T2E22: El siguiente escalón
— ¡Apúrense!
— ¡Por favor, abran paso!
— ¡Hey! No empujen por favor.
— ¿Quién te tocó a ti?
Lo malo de cuando ponían algo en el tablón de anuncios era que tendía a abarrotarse mucho el pasillo de la facultad. Nessa, Kai, Khanna, Mei y Kalea estaban intentando ver quiénes serían sus tutores académicos para reunirse con ellos los últimos días del curso.
El jueves sería el cumpleaños de Kai; ya era mañana. Pero ese día, dos de diciembre, sería el último que pasaría en la facultad. Habiendo aprobado todas sus materias, Kai había resuelto las cosas para irse de la ciudad un poco antes; después de todo, tenía un par de cuentas pendientes todavía, tanto en La Ciudad, su lugar de origen, como en... bueno, en otros sitios.
— Uh, Kai... - Llamó su atención Kalea - Ya te encontré.
Kai volteó a ver a la parte de las listas que había señalado Kalea; la tutora académica que le había tocado también había sido asignada a Hanna, con quien había peleado hacía varias semanas ya.
— Bueno, no todo es perfecto - Se resignó Kai.
Poco se había hablado de su enfrentamiento con El Cazador, pensó Kai. Afortunadamente para él, Nessa decidió no decirle a nadie que lo más probable es que él hubiese matado indirectamente a Nathan al tirarlo al agua fría del lago; si no había conseguido salir del agua poco después de que se fueran, sin duda alguna habría muerto de hipotermia.
Sin embargo, cuando Khanna y Toph lo rescataron, él no se había parado a buscar al Cazador en el agua y preguntarle si estaba bien.
Mei lo sacó de sus pensamientos (era muy común que alguien interrumpiera la línea de pensamientos de Kai) y señaló algo con la mano tras sacudir un brazo del chico, dándose cuenta de que no estaba prestando atención.
— Mira. Toph ya viene.
La sesión de orientación con la tutora no fue tan incómoda como Kai pensó en un inicio; Hanna no hablo casi en lo absoluto y Kai solamente pidió ayuda para elegir sus materias de segundo semestre; la tutora era una mujer agradable, maestra de la facultad y aparentemente, también la directora.
Kai salió de su asesoría satisfecho y, antes de poder dirigirse a otra parte, Nessa se le acercó sin ser vista.
— Oye...
Kai se sobresaltó, sin esperarse aquella intromisión en su espacio personal de parte de Nessa.
— ¿Sí?
— Me costaba decírtelo pero... perdona por haberme portado tan... así este semestre. No puedo prometerte ser una bolita de azúcar pero, bueno.
Nessa hizo otra pausa mucho más prolongada que la anterior; se notaba lo mucho que le estaba costando expresarse con Kai y por lo mismo, él no quería echarlo a perder.
— Khanna quiere que nos llevemos bien. Es mi amiga, también es tu amiga y... eso. Intentaré no odiarte tanto si te parece bien.
Una parte de Kai se sintió tentada a negarse y decirle algo en plan "no, jódete tú y tus disculpas", pero estaba más que harto de cometer errores por su imprudencia y su enojo. Esa misma parte de él rogaba por una oportunidad para desquitarse con Nessa, quien había sido una maltratadora consciente de lo que hacía, pero la otra parte de Kai, la más sana, lo apaciguó.
"No hagas más enemigos" dijo aquella voz de la conciencia al interior de su cabeza. "No quieres otra Noah Nakamura en tu vida".
Hacía casi dos meses que no pensaba en Noah. Algún lejano día se enfrentaría a ese demonio del pasado en particular, pero Kai esperaba que no fuese pronto. Probablemente Noah Nakamura era su mayor error hasta la fecha y, por lo mismo, no quería hacer de Nessa otro enemigo suyo.
— Acepto - Extendió Kai su mano con la intención de estrecharla con la de Nessa, quien lo dudó por un momento, sin saber bien qué hacer.
Finalmente, la chica extendió su mano también y después de poco más de un segundo de darse la mano, la quitó apresuradamente al ver a alguien acercárseles a ambos.
