Capítulo 35
Han pasado varios días, durante los cuales me han hecho varios interrogatorios dentro de una habitación con un gran espejo a un lado, me han hecho tantas preguntas diferentes y exhaustivas que cada vez después de un rato, me hicieron dudar incluso de mi nombre. Cuando Anna y Erin me interrogaron hace meses, fue incluso una charla de amigas, un juego de niños, casi como si hubiésemos estado tomando el té plácidamente. Si no hubiera sido porque estoy como adormecida y extrañamente no siento la intensidad de lo que pasa, posiblemente aquí me hubiese puesto a llorar la primera vez y habría suplicado que me sacarán de ahí, aunque me han dicho que incluso me estaban tratando bien y siempre estuvo una persona de servicios sociales conmigo, aunque eso no me ayudó mucho.
También me hicieron una evaluación psicológica, la cual no me he esforzado por aprobar. Aunque prefiero la cárcel que un hospital, creo que me merezco estar con pastillas y calmantes durante lo que me queda de vida. Porque en estos últimos días, hasta yo tengo miedo de mí misma.
Hacía demasiado que no tenía tanto tiempo para dedicarlo a mis pensamientos. Desde hacía más de un año, cuando entré a la preparatoria... Siempre estaba ocupada con una u otra materia; exposiciones, trabajos, cuestionarios, e incluso con bailes para estética. En ese entonces lo odiaba y habría hecho cualquier cosa para tener unos días para sentarme y leer un buen libro con alguna historia de amor que jamás me pasaría , una historia tal vez con príncipes y dragones, o tal vez simplemente con chicas normales con una vida normal , pero aun así más interesante que la mía. Cuando ocurrió el primer asesinato (porque aun algo en mi cabeza me dice que lo fue) todo eso se vino abajo, se tambaleo y se fue deshaciendo poco a poco como una torre hecha de fichas de dominó. Y ahora desearía tener que estar estudiando para un examen y no tener tiempo para pensar porque justo ahora me he dado cuenta de que mis pensamientos son tan letales como un cuchillo.
—Vamos —me dicen de nuevo en el tiempo que llevo aquí.
Me levanto con pereza y sigo al joven policía que me guía hacia un corredor, tarareo para mí una canción que mamá solía cantar cuando era pequeña, ahora solo es un triste recuerdo de que alguna vez fui una pequeña niña dulce e inocente.
Abre una puerta y entramos a una sala de juzgados, hay más gente de la que alguna vez me imaginé que podría saber que yo existía.
Ahora ya no es que sienta pena o miedo, sólo indiferencia, si he de morir, sería buen momento. Pero no, todas las chicas vamos a morir en algún momento pero como el destino me odia, cuando yo quiero morir, me ignora y pasa a la siguiente en la lista.
El silencio que se hace cuando se dan cuenta de que entramos logra ponerme la piel chinita, pero no es nada comparado a cuando veo al papá de Erin, siempre me dio miedo, pero la ira en sus ojos logra acercarme a la realidad y siento una sensación muy parecida al miedo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro