Capítulo 26
Anna y yo nos despedimos de nuevo junto a la puerta, comienzo a caminar pero alguien me jala de la mano, entonces volteo.
¿Sergio?, pienso automáticamente, y me odio por hacerlo.
No, no es el.
—Berenice ¿podemos hablar?
—Yo... Me están esperando Ricardo —creo que se llama así.
—Solo un minuto.
Suspiro y miro hacia el carro, mi madre no me ha visto.
—Bien.
Volvemos a entrar a la escuela y nos sentamos en las bancas del pasillo.
—Yo... Sabes que soy amigo de Sergio, ¿no?
Si, lo sé...
—Sí, ¿y? —pregunto con frialdad.
—Yo, bueno, creo que te debo... te debemos, una disculpa por lo de hace seis meses.
Me drogaron, lo sé, una disculpa no cambiará nada...
—No digas nada —digo mientras me paro y me dirijo a la puerta de nuevo.
—Berenice, sé que lo que hicimos estuvo mal, y en serio lo siento, Sergio de verdad que está enojado con nosotros... —él también se levanta.
—Ya..., No digas nada, en serio, ya lo había olvidado.
Sí, claro, como si pudiera hacerlo algún día.
—Pero igual quiero disculparme porque solo era una broma...
—Vaya bromitas hacen ustedes, no quisiera ser su amiga. Con esos amigos, ¿para que querría enemigos?
—No quisimos que se viera mal...
—No se vio mal, se vio lo que le sigue.
—De verdad, perdón —dice las palabras como si le molestaran, posiblemente lo sienta pero dudo mucho que quiera disculparse de todo corazón.
—Vale, ya, entendido.
—Es que Sergio de verdad te quiere —dice como si se estuviera obligando a hablar, pero aun así lo hace.
— ¿Él te mandó a decir eso?
—No, no lo hizo, pero es mi mejor amigo y nunca antes se había enojado tanto conmigo.
—Piénsalo para la próxima vez que le quieras jugar una broma a alguien.
Me giro con la intensión de irme, pero lo que él dice me detiene.
—Al menos podrías tomártelo en serio.
— ¿Crees que no lo hago? — respondo sin voltear.
—No, no lo haces, estas tan molesta que no ves lo que pasa a tu alrededor.
Volteo de nuevo.
— ¿Y qué es lo que se supone que pasa y no veo?
— Por ahora solo que tú no eres el centro del universo y deberías dejar de comportarte como tal.
¿Yo me comporto como...?
— ¿Por qué dices eso?
—Sergio es un buen chico y tú lo haces sufrir.
¿Qué yo lo hago sufrir?, ¿no será al revés?, aunque me cuesta admitir que una parte de mí se siente mal por escuchar eso.
Me trago mis palabras, aun no estoy dispuesta a decirlas frente a nadie, y mucho menos frente al "mejor amigo" de Sergio.
—Estará bien —digo y me sorprendo de lo fría que suena mi voz.
Me dirijo hacia la puerta.
—Sabía que él no te interesaba —susurra, pero alcanzo a escucharlo.
Me freno en seco.
Pensaba que ya lo estaba olvidando, pero estoy enojada con Sergio en este preciso momento porque recuerdo que jugó conmigo, aunque con Ricardo... con él estoy furiosa.
Peor que jugar, ¡él y sus amigos me drogaron!
Este chico que tengo enfrente fue uno de los que se rieron de mí, e incluso de Sergio solo por molestar. Este chico de cabello café que alguna vez me pareció "interesante", ahora se atreve a juzgarme sin siquiera conocerme, a decidir por su propia cuenta que el chico que me gustó desde que entré a esta maldita escuela nunca me interesó.
Mis manos tiemblan y es gratificante que esta vez no sea de miedo, y entonces mi mano derecha se dispara y antes de darme cuenta se estrella en su mejilla.
Siento el ardor en la palma y por un momento me arrepiento de haberlo golpeado, pero solo un momento. Después me siento un poco mejor.
Él no dice nada, y tampoco me mira. Mi mano está impresa en su mejilla en un reconfortante color rojo.
— Solo te diré una cosa; —mi voz suena tranquila —si tu amigo no me interesara no tendría por qué importarme nada de lo que me acabas de decir.
Él no contesta y pienso que la conversación terminó, así que me doy la vuelta y camino para irme a mi casa de una vez por todas.
— En serio que son difíciles las mujeres —dice con amargura cuando ya he dado dos pasos.
—... —pienso en que decirle.
—... —él no añade nada.
—Tal vez por eso nos matan —remato y siento el peso de una posibilidad sobre los hombros.
¿De verdad podría ser por un motivo tan... estúpido e insignificante?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro