╰ ➤ LEVI ACKERMAN ; enchanted
ONE SHOTS | SHINGEKI NO KYOJIN
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se utilizará como base de escritura mi fanfic "Bleeding Out" que está centrado en el personaje de Levi.
se utilizarán el diseño de Akame de "Akame Ga Kill" para el personaje de Izaro.
inspirado en la canción "Enchanted" de Taylor Swift.
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❛ ENCHANTED ❜
No era un secreto que los Xion comenzaron a tener un deseo intenso por tener miembros de su familia dentro de la nobleza e Izaro era el miembro ideal para casarla con un noble y así portar el título de lady. Era una joven preciosa y su imagen elegante en la nobleza sería algo digno de ver, por lo que incluso los nobles solteros se convirtieron en cómplices de ese objetivo al pedir su mano en matrimonio.
Eso sí, un matrimonio con acuerdos debajo de la mesa: título noble para los Xion y el derecho de portar ese apellido para el noble elegido, ¿por qué quién no deseaba ser un Xion?
Fue así la noche de su cumpleaños número veinticuatro, en los interiores de la muralla Sina, se creó un evento organizado por los Xion donde reunían a todos los nobles solteros interesados y seleccionados para presentarlos a Izaro y, de alguna u otra forma, ella eligiera quién era de su mayor interés para formalizar una relación y con ella, definir la boda. Sus únicos invitados eran personas de la nobleza, la única manera que veían fiable para que Izaro únicamente tuviera sus ojos fijos en eso. Ni miembros de la Legión de Reconocimiento fueron invitados a pesar de la relación cercana que había con la familia y la joven, quien estaba en evaluaciones para ascender de puesto en la división.
Y ahí estaba ella en su mejor vestido de color rojo que combinaba con sus ojos y acaparaba las miradas de sus pretendientes, forzando un poco su risa cuando era debido y fingiendo una dulce sonrisa para cautivar a los hombres invitados. Porqué decían que era por su bien y que los haría muy felices a ellos si ella se casaba con un hombre de esa clase, quería hacerlo por ellos y por la persona que se convertiría esa noche en su prometido...
—Tu nieta no está emocionada, padre —comentó Danilo, tío de Izaro, mirando a los nobles nerviosos que ya habían hablado con la joven pelinegra—. Los invitados están haciendo su máximo esfuerzo por conquistarla y ella no está dando de su parte. Esto será un fracaso.
—Ni siquiera cuando finalmente le cumplimos su capricho de tener una fiesta de cumpleaños, es una malagradecida —decía Amelia, tía de Izaro, mientras fumaba y miraba a su sobrina—. Padre, amenaza a la malcriada con cancelarle su cumpleaños si sigue así.
La familia nunca le encontró un sentido de celebrar un cumpleaños, aprovechaban esas fechas especiales para cenar con gente de su interés para incluirlos en su árbol genealógico. Izaro Xion siempre deseó una fiesta de cumpleaños, ya que era su fecha favorita del año y solamente pudo cumplir su sueño cuando entró al reclutamiento para posteriormente ir a la Legión de Reconocimiento.
Byrion, el abuelo y cabeza de la familia, gruñó en voz baja mientras oía los comentarios de sus hijos.
—No lo haré —dijo con firmeza—, estamos muy cerca de lograrlo así que continuaremos. Si Izaro no coopera, lo hará luego de un par de cachetadas.
Cuánto deseaba que su hijo y padre de la joven, quien falleció cuando ella tenía ocho años junto a su esposa, estuviera ahí presente para presionar a Izaro a disimular mejor su falta de emoción. No estarían en esa situación si él estuviera vivo, porqué sabía que su hijo le diría de manera fría que era su obligación por el bien de los Xion y, si no lo hacía, recibiría un castigo que la haría arrodillarse pidiendo disculpas.
—Melania, Melania —llamó el hombre a su nieta, hermana mayor de Izaro, quien aparecía en la entrada con mucho sigilo como si buscaba evitar que supieran que había salido o algo— ¿Se puede saber qué haces?
Sus labios temblaron—. Yo, bueno..., pensé que era buena idea traer a alguien que pudiera subirle el ánimo a Izaro y...
