woolf; pavese;
Yanjun probablemente se echa a llorar como mínimo dos veces al día y siempre por las noches, hasta que se calma y siente el pecho libre o hasta que cae dormido. Probablemente necesita tomar respiraciones largas antes de hacer cada cosa o cuando está siendo muy duro consigo mismo. Y es casi seguro de que Yanjun nunca ama por completo sus días, mucho menos se ama él mismo por completo.
—¿Te falta mucho? —pregunta su compañero de piso y luego de verse una vez más en el espejo y respirar, Yanjun sale y le deja el baño libre a Zhengting.
Pasa a su habitación para colocarse una camiseta y tomar sus cosas para irse a la universidad. No sin antes tener que someterse a uno de esos horribles momentos en los que rápidamente piensa en cosas que no le harían nada bien. Hoy simplemente quiere aplastarse los dedos con la puerta de la habitación pero toma unos segundos para recordarse que si se aplasta la mano no va a poder tocar teclado como se debe.
Se coloca una gorra y se va caminando hasta su facultad, porque no queda nada lejos y caminar hace que sienta que sirve para algo. Él comprende que sirve para muchísimas cosas pero hay veces en que su cabeza se empeña en decirle que todo lo que hace es en cierto nivel patético.
Lo único patético es su mente.
Sus horas en la universidad ponen a flotar a su mente en el espacio, no la detesta, de hecho ama lo que estudia pero siente que el estar ahí le cuesta, le molesta, es una sensación extraña que invade su cuerpo y no se puede deshacer de ella, se siente incómodo afrontando el día a día y se siente incómodo en su mente.
—Nuestro Yanjun ha teñido su cabello de negro otra vez, luce especialmente bonito —dice Xukun y le sonríe.
—Cada color de cabello le queda bien, es hasta injusto —agrega Chengcheng—, no, bueno, no es injusto, es la suerte de los callados —dice y choca amistosamente su hombro con el de Yanjun.
Yanjun le devuelve la sonrisa y sabe que ese cumplido se siente bien pero nunca termina de estar ahí para recibir las buenas vibras, no se siente presente completamente y le da mucha lástima porque le gustaría disfrutar más de sus compañeros, integrarse a la misma gravedad que los tiene a ellos en un mismo suelo y quiere deshacerse del agujero en su estómago que tira hacia arriba de él y lo hace sentir ingravido en el medio de las situaciones.
El muchacho está flotando casi siempre entre su mente, sus problemas y la vida que tiene ahora.
Le gustaría ser un mejor amigo, sentirse que es parte de un grupo que lo considera un amigo. Le encantaría preguntarle a Chengcheng más sobre su noviecito que aún está en preparatoria porque se ve muy feliz cuando habla de él y porque le parece, por lo que ha escuchado, que es una persona muy agradable. Le encantaría reír a carcajadas por las bromas de Xukun y tratar de ayudarlo más en eso de conquistar a su compañero de piso y cree que sería realmente feliz si pudiera salir con Ziyi a los sitios a los que lo invita, el tipo es genial, debe tratarse de sitios geniales, pero él sólo flota en una burbuja que lo separa de todo y no reacciona como debe y no habla lo que quiere y no dice «sí» porque le pesa el cuerpo por culpa de la mente.
Es probablemente un amigo de mierda si no es capaz de exteriorizar todas las buenas intenciones que tiene.
Decide saltarse la última clase ese día, no tiene nada que entregar y le reconforta estar en soledad en un ambiente tan grande como el de la universidad. Es irónico porque se siente bastante enfermo cuando está solo en su habitación, pero estar sentado por ahí en los sitios donde casi no pasa nadie pero sabe que hay presencia es casi algo que lo llena.
Podría dibujar, sin embargo decide escuchar música a ojos cerrados, como se debe, lo transporta a otro sitios, a veces lo transporta a recuerdos horriblemente tristes, pero hay magia en eso y la acepta porque viene de la música.
Abre los ojos nuevamente cuando siente un golpesito en su pie, levanta la mirada poco a poco y se encuentra con la sonrisa de Zhangjing y sus ojos brillantes.
—¿Afuera de clases otra vez? —pregunta el mayor y Yanjun no responde, solo lo observa sentarse a su lado—. Estoy orgulloso de que aún así seas el mejor promedio.
Zhangjing, el de las palabras correctas y dulces.
—¿Me dejas arreglar el borde de tus pantalones? Uno está más arriba que el otro.
El menor asiente con pesadez y observa detalladamente como las manos de Zhangjing arreglan sus pantalones, casi quiere suspirar cuando toca sin querer su piel y casi quiere sonreír de melancolía, quiere respirar el momento.
—Ya, listo, de seguro estabas triste por eso, pero ya no más —dice suavemente y sonriendo cálido al final, Yanjun no puede evitar sonreír con él.
