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Villano

Un hombre caminaba tranquilamente por la calle, el frío de la noche no surtía efecto alguno en el por su ropa de invierno. Un sombrero blanco con manchas rojas cubría su cabeza, pequeños mechones de cabello salían del sombrero sin muchos problemas.

Su saco cubría parcialmente su camisa blanca de manga larga, al mismo tiempo mostraba su corbata a quién quiera que lo mirará. Sus pantalones grises y zapatos negros lo hacían pasar desapercibido entre toda la multitud.

Mezclado entre la gente común, sonrió recordando algo. Miró al cielo entrecerrando los ojos ligeramente y se detuvo en seco, la gente que pasaba a su alrededor lo ignoraba y pensaban…

“Parece que está esperando algo”.















Se lo encontró cocinando unos Hotcakes para sí mismo, sonreía alegremente mientras se divertía preparando el desayuno. —Esto, luego aquello… —decía sonriendo mientras volteaba un Hotcake, para después lanzarlo por el aire para que diera unas cuantas vueltas.

—¡Y finalmente esto! —al atrapar el Hotcake con su espátula de plástico, lo lanzó con algo de fuerza a la mesa, logrando que cayera en uno de los tres platos de la mesa. —¡Lo logré, después de dos intentos, pero lo logré al fin y al cabo! —salto un poco de alegría mientras aplaudía por su propia hazaña.

—A desayunar —se fue a sentar para empezar con la comida más importante del día, el silencio de la casa era abrumador. Podía escuchar los claxon de los autos perfectamente por el silencio.

Comía con un tenedor tranquilamente, miró las sillas con una sonrisa e imagino que había una mujer y un niño acompañándolo en su desayuno. —Algún día… —se dijo a si mismo mientras miraba su plato con algo de aburrimiento y ligera tristeza.

El sonido de un vidrio quebrándose lo alerto, se levantó tan rápido como pudo y fue a ver lo sucedido. —El florero… Ahora el piso está mojado —disgustado suspiró preparándose para ir por las cosas para limpiar.

La alarma de su teléfono sonó con fuerza en sus pantalones, al ver la hora se alarmó. —¡El trabajo, ya debería estar en el camión! —grito preocupado al mismo tiempo que iba por su sombrero blanco y su saco.

Salió corriendo de su casa y fue a su auto, subiéndose rápidamente y puso las llaves para encenderlo. —¡Mierda, no prende! ¡No tengo tiempo! —salió del auto dejando las llaves pegadas.

A lo lejos, una figura entre la oscuridad de una de las habitaciones del hombre lo veían irse.

—¡El camión! —el hombre grito y empezó a darle golpes con su mano para que se detuviera. El camión se detuvo lentamente, al subirse le pago al conductor y se sentó hasta atrás aprovechando que no había nadie en el camión.

—No terminé mi desayuno… Será un día pesado —se dijo a si mismo mientras miraba como el camión lentamente se llenaba de pasajeros. Llego un punto donde no podía ni ver bien por las ventanas del autobús.

Frente a un edificio alto se bajó del camión, miró a una mujer que lo esperaba afuera del edificio con una expresión cansada. —Llegas tarde… 2 horas tarde, Ramón ¿Sabes lo que significa? —le preguntó esperando que respondiera, Ramón simplemente asintió.

—Quedarme hasta tarde…

—Al menos no te darán horas extras no pagadas, ven, te traje algo para que comas —le mostró una lonchera a Ramón que la agarró con una pequeña sonrisa.

—Gracias Alejandra, lo aprecio bastante —vio los brazos de su compañera, una cualidad común que tenía era que su piel era metálica por una mutación que últimamente la gente ha recibido aleatoriamente.

—Ven, tenemos que trabajar —avanzó hacía la puerta y dejó pasar primero a Ramón. Al pasar, Ramón agradeció internamente sabiendo que su puesto de trabajo estaba cerca de la entrada.

—¡Nos vemos Alejandra! —Ramón se despidió brevemente antes de prepararse para empezar a trabajar. —Veamos, tengo que terminar el informe sobre las ventas de uno de los productos de la compañía —encendió la computadora, esperó un momento y abrió la aplicación para empezar a escribir el informe.

—No será complicado.





Ramón estaba comiendo un sándwich con carne de tacos al pastor, que había preparado Alejandra de ante mano para el. Se veía estresado, cansado y algo disgustado, su compañera se acercó a él con una pregunta sonrisa en su rostro y dos refrescos marca: “Caco Calo”.

