ONE SHOTS | SHINGEKI NO KYOJIN
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marley warrior au ! levi ackerman
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❛ TOY SOLDIERS ❜

Cuando Robb recibió la noticia de que el portador del Titán Bestia de ese entonces había decidido nombrarlo su heredero, se supo que lo primero que había hecho fue ahogarse en alcohol en uno de los mejores bares en Liberio que permitían la entrada a eldianos. Lo encontraron hasta el atardecer del día siguiente completamente inconsciente en un callejón sin salida. Nada malo le había sucedido a cómo veían, por suerte.

Eran muy pocas las probabilidades de que un candidato a guerrero consiguiera ser elegido entre la selección final a como querían hacer creer, la realidad era que entraban cientos de eldianos entre las tropas de candidatura y sólo seis de esos cientos serán los afortunados de heredar un poder, a la vez, su estatus en Marley pasaría de un eldiana a un ciudadano honorario de la nación. Quienes no conformaban el programa de guerreros, eran convertidos en soldados que serían los principales peones en el campo de batalla.

Robb era inteligente y muy bueno con sus respectivas habilidades en combate, pensaba que ese puesto ganado se lo tenía bien merecido y más por los esfuerzos dobles que hizo en promesa de su fallecida madre; además, su oportunidad ayudaría también en solucionar sus todos sus problemas como lo era la crianza de su hermanita menor, quien ahora recibía una mejor oportunidad de vida como él anhelaba y formaba parte de la promesa con su progenitora, quien había usado sus últimos respiros para pedirle que hiciera lo posible por convertir a ambos hermanos en ciudadanos honorarios de Marley.

Era el Titán Bestia. Su fuerza gran fuerza inhumana era su principal habilidad, así como la capacidad misma de adaptar su poder en el animal con el cual se sentía más conforme –mejor, siempre pensó que el jabalí humanoide del heredero anterior era completamente ridículo–. El tigre blanco era la forma que adoptó su titán y vaya que quedó encantado con eso, disfrutaba sádicamente de usar aquellas garras y colmillos contra sus enemigos, además de combinar aquello con los poderes de Titán Mandíbula que era portado por su compañera, Emma Maarten.

La razón por la que su titán tenía apariencia de tigre era sencillo: simplemente le gustaba los tigres desde la primera vez que los vio, hace muchos años, cuando apenas era un candidato y fue enviado al oriente para combatir contra los enemigos. Se había extraviado de su escuadrón en medio de la selva y se topó con una tigresa de aquel color que defendía su territorio, aunque era raro ver a esas especies en medio de la selva ya que sabía bien que esos animales casi siempre eran criados en cautiverio. De alguna manera, se sintió identificado. Tampoco le disparó al animal al verla tan agresiva, simplemente defendía su territorio y a sus cachorros; Robb nada más bajó el arma y se alejó con tranquilidad para no alterar a la tigresa, a los minutos, se encontró con su escuadrón para continuar con la misión.

Le había contado esa experiencia a su hermana, quien también quedó fascinada por los tigres que con el poco acceso que tenía a algunos libros logró aprender más de esos animales y le dibujó a su hermano mayor un tigre blanco que, según la imaginación de la pequeña niña, protegería a Robb de todos los enemigos que buscaban arrebatarle la vida y él se lo aseguró guardándolo siempre entre las pertenencias que llevaba con regularidad a la guerra.

Hermano mayor, este tigre es fuerte y te protegerá contra las malas personas, te quiero mucho. Poulette.

El mensaje que acompañaba el dibujo tenía letras escritas de diferentes tamaños y varias faltas de ortografía que eran entendibles porque se trataba del escrito de una pequeña niña que apenas había aprendido a escribir en ese momento, pero era una creación de su hermana y era su segundo tesoro más preciado que tenía. El primero, era su hermana menor; el tercero, su pequeña botella portátil de alcohol; y el cuarto y último, era su novio.