—¿Y a quién trajiste? —preguntó molesto, antes de ver detrás de su nieta a ese hombre de cabellos azabaches y mirada fría que lo veía con rostro de pocos amigos—. Tú...
Por otro lado, se encontraba la joven Izaro hablando con otro noble que fichaba como el favorito de toda su familia: Daemon Romanov. Un hombre con características muy atractivas, altura alta, cabellos platinados y ojos azules. Codiciado por las mujeres, pero su interés propio por Izaro Xion. Cumplía con todo lo que su familia quería como su futuro esposo, ignorando el pequeño detalle de que había una evidente diferencia de edad entre los dos, una diferencia de nueve años siendo Daemon el mayor.
—Milady, luces hermosa, idéntica a una reina —decía él mientras besaba los nudillos de la mujer con extrema suavidad. Buscaba cautivarla con su trato, Izaro conocía esa táctica como la palma de su mano—. No me es de extrañar que pueda tener a todos bajo tus pies rogando por un minuto de tu atención.
Izaro siguió forzando su sonrisa, esperando que no fuera tan evidente.
—Sé que una relación entre los dos se debe a beneficios que serían acordados antes de la boda —continuó—, pero la verdad es que me gustaría conocerte más a fondo. Quiero que, si me eliges, tengamos un matrimonio basado principalmente en el amor y no sólo en los beneficios de tener tu apellido o darte mi título de noble. Piénsalo, mi hermosa Izaro.
—Suena encantador, lord Daemon —respondió ella—, pero tengo mis dudas sobre si es buena idea una relación entre los dos.
—¿Por qué?
Porqué no me quiero arriesgar. Era lo que quería decir.
—Porqué eres de los nobles que, con frecuencia, votan por la abolición de la Legión de Reconocimiento —fue lo termino diciendo, dejando al noble un poco tenso por su respuesta— ¿No es raro que te intereses en una heredera de una familia que dedicó por muchos años su trabajo en la Legión?
Se dio cuenta de repente que su respuesta lo escucharon más de un invitado, algunos nobles intercambiaron miradas cómplices como si sintieran que aquello podría brindarles oportunidades o desventajas.
—Bueno, lo que pienso sobre la Legión no es similar a lo que pienso de los Xion —respondió el noble—. Considero que su legado y habilidades naturales pueden servir en una división que sí los merece, como la Policía Militar. Permitiría que siguieras trabajando en el ejército, pero no ahí...
No, no, no.
—Si nos casamos, ¿me pedirías que trabaje en la Policía Militar?
—Sí —respondió—, tengo incluso contactos que me harían el favor de ponerte en un puesto de poder.
Trato de controlar su temblor en cuanto pensó en un hipotético escenario de ella en ese lugar, cerca de esa persona que conoció en su adolescencia, de su primer amor infernal, de él...
—Lord Daemon, estoy encantada de haberte conocido, pero creo que lo nuestro no funcionaría.
—¿Q-Qué? ¿P-Por qué?
Porqué no iré a la Policía Militar si él está ahí. Pensó.
—Porqué mi familia y yo valoramos el legado nuestro, siempre hemos mostrado lealtad a la Legión y nuestras parejas deben de aceptar ese estilo de vida —dijo, alejándose del hombre lo más rápido posible dejándolo anonadado por el evidente rechazo que le hizo.
—E-Espera, milady, podemos solucionarlo —la siguió desesperado, con miedo de haber perdido la oportunidad.
Casi la agarraba del brazo para detenerla y tratar de seguir con su intento de conquistarla, pero se detuvo cuando ella la vio parada mirando directamente a un hombre de cabellos azabaches y ojos grises. Inmediatamente lo reconoció al soldado de la Legión que tanto hablaban por lo impresionante que era fuera de las murallas.
—¡Levi! —dijo ella feliz antes de abalanzarse hacía el nombrado y abrazarlo con fuerza— ¿¡Cómo es que estas...!?
—Tu hermana me pidió que viniera —respondió con su típica personalidad atípica, mirando directamente al noble mientras respondía débilmente el abrazo de su amiga— ¿Por qué la estabas persiguiendo?
Daemon se estremeció al sentir la mirada fría de Levi recaer sobre él.
