ONE SHOTS | SHINGEKI NO KYOJIN
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contiene spoilers del final del manga ¡!

inspirado en la canción "White Horse" de Taylor Swift.
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❛ WHITE HORSE ❜

Un lapso de siete años es mucho tiempo a pesar de que el ser humano sienta lo contrario. Suceden todo tipo de cosas en el mundo y en la vida personal de uno.

En siete años mi mundo había cambiado por completo, aunque lo correcto era decir que mi mundo vio el verdadero panorama de sí mismo: las personas que vivíamos dentro de las murallas no éramos los últimos humanos con vida, para nada; existía un mundo más allá de los muros, más allá de la isla donde nuestros antepasados se instalaron y sus descendientes nacimos, un mundo donde las personas nos odiaban por existir y nos señalaban como "demonios", probablemente clasificados como la peor plaga que haya pisado el planeta.

Una fuerte revelación que fue descubierta en el sótano del héroe fallecido, Eren Jaeger, luego de una batalla mortal para recuperar el distrito Shingashina y la muralla María, una batalla que nació a partir del descubrimiento de un secreto en la monarquía de las murallas que comenzó a dar sospecha luego de que se revelara las identidades de los dos grandes enemigos de las murallas: el Titán Acorazado y el Titán Colosal. Ambos humanos con habilidades titánicas fueron descubiertos gracias a los avances militares que se obtuvieron a partir de la revelación y detención de la humana capaz de convertirse en la Titán Hembra.

Annie Leonhart.

La identidad de ese maldito titán que asesinó a varios soldados y provocó más muertes en el distrito Stohess en el año 850, tanto de soldados como de civiles inocentes. Casualmente era el nombre de mi compañera de reclutamiento, casualmente la Titán Hembra era la chica de quien me enamoré años atrás.

Annie Leonhart. La identidad de esa persona ahora se encontraba frente mío, mirando cara a cara mientras estaba encima de un caballo blanco que probablemente la reina Historia le dio como transporte para su estadía en Paradis. Parecía que no había cambiado en nada; su altura seguía siendo baja, su cabello corto y rubio, sus ojos azules reflejando la inexpresividad que siempre la caracterizó y sus labios, aquellos que tanto quise tocar con los míos, siempre con su cobertura direccionada hacia abajo, como si mostrara tristeza o bien seriedad.

Ella seguía siendo la persona de siempre, con una diferencia: era Annie Leonhart de Marley, no de Paradis. Era una traidora de las murallas, ahora portando la imagen de una supuesta embajadora de la paz junto con otros compañeros de reclutamiento y ex guerreros de Marley.

—Qué hermoso caballo blanco tienes —fue lo primero que dije, mis primeras palabras dirigidas hacía ella de manera directa y no a través de un cristal en forma de capullo—. Blanco. El color que representa la paz entre las personas y entre las naciones, algo que ahora quieres vender con tus aliados de siempre y nuestros amigos. Blanco. El color también representa algo que se llama vida, algo que mantiene a las personas que queremos aquí presentes de una manera física; es irónico porqué eres una asesina que arrebató varias vidas aquí en Paradis, y no me quiero imaginar cuantas vidas arrebataste fuera de la isla.

—Danny... —su primera palabra dirigida hacia mí después de siete años, justamente el diminutivo de mi nombre. Daniela.

—Es muy cínico de tu parte volver aquí, Annie, tratando de promover la paz cuando tú, Bertholt y Reiner vinieron a masacrarnos en nombre de una nación —escupí con enfado, desconecto sus ojos azules de los míos cuando mencioné eso.

—No lo entiendes, no tenía otra opción..., las cosas que hice fueron para poder irme a casa lo más pronto posible —dijo con su voz suave, mirando abajo mientras dejaba reflejado inconscientemente una faceta angelical que, según ella, no existía en ella.

Yo sí veía un rostro de ángel en Annie, pero nadie lo creía. Ni ella, ni nadie. Sólo yo, y odiaba con todo mi corazón notar que todavía le veía ese rostro angelical.

—¿¡Y nuestros demás compañeros tampoco la tenían!? ¿¡Qué me dices de la gente que murió en Stohess cuando intentaste huir!? —soltaba ferozmente— ¿¡Marco no tenía otra opción más que ser asesinado por ustedes!? ¿¡Mi hermana y sus compañeros no tenían opción más que ser asesinados!?

—Danny...

—¡Mataste a mi hermana y a sus tres compañeros simplemente porqué ellos tenían la orden de proteger a Eren! —ladré con rabia mientras las lágrimas brotaban con rebeldía— ¡Mataste a mi hermana impactándola contra un árbol, Annie! No le pudimos darle velo ni entierro porqué el capitán Levi ordenó abandonar los cuerpos para tener las carretas ligeras y escapar más rápido, ¡la única prueba que teníamos para confirmar que ella murió fue por testimonio del capitán!

Petra. Mi hermana mayor. Fue soldado de la Legión de Reconocimiento mientras que yo me fui a las Tropas de Guarnición cuando me gradué. Me decía de broma que era una cobarde por negarme rotundamente a entrar a la Legión, pero a la vez agradeció que su única hermana menor no fuera a una división donde su vida estaba propensa a interrumpirse por titanes.