—Oye, alcoholico de mierda, ya casi llegamos.

En su habitación asignada que le dieron en el barco que los transportaba al campo enemigo, Robb hacía lo que él quería y eso significaba una cosa: beber todo el alcohol que había traído a la misión. A diferencia de sus años más jóvenes donde podría caer incluso inconsciente por los efectos del alcohol, su condición como portador le impedía ello, pero no le importaba mucho, seguía disfrutando de la sensación del líquido que caía por su garganta junto con el olor que dejaba por toda su boca, cosa que desagrada completamente a su novio.

Levi Ackerman, el actual portador del Titán Acorazado.

—¡Oye! —se quejó Robb molesto cuando el azabache presente en la habitación le arrebató su botella que ya iba por la mitad, chasqueando la lengua cuando vio al hombre levantar la botella como si tratara de evitar que la tomara—. Levi, hazme el favor, soy veintitrés centímetros más alto que tú. No conseguirás nada haciendo eso.

—No, pero te romperé las dos piernas si intentas quitármelo. —respondió Levi con frialdad.

Qué romántico. Pensó el otro azabache—. Quisiera que me rompieras otra cosa. —sonrió de lado antes de abalanzarse sobre él para besarlo en los labios.

Amaba sentir los labios finos de su pareja presionando los de él, aunque el beso nunca era correspondido cuando no estaba en sus hogares en Liberio, incluso ahí, en una habitación donde nadie lo molestaba, Levi se sentía observado.

—¿No te cansas de ser un imbécil?

—Soy tu imbécil —dijo Robb—, aunque siempre niegues lo nuestro.

Levi rodó los ojos cuando escuchó eso, sabía que lo hacía con fines de dramatizar su reacción, pero era demasiado reservado con sus asuntos y eso incluía su relación. Además, no le gustaba involucrar lo personal con lo profesional, uno le traía demasiada paz, el otro no.

Ninguno recordaba cuándo fue el momento exacto que comenzaron a sentir algo el uno por el otro, se llevaban de manera neutral al principio cuando apenas se conocieron y solamente admitían que lo único que tenía en común era su amistad con Erwin; es fue hasta que Robb confesó una noche que estaba ebrio que se sentía cansado de todo y que sólo deseaba heredar un titán para cumplirle la promesa a su madre, generando en Levi cierta empatía que le recordó cuando quiso abandonar todo por la muerte de su madre y, posteriormente, sus dos mejores amigos, Farlan e Isabel. Si se quedó en las filas de candidatos luego de la muerte de esos dos últimos, fue porque Erwin le dio motivos para continuar.

Su relación amorosa simplemente sucedió un día cuando sellaron sus labios en un beso y los días posteriores a ello fueron abrazos, caricias, más besos, pasar las noches juntos, confesiones... todo en la privacidad de ambos. Fue rápido para los dos, ambos coincidían en eso, pero se sentían bien donde se encontraban y nadie de sus compañeros se mostraba en desacuerdo, incluso Poulette se había encariñado con Levi que ya lo consideraba como un segundo hermano mayor.

—Tenemos un problema.

—Devuélveme mi botella y te escucharé.

—Erwin le contó a Cleo el plan que ejecutaremos en la misión de Paradis. —soltó Levi con seriedad—. Ella se negó a colaborar.

Robb se acostó en su cama, gruñendo en tono bajo ante lo que Levi le acababa de decir.

No era secreto de ninguno de los dos que ambos le tenían cierto desprecio a Marley, sobre todo porque ambos vivieron algo similar: las muertes de sus madres. Beatriz Balthazar y Kuchel Ackerman se habían enfermado severamente, no en las mismas fechas ni en las mismas circunstancias, Kuchel enfermó cuando Levi tenía alrededor de seis años y Beatriz cuando Robb estaba en su segundo año de entrenamiento militar. Lo que sí coincidían era que ambas debían recibir una mejor revisión médica que solamente podían tener acceso en el hospital para marleyanos de Liberio, y por su etnia, su maldita etnia, ninguna pudo y se vieron en el lamentable destino de la muerte.