—N-No es lo que parece —contestó el peliblanco—, s-soy Daemon Romanov, uno de los pretendientes que fue invitado a la fiesta para conocerla y saber si podemos intentarlo.
Izaro habló con calma, mirando al azabache con una pequeña sonrisa—. Es cierto, pero le dije que no creo que lo nuestro llegara a funcionar y me fui.
—Bueno, ya la escuchaste, lo de ustedes no funcionará —la frialdad en esas palabras hizo que el noble se rindiera en el intento y se fuera, un alivio para Izaro que le susurró un pequeño "Gracias" en su oído para nadie la escuchara—. Se supone que esto es una fiesta de cumpleaños, ¿por qué él dijo que era uno de tus pretendientes?
Ella suspiró, no quería decirlo frente a los nobles invitados que la miraban esperando la oportunidad de acercársele, tampoco arriesgarse a que su familia escuchara y generará algún problema. Lo tomo con delicadeza de la mano y caminaron de manera disimulada para que nadie se enterara que se alejarían de la fiesta, específicamente, al balcón del salón donde se podía ver toda la ciudad de Mitras, la capital del reino de las murallas, sede donde residían la mayoría de los nobles.
La noche estaba despejada y la luna estaba en su punto máximo. Era brillante el ambiente, consiguiendo que Izaro Xion se viera radiante y preciosa ante la perspectiva de Levi en pequeñas miradas rápidas. Más hermosa de lo que ya la consideraba.
Ella claro que notaba las miradas, pero las tomaba como un mensaje en secreto de que estaban finalmente solos para que pudiera hablar.
—Aprovecharon mi cumpleaños para invitar a nobles y formalizar conmigo alguna relación para en el futuro contraer matrimonio —confesó—, por eso no invitaron a nadie que no fuera parte de la nobleza. Mi abuelo dice que ya es hora que me case y tenga hijos.
Levi la miraba seriamente.
—¿Y es lo quieres? —preguntó mientras bajaba lentamente su mirada hacia el suelo— ¿Quieres casarte con un noble?
—Mi familia dice que es una buena oportunidad para introducir a los Xion a la nobleza y varios nobles están interesados en...
—¿Y es lo que tú quieres? —preguntó Levi volviéndola a mirar a los ojos.
No hacía falta una respuesta verbal, él podía indagar por las expresiones de su compañera lo que realmente sentía. Veía inseguridad, molestia, un poco de temor en su mirada... La respuesta estaba ahí y se trataba de un rotundo no. Aún así, quería que ella misma lo dijera a través de sus labios.
—No..., bueno sí, pero no ahora —soltó mientras se abrazaba a sí misma—. Simplemente no puedo hacerlo...
Levi dio un pequeño paso adelante— ¿Por qué?
—Porqué todavía tengo miedo de que ocurra algo similar a lo que pase con él.
Él. Erick Mitchell. Un soldado que Izaro conoció cuando vivía su época de reclutas de quien se enamoró profundamente a pesar de que venían de mundos distintos. Fue su primer y, hasta ese momento, único novio así como casi declarado el amor de su vida, pero esa relación fue un infierno en su vida. Aquel lado encantador del chico era una falsedad, sólo la quería por lo que representaba su apellido y familia, simplemente era una persona que buscaba aprovecharse de eso y, para peores, su verdadera faceta era la de un hombre violento y abusivo que más de una vez la maltrató durante el tiempo que pasaron juntos, tanto psicológica como físicamente.
La relación no había terminado bien y Erick se trasladó de la Legión de Reconocimiento a la Policía Militar, aprovechando que se había ganado la oportunidad de entrar en los diez mejores de su tropa. Actualmente era de conocimiento que aquel hombre estaba en una relación con Phoebe Barbrow, miembro de la Policía Militar de la sede de Stohess, hija del capitán de dicha sede, antigua amiga de Izaro Xion. Casi nadie sabía de las cosas que le había hecho a la joven azabache de ojos rojos.
Mientras tanto ahí estaba Izaro, sola en lo que respectaba el ámbito romántico, con temor de volver a vivir aquel infierno con otro hombre. Con suerte y apenas se sentía segura con sus compañeros de la Legión, en especial con Levi.
