T2E20: El jugador
Por fin, la última semana de clases.
El jueves sería el cumpleaños de Kai; a tres días de esa fecha, estaba presentando su último examen.
— ¿Qué harás hoy? - Quiso saber Toph al ver que su amigo tenía lista una mochila en su sala - ¿Te espero a cenar?
Kai le dedicó una sonrisa a su amiga; ella lo conocía lo suficiente como para saber que pretendía hacer algo.
— Nada arriesgado.
Toph frunció el ceño, poco convencida con aquella declaración tan ambigua. Kai entendió que ella estaba preocupada por su integridad física, así que avanzó hacia ella con la mochila al hombro y, tras apartarle de la cara un par de hebras de cabello suelto, le dio un beso en la frente.
— Voy a estar bien, en serio.
— Gavin dijo que una vez les dijiste eso y tuvieron que llevarte con un doctor porque te habían baleado el tobillo - Contestó ella, poco convencida.
— Sí, pero eso fue por defender a Gwen de unos abusadores. Solo iré a jugar un rato.
Toph se quedó callada un breve instante; a veces olvidaba que Gwen, una amiga de su infancia, era también una de las que casi le arruinan la vida a Kai de manera permanente. Era difícil lidiar con esos pensamientos, con las emociones encontradas que le generaban... Kai era buena persona, pero para ser justos, Gwen también lo parecía; nunca trató mal a Toph y en realidad...
"No es una villana. Es solo una víctima de las circunstancias". Había dicho Kai cuando declaró sobre Gwen en el juicio posterior al asedio a La Ciudad. A Toph le costaba creer que alguien que forma una organización criminal para borrar los indicios de lo que hizo en el nombre de otra organización criminal fuese tan sólo una víctima.
— ¿Toph? Debo irme - Murmuró Kai.
No se había dado cuenta, pero una de sus manos tenía sujeta fuertemente la playera de Kai.
— Sé que me extrañarás, pero no es para tanto - Sonrió él, burlonamente.
Toph le dio un suave golpe en el pecho.
— No vuelvas tan tarde.
Ni bien cruzó la puerta, Toph se sentó en el escritorio de Kai, lista para continuar trabajando en lo de identificar al Cazador. Por fortuna, a lo largo de la semana pasada, los de Alba Dorada contestaron los mensajes de Kai; se terminarían de instalar en Xalapa pronto y por mientras, habían enviado una caja con copias de expedientes de los registros de miembros vivos del Quincunce, Otro Bando, Malasangres y Triunvirato.
Aunque habían encontrado nombres nuevos, al momento de filtrarlos por "conocieron a Kai en persona y fueron compañeros suyos", la abrumadora mayoría eran descartados. ¿Y si El Cazador le había mentido a Khanna al respecto?
Las horas pasaron y Toph apenas se había levantado a hacerse café e ir al baño. Su teléfono había emitido el sonido de mensajes y notificaciones en varias ocasiones, pero ella ni siquiera lo revisó. Sentía que estaba cerca de encontrar al Cazador, aunque su lado racional intentaba convencerla de que se iba a decepcionar al terminar y ver que no tenía pistas todavía.
Tocaron a la puerta.
A Toph no le asombró ver a Khanna del otro lado, pero sí se sintió algo desubicada al ver que Nessa la acompañaba.
— ¿Está Kai? - Quiso saber Khanna.
Toph abrió la puerta y las invitó a pasar como respuesta. No tenía idea del porqué Nessa querría estar ahí, pero no le daba tan buenas vibras.
— Dile - Ordenó Khanna.
— Quería... si no está Kai, volveré luego.
Khanna le dio un codazo a Nessa para obligarla a hablar.
— Quiero pedirle... disculparme.
Toph bufó.
— ¿Por qué ahora?
Nessa no contestó, así que Toph decidió no preguntar.
— No ha contestado mensajes, así que pensamos que estaría aquí en casa - Mencionó Khanna.
