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Capítulo 31



—Así que si guardan esos archivos aquí.

Me acerco a la caja y saco otro folder.

"Mariana Salazar Alcántara. Fallecida el 19 de febrero del 2017.

Herida perimortem de objeto punzante en el vientre...

Plantel 149... "

Está mal que me emocione por encontrar los archivos de unas chicas muertas, pero lo hago. Es la primera vez en varios meses que me emociono con algo

Devuelvo los documentos y sigo buscando.

"Alison Soto Estrada. Muerte 19 de enero del 2017.

Se halló ahogada por la mañana, se calcula la hora de la muerte a las 22 horas. Sin heridas..."

Me siento mal porque no sé qué puedo hacer, tener el expediente de una de mis amigas que murió es muy extraño y me recuerda aquel día hace casi siete meses. Lo peor es que solo dice lo que ya se; día, fecha y hora de muerte, nada más, eso no nos dice nada nuevo. Trago saliva con fuerza.

—Erin, ¿ves algún patrón? —digo mientras ojeo los demás archivos —No lo sé, algo como alguna marca que todas tengan, yo lo único que encuentro es lo que ya sabíamos, chicas de entre 15 y 18 años siendo asesinadas... —espero a que me responda, pero no lo hace —¿Erin? —volteo a buscarla, pero no está —Erin, no es gracioso.

La habitación está vacía, pero no la he visto salir, alumbró con mi celular y solo veo enormes estanterías llenas de cajas a su vez cubiertas de polvo.

Erin me ha dejado sola.

Maldigo entre dientes e intento guardar lo más rápido que puedo todos los documentos en las cajas, luego me dirijo hacia la ventana cuando una sombra me llama la atención.

Un gato salta y cae al piso con un ágil movimiento haciéndome brincar.

Quiero irme lo más rápido posible, vuelvo a la ventana por la que entramos y me dispongo a salir cuando veo a alguien sentado en el barandal.

— ¿Erin? —No contesta pero es obvio que es ella —vámonos, no quiero seguir aquí —empujo un poco más la ventana hacia arriba pero es imposible abrirla —Erin ayúdame... —Ella ni siquiera voltea —te estás pasando, ven acá y ayúdame, ya me quiero ir.

Cuando le veo intensiones de pararse suspiro de alivio, mientras la ventana rechina cuando se desliza hacia arriba por fin.

Pero cuando brincadel barandal hacia el vacío me quedo paralizada.

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