Zhangjing, el que siempre quiere esté bien, el que se da cuenta de las cosas.
—No estoy triste —aclara Yanjun y Zhangjing le da una mirada preocupada—, solo soy yo siendo yo... tampoco creo que eso sea lo mejor del mundo —dice y suelta una risa al final.
El mayor lo toma del brazo y lo acaricia. Yanjun siente que puede ponerse a llorar ahí mismo, sobre todo cuando los ojos de Zhangjing se mezclan con tristeza.
—Ahora tú luces triste, es mi culpa —dice y antes de que Zhangjing pueda hablar decide soltar una risita bastante ahogada por un sentimientos que no quiere tener—. Seguramente es porque no me ato bien las zapatillas, seguro crees que me voy a caer —le dice y dirige sus manos hacia sus zapatillas para acomodarlas bien.
—¿Estás bien? —pregunta preocupado el mayor y el corazón de Yanjun da vueltas que marean y lo hacen sentir mal.
Zhangjing, un chico demasiado bueno para él. Está feliz de que lo rechazara al final... Está feliz de que no haya cambiado de opinión aunque le duela el corazón.
Pasa su brazo por los hombros de Zhangjing y lo atrae hacia él. Sonríe de verdad esa vez, sonríe buscado en su cabeza cualquier último recuerdo realmente bueno, cualquier cosa que valga la pena mencionar para no responder a las preguntas del mayor.
—El fin de semana fui a mi casa, sigue siendo uno de mis sitios menos favoritos del mundo pero mi gato todavía sale a recibirme... Aunque no había ido a verlo en meses —comenta y baja la mirada recordando la sensación tan bonita que cubre el agujero negro en su estómago, esa que está cuando acaricia a su gato y lo siente ronronear—. Siempre se me queda mirando fijamente a los ojos y siento que son los ojos más bonitos que he visto, lo amo mucho, es una pena que no pueda tenerlo conmigo y es una pena que los gatos no duren para siempre, pero para siempre son las caricias que guardo y que le doy.
—¿Le tomaste fotos? Quiero ver una, hace mucho que no me enseñas fotos de tu gato —pregunta Zhangjing y siente que quiere tocar el rostro de Yanjun cuando ve la felicidad luchando con la melancolía, todo casi arremolinandose en sus ojos.
Es bueno que Zhangjing lo rechazara sin motivos. Solo se declaró por puro egoísmo... ni siquiera pensaba que fuera bueno, ni siquiera anhela una relación, no es bueno con nadie, ni bueno para nadie.
—Las edité y le agregué figuras de pixeles —dice cuando le pasa su teléfono al mayor—, me gustan las figuras de pixeles, pero creo que ya no le quedan bien a mis fotos, ¿me hacen lucir estúpido, no?
—Eres bonito, todo te queda bonito, no lo pienses tanto.
—Gracias Zhangjing, por eso te quiero —dice y observa los labios del mayor separarse a penas, en duda, su semblante incluso cambia por segundos para luego volver a su vibra calida de siempre.
—Yo también te quiero, Yanjun —dice y al menor le duele todo en ese momento.
(...)
Aún no se siente bien. Son las seis de la tarde y baja las persianas para negarse la vista del atardecer, incluso tapa su rostro y apaga las luces. No quiere ver nada porque cuando ve algo en momentos donde se siente mal comienza a preguntarse cosas, a cuestionarse su posición en el mundo, a cuestionarse la posición de las cosas y el cómo lo afecta.
Es más fácil estar triste en la oscuridad.
No escucha nada, no puede o está bloqueando todos los sonidos, no sabe muy bien, es como si sus pensamientos estuvieran presionando cada rincón de su cabeza, hasta los pensamientos donde se ordena que pare de recordar, de pensar, de sentir, de todo.
Está sufriendo pero «el futuro vendrá de un largo dolor y un largo silencio» eso había leído, eso estaba viviendo. ¿Dónde estaba su futuro?
¿Dónde está el sentirse una persona normal?
Normal de ser feliz.
Presiona la almohada más contra su cara, es solo otro días más, va a pasar, no puede negarse el sufrir y no puede perder más tiempo.
A lo lejos escucha un ruido y poco a poco los sonidos van regresando a su cabeza, su presencia en el mundo se va revitalizando hasta que escucha una voz.
—Yanjun.
Se destapa el rostro y abre los ojos, está mareado pero consigue ver con claridad a Zhangjing y más atrás a Zhengting con el rostro pálido.
—No me dijiste que vendrías a visitarme —dice, recuperando la textura de su voz que se pierde cuando se siente demasiado ido.
—Él no vino a visitarte —dice Zhengting, con la voz sería y sin querer mirar a los ojos a Yanjun.
Algo va mal. ¿Por qué su dolor es tan grande que le duele a los demás? No es justo.
