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T1E13: Mala suerte


Esta vez, a Nessa no le bastó solamente con golpear la almohada, sino que también la mordió hasta arrancarle un pedazo. ¿A quién le importaban los problemas de ira después de todo?

Ese estúpido imbécil de Kai le había robado el primer puesto en ese debate y ni siquiera había tenido la razón.

— ¿Por qué? - Se lamentó Nessa, respirando entrecortadamente una vez se recuperó de su ataque de rabia - ¿Por qué yo? ¿Por qué no me deja en paz? ¿QUÉ QUIERE DE MÍ?

Su madre la llamó desde la cocina para decirle que ya estaba lista la cena. Nessa le gritó que no la molestara en ese momento e inmediatamente después, se dio cuenta de que la había embarrado en grande, pero su madre no subió a regañarla o a ver qué ocurría. Su padre no estaba en casa para golpearla y obligarla a pedir disculpas.

No hubo respuesta.

En cierto modo, Nessa esperaba que alguien le contestase mientras seguía furiosa. No sucedió.

Sin poder respirar bien todavía, Nessa escuchó cómo alguien dejaba un plato sobre la mesita que había justo afuera de su habitación. Probablemente su madre le había dejado la cena afuera de la habitación, como cuando el padre de Nessa se cansaba de gritarle que saliese para poder pegarle.

De forma mecánica, Nessa tomó su teléfono y le marcó a Nahema, pese a que sus pensamientos la abandonaban una y otra vez para perseguir el recuerdo de Kato.

— ¿Por qué se parece tanto a Kai? - Se dijo a sí misma Nessa, sin dejar de confundir las caras de Kai y de Kato entre sí.

Nahema contestó la llamada.

— ¿Estás bien, amor?

— Se trata de Kai.

— Te escucho.

Hanna y Kai compraron cada uno un par de sándwiches en la cafetería y se sentaron en una de las mesas en los amplios patios de la facultad.

Aquél día sería el concurso de debate en el auditorio; Kai tenía un justificante para faltar a las últimas dos horas de clase sin que nada le ocurriese, pero sus amigas (excepto Toph) no podrían ir a verlo; solamente estarían ahí su compañera Nessa y su amiga Toph, quien convenientemente saldría temprano de clases ese día. Sus otras amigas llegarían únicamente para la premiación.

— ¡OYE! - Gritó Hanna al ver a un perrito pararse de patas frente a la mesa y robarle uno de sus sándwiches.

El perrito salió corriendo con la comida en el hocico, meneando la cola de felicidad al haber conseguido su desayuno.

— Quizá debamos entrar a clases ya - Sugirió Kai.

Hanna terminó de comerse el sándwich que le quedaba y se levantó. A varios metros de distancia, el perrito estaba terminando ya de comerse su botín.

La otra voz de Hanna le susurró un "eres una inútil; ni de cuidar tu propia comida eres capaz".

Ella sacudió la cabeza y aceleró el paso para alcanzar a Kai. Sin embargo, él le dijo que podía adelantarse, pues él iría al baño. Hanna asintió, dirigiéndose escaleras arriba en el edificio en el que tomaban clases.

Kai salió del baño un minuto después. Sacudiéndose las manos recién lavadas, ni siquiera se dio cuenta de que Nessa lo estaba esperando afuera de los sanitarios.

— Espero que sepas lo que haces, Carlitos - Le espetó Nessa - No me quitaste limpiamente el primer lugar; si no ganamos, lo vas a lamentar.

— No me des motivos para perder adrede - Le contestó Kai - Y no me digas Carlitos, Vanessa. Soy Rivera para ti.

— No me importa. Carlitos.

— No esperes mi respeto.

Kai se fue en dirección a las escaleras, dándole la espalda a Nessa quien, con su cabello rizado a la altura de los hombros, su rostro blanco y ojeroso, en combinación con aquella mirada furibunda, no le dieron buena espina a Kai; le recordó a Beckett y a las otras dos que lo echaron de la escuela.

"No debí contestarle así" pensó Kai.

— Oye, disculpa por...

Kai se vio venir el puñetazo de Nessa y lo esquivó haciéndose a un lado al tiempo que retrocedía. Instintivamente, devolvió el ataque juntando los dedos índice y medio y picando rápidamente la garganta de Nessa, haciendo que le costase respirar y por ende, no pudiese seguirlo, atacarlo mucho menos.