—Ten, te traje una, para que tuvieras con que pasar la comida —dijo sonriendo orgullosa de su predicción al ver a Ramón beber bastante del refresco apenas lo soltó. —Uy, no te ves muy bien, ¿Algún problema? —pregunto un poco preocupada al mismo tiempo que acortaba la distancia entre los dos.

—Solo un informe, creí que sería… ¡Pero no, por algún motivo es más difícil de lo que creí! —empezó a despotricar mientras le daba la espalda a Alejandra, quién solo aprovechó para darle un masaje en los hombros a Ramón.

—Ya, ya… Se que podrás con eso, tienes todo mí apoyo moral… —dijo mientras sonreía. —Por cierto, me ascendieron, ahora trabajaré menos tiempo y ganaré más —dijo sonriendo orgullosa de su logro.

Ramón se quedo de pie al mismo tiempo su mirada se puso en blanco al escuchar eso, levantó un pulgar en forma de felicitación. —Ge- Genial —dijo tratando de no sonar celoso por el logro de Alejandra.

—Nos vemos al rato, tengo que volver al trabajo —se despidió de Ramón y se fue corriendo tan pronto le enviaron el mensaje a su teléfono. —Adiós… —se despidió viendo como se alejaba de el.

—Yo creó que le gustas —una voz femenina se escuchó detrás de Ramón que se sobresalto por el susto. —Ah, solo eres tu… Laura —su compañera de trabajo era más baja que el en estatura, del tamaño de una estudiante de secundaria.

—¿Yo gustarle? Pff, buen chiste… —dijo riendo un poco sin creer que fuera algo verdad.

—Soy su hermana, reconozco cuando algo le gusta o le interesa y por la forma en la que te mirá y trata, le gustas —dijo acomodando sus lentes para evitar que se cayeran al suelo.

—No creo… Ella merece algo mejor.

—Te hizo un sándwich que incluía carne de tacos al pastor, te esperó en la entrada para dártelos, te trajo un refresco y hasta hace poco te hizo un masaje —repaso lo que sabía y Ramón hizo una mueca pensativo.

—…

A las afueras del edificio, una figura en la oscuridad de un callejón cercano veía el edificio con una mirada fija, a sus pies un periódico se detuvo brevemente: “Criminal Suelto, en busca de una nueva identidad”.

—Termine… tuve que quedarme una hora más para terminar, pero terminé… —con una voz cansada guardo el archivo en una carpeta y procedió a apagar el equipo.

—Fue un día bastante agotador, pero finalmente ya me puedo ir a mi hogar… —al salir del edificio, el olor a cigarro llego a sus fosas nasales. Al ver el origen, observó a Alejandra quién sonrió al verlo salir.

—¿Nos vamos ya? —preguntó ya sabiendo la respuesta, Ramón pensó un poco en lo que dijo Laura y sonrió un poco pensando en la posibilidad de que a Alejandra le guste el.

—Si…

—Bien, en marcha —avanzó a pasó lento mientras era seguida por Ramón quien solo sonreía pensando un poco en la posibilidad de tener algo más que una amistad con Alejandra.

En el camión en camino a la casa de Ramón, esté se encontraba algo feliz con la idea. —Es… casi una fantasía hecho realidad… —pensó con los ojos llorosos, recordando como en la mañana ella lo esperó en la entrada y el como lo espero en la salida.

—Te ves alegré, ¿Cuéntame qué pasó? —preguntó con una sonrisa Alejandra haciendo que Ramón se pusiera nervioso.

—Yo… puede que haya pensado en algo muy hermoso...

—¿Cómo yo?
—… Algo así —dijo con un pequeño rubor en sus mejillas, que maravilló un poco la mirada se Alejandra.

A las afueras de la casa de Ramón, al auto le habían robado las llantas. —Agh, molestó… —dijo para si mismo, observándose molesto y Alejandra rio por la expresión de Ramón.

—Bien… Supongo que es un adiós… —Ramón dijo un poco feliz de llegar a su casa. —¿No quieres pasar? Hace frío y creó que podría preparar algo de café o chocolate caliente… —propuso un poco dudoso esperando una respuesta por parte de Alejandra.

—No gracias… se me hace un poco tarde y tengo que estar ya en mi casa, pero con gusto me gustaría algo así mañana contigo… —le sonrió un poco ruborizada por la propuesta. —¡Finalmente se dio cuenta, después de dos años! —pensó sonriendo enormemente en su imaginación.