El mayor se voltea a ver al compañero de piso de Yanjun e intenta darle una sonrisa cálida.
—Zhengting, ¿podrías dejarnos solos? —pide y sin responder el chico se va, cerrando la puerta detrás de él.
Yanjun examina el rostro de Zhangjing, luce más preocupado que en la mañana y tiene pinta de haber corrido desde su residencia hasta su apartamento. Se ve casi devastado.
—¿Por qué no le respondias a Zhengting?
—¿Responder qué?
—Tiene horas llamando a tu puerta, sabe que sueles encerrarte pero ¿por tanto tiempo? Además encontró eso que dejaste en la ventana de la sala... Es extraño, ¿Yanjun, que piensas hacer? Tuvimos que quitar la tranca de la puerta con una tarjeta de crédito.
El menor se toma la cabeza e intenta procesar las palabras de Zhangjing. ¿Qué es lo que piensa hacer? nada, ni el mismo sabe que debe hacer, cómo ser, cómo ser un ser humano funcional y sin sentir un agujero ficticio en el medio del cuerpo, pero claro, Zhangjing no está hablando de eso, habla de otra cosa.
—No... No sé, ¿de que hablas?
—De las zapatillas y la nota, la maldita nota Yanjun —dice Zhangjing y el menor jura que es la primera vez que lo escucha maldecir.
Parpadea varias veces y pasa su manos por sus ojos, se siente estresado—. Eso no es nada, Zhangjing, ¿por qué parecen alterados por eso?
—Creo que no puedo pasar por otra de esas espantosas temporadas. Esta vez no voy a recuperarme —cita Zhangjing lo que coloca la nota que dejó Yanjun junto a los zapatillas—. ¿Qué quieres decir con eso?
Junto a unas zapatillas, las que llevaba durante la mañana por dios, ¿Qué otra cosa podía haber pensado el pobre Zhengting? De verdad creía que algo horrible había hecho Yanjun.
—No son mis palabras, son palabras de la carta de suicidio de Victoria Woolf, puse los zapatos en la ventana abierta, dentro de los zapatos puse flores silvestres y luego escribí la nota y la doble de forma que pudiera quedar parada, es para una tarea de fotografía, no es tan grave —insiste y los ojos de Zhangjing se llenan de más tristeza, Yanjun se odia muchísimo en ese momento.
—Zhengting creyó que te estabas matando y yo también —le dice, casi como un reclamo, con la voz quebrada—, es que dejas eso y tú eres... Tú eres...
—Un desconsiderado, desequilibrado, un chico triste, un chico que te está haciendo sufrir y a los demás ¿no es así? claro que pensaron que me iba matar, ¿por qué no habrían de pensarlo? soy tan... odioso, mal amigo, roto por cada costado.
Yanjun no sabe por ha hablado tanto, pero una llama se enciende en él, que lo incendia, que le duele, quiere hablar, le duele, quiere hablar y le duele muchísimo ser él en ese momento y provocar reacciones y pensamientos desastrosos en la gente.
Se levanta de la cama agitado y se acerca a su ventana.
—Puedo entender la razón por la que me rechazaste sin decir motivos, no es necesario cuando yo conozco la verdad.
El mayor se queda quieto, Yanjun no había sacado el tema de forma tan directa nunca. Se siente raro que lo haga.
—No estamos hablando de eso... ¿Te sientes tan mal por eso?
Zhangjing habla sin malas intenciones pero la mente de Yanjun lo procesa de otra manera, de la peor, como si Zhangjing estuviera decepcionado de él, de su forma de actuar. La verdad es que él mismo es el que más decepcionado está.
—¿Todavía me quieres tanto? —pregunta y aunque solo es dolor por amor parece que termina de sacar de sus casilla a Yanjun y le molesta que el dolor de amor le afecte tanto porque siente que está siendo un exagerado, desconsiderado con el dolor real, con el resto del dolor que siente. Es como si fuera un mocoso estúpido.
—No te quiero a ti, lo quiero todo, quiero encontrar algo, tiene que haber algo para mi, algo que encaje conmigo, ¿por qué existo si no estoy encajando? me cuesta muchísimo y estoy cansado, tan malditamente cansado que me doy asco.
Yanjun se lleva una mano al pecho, como si le estuviera doliendo muchísimo, pero no es ahí, no es en ningún sitio en especifico que siente dolor y esa sensación también lo está asfixiando.
—Soy bueno y malo y aun así no soy nadie...
Yanjun quiere seguir hablando pero las palabras no le salen y le arden los ojos, porque va a llorar y no quiere llorar quiere seguir hablando, quejándose quiere hacer notar a toda costa por primera vez la forma en que se siente, quiere que no lo ahogue y quiere hacerlo frente a la única persona que parece escucharlo a ciegas y aconsejarlo con manos sacadas de un corazón, pero ni siquiera puede y rompe el record en ser patético siendo patético.
