Claro, en cuanto tenían la menor oportunidad, lo usaban como mandadero.

Kai arrastró los pies hacia otra aula, cargando una pila de carpetas con las actividades revisadas de los del otro grupo. No los conocía casi en lo absoluto, si es que pasaba por alto la única clase que compartía con ellos; Cuento fantástico.

Tocó a la puerta, desganado y deseando terminar rápido para poder irse a comer algo.

— ¿Sección 101-B? - Preguntó Kai.

Un chico vestido con inusual formalidad contestó afirmativamente.

— Me mandaron a entregarles...

— ¡Pasa, Kai! - Lo invitó el profesor Davriel, quien aparentemente estaba dando clases.

— Si quiere, puedo pasar cuando ya haya terminado profesor - Se ofreció Kai.

— ¡Tonterías! Están haciendo un ejercicio, ya terminé de explicarles por hoy.

Kai suspiró. Suponía que ahora sí no podría irse a comer algo tan pronto.

— La profesora de Redacción me pidió que les entregue sus trabajos, pero tengo que tomar lista de quiénes los recibieron y quiénes no - Aclaró Kai.

Los de la Sección 101-A se llevaban visiblemente mejor que el grupo de Kai (los de la 101-B). De hecho, parecían haber estado conversando a gusto antes de que él llegase.

De uno en uno, Kai preguntó por los nombres de los alumnos mientras les entregaba sus trabajos.

— Franco Hevia - Leyó Kai.

Un chico ligeramente moreno y con el cabello rizado recogió su trabajo.

— Nara Toledo.

Una chica de lentes, bajita pero con una potente aura de estar harta de la vida hizo lo propio.

— Xanara Landa - La llamó Kai. "Esas son muchas letras A en un solo nombre", pensó también.

— ¿Te conozco de algún lado? - Preguntó Xanara al verlo.

—Lo dudo. No soy de aquí.

Xanara se encogió de hombros y antes de volver a su sitio, le dio las gracias por venir a entregarles las tareas.

Kai se quedó hasta tarde en la facultad de todos modos; estresado y sin ganas de discutir de nada y contra nadie, se dirigió a la parada de autobuses, dispuesto para irse a casa hasta que se encontró ahí mismo, esperando el autobús a esa misma chica que había hablado con él en la Sección 101-B.

— ¿Xanara, cierto?

Ella volteó a verlo, repentinamente sobresaltada. Kai tomó nota mental de intentar hacer ruido al caminar.

— Ehh... nunca me dijiste tu nombre.

— Cierto - Exclamó Kai rascándose la cabeza, visiblemente apenado por ese desliz - Soy Kai.

— Hola, Kai.

Se hizo un pequeño silencio incómodo entre los dos. Kai decidió sacar su pequeña cartera para apartar el dinero del pasaje hasta que de repente, tuvo una idea.

— ¿Has comido algo? - Preguntó él.

Antes de que Xanara dijese algo, Kai le planteó su propuesta.

— Conozco un local donde sirven churros y café. ¿Quieres ir? Yo invito.

Al escuchar la palabra "café", a Xanara parecieron brillarle los ojos.

— No me vas a reclamar si no quiero besarte o algo, ¿cierto? - Lo tanteó ella, acostumbrada a ese tipo de chicos. Kai lo notó enseguida y decidió sonreír y dejarle claro que él no le haría ese tipo de canalladas.

— ¿Qué? No, no...

Enseguida, se dio cuenta de que si le decía que no querría besarla, podría ofenderla al dejar implícito que ella no era besable (y se iría al traste la propuesta de ir por churros y café), pero si decía que lo era, podría interpretarse como acoso.

— Solo... fuiste la única que me dio las gracias por traerle la tarea a todo el grupo. Me pareciste agradable, pero no creo que eso sea una invitación a intentar algo raro contigo.

Xanara no estaba del todo convencida con esa explicación gracias a su horrible pasado con uno que otro hombre imbécil. Sin embargo, tal y como su mejor amiga (y única desde un tiempo hasta la fecha) Jo decía; "Harta de los hombres pero no del pene. Lástima que no vengan por separado... espera, sí vienen por separado".

Ambos fueron a pie por dos cuadras (cuesta arriba, pues el local de churros estaba en la parte alta de una loma). Al llegar, Kai se asombró al ver a una mesera, aparentemente, conocida suya, pues ella se ofreció a buscarles una mesa rápidamente.