— Salió, pero no me dijo a dónde ni a que hora volvería - Contestó Toph - Pero es verdad, ya se está tardando. Deberíamos buscarlo, ¿no?
— Le diré a mi madre que... dormiré en casa de alguna amiga - Les dijo Nessa.
Khanna y Toph se asombraron al ver que Nessa estaba tan dispuesta a buscarlo. Ni siquiera Khanna sabía bien qué mosca le picó, pero cuando Nessa la buscó después de clases para decirle que quería disculparse con Kai, ella no lo pensó dos veces.
Toph decidió ir a la caja con candado que Kai guardaba bajo la cama, la misma que había abierto cuando a Hanna le robaron su bolso; sacó del interior tres comunicadores viejos que estaban hechos para tener comunicación únicamente entre ellos. El símbolo de Alba Dorada estaba grabado al reverso y según sabía ella, eran los prototipos de los que usaba Alba Dorada originalmente.
También cogió de esa caja una muñequera lanzadardos, un par de brazales de kevlar y un rígido bastón metálico que pesaba muy poco para lo que dolía. Cuando salió del cuarto de Kai, encontró a Nessa viendo las carpetas del escritorio, pero sin tocar nada. Cuando Toph les ofreció un comunicador a cada una, les explicó también lo que harían.
— Khanna, tú ponte los brazales, Nessa, tú coge el bastón.
Tras ponerse la muñequera con dardos, Toph abrió la puerta del departamento de Kai para salir. Detrás de ella, Khanna y Nessa salieron también, ni remotamente convencidas y seguras como Toph, quien presentía que habría problemas aquella noche.
— ¡Ronda de semifinales! - Anunció el dueño de la tienda - Los finalistas son Jorge, Rafael, Carlos y Guillermo, el ganador se llevará el pozo entero de premios.
Jorge y Kai se habían asociado; si llegaban ambos a la final, se repartirían el premio 70/30 con ventaja del ganador. Desde que Jorge le dijo que en esa tienda vendían el juego de cartas favorito de Kai y además hacían torneos, él había tenido bastantes ganas de ir.
El mazo de Jorge era un mazo agresivo que bien podía ganar en un tercer o cuarto turno del juego; Kai por otro lado había llevado un mazo de sangrado que se especializaba en castigar al oponente por jugar sus cartas y hacer prácticamente cualquier cosa.
Apenas había empezado él a jugar sus cartas cuando escuchó gritos en la otra mesa; al parecer, Jorge había perdido ya el primer juego al mejor de tres.
— Juego un Estanque de los lamentos, giro y hago objetivo a tu Acólita de Noctum.
— Juego un Síncope desafortunado - Contestó Kai - Sacrifico a mi Acólita de Noctum y robo una carta. Te toca.
Kai no se sintió especialmente desafiado para estar en una semifinal del torneo; su enemigo no tenía una carta de la victoria en especial, así que solo le hicieron falta dos o tres turnos más antes de acorralarlo.
— Juego una Intangibilidad del Vacío. Hago objetivo a todas mis criaturas y después juego un Pacto de Combustión. Todas las criaturas sin la Bendición del dios del fuego reciben daño igual al número de criaturas en el campo y van al exilio, pero...
— Sí, sí - Se quejó su oponente - Las tuyas se han vuelto intangibles así que...
El rival de Kai cogió sus propias cartas de criatura y las envió a su pila de exilio. Justo después de eso, decidió rendirse, no solo de la partida, sino del torneo. Al recoger sus cartas, decidió estrecharle la mano a Kai.
— No habría podido ganarte con lo que tengo - Reconoció él. Buena suerte.
No tuvo tanta suerte, pues su oponente en la final no sería Jorge, eliminado por el otro finalista, Rafael. Ambos se sentaron en la mesa central de la tienda y tras barajar y ofrecer su mazo de cartas al otro jugador para que lo partiese a la mitad y lo mezclase de nuevo, tiraron un dado para ver quién jugaría primero.