Levi prefería reservar sus sentimientos respecto a eso, aunque todos sus amigos sabían lo que sentía; pero Robb era lo contrario al Ackerman, a él no le temblaba la mano al alzar su voz y gritar que deseaba a todos los marleyanos muertos por el trato que recibían por culpa de gente del pasado. Si no lo hacía, era por orden de Erwin que decía que si lo hacía, se metería en más de un problema con sus superiores.

—¿Qué haremos? ¿La vamos a matar o...?

—¿Matarla? Veo que el licor ya deterioró lo que te quedaba de cerebro.

—Hablo en serio, Levi. —contestó el azabache molesto, levantándose de la cama para dirigirse a la entrada de la habitación y cerrarla con seguro por precaución—. Yo les advertí sobre Cleo, ella está envenenada con toda esa propaganda anti-eldiana, era claro que no nos apoyaría. Y ahora que lo sabe no la podemos quitarle un ojo encima, yo digo que nos deshagamos de ella y...

—¿Y perder al Titán Hembra? —interrumpió el ojigris—. No vamos a cometer un homicidio y nos desharemos de ella cuando no tenemos acceso al suero de titán. Así que antes de sugerir soluciones estúpidas, analiza bien nuestros pros y contras. —tensionó levemente la mandíbula— ¿Por qué te alteras tan fácil? Solamente te lo comenté porqué creía que debías saberlo.

—Porqué nuestras vidas penden de un hilo por este plan, Levi —respondió, dejando caer su cuerpo al borde de la cama—, y no sólo eso, la vida de mi hermanita también. Si acepté ser cómplice de lo que planea hacer Erwin con el resto de naciones es porqué sé que lo que él haga será exitoso y porqué quiero asegurarme que cuando ya superé mis trece años de ser portador, Poulette viva en un mundo donde no le vayan a dañarla por ser una eldiana.

» Papá nos abandonó cuando ella apenas nació. No sé dónde está ahora y ni me interesa, para mí, que esté muerto. Pero mi madre también murió y soy el único que vela por su seguridad; me convertí en su padre y madre cuando apenas tenía catorce años, Levi, y no estaré para cuando cumpla sus dieciocho años.

» Confíe en este plan por Erwin, porqué me harté de ser un soldado de juguete en el juego de las guerras con Marley y porqué nosotros no cometimos nada malo, pero nos tratan como si hubiéramos cometido los mismo crímenes que nuestros antepasados. Entiendo que una declaración de guerra no es la mejor opción del mundo, pero nos provocaron y estoy dispuesto en usar mi poder contra esos malditos malnacidos. Con el Fundador, seremos invencibles y le garantizará mayor seguridad a Poulette. Tú harías lo mismo por Isabel y Farlan, ¿verdad?

—Por supuesto que sí.

Tenían trece años cuando Levi y sus dos mejores amigos fueron al campo de guerra por órdenes de Marley, y aunque los soldados marleyanos se aseguraban que los soldados eldianos estuvieran en las zonas más peligrosas del campo de batalla para sacrificios, Levi se las arreglaba para mantener a salvo a la soñadora Isabel y la confiado Farlan. Lamentablemente, no pudo prevenir la emboscada que el enemigo tenía preparado en los supuestos lugares seguros de las zonas rojas. Todavía tenía pesadillas del momento en que vio que habían minas en el sitio y su voz se desgarraba para advertirle a sus dos amigos que estaban debajo de una; aún sentía la viscosa sensación de sangre en sus manos cuando trató de recoger lo que quedaba de los dos jóvenes.

