció en sus brazos.

—El bebé —susurró Hoseok, señalando.

Jae Sang asintió hacia su hijo. Soltó la mano del pálido niño para tomar en brazos al bebé de su amigo. Hyungwon se calmó en segundos mirando desconcertado al hombre que lo sujetaba.

Hoseok sonrió tocando la punta del tenis blanco del bebé. Era curioso ver a un niño tan pequeño pero muy tierno, aun más vistiendo un enterizo de dinosaurio. Seokkie amaba usar disfraces, tal vez al niño también le gustaba.

—Hola nene —saludó agitando su manita rechoncha. Hyungwon lo miró por un corto momento para luego regresar su mirada al padre de Hoseok.

—Dime qué ocurre —pidió limpiando las lágrimas de Wonnie.

El bebé hipaba ligeramente mirando fijamente a Jae Sang.

—Ella nos dejó —dijo con un nudo en la garganta. —¡Abandonó a nuestro hijo!

Jae Sang bufó.

No lo diría pero era algo que esperaba. Desde que Jung Suk y Seojoon eran novios supo que esa relación no tenía futuro. Lamentó mucho cuando Hyungwon llegó al mundo, el niño no tenía la culpa y sin embargo, la cruel mujer lo dejó a su suerte.

—Ve por ella —exclamó tensando la mandíbula. —Yo voy a cuidar a Wonnie.

—¿Enserio?

Jae Sang sonrió. —No te preocupes, puede jugar con Hoseokkie mientras vuelves.

—Muchas gracias.

Jung Suk sorbió su nariz. Se puso en cuclillas para recoger el chupete de su bebé y se levantó guardándolo en su bolsillo. Acercó la cara a su hijo y besando su frente se despidió.

—Prometo no tardar, cariño —sonrió pellizcando la mejilla redondita. —Pórtate bien, bebé.

—No te preocupes, él estará bien.

Jung asintió. —Gracias.

El auto se detuvo frente a la casa blanca con pilares cafés. El silencio nunca era parte del viaje de regreso a casa y está vez tampoco era la excepción. Con su voz aniñada Hoseok repetía los coros de las canciones que escuchaba en la radio o hablaba de cualquier cosa que viera a través de la ventana. Muy pocas veces se levantaba de su asiento especial, pues medio entendía la importancia de mantenerse detrás de los cinturones. Sin embargo, por primera vez estaba sentado sobre los sillones del auto usando el cinturón de seguridad de "adultos" mientras que su sillita era ocupada por una persona más pequeña que él y como buen hyung la cedió sin reproche.

—Llegamos a casa, pequeño Wonnie —Jae Sang sonrió mirándolos por el espejo retrovisor.

Hoseok movió sus piernitas emocionado por jugar con su nuevo amigo pero tenía que esperar a que su padre bajara para sacarlo del auto.

—Apulate papi —habló sacudiendo su peluche de conejo rosa.

Wonnie miraba todo en completo silencio.

—Tranquilo. Ya estoy aquí —anunció abriendo la puerta. —Te bajaré a ti primero y te encargas de bajar tus juguetes de la cajuela mientras bajo al bebé.

Hoseok asintió observando con una sonrisa al pelinegro de ojos grandes.

—¿Qué tal el viaje, amiguito? —Jae Sang cargó a Wonnie acomodándolo en su cadera entretanto se aseguraba de cerrar bien el automóvil. —¿Tienes hambre?

El bebé asintió levemente llevando su pulgar a su boquita empezando a succionar de el.

—MAMI. YA VOLVIMOS —Hoseok atravesó el jardín corriendo hacia la mujer que cortaba la hierba mala de sus rosales, olvidando por completo bajar sus juguetes. —Tajimos a un nene.

—¿Ah?

La señora Lee besó la frente de su hijo deteniéndose a arreglar su playera amarilla. A los pocos segundos llegó Jae Sang con Hyungwon recostado en su pecho. Bastaron unas miradas para que la mujer entendiera la situación sintiendo pena por el dulce bebé.

—Creo que guardé unos biberones de Seokkie —murmuró rebuscando entre los gabinetes.

Jae Sang sentó a Wonnie en sus piernas cuidando de no maltratar su disfraz y Hoseok se acercó a ellos con un peluche de dinosaurio. El bebé de mejillas rechonchas soltaba bajos quejidos con su llanto asomándose poco a poco.

—Toma, te regalo a mi dinosaulio —susurró. Tomó las manitas de Hyungwon y puso entre ellas al peluche. —Su nombe es Dooly.

Hyungwon miró a Jae pidiendo autorización para recibir el regalo y éste le sonrió.

—Es tuyo —volvió a hablar Seok apoyándose en las rodillas de su papá.

—Gasias.

✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨

Hola ☺️

Les presento mi nuevo proyecto. Estaba en duda si subirlo aquí o en la otra cuenta 😅 pero por fin decidí.

Espero que les guste como a mí 😊

Pronto subiré un one Shots 🤫

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