— Vas - Dijo el rival de Kai.
— Juego una piedra nocturna, vas.
— Juego una piedra marina, vas.
— Juego una piedra nocturna, bajo una Maldición del intruso y te hago objetivo, ahora cada que juegues una criatura, pierdes una vida y yo gano una...
— Sí, ya sé cómo funciona - Lo interrumpió Rafael - Bajo una piedra marina, juego un Engullehechizos. Vas.
Dos turnos después, Kai entendió por qué Rafael le había ganado a Jorge; su mazo lanzaba amenazas constantes para que te fueses con la finta e intentases destruir todo lo que él lanzase y cuando te quedaras sin cartas en la mano, lanzaría las amenazas de verdad, a sabiendas de que no podrías detenerlas tan fácil.
Entonces...
— Bajo otra piedra nocturna. Juego un Pacto de combustión y...
— Juego una Dispersión.
Kai se mordió la lengua; "Dispersión" era una carta de contrahechizo, lo que básicamente significaba que su Pacto de combustión, una carta que limpiaba la mesa de criaturas, no tendría efecto y se iría al cementerio.
Perdió esa partida; si perdía la segunda, se acababa el torneo; sin embargo, pudo repetir su chiste de la Intangibilidad del Vacío y después un Pacto de combustión, lo que bastó para que su oponente se rindiese. Para la ronda de desempate, la carta estrella de su mazo le salió en la mano principal.
— Juego piedra ígnea y bajo a Pyro, adepto del Coloso. Uso su primera habilidad y creo una ficha de criatura Elemental ígneo.
Rafael intentó mantener estable su lado del tablero, pero cada turno se hacía más complicado. Pyro, como todas las cartas de General, tenía tres habilidades: La primera le subía los puntos de vida a la carta y las otras dos por lo general se lo restaban. Su primera habilidad creaba criaturas que al morir dañaban al enemigo, pero si las dejabas vivas te atacaban y hacían daño de todos modos.
Para el octavo turno, Kai decidió cerrar con broche de oro.
— Juego una Intangibilidad del vacío...
— Juego una Dispersión - Contestó Rafael, gastando todas sus reservas de maná para jugar ese contrahechizo.
— Uso la última habilidad de Pyro; creo ocho fichas de Elemental ígneo y agrego seis manás ígneos. Juego el Pacto de combustión. Mis doce elementales ígneos y los otros cuatro que inhabilitaste mueren y te hacen daño directo. Buen juego.
Rafael apretó los puños, pero se relajó inmediatamente después.
— Bonita estrategia. ¿Puedo tomarle foto a tus cartas? Me gustó tu mazo.
Kai asintió. En lo que su rival copiaba el mazo y Jorge ayudaba a traer el premio y repartir los sobres que se ganaron, Kai sacó su teléfono para revisar los mensajes que le habían mandado durante cinco horas de partida. El nombre de Nessa brilló como si estuviese escrito con fuego en la pantalla, pero además, estaban también mensajes de Khanna y Toph.
Entonces, le pareció ver a alguien con un parche en el ojo y chaqueta color rojo oscuro afuera de la tienda, apenas iluminado por la luz de una lámpara.
— Jorge, ¿puedes llevarte todos los sobres a casa contigo? Mañana los llevas a la facultad y los abrimos juntos, ¿va? Surgió un problema y...
Jorge asintió. Lo bueno era que cuando le dabas una orden, difícilmente preguntaba razones; simplemente obedecía.
Arrepentido de no haber llevado ni siquiera gas pimienta y a sabiendas de que El Cazador iba a perseguirlo ni bien saliese de la tienda, Kai mandó su ubicación en tiempo real a Toph.
Negándose a involucrar a más gente de la necesaria y de llevar al Cazador a donde habría más gente, Kai pensó en el lugar perfecto para enfrentarlo:
El lago.
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