T6E03: Desfase
Encerrado dentro de su propia casa, con poco menos de veinte personas, Kai empezó a reflexionar sobre las acciones que había tomado últimamente.
Mei y Khanna andaban por ahí, tratando de hablar de algún asunto privado mientras la música se los impedía. De seguro acabarían todos con sordera. Ramsés, de la sociedad de alumnos, había conseguido traer un par de garrafas llenas de licor y alguien más a quien Kai no reconoció, había salido a comprar refresco para mezclarlo con el alcohol.
Toph se detuvo al lado de Kai.
— Te echábamos de menos, Kai - Le dijo ella, viendo cómo otra chica de idiomas intentaba beber de dos vasos a la vez sin derramarlos.
— Yo extrañaba todo esto. Allá, las fiestas son mucho más tranquilas... en proporción, claro.
— No sabía que tuviste tiempo de enfiestarte por allá - Sonrió Toph.
— Sinceramente, solo lo hice por motivos relacionados con, uh...
Toph dejó de sonreír.
— ¿Quieres hablarlo en privado?
Asintió.
Fueron al balcón que daba directo hacia Los Lagos. Toph emparejó la puerta tras ellos. El cielo nocturno de Xalapa estaba despejado ese día. El bullicio de las calles empezaba a cesar a estas horas y tan solo borrachos, parejitas y almas solitarias recorrían las calles del centro de la ciudad.
Kai suspiró.
— Moría de ganas de salir de allá - Confesó Kai - El ruido... demasiados estímulos.
— Debes odiar mucho los ruidos fuertes, ¿no?
Asintió de nuevo.
— Kai, ¿qué pasó realmente en España?
No era una bonita historia.
— Un terrorista, un otaku y una traidora al Alba Dorada me estaban esperando por allá. No me dejaron en paz ni estando muerto, Toph.
Ella dudó si abrazarlo o no: decidió dejar que siguiera hablando.
— Mataron a uno de mis compañeros... de mis amigos, allá en donde estudiaba. Murió ayudándome a vencer a Adhara y al "Caballero de la Blanca Luna". No debió meterse pero quería ayudar, demostrar que podía ser un héroe y otras cosas sin importancia real. Murió por mi culpa.
Y eso no era todo: Kai no podía borrarse de la cabeza esos recuerdos, Adhara aplastando un carro tras caer sobre él; el departamento de humanidades ardiendo en llamas por culpa del terrorista, el Caballero y él peleando arriba de un campanario y después, su rival cayendo al suelo, aplastándose contra la plancha de concreto veinte metros por debajo de él... se suponía que sería una estancia para estudiar y descansar de las intrigas en México. Terminó siendo igual de agotador que siempre.
Toph lo rodeó tímidamente con los brazos. Kai agachó la cabeza, recargado contra el barandal, viendo al suelo a varios metros por debajo de su balcón.
— Y todo para enterarme de que los Malasangres no son los únicos que encontraron cobijo con Arze.
— Arze desapareció tras la batalla del Ángel - Recordó en voz alta Toph: tras que Alba Dorada y los grupos civiles retomaran CDMX, Arze no tardó en darse a la fuga. Aún se desconocía su paradero.
— ¿Te suenan de algo las Luna de Jonsu? - Preguntó Kai. Ante la negativa de Toph, decidió ponerla en contexto - Son un grupo de mercenarios... prestamistas que se hicieron ricos controlando uno o dos bancos en el centro y norte del país. Son comerciantes que realizan prácticas ilícitas. Ellos volvieron de Adhara un arma. Ellos mandaron a su campeón a asesinarme y terroristas a atacar el campus en el que estudiaba. No sé qué busquen, pero...
— Según los archivos, ellos financiaron parte del golpe de estado de Arze - Le reveló Toph - Pero aún no sabemos gran cosa sobre ellos, excepto que el Apex Lupus se enfrentó a ellos aquí en Xalapa, hace poco.
