T1E4: El bolso de Hanna
Los cuatro fueron a pie a un local a varias cuadras de la facultad; faltaban un par de horas para el anochecer, pero aún así estaba empezando a oscurecer el cielo gracias a las nubes de tormenta que constantemente se formaban sobre la ciudad.
Kai recordó los tiempos de preparatoria cuando su grupo de amigos y él iban a comer a la pizzería que quedaba cerca de su escuela; de su grupo principal de seis amigos, tres estaban muertos, de una no sabía nada ya y la otra era Amelia, su mejor amiga, quien se había quedado en La Ciudad.
Era duro pensar que la mitad de ellos ya no estaban. Kai no se sentía un sobreviviente; se sentía una víctima intentando escapar del desastre.
El tintineo de un broche suelto en el bolso de Hanna le regreso al presente. Kai se sintió de nuevo como en casa al verse a sí mismo caminando en la acera con sus amigos, rumbo a un local de comida. Había algo en esa escena que lo hacía sentir en paz, seguro. Normal.
— ¿Quieren hamburguesas? - Preguntó Khanna, señalando un pub ubicado en la esquina al final de la cuadra en la que estaban. Toph y Kai asintieron, conformes; Hanna lo pensó por un segundo más que el resto, pero al verlos aceptar, terminó haciéndolo también.
El local estaba casi vacío, alumbrado con luces verdes y rojizas; era acogedor, pero con un aire rústico que hacía contraste con las guitarras eléctricas en las paredes y las pantallas planas de televisión.
Pronto, los cuatro ya habían hecho sus pedidos; Khanna pidió además una jarra de cerveza. Parecía mucha, así que aparentemente todos terminarían bebiendo de ahí. Los cuatro comenzaron a compartir sus respectivos pasados con el resto; Khanna venía de una familia más o menos acomodada de clase media al este de Xalapa. Toph dijo que había estudiado ahí la primaria y volvió a la ciudad para la universidad porque la de La Ciudad era horrible en comparación.
Hanna contó lo suyo y al final, quedó Kai.
— Yo también vengo de La Ciudad - Admitió Kai, después de reconocer que Toph y él ya se conocían de antes - No vengo de una familia adinerada, pero nunca nos faltó comida ni techo. Nunca tuve que trabajar siendo menor de edad; todavía no trabajo. Me gusta escribir y leer, así que por eso terminé aquí.
Vaya, había logrado presentarse evadiendo todas las partes ilegales o peligrosas de su pasado en La Ciudad. Toph se había puesto nerviosa al inicio, pensando que Kai iba a hablar de que lo obligaron a ocultarse a inicios de ese año. Afortunadamente, Kai no pensaba compartir sus secretos más profundos con el resto de Xalapa. No tan pronto, al menos.
Cuando se echó el último bocado de su hamburguesa a la boca, dijo que iría a lavarse las manos al baño. Toph haría lo mismo en lo que Khanna pagaba la cuenta. Ya casi no había luz de sol en el exterior y por el momento, los cuatro preferían volver a casa antes del anochecer.
Al salir del baño, Kai se juntó con sus amigas. Ni siquiera se tuvo que dirigir de nuevo a la mesa; ya iban derecho a la salida.
Habían recorrido ya media cuadra cuando Hanna se quedó quieta en donde estaba mientras el resto seguía caminando. Khanna también se detuvo en cuanto lo notó, volteando a ver a Hanna y dándose cuenta casi al instante del pequeño detalle que la había hecho detenerse.
El broche suelto del bolso de Hanna no sonaba desde que salieron del pub.
Hanna se había dado cuenta apenas de que no traía su bolso consigo.
Khanna volvió rápidamente al pub para buscar en la mesa y preguntar si no lo habían visto mientras Kai y Toph se quedaban junto a Hanna, quien estaba a punto de entrar en una crisis nerviosa; su teléfono, su cartera y un par de objetos personales estaban dentro de aquella bolsa. No podía simplemente perderla.
