ONE SHOTS | SHINGEKI NO KYOJIN
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en donde Farlan e Isabel sobreviven y se quedan en la legión de reconocimiento con Levi.

inspirado en la canción "Fearless" de Taylor Swift.
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❛ FEARLESS ❜

La tormenta se aproximaba con el cielo oscuro, la brisa que traía un olor a tierra húmeda y los truenos que retumbaban el lugar en el fondo.

No era la cita perfecta que en un principio había planeado Adler para su día con Farlan, pero al menos la majestuosa imagen del prado con las tonalidades grises y oscuras recompensaba aquello; ahora, bajo un árbol mientras esperaban a que sus caballos recuperaran su energía, no les quedaba de otra más que esperar e irse antes de que la tormenta los atrapara en sus lloviznas.

Al menos estaba con el chico que le gustaba, nada malo podía pasar ese día.

Y efectivamente nada malo tenía que pasar, porqué lo peor ya había pasado dos años atrás cuando Farlan había ingresado como un trato para evitar la prisión y Adler era un recluta de la milicia recién ingresado en la Legión. Pero no era casualidad del destino el que se hayan conocido, de hecho, había dos autores que obligaron al destino ejercer su labor para satisfacer sus deseos: Erwin Smith y Nicholas Lobov, dos personas con planes diferentes que eran perjudiciales para el otro y buscaban hacer caer a su rival.

El resumen era algo así: Erwin tenía documentos con información que podía perjudicar a Nicholas en su puesto como noble, es por eso que decidió contratar a Farlan y sus dos mejores amigos, Levi e Isabel, para que ejecutaran el robo de dichos documentos y, de paso, asesinaran al capitán de la Legión de Reconocimiento, aunque eso último lo haría Levi sin problema alguno.

Consiguieron ingresar a la Legión luego de una acalorada persecución que culminó con un trato con Erwin y se convirtieron rápidamente en soldados, pero no fueron bien recibidos en el lugar, incluso Adler admitía que fue prejuicioso en ese punto antes de conocerlos a profundidad, en especial a Farlan Church. Los siguientes días fueron de una búsqueda sin éxito de esos papeles, por lo que no tuvieron otra opción que buscarlos el día de la expedición y aprovechar para cometer el asesinato de Erwin Smith.

Ese otro plan falló y por poco las vidas de Farlan Church e Isabel Magnolia sería el costo por ese fracaso.

Fue un milagro que Farlan e Isabel sobrevivieran a un ataque de un titán que se produjo cuando una tormenta inhabilitó las comunicaciones con los demás escuadrones y Levi se alejó para buscar a Erwin. Afortunadamente no lo encontró y, en su lugar, notó las huellas de un titán que iban en dirección hacía sus mejores amigos; Levi era el mejor de los tres en pelea, por lo que no le costó demasiado llegar a tiempo y asesinar al titán antes de que le arrebatara la vida a los dos jóvenes. Eso no evitó que su plan y las razones por las que estaban ahí salieran a la luz, pero fueron perdonados por Erwin bajo la condición de que formaran parte de la Legión.

Ahora, dos años después de ello, seguían siendo soldados y Farlan había forjado una amistad profunda con Adler Marlborough, que luego dio a desarrollar sentimientos románticos mutuos que los llevó a donde están ahora. En un prado, realizando una caminata a caballo, en un día soleado que se había transformado en uno lluvioso.

—La vista es hermosa, por lo menos —comentó el chico de cabellos negros—. No era el día soleado que esperaba, pero ver el lugar con la oscuridad de las nubes se ve... magnifica.

—Teniendo en cuenta las cosas que hemos visto sobre este mundo, esto es de las pocas cosas bellas que existe —dijo Farlan, aunque ponía en duda si aquello podía considerarlo hermoso. Desde esa expedición, comenzó a odiar las tormentas.

Adler lo miró—. Este mundo es algo horroroso por los titanes y esta vida dentro de las murallas, pero creo que hay más cosas bellas que feas, dependiendo de cómo lo queramos ver.

—¿Qué cosas consideras bellas? —preguntó el rubio.

Hubo silencio por unos segundos antes de que el chico sonriera al tener la respuesta completa.

—Los animales, el bosque, los días soleados..., un chico de nombre Farlan —el nombrado se ruborizó cuando el chico dijo aquello. Adler no pudo evitar reír ligeramente mientras corría sus manos por su cabello, una imagen que le confirmaba a Farlan lo atractivo y genial que era su compañero— ¿Sí sabes que hablo en serio?

—Estás bromeando, no lo dices en serio —bufó el chico mientras sacudía su cabeza, pensando que así eliminaría el tono rosado que sus mejillas manifestaban.

Pero en el fondo lo conocía. Lo conocía tan bien que podía identificar el tono bromista de Adler del tono en cuando hablaba en serio y, desde su corazón, sabía que las palabras dichas por el pelinegro eran honestas.

Era evidente que entre ellos había algo diferente, tenían una gran química y una gran cercanía que ambas habían logrado forjar una gran amistad que los dos hombres la valoraban, pero la amistad dejó de ser eso y se había transformado en sentimientos románticos mutuos.

Adler sería el primer hombre, la primera persona en la vida de Farlan en la cual se enamoró de verdad y temían por eso.

