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╰ ➤ SASHA BLOUSE ; freaks

ONE SHOTS | SHINGEKI NO KYOJIN
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contiene spoilers del final del manga ¡!
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FREAKS

A pesar de que sus día a día consistían en entrenar para ser soldados, todavía eran adolescentes que también pensaban en los ratos libres y en la convivencia con aquellos compañeros que compartían una relación más cercana. Las tardes eran perfectas para ello, más cuando se trataba de la hora que concluían sus entrenamientos y sólo les quedaba descansar hasta el siguiente día; un tiempo perfecto para planear cosas entre amigos o bien aquellos que eran parejas para tener tiempo románticos, aunque no muy privados por la constante supervisión de sus superiores.

Ben no era de esos que se la pasaba rodeado de gente para planear alguna actividad o algo, a decir verdad, no era de muchos amigos, por no decir que era el segundo lobo solitario de la tropa, compartiendo ese título con su compañera Annie Leonhart. No era una persona fría a comparación de la rubia, simplemente se le dificultaba hacerlo y, en su lugar, se conformaba con mirar de lejos a esos grupos de amigos que tanto deseaba tener, más no gritaba a los cuatro vientos.

Esa tarde, Ben hizo su rutina de siempre cuando concluía el trabajo del día: darse su segunda ducha del día, cambiar su uniforme por una ropa más cómoda, sentarse en las escaleras de la entrada del comedor y mirar a sus compañeros que tenía frente a su vista, esperando a que la hora de cenar ocurriera para llenar su estómago y luego ir a dormir. Había tres grupos hablando frente a él sin percatarse de su presencia; el primero estaba formado por Reiner, Berthold, Eren y Armin que hablaban sobre la práctica de ese día, Mikasa también estaba ahí, más no hablaba y prefería escucharlos tranquilamente. El segundo era el dúo de Ymir y Krista, donde está última le comentaba sobre lo que le había gustado hacer esa semana y la morena de pecas se centraba en los ojos azules de la rubia, había que ser un distraído para no saber los sentimientos de la chica sobre la otra. El tercer grupo era algo más grande ya que estaba formado por Thomas, Mina, Connie, Marco y Jean, ahí hablaban como por undécima vez sobre cómo el último entraría a la Policía Militar y les decía que, si eran buenos con él, haría una que otra corrupción a favor de ellos, no faltaron las carcajadas tras finalizar su comentario.

¿Sería prudente ir y preguntar si puedo unirme? No, mejor no, no quiero molestar.

—¡Hola, Ben!

La voz emocionada y llena de vida de Sasha Blouse hizo brincar al chico castaño del susto, se encontraba detrás de él y quiso sorprenderlo con ese saludo.

—Hola, Sasha. —puso una mano en su pecho para sentir las fuertes palpitaciones que su corazón realizaba, creyendo que de algún modo, aquello le ayudaría a bajar el susto que había sentido.

Sasha Blouse era muy diferente a él en varios aspectos. Para empezar, no llamó tanto la atención el primer día a comparación de ella con el incidente de la patata. Era extrovertida, muy entusiasmada y con varios amigos, alguien a quien todos les caía bien. Ben era muy aplicado en su entrenamiento, incluso el mismo instructor Shadis lo felicitaba por su disciplina mientras Sasha era castigada mínimo tres veces a la semana.

Pero, aún así, se llevaban extrañamente bien y era de las pocas personas en la tropa que le hablaba, se atrevía a decir de los que notaban su presencia en un lugar a pesar de su silencio.

—Oye, ¿estás haciendo algo en este momento?

—No, sólo estoy esperando a que sea la hora de la cena.

—¿Aquí solo?

Ben encogió los hombros como respuesta. Sasha se conformó con esa respuesta, aunque no del todo.

—De acuerdo, me gustaría pedirte un favor.

—¿Un favor? —dijo él.

Sasha rió nerviosa—. Es más como una ayuda que necesito, le pediría a Connie o a los demás, pero me dirán que no por miedo a que nos descubran...

Eso no se oía bien.

—¿Qué clase de favor?

• • •

Conocer a Sasha Blouse consistía en saber perfectamente el gran amor que tenía por la comida, más de lo normal, se podría decir que la palabra "hambre voraz" era una que describía completamente a la chica originaria de Dauper.