—Bien… Creó que será como una cita, ¿No crees?

—No puedo esperar.









—Yo… realmente no puedo divertirme —hablo para si mismo al mismo tiempo que se daba cuenta que no había nadie a su alrededor. —Supongo que eres impaciente, Alejandra… no me quejo —sonrió burlón sosteniendo el sombrero con algo de fuerza en su agarré.

—Por que después de todo… ¡Yo no me puedo divertir si tu no estás aquí! —al gritar escuchó como algo caía del cielo a gran velocidad estrellándose contra el suelo.




















—Cierto, no pude limpiar en la mañana —suspiro pasando de largo el florero roto en el piso de su hogar. —Mañana lo limpió y quedará cómo si nunca hubiera pasado —se fue hacía la mesa y comió lo que dejó en la mañana.

—Se acerca una cita, la última vez fue a los 18 años… Estoy emocionado por ver a Alejandra —dijo terminando de comer lo que dejó. Se quito su sacó y su sombrero dejándolos en la mesa sin muchos problemas.

—Yo también estoy emocionado… —una voz chillona se escuchó a sus espaldas, preocupado se giró a voltear al intruso. —Realmente es un milagro que hayamos podido conocernos… Al parecer, a ella le gustas… —dijo sonriendo viendo como Ramón no puede hacer nada.

El brazo del desconocido se había clavado en su estómago sin atravesar por completo su cuerpo. —No te preocupes, tú único error fue ser importante en la vida de Alejandra —se empezó a reír con fuerza procediendo a convertir su cuerpo en una masa negra, entrando por la zona en la que clavó su brazo.

El cuerpo estuvo por caerse al suelo, se detuvo a tiempo para evitar que eso sucediera. —Poseer el cuerpo sin vida del pretendiente de Alejandra, ojalá poder ver su reacción pronto —sonrió macabramente para si mismo mientras se ponía el saco y agarraba el sombrero manchándolo con si sangre.

—Es hora… de hacer el mal… ¡Jajajaja! —salió riéndose de la casa.















—¿Por cuánto tiempo he estado esperando esté momento? Ah si, desee hace 3 años en los que me pudrí en esa asquerosa celda… —dijo asqueado viendo como del hueco creado salía Alejandra con una expresión furiosa y triste.

—¿Qué pasa? ¿Estás triste? —se burló sonriendo maliciosamente, los ojos del cuerpo de Ramón se pusieron rojos.

—¡Imbécil, deja ese cuerpo o- —antes de terminar fue interrumpida

—¿¡O qué!? ¿¡Qué harás!? ¿Destruir esté cuerpo? —bajo el volumen de sus preguntas, mostrando una expresión sonriente. —Me sorprendes… Es más, si justo ahora creara una masacre… ¿Estarías dispuesta a matarme? —pregunto mirando a Alejandra con gracia, ella se encontraba sudando.

—¿Estás dudando? Uhmmm realmente quieres a esté tipo lo suficiente como para no matarme si hiciera una masacre —satisfecho con la respuesta que dedujo, estiró el cuerpo de Ramón.

—Entonces… Veamos —con un paso el suelo se agrieto y corrió hacía Alejandra pasando por su lado. Al verlo irse, dio un paso que de una forma similar agrieto el suelo sin problemas.

Mientras corría el sombrero y el saco se cayeron al suelo, el saco manchado de sangre por dentro. Al ver una multitud de gente apunto sus manos hacia ellos y de ellas salieron látigos de masa negra con los cuales partió a la gente por la mitad manchando edificios, suelos y calles con sangre.

Alejandra solo miró impotente la espalda del cuerpo manipulado, sus ojos inyectados con sangre no parpadeaban. —¿Realmente no hiciste nada para detenerme? —preguntó sonriendo contento por eso.

—Asqueroso Villano… —susurro y en menos de un segundo lanzo una patada al rostro, que impacto por completo provocando que saliera volando por los aires contra un edificio.

—¡Jajaja! ¡Si, después de todo, esto de usar el cuerpo de tu pretendiente será un juego de niños! ¡No quieres dañarlo demasiado y por eso apenas sentí tú patada! Realmente estás en problemas… —se levantó del suelo del piso cuatro del edificio. Saltando para volver a las calles frente a Alejandra.

—Trata de detenerme… —se fue corriendo destrozando el suelo con cada paso que daba a gran velocidad.






























Mejor tarde que nunca... ¿No es así? 🗿.

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