—Ellos me prometen darme una vida lujosa y llena de beneficios como si no la hubiera tenido en toda mi vida, pero pocos me prometen amarme de verdad y... me recuerda a él. Todo me recuerda a él —siguió refiriéndose a los nobles y a Erick, apoyando sus brazos en los barrotes de piedra que había ahí con algunas decoraciones florales—. Yo no quiero salir herida otra vez, Levi. No puedo, no soportaría vivirlo otra vez.
Su voz ya sonaba quebrada y sus ojos comenzaron a cristalizarse, pero hizo el esfuerzo posible por no llorar. Eso no evitaba que Levi se sintiera un poco mal por ella, porqué conocía perfectamente ese miedo dentro de la joven, él llegó a ser testigo de esa relación en sus últimos días y, si no fuera porqué le hablo claro y directo, tal vez seguiría en ese noviazgo abusivo o peor... Prefería no imaginar ese escenario.
—No volverá a ocurrir y si eso volviera a pasar, te juro que soy capaz de matar al hombre que te levante una mano —dijo el azabache directamente, haciendo que ella lo mirara. No le sorprendía que Levi hiciera ese tipo de comentarios, desde la muerte de Farlan e Isabel y el nacimiento de la amistad entre los dos, el soldado había adoptado una postura algo protectora sobre ella, lo cual nunca lo vio como algo negativo, comprendía los motivos de aquello—. Tampoco te tienen que obligar a casarte si no lo deseas.
Izaro suspiró—. Dicen que sería hermoso verme con un título de noble, pero no quiero pensar ahora en una relación amorosa y si el título de noble me impedirá estar con la Legión, entonces no lo quiero.
—Bien, diles a esa gente y al anciano imbécil que tienes por abuelo eso.
—N-No puedo, Levi, ¿qué ocurre si...?
—Que te importe lo que tú sientas, no lo que ellos quieren de ti.
Prefirió no decir nada más, nada haría que Levi cambiara de opinión y sabía que no lo decía así porque sí; en el fondo, aunque su manera de ser podría indicar que no, decía aquello porque quería lo mejor para ella y no le gustaba para nada que ella pensara en los demás antes que a sí misma. Quería que decidiera las cosas por ella misma y no por otros, porque aunque Izaro no lo veía del todo, muchos aprovechaban esa característica de su persona para sacar ventaja en ello.
Erick lo hizo más de una vez, su familia desde que tiene uso de razón y Levi estaba completamente seguro que la mayoría de los nobles ahí aprovecharían eso mismo.
La noche siguió, la fiesta seguía activa aunque sin la presencia de los dos azabaches. Nadie parecía buscarlos, posiblemente ninguna persona de ahí notaba la ausencia de los soldados. Ninguno de los dos tampoco tenía en mente volver a la fiesta hasta dentro de un rato, la compañía de la otra persona era suficiente y relajante.
—Feliz cumpleaños.
Eran palabras sencillas, pero eran suficientes como para que sus labios forjaran una gran sonrisa cuando las oyó saliendo de la propia boca de su compañero, aquel que siempre se mostraba con una personalidad naturalmente seria y tono de voz casi neutral.
Miró con detalle al hombre que estaba a su lado, pelinegro de ojos grises, un poco más bajo que ella y que llevaba como traje un smoking negro con zapatillas del mismo color. Tenía las manos escondidas entre los bolsillos del pantalón y la mirada directamente a los edificios que existían en Mitras.
Levi no era precisamente un hombre guapo físicamente, o eso era lo que pensaba la gente de las murallas juzgando principalmente su baja estatura. Izaro opinaba distinto, ella pensaba que era atractivo, comenzó a pensar de esa manera desde hace un par de meses al punto en que su corazón latía con fuerza cuando lo miraba.
—Gracias —dijo cariñosamente—, gracias por eso y por hacer esta noche maravillosa. Estoy encantada de haberte conocido.
Se volteó sin saber que Levi la miró de inmediato cuando dijo aquello, posicionando su vista en toda cosa que existía y formaba parte de Izaro. Sintió una presión en el pecho, específicamente en su corazón, sabía bien que Izaro Xion era la causante de eso. Llevaba ya un año siendo consciente de que tenía sentimientos por la joven de ojos carmesí, que había dejado de verla como amiga y simplemente quería algo más.