Y sabía que no era la primera vez que la castaña hurtaba comida de vez en cuando, de hecho, era el principal motivo por el que ella era castigada constantemente por Shadis. Su hambre le hacía cometer locuras que a veces involucraba a los demás compañeros de la tropa, debió intuir que se trataba de eso cuando Sasha mencionó que el resto se negaría en ayudarla.

Se encontraban escondidos en la mesa donde se estaban procesando los alimentos para la cena de esa noche, completamente callados debido a que todavía estaban las cocineras presentes en ese sitio, aunque estaban más atentas a la conversación que estaban teniendo que en cocinar, lo que ya les abría la teoría al par sobre por qué a veces algunas cosas parecían quemadas.

—Sasha, no haré esto. —susurró Ben.

—P-Pero ya estamos aquí. —se quejó la joven, sudando de los nervios además del calor que ambos sentía por estar cerca del fuego—. M-Mira, es sencillo, solamente tienes que vigilar que las cocineras no se acerquen en lo que robo un poco de pan.

—¿No puedes esperar a la hora de la cena como el resto de personas normales?

—¡No puedo esperar porqué más tarde tendré más hambre!

Inmediatamente la cayó tapándole la boca, porqué justo cuando gritaba, las mujeres habían dejado de hablar aunque continuaron su conversación al no escuchar nada. Ben suspiró de alivio, no hubieran tenido tiempo de huir si ellas se levantaban e investigaban el sonido.

—Habla más bajo. —solicitó el chico antes de escuchar las disculpas de su compañera—. Está bien, te ayudaré, pero no tardes demasiado y trae algo para mí.

—¿También quieres? —preguntó Sasha con una sonrisa en su rostro.

—Es lo mínimo que puedes hacerme como agradecimiento.

La joven Blouse, muy contenta por la complicidad de su compañero, asintió antes de levantarse levemente y dirigirse hacia el área de la cocina donde el pan recién horneado se encontraba enfriándose, mientras que el joven Ben se quedaba en el sitio para vigilar a las cocineras. Pero parecía que su único trabajo de vigilar fallaba, porque su vista no estaba centrada en las cocineras distraídas, sino en la figura de la castaña que revisaba cuáles eran los mejores panes para hurtar.

Un año atrás, Ben no era capaz de juntarse con nadie y sentía que todos se conformaban con no incluirlo en casi nada. Todos parecían acordarse de su existencia cuando debían hacer trabajos en equipo o también para requerir algún favor, pero nadie parecía acercarse para conocerlo bien. Hasta que la conoció.

Y qué curioso que aquel pacto de crimen tuviera pan involucrado, el pan fue lo que hizo conocerla.

Fue una noche después de un largo y riguroso entrenamiento, Ben no tenía muchas ganas de comer por lo cansado que se sentía, pero sentía pena devolver el plato casi lleno ya que lo consideraba como una falta de respeto al tiempo invertido por las cocineras. Fue ahí cuando ella apareció con su gran apetito y preguntó si se lo podía comer en su lugar, Sasha lo vio como su héroe cuando él aceptó y estaba segura que nunca olvidaría ese gesto.

—Sasha... ¡Sasha! —la llamaba el chico en susurros, maldiciendo no poder gritar porqué los descubrirían y se meterían en serios problemas—. Se están acercando, tenemos que irnos.

Pero Sasha no quería irse, al contrario, estaba distraída comiendo un trozo de pan mientras tenía en sus manos otros tres pedazos intactos.

—¿Ahora? Ay, pero si estoy comiendo. —lamentó con la comida en la boca, apenas y se entendió lo que dijo.

Ben torció los ojos, se levantó levemente para correr hacía ella y empujarla para que reaccionara, acción que consiguió su objetivo de hacer que huyera del sitio con lo que quería en sus manos, aunque su desventaja es que las cocineras se percataron de su presencia.

—¡Oye, joven! ¿¡Qué estás haciendo en este lugar!?

Mierda.

—¡Qué pena, señora! Sé que esta es un área prohibida para los reclutas y puedo meterme en muchos problemas, pero... —espero que me crean—, vi ratas entrando a la cocina.

—¿¡Ratas!? ¿¡Otra vez!?

—¡Maldición! ¿¡Quién dejó el almacén de la comida abierto otra vez!? —gritó enojada la cocinera en jefe—. Gracias, joven, por favor, no le diga al instructor Shadis de esto. Ten un trozo de pan como agradecimiento.

Ben sacudió su cabeza—. No se preocupe, señora, me esperaré a la hora de la cena como el resto.