— ¡Chicos! Me alegra verlos juntos - Saludó el profesor Davriel, quien en esta ocasión traía el cabello suelto a lo Jesucristo, lentes de marco negro y rectangular puestos y una mochila al hombro.
— Hola profe - Saludó Kai, notablemente menos cohibido que Nessa por que los hubiesen visto juntos y haciendo contacto físico (por primera vez).
— Justo quería hablar con ustedes - Sonrió, abriendo rápidamente su mochila para buscar algo al interior.
— Daré una optativa exclusiva de pocos lugares - Dijo él - Me gustaron mucho sus entradas para el concurso aunque ninguno haya ganado el primer puesto - Añadió, refiriéndose al concurso al que entraron hacía poco más de un mes - Así que, bueno... me gustaría que estén ahí.
— Pero, ¿no las optativas son para alumnos más avanzados? - Preguntó Nessa, algo desconcertada.
— Normalmente, sí - Reconoció el profesor Davriel - Pero acabo de hablar con sus tutores. Les parece aceptable si ustedes quieren entrar.
— Lo pensaremos - Le aseguró Kai al ver al profesor, un brillante académico, doctor e investigador de la universidad, realmente deseoso de tenerlos a él y a Nessa en sus clases más avanzadas.
El profesor Davriel no pudo emocionarse más; le dio un abrazo a Kai y apretó sus hombros, mientras que a Nessa, quizá por su cara de malas pulgas, se limitó a hacer una corta y apresurada reverencia antes de dejarlos.
— ¿Vas a entrar? - Preguntó finalmente Nessa.
— ¿Tú vas a entrar? - La devolvió Kai.
— Si tú vas a entrar, yo voy a entrar - Contestó ella con ese aire competitivo que solía poseerla, más como una amenaza que como una promesa.
— Entonces voy a entrar - Sonrió él.
— Bien.
— Bien.
— Perfecto.
— Perfecto.
— Sí.
Kai se echó a reír; para su sorpresa, Nessa hizo lo mismo en lugar de querer tatuarle un puñetazo en la cara. Ya era un progreso.
— Entonces... estamos aquí.
— Sí. Estamos aquí.
Toph no sabía a qué la había traído Kai a ese enorme e imponente edificio, una torre, casi rascacielos; el edificio estaba abierto aunque no se veía mucha actividad en él; Toph calculaba que tendría al menos quince pisos y pudo ver al par de guardias en la entrada antes de acercarse lo suficiente.
— ¿Trajiste lo que te pedí, verdad? - Preguntó Kai.
Ella asintió y sacó de su bolso los comunicadores de Alba Dorada. Al ver el enorme símbolo de Alba Dorada en el edificio, pareció empezar a atar cabos.
— Kai... ¿a dónde vinimos?
Se detuvieron en la entrada. Kai tomó uno de los comunicadores que Toph sacó y se lo mostró a los dos guardias de la entrada, quienes al inicio intentaron quitárselo, pero en cuanto vieron el modelo, se voltearon a ver el uno al otro.
— Disculpe, ¿su identificación? - Preguntó el de la izquierda.
— Soy Alba Prime uno - Contestó Kai.
El de la derecha debió encender su propio comunicador, pues le avisó a alguien al interior de la torre que Kai había llegado con una acompañante. Al parecer, les ordenaron dejarlos pasar, pues eso hicieron.
— Kai... ¿estamos en...?
— ¿Las oficinas de Alba Dorada? - Contestó Kai, medio en burla, medio en serio.
Kai ni siquiera le prestó atención a la recepcionista; ambos pasaron de largo a los elevadores a la derecha de la recepción. Una vez dentro, Kai pulsó el botón para ir al quinto piso. Toph quería preguntarle dos millones de cosas a Kai al mismo tiempo, pero sabía que eso no iba a resultar en nada, por lo que siguió callada.
El elevador se abrió y Kai salió primero; Toph lo siguió, intentando mantener el paso al tiempo que procesaba lo que estaba ocurriendo: ¿Alba Dorada tenía ya una sede en Xalapa? ¿Por qué Kai no mencionó nada? ¿Quién...?