Cuando se dio cuenta de que se había enamorado de ella, sintió aquello como la primera página de un nuevo capítulo de su historia con Izaro. No quería que ella se enamorara de alguien más o que el objetivo principal de esa fiesta se consiguiera e Izaro tuviera a otra persona esperando por ella en un altar. Eran deseos algo egoístas y no se sentía orgulloso por eso, pero quería ser esa persona indicada para su vida.
—Te tengo un regalo —soltó y noto la emoción en sus ojos, sabía que a ella le fascinaban los regalos y en especial para ella.
—¿¡En serio!? ¡Dame! ¡Dame, por favor! —decía la pelinegra entre brinquitos.
—Cierra los ojos —le pidió y la azabache lo hizo gustosa mientras estiraba los brazos en espera del presente que le traía, pero el soldado se lo bajó rápidamente haciendo que se sintiera un poco confundida—, necesito no te muevas.
Se aseguró de que realmente los tuviera cerrados y la emoción por recibir un regalo no la consumiera por completo. En realidad eran dos regalos donde el primero consistía en una acción que llevaba deseando hacer desde que supo lo que sentía por ella, su deseo de tener la sensación y sabor de sus labios impregnados en los de él. Sabía perfectamente que el deseo de besarla había nacido al mismo tiempo que el de sus sentimientos, a veces sentía un fuerte impulso –aunque se controlaba bastante– cuando la veía más hermosa de lo usual o la veía morderse sus carnosos labios.
Quería besarla y tal vez transmitirle a través de esa acción todo lo que quería decirle acerca del amor que tenía por ella. Ese debía ser su primer regalo.
—No te muevas, por favor.
Contuvo su respiración para que Izaro no sintiera otra brisa que no fuera la que transcurría durante la noche, no la tocaba ni le hablaba para que no supiera. Los labios de ambos estaban ya lo suficientemente cerca que solamente se requería de corta esa pequeña distancia para chocarlos.
El impulso ya era lo suficientemente grande, pero cuando sentía que era hora de ejecutar su deseo simplemente se apartó al instante arrepentido por lo que iba hacer. Suspiró profundamente mientras negaba con la cabeza. No podía, realmente no se sentía con la capacidad para hacer tal acto.
Para empezar, no se lo consultó y consideraba que aquello lo podía tomar como un abuso de su confianza. Tampoco lo haría a tomar en consideración que, según lo que él pensaba, Izaro lo veía como un amigo y ya; además de que en el fondo sentía que estaba lejos de formar parte de los estándares que Izaro buscaba en una pareja.
No podía, fue una mala idea desde el principio y prefirió seguir con el segundo –y ahora único– regalo que le daría.
—Levi... —llamó Izaro haciendo una mueca idéntica a la de un bebé a punto de llorar—, mi regalo...
—Ten paciencia o no te lo voy a dar.
—Mmm...
Sacó de su chaleco un pañuelo de color crema, similar al que él usaba en ese instante y que llevaba en conjunto con su uniforme cuando estaba en los cuarteles. Con delicadeza le tocó el cuello, tranquilizando a la joven al instante cuando sintió contacto con una mano en su cuello. Tenía un pequeño trauma respecto a eso, producto de la mala experiencia que vivió con Erick en su época donde eran una pareja.
—No te voy a hacer daño, es parte del regalo.
Izaro asintió con la cabeza mientras aún mantenía sus ojos cerrados, sintiendo una tela suave tocando su piel al mismo tiempo que los dedos de su compañero. Deseaba saber de qué se trataba el subsodicho regalo, pero también quería sentir el tacto de Levi en su piel.
Era un sentimiento algo extraño para ella, no sabía exactamente lo que sentía por él, pero creía fielmente desde lo más profundo de su corazón que aquello nunca sería correspondido por parte de Levi y que él sólo la miraba como una amiga.
—Puedes abrir los ojos.
Y así lo hizo mientras tocaba su regalo, se sorprendió al instante que se trataba de un pañuelo similar al que Levi usaba con el uniforme militar o algún traje elegante. Estaba puesto de la misma manera a como él la traía puesta. Fue ahí que recordó que le había expresado un deseo de copiarle su atuendo porque le parecía lindo como se le veía en él. Estaba sorprendida de que Levi se acordará de ese comentario y lo tomará en cuenta para su regalo de cumpleaños.
