Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Momentos.

¡¡Hola!! ¿Me extrañaron? Yo sin duda extrañé a mis personajes, tanto que la mitad de este capítulo lo escribí en mi celular para tenerlo cuando volviera. Lamento actualizar hasta ahora, pero empecé la Uni de nuevo y bah! Ya saben... ok, no les doy largas, espero les guste el cap. Gracias por pasar, son el mejor el grupo de lectores que pudiera pedir ^_^

Capítulo XV: Momentos.

Guardé el número de Neil en mi bolso no porque pensara llamarlo, sino que mi ecologista interna se negaba a dejarme ignorar aquel trozo de posible contaminador de la tierra. Lo sé, lo sé, yo contaminaba mucho más con el cigarrillo y todo eso, pero me contentaba sabiendo que hacía algo para contrarrestar el daño.  

Y apropósito, ¡¿qué demonios había sido eso?! ¿Qué fue lo que ocurrió durante nuestro supuesto baile? Aún no podía comprenderlo, definitivamente algo de la información se me estaba escapando porque nada de esto tenía sentido para mí. ¿Acaso él…? No, eso era imposible. «Ni siquiera vayas allí, Kei» Por el bien de ambos, no iba a intentar explicarme lo ocurrido y sólo le seguiría la corriente. ¿Qué mal podría hacerme fingir por un día más? No es como si en verdad quisiera saber por qué se había puesto así, o por qué me había arrojado el número de Neil casi y como si estuviese celo… «¡Basta!» Debía de haber muchas otras cosas implicadas para que un sentimiento como tal surgiera, debería importarle algo al menos. Y hasta donde tenía entendido, yo bien podría ser como una roca en su zapato, una roca puntiaguda y particularmente molesta.

Cerré la puerta de la habitación detrás de mí, mientras me sacaba lentamente la chaqueta y preparaba mi mente para el siguiente asalto. Tal vez llegaría para pedirme disculpas por su actitud y luego darme un revés diciendo alguna burrada que me dejara una vez más fuera de juego. ¿Por qué no podía ser constante? ¿Era mucho pedir que fuera grosero todo el tiempo o amable dentro de sus posibilidades? Es que… ¡Jesús! Él casi se había portado como un novio ofendido tras descubrirse engañado. Y vamos a ser honestos, Neil y yo no habíamos llegado tan lejos. ¡Qué va! Necesitaría al menos cinco pisos más para llegar a ese punto… incluso con dos podría…

—¿Qué quieres para cenar?

«¡Demonios!» Brinqué en mi lugar, volviéndome automáticamente hacia la derecha. Lucas estaba de pie junto a la puerta de la habitación, sosteniendo el menú con su expresión inescrutable digna de un buen jugador de póker. 

—¿En serio?—La ironía saltó de mis labios al igual que el veneno de una constrictora—esas son venenosas, ¿verdad?[1]—, logrando que centrara su atención en mí. 

—Sí. 

Me crucé de brazos, molesta, pues él no estaba esperando que todo el asunto de tratarme como una cosa de su posesión se esfumara así como así, ¿cierto? Dios lo salvara si realmente pensaba dejarme con la replica en la garganta. Antes me había tomado por sorpresa, pero dejaría de llamarme Keila si sólo optaba por quedarme callada. 

—Voy a preguntar una vez más—dije con mi mejor imitación de tranquilidad, acercándome sutilmente hacia la puerta del dormitorio—. Porque creo que no nos estamos entendiendo. En serio piensas que vas a decirme lo que me dijiste, a tratarme como me trataste y simplemente...

—Simplemente, ¿que?—Me cortó enderezándose de su lánguida postura, casi como si intentara intimidarme.

—¿Simplemente pensar que te lo permitiré?—continué, haciendo caso omiso de su advertencia muda.

—Y tú crees que yo te permitiré ponerme en ridículo...

—¡Yo no hice nada de eso!—lo interrumpí abruptamente—. ¡Desde que lo acordamos no hice otra cosa que acatar tus estúpidas reglas! Estoy usando un maldito vestido, ¡por Dios! 

—¡Y fumando a escondidas, y lanzándote sobre el padrino! 

Cogí aire con brusquedad no estando segura qué me había sorprendido más, si eso de lo que me estaba acusando o el haberlo oído levantar la voz. 

—¡Oh, venga ya!—exclamé consternada—. Neil me estaba limpiando el rostro y... ¡ni siquiera debo justificarme contigo! Tú y yo no somos nada, y dado que no hice nada malo tu actitud de mierda tiene que parar. 