—Farlan —llamó Adler—. Sabes que las cosas entre los dos han cambiado.

No era pregunta a la cual debía de responder, era una afirmación en la que no se esperaba que el rubio dijera "estoy de acuerdo" o "no lo creo"

—Farlan, me gus...

—No lo digas, por favor.

El pelinegro parpadeó un poco impresionado por aquello— ¿Por qué?

Farlan no respondió, pero su mirada lo decía todo ante la perspectiva de Adler.

El momento quedó en silencio y la tormenta se acercaba con sigilo, como si esperara que ambos chicos perdieran la noción del tiempo para golpearlos con la fuerte lluvia. El pelinegro miraba las expresiones faciales de su compañero y notaba pequeños detalles como una pequeña mueca en sus labios que combinaba a la perfección con los ojos del rubio que miraban directo al suelo.

—¿Tienes miedo?

—Simplemente no quiero que algo en nosotros cambie —respondió Farlan—, porque te acercaste a mí aun cuando mi reputación de criminal seguía ahí a pesar de la expedición y todo lo qué pasó ese día. Me conociste y me consideraste un amigo, son pocas las personas que han hecho eso como Levi y la tonta de Isabel. Si dejo que me digas eso y yo te digo lo otro, pasaremos a otra etapa de la cual no sabemos como terminará.

Adler suspiró—. Las cosas igual ya cambiaron, Farlan y no tienen que ser cambios malos. Quiero tener algo serio contigo, Farlan, y si no resulta, igual quiero estar a tu lado. Sólo no tengas miedo.

El chico no respondió y Adler prefirió no presionarlo, quería que si sucedía también fuera por decisión de él.

Escucharon otro trueno, vieron que las nubes negras y la brisa que anunciaba las fuertes lluvias estaba casi encima de ellos. Supieron que era hora de irse por lo que se levantaron y se dirigieron a sus caballos para volver a los cuarteles, sin decir nada en el camino, pero mirándose de vez en cuando con sutileza.

Finalmente habían llegado a su destino mientras las gotas de lluvia ya comenzaban a caer, dejaron juntos a sus animales en el respectivo establo y caminaron en silencio hasta llegar al área de las habitaciones donde quedaron en frente de la habitación de Farlan. Mirándose fijamente, sin pronunciar una sola voz porque sus expresiones ya hablaban mucho.

—Por suerte no nos mojamos por completo —comentó Farlan sintiendo las pocas gotas de agua que estaban en su cabello, escuchando la risa suave de Adler en respuesta.

—Aunque no me hubiera molestado mojarme si era contigo —eso puso un poco sonrojado a Farlan.

Y sin pensar mucho, tomó su mano con delicadeza antes de mirarse nuevamente. Fue algo impulsivo de parte de Adler, tal vez una mala idea si consideraba lo sorpresivo que estaba Farlan ante el gesto, pero no quitó la mano ni nada, sólo la entrelazó con fuerza a la del pelinegro con inseguridad. El joven podía sentir el miedo de él a lo que sucedería.

—Hazlo.

Adler miró con asombro lo que dijo él y preguntó— ¿Estás seguro?

Sin miedo, Farlan asintió con la cabeza y fue suficiente para Adler tomar el rostro del chico con delicadeza antes de unir sus labios a los de él. Era suave y dulce. Adler ya había besado con anterioridad, pero Farlan no lo había vivido; su primer beso lo estaba experimentando en ese momento y le gustaba la sensación impecable que sentía con los labios del hombre.

Separaron sus bocas ante la falta de aire, no sin antes sentir un fugaz beso que Adler le dio como forma de concluir el momento. Podían sentir la respiración del otro por la cercanía y todavía tenían la sensación que el beso dejó.

—Yo... —comenzó a hablar el pelinegro, pero se cortó debido a la puerta de la habitación de Farlan abriéndose.

Levi miraba con seriedad a los dos soldados, sin pronunciar una palabra mientras mantenía los brazos cruzados. Isabel, por su parte, asomaba su cabeza desde el hombro de su amigo, reflejando gran curiosidad sobre Farlan y Adler.

—¡Levi! ¡Isabel! —dijo Adler con felicidad para borrar la incomodez que ya estaba sintiendo—. Me alegra verlos... —ninguno le respondió—. Bueno, creo que debería irme. Nos vemos luego, Farlan. Adiós, chicos.

Y se fue antes de sentirse invadido por las miradas del azabache y la pelirroja, sin notar que Farlan lo miraba con una sonrisa forjada en los labios. Sus dos mejores amigos del subterráneo lo miraban raro.

—¿Qué?

—Ustedes dos se besaron —dijo Isabel inesperadamente, poniendo celoso a Farlan en segundos.

—¿C-C-Cómo us-uste-ustedes...?

—La puerta no es aprueba de sonido, Farlan —respondió Levi serio, Isabel carcajeó ante la evidente expresión roja que tenía el rubio impregnado en su rostro—. A la próxima eviten hacer sonidos, es asqueroso.

El chico asintió con nervios, aunque no podía evitar pensar en la próxima vez que saldría con Adler. Tal vez era momento de abrirse, sin miedo a nada, porque después de todo, ambos lo deseaban profundamente.

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