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T3E19: Discordia


Pese a no ser de noche todavía, las calles de Xalapa empezaban a enfriarse y las ocasionales ráfagas de viento no le ayudaban a Nessa, quien de vez en cuando tenía que detenerse para que el aire no la arrastrase consigo.

No podía esperar más de la bola de ineptos de la facultad después de todo: Kai era un tramposo, Hanna una inútil y Kalea, un estorbo. Pero nada de eso debería importarle ahora: Nessa iría a casa y se encerraría un buen rato en su cuarto, ajena al mundo exterior, su madre incluida.

Al pasar junto a un pequeño parque, Nessa bajó el paso, intentando relajarse antes de llegar a su casa. El parque estaba algo solitario: quizá era la hora o el clima o quién sabe qué más, pero solo había una persona, una chica escuálida de piel morena y ojos hundidos en sus cuencas, de aproximadamente la edad de Nessa, aunque mucho más desmejorada. Vestía una sudadera gris con pantalones de mezclilla.

— ¿Qué hora tienes? - Preguntó la chica a Nessa.

Nessa sacó su teléfono por un par de segundos para revisar.

— Son las cuatro y media - Le respondió antes de ver que la flacucha se había incorporado y ahora iba en la misma dirección que Nessa.

— ¿Te conozco? - Preguntó la morena a Nessa para después recibir una negativa suya. - Qué raro - Musitó al final, encogiéndose de hombros.

— ¿Vas en la facultad de letras? - Preguntó Nessa, sintiendo un aire familiar en la postura y forma de andar de la chica, quien ahora avanzaba delante de ella.

— Sí, podría decirse que sí - Confesó la morena - Vas ahí también, ¿verdad Nessa?

— Hjum - Masculló ella, sin prestar mucha atención a aquella conversación, pensando en cómo haría pagar a Kai por sus constantes ofensas como la de hoy.

— Dicen que dos chicas discutieron por un punto en español - Mencionó la morena - Qué loco, ¿no?

— Yo estuve ahí. Perdí - Admitió Nessa.

— Ah.

— Sí. Todo por culpa del maldito imbécil de Kai.

La morena parecía algo nerviosa al haber escuchado el nombre de Kai, pero Nessa no se atrevió a preguntarle hasta que ella misma sacó el tema, varios pasos después.

— Entonces... Kai. Creo que sé de quién hablas - Reconoció la morena - Si es la misma persona de la que tú hablas, lo lamento. Él pasó a joderme la vida hace algún tiempo.

— ¿En serio? - Se asombró Nessa - ¿A ti qué te hizo? - Preguntó, emocionada, sin percatarse aún de que estaba siguiendo a la desconocida por una ruta alterna para llegar a casa.

— Antes éramos muy cercanos... pasaron cosas y luego... ya no lo éramos. Después me corrieron de mi casa por algo que Kai había dicho. Al menos ahora estoy mejor.

— Oye... - se atrevió a preguntarle Nessa a aquella chica - Apenas me doy cuenta pero... ¿en qué momento te dije mi nombre?

Para cuando esa chica sacó la ampolleta de vidrio de uno de sus bolsillos, Nessa comprendió que ya era muy tarde para correr. Tan pronto como aspiró el gas contenido en la cápsula del Caleidoscopio, Nessa empezó a marearse y trató de correr de regreso a la calle principal, pero mientras más avanzaba, más le costaba no tambalearse.

Entonces, sintió una cuerda enredándose en su pierna izquierda que después de hacerla tropezar y caer de bruces al piso, comenzó a tirar de ella. Con el mentón raspado contra el asfalto y la piel ardiéndole un poco, Nessa perdió el conocimiento.

La puerta se abrió antes de que Kai tuviese la oportunidad de acercarse a abrirla.

Khanna se encontró dentro a Toph y Mei, así que pudo imaginarse que ya habían venido a decirle, pero de todos modos soltó la noticia: la madre de Nessa le había hablado para preguntar si su hija estaba con ella o no. A sabiendas de que había salido antes, sin testigos que supiesen a dónde fue, las probabilidades de que algo malo le haya ocurrido eran altísimas.

— Tienes que ayudar a buscarla - Suplicó Khanna, viendo fijo a su amigo.

— Lo sé. Estamos por ir a las oficinas de Alba Dorada a dirigir los escuadrones de búsqueda - Explicó él.

— Sé que ha sido muy cruel contigo, pero si algo le ocurre...