— ¿Un líder?
— Angel Moon, alias Jonsu. Es un junior que intentó replicar el modelo de Zeta con el Quincunce. Le fue medianamente bien. Se considera sucesor espiritual del Quincunce, pero de más alta alcurnia. Un niño rico que probablemente no sabe pelear por sí solo.
Kai no pudo reprimir una sonrisa.
— ¿Qué tiene de gracioso? - Preguntó Toph, sin entender porqué su amigo parecía más animado de repente.
— Es que... no me di cuenta en qué momento empezaste a hablar así, como despreciando a nuestros enemigos.
— Es que los desprecio. Que antes tuviera la timidez para no expresarlo en voz alta...
— Es como si tus emociones ya no se encerraran dentro de ti. Es bueno.
Al interior de la casa, se escucharon gritos y ovaciones. Kai volteó y pudo ver a Maya, la compañera de Ramsés en el consejo estudiantil, besándose con otra chica en el centro de la sala. Ramsés, a su lado, era de los que empezaron a vitorearla.
— Creo que es hora de volver adentro - Musitó Kai - Gracias Toph.
— ¿Gracias? ¿Por qué?
— Por escucharme.
— ¿De qué tanto hablarán esos dos? - Preguntó Kalea, viendo hacia el balcón en el que estaban Kai y Toph.
— De sus propios asuntos, Leah - Rechazó el tema de conversación Mei, intentando ocultar el hecho de que le encantaría ser Toph ahora mismo y compartir un momento privado con Kai, preguntarle qué tal le había ido este último año... algo.
— Nessa ya se fue - Dijo Kalea - Se dio cuenta de que era casa de Kai y tomó un taxi de vuelta a casa. Ya llegó, por cierto.
— Me alegra - Contestó Mei, ahora viendo fijo a Toph abrazando a Kai. Ahora no podía evitar notar que estaban por allá, juntitos los dos.
— ¿A dónde fue Khanna? - Preguntó Kalea - Hace rato no la veo.
— Subió al baño - Le dijo Ramsés, que pasaba cerca cuando ella preguntó - ¿Qué está haciendo? Ni idea.
Mei no quería sentirse así. Era feliz con Khanna, en serio: solo que extrañaba ser cercana a su amigo, como en segundo curso, antes de declarársele. Quisiera o no, hacerlo había echado tierra encima de su amistad, separándolos poco a poco de manera irremediable. No debió haber hecho eso, pero en ese entonces, ella era una chica bastante enamoradiza y quería vivir el romance universitario del que hablaban las novelas juveniles que solía leer cuando era una adolescente. Se precipitó demasiado y ahora, la culpa le impedía disfrutar como se debe el romance que estaba viviendo ahora mismo.
A veces, pensaba en si sería lo mejor para Khanna estar con ella. Ella se veía genuinamente feliz con la relación, pero Mei no dejaba de atormentarse respecto a si era digna o no de estar donde estaba. Después de todo, en donde quería estar, no podía estar. Siempre había otra persona de por medio, llámese Ghandi, Toph o alguna otra persona. De repente, parecía que todo el mundo era más cercano a Kai que ella misma. Sentía celos, sentía envidia de la aparente (o verdadera, en caso de Toph) cercanía de otros con su amigo.
Y se sentía una pésima persona por sentir todo eso.
— ¡Ya volví! - Exclamó Khanna, a escasos centímetros de su oído - ¿Quieres bailar un rato?
Mei volteó a verla y le obsequió un beso en la mejilla, siguiéndola a la esquina de la sala donde había otras dos o tres parejitas bailando. Quizá estaba sobrepensando demasiado las cosas.
Quizá sí que se merecía ser feliz sin hacerse tantas preguntas. Quizá no tenía ni cómo volver a casa por su cuenta, pero tenía esperanzas de que todo empezase a mejorar para bien.
Quería creer.
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