• • •

—Te comiste uno cuando estabas robando, por ende me tocaría dos a mí y uno a ti.

Sasha no reclamó, aunque deseaba hacerlo, y le dio dos pedazos de pan a su compañero mientras estaban sentados detrás de una de las cabañas. Donde nadie los viera con la comida robada y pudieran comerla tranquilamente.

Nadie se percató de lo que hicieron y fue como un milagro para el dúo, aunque igual debían de comer aquello rápido por las probabilidades de que pudieran ser descubiertos.

—Debo admitir que fue emocionante hacer esto. —mencionó mientras le daba un mordisco a su comida, esperando para tragar y continuar—. Eso si, no lo volveré a hacer aunque me lo ruegues de rodillas.

La castaña rió—. Oye Ben, ¿te puedo preguntar algo?

—Claro.

—¿Por qué siempre te la pasas estando solo?

El chico detuvo su momento de comer en cuanto oyó eso, sintiendo que la timidez nuevamente lo dominaba en todo su cuerpo.

—Desde que te conocí lo he notado. No te juntas con nadie y el resto no se percata tan siquiera que estás en el mismo lugar que ellos. Eres como un lobo solitario, pero no por decisión propia, ¿me hago a entender?

—Sí... —soltó levemente el muchacho, mirando el suelo mientras jugueteaba con el pan entre sus dedos—. Es que... nunca he tenido amigos...

—¿Por qué?

—En mi pueblo no había muchos niños, por lo que no pude relacionarme con personas de mi edad hasta que entré al ejército. —explicó—. Creí que tendría una gran oportunidad aquí, pero, por alguna razón, me cuesta tanto acercarme. Siento que les estorbaría o me rechazarían. Así que preferí mantenerme al margen y enfocarme en tan siquiera graduarme.

Sasha lo escuchaba atentamente. Para ella, todo comenzaba a cuadrar en cuanto a la manera de ser de su compañero y su constante soledad, pero a la vez, nacían dudas en su interior que quería aclarar.

—Pero te gustaría tener, ¿verdad?

Suspiro—. Pues... sí.

Ahí supo lo que debía de hacer.

—¿Te gustaría cenar conmigo, Connie y algunos chicos hoy?

Aquello sorprendió al joven, quien negaba con la cabeza con timidez—. No creo que sea buena idea, Sasha, no quiero es...

—No vas a estorbar, Ben. —lo interrumpió—. Vamos, te prometo que estarás bien. Ya tienes una amiga, tendrás más si aceptas.

Una oportunidad como aquellas no se daban diariamente, menos cuando la persona es algo retraída y solitaria. La gente a su alrededor comienza a acostumbrarse a ese estilo que dejan a esas personas a un lado y terminan olvidando su presencia en el lugar. Si bien había quienes tienen como zona de confort la soledad, también las hay los que desean tener compañía, pero presentan inseguridades en tener la iniciativa.

Ben Hardin era el segundo caso y oír que Sasha lo reconocía como un amigo hizo que sintieran un pequeño empujón de confianza.

—Está bien, iré.

• • •

Año 854.

—Eres Nicolo, ¿verdad?

El mencionado volteo hacía donde se ubicaba la voz masculina que pronunciaba su nombre. Detrás de él había otro hombre, un muchacho de veinte años de cabello y ojos castaños, una pequeña barba que comenzaba a nacer y quien portaba el uniforme de la Tropa de Guarnición. Era un soldado que no había ingerido aquel vino maldito y sobrevivió al final del retumbar sin ninguna lesión.

Ya habían pasado tres meses desde el retumbar y la muerte de Eren Jaeger, dando por conclusión varios años de terror hacia los titanes, aunque dando también el inicio de varias guerras e intentos de promover la paz; a su vez, ya había pasado un tiempo desde la muerte de Sasha Blouse luego de una batalla en Marley, concretamente, la noche que el mundo le declaró la guerra a la isla de Paradis.

—Sí, soy Nicolo. —confirmó el rubio mientras se levantaba del suelo— ¿Te puedo ayudar en algo?

Dos veces a la semana, Nicolo visitaba la tumba de Sasha con un pequeño ramo de flores y algún pequeño dulce que él mismo preparaba para traerle, se quedaba un rato en el cementerio para hablar sobre su día a día y contarle acerca de la nueva receta gastronómica que había aprendido en ese tiempo. Deseando en lo más profundo de su ser que aquella chica que disfrutaba de sus platillos volviera a la vida como una segunda oportunidad.

