T1E21: Nahema
Kai se topó con Khanna en el centro de Xalapa, pero para cuando llegó con ella, Khanna ya había paneado las calles alrededor del punto de encuentro, así que le preguntó a dónde irían a revisar.
— ¿No le han avisado a la policía?
— Es mayor de edad y no han pasado ni veinticuatro horas desde que desapareció, no nos harán caso - Garantizó Khanna.
Kai decidió no llamar a nadie más en esta ocasión. Ni Hanna ni Jorge ni Toph habían acudido. Quizá se equivocase, pero tenía la ligera impresión de que esto era algo que tenía que hacer solo, y por "solo" se refería a que lo haría en compañía de Khanna, pues ella era quien lo había llamado después de todo.
— Iremos al lago. Nessa me dijo una vez que iba ahí cuando quería despejarse y no podía hacerlo en su cuarto.
— Entiendo. ¿Nos separaremos también?
Khanna asintió.
Mientras Kai recorrió la parte superior del verde recinto en el que consistía el lago. Ni siquiera tenía nombre, pues era el único lago en la ciudad. Kai caminó por la banqueta elevada a más de diez metros del andador peatonal junto al lago. Del otro lado del agua, la calle estaba al nivel del lago y se podía acceder sin subir ni bajar tantas escaleras, caso contrario al de Kai.
Mientras Khanna recorría el andador peatonal en la parte baja, Kai intentaría ver algo en la parte alta. Mientras caminaba (casi corriendo), Kai se preguntó por qué Nessa huiría de casa de ese modo.
La paranoia desde el interior de los pensamientos de Kai, sugiriéndole que Nessa había sido secuestrada o era una espía o cualquier sandez por el estilo. Kai se dominó mientras recorría con la vista la parte baja, intentando no desconcentrarse. Pudo ver también la figura de Khanna a lo lejos sin tener demasiado éxito tampoco.
¿Cómo encontraría Kai a la última persona que querría verlo en aquella ciudad?
Dos horas antes
Nessa apagó su teléfono para no ser molestada con llamadas de su madre u otras personas buscándola en cuanto salió de casa.
Esa era su noche; después de aproximadamente dos meses y algunos días, volvería a ver a Nahema, su novia. Pronto, ella igual se mudaría a Xalapa por sus estudios. Aunque Nahema se inscribió en una universidad y carrera distinta a la de Nessa, por fin estarían relativamente más cerca.
Así, cuando su madre estaba demasiado ocupada sirviéndole la cena a su inútil padre, Nessa se escapó sin hacer ruido sin llevar nada más que dinero para ida y vuelta, además de una bolsita con un par de anillos dentro. Hizo el recorrido hasta El Lago y se bajó en cuanto el conductor del autobús consideró oportuno frenar.
Nahema debería estar por llegar; si no tardaba mucho, ella y Nessa podrían ver el atardecer tomadas de las manos tal y como hicieron el día en el que se conocieron (también en Xalapa, pese a que ninguna de las dos vivía ahí en ese entonces). En un viaje escolar, fueron al lago y ahí se hicieron novias; ahí era donde debían reencontrarse, Nessa lo sabía.
Nessa vio a una solitaria chica morena sentada en una banca de las que estaban alrededor del kiosco ubicado en una plataforma en medio del lago. Tenía el cabello un poco rizado y con las puntas pintadas de color caramelo, contrastando armónicamente con su tono castaño natural. Sus lentes cuadrados de marco negro eran inconfundibles para Nessa. No cabía duda, la chica de ahí era Nahema.
— ¡Amor! - Gritó Nessa, dando saltitos y alzando las manos desde donde estaba para llamar la atención de Nahema, quien efectivamente, se puso de pie al reconocerla a la distancia.
Nessa corrió hacia donde estaba su novia. Mientras que Nahema vestía con una camisa a cuadros en rojo y negro con pantalones de mezclilla y zapatillas deportivas, Nessa lo hacía con una playera ajustada con estampado punk en color púrpura y una camisa de cuadros blanca y azul encima, lentes de sol puestos sobre la cabeza y pantalones caqui.
Casi se cayó dos veces antes de llegar con Nahema, quien la esperaba pacientemente con los brazos cruzados por la espalda.
— ¿Por qué esa cara - Preguntó Nessa, sonriendo alegremente al verla por primera vez en semanas. Realmente Nahema tenía una expresión seria.
Nessa abrazó a Nahema y se tranquilizó un poco cuando ella le devolvió el gesto; pudo oler a su novia, quien desprendía aquella fragancia a champú frutal que la caracterizaba.
— Te extrañé bastante, amor.
— Sí... hacía bastante que no nos veíamos - Contestó Nahema, sin quitar esa cara llena de pesar, aunque Nessa no sabía identificar bien el motivo.
— ¿Pasa algo? - Decidió preguntarle de una buena vez.
— Es que, bueno...
Los miedos internos de Nessa afloraron todos al mismo tiempo en ese momento.