— Khanna - La detuvo Kai - Lo sé. A Alba Dorada le irá muy mal si desaparecen a alguien en nuestra guardia. Además, se supone que lo correcto sería salvarla, ¿no?

Khanna guardó silencio, pero asintió. Frente a ella, Mei y Toph ya traían puestos sus uniformes de Alba Dorada, listas para salir a buscar a su compañera. Kai aún no se cambiaba, pero una vez llegó Khanna, decidió que podía dejar que sus amigas se pusieran al día mientras él se alistaba.

Ya dentro de su habitación, Kai sacó su uniforme del ropero y se puso las piezas del equipo especial de una en una: a diferencia del tradicional amarillo con blanco, este otro uniforme era más bien rojo con negro y tenía el símbolo de una copa de vidrio rota a la mitad: era el traje de los Copa Escarlata, la división especial de Alba Dorada en la que militaban sus amigas cercanas de La Ciudad.

Poniéndose además todos los artilugios, armas y municiones posibles en su traje, Kai recordó en su piel todas aquellas misiones, todas las ocasiones en las que vistió con ropa cómoda para salir a pelear en las calles de La Ciudad, pero sobre todo, pudo volver a sentir ese escalofrío recorriendo su cuerpo entero, aquella sensación que hacía que se le erizase la piel, estremecimiento premonitorio que indicaba que estaba a punto de saltar a la acción.

Y por último, esa pieza del traje que casi nunca se ponían: el casco.

Con un visor que cubría el rostro entero, ese artefacto le cubriría de múltiples contusiones y aún mejor, filtraría el aire viciado y las drogas inhalables que Caleidoscopio le arrojase. Con franjas rojizas en la lisa superficie negra del casco, Kai se sentía extraño, portando colores tan semejantes a los de las pandillas malasangre. Sin embargo, también se sentía poderoso con el traje puesto, sentía la adrenalina invadir su sistema: volvía a sentirse libre. 

Apenas salió de su habitación, pulsó el botón que abriría el casco por la parte de enfrente, dejando que sus amigas le vieran la cara antes de salir.

— Vamos. Si no la encontramos esta noche, no la encontraremos nunca.

Más de cincuenta unidades estaban plantadas en el pabellón de la planta baja del edificio: todos ellos jóvenes menores de veinticinco años, vestidos con los uniformes estándar de Alba Dorada en sus colores amarillo y blanco, además de pistolas eléctricas y muñequeras cargadas de dardos. Mei y Toph se encontraban entre esos agentes, muchos de los cuales habían abandonado rápidamente sus puestos para formar parte de los equipos de búsqueda.

— ¡Agentes! - Alzó la voz Kai, saludando al pequeño contingente que habían logrado reunir.

— ¡Señor! - Vociferaron al unísono, en respuesta a Kai, quien, con el casco puesto, les era irreconocible.

— Una estudiante universitaria fue reportada como desaparecida hace poco más de una hora. Probablemente ha sido secuestrada por Caleidoscopio, quien escapó de la caravana que la llevaba a la Prisión Vertical hace meses. Es de máxima prioridad tanto la captura de Caleidoscopio como el rescate de Nessa, la estudiante secuestrada.

— ¡Sí señor! - Respondieron.

— Iremos en grupos hacia la entrada de la facultad de letras, donde estudia Nessa. Ahí, recogeremos a los estudiantes, docentes y amigos que pretendan participar en los equipos de búsqueda. Peinaremos toda la ciudad de ser necesario. ¿Entendido?

— ¡Sí señor! - Contestaron nuevamente.

Kai no tuvo que añadir nada más: tan pronto como terminó de hablar, los agentes marcharon a toda velocidad hacia las camionetas en las que viajarían hasta la facultad. Usualmente, habrían tardado diez minutos o más en llegar, pero dada la emergencia, se las arreglaron para llegar en cinco: apenas bajaron de las camionetas frente a la facultad, se encontraron un gran grupo de personas esperando ahí. Khanna se encontraba en primera fila, pero además, alguien a quien Kai no esperaba ver ahí, estaba esperando junto a la madre de Nessa:

Nahema, la exnovia de Nessa, había acudido al llamado para buscarla.

— A trabajar - Ordenó Kai - Elijan sus grupos y salgan a las zonas indicadas. ¡Ya!

Los agentes bajaron de las camionetas en tropel, dirigiéndose a los estudiantes y dando órdenes para agruparse. Khanna traía consigo a tres alumnas más: Ava, Aligheria y Ghandi. Kai iría con ellas.

Caleidoscopio no se escaparía esta vez.

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