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T4E04: Tensión superficial


Ya era hora.

Mei estaba lista para hablarles, pese a lo mal que se sentía viéndolos juntos. Sin embargo, los sucesos del último semestre no eran algo que Mei pudiese ignorar fácilmente: después de todo, seguía siendo una locura que gente como Caleidoscopio estuviera acercándose a Xalapa. Suficiente habían tenido con gobiernos corruptos y olas de crimen y violencia, de asesinatos arbitrarios contra los ciudadanos, ¿pero esto? Esto daba más miedo.

— ¡Oigan! ¡Espérenme! - Alzó la voz, alcanzando al par.

— ¿Pasó algo? - Preguntó Kai, alarmado. Mei negó con la cabeza, tranquilizándolo. Inmediatamente después, decidió soltarlo:

— Es que... no quise preguntar antes pero... ¿todo bien? ¿No hay ningún cazador homicida que quiera venir a matarnos o algo así? - Preguntó Mei - Es que, con todo lo que pasó el último año...

— No puedo prometer nada, pero creo que por el momento sólo tenemos al voyerista - Bromeó Kai, refiriéndose al Nightstalker - Nuestros jefes las están pasando duras para atraparlo, sea quien sea.

Mei se permitió respirar: quizá este semestre sería relativamente normal después de todo. Sin embargo, cuando iba a seguir interactuando con Kai, recordó que Toph se encontraba al lado de él. Aquél retortijón en las tripas la disuadió de quedarse más tiempo y, excusándose con que tenía cosas que hacer, se fue corriendo a otro rincón de la facultad, dejando a Kai con Toph para que pudiesen seguir hablando a gusto.

Un mensaje le llegó mientras recorría los pasillos del edificio donde iba a tomar sus siguientes clases: era Khanna. "Recuerda que tenemos una cita pendiente", puso. Al parecer, realmente estaba interesada en tener algo con Mei, pese a haberla dejado en stand-by para enrollarse con un chico anónimo hasta que Caleidoscopio lo atacó. Mal rollo, pensó Mei. Aún no sabía qué pensar respecto a sentirse como segunda opción para Khanna (y ni siquiera como una opción para Kai), pero tampoco iba a darle muchas vueltas: no quería ponerse triste a mitad del pasillo.

"Claro. ¿A las siete?" escribió Mei, contestándole a Khanna. Iba a relajarse un poco este día y nadie se lo iba a impedir.

Nessa estaba algo harta.

Aunque últimamente no la habían grabado mientras dormía, seguía encabezando la lista de objetivos recurrentes del Nightstalker, con más de seis visitas registradas según el tablón de noticias de la facultad.

"Todo es culpa de Kai", murmuró, echando pestes de él y de todo Alba Dorada. Eran una bola de inútiles que sólo aparecían cuando se les daba la gana, pero cuando eran realmente necesarios, ni sus luces.

Ni bien terminaron sus clases, decidió ir a encerrarse al escondite del Paraselene, aquella habitación escondida tras los estantes de la biblioteca. Dentro de poco, alguien, probablemente Kalea, se asomaría por ahí. Realmente, Nessa preferiría que no fuese Kai. Siempre que ese chico se le acercaba, significaba caos. No lo quería cerca de ella.

Algo turbada todavía, decidió empezar sus deberes de modelos lingüísticos, la nueva materia que les estaba dando el profesor Davriel, el único docente especializado en lingüística en toda la facultad (quizás porque era el único que se atrevió a estudiar un doctorado al respecto). En un rato, Kalea terminó por asomarse al interior de la sala común que habían acondicionado ahí dentro y, tras comprobar que estaba casi vacía, se recostó boca abajo en el cómodo sillón para tres personas ubicado en la pared contraria a la de la entrada.

— ¿Vas a ir a comer con el resto? - Preguntó Kalea.