— Sé sincera.
Nahema titubeó al ver aquél repentino cambio de actitud en Nessa, sacando a flote su escudo de agresividad, disparando comentarios mordaces para intentar no salir (tan) dañada.
— ¡DILO DE UNA VEZ!
Nahema se echó hacia atrás un par de pasos mientras Nessa avanzaba hacia ella.
— Dices odiar a los machitos violentos mientras me gritas y me intentas intimidar - Le echó en cara Nahema, haciendo acopio de un valor que no sabía que tenía.
— No me compares con los hombres - Le apuntó con el dedo Nessa, perdiendo el poco control sobre sí misma que tenía - No soy un hombre y no quiero serlo. Solo esperaba... pensé que me ibas a recibir de otro modo. ¿QUÉ DIABLOS SUCEDE CONTIGO?
Nahema seguía retrocediendo lentamente.
— No todos los hombres son malos - La corrigió Nahema.
— ¿Cómo puedes decir eso? ¿Ya se te olvidó lo que te hicieron? - Le reprochó Nessa, refiriéndose a cuando uno de los amigos más cercanos a Nahema intentó abusar de ella cuando apenas iban en preparatoria.
— No todos los hombres son un Porfirio - La calló Nahema - No todos son malos.
— Pero no todos son un Kato - Replicó Nessa, sacando a colación un viejo tema que apenas habló un par de veces con Nahema. La razón por la que nunca lo mencionaba era porque...
— Te dije que odio ser comparada. Sobre todo con otras personas que estuvieron en tu vida.
Nahema estaba transpirando y su respiración estaba muy alterada ya.
— Mucho odio a los hombres hasta que se te cruza Kato enfrente, ¿no? A él siempre lo defenderás.
— ¡Porque él nunca haría nada malo! - Chilló Nessa, habiendo perdido los estribos hace poco.
— Claro, ya está muerto después de todo.
Nessa cerró los ojos, visiblemente ofendida.
— Discúlpate.
— No. Vengo a terminar contigo. Últimamente, todo es quejarte de Kai; que Kai esto, que Kai lo otro... aún recuerdo cómo eran las cosas antes de que Kato y tú se hicieran mejores amigos. Lo odiabas.
— ¡Esto es muy distinto! - Reclamó Nessa - ¡No puedes dejarme por algo así!
— ¿Me estás diciendo que no tengo derecho a irme si ya no estoy a gusto? ¿Me vas a obligar a quedarme contigo?
— Sí - Contestó Nessa.
— ¿Sabes qué creo? Que Kai te recuerda a Kato y quieres odiarlo, pero no puedes. Me hablas más de Kai que de cualquier otra cosa.
— ¡Porque me enferma! Ya te he dicho que Kai siempre busca joderme.
— Probablemente ni siquiera piensa en ti y tú no pasas un solo día sin mencionarlo.
— Él no me gusta - Aseguró Nessa.
Nahema le dio la espalda.
— No es que no te crea. Es que no quiero estar con alguien así. Por eso quiero separarme de ti. No espero que lo entiendas, pero espero que sepas respetar mi decisión - Le dijo Nahema - No seas como Porfirio.
— ¡VUELVE AQUÍ! - Le gritó Nessa. Posteriormente, intentó dulcificar la voz para que Nahema voltease a verla aunque sea por un instante más - Bebé... hace pocos días dijiste... dijiste que eras mía. ¿Me mentiste?
Nahema sintió aquellas vibras de nuevo después de varios años. Nessa le había gritado que no se fuera, que no pensaba dejarla ir; la tachó de loca e ignoró sus deseos, todo en menos de cinco minutos. Para Nahema, los chances futuros de hacer las paces con Nessa se fueron a la mierda en ese preciso momento.
— No me vuelvas a decir bebé - Citó Nahema - No soy tuya. No soy de nadie. Soy solo mía.
Y se marchó.
Khanna vio a una chica irse a toda prisa de los lagos, pero no era Nessa; era más robusta y un poco más bajita que Nessa. Sin embargo, casi enseguida de verla irse, pudo recibir la ubicación de Nessa, junto con el mensaje "vuelvo en tres horas a mi casa, invéntate una excusa si preguntan por mí".
Nessa había apagado su teléfono (o se le había quedado sin pila) antes de que ese mensaje se enviase. Eso fue una estupidez de las grandes.
Khanna llamó a Kai. Cuando él le contestó, no tuvo que preguntarle nada, pues lo primero que dijo él fue:
— Ya vi a Nessa. Una chica acaba de discutir con ella e irse y yo no pienso acercarme a consolarla. Te toca.
Khanna sabía que Kai tenía razón; no quería ser ella quien fuese a ver si se encontraba bien, pero al menos Nessa no intentaría asfixiarla y tirar su cuerpo al lago por verla en ese estado, como probablemente intentaría con Kai si la veía ahí.
— Está bien. Iré yo.
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