—Claro que no somos nada—acordó negando suavemente con la cabeza, para luego darse la vuelta y perderse por completo en el cuarto. 

—Lucas, no me dejes hablando sola—Le espeté con mis pasos casi pegados a los suyos, él se detuvo a medio camino de la cómoda soltando un breve suspiro entre dientes.

—No voy a discutir contigo, ya sabes lo que quiero de ti. Cúmplelo y estaremos en paz. —En ningún momento se volvió para mirarme, lo cual sólo avivó la chispa de mi genio ya demasiado avivado desde las últimas horas. Lucas realmente estaba empujando mis límites y yo nunca dije que tuviera límites demasiado resistentes.

—No, no tengo idea de lo que quieres...—Lo jalé del brazo obligándolo a enfrentarme—. ¿Por qué no me lo dices? 

Pero él no dijo nada, se limitó a mirarme con su típico rostro carente de todo. ¡Dios, qué exasperante podía ser! 

—Dímelo, Lucas, dime porque estoy dispuesta a arrojar teorías. No recuerdo haber acordado que llevaríamos la farsa del noviazgo a este punto. Pero si lo que querías era el drama incluido, tendrías que haberme avisado. 

—¿Drama?—inquirió en voz apenas audible.

—Sí, estás actuando como...

—¿Como qué?—Pero preferí no meterme en esa trampa lista para ser cerrada sobre mi cabeza. Él dio un paso hacia mí, mirándome fijamente con esos ojos ahora demasiado verdes—. ¿Como qué?

—Eso no importa, sólo quiero...

—Importa—espetó comiéndose mi replica—. Porque si estás pensando que hay una intención oculta para mi reclamo, déjame ahora mismo aclarar eso.

—Lucas...—Lo acallé esperando que comprendiera la indirecta, algo que obviamente él no captó o le importó un bledo como de costumbre.

—No me importa lo que hagas o dejes de hacer. —Retrocedí un paso no estando de humor para oír más de su mierda—. Ni a quien te quieras tirar, es tan simple como eso. 

—¡Eres un idiota!

—¿Por qué, Keila?—Sacudí la cabeza riendo sin ánimos de hacerlo, Lucas me tomó por la barbilla forzando mi mirada hacia la suya—. ¿Por qué soy un idiota? ¿Porque no me interesas?

—No me importas tampoco, imbécil. Sólo intento hacer esto fácil para ambos, pero si te vas a poner en el plan de atacar...—Me aparté de su amarre con un manotazo—. No voy a ser parte de eso, no sé quién te dejo caer de cabeza cuando eras niño. Pero déjame decirte que no hay necesidad de esto...—Alcé ambas manos en gesto de rendición—. Me aparto. 

—¿Te apartas?—inquirió viéndome escurrirme fuera de la habitación, directo a la puerta de salida. 

Junté mi chaqueta antes de volverme lo suficiente para responderle.

—Haré mi parte en la boda, pero mientras no haya público no tendremos que fingir tolerarnos. 

—Yo no estoy fingiendo.

Me detuve a medio camino de meter mi brazo izquierdo, para devolverle la más desconcertada mirada que podía lograr.

—¿Qué significa eso?—pregunté, intentando en vano comprender su maldita costumbre de expresar todo a medias.

—Me agradas—murmuró dando por sentado que esa información debería ser obvia para mí. Abrí la boca aún cuando las palabras correctas decidieron no acudir, sólo eso pude hacer—. Pero... no sé cómo hacer para agradarte. Sólo sigo haciéndolo mal... 

—¿Tú quieres agradarme?—¿En qué momento nuestra discusión había discurrido hacia estos rumbos? ¿Cómo era posible que estuviéramos discutiendo sobre sus sentimientos?—. Pero... dijiste que no te importaba. —Él encogió aquel hombro predilecto, eligiendo evadir ese punto de la cuestión—. ¡Jesús, Lucas! Eres la persona más extraña que haya conocido en mi vida.

—Eso debe de contar de algo...

Sentí su mano rozando tentativamente la mía, sus dedos fríos buscando abrir los míos. Y en ese momento me encontraba demasiado turbada por sus anteriores palabras, como para apartarlo o quejarme. Él pasó su pulgar por mis nudillos, en pausados y rítmicos círculos.

—Lo peor de todo—susurré llamando su atención—. Es que creo que sí me agradas, al menos en ocasiones. 