— No. Ya sabes que no quiero estar en el mismo sitio que Kai. No sé cómo lo soportas, ¿sabes? Es que... después de todo lo que ha hecho...

— En realidad, casi todo han sido cosas que él ha intentado evitar que nos hicieran, ¿no crees? - Preguntó Kalea - Es decir, no es que menosprecie tus sentimientos, pero no quisiera...

— ¿Es que no lo entiendes? ¡Va a terminar matando alguien de la imprudencia! ¡Ni siquiera es capaz de atrapar al Nightstalker con ayuda de su alba dorada!  No entiendo cómo es que todos lo adoran, Kal.

— Sí, bueno... - Balbuceó su amiga en respuesta, sentándose en el sofá, intentando no mantener contacto visual con Nessa.

— No voy a ir, pero ve tú si quieres, a ver si no las asalta otro psicópata con alucinógenos que intenta vengarse de él o algo por el estilo.

Kalea se levantó sin decir nada.

— Bonita tarde - Le deseó en voz baja antes de irse.

— ¿Es aquí? - Preguntó Khanna, asomándose antes de entrar.

Habían elegido ir a comer hamburguesas a dos cuadras de la universidad, a un local algo escondido de la vista, pese a estar sobre una de las avenidas más grandes de Xalapa. Los cinco (Toph también los había acompañado), entraron juntos y se sentaron a ambos lados de una mesa alargada, con Mei en la cabecera libre.

— Pensé que no encontraríamos un día en el que todos pudiésemos - Admitió Kalea.

Era verdad: desde que empezaron a meter materias acordes a sus diferentes modelos curriculares, ya no coincidían en todas sus materias y era mucho más difícil encontrar tiempo libre en el que todos coincidieran: además, Toph tenía varias materias de su carga académica por las tardes, así que era casi un milagro verla con ellos hoy.

Habían pedido ya sus órdenes cuando, desde la cocina, les pareció ver a una chica con cabello teñido y corte de hongo asomarse. Cuando Khanna volteó a verla, se escondió ahí dentro y no volvió a asomar la cabeza en todo el rato que estuvieron.

— ¿La vieron? Creo que Hanna trabaja aquí por las tardes - Les dijo en voz baja - No entiendo por qué se avergonzaría.

— Sinceramente, creo que la marginación social le hace eso a cualquiera - Señaló Kalea - Me daría miedo que me vean como la ven a ella en nuestra facultad.

— Ya, pero la mitad de nosotros somos bichos raros, ¿no?

Hubo un murmullo de consenso generalizado en el que incluso Toph participó. Todos pudieron notar la ausencia de Nessa en aquella mesa, pero nadie dijo nada: se limitaron a devorar su comida tan pronto como la trajeron a la mesa.

Kai pensó en que cada vez, aquellos momentos de paz se iban haciendo menos frecuentes. Si se lo pensaba, ya llevaba cuatro años sin estar en paz realmente: hace cuatro años, todo se había ido al carajo y Nora y él tuvieron que formar lo que más tarde, se convertiría en Alba Dorada. Hace un año, había huido de La Ciudad para encontrar un sitio más tranquilo donde hacer su vida, pero por lo visto, lo único que había conseguido era traer el caos consigo a un lugar lleno de gente (relativamente) inocente.

Quizás Nessa tenía razón.

Quizás era él el problema.

Toph notó que Kai se estaba poniendo tenso y, disimuladamente, dejó caer dos rodajas de tomate en su plato: a ella no le gustaba el tomate, ni en las hamburguesas, ni en ninguna otra parte. Kai lo notó y, sin disimular en lo absoluto, se tragó las rodajas como si estuviese comiendo solo en casa. Ambos se rieron.

Del otro lado de la mesa, Mei fingió que no los había visto mientras ella y Kalea escuchaban a Khanna hablar de los chismes de la facultad. Si dejaba sus sentimientos de lado, incluso podría pensar que hacían una bonita pareja juntos.

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