—No, tranquilo, me surgió la curiosidad en cuanto te vi. —respondió—. Sasha me hablaba mucho de ti.

—¿La conocías? —se le oía sorprendido.

—Era mi amiga. La primera amiga que tuve en mi vida. —suspiro cuando recordó aquellos días como jóvenes reclutas—. Me llamo Ben.

Es él.

—Ella constantemente te mencionaba, decía que algún día quería llevarte para que nos conocieras y probaras mi comida.

Ella también le hacía esa promesa cuando lo visitaba. La situación dentro de las murallas había tomado un cambio brusco y la milicia se estaba acoplando a sus nuevos objetivos; si bien los trabajos dentro de las Tropas de Guarnición no eran tantas a comparación de la Legión de Reconocimiento o la Policía Militar, sí que los hacía estar ocupados a sus soldados y Ben apenas tenía tiempo para saber cómo se encontraba la siempre sonriente castaña, quien lamentablemente nunca pudo encontrar un tiempo que coincidiera con los que ambos chicos pudieran estar disponibles.

Cuando supo de la noticia, Ben sintió náuseas y deseos de llorar; sus compañeros tuvieron que ayudarlo para que recuperara la compostura y hacerlo caer en cuenta que ahora sus días serían sin ella. Abrazo con fuerza a Jean y a Connie en cuanto los vio salir del dirigible, también reclamó a gritos a Eren cuando lo vio bajar esposado rodeado de otros soldados y el capitán Levi; era un hombre que se encontraba en contra de la ideología de los Jaegeristas y de Eren, aunque a los días comprendió que no era culpa del proclamado salvador de Paradis, sino de esa maldita guerra que había puesto a los eldianos del exterior contra los de la isla.

—Bueno, creo que ella finalmente consiguió que nos conociéramos, aunque fuera en esta circunstancia.

—También lo creo. —sonrió levemente el rubio, antes de señalar las flores que Ben traía en la mano— ¿Para Sasha?

Eran unas flores de color rosado, un color que, por alguna razón, a Ben le hacían recordar tanto a la joven.

—Sí, son para ella. Es la primera vez que vengo desde que supe que había fallecido, hasta ahora tuve la fuerza para hacerlo.

—Te entiendo. —comentó Nicolo—. Cuando vine, todavía estaba en mi condición de soldado marleyano preso e incluso un tipo de la Polícia Militar me agredió sólo por mi etnia. No me importo realmente, sólo quería confirmar lo que me notificaron en ese momento y despedirme de ella.

—Sasha significó mucho para tí.

—Ella, sin saberlo, hizo que el odio contra con los eldianos con el que crecí y me educaron desapareciera de este mundo.

Y vaya que lo había hecho, una razón más para desearla tenerla con vida. Quería mostrarle lo agradecido que estaba con ella por aquel acto y, tal vez, sólo tal vez, abrirse sobre lo que el sentimiento que había nacido en él sobre ella.

—Oye, Ben, ¿estás ocupado? —el mencionado negó con la cabeza—. En la casa de los Blouse haré una cena con mariscos y pescado. ¿Te gustaría ir?

—No quisiera estor...

—No estorbaras, te lo aseguró. —interrumpió Nicolo—. Serías mi invitado especial incluso.

A veces, el joven creía que todos tenemos un hilo que el mismo destino creaba y, desde la otra vida, su entrañable Sasha estaba moviendo los hilos de él y Nicolo.

Finalmente conseguiste que nuestros tiempos coincidieran, Sasha. Lo lograste.

—Sería un honor.

Se acercó a la lápida donde estaba escrito el nombre de Sasha con su fecha de nacimiento y muerte, además de una pequeña dedicatoria para sus seres queridos que la llegaran a visitar. Dejó las flores al lado de este y se quedó unos segundos apreciando el sitio donde ella descansaba eternamente antes de comenzar su camino al hogar de los Blouse junto con Nicolo.

—Si gustas, puedes traer a tus amigos, así puedo hacer un gran banquete.

—Gracias, pero no creo que pueda. —contestó Ben con una sonrisa tímida—. Nunca he sido un tipo de muchos amigos.

—Bueno, ahora tienes uno nuevo.

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ONE SHOTS | SHINGEKI NO KYOJIN
LITHIUMVCKERMAN

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