— Es bueno verte de nuevo - Dijo alguien del otro lado de la amplia sala del quinto piso. Estaba sentada detrás de un gran escritorio con forma de media luna con varias computadoras, estantes y otros objetos a su alrededor. Toph no la conocía, pero adivinó que era más o menos de su edad, aunque aparentaba más por su lenguaje corporal, su modo de hablar y su mirada. Parecía que había vivido diez años en diez meses o algo por el estilo.
— Hola, Nora - Saludó Kai - Ella es Toph, mi...
— La que te salvó el culo cuando te expulsaron.
Toph jamás esperó escuchar de alguien tan refinada como Nora una palabra como "culo", pero intentó no escandalizarse por ello.
— Recibí tu mensaje. Pudimos rescatar a Nathan del lago, pero ya casi estaba muerto; hoy lo trasladarán a la prisión vertical, pero...
Toph procesó las cosas tan rápido como pudo; Kai había contactado a Nora, quien parecía ser quien mandaba en Alba Dorada. Nathan, El Cazador, fue rescatado con hipotermia del lago una vez ella y los demás se fueron. La prisión vertical... Toph estaba segura de haber escuchado eso antes, pero no sabía exactamente lo que significaba.
— Ah sí. Nathan es... un viejo amigo de Kai - Aclaró Nora, dándose cuenta de que Toph se esforzaba por seguir el hilo de la conversación.
— No es mi amigo, pero... bueno, lo fue en algún momento - Se apresuró a explicar él - Nos traicionó y se unió a los malasangres hace algún tiempo. Nunca habría adivinado que él era El Cazador.
— Me preocupan varias cosas - Continuó Nora - Kai, dices que hay malasangres acampando a las afueras de Xalapa. No hemos podido encontrarlos, pero sí rastros humanos a los alrededores. Además, me preocupa que en menos de un año te hayan encontrado, ¿sabes? Es imposible que mantengas totalmente el anonimato y sería negligente dejarte sin protección.
— No quiero una escolta de diez guardias siguiéndome a donde vaya - Se quejó él, sin mencionar que probablemente por una fotografía que una de sus amigas subió con él, probablemente la mitad de los enemigos de Alba Dorada estarían ya tras él.
— No haremos eso - Garantizó Nora - Pero parte de los cadetes de la Academia vendrán a Xalapa. Trataremos con el gobierno local para reforzar la seguridad y, bueno... ustedes dos tendrán que cambiar de departamento; El Cazador siguió a Toph y a Khanna en varias ocasiones según lo que nos dijo.
— ¿Qué más les dijo? - Quiso saber Kai, sin dejar de lado el hecho de que Toph y él iban a tener que mudarse.
— Lo de que los malasangres están empezando a llegar y... otras cosas. Lo único que no quiere decir es quién lo contrató para matarte.
Claro, no era nada estresante el hecho de saber que aún lejos de La Ciudad, seguía habiendo gente que pagaría o cobraría por acabar con él.
— Quería que supieras todo esto - Se volvió Kai hacia su amiga, quien tampoco perdía detalle de aquella conversación - Perdón por haber causado esto, no quería que tuvieses que irte de...
— No importa - Contestó Toph, haciendo gala de su infinita paciencia e impasibilidad - Podemos con esto, además...
— Además, Alba Dorada va a cubrir los gastos de su nuevo hogar - Garantizó Nora - Se las debemos por ayudarnos a atrapar a otro.
Hablaron poco después de eso; cuando Toph y Kai se despidieron de Nora, una vieja amiga del segundo, volvieron al elevador.
Ahí dentro, Toph decidió decirle algo que se había estado guardando durante cierto tiempo pero no había querido (ni podido) decirle. Toph suspiró antes de empezar a hablar y cuando se sintió lista, giró su cabeza para verlo.
— Por cierto...
Kai volteó a verla, prestándole toda su atención.
— ¿Sí?
Ya no podía acobardarse, ahora tendría que decirle sí o sí.
— Una de tus amigas me escribió hace poco. Es Candy. Dice que alguien en La Ciudad está buscándote y envenenó a su hermano para chantajearla.
Las puertas del elevador se abrieron en la planta baja.
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