—¿Ya sabes con quién se quedará Poulette cuando tengas que transferir el poder a otra persona? —preguntó Levi con un ceño fruncido, sentándose también al borde de la cama al lado de su novio. Aunque Levi Ackerman parecía ser una persona bastante fría y también daba una imagen de ser insensible, se preocupaba profundamente por la niña que era su cuñada y la quería como una hermana menor.

—Emma dice que sus padres están dispuestos a cuidarla cuando sea el momento. —respondió Robb, soltando una suave risa junto con una sonrisa que había provocado que una lágrima cayera por su mejilla— ¿Sabes lo que me dijo Poulette? Que si había posibilidad, quiere que tú la cuides cuando yo ya no esté.

Levi soltó una pequeña sonrisa cuando oyó aquello, solamente esa pequeña niña de ojos negros y cabellos negros era capaz de hacerlo sonreír.

—Lo haría si...

—¿Si no hubiéramos recibido nuestras herencias casi al mismo tiempo? Lo sé. —sonrió Robb—. Aún así, gracias, por entender lo que mi hermana significa para mí.

—Como dijiste, hubiera hecho lo mismo por Farlan e Isabel. —respondió el azabache antes de volver a su típica mirada seria—. Decidí seguir a Erwin en todo lo que fuera a planear porqué vi que seguirlo es lo mejor que podemos hacer, es nuestra esperanza para los eldianos, aunque a veces temo que esté tan cegado en su visión.

Robb alzó los hombros—. Él sabrá lo que está haciendo, y espero que tenga algo planeado para tener callada a Cleo.

Levi prefirió no responder, aunque quería decir más de lo que opinaba. Sí, él confiaba plenamente en su amigo rubio porque había sido testigo de cómo los planes de Erwin lo llevaron a convertirlo en el escudo de Marley, el Titán Acorazado; pero también era realista y a veces notaba que esos deseos que tenía su amigos nublaban su juicio.

Confiar en Erwin Smith significaba ser consciente de todo lo que pondría en juego y eso incluía las vidas humanas que estaba dispuesto a sacrificar a cambio de su victoria. Siempre había sucedido, era el resultado de cada uno de sus planes y salían como los ganadores, pero el portador del Titán Acorazado no podía evitar que se sentía estar cargando esos cuerpos sin vida de sus compañeros militares tanto eldianos como marleyanos.

Erwin, confiaré en ti, buscaremos al Fundador y haremos una alianza con los de la isla.

Lo único que Levi maldecía de toda la operación de Paradis era que Robb no formaba parte del escuadrón que iría a la isla, se quedaría en Marley con Hange por sugerencia del ejército en caso de algún ataque enemigo ocurriera y perderían el contacto por mucho tiempo hasta nuevo aviso. Aquello lo estresaba bastante, porqué temía por la integridad del Balthazar, aunque este sabía cómo defenderse y más teniendo un poder de titán dentro de su ser; eso no impedía que Levi no se sintiera agusto con ello y pensara que si el plan fallaba, probablemente él, Hange y sus familias serían los primeros en pagar las consecuencias.

—Levi. —llamó Robb, antes de sonreírle con su característica felicidad—. Vivamos los dos juntos con Poulette después de esta misión y del plan en Paradis, hasta que ya tengamos que entregar nuestros poderes.

El nombrado alivió su ceño fruncido levemente ante el comentario, sin saber qué contestarle al otro azabache, pero no necesitaba responder, simplemente dejarse llevar del beso sorpresivo que Robb le dio con mucha pasión. Iba a repetirle que odiaba besarse con él en un sitio donde no fuera sus hogares, pero se lo dejo pasar esta vez, nunca sabía cuando podía ser la última vez que sintiera sus labios presionar sobre los suyos con tanto amor como Robb lo hacía.

—Pronto dejaremos de ser los juguetes favoritos de Marley y seremos libres.

Levi esperaba eso, de lo contrario, no se lo perdonaría a sí mismo.

—Entonces, ¿me devuelves mi botella?

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