Una trémula sonrisita tiró de la comisura de sus labios. Y su vista volvió a mi mano, a mis nudillos y a su pulgar.

—En verdad eso es lo peor de todo—acordó más para sí mismo que para mí—. Lamento lo que hice en el ascensor…

Negué tirando de mi mano y él me liberó sin protestas.

—¿Dices eso de tratarme como un objeto del cual prescindirás cuando la boda termine?

Lucas chasqueó la lengua, dejando claro que había dado en el clavo con mi análisis de la situación.

—Sí, eso…—Me miró—. No estuvo bien, no estaba intentando ofenderte entonces ni ahora… realmente Neil me parece una buena persona. Y si se acerca a ti es porque debe notar que no hay nada real entre nosotros… o al menos lo debe suponer.

—Eso no es mi culpa.

—Lo sé, no es tu culpa tampoco llamar su atención. Eres linda. —Aguarden, ¿qué? ¿cómo?—. Tendría que ser un idiota para no verlo…

—Los idiotas abundan.

—Completamente.

—Más por estos lados.

—Estoy de acuerdo—sonrió acercándose lo suficiente para depositar un tibio y espontaneo beso en mi frente, yo lo observé incrédula—. Te desharás de este idiota el lunes, te lo juro.

Con una última sonrisa se dirigió al cuarto de baño, dejándome acertadamente un segundo para recuperar el hilo de mis pensamientos. Dos cosas podría sacar de este intercambio: 1) Lucas pensaba que era linda, 2) él en verdad sabía como contrarrestar el frío de sus manos.

Entonces sin quererlo me encontré pensando una única cosa, aún sabiendo que ni tendría que estar preguntándomelo en lo absoluto. Pero, ¿acaso quería yo deshacerme de este idiota tan pronto?

                                                            ***

Quería que fuéramos amigos, yo lo tenía claro desde el mismo momento en que me dijo que no tenía uno. Quería que hubiera algo de confianza, al menos lo suficiente como para que podamos encontrarnos los domingos en el restaurante y saludarnos amablemente. Quería poder mirarlo más adelante y saber que había hecho algo bueno por él, porque a pesar de que era detestable casi todo el tiempo… también tenía sus momentos, ¿no? Podía decir que no era un mal hombre, sólo uno con algunos problemas de actitud y distintos traumas de la infancia no tratados. Aun así bueno.

No podía dejar de pensar en él con su hermana y con sus sobrinos, o en sus cortos lapsos de honesta humildad. En esos momentos en que casi podría apostar, dejaba que observara un destello de su verdadera personalidad. Alguna que por mucho que quisiera ignorar, aparecía cuando menos lo esperábamos ambos. ¡Dios! Como me gustaría poder decir que no me importaba, porque el simple hecho de estar pensando en él durante mi ducha desmentía cualquier intento de negarlo. Me importaba, pero no a un nivel romántico… sino de un modo humano. Era imposible, pero empezaba a pensar que me daba pena. Algo que nunca nadie había despertado en mí, ni siquiera los niños pidiendo en las calles o los cachorros abandonados en las plazas. Ok, de acuerdo… quizá los cachorros sí, tengo una debilidad por los animalitos peludos.

Pero regresando al tema, ¿sería eso? ¿Estaba sintiendo pena por el maldito infeliz? De ser el caso, no podría asegurar quién estaba más necesitado de ayuda profesional. Sentir pena por Lucas, era igual que golpearme a mí misma por diversión.

Me coloqué la ropa interior aún ensimismada en pensamientos que no me llevarían a ninguna parte. Honestamente no comprendo la manía de las personas de analizar todo buscando un sentido, pero yo no era inmune a esas cosas aparentemente. Tras envolverme en una toalla, decidí salir del cuarto de baño en busca de algún atuendo adecuado para una noche con mis “parientes” políticos. Ellos no eran convencionales, así que si me aparecía en toalla tal vez terminaban por aplaudir mi audacia.

A medio camino de la puerta me detuve, quizá no era muy inteligente pasearme en paños menores con Lucas en algún lugar de la habitación. Aun así, no es como si yo tuviera ningún efecto en su persona. Y Lucas no tenía reparos en andar sin camisa frente a mí.

—A la mierda. —Ajusté el nudo de mi toalla y abriendo la puerta lentamente, hice un estudio rápido de la situación. No había nadie. Y no estaba para nada decepcionada con esto, créanme.