Zhangjing intenta acercarse a él, abrazarlo, tomarlos de los hombros, quiere decir algo pero no puede y el menor solo puede sentirse más miserable con los boqueos de Zhangjing, resulta que también es un egoísta y no quiere intentos porque esos intentos... sobre todo porque parecen afectarle demasiado a Zhangjing.
—Vamos, vete de aquí... —le dice en voz baja Yanjun, rechazando el abrazo de Zhangjing y tomándolo por un hombro—, sal —pide con la poca voz que le queda.
Quiere que lo vea y que esté para él, pero no es justo, aún para ser consolado hay niveles y Yanjun piensa que simplemente rebasa lo ridículo. Sabe que Zhangjing es de los únicos que conoce que tan roto se siente pero a pesar de eso aún tiene miedo de espantarlo. Aún cuando presiente que sucederá al final quiere hacer que dure todo lo que pueda.
Abre su puerta y empuja Zhangjing aunque este intenta resistirse.
—Lo siento —le dice cuando intenta cerrar la puerta pero el mayor no quiere que la cierre.
—No me voy a ir de aquí, Yanjun —dice y el menor logra cerrar la puerta por fin.
Zhangjing decide sentarse contra la puerta, le entra impotencia y ganas de llorar, ¿Qué puede hacer si no entiende? A veces siente que podría hacer más... Pero quién sabe. Su corazón se rompe cuando escucha Yanjun llorando, pero llorando a todo pulmón y es la primera vez que lo siente así, siempre había percibido su tristeza pero ahora está cayendo como relámpagos dentro de esa habitación y él solo está ahí, sentado en el piso.
La cosa se torna peor cuando escucha a Yanjun arrojando cosas en su habitación y gritando que se odia, que es su culpa, que odia hacer sentir mal a todos, y grita poesía y grita que quiere seguir ahí ardiendo por primera vez, que se siente bien sufrir ahí. Escucha tanta verdad de la boca del menor al que quiere tanto que no puede evitar que las lágrimas comiencen a bajar por sus mejillas y antes de que lo note Zhengting se ha sentado a su lado y lo deja llorar en su pecho.
Yanjun grita, preguntando si lo ha hecho llorar y Zhangjing quiere decirle que no para evitar el sufrimiento pero sabe que la gente como Yanjun se siente perforado por las obvias mentiras.
(...)
El ruido en el cuarto de Yanjun se deja de escuchar cuando ya han pasado dos horas. Zhangjing se levanta inmeditamente, porque teme lo peor.
Ambos chicos abren la puerta de la habitación de Yanjun, todo es un desastre y Zhengting decide quedarse observando desde la puerta mientras Zhangjing se acerca a Yanjun. Está acostado en su cama, abrazándose a sus piernas y con los audífonos puestos. Por más que sepa que el menor no quiere, Zhangjing le quita los audífonos y Yanjun lo mira a la cara, sus ojos lo ven pero no parecen concentrarse en él.
—¿Quieres que llame a alguien? ¿A tus padres?
—Quiero estar solo —dice Yanjun—, o contigo, o solo contigo, o con todos mis amigos o solo pero sin sentirme flotando, estoy flotando.
El mayor se acuesta a su lado y Yanjun tiembla ante su contacto.
—No me toques, te estoy lastimado, lo que tengo dentro te va a lastimar.
—¿Vamos a llamar a tus padres, sí? Sé que ellos saben cómo lidiar con esto.
Yanjun solloza y cierra los ojos—. No los quiero aquí, no quiero lidiar con nada, no quiero esa palabra ligada a mi, no quiero ser un problema, déjenme solo —pide e incluso Zhengting siente que va a llorar.
Zhangjing se voltea hacia él—. ¿Podrías llamarlos por mi? —pregunta y el menor asiente y desaparece en busca del teléfono.
—No quiero que los llames, te vas a alejar de mi, todos se van a alejar de mi, quiero que me quieran —dice tan dolorosamente que Zhangjing lo abraza aunque no quiera.
—La gente te quiere, yo te quiero.
—Quiero merecer el que me quieran, quiero ser alguien del que pueda estar orgulloso y poder decir que estoy feliz de que me quieran, pero me quieren así y los hago sufrir, no es justo.
—Necesitas calamarte, Yanjun, ya vendrán tus padres, ellos te quieren, yo te quiero, vamos a lidiar con esto.
El abrazo por fin es devuelto y Yanjun llora nuevamente, pero en el hombro de Zhangjing.
—La ofensa más atroz que se puede inferir al hombre es negarle que sufra —dice y Zhangjing cierra sus ojos, compartiendo el dolor de Yanjun.
—Pero la grande, la tremenda verdad es esta: sufrir no sirve de nada —dice el mayor, citando a la misma persona que acaba de citar Yanjun.
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