Se me pasa por la cabeza declararme culpable de una vez, si eso hiciera que todos dejaran de mirarme lo haría con gusto, pero, ni siquiera puedo hablar sin que me den permiso.

Cuando llego a mi lugar clavo la vista en el piso bajo el peso de todas las miradas de los presentes, nada amistosas por cierto. Ignoro los murmullos lo mejor que puedo pero a la parte que aún siente de mí le duelen los comentarios, a la demás le dan igual.

Me siento un poco extraña al lado de un abogado y sin mis padres, sé que no debería de sorprenderme que no estén pero aún así algo en mí se siente decepcionado.

El juez golpea la mesa y todos se callan

—"el juicio por el homicidio de Erin Núñez Reyes da comienzo"

Comienzan con el relato de los hechos.

—" la noche del día 14 de septiembre del presente año fue hallado su cuerpo en las instalaciones de la estación de policía y la causa de muerte fue trauma craneal por la caída desde 12 metros de altura..."

Logran revolverme el estómago y de nuevo siento algo muy parecido a la culpa.

—"la acusada —continua —estaba justo detrás de la fallecida, lo cual es suficiente motivo para creer que la empujó"

Mi tranquilidad me sorprende mientras miro al hombre que está convenciendo a todos de que soy un criminal.

—Alto —dice el juez. De verdad me sorprende el caso que le hacen, todos se callan al mismo tiempo como si fuera un dios del silencio —está haciendo especulaciones, no al caso.

—Señoría —intenta seguir hablando pero el juez lo calla con una sola mirada que, sin exagerar, es prácticamente igual que si le hubiera dado un golpe.

—Sedo la palabra al ministerio público.

Un hombre bajo y delgado se para.

—Como ya habéis escuchado, la evidencia está en su contra, estaba justo detrás de la fallecida en cuestión y tuvo el tiempo suficiente para volver a entrar por la ventana.

—De nuevo supone señoría —dice un hombre sentado al otro lado de la sala.

—Silencio defensa.

¿De verdad tengo defensa?

—Continúe —dice señalando al que acaba de decir su punto.

—Tenemos una representación de lo sucedido —dice mientras voltea a ver al público —y ella pudo perfectamente matarla.

El juez no dice nada y todos guardan silencio por instinto.

—Defensa, tiene la palabra.

El hombre que hace un rato ha hablado se pone de pie y camina al frente.

—Con su permiso señor juez, la acusada es menor de edad y no debería de estar en un juicio sin un tutor presente... — ¿de verdad esa es su mejor defensa? No sé si reír o llorar.

—Su tutoría se ha cedido temporalmente a servicios sociales, continúe.

—Bien —el hombre se ve más seguro de lo que yo estaría en su lugar —Berenice —hacia muchos días que nadie me llamaba por mi nombre y creo que durante el tiempo que llevo encerrada es lo más cerca que he estado de ser como era antes: Berenice —es todavía una niña, una chica a la que le ha tocado vivir en el lugar y momento equivocados, rodeada de muerte, miedo y desesperación —el juez lo fulmina con la mirada —y aunque eso no podría ser excusa para matar a alguien, aun así digo que las circunstancias no son para menos, pero, aun así no hay ninguna prueba sólida que pruebe que ella la mató , solo especulaciones ...

— ¿Qué más prueba quiere aparte de que ella estuvo allí en el momento y lugar justos?, estuvo con Erin — ¿podría no decir su nombre? —fuera de su casa, en plena noche, aun cuando a Erin no le permitían salir, precisamente para que no muriera, ¡¿qué más necesita?! —el abogado que me acusa habla como si la hubiera conocido...

Pero lo logra, todo el mundo comienza a hablar.

A murmurar.

A gritar

Y yo solo quiero que la tierra me trague.