Me acerqué a la cama donde había colocado algo de ropa. Las opciones eran; vestido negro entallado donde difícilmente podría dar una profunda respiración o una blusa azul abierta en la espalda con pantalones blancos que nada harían por disimular mis bragas rojas. Uf, estaba difícil.

Solté la toalla y alcé el vestido para medirlo en mi cuerpo, estaría incómoda toda la noche pero me vería como una bomba sexual. Y si bien el pantalón blanco era atrevido, mostrar las bragas le sacaba todo el encanto a la cuestión. Había una fina línea entre lucir sexy y verse genuinamente desesperada.

—Ha…

Me di la vuelta de un brinco, encontrándome cara a cara con una versión bastante diferente y conmocionada de Lucas. ¿Acaso él había jadeado? ¡Diablos! Quizá no era tan indiferente como parecía.

Bueno, esto sería divertido.

—Oh, justo estaba pensando qué ponerme. —Solté el vestido sobre la cama, quedándome sólo con mis bragas y el sostén, un segundo después lo escuché arrastrando aire bruscamente. Tuve que hacer un esfuerzo extra para no reír—. ¿Qué te gusta más? ¿El vestido negro o el pantalón blanco con la blusa?

—¿Mm?—Oh él realmente era heterosexual y esta era una de las primeras veces que lo mostraba sin reparos.

—¿El vestido o el pantalón?—repetí viéndolo allí de pie sin mover un musculo. Sus ojos parpadearon en dirección sur de una forma para nada discreta, registrando y detallando cada parte de mi piel expuesta. Y quizá deteniéndose un segundo de más en mis senos.

Así que Lucas era un chico de senos.  

—Vestido—musitó tras aclararse la garganta—. El vestido…—Nueva mirada a mis gemelas—. Es lindo.

Y entonces se pegó la vuelta, sacudiéndose el cabello como si de algún modo intentara ponerse la cabeza en su lugar. ¿Apoco no era dulce? Lo ven, él tiene sus momentos. En ocasiones como esta realmente me agradaba. Callado, confundido y con sus ojos verdes destellando con pensamientos oscuros, ese era el Lucas que me gustaba.

Ya con el vestido pecaminosamente recatado puesto, salí a la sala de estar para encontrarme con mi compañero. Él estaba mirando por las ventanas hacia la oscura noche, las manos en los bolsillos de sus pantalones de jean y los hombros relajados debajo de la camisa negra. Lucía formalmente informal, era la primera vez que no llevaba ropa de vestir y tenía esa clase de cuerpo que encajaba perfectamente con ambos atuendos. Se volvió incluso antes de que pudiera llamarlo, pasando rápidamente una inspección sobre mi cuerpo. En esa ocasión había sido sutil, casi igual que las miradas comunes que recibía usualmente de él.

—Estoy lista—dije levantando mi abrigo para cubrir algo de mi indecencia. Afortunadamente hacía frío, porque ir paseándome vestida así por el hotel no me cuadraba del todo. Tal vez y hasta recibía alguna oferta escandalosa por parte de los caballeros.

Dios, eso sonó tan Elizabeth Bennet.

—Déjame ayudarte. —Sus manos estuvieron en mis hombros incluso antes de que pudiera procesar su pedido.

Ok, él estaba inusualmente solícito. Me gustaba este cambio, ¿cuánto tiempo le duraría? ¿Apuestas?

—Hace un frío de muerte. —Entre los muchos temas tabú existentes, yo tocaba el del clima. Íbamos tan bien.

—Sé que pidieron unas camionetas para llevarnos.

—¿Camionetas del hotel?—pregunté en tanto Lucas me volteaba para cerrar los botones de mi abrigo.

—Sí—murmuró escuetamente, metiendo su dedo índice alrededor de mi cuello para enderezarlo. En serio, ¿por qué no podía ser así siempre?

—Gracias. —De acuerdo hora de hacer un paso hacia atrás. Esperé, pero Lucas no se movió y por supuesto que yo no iba a hacerlo primero.

—Kei…—¿Kei? ¡Joder! ¿De repente habíamos cogido esas confianzas y yo acababa de enterarme?—. ¿Ya te he dado las gracias por lo que estás haciendo por mí?

Abrí la boca dispuesta a admitir que no había oído ni media palabra de agradecimiento por su parte, pero temía que echara a perder ese instante de Lucas–intentando–emular–a–un–ser–humano–normal. Como dije antes, él sí podía hacerlo… y por alguna razón esto pintaba prometedor. Así que inteligentemente le robé una de sus respuestas más comunes, me encogí de un hombro.  