Todavía recordaba el dolor que sentí cuando recibí la noticia, el llanto de mi padre mientras apretaba con fuerza la última carta escrita por Petra. Era tan joven, tan soñadora, tan llena de vida que... de la nada... simplemente ya no estaba y era culpa de Annie.

Y lo peor era que ella lo sabía, conocía bien a mi hermana porque hablaba constantemente de ella. Incluso tuvo la osadía de darme el pésame cuando lloraba por ella. Annie, su delicado apoyo emocional solamente provocaba que confirmara una y otra y otra vez que sentía algo por ella. Amor.

Amor... Qué chica más estúpida, debí haber sabido que ella no era quien decía ser. Debí saberlo, por Petra y por los demás.

—Hice todo eso por una razón, Danny.

—Eliminarnos. Ya lo sé.

—No —escupió Annie—. No me importaba la guerra que había entre eldianos y marleyanos, no me importaba que en Marley me despreciaran por tener sangre eldiana. Hice todo eso por mi padre, para reunirme con él nuevamente porqué ya llevaba cuatro años sin verlo. Le había prometido volver, era lo único que pensaba cada día, sobre todo sabiendo que los portadores de un titán cambiante sólo vivirán por trece años y quería pasar lo poco que me quedaba a su lado... en paz.

—Y tu paz solamente aparecería si destruías las de otros, ¿no? —respondí con agresividad, sintiendo un poco de ardor en los ojos que significaba que las lágrimas en cualquier momento aparecerían—. Ibas a estar en paz en tu verdadero hogar con tu padre a costa de matar a inocentes incluyendo a mi hermana mayor, ¿verdad?

—Danny...

—Sabías que mi hermana estaba en la Legión de Reconocimiento. Fue de las muchas cosas que te conté cuando me abrí contigo... y tú lo sabías —mi voz se quebró—, y no te importo saber que entre los que asesinaste cabía la mínima posibilidad de que estaba mi hermana, la hermana de la chica que te amaba y que admitiste la noche de la graduación que, si no fuera porque te irías a la Policia Militar y yo a las Tropas de Reconocimiento, estarías conmigo.

El ambiente ya era tenso de por sí, tras la conclusión del retumbar junto con la muerte de Eren trajo una tensión por las repercusiones que otras naciones tendría contra la isla. Yo ya estaba tensa por eso y el reencuentro con Annie junto con esa conversación simplemente duplicaba mi estrés en todo eso.

—Lo siento —fue lo único que pudo soltar de sus labios tras un largo rato de silencio. Sin justificaciones de por medio, sin nada. Sólo dos palabras.

—Ya es muy tarde, Annie.

Cuando me enamore de Annie, sentí que debía rendirme y nunca decirle nada. Ella era muy diferente a mí y no parecía que estuviera interesada en un romance, menos en alguien como yo.

Fue como una sorpresa para mí cuando ella correspondió a mis sentimientos, lamentando que la distancia que ahora tendríamos era el principal factor para mo iniciar una relación. Sin embargo, me sentí libre y enamorada aún más de ella cuando me correspondió, incluso sentía que podía ser el inicio de una historia de amor como los cuentos que mi padre nos contaba a mí y a Petra. Deseaba que algún día, si el destino lo permitía para las dos, reencontrarme con ella y dar una oportunidad.

Pero esta historia no era un cuento de hadas, era la realidad. Lo que sentía por ella colapso cuando Armin la expuso como la Titán Hembra, la bestia que asesino a personas inocentes y a mi hermana mayor. En nombre de una nación que la repudiaba a ella a pesar de los crímenes que cometía en nombre y gloria de ellos.

Aunque antes estaba en negación de que Annie fuera una traidora, terminé por aceptar la realidad. Ahora era una adulta, no una adolescente enamorada. Mi corazón debía estar con mi gente, con mi hogar, mi isla. Los sentimientos que yo tenía por ella seguían ahí, no desaparecen de la noche a la mañana como quisiera, pero están encerrados en un cajón de una esquina de mi corazón cubierto de espinas para que nadie, ni siquiera yo, fuera capaz de abrirlo.

—Entiendo —dijo antes de indicarle una orden a su caballo, quien inmediatamente captó y se dio media vuelta, listo para irse de nuevo... El sentimiento que experimenté fue idéntico al que sentí cuando la vi encerrada en ese cristal en forma de capullo—. Adiós, Danny.

Tal vez encontraría a alguien que fuera mejor persona que Annie, alguien que no me hiciera sentirme la persona más traicionada en el mundo. El mundo era grande, la isla también, encontraría otra mujer que me hiciera experimentar el sentimiento de una adolescente enamorada igual a que tuve cuando fuimos compañeras de reclutamiento. Pero para Annie Leonhart ya era muy tarde.

Y ahí me quedé, de pie con lágrimas en los ojos viendo a la chica que alguna vez amé irse en su caballo blanco, siendo posiblemente la última vez que la fuera a ver.

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