— No vuelvas a hacer eso, por favor – Le pidió Kai – En serio no quiero hacerte daño.

Mientras subía las escaleras, Kai se dio cuenta de que, fuera del debate, aquella había sido la primera vez que habló con Nessa.

— Bien hecho Kai. La cagaste – Dijo para sí.

Hanna y Julia se dirigieron al auditorio donde Kai ya habría concursado junto a Nessa en la competencia de debate. Jorge se les había unido sin avisar ni pedir permiso, pero ni Khanna ni la otra chica tenían ganas de pedirle que tomase distancia.

Al entrar al auditorio, vieron a una pequeña congregación de estudiantes de grados superiores y de profesores; Davriel estaba ahí, como moderador y juez. En unos asientos de finalistas, estaban sentados Kai y Nessa.

Aparentemente, no habían ganado; según Khanna entendió, habían quedado en tercer puesto y estaban viendo a los primeros dos lugares pelear por la victoria. Kai estaba tranquilo, disfrutando de una apasionada discusión acerca de si el veganismo era auto sustentable o no.

Nessa estaba visiblemente furiosa.

Khanna buscó a Toph entre el público. La chica le había dicho a Khanna que las vería ahí. En cuanto la encontró, se movió a toda prisa hacia ella, así que Hanna y Jorge tuvieron que hacer lo mismo para no perderla de vista.

— ¿Qué pasó? – Preguntó Khanna a Toph – ¿No ganaron?

Toph negó, aunque era imposible borrar aquella sonrisa de su habitualmente serio rostro.

— Casi nunca sonríes – Observó Julia – ¿Por qué? Si luces linda.

Toph se ruborizó suavemente.

— Kai se dejó vencer cuando vio que pasaron a las semifinales. El tema lo dominaba perfecto, pero dejó que Nessa contestase a todos los cuestionamientos y fingió no saber. Creo que no quería quedar en primer lugar.

Aunque los demás amigos de Kai lo ignorasen, Toph lo sabía perfectamente; Kai no quería llamar (demasiado) la atención. Quería hacerse de un nombre en la facultad, claro, pero también quería evitar llamar mucho la atención hacia él, y eso implicaba no ganar ese concurso siendo un alumno de diecisiete años en  primer grado.

Cuando Toph pensó en la edad de Kai, se sobrecogió un poco. Él ni siquiera era mayor de edad y ya había pasado por cosas que muchos adultos afortunadamente no habían tenido que experimentar nunca.

Y aún así, ya le había confesado que le tenía miedo a Nessa por culpa de Gwen, la amiga a la que Toph traicionó para defender a Kai.

Si no fuese por Toph, el juicio para encarcelar a quienes intentaron deshacerse de Kai nunca habría comenzado.

— Gracias.

— ¿Por qué? – Quiso saber Julia Khanna.

— Por decirme que mi sonrisa era bonita.

Había pasado fácilmente medio minuto desde que Khanna lo mencionó. Toph se dio cuenta enseguida de que lo mejor pudo haber sido no decirlo. Sin embargo, se sentía bien con ello. Nadie nunca le había dicho que su sonrisa era linda, quizá porque no le había sonreído antes a nadie.

Frustrada, Nessa consideró que provocar a Kai afuera de los sanitarios era algo que definitivamente no debió haber hecho.

Al final, el desgraciado cumplió con su amenaza y los hizo perder adrede aunque no lo pareció así.

Nessa no podía dejar que la vieran en medio de un colapso, así que ni bien terminó la premiación, corrió al baño de mujeres para desahogarse gritándole al espejo de los lavabos.

Estaba harta; de Kai, de los profesores que no se dieron cuenta y de sus compañeras de clases que parecían adorarlo. Todos eran idiotas, todos...

— Te lo juro – Dijo una voz conocida afuera de los baños – No pensé que fuese a reaccionar así.

Era Kai. ¿Qué hacía afuera del baño de mujeres?

— Debe detestarte ahora – Insinuó la voz de otro chico.

— No me importa – Presumió Kai – Digo, igual no quería ganar; perdimos adrede y todo, así que no me molesta.

Nessa no pudo escuchar más. La risa de Hanna ahogó las siguientes palabras. Después, la puerta se abrió y la propia Hanna entró, viendo cara a cara a Nessa, quien solamente alcanzó a salir corriendo de los sanitarios, rumbo a casa.

Rumbo a Nahema.

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