Me quedo dormida ensimismada en mis pensamientos.

Al día siguiente me despierto muy temprano, da igual el veredicto, el daño esta hecho, mi amiga está muerta y no regresará. Y aunque yo no la maté, aun así siento una opresión en el pecho, ¿Culpa?, ¿tristeza?, ¿nostalgia?

Indirectamente es mi culpa, claro, pero no lo sé, no logro identificar que lo que siento, aunque me alegra volver a sentir como antes.

Tal vez no tener libertad no sea tan malo, después de todo, nunca he tenido mucha; al ser hija única, mis papás me sobreprotegían mucho y aunque algunas veces era reconfortante...Otras...Era asfixiante. Además pasé de tenerlo todo a no tener nada. Aun saliendo, no sé si me familia me recibiría con los brazos abiertos.

"Claro que lo harían" —intento convencerme a mí misma. Aunque yo no sería capaz de pedírselo.

Me encuentro mirando la hora en el reloj de pared unas cuantas veces e intento no emocionarme tontamente, de no pensar lo mejor, aunque tampoco lo peor.

Lo que pase lo aceptaré.