Julia Khanna salió del local; un chico había salido después de ellas con la excusa de devolverles la bolsa que dejaron y se había ido sin pagar. Los del restaurante llamarían a la policía para levantar una denuncia contra ese sujeto, pero poco podrían hacer por cuenta propia para recuperar el bolso de Hanna.
— Tengo una idea. Hanna, ¿tu teléfono tenía datos móviles, cierto?
Hanna asintió.
— Vamos a mi casa. Ya sé qué hacer.
Kai abrió la puerta de su habitación, dejando pasar a Hanna, Toph y Khanna.
Rápidamente encendió la computadora y le pidió a Hanna que le diese su número y cuenta de correo electrónico para localizar el teléfono: Según el GPS del teléfono, el ladrón estaba en movimiento en ese mismo instante.
— Toph, ¿puedes quedarte a monitorear en mi cuarto? - Le pidió Kai - Ustedes dos - Señaló Kai a sus otras amigas - ¿Me acompañan?
Khanna miró a la despistada de reojo antes de asentir. Inmediatamente después, Hanna contestó que igual iría. A seis calles de ellos, el ladrón estaba todavía desplazándose a pie, según lo que Toph veía en la pantalla de casa de Kai.
Ambos estaban a media llamada telefónica y Kai tenía puestos un par de audífonos inalámbricos color blanco y amarillo, mediante los que podía escuchar a Toph mientras ella los guiaba.
— Den vuelta a la derecha, acortarán camino y con algo de suerte, se lo toparán cara a cara - Les indicó Toph. Kai hizo caso y les transmitió las órdenes a sus amigas.
De repente, tuvo un deja vu.
Hacía dos años y medio, empezó a hacer ese tipo de cosas. Jugando al detective se metió en problemas la última vez y le costó toda su vida de preparatoria volver a estar en paz; no quería repetir la misma historia en Xalapa.
Sin embargo, esta vez era diferente. Esta vez, estaba jugando al detective para ayudar a Hanna. Ella no había hecho nada malo.
"Nora y Canuto no habían hecho nada malo e igual quisiste ayudar a Nora la última vez" susurró aquella molesta vocecilla al interior de su cabeza.
— Debería de estar por doblar desde la derecha y toparse con ustedes - Informó Toph desde los audífonos.
Kai asintió. Entonces un chico delgado y de la estatura de Kai salió de la derecha, tal y como Toph les había anunciado; no se le veía el rostro porque ya había anochecido y el alumbrado público no alcanzaba a iluminarle la cara.
No importó; Kai se abalanzó hacia él, cargando como un salvaje. El chico se dio cuenta demasiado tarde, pues aparentemente reconoció a Kai por el pub y apenas intentó escapar, se tropezó de espaldas y un teléfono se le cayó del bolsillo, abriéndose su tapa y saltando a un lado la pila.
— He perdido la señal del móvil - Anunció Toph en los audífonos.
— Encontramos al ladrón.
Sin embargo, aquél hombre ya no tenía el bolso de Hanna; solamente cargaba con el teléfono en el bolsillo. Cuando Kai se volteó a ver el teléfono de Hanna, el ladrón se le escapó, regresando por donde vino. Sin embargo, al menos habían recuperado el teléfono de Hanna.
Kai puso la pila en su sitio y cerró la tapa antes de ofrecérselo a Hanna.
— Quizá consideró que no valía la pena robarse el bolso y solo te sacó el teléfono.
— Sin las llaves de mi casa, no podré entrar a dormir - Balbuceó Hanna.
Julia se le acercó a la chica y le ofreció quedarse con ella esa noche. Kai dijo que haría lo posible por encontrar su bolso. Tendría sábado y domingo para encontrarlo.
Tras decirlo, Kai se lamentó por dentro; sin querer, se había vuelto a meter en el papel de héroe. Ya sabía él que eso no solía terminar bien.
Quizá por ser Xalapa y no La Ciudad, aquello cambiaría.
Ojalá.
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