—No es una joyería cara que pudiera comprar aquí en Mitras, pero...
—¡Me encanta! —gritó con emoción mientras reflejaba genuina felicidad y brincaba mientras se le acercaba para abrazarlo— ¡Nuestros uniformes se verán como su combinamos ropa! ¡Diremos que estamos jugando a los gemelos!
—Tampoco así —replicó Levi seriamente a lo que la pelinegra rió.
—Qué amargado —le contestó con una sonrisa antes de darle un beso en la mejilla con mucho cariño para después abrazarlo—, gracias, hiciste de esta noche perfecta.
Izaro estaba encantada de haberlo conocido y, aunque no lo expresaba tan abiertamente como ella, Levi también estaba encantado de conocerla. Nunca se arrepintió de la decisión que había tomado aquella vez de dejar que la joven estuviera a su lado cuando perdió a su única familia.
Respondió al abrazo aunque no de la misma manera la pelinegra, recostando su cabeza sobre la de ella que estaba aprovechando la curva de su cuello y presionó un poco más sus brazos para que sintiera el calor de ese abrazo.
—De nada.
Sin saberlo, el abuelo y los tíos de Izaro los miraban a través de la ventana que había ahí. Estaban sorprendidos por lo que veían y a la vez, no sabían sobre qué comentar al respecto.
—Pobres muchachos, desesperados porqué no la encontraban pensando que ella los rechazó y la ingrata escondida con su amigo —dijo Amelia mientras movía su abanico para crear una brisa sobre su rostro—. Yo que ustedes, sacó a patadas a ese muchacho y la obligó a que vaya a convivir con los nobles.
—Cállate, Amelia, estoy pensando —dijo Byrion mientras veía la escena—. Danilo, ¿qué sabes de ese chico? ¿Qué dicen tus contactos en la Legión?
El hombre alzó levemente sus hombros—. Es un soldado excepcional, es de los mejores que han tenido y sin la necesidad de pasar por el entrenamiento de los reclutas. Muchos dicen que dentro de poco podrá ascender a líder de escuadrón o capitán incluso. Ya en las murallas lo comenzaron a llamar como el soldado más fuerte de la humanidad.
La respuesta dejó sorprendido al abuelo de la muchacha, más de lo que esperaba. No le caía bien Levi en lo absoluto, lo consideraba una mala influencia para su nieta y un desconsiderado debido a los encuentros que habían tenido donde le mostró de todo menos respeto por su persona. Sin embargo, sabía que podía considerar tolerarlo a cambio de lo que tenía en mente.
—Bueno, se nota que ella no tiene interés en casarse con un noble —dijo Danilo molesto—. Esa imbécil nos arruinó la oportunidad de finalmente ser parte de la nobleza. Habrá que cancelar la fiesta y la búsqueda de un marido para ella.
—Zachary y Theodore no hubieran permitido esto —comentó Amelia recordando a su hermano y cuñada fallecidos, los padres de Izaro—. Pobres nobles, tan alegres por la noticia de que buscábamos una pareja para Izaro y esa idiota debía arruinarlo todo. Les diré que todo fue en vano y que se pueden retirar.
—¡La fiesta continuará al igual que el plan de casarla con un noble! —alzó la voz Byrion—. Mi nieta sí o sí se casará con un hombre de la nobleza, no me importa si es menor o mayor que ella o lo que tenga como persona, estuvimos preparándonos para esto y tenemos mucha ventaja con esos nobles interesados en Izaro. Ahora bien, si al final ella no se interesó en ninguno de sus pretendientes, convenceremos a ese muchacho de casarse con mi nieta.
—¿Con ese enano, padre? —se burló la mujer—. Ya se nota que perdiste la cabeza.
—Dudó mucho que el chico quiera casarse y formar parte de nosotros —comentó Danilo mirando a su sobrina—, ni siquiera se le ve enamorado de ella.
—¡Todos quieren formar parte de los Xion y todos quieren ser pareja de Izaro! —gritó Byrion enojado por el comentario—. Si la nobleza la quiere como esposa, él también la querrá. Así queda decidido, si mi nieta no se casa con un noble entonces que sea con el soldado más fuerte de la humanidad.
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