—Supongo que eso significa no. —Rozó mi brazo con su palma en una ascendente caricia, como si estuviera dudando entre prologar el contacto o terminarlo del todo—. Pero tienes que saber que agradezco el favor que me haces.

—No tienes que agradecerlo, deja de ser favor cuando hay dinero de por medio. —Me sentía con el deber moral de recordarle ese detalle, teníamos que ser honestos. Yo no le hacía un favor, yo estaba ganando algo y era una perra desabrida por ello. Pero no se fijen.

—Aun así… pudiste decir que no, sabes que no te reclamaría nada. Ese dinero no significa nada para mí…

—Serás la primera persona que dice que el dinero no significa nada. —Sonreí muy a mi pesar—. Pero eso no quita que te lo devolveré, ¿de acuerdo?

Hizo una pequeña mueca al mirarme.

—No lo quiero…—Su mano continuó su viaje por mi hombro hasta la base de mi cuello, en donde la cerró suavemente en una símil compresa—. Y no quiero que vuelvas a mencionar eso, sólo olvídalo ¿bien?    

—Pero…

—Sólo olvídalo, Keila. —Sentí la presión de sus dedos fríos en mi nuca y le permití que me arrastrara un centímetro contra su cuerpo, lo suficiente como para sentir su respiración golpeando mi mejilla. No era gran cosa, ¿verdad?

—Bien, lo olvido por ahora.

Lucas sonrió girando el rostro hasta que sus labios tocaron la comisura de los míos, y yo pasé saliva con fuerza intentando y fallando en mantener la compostura.

—Gracias…—musitó un segundo antes de arrastrar su boca lenta… demasiado lentamente, hacia la mía.

La presión que ejerció fue sutil, un beso que parecía rondar superficialmente casi como si estuviera tanteando el terreno. Me empujé en las puntas de mis pies capturando una mayor proporción de sus labios y él murmuró algo que no supe comprender, justo cuando una de sus manos se apoderaba de mi cintura tirándome más cerca. No supe cómo o cuándo mis brazos se cerraron entorno a su cuello pero la iniciativa fue tomada con un gruñido de aprobación. Él me alzó ligeramente acoplándome a su altura, en tanto que su lengua rompía la barrera invisible que nos separaba de un deguste completo. Y… ¡oh mi dios! me sentí perder en su boca, en su tacto, en su respiración acelerada y los leves envites de su lengua investigando y reclamando.Lo tenía y me tenía justo donde ambos queríamos, hundió su mano en mi cabello echándome la cabeza hacia atrás para conseguir un mayor alcance. Y se lo permití, mientras su cuerpo se amoldaba al mío y su rodilla empujaba entre mis piernas de una forma por demás obvia. Gemí sin poder evitarlo.

Entonces repentinamente todo terminó, supe que mis labios volvían a pertenecerme cuando una fría brisa húmeda sopló sobre ellos. Supe que Lucas ya no me estaba sosteniendo y no supe del todo por qué había parado, más cuando comenzábamos a tomar carrera. Abrí los ojos, los cuales ni recordaba haberlos cerrado. Lentamente él descruzó mis brazos de su cuello y me observó con un gesto ilegible, era por así decirlo el Lucas de siempre.

—Bueno, eso no salió tan mal. —Enarqué ambas cejas sin comprenderlo, en tanto él retrocedía ganando espacio entre nuestros cuerpos.

—¿Qué?—musité cuando mi cerebro dio la señal a mi fonética.

—Podremos engañar a cualquiera ahora…

Me quedé estupefacta viéndolo abrirme la puerta para que salgamos. Y en dos segundos de estudió lo comprendí, habíamos estado practicando.

¡Oh ese hijo de mil puta! Ya le enseñaría yo actuar un beso.

Me retracto de todo pensamiento previo, él no podía tener un momento, él era un desgraciado que se acoplaba a la situación y… oh señor, si yo no podía jugar ese juego.

[1] En verdad como el mismo nombre lo dice, son constrictoras. Lo que significa que matan a través de la constricción, es una especie de víboras no venenosa. 

________________________________________

Ok, podría intentar justificar a Lucas pero... creo que necesitan ir compréndiedolo con el tiempo. Al costado les dejo una foto de como va vestido, me gustaría no adelantar escenas... pero es que no tengo otra foto en la que se lo vea con esa ropa. Y me gusta xDDD Espero les haya gustado el cap ^_^

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro

Tags: