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T3E18: Escaramuza en el foro


Dos semanas habían pasado desde el incidente de Maestro Cantor y no habían víctimas nuevas: a Kai le gustaba atribuirle eso a la enorme cantidad de agentes de Alba Dorada que habían sido desplegados en Xalapa, sobre todo alrededor de las facultades de la universidad (no solo en la de letras), además de otros espacios culturales y asociados con la universidad.

Las clases ya eran casi inexistentes y casi todos los exámenes finales ya habían sido presentados, por lo que la mayoría del alumnado asistía solo por una o dos clases: aunque no todos se quedaban la mañana entera, otros sí lo hacían, más por convivir que por necesidad de estar ahí realmente.

Era uno de esos días cuando Kai y sus amigas estaban sentadas junto a una enorme maceta de piedra, planeando una salida próxima cuando escucharon los gritos de un par de personas discutiendo y antes de verlas surgir de uno de los pasillos de la facultad, Kai supo enseguida de quiénes se trataba.

Lo primero que vieron él y sus amigas fue a Nessa señalando violentamente con el dedo a Hanna, quien intentaba no tartamudear demasiado mientras discutía con ella: lo que decían era imposible de descifrar, pues parecía más un concurso de gritos que una discusión en plena regla. Varias otras alumnas se quedaron viendo fijamente a Nessa y Hanna, que parecían no haberse dado cuenta de que la mitad del alumnado las veía.

— ¿Tienen algo que hacer, muchachos? - Preguntó el profesor Davriel, cómodamente recargado sobre la misma maceta en la que Kai y las chicas estaban recargados.

— No realmente - Contestó Toph, quien ni siquiera tomaba clases con ellos.

Davriel se incorporó y caminó hacia ambas chicas, tan enfrascadas en su duelo de sonidos guturales que ni siquiera notaron al profesor cuando lo tenían al lado. Davriel esperó al lado de ellas, como aguardando al momento en el que alguna de ellas se diese cuenta de que estaba ahí viéndolas, pero tras varios segundos más, terminó desistiendo para interrumpirlas él mismo.

— Elijan a un asesor para que las ayude a resolver esto - Les dijo Davriel - Nos vemos en quince minutos en el auditorio, estará vacío hasta las cuatro de la tarde. La que gane se lleva un punto extra.

Tanto Nessa como Hanna quedaron atónitas, como intentando procesar lo que había ocurrido. El profesor Davriel asintió, diciéndoles que debatirían exactamente ese tema por el que habían empezado a discutir y la ganadora tendría un punto extra, pero si alguna faltaba, perdería un punto en su lugar.

Inmediatamente, Nessa volteó a ver al grupito de Kai, pidiéndole ayuda con la mirada, a lo que él hizo caso omiso: Kalea por otro lado, se acercó a toda prisa a su amiga, ofreciéndole su ayuda. Sin motivos para negarse, Nessa aceptó, marchándose con Kalea al lado.

Hanna se quedó fría: no tenía a nadie que la ayudase. Nerviosa, pensó en no asistir a costa de perder un punto en la materia, pero lo pensó de nuevo, todavía sin moverse del pasillo hasta que Kai, algo estresado (y ansioso por hacer enfadar a Nessa, hay que admitirlo), se le acercó.

— Supongo que aún no tienes quien te ayude - Se ofreció Kai - Vamos, explícame por qué peleaban y veré cómo ayudarte.

Un cuarto de hora después, casi todos en el curso de Kai estaban apiñados en las primeras tres filas del auditorio, esperando a que las contendientes salieran de su respectivo extremo, tras bambalinas. El profesor Davriel ya estaba en el asiento central de la primera fila, con un par de vasos llenos de palomitas de maíz recién hechas en la cafetería de la escuela, listo para hacer las veces de moderador en aquella discusión.

Toph, Mei y Khanna se encontraban detrás de Davriel, junto a varios más de su grupo y los de la otra sección también, que pese a no saber bien lo que estaba por ocurrir, habían entrado al auditorio también, movidos por la curiosidad en aquél tranquilo día sin mayor entretenimiento que ese.

Finalmente, del lado derecho del escenario salió Nessa, excesivamente confiada y con cara de que estaba por despedazar a alguien: del otro lado salió Hanna, cohibida por tener que hablar frente a tanta gente y evitando contacto visual con todo el mundo. 

— Abro tema - Se adelantó Nessa - ¿Por qué Alba Dorada no debería estar en las calles? Para quien aún no lo sepa, el Alba Dorada es una organización no gubernamental que cumple tareas de seguridad pública. Hace menos de un mes obtuvieron su licencia para operar libremente en Xalapa, pero desde antes han hecho tareas menores de vigilancia y escolta. Mi punto es que usan armas no reguladas por la ley mexicana y no parecen responder ante ninguna autoridad.

— Lo dice la radfem que hasta hace poco opinaba que las autoridades ni nos defienden ni nos cuidan - Respondió Hanna sin titubear ni un poco, actitud impropia de ella - ¿Por qué ahora sí te importa? Hasta ahora, han hecho un mejor trabajo que los policías, ¿no?

— Sí, pero casi todos son gente de nuestra edad, irresponsables, poco confiables... además llevan muy poco tiempo existiendo. ¿De dónde salieron? No son muy transparentes que digamos, ¿eh?

Hanna tomó aire antes de hablar otra vez.

— Tienen su propio sitio web, donde puedes encontrar información de sobra al respecto: ¿asumes que toda la gente de nuestra edad es poco confiable e irresponsable? ¿No te incluyes a ti también cuando, por ejemplo, te encontraron con una sobredosis de droga en tu sistema la noche de la fiesta de bienvenida? ¿Quiénes te encontraron y desintoxicaron en su enfermería privada? Alba Dorada.

En los asientos del auditorio, Mei se inclinó hacia donde estaba Toph para murmurarle algo al oído: ella respondió con un "Sí, me di cuenta". Inmediatamente después, Khanna añadió un "Kai está hablando por ella, ¿no?". Tanto Mei como Toph asintieron lentamente.

— Además, los de Alba Dorada accedieron a ayudar a la universidad con el asuntito del Nightstalker - Afirmó Hanna - ¿No has tenido problemas con él últimamente? Incluso le gritaste a varias personas que no querían ayudarte con eso. ¿O es que ahora ya no te interesa la ayuda?

— ¡No te metas en mi vida, vieja bruja! - Vociferó Nessa - ¡Yo decido quién me ayuda y quién no! ¡Si no confío en Alba Dorada es mi problema! ¿Cómo confiarías en alguien de quien no sabías nada hace medio año?

— No sabes que hayan hecho algo malo, ¿o sí? - La retó Hanna, tratando de conservar la compostura.

— La ausencia de pruebas no es prueba de ausencia - Refutó Nessa.

— ¡Ad ignorantiam! - Alzó la voz Hanna - No estás hablando desde el conocimiento de pruebas sino de la ignorancia de las mismas. Es como decir que porque nadie se atreve a quejarse, nadie tiene queja alguna. Si tu padre te golpeaba de pequeño, ¿te atrevías a seguir replicando? Supongo que no y sin embargo, no te gustaba que lo hiciese.

Nessa empezaba a impacientarse: Mei pudo ver a Kalea sosteniendo letreros de papel desde un ángulo difícil de ver desde el público, pero Nessa negaba con la mirada, ignorando lo que su amiga trataba de indicarle.

— Ahora bien, si tienes queja alguna sobre Alba Dorada basada en una experiencia personal o de algún conocido, puedes contarnos al respecto y entonces tendrás un argumento real en contra de la organización, ¿vale?

Nessa se quedó callada. Estuvo a punto de contestar varias veces, pero siempre se detuvo milisegundos antes de emitir ruido alguno. Entonces, Hanna decidió rematar.

— Principio de suficiencia: la ausencia de pruebas para una afirmación no constituye prueba suficiente en su contra. Por otro lado, sí tengo pruebas para afirmar que Alba Dorada está haciendo un buen trabajo pues desde hace dos semanas, no ha ocurrido otro accidente relacionado con Nightstalker o el Caleidoscopio - Afirmó Hanna.

El profesor Davriel decidió dar por concluida la sesión, otorgando su fallo a favor de Hanna. Sin embargo, cuando ella y su rival bajaban del escenario, Nessa decidió darle la mano, gesto que la vencedora aceptó. Sin embargo, Nessa aprovechó para acercarse a ella y susurrarle algo al oído:

— ¿Cómo sabes que son dos personas distintas y no una sola las que están acosándonos, eh?

Hanna no contestó e intentó retirarse, pero Nessa apretó más la mano, impidiéndole huir.

— No creas que no sé que Kai te dijo qué contestarme. Eres patética.

Sin embargo, Nessa no alzó la voz para acusarla de hacer trampa. Nadie en el público le creería.

Mientras el profesor Davriel le daba su punto extra a Hanna ante la mirada de todos los estudiantes del bloque 201, Nessa abandonó el auditorio, hecha una furia.

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