Al poco rato, ambos tenían ya sus respectivas órdenes: dos tazas de café y ocho churros con leche condensada.

— Tampoco tú eres de Xalapa, ¿cierto? - Preguntó Kai.

— ¿Cómo lo sabes?

— Te cuesta moverte por las calles y no estuviste tranquila hasta ver que desde afuera del local se ve todavía la facultad. Perdona si te traje a comer a algún sitio si no te sientes segura, cielo.

Xany observó con cuidado a Kai. No parecía que fuese a intentar ligar con ella, pero ella aún no alcanzaba a entender por qué Kai se portaba tan amable y cariñoso con ella aunque fuesen completos desconocidos.

Ella no tenía buenas experiencias con gente que aparentaba ser amable. Tuvo amigas así, tuvo novios así. Todos habían resultado ser la misma mierda, ¿por qué Kai sería diferente?

Sin embargo, no sentía alrededor de Kai las mismas vibras que en su ex grupito de amigas. Era extrañamente sincero a como lo veía ella. Para ser un hombre, era bastante pacífico e irradiaba calma y protección.

— ¿Seguro de que no te drogas? - Preguntó Xany, temiendo que se enojase o algo.

Kai soltó una risita demasiado amigable para pertenecerle a una persona violenta.

— Me lo dicen seguido. No, hace mucho tuve una experiencia con la marihuana y no me dejó tan bien parado.

De nuevo, extrañamente sincero.

Kai llamó a su amiga por el nombre de Khanna y le pagó la cuenta.

— ¿Ya se irán? - Preguntó la chica.

Era bonita, observó Xany. Era alta, de tez blanca y curvas apropiadas para llamar la atención de cuando macho descerebrado se le cruzase. Xany no pudo evitar notar que Kai la estaba viendo a los ojos en lugar de a los pechos u otra parte "más sugerente" de su cuerpo.

— Iré al baño un momento - Le dijo Kai a Xany - Vuelvo en un momento.

Kai le pagó a Khanna con un billete y se levantó hacia el baño.

Khanna se sentó frente a Xany por un momento.

— ¿Hace cuánto se conocieron? - Preguntó Khanna.

— Desde hoy - Contestó Xany, un poco más dispuesta a sincerarse con aquella preciosa chica (que, siendo sincera, le bajaba un poco el autoestima a Xany) - ¿Por qué? ¿Le sabes algo?

Khanna esbozó una dulce sonrisa.

— Nada malo. Es un buen chico en realidad. Esta semana me ayudó con una tarea que el profesor Davriel me marcó como copia. No mucha gente se la juega por ti hoy en día.

— Ya - Contestó Xany - Pero de seguro es porque quiere algo contigo, ¿a que no?

Khanna negó nuevamente.

— Es más cercano a sus otras amigas que a mí. Nunca lo he visto coquetear; a veces pienso que es gay o algo así, sinceramente.

Xany se quedó callada un breve momento. Escuchó la puerta del baño de caballeros abrirse, señal inequívoca de que Kai ya estaba de vuelta.

— Gracias de todos modos - Dijo Xany, sin pensar exactamente por qué estaba agradecida.

— No es nada. Gracias a ti...

— Xanara.

— Bonito nombre, Xanara. Espero verte seguido por aquí, ya sabes - Khanna hizo una pausa antes de traer el cambio de Kai - Y no solo porque trabaje aquí.

Kai llegó justo cuando Khanna se marchaba.

— Ya es un poco más tarde. ¿Prefieres irte sola o que llame un taxi?

Xany se la pensó un poco; no sonaba bien irse en plena noche sola o con un desconocido sonaba fatal, pero irse sola en taxi tampoco le parecía tan prudente.

— No vivo precisamente cerca de aquí - Se excusó Xany.

— Es noche de viernes. Creo que no pasa nada si me tardo en llegar a mi departamento.

Xany sonrió.

— Además, nos puede servir para conocer algunas calles, ¿no crees?

— Eres raro, Kai.

— Nadie me había dicho eso antes.

Por algún motivo, Xany sintió que esa era la primera mentira que le había dicho Kai a ella desde que se conocieron. No le dio importancia.

Kai dejó la propina sobre la mesa y esperó a que Xany saliese al pasillo primero.

Quizás ella había encontrado por fin a un amigo.