Interludio: El Cazador
El objetivo estaba a más de doscientos metros de ellos.
El jefe los observaba también con sus binoculares, pero él era quien tenía el francotirador.
— ¿Lo asesino de una vez? - Preguntó el cazador - Hay otras tres personas en el lago, todas ellas mujeres.
— No, déjalo. No quisiera arruinarle sus últimos meses de paz de esta manera.
— Como quiera, jefe.
El cazador había estado siguiendo a Kai Rivera durante algún tiempo desde que llegó a Xalapa; por órdenes del jefe, rastreó a Kai desde La Ciudad hasta aquél sitio. Esperaba encontrar a un guerrero, al estratega más hábil de Alba Dorada.
Se encontró a un estudiante imbécil que quería hacer las paces con una insufrible niñita.
— Quiero ver qué tan lejos llega fingiendo ser alguien que no es - Añadió el jefe - Yo lo vi durante el asedio a La Ciudad; pude haberme largado tan pronto como pude, pero me lo topé entrando al ayuntamiento de Alto Gobierno y a Zeta tras de él - Explicó el jefe - Zeta, mi mentor... fue a pelear ese día, pero no apoyó al Triunvirato ni a los que quedaban del Quincunce. Lo apoyó a él, a Kai.
El cazador no le estaba prestando mucha atención al jefe; su trabajo era ser un sicario, no un confidente.
— Rivera ya se va. Una chica lo acompaña.
— Ah sí, Toph, de La Ciudad. Las otras dos son locales, no creo que tengan importancia, pero sigue vigilando a Kai y a Toph. Ambos son Albas Doradas. En cuanto se revelen como lo que son, quiero que les hagas saber que vas tras ellos. Entonces los matas. De preferencia a ella primero, para que sepa que lo encontraron.
— Sí señor - Contestó el cazador, empezando a guardar su rifle de francotirador en el maletín.
El equipo era nuevo, un pequeño (y costoso) regalo del jefe. Un logo resaltaba en la parte superior del maletín; una bola de fuego estilizada y con un degradado brillante que pasaba de amarillo en la base a rojo oscuro y azul en las puntas de las llamas. El hombro derecho de su chaqueta negra tenía aquél mismo logo.
— Te veo luego - Le dijo el jefe - Estaré ocupado estos meses, así que no me vuelvas a llamar hasta que hayas cumplido con tu parte. Gracias por avisarme que los encontraste. Mañana en la mañana tendrás la mitad del pago.
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